Mostrando entradas con la etiqueta ARTICULOS DE IDEAL. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ARTICULOS DE IDEAL. Mostrar todas las entradas

23 agosto 2013

'CONVERSACIÓN EN LA TABERNA', EN EL CONCURSO DE RELATOS DE VERANO DEL DIARIO IDEAL

El relato 'Conversación en la taberna' -revistado para la ocasión y que ya había publicado aquí en mi blog y del que se habían hecho eco muchos lugares de internet- sigue su camino de aceptación y una muestra más es la publicación del mismo en el concurso de Relatos de Verano que organiza el Diario Ideal.  Una relato cada día a lo largo del mes de agosto, que luego serán recopilados en un libro. Hoy día 23 ha sido el mío el seleccionado, algo que me alegró cuando abría las páginas de este periódico esta mañana mientras tomaba un café en la calle San Juan de Dios de Granada . Ahí va: 

CONVERSACIÓN EN LA TABERNA  


-¿Qué vas a tomar?
-Una Alhambra especial.
-Por favor, dos Alhambras especiales.
-Oye, ¡cuánto tiempo sin vernos!
-Sí, ya era hora que echáramos unas cervezas y charláramos.
-¿Cómo te va?
-No me puedo quejar. Sigo aún con el taller en el pueblo. ¿Y tú?
-Bueno, pasé por el tribunal médico y me dieron la invalidez gracias a Juan Sola, el abogado del pueblo, pero sigo atendiendo el negocio con mi mujer aquí en la capital.
-Has hecho bien porque está muy jodida la situación. Yo tenía a tres trabajadores contratados en el taller, pero hablé con ellos y llegamos a un acuerdo de despido, pero siguen trabajando.
-¿Están despedidos y siguen trabajando?
-Sí. Nos viene bien a todos: yo me ahorro los seguros sociales, que son altísimos y ellos cobran el paro y el sueldo, pero claro les pago menos que cuando tenían contrato. Todos contentos: Ellos ganan más y yo también.
-¿Y si te enganchan?
-¿Quién va a pasar por el pueblo? Además, los tres talleres del pueblo hacemos lo mismo y no nos vamos a denunciar unos a otros porque nos perjudicaríamos. 
-!Ah¡ vale. A nosotros, en el negocio, un día nos visitó un inspector de trabajo y, por suerte, yo me encontraba en la puerta del local, fumando un cigarrillo.
-¿Pero estaría tu mujer?
-¡No, que va! El negocio en realidad lo llevo yo, pero les dije que lo regentaba mi mujer, que es la que aparece en los papeles, y que yo estaba allí ocasionalmente porque ella había salido un minuto a un asunto urgente. Suerte que al 'panchito' que tengo allí sin contrato estaba ese día en el médico..
-¿Y se lo tragó?
-Al parecer sí. De hecho se fue y no ha vuelto más. Pero sí, me acojoné un poco ya que si el inspector no se traga aquello nos multa y a lo mejor hubiera perdido yo la paga. Al menos eso me dijo Juan Sola.
-La verdad, es que estos inspectores son unos crédulos o a lo mejor es que están desmotivados porque ganan menos. Total, para lo que hacen, mucho ganan aún. Hablando de inspecciones, mi hija pequeña estuvo a punto de perder la beca porque alguien fue por ahí contando que el taller no estaba declarado y nos daba muchos ingresos y tal. Desde ese día le he prohibido que vaya con su BMW A3 y su iPhone 5 a clase.
-¿Y qué pasó?
-No nada, no se pudo demostrar lo que decía el cabrón anónimo ya que lo tengo bien atado. La niña sigue cobrando todos los años la beca máxima, unos 5000 euros, que son para ella solita.
(Irrumpe un tono de teléfono móvil: ¡¡Por mi hija maaaaato!!)
-Tío, que me he llevado un repullo con ese tono de la tipa esa de la tele ¿cómo se llama...?
-Sí, la Esteban, esa sí que es lista, jeje, perdona, que es un proveedor. ¡Oye, que significa esa factura con IVA del otro día! ¿Cómo? Nada de eso. Me la emites de nuevo sin IVA o no cobras...sí, hasta las seis estoy allí. Hasta luego.
-¿Te quieren meter el IVA?
-Sí, se lo he dicho al tío de las pizzas mil veces  y sigue dale que te pego con el IVA de los....,y para colmo ahora que lo han subido los chorizos estos del gobierno. 
-Sí, vaya mierda de país, con tantos impuestos.
-Por cierto, sabes que me he comprado un Audi.
-¿Sí ¿Cuál?
-El Q7
-Joder ¡el que llevan los futbolistas!, que pedazo máquina...te habrá costado un pastón.
-Sí, es caro, pero me he ahorrado una pasta. Si quieres te digo cómo.
-Dime, dime...
-¿Tienes a algún minusválido en tu familia o  a alguien de confianza que lo sea?
-Pues no sé, tendría que verlo...
-Yo lo he puesto a nombre de mi padre que, como sabes, tiene una gran minusvalía. Me he ahorrado el Impuesto de Matriculación, me han hecho una rebaja en el concesionario, no pagaré jamás el Impuesto de Vehículos al Ayuntamiento y, para colmo, aparcaré donde me salga, en cualquier plaza de aparcamiento reservada para minusválidos ¿Por qué te crees que hay tanto coche de gran cilindrada con el cartel de minusválido en las calles?
-Estás en todo, macho, pero ¿se tragarán que tu padre conducirá eso con 80 años siendo  minusválido?
-Éstos del Ayuntamiento se lo tragan todo. Por cierto, hablando del Ayuntamiento ¿te has enterado lo del alcalde del pueblo? ¡Qué cabrón! ¡Qué bien amañado lo tenía todo! ¡Qué poca ética! A mí me extrañaba que la recogida de basura siempre la ganara la misma empresa.
-Sí, ¡qué cantidad de corruptos nos gobiernan! Y para colmo hay que sostenerlos a todos. ¿Y los asuntos esos de los ERES y la Gürtel?...¡qué caterva de corruptos! ¡vaya mierda de país!
-Ni que lo digas, vaya país de sinvergüenzas y corruptos nos gobiernan. No hay que votar a ninguno, que son todos iguales. Van a lo que van.
-Oye, quieres otra cerveza.

-Sí, sí, vale. Pero disculpa un segundo, que voy a asomarme a ver el coche, que está en segunda fila. 

27 julio 2013

LA SOLEDAD DEL CORREDOR DE FONDO (IDEAL, 25/7/2013)

El pasado jueves, Ideal publicó un artículo por mí firmado de título 'La soledad del corredor de fondo', una reflexión a raíz de leer la novela corta de Sillitoe. Como estaba fuera y no lo pude subir a tiempo, lo hago ahora.
Se trata, como decía, de una reflexión de la que creo podemos participar quienes hacemos del fondo una forma de vida, o bien, hacemos una forma de vida del fondo. Nunca se sabe.
Porque cuando uno se dedica a correr, casi siempre en soledad y a lo largo de muchos kilómetros, algo cambia en nosotros y a nuestro alrededor... Espero que podáis identificaros con estas reflexiones.  Os dejo con el articulo por si no fue posible leer en edición impresa: 

