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01 mayo 2021

LA "TRILOGÍA" DE MÁGINA: TRES NOVELAS DE ANTONIO MUÑOZ NOVELA


En este vídeo comento brevemente sobre las tres novelas que conforman la denominada trilogía de Mágina: Beatus Ille, El jinete polaco y El viento de la Luna.

10 enero 2021

LIBROS: PATRIA (ESPAÑA, 2016)




El hecho cierto que «Patria», la novela del escritor vasco Fernando Aramburu, haya sido, no solo un éxito editorial, sino un fenómeno sociológico de lectura tanto en España como fuera de nuestras fronteras, pero sobre todo en España, hace que este lector habitual tuviera sus más que serias dudas para hincarle el diente. Me animaron algo algunas de la críticas literarias serias que leí y la opinión de un amigo de la infancia, muy lector y buen juzgador literario (de hecho, él leyó e hizo sugerencias y propuso correcciones de mi novela «Equis quería correr» antes de lanzarla a la aventura editorial en Amazon). Así que ya decidido, un buen día di un largo paseo de nueve kilómetros (ida y vuelta) desde mi domicilio a la librería Picasso de Granada, aprovechando que era un buen momento para pasear y reflexionar tras el periodo de confinamiento debido al Covid19; porque hacía una buena tarde de sábado, silente y nublada; porque era necesario apoyar a las librerías, grandes damnificadas del periodo pandémico; y porque yo estaba lesionado y necesitaba andar al no poder correr. Había muchos porqués, así que me lancé a la calle y compré el libro del que ahora comento y «La larga marcha», de Rafael Chirbes, uno de los escritores de referencia que tengo. Estaba por entonces leyendo «Alegría», del que comenté hace poco aquí y acabando el proceso de edición de mi último libro de relatos y microrrelatos «Pérdida y olvido»; así que cuando acabé el libro de Manuel Vilas y terminé el proceso de edición de mi libro, ya colgado en Amazon, comencé a leer «Patria», con la premisa siempre en mente de que se trataba de una novela de 646 (la edición de bolsillo de Tusquet) y que si era un fiasco debía de no perder demasiado tiempo y dejarla porque, además, siempre me han surgido dudas de los libros que son leídos de manera masificada.
   Pero tanto la vida como la literatura no cesan de dar sorpresas y a medida que leía (qué digo, devoraba) la literatura ágil de Fernando Aramburu no paraba de exclamar mentalmente que se trataba de un escritor valiente y ajeno a modas y cuestiones políticamente correctas. Y no me refiero a la temática que trata el libro, ya sobradamente conocida por todo el mundo y en la que no voy a entrar apenas, sino tan solo para decir con voz clara que las únicas víctimas reales son las que pierden la vida; me refiero a la técnica del veterano escritor, ya totalmente consolidado como tal, pero no demasiado conocido por el gran público (ahora lo es tanto como Ken Follett). Una técnica arriesgada, de esas que vuelve loco a un corrector estrecho de miras y con mirada fija en el bien construido edificio de la RAE, porque Aramburu es todo un valiente a la hora de establecer su lenguaje literario, tanto en el sentido narrativo en primera, segunda o tercera persona, que mezcla sin aviso y sin piedad, como en los cuantiosos y riquísimos diálogos de los protagonistas.        Dígamos que ha conseguido lo que pocos autores consiguen: meter en su mente y en su capacidad literaria todo el espectro de personajes, que son abundantes, y situaciones que también lo son de esta magna novela que, sin embargo, en mi más que humilde y desautorizada opinión no es perfecta, como casi ninguna porque no todos los días no se escribe un «Cien años de soledad» o una saga como «En busca del tiempo perdido». Pero se trata de una gran novela que lejos de quedarse en el asunto social y político del problema vasco que teñió muchas calles de sangre en los ochenta y los noventa, principalmente, ahonda en un ejercicio literario para mí desconocido hasta el momento, yo que soy tan dado a descubrir y emocionarme como buen letraherido con nuevos estilos literarios alejados a lo convencional. 
   A medida que leía me preguntaba por qué ha gustado esta novela a tantos lectores. La respuesta aún no la sé, aunque sí sé que no todo el mundo ha reparado en lo que yo he reparado, tal vez, por mi faceta de juntar letras en mi tiempo libre. Entiendo que la mayoría ha visto, como yo también he visto, una trama ágil y enganchadora, con perfil sicológico muy acertado de cada uno de los personajes, sobre todo de los esenciales. Quienes conozcan el país vasco, estarán conmigo que esos personajes esenciales destilan un carácter vasco hasta la médula y que la vida social y política en este país nos ha sido transmitida por Fernando Aramburu de manera brillantísima.  Y quizá sea ese elemento el que ha hecho que esta novela triunfe de la manera que ha triunfado. Ahora bien, no todo es perfecto en ella. Vislumbré que el autor ya estaba agotado (¡son 646 palabras, Dios¡) y que tal vez por eso el final no es el que yo hubiera preferido. No me refiero ya al que yo hubiera preferido en coherencia con la trama, sino al que yo hubiera preferido desde el punto de vista literario. No hubiera venido nada mal que se eliminara alguno que otro de los 125 minicapítulos y con ese material haber desarrollado más (literariamente) ese final. Aún así, ponerle pegas a una obra monumental, valiente, bien escrita y con un estilo literario únicos, sería de cretinos. 
   Por tanto, mi aprobación más que decidida a favor de la lectura de esta peculiar novela porque serán muchísimas horas de placer las que el lector se echará a la buchaca. 



