08 marzo 2022

LA INVASIÓN DE UCRANIA POR RUSIA: UNA VISIÓN DESDE LA IGNORANCIA (VI)

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LA GUERRA A LA PAR QUE LA ECONOMÍA


Mientras muere gente inocente, como esa familia de la fotografía, de la que rompe el alma ver esos cuerpos sin vida junto a un maleta como símbolo de movimiento apenas iniciado. Huían de una guerra que no era la suya, de un terror que llamó sin ser invitado a la puerta de su casa. Vivían plácidamente en una país occidentalizado, navegando en sus preocupaciones cotidianas, en la pequeña economía, en los estudios de sus hijos, tal vez, en cómo está clasificado el equipo de fútbol de su ciudad; es posible, que aún no hubieran terminado de ver su serie favorita o acabado de leer el libro que ahora duerme en la mesita de noche de su casa abandonada. Visten como nosotros, al modo occidental, y es quizá por eso por lo que tanto nos duele: nos reflejamos más en ellos; decía que mientras gente inocente fallece en las heladas calles de Ucrania en la comodidad de nuestros hogares preocupa como una alarma que está a punto de la estridencia  la subida de los productos básicos. 

En los tiempos actuales la economía, sobre todo nuestra pequeña economía, está a la par que el horror de la guerra, quizá, porque la mayoría no conocemos en Occidente el horror de la guerra, y quienes sí lo conocen ya están muertos o desmemoriados. Conectamos nuestro ordenador o nuestros dispositivos móviles y seguimos la guerra casi minuto a minuto como los antiguos generales seguían los partes de guerra, y nos horrorizamos,  claro que sí, admitiendo que hemos de dar cobijo a esos millones de ucranianos que salen de su país, pero al mismo tiempo observamos de soslayo el precio del kilowatio/hora. Errare humanun est.

He comparado por encima las noticias de esta cruenta guerra y compiten entre sí de manera reñida con las que ofrecen datos sobre la economía que saldrá de este conflicto. Es posible que con el paso de los días estas últimas lleguen a superar a las primeras.

¿POR QUÉ NADIE DETIENE A PUTIN?

Es la gran pregunta que todo el mundo se está haciendo tanto dentro como fuera. A los ojos del Derecho Internacional el líder ruso ya no es un dirigente legítimo y cabría su detención, igual que se detiene al delincuente común. Sin embargo, todos sabemos que a este último no es difícil detenerlo, pero sí al que se refugia tras un aparato militar tremendo y, sobre todo, al que se refugia detrás de más de siete mil ojivas nucleares, que además es el líder del país máximo suministrador de gas natural y uno de los más importantes poseedores de crudo. Sin embargo, nada de eso es importante si muere gente, una afirmación que podría ser defendible por el pueblo llano pero no por las élites dirigentes, que todo lo miden con el rasero de la economía.

 



06 marzo 2022

LA INVASIÓN DE UCRANIA POR RUSIA: UNA VISIÓN DESDE LA IGNORANCIA (V)

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EL ÁNIMO INVASOR


Desde la noche de los tiempos ha existido la invasión de unas personas a otras, de una comunidad a otra, de un poblado a otro, de una ciudad a otra, de una nación a otra, de un país a otro...Pocas cosas han cambiado desde que el hombre comenzó a comprender que invadir a otro era rentable, además de una vía rápida para apoderarse de lo que el otro atesora, ya sea territorio, poder, objetos, medios de producción o, incluso, personas. Ni tan siquiera la cultura y las leyes han sido ajenas a la invasión. 

No es fácil remontarse a cuándo comenzó todo, pero es posible que desde el ser humano era más homo sapiens que hombre. 

