No lo recuerdo con exactitud, pero creo que las primeras -y únicas hasta ahora- Asics Cumulus que tuve andaban por la versión siete. Y si, por lo general, el fabricante japonés saca un modelo cada año, desde aquéllas hasta éstas han transcurrido ocho versiones.
Porque las Cumulus que acabo de adquirir son la versión quince, si bien acaban de fabricar la versión dieciséis. Fuere como fuere lo importante es que Asics acertó de lleno con este modelo que, en mi modesta opinión, es quizá el más dinámico para rodar a diversas velocidades, acumulando -de ahí su nombre- muchos kilómetros, sin que pierdan sus iniciales propiedades.
Porque las propiedades de las que goza este modelo no son un secreto para nadie. Nacidas a la sombra de las Nimbus y de las Kayano, las Cumulus fueron adquiriendo fama en el sector de manera rápida y efectiva, toda vez que pocos corredores que hayan rodado con ellas han comentado nada en contra. Podría ocurrir -ocurre con todos los modelos- que determinados corredores no las consideren adecuadas para su forma de correr, sobre todo si no son neutros, pero la unanimidad a favor de este modelo suele ser universal, cosa que no ocurre con todas las marcas y/o modelos.
Y esa unanimidad favorable hizo que su precio fuera subiendo. He ahí la mala noticia. Cuando yo las adquirí, hará unos ocho años-, su precio era muy atractivo con relación a otros modelos de similares prestaciones pero, como suele ocurrir con todos los artículos que gozan de mucha demanda, el precio se acabo equiparando casi al de los modelos consagrados de la marca japonesa.
Y como yo me quedé con ese recuerdo de su buen precio, hasta ahora no me he lanzado a adquirir otro par y no por falta de ganas, lo admito. Me ocurre como nos ocurre a todos los corredores: aplazas la compra hasta encontrar alguna oferta ventajosa, que suele estar casi siempre fuera de España, si bien ya hay comercios -on line, sobre todo- en nuestro país que ofrecen ofertas atractivas.
Por suerte ese especie de tabú se ha roto en esta compra, con la suerte añadida de encontrar un color a mi gusto -ya he dicho en varias ocasiones que me gustan los colores llamativos de las zapas-, si bien no sólo por el color llamativo sino por sus virtudes para correr en la oscuridad, que es algo a lo que tengo que recurrir, principalmente en invierno. Pues bien, aquí están las nuevas guerreras, y aunque ya llevan en su caja algunas semanas, ahí permanecen, esperando a que yo me recupere para comenzar a 'acumular' kilómetros. Ardo por hacerlo.