Foto debida a Paqui |
Foto debida a Paqui |
Foto debida a Paqui |
Foto debida a Paqui |
Foto debida a Paqui |
Foto debida a Paqui |
The runner MIB |
En absoluto llegué tan fresco como en Salobreña. Sufrí mucho más. |
Roberto en la llegada, celebrando su merecida marca |
"Es lo positivo que tiene el ir sin forzar demasiado: que llegan las buenas sensaciones" |
PRUEBA FONDO LA INDUSTRIAL. ARMILLA. YA CON LA
MIRADA PUESTA EN LA LLEGADA
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CARRERA ESPÁRRAGO.HUÉTOR TAJAR. EN ESTA OCASIÓN NO NOS CONFUNDIERON EN LA RUTA |
MEDIA MARATÓN DE GRANADA. PASO POR EL PARQUE ALMUNIA, KM. 12 |
SUBIDA AL VELETA. A APENAS "CINCO KMS" DE LA META. |
PRUEBA DE FONDO SALOBREÑA. SIN PIZCA AÚN DE SUFRIMIENTO |
SALIDA MEDIA MARATÓN DE GUADIX. UNA DURA PRUEBA NOS ESPERABA |
MEDIA MARATÓN DE ALMERÍA. EL GESTO LO DICE TODO. |
PADRE MARCELINO.GRANADA. 10 KM.POR DEBAJO DE 44', NO ESTUVO MAL. |
PRUEBA DE FONDO DE ÓRGIVA. FRESCO A PESAR DE LA DUREZA. |
MEDIA MARATÓN DE MOTRIL. EN MOTRIL TUVE DE LAS MEJORES SENSACIONES DE TODO EL AÑO. |
MEDIA MARATÓN DE BAZA. LLEGANDO A META. ES UNA PRUEBA QUE ME GUSTA. |
PRUEBA FONDO LECRÍN. DÚRCAL. UNA PRUEBA QUE SE CARACTERIZA POR LA IRREGULARIDAD KILOMÉTRICA. |
LAS DOS COLINAS. GRANADA. EN ESTA PRUEBA SE SUFRE MUCHO. |
PRUEBA DE FONDO DE ALMUÑECAR. ES UNA PRUEBA LLANA Y VAS A TOPE; LUEGO, SUFRES. |
CON JAVI Y JESÚS. ALMUÑECAR. ROSTROS SONRIENTES ANTES DE COMENZAR. |
CON LUIS Y JESÚS. VELETA. NO ÉRAMOS CONSCIENTES DE LO QUE NOS ESPERABA. CON JOSE MANUEL, RAFA BOOTELLO Y OTROS HABITUALES DEL CIRCUITO, EN ÓRGIVA. ESPERABAN UNAS DURAS RAMPAS |
PRUEBA FONDO RÍO DÍLAR. OGÍJARES. AL CONCLUIR ESTA PRUEBA DECIDÍ CORRER EL VELETA. SEGURAMENTE PORQUE TUVE MUY BUENAS SENSACIONES. |
MEDIA MARATÓN DE ALMERÍA. LOS ÚLTIMOS KILÓMETROS SE ME ATRAGANTARON. |
CON MARIO. MEDIA MARATÓN GUADIX. MARIO LLEVA UNOS AÑOS HACIENDO MUY BUENA MARCA EN GUADIX. YO, REGULAR. |
SALIDA. MEDIA MARATÓN DE MOTRIL. YA SE NOTABA EL CALOR. |
ECUADOR DE LA CARRERA. MEDIA MARATÓN DE MOTRIL. FUE NECESARIA MUCHA AGUA PARA COMBATIR EL FUERTE CALOR DE LA COSTA. |
Lo importante de haber corrido este pasado domingo en la prueba de fondo de Almuñecar es tener la sensación de haberme reencontrado con el yo del año de 2010 (no, no estoy refiriéndome a la sin par Regreso al Futuro); y es que, precisamente, en Almuñecar comencé a dar signos de mayor ritmo aeróbico en distancias superiores a 10 kilómetros. De hecho, en el crono medio de este año he arañado unos segundos con respecto al del año pasado, toda vez, que en esta ocasión sí ha habido una distancia exacta de 14 kilómetros, pero no el año anterior que faltaron más de 500 metros.
Me he reencontrado, pero de una manera no demasiado memorable, ya que se han ausentado las buenas sensaciones y ha sobrado el sufrimiento, principalmente en los últimos kilómetros, precisamente los de más calor.
La decisión de salir rápido en los primeros kilómetros ha podido resultar algo insensata porque me he ido desinflando a partir del kilómetro 10 de una manera muy apreciable. Se podría decir que en estos últimos kilómetros he vivido de las rentas de los anteriores.