Cuando Roma creció apoderándose de los territorios itálicos comprendió que debía seguir creciendo más allá de sus fronteras, así que pronto descubrió que si quería salir de sus estrechas fronteras debía de aniquilar a una potencia que ya dominaba el Mediterráneo: Cartago. Y ya no se detuvo hasta conquistar a los diversos pueblos de la península ibérica y los pueblos bárbaros del norte de Europa. Mucho más tarde, el Imperio español creció de manera desmesurada con la conquista de gran parte de los territorios americanos, en los que ya existían organizaciones nacionales, primarias, sí, pero organizaciones al fin y al cabo. Asimismo, los recientemente constituidos Estados Unidos de Norteamérica comprendieron que no podrían crecer si antes no sometían a las distintas naciones indias con el fin de ocupar su territorio. Y qué decir del ánimo expansionista fallido de Napoleón Bonaparte y mucho después del mismo Hitler o la impronta invasiva de esa nueva potencia emergente que surgió de la doctrina comunista tras la Revolución bolchevique, que había nacido tras la aniquilación de un sistema deshumanizado y oligárquico.

Todo ese proceso invasor se ha ido adaptando a los tiempos, pero no se ha detenido en absoluto. La prueba la tenemos en la actual invasión de Ucrania por parte Rusia en pleno siglo XXI, cuando ya creíamos que el mundo ya no sería territorio de invasiones de unas naciones por otras sino víctima de la invasión global y aparentemente invisible de Internet y  la globalización económica.

ARGUMENTOS INVASIVOS VARIOS

Los argumentos que han dado los invasores a lo largo de la historia ha sido diversos, si bien todos confluyen en unas cuantas ideas comunes: mejorar lo invadido, o bien justificar la invasión para evitar males mayores. Cuando Roma invadía a otros pueblos argumentaba que lo hacía para civilizarlos, argumento muy similar al que dio el Imperio español cuando invadió los territorios americanos. En otras ocasiones, como ocurrió con la invasión de Irak por parte de Estados Unidos y sus aliados, se argumentó que se hacía para evitar que el país de Oriente Medio construyerá armas nucleares, que es como decir que se invadía para hacer un favor a la humanidad. Mucho me temo que ninguno de estos argumentos fueran nunca probados, es más, en algunas ocasiones, todo lo contrario. Incluso Putin ha llegado a afirmar que invade Ucrania para desnazinalizar el país, aunque esté utilizando para tal fin supuestas prácticas filonazis. 

(Continuará)

04 marzo 2022

LA INVASIÓN DE UCRANIA POR RUSIA: UNA VISIÓN DESDE LA IGNORANCIA (IV)

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LA CARA DE MACRON


Me detuve a observar la cara, el gesto, de Macron, el presidente francés y eventual presidente de la UE porque es a Francia a quien le toca la presidencia este primer semestre de 2022; me detuve a contemplar su cara, su gesto, decía, mientras hablaba con repelente vehemencia Putin en esa rueda de prensa conjunta. La cara de Macron, un tío aún joven, su gesto, estaba demudado. Intenté interpretar qué pasaría por su mente cuando el presidente ruso hacía más que veladas amenazas a Europa y demás países que pretendan seguir con las sanciones o que pretenda inmiscuirse en su guerra. Y me recordó a ese chulo del cole o del barrio o de la discoteca que parecía no tener límites y que aunque nadie le reía la gracia se comportaba como un bocazas.


¿ES PUTIN UN BOCAZAS O HAY QUE TOMÁRSELO EN SERIO?

Es posible que esa sea la gran pregunta que esté orbitando por la mente de mucha gente, incluida, la que tiene poder y mando para frenarlo, dentro y fuera de Rusia. Es posible que sí, que sea un bocazas, pero un bocazas con acceso a un botón nuclear y eso lo convierte en un bocazas peligroso, no en cualquier bocazas de escuela, barrio o discoteca al que se le puede dar un bofetón y apearlo en un pispas de su pedestal. Aquí hablamos de otra cosa. 

Macron también ha dicho que lo peor está por venir porque Putin le habrá manifestado con toda seguridad que su interés es ocupar toda Ucrania, que para que nos hagamos una idea tiene un territorio algo superior al de España y similar número de habitantes. Algo así a si esa misma Francia de Macron, por tratarse del país fronterizo con nuestro país con gran potencial, decidiera invadir España, desde Tarifa hasta Reus, y desde el cabo Finisterre al del Gata, en fín, una verdadera barbaridad. 

