La banda sueca Opeth me enganchó desde el primer minuto. Es una de esas bandas que no se encasillan y que teniendo un trasfondo metálico, apuntan a otros géneros como el rock progresivo o el jazz y el blues. Sin embargo, de esta banda prefiero sus cortes de Doom Metal y Death metal progresivo.
Sus veintitrés años en los escenarios les ha dado para tener un público muy fiel en todo el mundo y están avalados por sus más de doce discos, además de grabaciones en vivo y singles. No obstante, no es un grupo de masas, probablemente por decisión propia.
Como suele ser habitual en todos los grupos metaleros, los cambios han sido constantes, pero hay un liderazgo permanente que es fiel a la esencia del grupo desde su nacimiento. Y ese líder no es otro que el sueco de Estocolmo, Mikael Äkerfeldt, que cultiva varios instrumentos, pero básicamente la guitarra principal, además de su sugestiva voz. Han grabado discos íntegros como Rock progresivo (Heritage, 2011, por ejemplo) y otros más -la mayoría- de corte más metalera.
En sus actuaciones suelen utilizar, guitarra, guitarra bajo, batería, teclados e, incluso, piano.
Aquí les vemos en un concierto reciente.