LA SOLEDAD DEL CORREDOR DE FONDO

Acabo de leer 'La soledad del corredor de fondo', la conocida novela corta de  Alan Sillitoe (excelente también la película de 1962, basada en la novela), tal vez, uno de los alegatos literarios más inquietantes y brillantes sobre el mundo del corredor de larga distancia. Aunque, obviamente, se trata de literatura y en este arte el juego de las metáforas y las  lecturas paralelas ocupa un lugar destacado. De ahí que no podamos leer este libro tan sólo desde la óptica atlética ya que en sus pocas palabras hay toda una amalgama de reflexiones que van más allá del mero correr como actividad deportiva. Porque el correr como forma de comprender el mundo está muy presente en esta obra de 1959.
               Para quienes somos corredores de fondo o pretendemos a duras penas serlo, este libro ocupa un lugar importante en nuestros anaqueles -como ocurre actualmente con uno de los últimos títulos de Haruki Murakami, 'De qué hablo cuando hablo de correr'- por varios motivos. Las cerradas y contundentes frases de su protagonista sobre las sensaciones que se experimentan cuando se corre en soledad han dejado su impronta en muchos corredores, pero si algo es destacable en esta novela es la brillantez con la que el autor transporta esas sensaciones atléticas a la solitaria y errática vida del protagonista, un joven corredor que concibe el correr como una prolongación de su credo diario, o bien,  concibe su credo diario como una prolongación del correr, nunca se sabe.  
               Porque resulta que mucho de eso hay en la vida del corredor de fondo que esté entregado a esta disciplina, es decir, del corredor que habitualmente suela correr largas distancias. De hecho, cuando eres corredor de fondo pasas muchas horas en soledad y la actividad que realizas entre el cielo y la tierra ha de estar, necesariamente, conectada a la manera de interpretar la vida y la existencia. Adentrarte en caminos solitarios bajo el sol, la lluvia o el frío con más frecuencia de la habitual no puede ser ajeno a cómo sueles percibir el mundo. Porque llega un momento en todo corredor de fondo en el que se produce una síntesis entre la actividad que realiza casi a diario y su forma de sentir y pensar, por muy huera que pudiera tener la cabeza. Y eso es así porque la soledad inherente a la acción de correr genera tiempo y espacio  para pensar y sentir, un hábito que se convierte en estructural y que poco a poco va configurando el carácter del ser corredor. Como vino a decir el escritor Javier García Sánchez, un corredor de fondo durante el transcurso de un maratón puede cambiar hasta tres veces de religión. Eso podría ser una exageración pero doy fe que mientras se corre las neuronas están más vivas que nunca. De hecho, este artículo surgió mientras corría una gran distancia.
               Además, todo lo bueno o malo que aporta el correr al corredor que se aventure en el fondo ocurre en los terrenos mental y emocional. Una huella que va asentando su poso con el mero transcurrir del tiempo. Por eso no es extraño que la persona que se dedica a correr muchos kilómetros en soledad perciba que la percepción que tenía de las cosas y las personas se va transmutando, al tiempo que esas personas que le rodean aprecien en éste un drástico cambio, circunstancia ésta que no siempre conlleva una fácil adaptación.  De ahí que la temática que aborda la novela corta de Sillitoe, al estar bien escrita y contada, haya dejado esa impronta tan profunda en buena parte de los corredores de fondo que la han leído. Porque ser comprendido y sentirse identificado no es tarea fácil. 

05 junio 2013

LA CRISIS PRODUCE MONSTRUOS (IDEAL 4/6/2013)

Las crisis económicas jamás vienen solas. Toda una suerte de elementos las acompañan y muchos menesterosos y agoreros suelen sacar tajada, hacer caja o simplemente actuar como cenizos. Sobre todo este asunto versa el artículo que publico ayer en Ideal. Por si no pudisteis leerlo en papel, lo reproduzco a continuación.





LAS CRISIS PRODUCE MONSTRUOS

  Que la crisis económica genera monstruos lo sabemos. Al margen de teorías de la conspiración, que siempre surgen en periodos críticos, en estos tiempos de incertidumbre la decadencia económica se traslada a la moral con facilidad y de todas estas aguas pantanosas y nauseabundas surgen los que vengo en llamar mercaderes de la crisis.
            Éstos pululan por todas partes. Conectas el televisor y están ahí; conectas la radio mientras conduces y también están ahí; abres un periódico y cobran protagonismo en sus titulares. Y no se trata tan sólo de personajes o personajillos que ocupan cargos institucionales y corporativos importantes, que ésos ya sabemos más o menos quienes son. Se trata de otra nueva especie que de manera cínica ha comprendido que estando el personal contra la pared por la penuria económica, es un buen momento para mermar también su moral e, incluso, su ética.
            Suelen anunciar como si de una catástrofe antediluviana se tratara que no hay futuro y que nada tiene ya remedio, que de nada sirve crear ni formarse; que más vale claudicar y dar por cerradas todas las buenas opciones que pudieran surgir del alma humana y que la mejor forma de acabar con todo esto es entregando el testigo cuanto antes y, de camino (porque es lo que buscan en última instancia), atender a sus recomendaciones que de forma invariable contienen mensajes mercantilistas y lucrativos. Basta tan sólo con observar atentamente para descubrir que este tipo de personajes están por todas partes. Es más, por lo general, al tratarse de gente con nombre y fama forjada a base de aparecer en programas televisivos sensacionalistas suelen crear tendencias y sorprende ver el enorme seguimiento que tienen tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales. Venden mal llamados libros, escriben columnas en prensa, tienen programas propios en televisión o radio y se pavonean por todas partes escupiendo mensajes vacuos, simplificados y tremendistas. Y, lógicamente, toda esa parafernalia les hace cada vez más ricos a la vez que más depravados.
            Pero también la crisis crea otros especímenes a los que habría que encuadrar llanamente en el grupo de los cenizos. No persiguen aumentar su cuenta corriente pero disfrutan lanzando mensajes catastrofistas y sesgados, de manera que alrededor de ellos nada se crea ni renueva. Es su manera de autoafirmarse. No son famosos, pero deambulan a nuestro alrededor por doquier. Los tenemos cerca en todos los actos de nuestra vida cotidiana. Y, quizá, de toda esa galería de monstruos que está generando este periodo histórico son los más nocivos, ya que de los primeros es posible zafarse, sencillamente negándose a participar de sus paridas mediáticas, pero de los segundos no es tan fácil ya que conviven entre nosotros como si se tratara de seres camuflados de otros planetas, propios de una execrable película de ciencia ficción de los años cincuenta. Es más, alguno de ellos podríamos ser hasta nosotros mismos.

            Por tanto, no pensemos bajo ningún concepto que la crisis económica siempre viene sola y aislada. Al contrario, siempre suele llegar acompañada de otros elementos más aún nocivos y perniciosos.     

27 abril 2013

CONTRADICCIÓN (IDEAL 27/4/2013)

¿Quién no se ha sentido alguna vez contradictorio? ¿Quién no ha considerado en alguna ocasión que lo que piensa o siente es contradictorio? Curiosamente, determinados pensadores marxistas aludieron a la contradicción como concepto a la hora de abordar sus planteamientos teóricos. 
De todo eso escribo hoy en Ideal ¿Os lo vais a perder? Podéis leerlo en papel o aquí, vuestro blog:  