De hecho, el bocazas ya ha atacado la central nuclear más grande de Europa, que está en suelo ucraniano. Y a pesar de todo eso las potencias contrarias a la invasión de Ucrania por Rusia poco pueden hacer más que seguir con las sanciones económicas y el aporte de armas al pueblo ucraniano. 


¿ESTÁ TRABAJANDO LA INTELIGENCIA DE LAS GRANDES POTENCIAS?

Muchos nos preguntamos si estará ya trabajando la inteligencia de las distintas potencias, la CIA, el MI5, ojalá el MOSSAD, aunque me temo que este no desee participar en nada de eso. Sería deseable que lo estuvieran, que estuvieran preparando un plan para poder atrapar al líder megalómano cuando esté más debilitado y hasta sus propios secuaces internos comiencen a dudar de él. Eso espero, porque creo que sería la mejor solución. Y lo espero porque estoy convencido que detrás de Putin no hay nada, es decir, no existe una estructura rusa que desee continuar con esta guerra ni con su deseo invasor.

(Continuará)

03 marzo 2022

LA INVASIÓN DE UCRANIA POR RUSIA: UNA VISIÓN DESDE LA IGNORANCIA (III)

 


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EL AISLAMIENTO DE VLADIMIR PUTIN

Arrecian las voces contra el presidente ruso; incluso, desde dentro. Ayer me entretuve en ver un buen vídeo grabado por un particular en el centro de Moscú y observaba a la gente que se manifestaba contra la guerra iniciada por su presidente. Esa gente era joven, la mayoría, vestidos a la manera occidental, provistos todos de su teléfono móvil, que no dejaban de consultar, hacer fotos o grabar. O sea, un escenario idéntico al de cualquier ciudad europea. Y comprendí que toda gente no quiere saber nada de lo que fue la antigua URSS, que la mayoría ni conocieron. Gente joven que quiere trabajar, estudiar y divertirse, vivir, en definitiva. Lo que quiere su presidente, que no es otra cosa que volver a ese mundo horrible, gris y frío que sufrieron los padres  y abuelos de esos jóvenes, no lo quiere la mayoría del país. Además, empresarios  deportistas, gente de la cultura, intelectuales y el arte de Rusia no están por la labor de apoyar a un dictadorzuelo que viste la su elegibilidad de fraude, envenenando a rivales, metiéndolos en la cárcel o matando a periodistas, si fuese necesario. 

Sin lugar a dudas, Occidente ha ayudado a crecer a este monstruo y ahora crecido, armado y con esa megalomanía propia de este tipo de gente, que debería ya pasar a la historia, costará derribarlo. 

Pero yo estoy convencido que lo será porque es inimaginable un mundo posterior a esta guerra en el que aún tenga poder Vladimir Putin. 

Está muriendo mucha gente inocente y va a morir mucha más, luego, esperemos que esas víctimas colaterales sirvan para eliminar a este tipo y que Rusia encuentra el camino de la democracia verdadera. De hecho, hay mucha gente capaz en este enorme país para que lo sea.

CUESTA CREER LO QUE ESTÁ PASANDO EN PLENO SIGLO XXI

Insisto, no es la única guerra que hay actualmente en el mundo y sería injusto olvidar las demás, por muy locales y regionales que sean. Sin embargo, esta guerra tiene un cariz especial por dos motivos: se trata de una invasión por parte de una potencia, la segunda en capacidad armamentística del mundo, tras Estados Unidos; además, una potencia que es la primera en cuanto a cabezas nucleares. Solamente estos dos elementos ya son suficientes para considerar esta guerra como distinta y, por supuesto, mucho más peligrosa para el conjunto de la humanidad. Lo que ocurre o pueda ocurrir en una guerra nunca es previsible, mucho menos en esta.

¿QUÉ PUEDEN HACER LAS DEMÁS POTENCIAS?