27 diciembre 2020

NOVELA: «ALEGRÍA», DE MANUEL VILAS (FINALISTA DEL PREMIO PLANETA 2019)

 


Lo diré desde ya: la novela «Alegría», de Manuel Vilas, me ha parecido una obra excelente. Posee rasgos de alta literatura y en muchas de sus frases, auténticas perlas literarias. Pero también he de decir que puedo comprender que no sea una novela para todo el mundo, que todo el mundo no disfrute con este tipo de literatura. Lo digo porque el lector podrá encontrar en Amazon comentarios del tipo: novela aburrida, plasma, no he podido acabarla, repetitiva... Y otras por el estilo.

Pero a un servidor le ha gustado. Y mucho. 

Es probable que tengan razón aquellos que afirman que es un poco repetitiva, pero es perdonable porque el escritor desea centrar casi toda la trama (aunque, en puridad, trama no hay) en sus padres, es decir en la relación que él tuvo con sus padres y cómo los ve ahora, ya muertos, en ese ejercicio de autoficción. Y, claro, eso puede ser repetitivo, pero a mí no me lo ha parecido, principalmente por una cuestión: cada vez que alude a ellos es por pensamientos, sentimientos, sensaciones, vivencias nuevas. Y eso jamás puede ser repetitivo.

Se aprecia en el texto del escritor de Barbastro que es poeta ante todo, pero que también domina el lenguaje narrativo, del que se aleja formalmente las más de las veces porque es una novela que no necesita una formalidad. Es otra cosa.

Y como otra cosa que es, no será una novela que guste a todo el mundo. Por supuesto, no quiero aparentar pedantería, pero esta novela está escrita para que la lean quienes realmente aman la literatura y no solo novela histórica, negra o de otro tipo, que las más de las veces tienen muy poco de literatura, aunque hay mucha de ese género que la tiene a raudales.

La literatura es contar, por supuesto, pero sobre todo es saber trasladar a palabras sentimientos más que reflexiones, situaciones más que historias objetivas. De ahí que existan diversas formas de novelar las cosas. Y lo que hace Manuel Vilas en esta novela es saber plasmar sentimientos y también plasmar situaciones. No es necesario que cuente historias, aunque también lo haga, al menos para engarzar con el sentimiento y la situación que quiere describir...Casi siempre centrada en sus padres, pero también en sus hijos o, más bien, en cómo se intenta ver él como padre también. 

No he leído aún Ordesa, que fue un fenómeno literario hace unos pocos años, por lo que he comenzado la casa por el tejado, pero Ordesa me espera impaciente.

Pero antes tendré que acabar Patria, de Fernando Aramburu, de la que también escribiré aquí. 

08 junio 2018

LIBROS: LA TIENDA. AUTOR: PEDRO RUIZ-CABELLO FERNÁNDEZ


Autor: ISBN: 978-84-948785-4-1Categoría: Editorial: Atlantis

15,00

SINOPSIS:



JOSÉ, UN MODESTO TENDERO DE UN PUEBLO PEQUEÑO, CONOCE EN SU EDAD ADULTA A ENCARNITA, UNA JOVEN DE DIECINUEVE AÑOS, DE LA QUE SE ENAMORA PERDIDAMENTE. LA PASIÓN QUE SIENTE POR ELLA LO ARREBATA, LO LLEVA A SOÑAR Y A PADECER TERRIBLES DESENGAÑOS CUANDO LA REALIDAD LO DECEPCIONA. ES UN AMOR IMPOSIBLE QUE LO ATRAPA Y QUE ACABA CONVIRTIÉNDOSE EN UNA OBSESIÓN. POR LA TIENDA PASAN MUCHAS PERSONAS: ES UN LUGAR DE ENCUENTRO. JOSÉ SE VE PRESIONADO POR LA SOCIEDAD EN LA QUE VIVE, REGIDA POR ANTIGUAS CONVENCIONES. SUS SALIDAS POR LOS ALREDEDORES LE PERMITEN DESAHOGAR SU ESPÍRITU, HASTA EL PUNTO DE QUE LOS PAISAJES COBRAN UNA GRAN IMPORTANCIA EN LA HISTORIA. HAY MOMENTOS DRAMÁTICOS EN LOS QUE JOSÉ SE DESESPERA; INSTANTES EN LOS QUE, IMPULSADO POR EL AMOR, EXPERIMENTA UN PROFUNDO GOZO. LA NOVELA PODÍA ACABAR DE DIFERENTES MANERAS, PERO AL FINAL DA UN GIRO QUE CONFIERE UN NUEVO SENTIDO A TODO LO QUE HA OCURRIDO EN ELLA.