CONTRADICCIÓN


'El movimiento mismo es una contradicción' afirmó Engels. Y qué duda cabe que esta frase del pensador alemán encierra mucha verdad. La vida es movimiento y el movimiento es contradicción.
               Las fuerzas del bien y del mal. El yin y el yang, la dualidad de lo existente. Mal iría todo si se dirigiera en una sola dirección. Un mundo unívoco, plano. Un mundo sin perfiles, sin aristas, donde todo es coherente y nada es ambiguo. Sí, la contradicción está muy presente en nuestras vidas; es más, la contradicción conforma nuestra propia existencia.
               Cada día nos movemos en páramos de contradicción donde el caos reina a su antojo, haciendo que la existencia se convierta en una mera brizna de paja a merced del viento. Pero aún así, luchamos a diario contra las fuerzas contradictorias; hacemos de esa lucha un intento de perfección que, en realidad, no existe. Nos gusta cómo escribe alguien, pero odiamos su personalidad; nos embelesa la música de determinados grupos o autores pero excavamos en sus personalidades y sentimos rechazo; no nos gusta el careto del vecino, pero reconocemos que es educado y nada ruidoso; odiamos la caza, pero nuestro mejor amigo es cazador; odiamos los toros, pero miembros de nuestra familia son taurinos confesos; nos gusta el azúcar pero también la sal; el güisqui pero también la leche. Todo es un cúmulo de contradicciones sin remedio.
               La contradicción es como una hiedra que lo va cubriendo todo. Se intenta extirpar, pero eso tan sólo consigue que la fuerza de sus ramas acaben cubriéndolo todo. No hay remedio porque 'el movimiento mismo es una contradicción'. Una especie de contrapeso que rige en las fuerzas naturales, algo así como el día y la noche que son, tal vez, los ejemplos más claros de contradicción que se conocen. Pero difícilmente se podría explicar el día sin noche ni la noche sin día.           
               Si trasladamos esa misma contradicción al ser y sus circunstancias, comprobamos que nada podría resultar tan contradictorio como el ser mismo. Existen contradicciones vanas y contradicciones vitales. Las primeras no implican riesgo ni son nocivas (dudar acerca de qué coche comprar, qué camisa ponerse), pero, curiosamente, se nos va la vida en ellas. Están tan presentes en nuestra existencia que consideramos que son importantes, pero no lo son. Sin embargo, las contradicciones vitales -que son las importantes- se suelen postergar. Están ahí tan recónditas que ni siquiera son percibidas, a pesar de que nos permiten caminar cada día y nos sacuden el alma; forman parte del movimiento y sin éste nada somos. En la inmovilidad, por su propia naturaleza, no cabe la contradicción. De ahí que los grandes pensadores como el citado Engels y el mismo Karl Marx, entre otros, a la hora de abordar sus teorías, que pretendían sentar las bases del cambio social y económico del mundo, tuvieran muy presente en sus obras el concepto de la contradicción como antídoto contra el inmovilismo.  


(PERO, NO DEJÉIS DE VISITAR LA ENTRADA ANTERIOR SOBRE LA PRUEBA DEL PADRE MARCELINO)


08 abril 2013

MANUAL DEL BUEN JEFE Y DEL BUEN SUBORDINADO (IDEAL 8/4/2013)


¿Quien no ha sufrido o ha odiado la relación laboral en la que se encuentra? Un mundo complejo. Turbio a veces, en realidad, como bien dice mi Alter, Jesús Lens, en un tuiter: 'Cuando el ámbito laboral se convierte en una jungla..'. De todo eso y de mucho más escribo en este artículo que me publica hoy el diario Ideal de Granada, con edición en la Costa, Almería y Jaén. Aquí lo tenéis reproducido, por si no habéis podido leerlo en formato papel.  

Y lo mejor de todo es que este artículo me lo ha inspirado un mal jefe del que me han hablado o vivido, nunca se sabe. 

MANUAL DEL BUEN JEFE Y DEL BUEN SUBORDINADO

   El mundo laboral está lleno de malos jefes y malos subordinados. De malos profesionales en definitiva. Pero el mundo es imperfecto y en ocasiones los papeles están invertidos: donde dice jefe debería decir subordinado y viceversa. O Sencillamente no debe decir nada.
    El manual del buen jefe y del buen subordinado aún no está escrito,  pero para mí tengo que jamás se escribirá porque es complejo, cambiante y, en ocasiones, inasible. Ni siquiera con pinzas.
   Busquemos en el interior de nuestras experiencias y en las de otros y tan sólo encontraremos despropósitos. Jefes que pierden los papeles y transportan al despacho sus fobias, frustraciones, carencias sexuales, miedos e inseguridades personales, convirtiendo el ambiente laboral en una torticera consulta psiquiátrica experimental. O sea, poder mal entendido. En el otro extremo, subordinados aterrados ante el cotidiano espectáculo del juego de sombras y conspiraciones en que se ha convertido la oficina o el centro de trabajo. O sea, sumisión enfermiza.
            Luego, ¿de qué cualidades carecen ambas partes para que se produzca tanto despropósito? Si lo supiera, comenzaría a escribir mañana mismo ese manual pendiente, pero mucho me temo que existe una grave carencia de cualidades innatas y adquiridas porque no todo el mundo vale para las mismas cosas, aunque no lo sepa. Y en la historia de la humanidad, como en la Ley de Murphy, todo suele salir justo al revés de lo previsto, si es que algo positivo brota de ese cúmulo de interacciones fallidas que siempre han sido las relaciones sociales, y no digamos las laborales.
            Ocurre que en la amplia amalgama de las relaciones laborales han de encajar muchas piezas para que, en un espacio de tiempo amplio y en un ámbito físico concreto, todo salga a pedir de boca. Que las frustraciones de los sujetos no se confundan con el rendimiento laboral, que la libido de ambos sexos no enturbie el trato profesional, que las ambiciones legítimas no se mezclen con la ilegítimas, que la jerarquía no se equipare con el respeto humano, que la valoración de la pericia y el rendimiento que posee el jefe sobre el subordinado -o viceversa- no se inmiscuya en la valoración personal del otro, que las limitaciones de unos no se conviertan en el tormento de otros. Muchos requisitos necesarios, me temo, para que el engranaje de las relaciones laborales ruede por vías no chirriantes. Casi como hablar de la hipótesis de la existencia de un mundo perfecto.
            Y qué duda cabe que detrás de todas esas disfunciones se encuentran las bases de más de una teoría que sirva para explicar todas las clases de acoso laboral y sus derivaciones, algo tan atávico como la existencia de la humanidad misma.      

@jafloresvera

22 febrero 2013

FALLIDA REORDENACION DEL SECTOR PÚBLICO ANDALUZ (IDEAL, 22/2/2013)


Es fin de semana y necesitamos descansar; leer cosas amenas, hacer deporte, relajarse en definitiva...Pero os sugiero la lectura de este, mí artículo, publicado este viernes en Ideal. Os lo sugiero porque está escrito para que se entienda de forma clara lo que ocurre en la Junta con su pretendida Ley de reordenación, conocida por todos como del 'enchufismo'; y porque está pensado para el público en general y no tan sólo para el personal perjudicado