No lo sé, ni creo que lo sepa nadie, pero, desde luego, intervenir no sería lo más inteligente dada la reacción nuclear que pudiera tener el enemigo y el riesgo de iniciar la III Guerra Mundial. Considero que si hay montada una estrategia de aislamiento, eso sería acertado; debilitar a Putin y aislarlo sería totalmente acertado. Debilitar a Rusia económica, cibernéticamente y políticamente, sí, volvería a ser acertado...Pero todo esto llevará su tiempo. Hitler no fue atenazado en poco tiempo, se necesitaron años, por lo que Putin no lo será durante mucho tiempo y eso conllevará más muertes, más dolor y no sabemos si otras consecuencias de ámbito global. 


(Continuará)




01 marzo 2022

LA INVASIÓN DE UCRANIA POR RUSIA: UNA VISIÓN DESDE LA IGNORANCIA (II)

 (LEE LA PRIMERA PARTE PULSANDO AQUÍ)

VLADIMIR PUTIN Y LA OLIGARQUÍA


El derrumbamiento bestial de la URSS conllevó, además de un nuevo orden mundial, una gran oportunidad para quienes provistos de una ambición desmesurada e información privilegiada conocían los entresijos internos del aparato estatal, ahora sin control ni dueño. Eso dió lugar al comienzo de la llamada oligarquía, protagonizada por gente cercana al aparato que poco más debía de hacer que tomar en propiedad, en una especie de usucapio sin límite, lo que ya no tenía dueño: un estado sin cabeza, pero con mucha riqueza, sobre todo en lo que se refiere a materias primas energéticas. Por su parte Vladimir Putin, de ambición también desmesurada en asuntos políticos, sin descartar la ambición material, venía de las tripas del aparato en el que había ostentado varios puestos de alto funcionario, culminado su funcionariado  de alto nivel con el nombramiento en 1998 como director del Servicio Federal de Seguridad, heredero de la antigua KGB. Ese cualificado nombramiento le permitió alcanzar el gran poder que tanto anhelaba. 

¿ES PUTIN UN OLIGARCA CUALIFICADO?

Muchos lo creen así, sobre todo Gran Bretaña, paraíso actual de los oligarcas, dueños de prestigiosos equipos de fútbol, grandes empresas y mansiones. En este sentido es curioso cómo funciona el país del Brexit, tan celoso de su tradición y cultura y tan dado a acoger a oligarcas, jeques y ricachones de medio mundo sin demasiada ética pero con montañas de libras, sin que les importe demasiado que sus equipos señeros (Chelsea) o sus elitistas grandes almacenes (Harrods) sean propiedad de estos. Es aquí dónde Occidente debería comenzar a hacerse algunas preguntas. En ese sentido resulta sorprendente cómo ahora se rasga Occidente las vestiduras afirmando sin complejo alguno que ha congelado los activos de los oligarcas, incluídos los del propio Putin y algunos de sus secuaces en el Estado ruso, incluida Suiza, que tras más de doscientos años rompe su silencio y secretismo bancario. No es mala noticia, pero cabe preguntarse por qué en supuesto periodo de paz se permite que toda este gente con su riqueza de dudosa transparencia dancen a sus anchas comprando y vendiendo medio mundo. Por supuesto, los oligarcas, conocedores de que su situación económica puede cambiar drásticamente se pronuncian en contra de la invasión de Ucrania por parte de su país, demostrándose, que no es demasiado difícil para los países occidentales controlar la fortuna de esta gente si realmente quisiera controlarla. En todo caso, desmarcarse del mentor es una forma muy antigua de proteger la propia hacienda, dejando caer a quien supuestamente les hizo falta en su momento pero que ya se ha convertido en una gran rémora.

Es posible que la solución a esta guerra llegue por esa vía que ya parece iniciada: aislar al mismísimo Putin, que de alguna forma es también ganar por medio de la batalla económica lo que no se puede ganar por medio de las armas, en gran parte por el enorme arsenal de cabezas nucleares con que cuenta el invasor. 