COMENTARIO: 

   Acabo de leer esta novela corta de Pedro Ruiz-Cabello Fernández. Siempre intento atrapar la sensación primaria que experimento cuando acabo de leer un libro, con independencia de qué tipo de libro se trate. Obviamente, si se trata de un libro de ficción, como es el caso que comento, esa sensación primaria pasa por tener una idea de enriquecimiento, de satisfacción, que no siempre se consigue; una sensación que buscamos cuando acabamos de ver una buena película, observado una obra de arte pictórico o escultórico o, como en el caso, la lectura de un libro. En el caso de La tienda, la última novela del escritor de Atarfe (Granada), la sensación ha sido de fresco enriquecimiento y, sobre todo, de haber experimentado el viaje lector de asistir a la construcción de una historia sencilla pero compleja al mismo tiempo, como complejo es siempre el amor y, sobre todo, el proceso de enamoramiento. 
   En la presentación de esta novela, hace tan poco unas pocas semanas, se aludió con bastante énfasis al amor, al proceso de enamoramiento, el cual está presente a lo largo de la novela. Y es así porque el autor disecciona con la precisión de un cirujano todo ese proceso en la persona ficticia del personaje principal de la novela, José, un modesto tendero de pueblo, que como se puede leer en la sinopsis, el amor hacia una joven lo arrebata hasta el punto de convertirse en el centro de su vida. No obstante, el autor, que posee un lenguaje poético muy identificable y que vuelca en sus novelas, no elabora un único mosaico en el que la figura del amor sea el único componente, sino que también centra su trama en enriquecedoras conversaciones con clientes, vecinos y amigos que visitan su tienda de manera habitual, aludiendo en esas ricas conversaciones a otros temas importantes de la existencia y vida del ser humano, que visto desde la óptica local de un pueblo pequeño consigue plasmar algunos de los grandes temas que han interesado desde siempre a la humanidad a través de esas meras conversaciones tan frecuentes en las antiguas tiendas y tabernas de barrio y de las que hemos sido testigos muchos de nosotros, entre ellos, quien suscribe al haberse criado en una taberna de pueblo y haber tenido la ocasión de escuchar discursos y conversaciones de toda índole, a pesar de ser pronunciados por personas que, en muchas ocasiones, no sabían ni leer ni escribir. 
   Otro aspecto importante en la literatura de Pedro Ruiz-Cabello es la descripción literaria del paisaje, algo que él mismo ha destacado en más de una ocasión cuando le ha tocado hablar de sus libros, cuya inspiración siempre ha dicho le llega de uno de sus escritores predilectos, Gabriel Miró, un gran paisajista literario.
   La novela se lee con emoción y enorme interés. Cuenta además con una estructura sólida y bien definida a través de un pequeño elenco de personajes secundarios corales que acompañan al lector en toda la historia y con los que éste acaba conviviendo a través de esas breves pero exhaustivas conversaciones. Personajes como D. Ángel, Alfonso, Andrés o el propio Antoñito, sobrino de José, que asiste con interés a algunas de las conversaciones que allí se refieren. 
   Como ya se ha aludido de pasada, una virtud de la literatura de Pedro Ruiz-Cabello es saber trasladar al lenguaje literario universal el lenguaje y trama local del pueblo que a él le inspira, que no es otro que el suyo propio, en el que ha nacido y reside a pesar de que él jamás hace alusión al nombre del mismo, aspecto que quien este comenta valora como algo muy acertado, porque de esa forma el lector podrá trasladar a su propio terreno todos esos elementos comunes que forman parte de las novelas del autor.
   Por tanto, opino sin andamiajes que La tienda es una novela mayor, una novela que cuenta con los ingredientes necesarios para serlo y llegar a un amplio público lector, sobre todo a aquel que se mueve con soltura en los grandes temas de la literatura universal. 

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...