 FALLIDA REORDENACIÓN DEL SECTOR PÚBLICO ANDALUZ 

A las Administraciones Públicas se les ha ido la mano en materia de personal. O mejor dicho: se les ha ido la mano a los políticos que las dirigen. Olvidaron pronto lo que preceptúa la Constitución en materia de acceso a la función pública y con el paso de los años han ido construyendo un rompecabezas del que ya no es fácil salir. Para buen ejemplo de este dislate está el caso de Andalucía, que podría pasar por ser el más escandaloso de este Estado agonizante, que ya tiene su mérito.
Aquí en el sur, la Junta de Andalucía comenzó hace lustros a deteriorar de forma voluntaria su propia función pública por la vía de los hechos consumados. Inicialmente, ese deterioro comenzó lento y pausado: se iban creando diversos entes y empresas públicas, que pocos sabían para qué servían ni cuál era el sistema de acceso; algo paradójico, porque ya se contaba con una Administración potente, poblada de funcionarios y personal laboral. Empleados públicos -provenientes del Estado, ayuntamientos y propios- más que suficientes para cumplir con las tareas encomendadas por el Estatuto de Autonomía en los distintos sectores de actividad, excepto casos puntuales de necesidad coyuntural. Es más, en la misma medida que se creaban cada vez más entes y empresas públicas de dudosa legalidad y utilidad, continuaban aprobándose las preceptivas ofertas de empleo público y los concursos de traslado, que son los mecanismos reglados para el acceso y la promoción en las Administraciones Públicas. Luego, habría que preguntarse sobre el por qué de esa persistencia continuada en configurar una Administración paralela a toda costa y coste.
En un primer momento, esos entes no eran muchos y pasaban muy inadvertidos para la opinión pública e, incluso, para el propio empleado público, pero la cada vez más desenfrenada creación de éstos por parte de cada uno de los distintos gobiernos andaluces generó en pocos años una superestructura –Administración paralela- que a día de hoy se levanta como un 'leviatán' de enormes tentáculos y que ya nadie puede -ni quiere- controlar. Cada consejería se convirtió en una especie de Reino de Taifas y como si se tratara de una bola de nieve que va aumentando su volumen a cada paso, esa Administración paralela no ha hecho otra cosa que engordar y en su anárquico transitar ir devorando el presupuesto en materia de personal, que ya de por sí cuenta con magros créditos consolidados para abonar las nóminas de los verdaderos empleados públicos (todos aquellos, que de una forma u otra -oposición o concurso-oposición- han ido accediendo a un puesto público de acuerdo con la legislación vigente, que nos guste o no es la que hay).
Así las cosas, la propia Junta de Andalucía, consciente de que esa gran bola de nieve podría acabar por hacer tambalear el propio equilibrio institucional, no se le ocurrió otra cosa que iniciar una huída hacia delante aprobando en 2010 una pretendida reordenación del sector público andaluz a través de una excepcional y silente herramienta jurídica, el Decreto-Ley, que luego fue convalidado en el parlamento andaluz por la vía de la Ley ordinaria. Esa reordenación se basa en la figura de la agencia, emulando, tal vez de manera torticera, algunos modelos de función pública de países de nuestro entorno europeo que, jurídicamente, nada tienen que ver con el nuestro. A esa norma los empleados públicos y la mayoría de la prensa andaluza y nacional la conocen como la ‘ley del enchufismo’.
La idea que se barajaba en los altos despachos de la Junta era muy clara: aprobar protocolos con el fin de integrar en esas pretendidas agencias a propios y a extraños; es decir, a los empleados públicos y al personal contratado de esos entes y empresas públicas. Pero no advirtieron, o no quisieron advertir, que ese personal contratado no es empleado público porque no ha accedido a la función pública por las vías legales de acceso a la misma; además, al no disfrutar de la condición de funcionario de carrera carece de la potestad administrativa necesaria que exigen las normas administrativas para ejecutar ciertos actos. En puridad, y a solicitud de los propios empleados públicos (que contrataron a dos prestigiosos despachos de abogados andaluces con sus propios recursos económicos, sin subvención ni nada), es lo que está manteniendo, a través de distintas resoluciones, la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJA –descentralizada en Granada, Málaga y Sevilla-, que reiteradamente vienen a advertir que esos protocolos de integración son un claro atentado jurídico al sistema de acceso a la función pública vigente. Pero lejos de derogar de una vez por todas esa ley de reordenación, la Junta de Andalucía continúa en su empeño reformador sin que a estas alturas los andaluces sepamos aún el motivo de tal perseverancia jurídico-política, denostada tanto por el Poder Judicial en Andalucía, los propios empleados públicos, la mayoría de los medios de comunicación, los sindicatos sectoriales y profesionales de la función pública y el partido mayoritario en el parlamento andaluz.

26 diciembre 2012

MÁS TOLKIEN QUE NUNCA (IDEAL, 26/12/2012)


Como lo prometido suele ser deuda, lanzamos hoy lo que había prometido escribir sobre Tolkien, ese extraño genio que creo un mundo onírico y fantástico desde la comodidad de su sedentario sillón de Oxford. Un artículo que he publicado hoy en Ideal y que abunda en aspectos que van más allá de la literatura y el cine tolkiano.
Pero no nos olvidemos del anterior relato y el próximo que vendrá, que ya está en el horno, porque estamos creativos en esta Navidad.   



MÁS TOLKIEN QUE NUNCA
Por José Antonio Flores Vera

  Que el director de cine neozelandés, Peter Jackson, tras el éxito de la trilogía cinematográfica basada en el "El Señor de los Anillos" haya decidido dirigir la trilogía de su precuela basada, asimismo, en "El Hobbit" es una magnífica noticia que casi completará el universo literario de Tolkien llevado al cine; además, conociendo "El Hobbit", será mucho más preciso el entendimiento de "El Señor de los Anillos".
  Y en verdad, celebro que la haya dirigido también el mismo director porque pocos podrían ver con los ojos que él ve la literatura de Tolkien, como demostró hace unos años. Sin embargo, para mí tengo que será difícil que se decida por llevar a cabo la adaptación de 'El Silmarillion' -que es, probablemente, el origen de todo ese universo literario- dada su enrevesada complejidad narrativa, tanto que ni el propio escritor ya consagrado consiguió publicar en vida esta obra que reescribió durante la mayor parte de su existencia. Lo fue, póstumamente, gracias a su hijo Christopher.
   Si el buen director de cine consigue con la trilogía de 'El Hobbit' la identidad literaria que consiguió con la anterior trilogía ya habrá triunfado, con independencia del mayor o menor éxito de las nueva adaptación, cuya primera parte, 'Un viaje inesperado', acaba de ser estrenada en España. Le bastaría con seguir mostrando esa poesía visual que ya nos mostró.
   Qué duda cabe que acierta adaptando al cine la obra más señera del autor nacido en el territorio que hoy ocupa Sudáfrica. Una obra que escribió sin demasiadas pretensiones de publicación sino como un cuento fantástico para beneficio y diversión de su prole. Sin embargo, una vez publicada no sólo captó la atención de niños sino también la de adultos. El éxito fue absoluto y su reconocimiento internacional inmediato.
   No obstante dicho esto, lo que realmente está faltando en nuestro cine actual es una película referida a la fascinante vida creativa de Tolkien, que no estaría mal que también estuviera dirigida por Peter Jackson. Es fundamental saber de la vida de Tolkien para llegar a conocer y comprender bien su obra.
   Pero no porque nuestro autor fantástico fuera el aventurero y viajero arriesgado que forma parte de la épica de sus más famosos personajes, como es el caso de los más célebres, Bilbo Bolsón y Gandalf, nada de eso, sino para admirarnos de su universo creativo extraído básicamente de su amor por la filología y las lenguas muertas, principalmente, las de origen nórdico y germánico. Las enigmáticas palabras que conformaban esas lenguas remotas y perdidas eran el principal vehículo que le transportaba a mundos fantásticos y oníricos sin moverse de sus cómodos sillones de sus casas de la ciudad de Oxford -de cuya universidad fue profesor-, en la que vivió parte de su vida y donde creó lo más significativo de su obra literaria.
   Qué duda cabe que la amistad con C.S. Lewis, escritor de enorme talento fantástico también, produjo una conexión literaria muy fructífera para ambos. En ese sentido, mucho habría que decir del paralelismo -fantástico, principalmente- de los distintos libros que forman parte de 'Las Crónicas de Narnia' con 'El Señor de los Anillos' o con 'El 'Hobbit' mismo. Existen claras diferencias entre estas obras, pero también enormes influencias de fondo a mi modo de ver. De  hecho, ninguno de los dos amigos guardaban en un cajón sus escritos; todo lo contrario: aprovechaban sus tertulias en una céntrica taberna de Oxford para tomar el pulso a sus creaciones literarias y mucho tendría que decirse de la importancia de aquel club 'The Inklings' en el que ambos creadores junto a otros se arengaban. Existía, por tanto, una interacción absoluta en la vida y obra de ambos escritores y todo ese universo creativo concede a sus obras un valor añadido que marca toda una época y toda una forma de imaginar y escribir.
                