Irak se intervino basándose en la existencia de armas nucleares, es decir, se invadió porque se sabía con seguridad que nos la había; Rusia no se invade porque se sabe con total seguridad que dispone de ellas. Así se está escribiendo la historia, prolegómeno de una supuesta III Guerra Mundial que no acacerá cómo acaecieron las dos primeras, aunque los sables suenen casi igual.

(Continuará)




28 febrero 2022

LA INVASIÓN DE UCRANIA POR RUSIA: UNA VISIÓN DESDE LA IGNORANCIA (I)

 Es harto difícil para un simple mortal no versado en el gran carrusel de la política internacional y sus secretos comprender y mucho menos opinar con tino y garantías sobre el conflicto bélico generado casi en el corazón de Europa. No obstante, el uso del sentido común, tan necesario en estas cosas, como cierto conocimiento del mundo en el que vivimos podrían dar con alguna clave aunque fuese remota. Y a sabiendas de que la ignorancia es siempre muy atrevida (de ahí la ignorancia) me confiaré a mi impresión e instinto, si bien es posible que no mi opinión porque esta puede estar formada y matizada por toda esa opinión pública y mediática sin medida, no siempre precisa ni seria, de hecho, no olvidemos que los grandes maestros de las noticias falsas (fakes, creo que le llaman los expertos) siempre han derivado de Rusia. 


ANTIGUA URSS

   Tal vez debamos remontarnos a esta época histórica para intentar comprender qué es todo esto partiendo de todo aquello. Y todo aquello no era más que una unión de repúblicas socialistas soviéticas. Es decir, diversas nacionalidades, provistas de sus respectivas instituciones, usos, cultura y sociedad, además de economía, unidas bajo un poder único abanderado por los soviets, herederos de aquella revolución socialista (o comunista) que posibilitó echar del poder a los antiguos zares o megarreyes de la zona en favor de otro poder omnipotente y omnipresente derivado de una de las grandes revoluciones (burguesa para unos, para otros no) de la humanidad. Todos sabemos que todo aquello se fue a pique con la caída del Muro de Berlín, gran símbolo de la caída soviética, a finales de los ochenta; sin embargo, no todo cayó o, al menos, no cayeron todos los cimientos internos, a pesar de que cada una de toda esa miríada de repúblicas unidas bajo la sigla URSS (un total de quince) adquirieran sobre una base teórica su nombre, frontera y soberanía. La realidad es que Rusia siguió siendo la madre de todos de una manera  u otra; y una madre, una mala madre, no deja escapar a sus hijos tan fácilmente si considera que no le va a beneficiar lo suficiente. Y uno de esos hijos fuertes y poderosos de la antigua URSS, con capacidad suficiente para ser independiente por tamaño, economía, soberanía, territorio y cultura es Ucrania (la república más poblada de la antigua URSS tras la propia Rusia y Azerbaiyán), cuya gran capital, Kiev, fue una de las más importantes de la antigua URSS, quizá la más importante tras Moscú y Leningrado (hoy San Petersburgo).

    Como sabemos, la antigua URSS era la gran potencia mundial junto a EE.UU. y mucho me temo una vez saboreada esa sensación, que se encuentra en la cúspide de la vanidad y la soberbia de los hombres y de los pueblos, es difícil de olvidar y de ahí que se procure reeditar. Sin embargo, esos años de guerra fría y de dos potencias hegemónicas ya pasó, como siempre ha ocurrido a lo largo de historia (hasta España llegó a ser una gran potencia mundial durante muchos años), para dar paso a otras hegemonías potenciales adaptadas a los nuevos tiempos. Y los nuevos tiempos ya no son tan solo de potencias armadas hasta los dientes y con cabezas nucleares sino que se han introducido nuevos elementos de control y dominio: la economía, el control comercial y el nuevo universo ciber. Es quizá ahí donde radique lo que pueda ocurrir en esta apariencia de III Guerra Mundial.

