23 febrero 2009

ENGANCHADO AL SUFRIMIENTO



Justo en la entrada al Estadio Olímpico.A falta de 300 metros.
(Foto de Mati, mi mujer).


La segunda. Eso es lo importante.




Es ostensible que el trabajo ya está hecho y hay que mostrarlo. (Foto de Mati)

No sabría decir con exactitud c
uando tomé la decisión de correr la segunda maratón de mi vida. ¿ Fue en diciembre ? ¿ En enero ? No sé, no podría confirmarlo con exactitud. Pero sé que hubo un momento en el comencé a medir rutas de no menos de 31 kilómetros, busqué la ropa técnica de más abrigo y me lancé bajo la lluvia, bajo el frío, bajo la nieve a devorar kilómetros. Seguramente la decisión de correr la maratón de Sevilla había sido tomada cuando fenecía 2008 y la suerte ya estaba echada.

Un día después de correr la maratón de Sevilla estoy escribiendo en frío. No lo hice en caliente como hizo mi Alter ego, Jesús Lens, porque probablemente en ese momento, como en el poema de Neruda: podría escribir los versos (más
tristes) esta noche. Tan sólo que el sentimiento de tristeza se tornaría en sufrimiento. Mucho sufrimiento.
¿Innecesario? ¿B
uscado? Sí, ambas cosas: innecesario y buscado. Pero me pregunto y dejo la pregunta abierta: ¿cuántas cosas en la vida se hacen sin necesidad y buscando hacerlas? Y podríamos contestar con otra pregunta: ¿No está en esa búsqueda innecesaria la verdadera esencia de la vida? ¿No es esa búsqueda innecesaria la verdadera definición de la libertad?
Muchos interrogantes que derivan probablemente del sufrimiento al que nos sometemos los maratonianos.
Cuando mis amigos Paco y Emilio me llamaban para ver cómo había ido la prueba
sevillana, les aconsejaba que jamás hicieran una maratón, por lo que ellos podrían encontrar en mis palabras grandes contradicciones ya que han sido muchas las charlas con ellos en las que les he cansado hablando de mi próxima maratón y de mis intensos entrenamientos, luego: ¿dónde está el término medio en estas trascendentales decisiones?



De izquierda a derecha: José Antonio, Jesús, Javi, Antonio, un amigo corredor de Granada y Javi Ruíz. (Foto de Mati)


Porque es una enorme decisión la que hay que tomar cuando decidimos correr una prueba de 42 kilómet
ros y sus 195 metros.
A lo largo de nuestras vidas, llevaremos a cabo acciones que jamás pensaríamos llevarlas, pero tomar la decisión de correr durante tres o cuatro horas no se puede tomar todos los días, ni tampoco a la ligera...

...Pero volvimos a tomar la decisión, tras la maratón de Madrid de 2007, y allí es
tábamos con un nutrido grupo de Las Verdes, dispuestos a reinar por las calles de Sevilla.

LA PRUEBA

Paso por el kilómetro 10, saliendo de la Isla de la
Cartuja (Foto de Mati)

Decir que no estoy satisfecho en lo personal sería mentir. Lo estoy. No sólo porque haya bajado en 8 minutos mi marca personal -si bien el circuito era más benigno que el de la
capital de España- sino porque supe sufrir. Y mucho más que en Madrid. Considerando, además, que el sufrimiento en mi segunda gran prueba comenzó mucho antes que en Madrid y que debí arrastrar durante más kilómetros esas malas sensaciones.
En mi caso, hubo dos partes muy diferenciadas: los primeros 28 kilómetros y los 14 últimos.
En los primeros no sufrí más de l
o necesario y el ritmo era hasta ese momento sensiblemente por debajo de los 5 minutos el mil. Pero esas buenas sensaciones - y es algo que sabemos quienes hemos corrido algún maratón- se han de tornar en algún momento.
En Madrid tuve la suerte de no entrar en el estado más agónico hasta el kilómetro 34, pero llegó como un hachazo. Sin embargo, en Sevilla, ese estado llegó seis kilómetros antes, y
lo hizo de manera más ramplona y traicionera, hasta el punto que llegaron a aliarse varios elementos: la fatiga generada por el lactato acumulado y los problemas estomacales. Y os puedo asegurar que uno de los grandes jinetes del apocalipsis del corredor son los problemas estomacales. Sin embargo, en ningún momento perdí la calma y supe hidratarme bien e ingerir el gel que portaba en el momento necesario, cuando comencé a mostrar debilidad.
Decía que en Madrid, la agonía llegó como
un hachazo faltando menos de ocho kilómetros para acabar, de manera que la mente no supo interpretar aquello. Pero ayer, en Sevilla, la cabeza funcionó a la perfección y supo manejar el timón con frialdad, sin que en ningún momento el ritmo cayera por debajo de 5,15 el mil. De esa manera y con fortaleza mental sabía que llegaría - a pesar de los insistentes deseos de detenerme - si era capaz de no forzar.
Percibía con claridad que el buen volumen de corredores que adelanté en la primera mitad del recorrido, ahora tomaban su alternativa y me adelantaban sin piedad, si bien eso tampoco me hizo perder la calma, porque si para algo sirve entrenar en soledad, no es para otra cosa que para reforzarse psicológicamente y comprender que el maratón es una prueba onanista por naturaleza donde n
o valen estrategias de grupo ni ritmos acompasados, a no ser que hablemos de atletas profesionales.
Así que comprendí que si la mente funcionaba y la musculatura de las piernas no fallaba, llegaría, no ya en las 3 horas y 25 minutos que me había planteado, pero no mucho m
ás tarde. El tiempo real se quedó en 3 horas 32 minutos y 27 segundos, pero la mayoría de los corredores debemos restar en torno a 1 minuto y medio que perdimos debido al gran tapón que se produjo a la salida del Estadio Olímpico de Sevilla.
Sin embargo, he de decir que fui conservador durante toda la carrera. Temeroso de poder pinchar más allá del kilómetro 35, en ningún momento quise forzar la m
áquina como sí se suele hacer en medias maratones. Y he de reconocer que esa estrategia fue correcta, porque de lo contrario, los últimos siete u ocho kilómetros no hubiera podido hacerlos a un ritmo sostenido de 5,15 el mil. Más vale bajar el ritmo que no pinchar de forma estrepitosa y tener que detenerse en el peor de los casos. De ahí que la musculatura, en particular mis gemelos, mi bestia negra por excelencia, hayan llegado en perfecto estado, aunque he decir que poco a poco he ido transformando algo la técnica de carrera, intentando no cargar demasiado la pisada en estas zonas tan sensibles.

¿Correr un tercer maratón? Ahora no podría contestar con total sinceridad. Por lo pronto, no me cierro a esa posibilidad, si bien el sufrimiento está aún demasiado presente, algo que compartimos unánimamente el grupo de Las Verdes que corrimos ayer en Sevilla, con independencia del tiempo que hiciera cada uno.


Un buen momento para la reflexión (foto de Mati)

Por cierto, quiero felicitar a todos mis compañeros Verdes por el gran rendimiento que mostraron en el maratón de Sevilla y por saber sufrir con tanto estoicismo.

Hice mi segunda maratón. Eso es lo realmente importante.

19 febrero 2009

VOLVIENDO AL LUGAR DONDE COMENZÓ TODO



Hoy, a un "habeas corpus" del maratón de Sevilla, he tenido un entrenamiento suave y muy agradable. ¿Se acuerdan de Paco, al que denominamos "compae"? Pues bien, ha sido con él con quien he corrido más de diez kilómetros por la Vega de nuestro pueblo.
Llevaba tiempo insistiéndole que saliéramos a correr porque no lo habíamos hecho juntos desde hacía mucho tiempo. Pero por fin, hoy hemos decidido juntarnos y trotar por una Vega radiante, casi calurosa.
Un trote suave, en el que no ha habido ni un minuto de tregua parlanchina.


