He aquí el artículo que me dedica el diario Ideal de Granada con ocasión de la publicación de mis dos últimos libros, disponibles ambos en Amazon.
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Siempre es agradable que te seleccionen un relato para uno de los diarios con más tirada de Andalucía.
Uno agitaba sus hermosas y coloridas
alas al viento y el otro volaba a lomos de una sofisticada bicicleta. Ambos
eran amigos y entrenaban cada día por los alrededores de Ancona, su desconocido
pueblo italiano. Y ahora un loro solitario dicen que espera y espera, sin que
pueda comprender qué ha ocurrido para que ya no pueda volver a desafiar al
viento junto a su amigo humano. Ha muerto otro ciclista. Otro más. Y con su
muerte también fenece de alguna manera su compañero de entrenamiento, un loro
que parecía ir marcando el ritmo de su compañero, como si de un dron de plumas
se tratara, aunque en esa fatídica mañana poco pudo hacer por él. El ciclista
se llamaba Michele Scarponi y el loro se
llamaba Frankie.
Las nuevas tendencias, las más de las
veces, no son más que refritos de algo que siempre ha existido. Por ejemplo, el
‘nesting’, tendencia a la que se refería el otro día la versión digital de este
periódico consistente en las virtudes que supone para la mente y el cuerpo
quedarse en casa el fin de semana. Muchos ya lo sabíamos, pero no está nada mal
que lo sepan también todos aquellos que ven en el fin de semana la excusa
perfecta para huir del hogar, algo que es también loable si lo que se va a
encontrar fuera de él es mejor y más placentero, pero no tanto si resulta al
contrario. Ocurre que la mayoría de nuestras actividades que nos ofrecen paz
interior y cultivan el espíritu y la mente se producen dentro del hogar. Por
ejemplo, la lectura o ver una película clásica. Nada como las cuatro paredes
del hogar propio y el rincón preferido para hincar las fauces hambrientas de
letras a un libro o volver a emocionarse con ese siempre nos quedará París. Precisamente, leía esta noticia del
‘nesting’ mientras me encontraba en mi biblioteca rememorando los títulos
leídos y no leídos, acusándome cada minuto de no haber leído tal o cual libro.
Mientras tanto, advertía el contraste que me producía ver a través de la
ventana una terraza de un bar repleta de gente, ajena a los placeres del hogar
y de nada que tuviera que ver con el recogimiento. Parecían a gusto entre el
ruido de los coches y los niños de un parque anexo y me dije que con ellos no
iba esa nueva tendencia. Pero, claro, es cuestión de gustos. O de intereses.
Para mucha gente, tres
duros golpes han sido infligidos a la democracia en un poco margen de tiempo:
la nueva victoria del PP en España, en su momento más álgido de causas
judiciales abiertas relacionadas con la corrupción, el Brexit británico, en uno
de los peores momentos de la Unión Europea, por mor de la lastrante crisis, la
inmigración y los problemas de cohesión, y la victoria del ultraliberal Trump
en Estados Unidos, en una época convulsa en el mundo en cuanto a relaciones
geopolíticas. Duros golpes avalados por muchos millones de votos, a los que
habría que sumar los obtenidos por los representantes más radicales de países
democráticos de medio mundo, pero principalmente europeos. Se supone que la
democracia también era esto. El uno de octubre de 2025 me despido de Facebook tras diez años y medio ininterrumpidos. No se trata del típico calentón que todos, antes o...