(continuará)


24 febrero 2022

NECESARIA CONTUNDENCIA ANTE LAS AGRESIONES A FUNCIONARIOS PÚBLICOS





La grave agresión sufrida el pasado diez de febrero por una funcionaria de la Administración de Justicia, adscrita al Servicio Común de Notificaciones y Embargos de Granada, exige una reflexión seria por parte de quienes consideramos que el Estado de Derecho, que es la base de la democracia constitucional, debe de responder sin fisuras ante los frecuentes ataques a los representantes de sus Instituciones, que son los pilares fundamentales de aquél. La sociedad organizada no debe de interpretar como un asunto ajeno estos actos porque la indiferencia y la ajenidad son las herramientas de las que se sirven las personas desaprensivas para continuar actuando con la impunidad que suponen, en muchos casos, ante la tibieza de las normas vigentes.

Un Estado de Derecho, una democracia asentada, no es lo contrario a unas leyes contundentes, sobre todo en el ámbito penal, sino todo lo contrario: son la preservación de esa organización jurídica y social sólida que ha de carecer de fisuras y actúa perfectamente organizada para repeler ataques de este tipo. 

Todos hemos asistido a agresiones a representantes de distintos ámbitos de la Administración Pública que no han tenido la respuesta adecuada por parte del sistema judicial, desde las cometidas a personal sanitario hasta profesores y maestros, pasando por un amplio elenco de representantes de las distintas ramas de la Administración. Ante estas agresiones, que son más frecuentes de lo que se piensa, el ciudadano que desea vivir en una sociedad organizada y segura estima de manera más o menos inopinada que no existe la suficiente contundencia jurídica hacia esos individuos irrespetuosos no tan solo con las personas sino también con los representantes de los Poderes Públicos, cuya labor no es otra que el cumplimiento de las funciones que derivan de la actividad administrativa, de policía o judicial, fundamentales para la convivencia democrática. 

En el caso arriba indicado se ha ido aún más allá de las líneas rojas irrebasables si cabe, porque la grave agresión sufrida hace unos días en la zona norte de Granada se inflige a una funcionaria encargada de una notificación emitida por el Poder Judicial, que en el esquema de los Poderes del Estado representa la última ratio del Estado de Derecho. No se trata tan solo de perseguir con eficacia a los agresores sino de preservar y proteger la arquitectura jurídica avalada por la Constitución española vigente.

Algunos sistemas democráticos jóvenes, el español entre ellos, viven en la actualidad en una especie de esquizofrenia ante la observancia de la ley, decantándose en ocasiones por la benignidad y suavización de las normas a aplicar ante el temor de que se pueda interpretar que la estricta y contundente aplicación de la estas reste sentido al sistema. Esa interpretación, en mi opinión, es errónea porque posibilita que el armazón jurídico garante de la preservación de lo más esencial del Estado de Derecho se resquebraje de manera irreversible. Por el contrario, el sistema democrático debe ser muy sólido ante este tipo de agresiones si desea seguir preservando, es más, fortaleciendo esos pilares básicos a los que antes me refería. La aplicación contundente de las normas, dentro de la debida consagración jurídica constitucional, no debe ser incompatible con un sistema democrático fuerte, más bien al contrario; basta observar los sistemas democráticos más veteranos de nuestro entorno occidental para comprenderlo.

Es fundamental conocer que cuando un funcionario público, revestido de autoridad en función de su cargo, actúa no lo hace a título personal sino en representación de la institución administrativa, policial o judicial para la que trabaja. No comprender esto, y lo que es más grave, que algunos representantes políticos duden de ello, es la vía más directa para que la Función Pública, que es uno de los aspectos más innegociables (o al menos debería de serlo) de ese Estado de Derecho desde la Revolución francesa, se convierta en una moneda de cambio que posibilita, entre otras cosas, el debilitamiento y la vulnerabilidad de sus miembros ante sectores indeseables de la sociedad, que amparados por una errónea interpretación de los derechos inherentes a la persona interpretan que todo es válido y hasta impune, auspiciados las más de las veces por peligrosos discursos políticos y sociales, no exentos de maniqueísmo, que confunden, en ocasiones, de manera consciente la simetría que en un sistema democrático debe de haber entre los derechos y los deberes, sin que nadie les explique que el disfrute de derechos ilimitados, sobre todo cuando no existe un contrapeso obligacional, no es propio de un sistema constitucional sino su verdadera rémora. 