En esta prueba de Almuñecar hay que dosificar, en primer lugar porque no es una prueba corta y, en segundo, porque no se puede contar con la garantía de que octubre sea un mes fresco y que el calor y la humedad no sea tan agobiantes. De hecho, este octubre no lo ha sido y la humedad ha sido muy palpable, principalmente, en los largos tramos junto al mar, aspecto éste que hace que la dosificación sea muy difícil. Bastó con comprobar el grado de empapamiento de la camiseta e, incluso, el pantalón.
Si el circuito estuviera diseñado al revés, es decir, que los primeros kilómetros transcurrieran junto al mar y los últimos por lugares más frescos en la Vega tropical, sería mucho más factible hacer más rápidos estos primeros kilómetros, sabedores de que los últimos serán menos calurosos y la humedad menor. Pero es justo al contrario, circunstancia ésta que hace que la mayoría de los corredores vayan de más a menos, desde los más rápidos a los más lentos. El sufrimiento por la zona de Velilla se palpaba en los rostros.
Ese ha sido mi caso, aunque no solamente por el diseño de la ruta. La realidad es que en los primeros diez -o tal vez antes- el ritmo que imprimí fue excesivo para mi forma actual y los últimos entrenamientos no avalan el hecho de rodar a ritmos inferiores -en algunos kilómetros- a 4'15'', e incluso a 4'07'' en uno de ellos, según registra el Forer. Lógicamente, en una carrera de 14 kilómetros esto se paga, porque rodar a ese ritmo en competición cuando no se hacen entrenamientos específicos de calidad, no estando los rodajes más rápidos por debajo de 4’40’’ el mil, es bastante arriesgado. Y lo pagué a precio de oro. De hecho, en la corta cuesta que da acceso al entorno del estadio "Francisco Bonet" barruntaba la posibilidad de detenerme y subir andando (me decía a mí mismo con cierta ironía que Almuñecar no era el Veleta).
Pero no lo hice y ahora me alegro. Sin embargo, no tuve fuerzas para forzar en la pista en esos últimos trescientos metros de la misma. Pero eso ya me daba igual porque sólo fuerzo cuando voy con buenas sensaciones, de lo contrario me dejo llevar.
Curiosamente a mucha gente se le va la olla en la pista. Es más, no comprendo cómo corredores que van al límite de sus posibilidades casi desmayan por llegar en sprint al arco de llegada. Supongo que será por la foto. Llegar muy rápido a meta, en mi opinión, no debería ser más que el premio que uno se otorga cuando se llega con buenas sensaciones y fuerza, pero no en el caso de llegar al límite. De hecho, a lo largo de las muchas competiciones realizadas he visto a gente casi caer de rodillas al llegar por cometer esa locura, ¿merece la pena ese esfuerzo? Probablemente para ellos, sí.
No hay duda: somos lo que estrenamos. Ahora bien, cada corredor es dueño de su plan de entrenamiento y en función de que se tenga un plan más o menos ambicioso los resultados en competición serán congruentes con el mismo, porque al margen de poseer una buena genética para correr, ser más joven o menos joven o tener una mejor o peor adecuación física, no existe otro secreto que el entrenamiento.
De hecho, nos ocurre a todos que cuando rodamos a un buen ritmo en alguna competición, rebosamos de optimismo y nos planteamos acrecentar el entrenamiento –sobre todo el de calidad- pero ocurre que las circunstancias del día a día a cada cual nos pone en nuestro sitio y es difícil buscar el tiempo necesario y las ganas para llevar a cabo una planificación teutona de nuestros entrenos que incluya: pista, fisioterapia, tiradas largas fijas, nutrición estricta, descanso suficiente... es cierto que mucha gente hace todo esto, y ahí están sus resultados; otros lo intentan y lo llevan a cabo durante algunas semanas, pero acaban abandonando.
Y es que finalmente siempre hay que hacerse las siguientes preguntas: ¿Qué marca quiero conseguir? ¿Qué sacrificios estoy dispuesto a hacer para conseguir la marca que quiero? En definitiva, ¿Qué supone para nosotros, corredores sociales, correr? En mi caso, las respuestas cada vez están más claras. En realidad, se concretan a una sola: quiero seguir corriendo, sin aditivos.
Pero, en fín, para no irme por senderos existencialistas, en lo personal, lejos de conseguir otros objetivos imposibles o muy onerosos, he de afirmar que me encuentro satisfecho con lo conseguido, satisfecho por constatar que pasan los años y uno sigue siendo capaz de correr un puñado de kilómetros sin detenerse, satisfecho por poder justificar aunque sea un poco esa vestimenta atlética que llena de colorido las calles y plazas de pueblos y ciudades, en definitiva, satisfecho por seguir estando ahí.
Con Mario (que ha vuelto a clavar su buen tiempo del año anterior), minutos antes de la salida.
Isaac Croser jamás imaginó que un simple encargo de investigación lo arrastraría hacia los secretos de su propio linaje y la historia que cr...