Porque Paco y yo siempre tenemos muchas cosas que contarnos, y ha sido corriendo cuando hemos tenido las confidencias más exclusivas.
Y es por eso por lo que ha sido agradable. Porque hemos disfrutado de lo lindo al tiempo que he descubierto que sus cuitas sobre correr más rápido o más despacio han quedado despejadas, ya que su ritmo es constante y nada trotón.
Tal ha sido la vitalidad de ambos que hasta nos aventuramos a cruzar un río saltando de piedra en piedra. Es decir, que hemos vuelto al lugar donde comenzó todo.
Paco y yo comenzamos a correr juntos en plena adolescencia. Muchas han sido las tardes de trote suave por esa Vega inalterable. Muchas cosas han cambiado, pero permanece inalterable esa dualidad que nos permitía correr y hablar de mil y un temas, y en la misma medida permanece nuestra amistad.
He de confesar que a pesar de las distintas formas de concebir este deporte, correr para ambos forma parte de algo muy antiguo, casi tanto como esa amistad. Y es por eso por lo que siempre le insisto que deberíamos de quedar para correr de forma regular, aunque si bien es cierto que hay dos días que difícilmente nos saltamos: Nochebuena y Nochevieja.


Ambos junto a Javi, en la Prueba de Albolote

En el entreno de hoy, incluso, nos hemos atrevido con algunos cambios de ritmo que nos han ofrecido magníficas sensaciones. Los cambios, Paco, -le decía- no tienen porqué ser un infierno, simplemente acelerar y dejarse llevar durante un par de minutos, que eso mejora sobremanera. Y creo que se ha convencido que se pueden tener distintos niveles, pero que es posible entrenar juntos, porque todos finalmente debemos recorrer el mismo camino. Y ese no puede ser otro que el de los orígenes.

18 febrero 2009

CARNAVAL DE CÁDIZ: SABIDURÍA POPULAR


"Los enterraores del S.XX", una de las
chirigotas más geniales que he visto.


No sé si me gustan o no me gustan los carnavales de Cádiz porque nunca estuve en esa efeméride. Pero soy un declarado seguidor de las actuaciones carnavaleras del Falla, que cada año por estas fechas retransmite Canal Sur.
Sigo desde hace años estas actuaciones y después de ver un sinfín de ellas, cada vez estoy más convencido que existe tanto ingenio que jamás dejo de sorprenderme.
Reconozco en estas agrupaciones, ya sean chirigotas, coros, cuartetos o comparsas a una especie de nuevos trovadores dotados de una gracia gaditana, que dista mucho de la sevillana, si bien no hemos de esperar de ellos ningún tipo de sesudas interpretaciones ni letras que pudieran figurar en ninguna colección de filosofía cultista, pero tal vez sean estas carencias las que realmente dotan a estos trovos andaluces de su mayor virtud: la sabiduría popular y una interpretación del mundo crítica, pero al mismo tiempo jocosa.
Tantas han sido las sesiones que he contemplado -algunas incluso he visto en directo en actuaciones esporádicas en Granada-, que ya identifico sin dudarlo a algunos de sus más señeros protagonistas. Gente que obtienen nombres como "El Love", con el que tuve el placer de conversar en Cádiz, "El Yuyo"; o bien son conocidos por su propio nombre como Manolo Santander, Manolín Galvez o el letrista Aragón. En fín, toda una miríada de estrellas populares dotadas de un don muy especial, que cada año -todo el año diría yo- son fieles a su cita.
En mis diversas visitas a Cádiz, en compañía de Mati, seguidora también de este género, hemos visitado su bastión principal, el lugar del que emana todo, el símbolo del carnaval de Cádiz: el barrio de la Viña. Un barrio que mira al Atlántico y que posee una de las playas más carismáticas de Andalucía: La Caleta, que salió muy fotogénica y bien parada en la excelente película "El Capitán Alatriste".
Y es que nos fácil mostrar otra cosa que admiración ante estribillos que cantaban unos chirigoteros hace unos años: "Como yo me acueste no me levanto ni pa dormir" o la de aquellos "enterraores" que pedían a voces aquello de "no te incineres, que está la cosa chunga, no te incineres". No se puede decir otra cosa que: genial.

14 febrero 2009

PREPARADO PARA LOS 42 KILÓMETROS.



Con la macrotirada del pasado domingo, dí por finalizada mi preparación para afrontar mi segunda maratón, que espero acabar.
Pero nadie debe pensar que la intensa dedicación a correr ocupa un lugar obsesivo en mi mente. Nunca lo fue y ahora lo es menos.
Tras decenas de carreras y miles de kilómetros de entrenamiento, para mi el correr es algo más de mi existencia. No podría situar esta actividad por encima de la lectura o el cine, ni tampoco por debajo. Tan sólo ocupa su lugar.
Dije hace bastante tiempo que correr es una forma de vida, pero cada vez valoro más el correr por el correr, al margen de la competición. No niego que me gusta la competición, pero no soy especialmente competitivo, porque me motiva el correr y no la marca. Eso cada vez lo tengo más claro.
Verdaderamente he intentado buscarle un hueco más especial a la maratón, pero he encontrado que esos huecos especiales siguen estando habitados por la lectura, el escribir, el cine y la música, principalmente. Simplemente es un objetivo, que afronto con ilusión.

MARATÓN DE SEVILLA

Cuando terminé el maratón de Madrid de 2007, hojeé un folleto del maratón de Sevilla, y supe que sería mi segunda maratón. Probablemente no haga ninguna otra, pero reconozco que el periodo de entrenamiento te catapulta a un lugar muy distinto al que te ofrece la vida cotidiana. Aunque sea por ese motivo, podría merecer la pena plantearse seguir corriendo esta prueba.
A Sevilla voy sin pretensiones. Mi motivación es terminar. Como referencia he situado el crono en 3 horas 25 minutos, pero eso es tan sólo una referencia. Si son más los minutos que deba emplear me sentiré igualmente satisfecho.
Cuando acabe esos 42 kilómetros y 195 metros, seguiré corriendo, mojándome bajo la lluvia o fundiéndome bajo el sol, pero corriendo. Toda parafernalia distinta a lo básico, que es correr, no tendrá apenas importancia.

13 febrero 2009

CANTOS DE SIRENA Y CORRUPTELAS


El Partido Popular está atravesando su particular pregrinar por el desierto. Como lo atravesó el PSOE en su momento.
Y es que el sistema corrompe, o está particularmente corrompido y casi nadie escapa a él. Poner un pie en determinadas esferas es casi sinónimo de penetrar por esa insondable puerta del dinero y los negocios sin control.
Me bastaron unos años en un ayuntamiento pequeño (algo más de 13.000 habitantes), para comprender que el maridaje del poder y el sistema económico, tal y como lo tenemos concebido, es demasiado estrecho.
La mayoría de la gente que conocí en esa época, que ocupaban cargos públicos, era honesta, pero el poder es siempre negativo.
Comienzas por no declinar la invitación a cenar de un empresario y puedes quedar enganchado para siempre. Son demasiados los cantos de sirena. Por eso, me dije desde el principio que la principal acción consistía en no abrir los oídos a esos cantos, como aconsejó Ulises a sus hombres en su infructuoso viaje de vuelta a Ítaca.
Por eso, en estos días, al leer todo ese barullo que se está creando en los aledaños del PP, pensé en esos empresarios cercanos a los partidos que introducen sus larvas allá donde saben que generarán suntuosos huevos.
Estoy convencido que el político, que no está exento de vanidad y por eso se dedica a la cosa pública, en la mayoría de las ocasiones intenta actuar correctamente, pero no hace el esfuerzo necesario para taponar sus oídos a esos cantos de sirena.
Pero no nos conviene meter a todo el colectivo político en el mismo saco. Si cada cargo público, desde el Presidente del Gobierno al Concejal más modesto, pensaran permanentemente en corromperse y lucrarse una gran hecatombe hubiera sucedido ya. Por eso estoy convencido que no es así. De hecho, me pareció valioso que fueran miembros del PP quienes desenmascararan a este grupo de sinvergüenzas, a quienes se les veía muy repletos de gomina y muy sonrientes en la boda de la muy sesuda hija del reyerzuelo Aznar.