12 octubre 2021

RELATO CORTO: UN DISTINGUIDO VIAJERO





“Luego la Reina mandó que fuese un alguacil de corte, por la posta, tras Cristóbal Colón, y de parte de su Alteza le dijese cómo lo mandaba tornar y lo trajese; el cual halló a dos leguas de Granada, a la puente que se dice de Pinos.” (CRÓNICA OFICIAL DE LAS CAPITULACIONES DE SANTA FÉ)


En principio, se podría sostener que el jinete que asoma a lo   lejos   de   entre   las   simétricas   filas   de   las   ateridas y abundantes alamedas, que bordean el angosto camino de la Vega en la brumosa mañana, atesora un aire calmado; y si no fuera por su porte distinguido y las caras ropas que  viste podría confundirse con uno de los muchos campesinos que atraviesan a diario esos parajes fértiles en los que abundan las alquerías que con tanta devoción levantaron los primeros pobladores musulmanes.

La mañana, a pesar de destilar humedad, la cual levita vaporosa de los campos recién regados, es luminosa y presagia un sol primaveral que seguramente inundará el resto del día y posibilitará que las labores agrícolas se puedan llevar a cabo sin dilación. El viajero viaja asentado cómodamente en su corcel, al que guía suave gracias a la soltura con que maneja las bridas, mientras dirige con indisimulado interés su vista hacia la derecha en dirección al fuerte promontorio marmóreo, que presidiendo la llana vega pareciera aún más alto. Por su cuidada instrucción y cultura sabe perfectamente en qué lugar se halla y no puede evitar desviarse unos cientos de metros para subir una suave cuesta presidida a ambos lados por arbustos, y de esa manera llegar a un otero desde el que se divisan abundantes vestigios de edificios ruinosos que formaron parte de lo que siglos atrás fue la Madinat Ilbira musulmana, capital de la Küra de Ilbira, la mítica ciudad que, tras  un  pasado  glorioso,  un  buen  día  fue  abandonada   y desplazadas sus instituciones y habitantes a la emergente Madinat Garnata, antigua capital del fastuoso Reino de Granada, último enclave musulmán que gobierna con mano blanda el que, propios y extraños, apodan como Rey Chico, último monarca nazarí; el mismo que está a punto de capitular ante la presión de sus adversarios, Isabel y Fernando, Reyes de Castilla y Aragón, acampados con sus huestes a pocas leguas de allí, en la llamada alquería de Atqa, lugar al que vienen en denominar desde entonces como Santafé.

Justo de aquel amplio lugar viene, siguiendo el curso de las rumorosas acequias, que muestran aún sus inacabados ramales, buscando una dirección que a simple vista podría ser equívoca pero que a todas luces, si no hay desventura de por medio, le llevará hasta un lugar denominado Pinos.

Viene calmado pero cabizbajo, intentando encajar el duro golpe que le ha supuesto la negativa de la Reina Católica de sufragar sus visionarios viajes a un nuevo mundo que, está seguro, permanece perdido en el tiempo, sin vestigios de civilización alguna. Sin embargo, las frescas alamedas, el rumor de las acequias y la amplia libertad que siente cabalgando por esos luminosos caminos de esa vega límpida, le ofrecen un optimismo que no sentía horas atrás cuando se alejaba del enorme campamento a pocos leguas de la capital del reino nazarí.   Advierte que ese optimismo se convierte en una paz dichosa y pronto se tornará en una sensación muy similar a la felicidad.