07 diciembre 2012

UNA GENEALOGÍA DE LA CORRUPCIÓN (IDEAL 7/12/2012)

Creedme si os digo que este artículo está hecho con convencimiento. Todos los que escribo en Ideal lo están, pero algunos de ellos tienen un carácter más literario o se hilvanan tejiendo hilos distintos; pero éste publicado hoy en la edición de papel lo escribí con la humilde pretensión de que las cosas cambien por bien de todos. Es una gota en el inmenso mal (no es una falta de ortografía), pero espero que al estar escrito en un medio de comunicación muy leído en esta zona oriental de Andalucía, pueda servir para algo ('a ver si lo leyera algún pájaro' le decía por SMS a mi amigo y Alter, Jesús Lens
Lo intentaré asimismo transcribiéndolo aquí por si no tuvierais ocasión de leerlo en papel: 

UNA GENEALOGÍA DE LA CORRUPCIÓN


Difícil papeleta tendrá el sociólogo que pretenda explicar el cómo y el porqué de la corrupción institucional actual en España, una vez cumplidos los plazos, más o menos consensuados, que se consideraban necesarios para que el nuevo engranaje constitucional comenzara a funcionar como un reloj.
            Pero la realidad es que ese engranaje sigue chirriando y seguramente estamos ya ante otros síntomas, muy alejados de los inicialmente previstos. Y si eso es así, existe una necesidad inmediata de encontrarlos. 
            Así que puestos a teorizar, que sirva este artículo para, al menos, esbozar dos argumentos embrionarios y torpes que pudieran dar luz, aunque sea tenue, a esa lacra social que nos consume y que nos hace cada vez más insignificantes ante Europa, el mundo y nosotros mismos, pero no porque la corrupción sea un producto social endémico propio de nuestro país, sino porque aquí se presenta con otros perfiles distintos y no se libra ninguna institución, administración u órgano del Estado.
            Un argumento podría consistir en pensar que la corrupción es una hiedra favorecida por el mecanismo intrínseco del poder en España. En suma, un poder desaforado que mueve enormes cantidades de dinero e intereses y que no cuenta con los controles mínimos necesarios. Éstos existen, pero no son contundentes. El principal, lo tendría que ejercer el Poder Legislativo, pero éste está demasiado contaminado por las grandes cuitas electoralistas de los partidos políticos y se ha apartado ya definitivamente de su función constitucional. Por su parte, la otra pata de la mesa del Estado de Derecho, el Poder Judicial, es impredecible, lento y, en breve, caro. En cuanto al Poder Ejecutivo, mejor ni citarlo. Además, estos dos últimos cada vez son más deudos de aquél.   
            El otro argumento, mucho más difuso y complejo, podría girar en torno a nuestro particular modelo de sociedad, a nuestra historia y a nuestra propia cultura. Que la corrupción está instalada en nuestra sociedad ordinaria podría ser una afirmación un tanto apresurada, pero sí es cierto que es de esta sociedad de la que surgen nuestros representantes políticos e institucionales. En absoluto vienen de otro planeta, opción ésta que nos podría permitir conciliar mejor el sueño, pero no es así.
            De hecho, cada vez está más asentada la idea de que los ciudadanos en mayor o menor grado ejercemos a diario pequeñas prácticas corruptas como un referente normal de conducta. En ese sentido, ha supuesto todo un hallazgo comprobar cómo una conversación ficticia en una taberna de dos ciudadanos orgullosos de sus corruptelas, escrita en mi bitácora personal, ha recorrido la red con la velocidad del rayo, lo que demuestra que la ciudadanía interpreta correctamente que la corrupción podría surgir desde la base. De hecho, reflexione el hipotético lector y comprobará cómo en los más mínimos centros de poder, por muy insignificantes que estos sean, siempre afloran algunos gramos de corrupción, económica o no. En ese sentido, no me gustaría que en algún momento pudieran ser elegidos para un cargo importante algunos de los vecinos que me he topado en las comunidades en las que he residido.
            Porque es de la base social de la que suelen surgir nuestros dirigentes, a pesar de que cada vez son más los prefabricados o de laboratorio que los partidos se afanan en fomentar, actitud que no sería deplorable si ese fomento consistiera en la fabricación de un producto -futuro dirigente- ético al servicio de la sociedad, pero no es así en absoluto, ya que los partidos políticos solo han sabido entender la democracia desde una óptica unívoca de poder, dinero, negocios y cargos profesionales, alejándose cada vez más de su verdadera dimensión de servicio al pueblo, porque no olvidemos que en la verdadera vocación política existe mucha más onerosidad que gloria y no todo el mundo está dispuesto a guiar sus pasos por esa perspectiva, que es tarea ingrata.   

     

23 octubre 2012

LA REALIDAD SIEMPRE ES MÁS DESPIADADA (ARTÍCULO DE IDEAL DE 23/10/2012)

Os reproduzco el artículo que hoy publico en el periódico 'Ideal' a raiz de la novela de Rafael Chirbes, 'Crematorio' que, curiosamente, entronca mucho con la entrada anterior 'Conversación en el bar', que son temas muy candentes. Espero que disfrutéis de estas lecturas..    

LA REALIDAD SIEMPRE ES MÁS DESPIADADA

Tal vez una de las mejores interpretaciones a lo ocurrido en España con anterioridad al pinchazo irreversible de la burbuja inmobiliaria la encontremos en una obra literaria. Se trata de ‘Crematorio’, la novela de Rafael Chirbes, que también ha sido versionada en televisión de manera muy eficiente.
            Los hechos que nos plantea la novela están localizados en el ficticio pueblo levantino de Misent, pero podrían ser extrapolables a casi cualquier otro lugar de la costa mediterránea española. Y es que estamos ante una de esas obras de ficción que perfectamente puede ser desbordada por la realidad, que es siempre mucho más despiadada y cruel.
            Ahora que la crisis ha desbaratado por la vía de los hechos toda esta bacanal (da miedo pensar en la situación que podría atravesar ahora España si la burbuja pincha dos años más tarde) nos interrogamos sobre muchas cosas. De ahí que obras como la del autor valenciano, escrita con maestría y compromiso, sirva para despejar interrogantes que la mera noticia periodística, por inmediata, no alcanza a explicar.
            Empresarios y políticos corruptos, mafias del Este, sabuesos y matones a sueldo, conseguidores, lolitas buscando a maduros adinerados, niñas pijas forjadas a golpe de dinero turbio de papá; y de fondo unos bellos paraísos naturales exterminados por la vía de la acción criminal contra el medio ambiente, la estulticia y avaricia de hombres y mujeres con el alma en venta. Todo un sabroso cóctel con los  mejores ingredientes de lo más negro y criminal que alberga el alma humana.
            Intentar comprender desde una óptica antropológica toda esta realidad humana no es  una tarea fácil ya que confluyen muchos aspectos que van más allá de las normas jurídicas y sociales. Es probable que el poder, el dinero y todo lo que rodea a esas dos grandes perversiones sean más que suficientes para explicar situaciones que, una vez conocidos sus perfiles, deberían no volver a repetirse, ser desterradas de todo lo que tenga que ver con lo humano. Sin embargo, lo verdaderamente inquietante es que el ‘leviatán hobbessiano’ no funcione cuando debiera y toda esa pereza política que siempre se ha demostrado en España a la hora  de intentar, al menos, erradicar el saqueo continuado sufrido por este país que, además, ha favorecido de manera insultante la llegada de las diversas mafias organizadas del planeta, círculo que se cierra en estos días con la operación a gran nivel que ha desarticulado la china y que para muchos ciudadanos despeja muchas dudas sobre el cómo y el porqué de la irrupción de esos inmensos locales abiertos en las zonas más caras y comerciales de la práctica totalidad de las ciudades españolas.
            No obstante, muchas preguntas y respuestas quedan pendientes sobre lo realmente ocurrido en esos años de bonanza económica porque, como ocurre con los grandes fenómenos que se suceden en determinados periodos históricos, no es posible conocer los efectos si con anterioridad no se conocen las causas. 