10 febrero 2009

Leopoldo María Panero


Hoy dedico este espacio poético de los miércoles a Leopoldo María Panero, hijo del gran poeta Leopoldo Panero.
Leopoldo María, ha vivido gran parte de su vida recluido en psiquiátricos, según dicen, a petición propia, y me cautivó escucharle en una ocasión que su mejor poema lo escribió a los nueve años.
Muchos han destacado en él a un gran poeta, maldito y loco, pero brillante.
Sus poemas siempre me han gustado, por desgarradores, por estar inmersos en imágenes surrealistas y malditas. Y por eso me parece especialmente genial este poema anti-cuento. A ver qué os parece.


Blancanieves se despide de los siete enanos


Prometo escribiros, pañuelos que se pierden en el horizonte, risas que palidecen, rostros que caen sin peso sobre la hierba húmeda, donde las arañas tejen ahora sus azules telas. En la casa del bosque crujen, de noche, las viejas maderas, el viento agita raídos cortinajes, entra sólo la luna a través de las grietas. Los espejos silenciosos, ahora, qué grotescos, envenenados peines, manzanas, maleficios, qué olor a cerrado, ahora, qué grotescos. Os echaré de menos, nunca os olvidaré. Pañuelos que se pierden en el horizonte. A lo lejos se oyen golpes secos, uno tras otro los árboles se derrumban. Está en venta el jardín de los cerezos.

08 febrero 2009

UN AGUJERO EN EL TIEMPO



La mejor anotación que se puede hacer en esta bitácora improvisada de entrenamiento premaratoniano es la siguiente: ya está hecho el trabajo de base.
Curiosamente, y no sé por qué, cuando acabé el rodaje de algo más de dos horas y media, me vino a la mente la frase: un agujero en el tiempo. Porque el tiempo sigue su curso normal y durante dos horas y media parece detenerse por completo.
Con la tirada de 31 kilómetros de hoy, doy por concluida esta etapa de entrenamiento, imprescindible para alcanzar los 42 kilómetros con garantías. En términos globales, enero acabó con cerca de 300 kilómetros, con una media de más de 70 semanales, si bien las dos últimas semanas ha habido escasez kilométrica, compensada con acumulación de kilómetros en pocos días, que provocan un efecto de continuidad, sin apenas descanso y ayuda sobremanera a preparar al organismo para la dura tarea que nos espera en Sevilla el 22 de febrero. Esta semana ha acabado con "tan sólo" 52 kilómetros, pero a su favor hay que decir que éstos han sido hechos en tan sólo dos días, con uno intermedio de descanso. Además, hay que añadir que las condiciones climatológicas y el terreno hicieron que los 21 kilómetros del viernes se sobredimensionaran, dada las dificultades con las que me encontré. Sin embargo, los 31 kilómetros de esta tarde de domingo han sido, si no placenteros, sí bastante asumibles y no he terminado con tantos problemas musculares sacar varias y útiles consecuencias. En primer lugar, el tiempo que me propongo. Vistas mis condiciones actuales, llego a la conclusión que es muy factible acabar con un tiempo de 3 horas y 25 minutos, si bien para ello se deben de dar circunstancias favorables: no encontrarme con la temible "pájara" y no verme afectado por problemas musculares importantes. Es viable hacer la primera media en un tiempo de 1,40, que posibilitará que asuma lo más fresco posible los siguientes 21. Pero también es probable que en la segunda media necesite cinco minutos más. De hecho, no estimo como probable hacer en la segunda media 1,35, ya que mi mejor marca en esta distancia está en 1,33. Otro dato esclarecedor será el de las zapatillas que utilizaré. Como dije en la entrada anterior, ninguna -a excepción de las Asics 2100- ha atenuado el dolor de pies y talón de Aquiles. Pero esta tarde he optado por las Asics indicadas, a las que he añadido, después de mucho tiempo, las plantillas que me adaptaron, en función de mi pisada, y he de decir que me ha ido bastante bien. Por tanto, será esa la opción que elija, prescindiendo de estéticas más favorable de las Brooks o de las mismas Saucony o Asics Kayano. Denodadamente, hay que buscar la comodidad, en todos los sentidos. Otro dato: en la tirada de hoy no llevé gel, y temí que pudiera necesitarlo, pero no fue así. Por tanto, es bastante probable que el organismo pueda asumir los 42 kilómetros sin necesidad de gel. Aún así, llevaré un sobre. No obstante, sí cargué en el "Camelback" un litro de isotónico, que no siempre me ha ido bien para el estómago; de hecho, dos han sido las ocasiones en las que busqué algún sitio donde poder defecar, si bien es probable que no se debiera a este líquido. En Madrid opté por no tomar ningún tipo de líquido en los avituallamientos que no fuera agua. Pero ahora sé que podré sin problemas ingerir isotónico si la organización lo incluye. En las semanas que restan ya no será prudente hacer tiradas de más de 20 0 21 kilómetros; e incluso éstas no son convenientes hacerlas la semana anterior. Así que aprovechando que dispongo de más tiempo entre semana, optaré por rodajes de calidad y el sábado incluiré una ruta de 21 kilómetros, para a partir de ahí ir bajando el volumen kilométrico en la semana previa al maratón. También será prioritario ejecutar algunos ejercicios con gomas y abdominales casi a diario. Sinceramente, creo que voy mucho mejor preparado a la Maratón de Sevilla que a la de Madrid. Al menos, las tiradas han sido más y más largas. Sin embargo, sigo sin dar demasiada importancia a la calidad, que considero no es decisiva en un maratón a no ser que se opte por marca concreta. Aún así, rodaré rápido en algunas sesiones de las dos próximas semanas. Amigos, el trabajo está hecho. La suerte está echada.

06 febrero 2009

ENTRENANDO, A PESAR DE TODO


Este entorno ha servido para cumplir el entrenamiento
esta tarde. FOTO DE LUIS MARTÍN.



Amigos-as, siguiendo con la iniciativa de esta especie de bitácora de entrenamiento maratoniano, me apetece contaros el entrenamiento de hoy y los planificados para el fin de semana - únicos días en los que he podido entrenar estas dos últimas semanas- así como anhelos, sensaciones, dudas...en fin toda esa onerosa carga que ha de arrastrar un modesto corredor que está a punto de afrontar su segunda maratón.
El escenario elegido hoy ha sido el Pantano del Cubillas.
Os aseguro que no me apetece nada pisar asfalto porque se están rebelando mis piernas y esos pequeños dolores están consiguiendo preocuparme. Quizá se deba a un excesivo contacto con el asfalto, pero lo cierto es que he rotado las cuatro zapatillas de las que dispongo y alterno y el dolor está apareciendo, incluso, con las más nuevas. Sin embargo, parece contenerse cuando calzo las Asics 2100.
De hecho, esta tarde he calzado por segunda vez -la primera vez que las calcé fue en la subida que hicimos al Castillo de Moclín- las Brooks que compramos Javi y yo en USA a través de Internet, y se ha reproducido de nuevo el dolor de los pies, porque he de especificar que el dolor está más centrado en pies que en piernas. Espero que no sea importante.

La tarde, en Granada, no era la más adecuada para correr y ni siquiera para salir, pero había que hacerlo. Así que como estaba previsto, salté el almuerzo, confiado en los efectos benéficos de la pizza tomada la noche anterior y enfilé hacia el Pantano del Cubillas, como decía.
Quiso el destino que nada más salir del coche para disponerme a correr, comenzara una copiosa nevada, que por suerte apenas duró unos minutos, pero comprendí que era el preludio de una tarde horrible. Dudé si sería buena idea comenzar el entrenamiento. Pero lo cierto es que no había más opción. Cuando sólo dispones de tres días semanales para entrenar, se convierte en un lujo renunciar a un entrenamiento.
Finalmente opté por la idea de rodear en dos ocasiones el Pantano, lo que ha supuesto un total de 21 kilómetros a un ritmo muy relajado, típico del propio de rodaje acumulativo, totalmente alejado de la calidad. El ritmo ha estado unos segundos por encima de cinco minutos el mil, pero también es cierto que la ruta no era totalmente llana.
A lo largo del trayecto, he sido testigo de copiosa nieve, lluvia, viento y frío, mucho frío; de manera que la pregunta: ¿Que hago aquí? , carecía de sentido en tales circunstancias. Sencillamente debía estar allí.
Ha sido un entrenamiento duro, pero la evolución aeróbica ha ido correctamente, aunque -como decía- el dolor de los pies apareció sobre el kilómetro 13 del recorrido.
Mañana no será prudente hacer muchos kilómetros, pero sí hay que hacer algunos.
La opción de correr en tierra no parece posible, así que buscaré la ruta más benigna posible, y no serán más de 12 kilómetros los que recorra.
Pero llegará el domingo, y será innegociable la tirada de 31 o 32 kilómetros. Creedme si os digo que no sé en qué condiciones estaré y si podré cumplirlo, pero en esta ocasión el querer nada tiene que ver con el deber.

