Estamos ante una película harto interesante. Una de esas en las que es más importante destacar su trascendencia, el hecho real en sí, que otras cuestiones que tengan más que ver con la buena mano en en la dirección o la BSO, por poner tan solo dos ejemplos. Una de esas películas que nos muestra un hecho al que, quizá, no hubiéramos tenido acceso por otra vía. Como trasfondo el sempiterno asunto del Holocausto, pero visto, en esta ocasión, desde una óptica más academicista. Libros que describen el Holocausto contra libros que pretenden insuflar un negacionismo.
Es elemental que este tipo de películas, bastante corales, cuenten con buenas interpretaciones, algo que se consigue sobradamente con la intervención de una actriz con atributos interpretativos muy sólidos y potentes, Rachel Weisz, a la que acompañan un buen y selecto grupo de actores y actrices de ambos lados del "charco", al tratarse de una coproducción británica y estadounidense.
Como elementos destacados en esta película podemos comentar la dirección correcta de la misma a cargo de Mick Jackson, conocido por dirigir la mediática y taquillera película El Guardaespaldas (1992), interpretada por la desaparecida cantante Whitney Houston y Kevin Costner, así como el evidente contraste mostrado en la misma entre el derecho estadounidense y el más solemne británico, en el que el acusador nada tiene que probar sino el acusado. Sobre ese asunto judicial se desarrolla esta película basada en hechos reales, la cual cuenta con un metraje de casi dos horas de duración (110 minutos) sin que provoque sensación de pesadez en ningún momento; no al menos en mi caso, aficionado como soy a la historial y al derecho.
Basada en un libro de la escritora Deborah Lipstadt, que cuenta su peripecia personal y judicial en cuanto a la negación de su doctrina académica por parte de un seudohistoriador llamado David Irving, un británico muy constante en su cometido, admirador de Hitler, es evidente que se trata de una película de no demasiado presupuesto, algo no muy necesario dada su ausencia de efectismos que disparen el mismo, siempre y cuando los actores y actrices intervinientes (en este caso la estrecha Rachel Weisz) no dispare sus honorarios. No obstante, el resultado final es bastante decente y transmite muy bien lo que quiere contar. Por tanto, aconsejo su visionado, porque cuenta también con buenos momentos de buen cine.