25 septiembre 2012

YA NO VOLVEREMOS A SER RICOS (IDEAL 25/9/2012)

Seguramente, ya no volveremos a ser ricos. Principalmente porque debemos más de lo que ingresamos y así no hay forma. Y porque producimos poco. Para colmo, nuestra clase política es una calamidad y se han empeñado en que mantengamos un país y unas instituciones costosas e innecesasrias. 
Pues nada, os dejo con algunas reflexiones sobre la crisis, pero vistas desde otra óptica. Artículo publicado en la edición escrita de Ideal esta mañana y que os adjunto, por si no habéis tenido ocasión de leerlo en papel o, sencillamente, para quienes por motivos geográficos no tengáis acceso a este periódico.


YA NO VOLVEREMOS A SER RICOS

Mantener aquí que la crisis era necesaria, sería como una especie de suicidio por lapidación tal y como están los ánimos por mor de la economía y la cada vez más dramática secuela de víctimas que está dejando. Pero está claro que esta crisis -todas las crisis- conlleva también un elemento purificador que habría que aprovechar si no fuera porque los cada vez más árboles forrados de números rojos no nos dejan ver el bosque del desastre financiero al que estamos enfrentándonos. Por eso y porque hay excesiva gente inocente sufriéndola.
Ese elemento purificador tiene mucho que ver con las personas y con nuestra forma de vida, a pesar de que nos estén acostumbrando a considerar la crisis como una negación de la existencia y del futuro de la humanidad misma. Volver de nuevo a las cavernas -que no es el caso, supongo- tiene sus ventajas porque es probable que esa acción nos haga más libres y menos súbditos de los poderes que nos regulan y nos guían. De hecho, un excesivo desarrollo vacuo, que era al que se estaba llevando a cabo, no era más que una excusa para que el gran capital, ese que no tiene nombre ni cara, nos hiciera cada vez más dependientes de él por la vía del consumo o con insistentes mensajes creadores de más necesidades inútiles de servicios y artefactos materiales, que en la mayoría de las ocasiones no nos hacían falta y acababan al poco en el lugar más oscuro y recóndito de un triste trastero. Además, el permanente aumento de nuevos ricos ya nos estaba asfixiando y hasta costaba salir a la calle.
La economía de la abundancia, vivida en los años anteriores a esta crisis, era como una especie de canto de sirena ante el que no podíamos abstraernos por mucho que un figurado Odiseo nos implorara que nos tapáramos los oídos, acción esta poco útil porque ese delicioso elixir de sonido acababa penetrando por nuestro pabellón auditivo. Nadie, ni el rico ni el pobre, podía abstraerse de esa necesidad compulsiva de comprar, de consumir. Además, todo era favorecido por los grandes poderes políticos y financieros. 'Compre y page a plazos', 'hipotéquese', eran dos de los mensajes más efectivos, que si venían avalados por esos poderes, razón no había para cumplirlos como autómatas destinados a cumplir un fin programado. Lógicamente, en toda esa vorágine consumista habíamos desarrollado decadencia social y humana pero no nos dábamos cuenta y ahora estamos hechos unos zorros. Precisamente por existir una vinculación tan interdependiente entre lo material y lo humano.
Sin embargo, no es nada fácil habituarse a esa oportunidad de purificación de la que hablaba arriba, porque en nuestros países ricos no hemos sabido subsistir de otra manera que no fuera por medio del mecanismo económico. En España olvidamos demasiado pronto nuestros orígenes y nuestros escasos recursos económicos de siempre y abandonamos en seguida ese hábito de vivir con esos escasos recursos endémicos, a pesar de que siempre estuvimos bien conectados con la vida digna que confiere las arcas vacías.
A partir de ahora, probablemente, ya no volveremos a ser ricos y seremos cada vez menos dueños de nuestras cuentas, pero ya se sabe que cuando se ha saboreado la miel, ese dulce elixir cuesta olvidarlo.


06 agosto 2012

CRISIS ECONÓMICA Y FÚTBOL (IDEAL 6/8/2012)


La actualidad manda. Y la actualidad es la publicación en Ideal de este artículo con temática muy actual y que reflexiona sobre las relaciones entre el fútbol de élite y la crisis económica, con alguna que otra propuesta. Lo dejo para vuestra consideración si no habéis tenido la oportunidad de leerlo en papel. 

CRISIS ECONÓMICA Y FÚTBOL  

La estrepitosa eliminación de la denominada “rojilla” en los actuales Juegos Olímpico de Londres tiene cierta lógica interna, mucho más coherente con el papel económico que está jugando nuestro país en la liga de los ricos países occidentales. Una especie de vaticinio de lo que podría ser el fútbol español del futuro como paradigma de lo que será –si no lo es ya-  nuestro país en el plano económico.   
            En una situación financiera como la que atraviesa España, el fútbol de élite también está en entredicho, principalmente, porque se trata de una actividad que no es concebible sin grandes sumas y pareciera que este sector se rige por una velocidad económica distinta a la del resto de los grandes sectores económicos del país. Seguramente no tenga mucho que ver esa protección económica y fiscal de la que gozan los grandes clubes en España con los éxitos internacionales del fútbol español, pero voces hay que consideran que sin esa blandura fiscal las cosas podrían ser muy distintas, sin que eso suponga menoscabar el talento de un irrepetible grupo de jugadores.
            El fútbol no debe considerarse de dominio público y cada vez tendrá menos sentido que las instituciones públicas –y en este momento económico aún menos- favorezcan parte del entramado económico de los grandes clubes, principalmente, porque no es sostenible apoyar económicamente con dinero público a clubes que no son más que acaudaladas empresas que abonan cifras millonarias a sus trabajadores –los jugadores-. No es el caso de todos los clubes, pero a día de hoy todavía existe un excesivo número de clubes profesionales que reciben subvenciones millonarias de las instituciones públicas, o bien, estos clubes utilizan costosas instalaciones deportivas municipales que, en buena lógica, deberían concebirse para que puedan ser utilizadas por los ciudadanos contribuyentes que, en última instancia, son los sostenedores económicos de las mismas. Otra cosa muy distinta es la potenciación del fútbol base que, al contrario que del de élite, necesita  de la intervención pública para poder subsistir.
            El fútbol de masas como un espectáculo más debe ser costeado por  sus seguidores, como ocurre con cualquier otro espectáculo. Este axioma podría no entenderse bien en los años en los que fuimos ricos, pero conviene que vayamos comprendiéndolo si queremos interpretar bien los tiempos venideros. Es así como se entiende en buena parte de los ricos países de nuestro entorno, donde algunos clubes –como es el caso del Manchester United en el Reino Unido- cotizan en bolsa como cualquier otra empresa que quiera rentabilidad. Válidos también son los ejemplos  de las  grandes franquicias deportivas norteamericanas que basan su viabilidad en criterios económicos más que en deportivos.       
            Lógicamente, siempre habrá quien entienda que el fútbol de masas, más allá de ser una actividad privada y un espectáculo que hay que pagar para disfrutarlo, se trata a su vez de una forma rápida y eficaz de fomentar el buen nombre y la economía de una ciudad, pero ese argumento -que es razonable- por sí sólo no parece que sea suficiente como para justificar subvenciones públicas millonarias ni para mantener un laxo control fiscal de los clubes, principalmente porque el mecanismo interno de éstos, en los tiempos que corren, nada tiene que ver con una pretendida labor de fomento social sino con las grandes cifras que, además, en más ocasiones de las necesarias no tienen una ejemplar transparencia. 

