España, en los diez primeros días de Juegos iba camino de un importante fiasco, pero en esta última semana ha levantando cabeza, a pesar de las decepciones del fútbol, tenis, balonmano, waterpolo y, tal vez, hockey sobre hierba, masculinos, que se ha compensado con las brillantes actuaciones de los equipos de balonmano y waterpolo femeninos. Sin duda, las damas han sido las grandes salvadoras de nuestro honor en esta ocasión, que ya era hora. Y suerte que la selección masculina de baloncesto finalmente ha hecho un partido de oro en la final, a pesar de que se venía tambaleando en las fases eliminatorias. Pero pensemos en exclusiva en el atletismo, el rey de los juegos.
En este deporte el fiasco ha siendo mayúsculo. De hecho, los que seguimos el atletismo todo el año, ya sabíamos que eso iba a ocurrir porque estamos en un país en el que se nos ha olvidado el sufrimiento y el poco dinero que conlleva llegar a la élite. Los niños y niñas, igual que ya no quieren ser príncipes o princesas, tampoco quieren dedicarse a una actividad en la que se entrega más que se recoge. La nobleza del esfuerzo ha dejado de ser importante y se sueña por la billetera, la gloria y muchos menor esfuerzo que a diario nos restriegan los medios de comunicación, personalizados en los Casillas, Cristianos, Iniestas y demás. Porque no olvidemos que hemos sido un país de nuevos ricos y los nuevos ricos tan sólo desean vivir bien y exponerse al esfuerzo lo menos posible. Lógicamente, esto que digo no es más que una exageración con muchos tintes de veracidad, pero la realidad es que el atletismo de élite en España ya no vende y tampoco las autoridades atléticas lo favorecen demasiado porque es muy difícil acceder a una beca ADO y cuando se accede, la cantidad que se obtiene apenas da para entrenar sin tener que dedicarse a otro menester y la pierdes en cuantos te relajas y no das las altas marcas exigidas. En resumen: el atletismo en España no mueve dinero y todo lo que en este decadente país no mueva dinero está abocado a desaparecer. Por eso no desaparecen los políticos y la monarquía, supongo.
En otros países, el mecanismo profesional del atletismo es muy distinto y ahí están sus resultados. En EEUU y muchos países del antiguo bloque soviético, el esfuerzo y el talento atlético se recompensa de otra manera más generosa, principalmente - en EEUU, básicamente- por el papel de las universidades, y a los atletas africanos, por su talento natural, se los rifan fuera de sus países y obtienen sumas millonarias en 'meeting' y otras pruebas más o menos oficiosas. Sus marcas les preceden.
Pero en España tener una gran marca tampoco ya es sinónimo de gloria y eso crea mucha incertidumbre y desánimo. Por tanto, si nadie lo remedia en los próximos años, nuestro atletismo seguirá bajando peldaños en la orbe internacional. Costará mucho volver a tener gente en la final de 1500, 5000 ó 10000 y tocar podio en maratón. Pero ojalá me equivoque y tan sólo se trate de una visión desanimada de la realidad actual.