04 febrero 2009

UN POETA LLAMADO PABLO


La Canción desesperada. Qué prodigio de poesía. He perdido la cuenta de las lecturas. Y no soy capaz de calcular los registros poéticos que emite y las sensaciones que ofrece.

Estamos ante el gran Pablo, el poeta tranquilo, el amigo de García Lorca, de Dalí, de Miguel Hernández. El poeta de Chile, que con la fuerza de su poesía y los argumentos de sus palabras un día alcanzó el premio Nobel de Literatura. Y de todas sus poesias, siempre:

La canción desesperada


Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.

Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!

Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!

En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.

Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!

Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.

Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!

En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!

Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.

Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.

Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.

Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.

Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.

Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!

Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.

Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.

Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.

Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.

Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.

Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!

Oh, sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron!

De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste.
De pie como un marino en la proa de un barco.

Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.

Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.

El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.

Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.

Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.

Es la hora de partir. Oh abandonado!

31 enero 2009

HOMBRE EN EL BARRO


Actualmente entreno con cuatro pares de zapatillas. Y todas, excepto las Brooks, que son las más recientes, ya conocen lo que es travestirse con una capa marrón oscura y en ocasiones negruzca. Y es que el barro me persigue de una manera avasalladora en estos días.
Inicialmente conferí el título de "Asics Émbarras" a las 2100, por aquello de ser las más veteranas del grupo y las primeras que tuvieron ese honor, aunque son las que mejores sensaciones dan en cada pisada. Pero ocurre que hay que salir de nuevo a correr y las titulares se encuentran en el pabellón de reposo, desmaquillándose para mejor ocasión. De manera que es inevitable que debuten en este terreno sus hermanas mayores, las Asics Kayano y sus primas, muy lejanas, las Saucony Triump. Estos tres pares ya conocen lo que es penetrar sin piedad en charcos, hundirse sin remedio en barro, o sencillamente, lodo.
Porque no existe apenas un entrenamiento en el que no tenga que sufrir esos barros del ayer, que serán los lodos de hoy.

Esta tarde de sábado era muy desapacible para correr y mi horario de entrenamiento no está siendo del todo ortodoxo. Pero a estas alturas uno que es corredor, ya no se plantea mirar al cielo ni al suelo, porque estando de lleno en este menester preparatorio, no hay otra que salir, acumular kilómetros, sin plantear otras cuestiones ni avanzar en otras pesquisas.
Si ayer fueron 13 los kilómetros hechos, con más chispa, al ser una distancia menor, hoy la idea era llevar a cabo 25.

EL BARRO COMO ALIADO

Lo negativo de las tiradas kilométricas son dos cosas básicas: es conveniente alejarse con frecuencia del asfalto, muy agresivo para los miembros inferiores, lumbares y espalda; en consecuencia, ello implica buscar caminos de tierra, mucho menos agresivos. Pero está el barro.
Estamos atravesando un periodo de lluvias y los caminos no evacúan con la rapidez deseada. Si además, se da la circunstancia que pasan vehículos - tractores mayormente - y hay abiertas determinadas obras de canalización o paso del AVE por la Vega de Pinos Puente, el resultado es encontrar zonas totalmente impracticables.
Decía el otro día que localicé barro en el flequillo, y es cierto; de hecho, hoy lo he localizado cerca del hombro derecho, y la malla negra ha competido esta tarde con otro color: un marrón negruzco.
Es normal que eso sea molesto, pero si el camino es un sólo charco de nada servirá ir esquivándolos. Muchos afirmarán que se disfruta como un chiquillo, pero no, es molesto, porque el agua entra hasta convivir con el pie y la percepción es desagradable, aunque hay que continuar moviendo las piernas.
Así que no he tenido otra opción que dejar el entrenamiento en 21 kilómetros, hechos a cinco minutos el mil, si bien lo previsto inicialmente era hacer 25.

Cuando salía esta tarde a las cinco menos cuarto, supe desde el primer kilómetro que no sentía buenas sensaciones: la respiración no era sosegada y me faltaba un punto de energía. Para colmo, comenzaron a caer grandes gotas que pronto se tornaron en pequeños granizos. No fue más de tres o cuatro minutos, pero a la vez el frío era muy intenso.
Esas sensaciones malas quería combatirlas con sorbos breves al "Camelback", que contenía casi un litro de isotónico, pero pronto advertí que probablemente iba muy rápido y no había recuperado como creía tras los 13 kilómetros fuertes de ayer: sencillamente la mente memorizó el mismo ritmo de la tarde anterior y eso pude percibirlo en el kilómetro siete, donde reparé que rodaba a 4,35 el mil. La solución: bajar el ritmo. Eso posibilitó que las sensaciones fueran mejores y la respiración más regular.
No obstante, ese punto de fuerza de ayer hoy seguía completamente desaparecido, y la subida larga, pero no dura, de Zujaira poco iba a contribuir a la recuperación de esas sensaciones, que no llegaron del todo, pero ya no eran tan malas a la salida de Casanueva, en el kilómetro trece del recorrido.
Hasta entonces, aún no había sufrido en exceso el barro porque no había llegado el camino. Pero llegó a partir de Ánzola, faltando 8 kilómetros para completar el entrenamiento.
Comenzó de la manera más cruel: el pequeño vado de Ánzola se vio sorprendido por el pequeño desbordamiento del río Cubillas y no era posible ver la profundidad que en ese momento se alcanzaba. Probablemente no fuera mucha, pero cauto inicié un ejercicio de acrobacia por un "macho" orillado. Finalmente no hubo otra opción que arrojarme a ese pequeño río provisional, pero ya sí, percibiendo el fondo.
Con las zapatillas técnicas contamos con una ventaja: la configuración y el tejido de rejilla provocan un secado rápido. Ese baño las dejaron limpidas, pero enseguida llegó el barro, que no desapareció en los 8 últimos kilómetros.
La tarde ahora era más desapacible, pero ya hacía rato que me había desprovisto de guantes y gorro de lana. Me seguía faltando ese punto de fuerza y por eso necesitaba que el frío ahora fuera percibido por el rostro, pero el barro ralentizaba y carga las piernas.
Y para colmo, realmente, hoy me encontraba algo cansado.


30 enero 2009

CARGA DE KILÓMETROS EN FÍN DE SEMANA


Una semana en la que las zapas han estado ausentes.
Desde la tirada de 31 kilómetros del domingo, bajo un inmenso manto de agua, no he tenido más opción que dejar cuatro días huérfanos de kilómetros, algo no muy prudente de cara a la preparación de una prueba de cuarenta y dos kilómetros.
Así que no hay más opción que intentar dignificar la semana kilométrica en los escasos tres días del fin de semana.
El inicio no ha sido nada deslumbrantes La tarde del viernes serviría para poner el contador a cero e intentar que éste marcara al menos 25 kilómetros. Pero, finalmente, han sido 13 los marcados.
Con el físico destemplado tras la jornada laboral a las tres de la tarde, no encontraba demasiadas fuerzas para rodar 25 kilómetros. Así que opté por no almorzar, para que la digestión no se convirtiera en un problema y descansar una hora. De manera que con esos apoyos, no me fue tan complicado comenzar a entrenar a las cinco y cuarto de la tarde.
Serían sólo 13 kilómetros, pero imprimiendo un ritmo algo más alto serían aprovechables. Y así ha sido.
Opté por el circuito de Fuente Vaqueros, que es llano, muy aconsejable para rodajes rápidos, y me encontré con fuerza desde el primer kilómetro. La media de rodaje ha sido de 4,35 el mil, que ayudarán a que las fibras sensibles no se adormezcan por mor de tiradas multikilométricas.
Pero mañana será otra cosa. Creo que no he cansado en exceso las piernas, y por tanto buscaré la tirada larga. En torno a los 30 kilómetros por similar escenario.
El domingo comienza el circuito de Diputación de Granada. La primera prueba será la clásica Industrial de Armilla, lugar al que he sido convocado por mi club, para entrega de dorsales. Pero también correré allí. No lo tenía previsto en absoluto, dado que la tirada de 30 kilómetros será llevada a cabo menos de veinticuatro horas antes. Así que no serán más que diez kilómetros, parte de un entrenamiento, que espero sea de dos sesiones, pudiendo ser la segunda - según fuerzas- de otros diez o doce kilómetros, por la tarde. Lógicamente el ritmo deberá ser bajo.
La suma total de kilómetros, a pesar de todo, no superará los sesenta, dígitos bastante pobres para la preparación de un maratón, pero al menos entre éstos habrá una tirada larga, que es lo importante.