10 julio 2012

EL INTRUSISMO EN LA FUNCIÓN PÚBLICA (IDEAL, 12/7/2013)

                                                   
La batalla informativa por conocer con rigor cómo y de qué está configurada la función pública en España está completamente perdida. Ha habido tanta contaminación informativa por parte de determinados sectores sociales y políticos influyentes de nuestra sociedad que a estas alturas el concepto genérico de funcionario –utilizado de manera indiscriminada- se ha convertido en abominable. Ese concepto ya desintegrado y casi peyorativo forma ya parte del imaginario colectivo y está provisto de una carga negativa que convierte el malentendido en conocimiento general, que es lo que ocurre cuando no hay interés o voluntad en abordar los asuntos con seriedad y rigor.
            Desde la irrupción de la democracia en España y a medida que tras la promulgación de la Constitución de 1978 se fueron constituyendo las diecisiete Comunidades Autónomas y las dos Ciudades Autónomas de Ceuta y  Melilla años después, la función pública ha ido incrementando su número de efectivos como resultado lógico de la diversificación administrativa. En distinta medida, la Ley de Bases del Régimen Local, aprobada en 1985, permitió a las entidades locales asumir más competencias, lo que supuso un incremento de su propia función pública y, asimismo, la creación de nuevas Universidades y el crecimiento de las ya existentes conllevó el reclutamiento de más empleados públicos. Ahora bien, por secuencia lógica, esa descentralización administrativa del Estado en favor de las Comunidades Autónomas conllevó un importante vaciamiento del sector público estatal, a pesar de que las Comunidades Autónomas no se conformaron con ese trasvase estatal y continuaron con una política de recursos humanos expansiva en los años siguientes, en parte, gracias a que la propia LOFAGE años más tarde introdujo la figura de las Entidades Públicas Empresariales como norma básica que podría trasladarse al resto de las Administraciones Públicas. Probablemente, es a partir de ese momento cuando se produce el punto de inflexión que posibilita la contratación de personal laboral al servicio de estas nuevas formas organizativas, que se rigen en su gestión, generalmente, por el derecho privado. Este personal contratado, por su naturaleza jurídica no puede ser considerado empleado público ya que no pertenece en puridad a la Administración Pública sino a sus Sociedades Instrumentales circundantes.
            El problema a día de hoy es que desde 1997 hasta nuestros días todas las Administraciones Públicas, en mayor o menor medida, han abusado, sin justificación la mayoría de las veces, de la creación de estas auténticas administraciones paralelas que han ido engordando su nómina de manera exorbitante e injustificada hasta el punto que ha sido el mecanismo más directo que han utilizado los partidos políticos en el poder para hacer uso de la figura del clientelismo político, que debió quedar desterrado tras la reforma de la función pública de 1984, a pesar de que ya contaban con la regulación de la figura del personal eventual, encuadrado dentro de la categoría de empleado público –incluso en el vigente EBEP-, y de la que han abusado hasta límites casi obscenos.
A día de hoy a todo ese ingente colectivo que presta sus servicios en las administraciones paralelas los distintos gobiernos les suelen poner el epíteto de funcionarios en igualdad jurídica a los que sí lo son en realidad, lo que supone una escandalosa tergiversación al tiempo que provoca un rechazo unánime de los tribunales. De hecho, es así como la propia Junta de Andalucía llama a ese personal externo que ocupa esa extensa administración paralela, tan costosa para los andaluces.
            Por tanto, la reforma del sector público que pretende llevar a cabo el gobierno central no puede ser ajena a este fenómeno y tendrá que conllevar, necesariamente, medidas legislativas básicas que permitan la eliminación de gran parte esas administraciones paralelas en que se han convertido toda esa miríada de Sociedades Instrumentales ya innecesarias, y la consiguiente eliminación de los puestos de trabajos a cargo del capítulo I de los distintos presupuestos de las Administraciones Públicas que son, en realidad, ajenos a la función pública. De hecho, gran parte de esos puestos a cargo de las arcas públicas podrán ser absorbidos perfectamente por el sector privado, tan necesitado de estímulo profesional.
            Nadie discute que la función pública en España necesita una enorme reestructuración, pero ésta no podrá llevarse a cabo sin que se produzca la necesaria eliminación de ese intrusismo citado y la restitución progresiva a esa verdadera función pública que jamás debió ser adulterada y que, con sus defectos y sus carencias, es un símbolo desde los albores de la Revolución Francesa de cualquier Estado de Derecho que pretenda serlo.  

Por José Antonio Flores Vera

PINCHAD AQUÍ SI LO QUERÉIS LEER DIRECTAMENTE EN IDEAL


11 mayo 2012

EL FÚTBOL COMO TERAPIA (IDEAL 11/5/2012)



 Os dejo con este artículo que publico hoy en la edición en papel de Ideal. Una reflexión al hilo del fútbol como entretenimiento de masas y su relación directa con el beneficio que de él saca el propio Estado.  A ver qué os parece: 

EL FÚTBOL COMO TERAPIA

La misma mañana que la Encuesta de Población Activa (EPA) arrojaba el peor dato de desempleo del último decenio, el entrenador del F.C. Barcelona, Pep Guardiola, anunciaba que dejaba el club tras cuatro temporadas repletas de títulos y gloria. Aquí, ambas noticias se han puesto por ese orden, pero también podría ser a la inversa, lo que quizá fuera más acertado si consideramos la mayor repercusión mediática que tuvo la deportiva, pudiéndose hacer un chiste fácil y tópico de que ésta ganó por goleada.
            Que el ciudadano se traumatice por el desempleo voluntario de un mediático entrenador de fútbol muy bien remunerado antes de hacerlo por el desastre sociolaboral en el que está inmerso nuestro país podría parecer un mal presagio para la credibilidad de la condición humana, pero probablemente no lo verá así un atento observador de la realidad en la que nos movemos a diario, de la que parece desprenderse que lo realmente importante aparenta interesar menos que lo intranscendente ¿Podría significar eso que está todo perdido y que nos encontramos inmersos en una estólida decadencia humana? Sí y no.
            Es cierto que existe una galopante banalización de la sociedad y que el interés por la cultura está bajo mínimos, en proporción inversa a la que existe por el fútbol (excluyo expresamente otros deportes que por lo que sea apenas importan), pero resulta que éste cumple una labor de ensimismamiento que es algo más perceptible en épocas de crisis y desempleo. Una especie de mecanismo de defensa para alejar de la mente lo que la mente no deja de rumiar. Una suerte de opio del pueblo que adormece sin demasiados efectos secundarios, cumpliendo a su vez una función terapéutica que de no llevar a cabo el fútbol tendrían que asumir los poderes públicos, tan poco dados actualmente a asumir nada que reporte gasto. Quizá sea ese uno de los motivos que impide a éstos intervenir las desastrosas cuentas de la mayoría de los clubes, deudores a la Hacienda Pública  y a la Seguridad Social. Podría tratarse de una teoría extravagante, pero en esto del poder nada está exento de lógica.
            Si ya en la antigua Roma se intentaban tapar escándalos o decisiones polémicas con el famoso “panen et circenses”, ahora en plena época audiovisual y mediática, con todos los medios al alcance del poder no va a ser menos y cualquier posibilidad con que cuente éste para desviar escándalos o rebajar tensiones será explotado.
            Y si eso es así, en España nos quedan muchas pasiones futboleras por delante si cada viernes, como ya ha dicho el gobierno, se llevan a cabo una o más reformas, que es una manera como otra cualquiera de denominar a los recortes, aunque –eso sí- algunos sean lógicos y necesarios. 

