LA TESIS
Ayer por la mañana, contra todo pronóstico, decidí enfilar para la costa. Yo mismo me quedé sorprendido por esa inédita decisión, pero cuando quise darme cuenta ya estaba a la altura de Padul y decidí continuar. Algo me decía que me toparía con algo extraordinario.
Ya puestos -me dije- iré al municipio con la playa más concurrida. Y como si se tratara de una teletransportación en el tiempo, en el término aproximado de una hora me vi viendo el mar azul desde la carretera nacional -futura autovía cuando mande la providencia- que conduce a la playa de Velilla en el término de Almuñecar.
Me costó aparcar, algo que ya sabía, pero una vez estacionado el vehículo me dirigí con paso firme hacía la famosa playa que -ya podía verlo- estaría a reventar de gente ansiosa de agua y de sol.
Pero cuando ya estaba a pocos metros no podía dar crédito a lo que mis ojos iban procesando: la playa estaba practicamente vacía a excepción de tres o cuatro bañistas que leían ávidamente un libro en papel, o bien, un libro electrónico. Comprobé que se podían escuchar nítidamente las olas a las 12 de la mañana de un día de agosto porque el silencio era casi escandaloso. No podía ser. Miré para un sitio y para otro pensando que tal vez se tratara de una de esas bromas televisivas o, probablemente, se estaría grabando alguna película o un anuncio, pero al no ver nada extraño a mi alrededor, me dirigí a una de las pocas personas que estaba plácidamente leyendo un libro en la playa para preguntarle sobre qué estaba ocurriendo para que la playa se encontrara vacía a esas horas.
- Ocurrir no ocurre nada, pero los tres o cuatro que aquí estamos leyendo frente al mar consideramos la idea de correr el rumor de que el Real Madrid acababa de llegar al Ayuntamiento de Almuñecar a ver qué ocurría. Somos doctorandos y estamos elaborando una tesis sobre psicología de masas en la Universidad de Granada.