La semana próxima será similar a ésta. La carga de kilómetros tendrá que venir desde el viernes, algo que convierte en más complicada la preparación pre-maratoniana. No obstante, en ese empeño seguimos, y la inscripción ya está hecha.


29 enero 2009

Digital Art : Women in Art, by Philip Scott Johnson



Bueno, pues hemos vuelto. Aunque en realidad nunca nos habíamos marchado.
Nada mejor que ir sellando una tortuosa semana con un regalo digital. El que ha sido depositado en mi correo electrónico por José Manuel, una persona muy particular, que un buen día tuve el honor de tener como alumno en un curso. Un ser que igual se transforma en protagonista de "El banquete" de Platón, que desaparece con su bicicleta de montaña por la más hostil naturaleza.
Se trata de Arte Digital con mayúsculas. Un vídeo que ya ha sido visitado por más de cinco millones de personas en You Toube en todo el mundo. Una singularidad sin igual. Toda una exhibición de sensibilidad, belleza y sentimiento, además de una excelente muestra de arte pictórico. Si el arte es puro resiste estar fuera de los museos. Si esa afirmación es cierta, este vídeo es su personificación más excelsa. Vean: Women in Art.

25 enero 2009

AVE NOCTURNA, AUNQUE SIN SALIR DE MI NIDO




Nada mejor que este extracto del comentario que envié a Las Verdes para comenzar a plantear una especie de "bitácora de Maratón", que así figurará en las etiquetas. Una bitácora que mostrará de una manera particular el cómo y el por qué de una preparación, que siempre es dura y desafía muy mucho nuestro ritmo cotidiano.
Escribía "ave nocturna, aunque sin salir de mi nido" en clave metafórica - y no sólo porque el búho sea uno de mis animales preferidos, y así lo atestigua mi colección-, para excusar mi probable inasistencia al entrenamiento que se había planeado con algunos miembros del gupo de Las Verdes la mañana del domingo 25 de enero.
Para mí supone una gran noticia y aconteci
miento poder entrenar con mi grupo, porque es una magnífica compañía y porque el entrenamiento en común siempre es más llevadero. Pero me puede el otro lado oscuro y nocturno. Ese en el que me erijo en ave nocturna y abro un libro en el silencio de la noche o navego por Internet.
Tal y como decía mi Álter Ego, Jesús Lens en su entrada que aconsejo no se pierdan, uno madruga de lunes a viernes porque no hay más remedio, pero no por elección personal. Ahora bien, no se ha de entender que no vaya conmigo madrugar. En absoluto. Es una práctica que siempre me ha satisfecho y lo he hecho durante más de dos años seguidos para acudir a carreras de competición, por poner un sólo ejemplo, y lo seguiré haciendo. Pero ocurre que el otro lado, el oscuro, es el que realmente me satisface. Cenar, ver una buena película y cuando ya todo se queda en silencio, abrir un buen libro, servirme una copa, comenzar una tableta de chocolate negro o unos bombones y disfrutar de lo lindo (el ritual del ave nocturna en su nido). Y pasar páginas del libro o rastrear páginas web o disfrutar de buena música con los auriculares bien instalados. Y en ocasiones, ver levemente en el horizonte la nueva luz que llega. Y eso, es incompatible con correr muy temprano, porque para entonces el cuerpo no habrá descansado lo suficiente y más que correr uno aullará por los caminos. Y porque queda todo el día.
Resulta que ahora en invierno, aunque los días sean cortos, la temperatura siempre acompaña, d
e manera que es factible salir a correr a cualquier hora.
Por tanto, descansado el cuer
po, celebrado el desayuno (porque para mí también es celebración) y transcurriendo todo relajado, un comienza a rebuscar en el armario de la ropa técnica para comenzar otra celebración, otro ritual: los prolegómenos del correr.



Así que así transcurrió esta mañana de domingo, en el día que escribo esto. Sobre las 13 horas comenzaron esos ritos, preparé la mochila de hidratación, el gel, las pastillas de glucosa, los guantes, el gorro, y todo lo necesario para afrontar dos horas y media de trote. Treinta podrían ser los kilómetros que haría hoy. La ruta: Pantano del Cubillas- Capara
cena- Pinos Puente- Búcor- Cortijo de Enmedio y vuelta al lugar de partida. El ritmo: sobre los cinco minutos el kilómetro.
Un recorrido duro, rocoso, el típ
ico que apenas te deja "llanear", porque cada pocos kilómetros aparece alguna rampa, por lo general no muy dura, pero que muestra la oposición de las piernas, el corazón y los pulmones, principalmente a medida que se acumulan los kilómetros. Y todo ello acompañado de una más que persistente lluvia, que jugueteaba en mi rostro, mezclándose con el sudor. No recuerdo apenas diez minutos de ruta en el que no haya llovido una gota.




Finalmente, la llegada al Cortijo de Enmedio la detuve en 1 hora y 8 minutos, por lo que me pareció adecuado avanzar algo más, hasta detener el kilómetro en 1, 15 minutos que con tiempo similar en la vuelta se convertiría en 2 horas y 30 minutos, aproximádamente. Por tanto, los kilómetros han podido estar entre 31 y 32 perfectamente, a espera de utilizar Geoogle Earth para hacer la pertinente medición aproximada.
Cuando vas a hacer una maratón necesitas hacer kilómetros. Eso es lo verdaderamente importante para acabar con ciertas garantías. Ahora bien, si el interés no está solamente en acabar, sino en hacerlo con el mejor tiempo posible, procederán las series, los cambios de ritmos y otros elementos que aseguren la calidad.
En mi caso, ese segundo factor no tiene apenas importancia. En Madrid, en 2007, acabé en 3 horas y 39 minutos, pero acabé, que era la intención desde el primer momento. He de reconocer que el tiempo fue mucho mejor que al que en teoría aspiraba ya que los entrenamientos fueron concienzudos y duros, pero no lo suficientes, quizá, para hacer menos de 4 horas. Sin embargo, ya llevaba varias medias maratones a mis espaldas y bastante competición, y eso posibilitó que pudiera detener el cronómetro 41 minutos antes del tiempo previsto.
Ahora en Sevilla, salvo imponderables de última hora, no espero hacer más tiempo. En primer lugar, porque el terreno de Sevilla no es el de Madrid; y en segundo lugar, porque creo que estoy haciendo más y más largas tiradas y no estoy en mal momento de forma.
Pero hay que seguir trabajando. Y mucho.

La semana acabó con un total de 76 a 78 kilómetros, una cifra no espectacular para preparar la distancia de Filípides.
Si el pasado lunes, adaptando el día a la tirada de 25 kilómetros, el cuerpo acabó "entero" y la resistencia aeróbica en perfectas condiciones, he de decir que en la superior tirada de hoy, por una ruta mucho más complicada que la de la Vega, a nivel aeróbico no ha habido problema alguno, e incluso he afrontado la última rampa de la residencia geriátrica "Entrealamos" con cierta facilidad, pero he de decir que las piernas han acabado muy tocadas, principalmente la zona en la que conviven sóleos, gemelos y algo más abajo el talón de Aquiles. En ambas piernas. A partir del kilómetro 23 o 24 bajar cualquier pequeño desnivel se ha convertido en un calvario, pero nada parecía indicar que estuviera fraguándose una lesión. Simplemente que la carga de kilómetros y la dureza del terreno han deteriorado esta zona muscular.
Sin embargo, si subía alguna rampa el dolor desaparecía casi por completo, ya que en estas circunstancias trabajan mucho más los isquiotibiales. Por tanto, cuando llegaba al punto final del recorrido, esa ha sido mi mayor inquietud, al pensar que en Sevilla aún tendría que correr entre 11 y 12 kilómetros más, y seguramente el dolor iría a más. No tendré más remedio que trabajar con gomas y estiramientos persistentes esas zonas musculares.
A día de hoy, faltando ya menos de un mes para la prueba, sé que no tendré problemas aeróbicos para acabar a un ritmo en torno a los 5 minutos el kilómetro, y me conformo con ello. No ambiciono "meter" series en estas cuatro semanas para bajar algunos segundos el kilómetro porque podría encontrarme con otros problemas más imperdonables: los musculares.

