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21 agosto 2024

NUEVOS PROYECTOS LITERARIOS YA CONSOLIDADOS

 Me refiero a nuevos proyectos literarios ya consolidados, porque por su propia naturaleza un proyecto no es otra cosa que una intención que podrá culminarse o no. Y, aunque nada es certero hasta que no se culmina por completo, en estos, que ahora contaré, no habrá apenas otra disfunción que la que pueda acarrear el mero azar o las circunstancias ajenas a la voluntad de uno. 

Pues bien, paso a contarlos, que para eso han sido (aún lo están siendo) muchas las horas, los días y los años de trabajo. 

El primero, será la novela de título definitivo, si el editor no lo cuestiona, La corrupción no era esto, cuyo título anterior fue Donde los hombres íntegros. Esta novela lleva mucho tiempo en mi cabeza y en manuscrito, y tras años de trabajo, de tiras y aflojas, de cambios argumentales, de utilización de distintas voces narrativas, de correcciones y un largo etcétera, ya está acabada y cuenta con una propuesta editorial. Por tanto, si nada se tuerce, verá la luz en el último trimestre de 2025. Así de largos son los plazos editoriales. Lo tomas o lo dejas. Cuando el contrato esté firmado, que espero sea en breve, revelaré la editorial que se encargará de este libro.

El segundo, será una novela posterior, pero que deseo sea publicada pronto, incluso antes de que se agote este extraño año (ya todos los años son extraños). Y para que eso ocurra no tendré otra vía que responsabilizarme por completo de la edición. Ya he dicho en más de una ocasión que no me gusta trabajar con editoriales y sí erigirme en escritor indi que es como mejor me encuentro. Lo he hecho, claro que sí, es decir, publicar con editoriales, y por eso sé lo que dijo. Lo que ocurre es que, en ocasiones, la propuesta no es mala y hay que meter la cabeza entre las alas. Esta última novela tiene por título Mi lugar en estos mundos y es una continuación muy extensa de un relato que publiqué en Conversación en la taberna y 41 relatos titulado Un mensaje desconocido. La idea de que se publique antes que la anterior, siendo más joven, se debe a que entre una novela quiero dejar transcurrir un año aproximádamente, tiempo que considero mínimo para que se digiera y porque hoy día, con un mercado editorial atorado, no es conveniente cansar a los pocos lectores que tengan a bien leer mis historias. ¿Cómo la publicaré? Aún no lo sé, porque dado su particular argumento debo de cuidar muy bien cómo hacerlo para que no se convierta en un proyecto fallido, como creo que fue Equis quería correr, a pesar de que siempre le vi mucho potencial a esa primera novela. También lo vio alguna gente, pero poca, eso es cierto. 

Por tanto, me afano en atorar aún más el ya más que repleto panorama literario, porque cuando uno cree en sus cosas hay que dejarlos partir, como esa cometa que levanta vuelo y acaba por desaparecer ante tus narices. Porque como pasa con la cometa, cuando un libro coge vuelo ya no es tanto problema de uno. Uno lo ha disfrutado y lo ha sufrido escribiéndolo y lo que venga después ya no es tanto un problema del autor porque los lectores son los que siempre tienen la última palabra. Digo lectores, aunque uno es consciente que no lo serán tantos por las enormes dificultades que hay para hacerte notar en el mercado editorial, y aquí viene muy bien aquello que dijo Juan Marsé acerca de que siempre se escribe para una persona. Para mí tengo que se refería a sí mismo. Coincido. 

20 octubre 2023

SOBRE MI TERCERA NOVELA: MI LUGAR EN ESTOS MUNDOS

 



La que será mi tercera novela escrita -que no publicada: publicada está sólo una: Equis quería correr (Amazon, 2019, en papel y digital)-, de título ya definitivo Mi lugar en estos mundos, ya está muy cercana a conclusión, sin perjuicio de que suelo reescribir con bastante frecuencia mis trabajos con el fin de pulir todo lo posible. 
Se trata de una novela distinta a las otras dos anteriores, si bien siempre está presente la transformación operada por el héroe, en el concepto del personaje principal de una narración. Alguien corriente que comienza una historia de manera casual y no sabe cómo acabará, si bien transformará su existencia o la visión de su mundo. 
Mi lugar en estos mundos, curiosamente, surge de un relato incluido en mi primer libro Conversación en la taberna y 41 relatos (Editorial Luhu, 2015, Editorial Estratega, 2017, Amazon -formato eBook, 2018). Releyendo este relato, titulado un Mensaje desconocido consideré que su final era muy abierto (como muchos de los que escribo y publico) y daba juego para continuar la historia. En principio, consideré que podría alargarse hasta completar una novela corta (en torno a las 35 000-40 000 palabras), pero disfrutaba escribiendo la historia, que se iba multiplicando y de la que surgían personajes por doquier, y acabará con una extensión doblada a la prevista, es decir, unas 80 000 palabras. 
En la segunda reescritura, que es la que estoy culminando en estos días, sigo disfrutando con la historia, y eso es lo importante. 
Daré más detalles más adelante, pero decir que en esta historia se mezclan hechos normales y paranormales, los cuales tendrán como fin que nuestro héroe experimente un cambio profundo y que su visión del mundo (al menos del mundo tal y como lo percibía) cambie en el transcurso de unos pocos meses. Siempre intento en mis novelas y relatos que el lector disfrute de las primeras páginas y que la historia que lee le permita seguir haciéndolo hasta el final, si bien soy consciente que eso es muy difícil conseguirlo en todos los casos. 
Seguiré hablando en próximos post sobre esta obra.

