Stefan Zweig (Viena, 28 de noviembre de 1981- Petrópolis -Brasil-, 22 de febrero de 1942) fue un escritor e intelectual judío nacido en Austria. En la Austria que ocuparon las tropas nazis de Hitler. Por tanto, ni que decir tiene que hubo de salir por piernas, dado que ya es conocido que los regímenes dictatoriales procuran atenazar en primer término a intelectuales, escritores, artístas y otras personas de alma y expresión libre, las cuales -como es lógico- son las más críticas y contrarias al régimen opresor. Por tanto, nuestro buen escritor hubo de coger las maletas, por su doble condición de intelectual y judío. Por aquel entonces ya contaba con un enorme prestigio en Europa y el continente americano, que fue donde acabó, curiosamente en Brasil, lugar en el que se suicidó, al parecer, al comprender que no había salida para Europa tras la invasión nazi, aunque sí la hubo, como todos sabemos.
Su obra es amplia, no ingente, pero sí amplia, dado que como buen intelectual no solo se dedicó a escribir sino también a arengar con conferencias e intervenciones públicas. Una de sus novelas más famosas es la que vengo a glosar aquí "Novela de ajedrez", una novela corta de no más de cien páginas que escribió un año antes de fallecer, que he devorado en un par de tardes y que en consonancia con la crítica es merecedora de elogios por mi parte. Una técnica narrativa muy depurada y un asunto, con el ajedrez de fondo, que engarzar con dos mundos opuestos: el del un campeón mundial en la ficción llamado Mirko Czentovicz, negado para toda actividad intelectual que no sea el ajedrez, y el misterioso Señor B., un tipo curioso, perteneciente a una alta estirpe familiar austriaca perseguida por la GESTAPO y que arrastra una relación con el ajedrez neurótica harto curiosa. Relación que el buen escritor austriaco desarrolla muy pormenorizadamente en esta breve novela que responde a la máxima que la calidad literaria nada tiene que ver con la extensión. Por tanto, si estáis interesados en la literatura europea de la primera mitad del siglo XX, no debe faltar entre vuestras lecturas esta novela, que a mí a nivel personal me ha parecido muy interesante, además de ilustrativa sobre un periodo histórico concreto que hay que superar, pero no olvidar.