La semana que mañana comienza será complicada. Pocos días habrá para correr grandes tiradas.
Mañana recuperaré con no más de diez o doce kilómetros, pero ya nada podré hacer hasta el viernes. El fin de semana será clave para ampliar el volumen kilométrico, contando que, además, está la Media Maratón de Almería, en la que podré poner "fino" el organismo, dado que será mayor la velocidad en los 21 kilómetros, pero no será una ocasión para hacer mucho volumen kilométrico. De manera que el viernes se convertirá en el día de la tirada larga, sacrificando almuerzo y demás circunstancias que vengan con la vocación de dispersar el obligado entrenamiento.

21 enero 2009

UN POEMA LLAMADO OBAMA


Permitidme que este miércoles de poesía, para mí la más idónea hoy sea creer que el mundo puede cambiar.
No voy a valorar en absoluto lo que ya muchos medios de comunicación están ya valorando: que EEUU se convierta de la noche a la mañana en nuestro guía espiritual. Nunca lo ha sido y nunca lo será.
No debemos creer que una sóla persona, aunque sea Presidente del país más poderoso del mundo, e incluso, estando provisto de una buena dosis de bondad, pueda cambiar las cosas. Las cosas son como son porque así se han diseñado desde mucho tiempo atrás. Estados Unidos es un país que se debe a sus criaturas, creadas por él mismo, estando estas criaturas muy determinadas. Un país que necesita controlar el mundo para que siga existiendo su "status"; que necesita del dinero y del consumo, porque es la esencia de su sociedad; que necesita sus grandes corporaciones económicas porque son las que les abren las puertas económicas en el exterior; que necesita todos esos elementos que han ido conformando a este gigante. Ahora bien, dentro de ese esquema, Obama puede aportar cierta humanidad. Pero no porque sea un político más humano, no. Se trata de un político, que ha llegado a lo más alto, seguramente porque tiene algunos cadáveres en su armario. Con esto no estoy desprestigiando a quien creo que podría ser la persona idónea para liderar un cambio en el mundo. Pero si lo hace lo hará por otros motivos y circunstancias, que son las que realmente valoro: su procedencia, su raza, su formación. Un político y una persona diametralmente opuesta a Bush y su cuadrilla. La oveja negra de la clase que estudia y saca mejores notas que el resto. El patito feo que seduce e ilusiona. Esos elementos podrían ser más que suficientes. Y, además, porque necesariamente deben de producirse grandes cambios, sobre todo a nivel de mentalidad - si no se han producido ya-, si valoramos en su justa esencia que quien apenas hace 200 años podría pasar por ser el esclavo de la plantación de algodón más siniestra, hoy es el Presidente de todos los norteamericanos, y en parte de todos nosotros. Y todo sin olvidar un dato muy importante: el hecho de que sea hijo de madre blanca y padre negro, algo que representa y simboliza perfectamente al nuevo ciudadano americano.
Insisto que para mí, hoy miércoles, no hay mejor poema.


20 enero 2009

PROYECTO FLORENS: KANOUTÉ


Contamos con un nuevo Proyecto Florens. Una nueva y excelente contribución a este proyecto que mezcla el deporte, la vida, la sociedad y la empresa. Un proyecto debido a la pluma de mi otro par del proyecto, mi querido amigo Jesús Lens, que ha acertado de pleno con este artículo relacionado con la actitud de la estrella del Sevilla Kanouté. Un gesto que le costó una multa, pero que fue un humano gesto, debido a un tipo que se aleja muy mucho del comportamiento frívolo y mediático de un ejército de cabezas huecas, que no se avergüenzan de no haber leído un libro y acaban estrellándose con su Porsche de 150.000 €. Tiene que haber de todo en el mundo del fútbol, pero sí he de elegir siempre me quedaré con la visión del mundo del futbolista francés.

18 enero 2009

ENGANCHADO CON STIEG


Apellidado Larsson. Hace pocos meses no conocíamos a este sueco ya fallecido, que en sus ratos libres escribía de forma anónima una excelente trilogía, Millennium, que está suponiendo un fenómeno de dimensiones universales, pero la gran pregunta es ¿qué ofrece la literatura de Stieg Larsson, que tanto engancha? Obviamente, a punto de acabar su primera entrega y aguardando en los anaqueles la segunda -la tercera aún no está publicada en España-, no destrozaré las expectativas de futuros lectores. Pero sí comentaré mis impresiones. Y éstas son gratas con respecto al libro que a punto estoy de acabar. Se trata de una lectura fácil -no confundir con una trama fácil-. Es decir, Larsson no ha necesitado de grandes barroquismos lingüísticos para contar una historia -que son muchas- fascinante. Estamos ante novela negra, por tanto, debemos siempre tener presente qué tipo de género estamos leyendo.
En una dedicatoria que escribí sobre este libro, que regalé a un familiar, le venía a decir, aproximádamente, que Suecia pasaba por ser una sociedad casi perfecta, pero que con la lectura de este libro descubrirá que no lo es tanto. Y como en ese mítico programa he de decir que hasta ahí puedo escribir, en este caso.
Antes de comenzar la lectura de "Los hombres que no amaban a las mujeres," había leído lo dicho por un crítico. Éste se preguntaba algo así: ¿qué tiene este libro que nos hacer ver el amanecer? Y es cierto. Ya me ha pasado en un par de madrugadas. Su lectura empapa, subyuga, comprime, alienta..., tanto que he decidido dejar aparcado otro buen puñado de libros, algunos, incluso, ya comenzados. Ya decía que su lectura es ágil y fácil, algo meritorio para una novela, pero que no es precisamente el género que habría que dar a leer al público juvenil. Porque existe desgarro, violencia, grandes interrogantes humanos, aunque también humanidad. Por supuesto, es un libro que recomiendo.

14 enero 2009

QUEVEDO, SIEMPRE QUEVEDO.


Ahora que atravesamos un momento polémico por mor del pollo que se ha liado en torno al caso "Mariluz", y la huelga "ilegal" que quieren llevar a cabo, es un buen momento para hablar de los jueces. Y en qué boca mejor que en la del poeta más irónico, satírico, el de lengua más viperina y pluma más afilada de las letras hispanas, figura insigne y polémica del Siglo de Oro español. Por supuesto, me estoy refiriendo a nuestro gran Quevedo. D. Francisco de Quevedo y Villegas, que, en su línea pendenciera escribió un poema " Contra un juez". Hete aquí:

Este letrado de resina y pez,
que en tiempo de Moisés fue Faraón,
no sólo siendo juez tuvo pasión,
más siendo la Pasión, él fue su Juez.

Oyó cuerno en el Prado y Aranjuez;
graduóse después de carnerón;
como del fuego huye del lechón,
ni a San Antón encuentra alguna vez.

Es caballero de Avirón y Atán,
hijo de un vizcaíno de Belén
que, por lo perro, descendió de Can.

De la carda me dicen que es también,
y el apellido de Cardón le dan
los que en la Cruz cardaron nuestro bien.

12 enero 2009

LA TURBACIÓN DE X



En la anterior entrada dejamos a X en una situación muy embarazosa: se celebraba la boda del querido sobrino de Conchí y el quería debutar en competición el domingo por la mañana. La cuestión se tornaba complicada. Pero finalmente tomó una determinación.

