Ver los ocho capítulos de la serie española Hierro ha sido una decisión muy acertada. Alguien me había comentado que merecía la pena, sobre todo por los impactantes y bellísimos paisajes reales de la isla perteneciente a la provincia de Tenerife, pero se equivocaba...Bueno, en realidad, no se equivocaba o se equivocaba a medias porque los paisajes son impactantes y bellísimos, dotados de una vitalidad selvática impresionante. Sin embargo, en mi opinión, lo realmente impactante es la calidad de la serie, su trama bien hirvanada, a la altura de cualquier serie norteamericana o británica de gran presupuesto.
Y decir esto de una serie española es decir algo realmente importante, como bien corroboran los muchos críticos y espectadores exigentes que han opinado sobre la serie.
Ocurre que en más ocasiones de las necesarias nos dejamos llevar por la irregular hechura de las series de sello español y los prejuicios nos pueden negar el placer de ver joyas como esta serie. Por tanto, hay que eliminar esos prejuicios y quitar ese velo que nos impide ver más allá de lo producido por Netflix, HBO o la BBC.
Existe una enorme dignidad en todos y cada uno de los intervinientes en la serie Hierro, ya sea el elenco de excelentes actores y actrices principales (excelentes Candela Peña en su muy creíble papel de magistrada y de Darío Grandinetti en su difícil papel de mafiosillo local con un posible buen corazón), secundarios, técnicos de imagen y sonido, responsables de localización de exteriores...Pero habría mucho qué decir sobre el buen hacer de los hermanos Coira que han escrito y dirigido la serie con una brillantez extraña en nuestro país.
Una serie negra puede estar dotada de buenos ingredientes y elementos que la hagan adictiva y de calidad: uno o varios crímenes, una investigación, un no del todo sospechoso acusado por todos, todo un baile de conocidos y amigos de los asesinados, un paisaje peculiar y un héroe o heroína que contra todo pronóstico, como si se tratara de una gota malaya no duerme por dar con el verdadero asesino. Todo eso bien condimentado podría ser un éxito si se mezcla bien, pero Hierro, además de todo eso, tiene muchos más elementos y esos elementos, que han cautivado a tanta gente, van más allá de lo evidente, de lo visible. Existe una trama social muy densa y claustrofóbica y unos personajes principales y secundarios que o bien quieren escapar de la claustrofóbica isla y otros que están destinados a permanecer en ella pese a su voluntad. Hay historias personales muy hondas y entrelazadas y desesperadas relaciones personales que provocan en el espectador la suficiente empatía como para comprender a todos ellos.
Así es la serie Hierro y por eso hay que verla.
Una nota altísima para esta serie española que traspasará nuestras fronteras si no lo ha hecho ya.