La actualidad manda. Y la actualidad es la publicación en Ideal de este artículo con temática muy actual y que reflexiona sobre las relaciones entre el fútbol de élite y la crisis económica, con alguna que otra propuesta. Lo dejo para vuestra consideración si no habéis tenido la oportunidad de leerlo en papel.
CRISIS ECONÓMICA Y FÚTBOL
La estrepitosa eliminación de la
denominada “rojilla” en los actuales Juegos Olímpico de Londres tiene cierta
lógica interna, mucho más coherente con el papel económico que está jugando
nuestro país en la liga de los ricos países occidentales. Una especie de vaticinio
de lo que podría ser el fútbol español del futuro como paradigma de lo que será
–si no lo es ya- nuestro país en el
plano económico.
En
una situación financiera como la que atraviesa España, el fútbol de élite
también está en entredicho, principalmente, porque se trata de una actividad
que no es concebible sin grandes sumas y pareciera que este sector se rige por
una velocidad económica distinta a la del resto de los grandes sectores
económicos del país. Seguramente no tenga mucho que ver esa protección
económica y fiscal de la que gozan los grandes clubes en España con los éxitos
internacionales del fútbol español, pero voces hay que consideran que sin esa
blandura fiscal las cosas podrían ser muy distintas, sin que eso suponga
menoscabar el talento de un irrepetible grupo de jugadores.
El
fútbol no debe considerarse de dominio público y cada vez tendrá menos sentido
que las instituciones públicas –y en este momento económico aún menos- favorezcan
parte del entramado económico de los grandes clubes, principalmente, porque no
es sostenible apoyar económicamente con dinero público a clubes que no son más
que acaudaladas empresas que abonan cifras millonarias a sus trabajadores –los
jugadores-. No es el caso de todos los clubes, pero a día de hoy todavía existe
un excesivo número de clubes profesionales que reciben subvenciones millonarias
de las instituciones públicas, o bien, estos clubes utilizan costosas
instalaciones deportivas municipales que, en buena lógica, deberían concebirse
para que puedan ser utilizadas por los ciudadanos contribuyentes que, en última
instancia, son los sostenedores económicos de las mismas. Otra cosa muy
distinta es la potenciación del fútbol base que, al contrario que del de élite,
necesita de la intervención pública para
poder subsistir.
El
fútbol de masas como un espectáculo más debe ser costeado por sus seguidores, como ocurre con cualquier
otro espectáculo. Este axioma podría no entenderse bien en los años en los que fuimos
ricos, pero conviene que vayamos comprendiéndolo si queremos interpretar bien
los tiempos venideros. Es así como se entiende en buena parte de los ricos
países de nuestro entorno, donde algunos clubes –como es el caso del Manchester
United en el Reino Unido- cotizan en bolsa como cualquier otra empresa que quiera
rentabilidad. Válidos también son los ejemplos
de las grandes franquicias deportivas
norteamericanas que basan su viabilidad en criterios económicos más que en
deportivos.
Lógicamente, siempre habrá quien
entienda que el fútbol de masas, más allá de ser una actividad privada y un
espectáculo que hay que pagar para disfrutarlo, se trata a su vez de una forma
rápida y eficaz de fomentar el buen nombre y la economía de una ciudad, pero
ese argumento -que es razonable- por sí sólo no parece que sea suficiente como
para justificar subvenciones públicas millonarias ni para mantener un laxo
control fiscal de los clubes, principalmente porque el mecanismo interno de
éstos, en los tiempos que corren, nada tiene que ver con una pretendida labor
de fomento social sino con las grandes cifras que, además, en más ocasiones de
las necesarias no tienen una ejemplar transparencia.
Si en este país hay una burbuja y una actividad subvencionada, en la que además no hay recortes, ésa es el fútbol. Pero a ver quién le pone el cascabel al gato. Recuerda que cuando aquí nadie se movilizaba por nada, cuando a un equipo le tocaban un pelo, miles de personas se echaban a la calle.
ResponderEliminarUna cosa es recortar derechos, otra, tocar el fútbol.
Con las cosas de rodar no se juega. No sea que en vez de rodar balones, rueden cabezas.
Oportuna y necesaria reflexión, Alter.
Así es, el fútbol es intocable porque amansa al pueblo e inmuniza ante los grandes problemas sociales y económicos. Decía yo en un artículo anterior (El fútbol como catarsis), que a los gobiernos les interesa su puesta en escena y mucho me temo que estén expectantes porque la bola comience a rodar.
ResponderEliminarApreciado Alter, sé que este asunto siempre te ha interesado y has escrito en varias ocasiones sobre esto. Sigamos desafiando el calor de agosto con oportunas flexiones y la entrada diaria.
El fútbol español , sobre todo a nivel de clubes es un gigante con pies de barro, una burbuja presta a explotar sino lo ha hecho ya.
ResponderEliminarLo de las exenciones fiscales y las millonarias deudas a la seguridad social, además de inmorales y no ejemplarizantes para el resto de currantes de a pie y empresariado en general ,van a ser las causantes de una quiebra sin precedentes y una larga agonía del fútbol patrio. Al tiempo.
Lo de la presunta riqueza que crea para una ciudad el tener un equipo en primera división y particularizando en nuestro amado Granada C.F, nos viene a demostrar que es mínimo o mucho menos de lo que se esperaba o se obtenía antiguamente. Culpables, la televisión, los horarios dantescos y excéntricos y los precios de las entradas que hacen mínimos los desplazamientos de aficiones rivales a la ciudad con el consiguiente gasto en alojamiento, ocio, copas y algún que otra diversión erótica....
Hoy día no se desplaza casi nadie, o sea que el beneficio desde ese aspecto de ingresos casi no se nota. Otro cantar será desde el punto de vista de la publicidad que aporta a una ciudad el tener un equipo en la máxima categoría.
Las ayudas y subvenciones municipales o públicas para los equipos de fútbol en la situación económica que tenemos me parece cuanto menos desvergonzada, así por ejemplo los 400000 euros que el Granada o su presidente no quiere aportar por el alquiler del Nuevo los Carmenes y los servicios que ello conlleva, me parecen una desfachatez con el enorme número de padres de familia que no tienen un puesto de trabajo y que acuden al ayuntamiento a pedir un puesto de trabajo o la desaparición de determinados organismos municipales de carácter social como el IMFE por falta de recursos económicos, no permite que se regale o se subvencione a ningún equipo por muy de primera que sea. Los que queremos fútbol de primera tenemos que pagarlo, yo he vuelto a gastar 675 euros para tal fin.
Y que conste que me encanta el fútbol y mi Graná.
saludoSS
Alfredo, me parece acertadísimo tu comentario. Coherente y valiente para un seguidor del Granada como es tu caso, que rasga en su bolsillo cada año. Y me ha alegrado tu comentario y ese "gigante con pies de barro", porque por ahí tengo un artículo con ese título que pretendía enviar a Ideal, pero que no hice para no dañar al club y a la ciudad. Sé que la opinión en Ideal se lee y me abstuve de contribuir a emborronar el sueño de muchos seguidores que se merecían un equipo en primera. Pero sigo pensando igual que lo que decía en ese artículo, que no enviaré a Ideal pero que publicaré aquí este semana.
ResponderEliminarSaludos.