La anterior entrega acababa así:


" X miró a su alrededor y no atisbó al frutero, muy amigo de la familia. Aquel individuo había sido, en opinión de Conchi, el que había creado todo el conflicto, una especie de alcahuete que había logrado que el correr sedujera a su X. Y para colmo su amigo frutero había tenido toda la sangre fría necesaria para no acudir a la boda, excusando cualquier cosa. Sabía que a estas horas ya se encontraba durmiendo, descansando para intentar mañana en la carrera de 13 kilómetros correr por debajo de los 4 minutos y 10 segundos el mil. Qué envidia. Tan evidente era la imagen de sus pensamientos en su rostro que Conchi soltó un fuerte suspiro y se levantó enfadada de la mesa, justo en el momento en el que Luís lo arrastraba literalmente a la barra, mientras comenzaba a tronar una abominable pachanga de canciones populares. La suerte ya estaba echada. Ahora ya daría igual que se quedara o que optara por marcharse. Así que, decididamente se marchó asumiendo todas las consecuencias. ¿Tan fuerte era su determinación?"


SContinuamos con una nueva historia de X denominada: La turbación de X, dentro de nuestro Proyecto Florens, que ya sabéis está hecho a cuatro manos, entre mi querido Alter y quien esto suscribe. Veamos.





X salió aturdido de la boda. Confundido, casi asustado. Pero la realidad es que no había marcha atrás. La suerte ya estaba echada y su determinación, sí, era muy determinante. Acostumbrado a no tomar decisiones importantes en su vida, aquella determinación le asustó y asistió a toda una procesión de hormigas sitiando su estómago a la vez que experimentaba una sensación de perder el sentido de la realidad. Sabía que toda su vida anterior podía hacerse añicos a partir de ese momento. Entonces fue cuando percibió una debilidad en sus piernas que casi le hace perder la verticalidad. Sin duda, era mucha su angustia y preocupación.

Miró su reloj y comprobó que aún no era tarde. Con suerte podría dormir todavía seis horas, no demasiadas, pero sí las suficientes para descansar o al menos no caer en la tentación de ingerir líquido alguno antes de la carrera. Ésta se celebraba a las diez de la mañana, pero su amigo el frutero le había insistido que tuviera el coche aparcado no más tarde de las nueve; que calentara con tranquilidad; que se cambiara de zapatillas, de pantalón, de camiseta; que recogiera el dorsal con tiempo, en fin, todos esos ritos iniciáticos que llevan a cabo los corredores como si de un ritual masónico se tratara.

Mientras atravesaba calles y plazas en dirección a su casa, comprobaba que la noche era fría y que la quietud en el pueblo era total. Pero sabía que esa quietud iba a ser efímera, que lo peor estaba por venir. No en vano había obrado de una manera extraña e incomprensible a juicio de los demás. Y sabía que tendría enfrente a Conchi, que no cedería ni un ápice en su postura contraria a que él se dedicara a correr. Incluso se encontraría con el probable desdén de Luís, su mejor amigo, pero éste, como suele ocurrir en las relaciones de amistad, sería mucho más condescendiente, porque en la amistad existe una menor dosis de egoísmo y una comprensión más sincera, sencillamente porque no habita en la relación el apasionamiento. Por su parte, encontraría diversos problemas con familia propia y política, además del enorme disgusto del sobrino predilecto de su esposa, del cual ni siquiera se despidió, algo que seguramente no perdonaría ningún miembro del clan. Con toda esa onerosidad encima no estaba seguro que pudiera pegar ojo. Sinceramente, tenía miedo y se encontraba angustiado. Presa de sus incisivos pensamientos anduvo mecánicamente por buena parte del pueblo. Reparó que no se estaba dirigiendo linealmente hacia su domicilio, pero la noche era clara y la luna parecía confraternizar con su desazón. Andando aturdido, de manera improvisada, fue como comprobó de pronto que se encontraba al borde del camino por el que realizaba sus entrenamientos casi a diario y le impresionó que la luna llena en ese momento alumbrara generosamente. Mientras tanto, las acequias animadas por la luz clara lunera brillaban como bandejas de plata y los árboles que presidían los márgenes del suave camino adquirían una forma misteriosa, pero al mismo tiempo familiar. Probablemente X estaba perdiendo el juicio, pero se aflojó la corbata y comenzó a trotar. Inmediatamente sus ojos comenzaron a humedecerse, pero no sabía si esas lágrimas eran del rocío de la noche o de felicidad. Era algo que en absoluto le importaba en ese momento, ya que tan sólo sabía que se sentía inmensamente feliz trotando en la soledad de la noche, por su camino predilecto de entrenamiento y observando al fondo la silueta de su pueblo. Admitió que a medida que se acercara a esa silueta sus problemas irían en aumento, que la incomprensión por parte de sus seres queridos sería irrebatible, pero a aquella hora, en la soledad de la noche, en mitad del campo, trotando y teniendo como acompañantes la luna, las acequias, el camino y los árboles había descubierto por primera vez en su vida lo que era la verdadera felicidad. Entonces fue cuando descubrió que la humedad de sus ojos no era atribuible en absoluto al frío.

No conocía el devenir del día siguiente, ni del siguiente al siguiente, ni de los días venideros, pero en aquel momento nada le importaba. Sólo quería disfrutar aquel instante que no quería cambiar por nada del mundo.

Excitado, animoso, renovado, se fue a dormir. Esa noche soñó que corría por el filo de la luna llena y su sueño fue más reparador que nunca.

Cuando despertó, el cielo apenas emitía una tenue luz y comprobó que su lado derecho de la cama no estaba desechó. Supuso que la boda se había alargado o, tal vez, su esposa, afectada por su plantón la noche anterior había optado por dormir en casa de alguna amiga o tal vez en la de sus padres. No le dio mayor importancia a este hecho.

Advertía que se encontraba descansado y optimista. Se dirigió a la nevera e ingirió un buen trago de zumo de naranja e inmediatamente activó la cafetera de café expreso, al tiempo que cortaba dos rebanadas de pan para tostarlo. Mientras tanto se dispuso a buscar la equipación con la que correría su primera carrera de competición.

En realidad no sabía bien que ponerse. El frutero le había aconsejado que comprara un pantalón de competición y una camiseta de tirantes, propia para carreras y así lo hizo, pero no estaba muy seguro que le favoreciera esa equipación. Sinceramente, no se veía con ella. El pantalón le parecía ridículamente corto, evidenciando sus aún pocos afilados isquiotibiales y la camiseta le magnificaba en exceso el pectoral, todavía no adaptado a la linealidad que otorga el correr intenso, así que desistió de esta equipación técnica, la cual probablemente iría mejor cuando contara con algo menos de peso. Así que optó por enfundarse una pantaloneta Adidas y una camiseta técnica Mizuno que había comprado unos días antes para entrenar.

Así que tomado el café, la tostada con aceite y miel y preparada la bolsa se dispuso a buscar el coche y dirigirse al lugar de la carrera, un pueblo cercano que siempre había destacado en cuanto a instalaciones deportivas de entre los pueblos de la zona.

No podía evitar sentirse nervioso y excitado, pero al mismo tiempo repleto de ilusión, y con esos sentimientos encontrados dejó atrás su calle para adentrarse en la larga avenida que le sacaría del barrio. No obstante, en la esquina de la avenida comprobó de súbito que su corazón casi se dispara al encontrarse casi de frente con un numeroso grupo de personas que zigzagueantes ya subían a la acera ya bajaban a la calzada, mientras despedían estridentes risas y gritos. Su primera intención fue frenar y dar la vuelta, pero ya era demasiado tarde. Los trasnochados ojos de esas personas –un grupo de cinco- se posaron en los suyos y no pudo evitar sostener la mirada de Conchi y Luís, que despedían inhóspitos aires de desaprobación. Unos días antes, en el encuentro que tuvo con los asistentes a la despedida de soltero había tenido más suerte, pero en esta ocasión no pudo evitar el contacto. No mediaron palabra. Conchi y Luís bajaron la cabeza, gesto este que bien podría significar ignorancia o desden, que a fin de cuentas son igual de letales. Pero fueron estas circunstancias las que confirieron más fuerza a X: ¿Por qué unas personas que vienen de madrugada de una boda, probablemente pedos perdidos han de reprobar a una persona que madruga para ir a correr? Por tanto, haciéndose esta determinante pregunta ya podía emitir su veredicto: lucharía por llevar a cabo su firme determinación. Costara lo que costara.

