He comprobado (o me he ratificado) que los blogs aún no han muerto y tienen su importancia. Es posible que aún más importancia.
Resulta que –como muchos amigos conocéis– yo vengo del mundo del blog y que, tras la irrupción de las redes sociales, como nos pasó a muchos, lo abandoné (aunque nunca del todo). Así que hace un mes decidí retomarlo, haciendo lo contrario a lo que había hecho: dar un paso atrás en las redes sociales. Y el resultado no ha podido ser más interesante. Cuando decidí retomarlo, justo el treinta de junio, las estadísticas de visitas eran algo más de 2500 al mes, resultado de las búsquedas aleatorias en Google casi siempre de temas que el blog incluye (cine, música, reflexión, etc.).
Tras un mes de actividad y 17 entradas julio ha arrastrado una estadística de más de 8574 visitas, más del tiple de los datos que arrojaba hasta entonces, un dato exponencial que demuestra que cuando un blog se actualiza las visitas se disparan. Nunca fue mi fin competir en este aspecto y escribir para que las visitas se disparen (de lo contrario escribiría sobre Belén Esteban y los hermanos Matamoros) sino de intentar introducir contenidos originales e imprimirles la máxima calidad de la que sea capaz. Cuando me siento a escribir una entrada en el blog, me muestro igual de concienzudo que cuando me pongo a escribir un libro. Eso no puede ser artificioso en absoluto. O escribes en serio o no escribes, no hay otra opción. Al menos, en mi caso. Porque intento ser concienzudo, incluso, hasta para escribir un guasap.
No obstante, dejé abierto el canal de mi página de autor en Facebook para compartir los contenidos del blog, que suelen ser del orden de dos a cuatro semanales, porque a diferencia de las redes sociales los contenidos en los blogs permanecen y suelen ser más largos y trabajados, por lo que no conviene ser demasiado prolijo en entradas, si bien es cierto que hay veces que escribo una cada día, todo depende de la temática, la extensión, la inspiración, el tiempo disponible y las ganas.
Tampoco ha sido mi fin último que los comentarios en el blog sean infinitos. Es cierto, que en esta etapa son muchos menos (aunque los que hay son extraordinarios) que en la época dorada de los blogs en la que los comentarios mismos, en ocasiones, oscurecían la entrada, creándose verdaderos debates de alto nivel, pero espero que poco a poco vayan llegando más. Es decir, ir consiguiendo atraer a amigos de las redes sociales hacia el blog porque creo, sinceramente, que a quienes nos gusta escribir y leer con mayor profundidad, el blog nos brinda verdaderas experiencias de conocimiento y comunicación.
Por lo tanto, satisfecho por la decisión tomada ese treinta de junio pasado.
Y muchas gracias por vuestro seguimiento.