Os dejo con este artículo que publico hoy en la edición en papel de Ideal. Una reflexión al hilo del fútbol como entretenimiento de masas y su relación directa con el beneficio que de él saca el propio Estado. A ver qué os parece:
EL FÚTBOL COMO TERAPIA
La misma mañana que la Encuesta
de Población Activa (EPA) arrojaba el peor dato de desempleo del último
decenio, el entrenador del F.C. Barcelona, Pep Guardiola, anunciaba que dejaba
el club tras cuatro temporadas repletas de títulos y gloria. Aquí, ambas
noticias se han puesto por ese orden, pero también podría ser a la inversa, lo
que quizá fuera más acertado si consideramos la mayor repercusión mediática que
tuvo la deportiva, pudiéndose hacer un chiste fácil y tópico de que ésta ganó
por goleada.
Que el
ciudadano se traumatice por el desempleo voluntario de un mediático entrenador
de fútbol muy bien remunerado antes de hacerlo por el desastre sociolaboral en
el que está inmerso nuestro país podría parecer un mal presagio para la
credibilidad de la condición humana, pero probablemente no lo verá así un
atento observador de la realidad en la que nos movemos a diario, de la que
parece desprenderse que lo realmente importante aparenta interesar menos que lo
intranscendente ¿Podría significar eso que está todo perdido y que nos
encontramos inmersos en una estólida decadencia humana? Sí y no.
Es cierto
que existe una galopante banalización de la sociedad y que el interés por la
cultura está bajo mínimos, en proporción inversa a la que existe por el fútbol
(excluyo expresamente otros deportes que por lo que sea apenas importan), pero
resulta que éste cumple una labor de ensimismamiento que es algo más
perceptible en épocas de crisis y desempleo. Una especie de mecanismo de
defensa para alejar de la mente lo que la mente no deja de rumiar. Una suerte
de opio del pueblo que adormece sin demasiados efectos secundarios, cumpliendo
a su vez una función terapéutica que de no llevar a cabo el fútbol tendrían que
asumir los poderes públicos, tan poco dados actualmente a asumir nada que
reporte gasto. Quizá sea ese uno de los motivos que impide a éstos intervenir
las desastrosas cuentas de la mayoría de los clubes, deudores a la Hacienda
Pública y a la Seguridad Social. Podría
tratarse de una teoría extravagante, pero en esto del poder nada está exento de
lógica.
Si ya en
la antigua Roma se intentaban tapar escándalos o decisiones polémicas con el
famoso “panen et circenses”, ahora en plena época audiovisual y mediática, con
todos los medios al alcance del poder no va a ser menos y cualquier posibilidad
con que cuente éste para desviar escándalos o rebajar tensiones será explotado.
Y si eso es así, en
España nos quedan muchas pasiones futboleras por delante si cada viernes, como
ya ha dicho el gobierno, se llevan a cabo una o más reformas, que es una manera
como otra cualquiera de denominar a los recortes, aunque –eso sí- algunos sean
lógicos y necesarios.
Compae magnifico artículo, no se puede negar, que viendo como está la situación en nuestro país, se trate de desviar la atención a lo realmente importante, (Recortes, reformas despidos etc etc )lo vemos día tras día en los telediarios en los cuales le dedican minimo 20 min a Cristiano y a Messi, aunque lo que hayan hecho es entrenar, pasear o sacarse un moco. Son los profetas de millones de personas, no quiero decir con ello que se use el deporte para aborregar a la gente. Lo que no puedo concebir es que personas cuya familia atraviesa una situación caótica se gaste 100 € en una entrada de fútbol, y que con un gol de Ronaldo se ha terminado la crisis, SEAMOS SENSATOS. Dicho esto y como el que escribe es futbolero, no veo nada malo salir a tomarte un refresco o una cerveza a un bar,gastarte dos euros en una birra ver el partido con los amigos, dar cuatro voces y olvidarse por dos horas de la hipoteca y el tiempo que llevo parado. Recibe un fuerte abrazo
ResponderEliminarCompae, tu sabio comentario es un buen complemento al artículo que he publicado hoy en Ideal. Precisamente la idea del artículo vino cuando comprobé que hay gente que se gasta 100 € o más para ver un partido de fútbol aún faltándole para otras cosas más vitales. Por supuesto que hay que reivindicar esa cerveza en el bar para olvidarnos de muchas cosas y que hay que seguir haciendo. Ese es el verdadero fin del fútbol y esa es la filosofía del artículo.
ResponderEliminarUn abrazo estrujao.