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EL EFECTO MARIPOSA
Dice un viejo adagio que el aleteo de una mariposa en algún lugar de la tierra tendrá sus consecuencias en otro lugar muy remoto. No está comprobado si eso será cierto o si se trata ya de una especie de leyenda urbana, pero sí lo es si se aplica analógicamente a la economía. De hecho, la inflación en España se ha disparado como nunca se había visto en los últimos treinta años como consecuencia de la subida de determinados productos de primera necesidad por causa de la invasión Ucrania por Rusia (no diré guerra porque esta no es otra cosa que una declaración abierta de ambas partes de la contienda).
Sin embargo, la economía siendo muy importante no es lo más importante. Lo más importante es el goteo de víctimas inocentes, o no, que está dejando este conflicto, además del descomunal éxodo que está sufriendo Ucrania, un país en el que sus habitantes vivían relativamente bien. Un éxodo que alcanza ya mientras escribo estas líneas dos millones y medio de personas, una cifra que seguirá subiendo cada día ante el terror que están implantando los hijos guerreros de Putin y que pronto comenzaremos a notar en el fondo de contingencia de los presupuestos públicos de nuestras instituciones, algo que me parece justo y adecuado.
¿QUE DICE EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO?
Poco o nada dice o, quizá, pueda decir, mejor dicho, decir sí, porque hablar es gratis, sino más bien poco o nada puede hacer ante la posibilidad de que haciendo lo que dicen las normas que hay que hacer se declare una III Guerra Mundial, que en este caso sería una guerra mundial nuclear. Soy de la opinión que sin esas cabezas nucleares instaladas por doquier tanto por Rusia como por Estados Unidos y algunas pocas potencias elegidas estaríamos ya inmersos en una guerra mundial al estilo de la primera y de la segunda, aunque mucho más sofisticada y mortal.
Por tanto, el instrumento de la economía, de las sanciones, tanto de estados e instituciones internacionales como de grandes corporaciones empresariales es lo único que queda, sin descartar el permanente intento de apresar al delincuente que ha provocado esta guerra. Con respecto a esto último la Corte Penal Internacional, con sede en los Países Bajos, encargada de juzgar los crímenes de guerra y los genocidios, ya ha comenzado a dar sus primeros pasos o, al menos, los está dando su fiscalía. Una o varias resoluciones jurídicas en contra de Putin son la mejor vía para poder apresarlo por los medios legales si no es posible por los medios menos ortodoxos.