02 octubre 2023

MIS DOS ÚLTIMAS OBRAS ACABADAS O CASI Y OTRAS REFLEXIONES NECESARIAS

   Se suele referir el escritor de manera habitual a la necesidad que tiene de escribir, que lo necesita como respirar. En realidad, como respirar no se necesita apenas nada, pero es comprensible que a quienes nos gusta escribir tengamos alguna necesidad, aunque fuera remota, de escribir cada día o casi cada día. Es algo que yo, en particular, he ido apreciando con los años; es decir, que me ha ido ocurriendo poco a poco. 
   En mi caso, el placer de escribir cada día si me es posible está por encima de otras muchas cosas de la existencia e, incluso (es algo que observo cada vez más), el hecho de escribir sin estar pensando permanentemente en circunstancias posteriores, como puede ser la publicación y todo ese mecanismo editorial tan estresante y arriesgado. En ese sentido, me siento bastante afortunado. Afortunado por tener esa tendencia a imaginar y escribir historias y penetrar con facilidad en ellas desde la pantalla del ordenador. Sí, eso es un privilegio, que a mi me ofrece muy buenas sensaciones, casi idénticas a las que me ofrece correr, mi otra gran pasión. 
   Y por eso escribo cada (o casi) cada día. Ese suele ser mi rato de soledad que comparto con trotar por los caminos, que también es un rato de soledad placentero. 
    Así que ese cada día da mucho juego para crear historias. Y es de esa manera, que no es nada milagrosa, sino persistente, como he podido acabar mi novela Donde los hombres íntegros, bastante larga, la cual comencé a escribir hace ya muchos años y que luego abandoné centrándome en otros proyectos. Y, también, gracias a esa dedicación ya está prácticamente terminada la primera reescritura de una novela comenzada mucho más tarde: Mi lugar en estos mundos, que es la continuación larguísima de un relato integrado en mi libro Conversación en la taberna y 41 relatos. Y, por qué no decirlo, ya hay esbozos más o menos importantes de tres novelas más y algún que otro proyecto literario de no ficción, lo que da juego para ocupar el tiempo en los próximos tres o cuatro años, siempre que el ritmo de escritura no decaiga y lo permitan los dioses. 
    Pero como decía más arriba, eso no tiene mucho que ver con publicar. Se ve mucho mejor cuando observamos la labor de un pintor. Coge su caballete y se va a la mitad del campo, alejado de la ciudad, y allí se pasa horas, días, semanas, meses, años... Posteriormente, podrá exponer o no esas pinturas, pero no es lo que piensa cuando deja volar su imaginación y sus ojos para posarlos enseguida en su lienzo. Bueno, pues así es como concibo escribir. Y muchos diréis con razón que si la opción no es, necesariamente, publicar, si no se va a compartir con otras personas las historias que inventas, para qué escribir. Bueno, yo lo veo como procesos independientes. Me parece mucho más puro escribir por el placer de escribir, que escribir con el fin exclusivo de publicar. Se aprecia mucho en los textos que lees quién lo hace por un motivo y por otro. Hoy  día, lamentablemente, la opción principal es la segunda. Hay demasiadas prisas por publicar y así sale lo que sale. Publicar un libro es hoy día lo más fácil del mundo si puedes pagarlo. Hay miles de empresas que se dedican a esto sin que les interese lo más mínimo el contenido del libro. Por tanto, cualquiera que garabatee algunas palabras puede publicar un libro. Pero otra cosa distinta, es publicar algo publicable, con independencia de que se publique en editorial tradicional o se autoedite. Al contrario de lo que se cree hay libros publicados con editorial tradicional con mucho menos calidad literaria y de edición que otros publicados mediante autoedición. Cuando ésta es de calidad iguala o supera a una buena edición tradicional, si bien hay que reconocer que todavía existe la idea que autoedita quien no consigue publicar con editorial tradicional. Eso es cierto en parte, pero no hay que olvidar que hay gente que ha regresado a la autoedición desde la edición tradicional y otra que prefiere asumir por su cuenta el proceso de edición de su obra por completo, además de no perder el control sobre ella. Me encuadro bastante en ese grupo, a lo que hay unir que me produce una pereza enorme publicar con una editorial tradicional, donde los problemas siempre crecen. Lo sé porque lo he vivido en una editorial tradicional pequeña y me costaría volver a pasar por ahí. 
    Pero no pretendo irme por las ramas y retomo el asunto de las dos novelas que ya están o casi preparadas para publicar, aunque no sea mi opción prioritaria en este momento. Es normal que cuando comienzas a publicar cometas errores por la precipitación y la emoción de ver tu libro publicado, pero cuando ya llevas varias obras publicadas la opción es esperar todo lo que sea necesario para publicar con garantías y la máxima calidad posible; de lo contrario, nada mejor que dejar la obra en un cajón y esperar que llegue su oportunidad. Como solía referirse Alfred Hitchcock aplicado a las películas: ha nacido muerta. Exacto, hay que intentar evitar que un libro ya nazca muerto. Ya tendrá tiempo de morir por su cuenta con el paso del tiempo (aunque hay libros que siempre están vivos, nunca mueren).
   Por tanto, para no hacer demasiada larga esta entrada, posteriores hablaré de manera más extendida de cada una de estas dos obras que he citado más arriba: Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos. 
   
    


NUEVOS PROYECTOS LITERARIOS YA CONSOLIDADOS

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