Está claro que el dominio del espacio y del mundo sigue centrado en el músculo. Veamos.
Estamos en tiempos turbulentos y revueltos y se presume que tendremos por delante muchas manifestaciones, mucho cabreo ciudadano y de colectivos, mucho mobiliario urbano roto y, por lo tanto, enfrente, mucho policía antidisturbios y por tanto hará falta mucho músculo tanto en una parte como en la otra del conflicto. De hecho, los antidistubios que son esos tíos de las distintas policías -Nacional y las dos autonómicas: Mossos d'Escuadra y Ertzaintza-, que te vuelan la cabeza de una hostia por dos motivos: a) porque están preparados física y psicológicamente para tal función; b) porque van provistos de buen equipo y porras como para que te pienses ir otra vez a una manifestación. Pero aun así, se han cagado ante los músculos de los mineros asturianos del sector del carbón que, cabreaos como están por los recortes del gobierno en su sector, le han plantado cara a toda una élite antidistubuios de la Policía Nacional y éstos acaban de denunciarles alegando que estos tipos -los mineros- tienen bíceps como para arrancarte la chola de una buena hostia. Algo muy distinto a lo que ocurre con el 15-M -han venido a decir los polis- que sí, que mucho estudio y mucha lectura y mucha teoría postmarxista pero que son unos escuchimizaos, unos cagaos que no tienen ni media ostia (bueno eso lo añado yo como producto de mi imaginación), unos "nenes con gafas" (eso añaden ellos, la policía) que te los llevas para adelante en un suspiro y muchas niñas pijas o feministas que se asuntan nada más verte con esos cascos y esas porras. Pero los mineros son otra cosa. De hecho, en la denuncia que han presentado en el Juzgado de Guardia de Oviedo uno de los agentes decía expresamente lo siguiente: “Parecía que me había atropellado un camión cargado de vigas de hormigón, con remolque y todo”,
Eso me recuerda muy mucho lo que nos dijo un poli nacional en Sevilla, cuando los empleados públicos de la Junta hicimos la primera multitudinaria manifestación ante las puertas del Parlamento de Andalucía en la que comenzamos a cantar lemas y cancioncillas y como colofón el himno de Andalucía, que no sé yo qué mierda pintaba en aquella función: "Yo esperaba más coraje" -nos dijo el poli en un sevillano muy marcado- "y es que sois demasiado educados", acabó diciéndonos. Y, sí, razón no le faltaba a ese poli bueno porque tal y como están las cosas y como se van a poner en los próximos meses, habrá que ir dejando ya las consignas más o menos basadas en el buen rollito zetapé e imprimir un poco de más acción -no digo, en absoluto, violencia- porque parece ser que el músculo sigue siendo la referencia y es lo que, al parecer, asusta tanto a polis como a políticos. Así que habrá que volver a sacar las pesas del desván porque la malaleche no hay que entrenarla: ya la tenemos.