02 enero 2012

SE ACABÓ EL AGUINALDO (IDEAL 2/1/2012)

Bueno, estrenamos año con artículo nuevo. Una breve reflexión sobre la relación entre el consumo y la navidad. 
Si no ha sido posible que lo leáis en papel os lo dejo a vuestra consideración:    

SE ACABÓ EL AGUINALDO


No hace muchos años que la interpretación de estas fechas, que dejan el espíritu a flor de piel, sólo era posible hacerla con la economía como trasfondo. Ser feliz y consumir en abundancia formaban una parentela de difícil erradicación y pocas cosas ponían la cara más alegre que un nuevo coche por Navidad, el último artilugio electrónico o la última casa, que había quien las coleccionaba más que habitaba.
               Pero llegó la crisis. Y la crisis no era advertida porque, como suele ser común en las grandes plagas, sólo presentó su tarjeta de visita cuando ya estaba asentada plenamente entre nosotros y desterrarla es tarea titánica, como si se tratara de alguno de esos organismos alienígenas de las buenas películas de los ochenta.
               Porque nuestra crisis ya no es tal crisis, es un cambio de ciclo y deberían ser los sociológicos más que los economistas quienes a estas alturas diagnosticaran este nuevo inquilino para identificarlo. Pero vayamos por partes antes de que el contenido de este pretendido artículo confunda a propios y a extraños, que no tenía más cometido que preguntarse sobre qué relación ha de tener la crisis con la Navidad, hilo argumental, en definitiva, de este texto. Y existe mucha relación, sin duda.
               En cierta ocasión escribí en esta sección acerca de cómo podría imaginarse una Nochebuena en mi pueblo, en cualquier pueblo. Pues bien, hablaba de Misa del Gallo, de noches frías y bufandas que cubrían cuellos de personas dispuestas a beberse la noche, de una iluminada plaza de la Iglesia, como la que hay en cada pueblo de cualquier rincón de España, de villancicos espontáneos en las calles, en las casas, en las plazas, de aguardiente, de polvorones, de belenes, de árboles navideños y de muérdago, elementos todos que siempre han estado al alcance de cualquier pobre de solemnidad ya que hay cosas que valen pero no cuestan; y hablaba también, creo, de otras navidades que llegaron más tarde, en las que los protagonistas principales eran los grandes almacenes, los escaparates de lujosas tiendas, los cotillones de precio surrealista... todo eso que vivimos en los buenos años de vacas gordas en este imprevisible país, es decir, cosas que probablemente poco valen pero que cuestan.
               Y llegó el tiempo en el que las vacas gordas se volvieron famélicas o, sencillamente, desaparecieron pero por contra no regresaron aquellos elementos que conformaban esas navidades más pobres pero con sentido. Y eso debe ser así porque ese organismo poderoso del consumismo ya forma parte para siempre de nuestras vidas y ha transformado nuestra sensibilidad en endémica.  
               Porque de sensibilidad y espíritu hablamos cuando se aproximan los últimos días del año y seguramente la opción de sustituir lo material por lo espiritual no es más que un mecanismo de defensa que los humanos nos hemos fabricado para obviar lo que verdaderamente importa en fechas entrañables como pocas. Y ahora que ese aguinaldo excesivo de los últimos años ni existe ni se le espera volver a mirarnos desde dentro parece tarea difícil. 
               Sin duda, debe ser por culpa de ese organismo alienígena. 

13 diciembre 2011

SUPRESIÓN DE LAS DIPUTACIONES (IDEAL 13/12/2011)


En la mañana de hoy -13 de diciembre- Ideal ha publicado un artículo por mí firmado en el que llevaba trabajando algunos días. Advierto que tiene un perfil técnico, pero es muy leible por lo que os invito a leerlo si no lo habéis hecho ya -residentes en Granada y provincia, básicamente- en papel.

SUPRESIÓN DE LAS DIPUTACIONES


Dentro del debate de la austeridad en torno al gasto público, la política de gestos ya debería de estar superada y han de ser las acciones las que conformen la agenda política, por lo que sería un buen momento para acometer una reforma política y administrativa que conllevara la supresión de las Diputaciones Provinciales y de camino llevar a cabo una revisión en profundidad de la Administración Local dotándola de más competencias.

Siempre me ha parecido un contrasentido eso del gobierno de las provincias, que es algo tan inmaterial como innecesario. De hecho, no se trata de un gobierno que directamente surja de las urnas, como ocurre en el caso del gobierno de los municipios, sino que se trata más bien de una especie de componenda representativa basada en los resultados electorales surgidos de las elecciones municipales. Es más, ni tan siquiera goza de representantes exclusivos sino que se nutre de los elegidos para asumir el gobierno de los municipios que conforman la provincia, es decir, alcaldes y concejales, cayendo en la duplicidad de cargos.

Al margen de valoraciones políticas electoralistas, estoy convencido que las provincias soportarían muy bien la eliminación de su órgano de gobierno sin que por ello se produzca ningún caos político o administrativo ya que las funciones de las diputaciones u otros órganos provinciales similares –caso de los territorios insulares, País Vasco y Navarra- pueden ser perfectamente asumidas por las distintas administraciones autónomas como ocurre en el caso de las comunidades autónomas uniprovinciales. Se da la circunstancia que muchas de éstas gestionan un presupuesto y una población mayor que otras comunidades pluriprovinciales y la ausencia de diputación provincial no menoscaba en absoluto la asistencia y cooperación municipal, más bien al contrario: hay mejor coordinación y menor gasto burocrático.

En el caso de Andalucía, se perdió la oportunidad de dotar a las Diputaciones Provinciales andaluzas de mayor contenido encomendándole la articulación de la gestión ordinaria de los servicios propios periféricos de la Comunidad Autónoma tal y como indicaba el artículo 4.4 del ya derogado Estatuto de Autonomía de 1981. Sin embargo, ese postulado legal jamás llegó a desarrollarse porque la Administración autonómica optó por dotarse de su propia red administrativa periférica a través de las Delegaciones Provinciales de las distintas Consejerías, al tiempo que las diputaciones fueron tejiendo ese leviatán administrativo tan costoso y absurdo en que se han convertido, cargado de un inasumible presupuesto y una plantilla sobredimensionada y de acceso irregular en la mayoría de los casos, al tiempo que en una solución rápida para esa ingente cifra de asesores y personal de confianza –personal eventual- de que gozan los partidos políticos con representación provincial.

En mi opinión, todo ese aparato administrativo y político de las diputaciones no justifica las funciones que tienen encomendadas, basadas principalmente en la asistencia y en la cooperación municipal –principalmente a los municipios más pequeños-. Además, se da la circunstancia que los fondos para esa asistencia y cooperación municipal derivan en gran parte del presupuesto autonómico, argumento éste que justifica aún más la gestión de los mismos por parte de la propia administración autonómica.

En similar sentido, en los últimos años están surgiendo nuevos órganos de gestión como son, entre otros, el caso de los consorcios, las mancomunidades o las áreas metropolitanas en el ámbito supramunicipal y en el inframunicipal, las entidades locales autónomas y las entidades vecinales. Todos estos nuevos órganos serán útiles para favorecer el hipotético déficit de gestión en que incurrirían las diputaciones si se suprimieran, con la debida coordinación por parte de las respectivas administraciones autonómicas y locales.

Lógicamente, esa supresión de las diputaciones conllevará problemas añadidos, siendo el más importante el de personal, si bien, una correcta gestión de los recursos humanos determinará que las diputaciones son los organismos públicos con más personal eventual y contratado y, por tanto, prescindible. Por el contrario, el personal funcionario o laboral fijo podría seguir cumpliendo sus funciones tanto en los distintos órganos municipales, supramunicipales o inframunicipales e, incluso, en la administración autonómica periférica. Todo es cuestión de voluntad política.

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...