09 enero 2009

PASA EL TIEMPO Y QUEDA EL CORRER


Hoy me apetece hablar de correr. Porque he corrido entre la nieve, y entre la lluvia, y con cero grados en el termómetro.
Cuando mantenía "Diario de un corredor", las circunstancias del blog hacían que escribiera sobre el correr y su mundo la mayoría de las veces. Para mí era fácil. Simplemente corría y después expresaba lo que experimentaba en el blog. Unas veces con más acierto y otras con menos. Pero lo importante era poder escribir y hacerlo sobre uno de los asuntos que más tiempo ocupaba -y ocupa- en mi vida.
Pero suprimí aquel blog porque quería contar otras cosas, si bien no quise desengancharme por completo de escribir sobre el correr y las sensaciones que esta actividad reporta. Valoré la posibilidad de incluir algunas entradas al estilo de las que incluía en "Diario...", e incluso os consulté a través de una encuesta, cuyo resultado fue favorable a escribir de vez en cuando sobre correr. Y es que, sinceramente, me agrada hacerlo de cuando en cuando. Porque forma parte de mi vida. Como los libros, el cine, el escribir...Y es que resulta que hoy ha sido uno de los días en los que apetece escribir sobre correr.
Comenzó a nevar en Granada. No de manera violenta, pero sí era posible apreciar con nitidez la voluptuosidad de la nieve cayendo despacio sobre las aceras y los árboles. Ya tenía programado ir a correr, antes del almuerzo, buscando aún la luz del día, evitando, en definitiva, la comida del mediodía para que ésta no dificultara el entrenamiento. Un tentempié suave y a los caminos. La naturaleza, siempre tan caprichosa quiso que a la hora en la que me disponía a comenzar mi entrenamiento, entre el Pantano del Cubillas y Pinos Puente, estuviera nevando. Al principio no era perceptible y era factible afirmar que, incluso, sólo fuera lluvia. Pero enseguida el agua se tornó nieve y los copos se iban quedando en las recién estrenadas mallas largas Asics. Subía la dura cuesta de la Urbanización de Los Cortijos, en dirección a Caparacena y la nieve no dejaba de rebotar en mi cara. Iba bien abrigado, pero la nieve siempre encontraba rincones del cuerpo por los que penetrar. Sencillamente era delicioso.
Uno cuando corre no se siente nada importante de cara al exterior. Corremos porque nos place y porque nos sentimos bien, pero esta tarde mientras subía esa empinada cuesta, sabiendo que tenía por delante dieciséis kilómetros me sentía todo lo importante que es posible sentirse cuando se hacen cosas "contra natura". A esa hora y con ese tiempo, es fácil imaginarse a la mayoría de la gente, arropada junto al televisor o leyendo un buen libro, o al menos eso es lo que creía adivinar en los rostros de los conductores que se cruzaban conmigo. Insisto que en esos momentos no existían sentimientos especiales por llevar a cabo una actividad más dura o con más arrojo, sencillamente disfrutaba de estar haciendo algo distinto, a título individual. Y es que, como le comentaba a Mati por la noche, hay tan pocas cosas que me gusten de la sociedad, que cada vez disfruto más corriendo. Buscar un rincón lejano, silencioso, no demasiado transitado y patearlo es de lo que más me place. dejad que me ausente, dijo el Dr. Sheehan ¿ Será ese un elemento común entre, nosotros, los corredores?
Corría entre la nieve y posteriormente entre la lluvia, que en ocasiones se disfrazaba de copos y en otras su atuendo no era fácilmente identificable. Pero no dejó de acompañarme en todo el recorrido. Las manos protegidas por guantes técnicos, las mallas arropando las piernas, el gorro de lana cubriendo las sensibles orejas y la respiración convirtiéndose en vapor cada vez que exhalaba el aire.
Diecisiete kilómetros. En soledad. Con la única ayuda de las piernas, el corazón y los pulmones. Tras ese disfrute sabía que tendría que volver a la sociedad, a mezclarme con la gente, pero ese recuerdo me acompañaría a lo largo del día, quedando siempre la impagable posibilidad de poder repetirlo un día y otro, siempre que las lesiones respeten como están respetando últimamente. Pasa el tiempo y se lleva muchas cosas. Pero queda el correr.

07 enero 2009

MIGUEL HERNÁNDEZ, EL POETA DEL PUEBLO


Lo prometido es deuda, dicen. En dos sentidos: volvemos a los miércoles poéticos, pasados ya los fastos, tan agradables pero también tan anárquicos en cuanto al caos con el que transcurren los acontecimientos; y en el otro sentido, hace un par de semanas dejé dicho que dedicaría a nuestro amigo Aleandro unos poemas de Miguel Hernández, el poeta de Orihuela, que tanto gusta a él y a mí.
Leí mucha poesía de Miguel Hernández, y se podría decir que con sus versos descubrí parte de la buena poesía. Por eso es para mí un referente. Sin embargo, no conocía el poema que incluyo hoy: "Las abarcas desiertas". Rebusqué en su antología que guardo con esmero y me pareció el poema más indicado para las fechas que tocan. Espero que lo disfrutéis como yo lo he hecho.


LAS ABARCAS DESIERTAS

Por el cinco de enero,

cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.


Y encontraban los días,
que derriban las puertas,

mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.


Nunca tuve zapatos,

ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.


Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,

y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.

Por el cinco de enero,

para el seis, yo quería

que fuera el mundo entero

una juguetería.

Y al andar la alborada

removiendo las huertas,

mis abarcas sin nada,

mis abarcas desiertas.


Ningún rey coronado

tuvo pie, tuvo gana

para ver el calzado
de mi pobre ventana.


Toda la gente de trono,

toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.


Rabié de llanto,hasta

cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y un mundo de miel.


Por el cinco de enero,

de la majada mía
mi calzado cabrero

a la escarcha salía.


Y hacia el seis, mis miradas

hallaban en sus puertas

mis abarcas heladas,

mis abarcas desiertas.

01 enero 2009

UN AÑO DA PARA MUCHO


Ocurren muchas cosas en un año. Bastaría con analizar brevemente el año ido para confundirnos en fechas y sucesos. Curiosamente muchas de las cosas que nos han ocurrido en los últimos trescientos sesenta y cinco días parecen lejanas; en cambio otras parecen muy cercanas.
Existe para casi todos nosotros hechos ordinarios y comunes, asuntos que normalmente están relacionados con el trabajo, estudios o el ritmo de cada día. Pero también existen muchos sucesos extraordinarios, que no deberían pasar, en absoluto, inadvertidos.
Un año puede ser el resumen de los intereses que tenga cada persona. Podría ser la suma de libros leídos, películas vistas, música escuchada, páginas escritas, kilómetros hechos. Incluso, el año en el que cambiamos de vivienda, de coche o de pareja. Un año, ya digo, da para mucho.
Desde hace tiempo no creo en los propósitos para el próximo año. Me he cansado de escuchar a gente que juraba y perjuraba que con el nuevo año dejaría de fumar, y sin embargo, enfrascados en un cotillón o fiesta familiar lo primera que hacían nada más sonar las campanadas, nada más comenzado el año, era fumar compulsivamente. O personas que prometían correr tres veces por semana nada más comenzara el nuevo año, pero se ha presentado la primavera y los ha sorprendido con más michelines y ningún kilómetro en sus piernas. Decididamente, no creo en los propósitos de año nuevo, considero que son muletillas, autoengaños perfectos para asegurarse que nunca se comenzará nada. Los que creemos en los propósitos verdaderos sabemos que no es necesario que comience un nuevo año para hacer lo que queremos hacer.Por tanto, lo importante es contar con propósitos y no dejarlos en cuarentena para que comiencen en una fecha culturalmente simbólica. Algunos no saldrán y otros sí, pero ninguno arranca el 1 de enero, eso seguro.
Un año da para mucho, aprovechémoslo.

OS DESEO UN BUEN AÑO PARA TODOS LOS AMIGOS-AS QUE LEÉIS ESTE BLOG.

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...