Espoleado por esos sentimientos puros, se detiene a descansar junto a una antigua alquería de sólida construcción, ubicada a menos de media legua de su destino. En una pequeña poza hace abrevar a su corcel, al tiempo que un gentil labrador moro, que se afana en las tareas del campo, le ofrece complaciente dulces manzanas, que abundan en esa zona. En momentos como ésos pone en tela de juicio su misión, su sueño, tan oneroso para su ánimo. Observando aquel vergel y aquella luz, en otras circunstancias, no dudaría en quedarse allí para siempre. Pero su destino es otro.

Enfrascado en esos pensamientos no advierte que muy cerca ya se aprecian algunas construcciones dispersas y, por la frondosidad de los árboles, todo parece indicar que un río de amplio cauce desparrama sus abundantes y claras aguas con generosidad. No obstante, pregunta al labrador moro que le ha ofrecido las viandas y éste le confirma lo que ya presagiaba: pronto llegará al puente que aparece indicado en su mapa.

Y así es. Al poco, atraviesa el sólido puente sobre el río Cubillas, según dicen, de origen romano, y busca la dirección más septentrional, no sin antes detenerse en la denominada Posada de la Puente que, según su cuaderno de bitácora, es la más cercana al río, que en esos momentos muestra sus aguas plácidas y claras en la cegadora mañana. La posada ocupa la totalidad de un amplio y vetusto edificio encalado, asentado firmemente en la parte izquierda de una pequeña pero ascendente cuesta empedrada. Es parada obligada, porque de continuar el recto y polvoriento camino, a cuyos lados se arremolinan unas pocas casas diseminadas con amplios patios, con toda probabilidad no encontraría otra posada o venta hasta pasadas unas cuantas leguas y el camino de pronto se tornaría serpenteante y complicado a la altura del Velillos, el otro río que circunda la pequeña población de Pinos, en cuyo margen derecho se detendrá el viajero, al pie del denominado Cerro de los Infantes, con el fin de contemplar las ruinas míticas del que fue denominado Castillo de Velillos, el cual mandaron construir, en inusual sociedad, el rey zirí de Sevilla, Al- Mu'tamid, y el rey cristiano de Castilla Alfonso VI, en los albores del Siglo XI, con el fin de arrebatar territorio al último rey zirí de Granada, Abd Alläh. A partir de ese lugar, el sendero será cada vez más ascendente y sinuoso, en dirección a la bulliciosa y milenaria ciudad de Córdoba.

Se apea de su corcel y lo amarra a una de las argollas incrustadas en la desconchada fachada principal de la posada, sin que ello venga a significar, en principio, que el viajero tenga previsto pernoctar en la misma. Sin embargo, contra todo pronóstico, pide una habitación tranquila para    pernoctar dos noches, una cuadra, paja y agua fresca para el descanso y alimento de su caballo, que de tanta utilidad le ha de ser en el largo viaje que presume realizará.

—Mi nombre es Cristóbal Colón —le dice al mozo de barba lampiña que le atiende— y en los próximos días podría ser requerido por un alguacil enviado por Isabel, la preclara reina de Castilla, que junto a su esposo, Fernando, rey de Aragón, pernocta con sus huestes en los alrededores, en un amplio campamento a pocas leguas de la ciudad de Granada, al que vienen denominando Santafé.

Su tono de voz oscila entre afable y castrense, por lo que el mozo asume que el huésped que acaba de llegar a la posada es una persona singular. Y, sabedor de la poca presencia de viajeros tan distinguidos por aquellos lares, se deshace en gestos zalameros y complacientes. Sin embargo, el viajero de aire tan distinguido y ropas caras, al contrario de lo que piensa el mozo, no se siente en ese momento una persona singular; todo lo contrario, se siente el ser más mísero sobre la tierra al comprobar cómo su proyecto, su sueño de toda una vida se hacía añicos con la negativa de la reina Isabel de sufragar los gastos para emprender esa odisea que, está seguro, le podría llevar a descubrir un mundo desconocido y de cuya existencia está convencido tras haber estudiado una y otra vez, de forma minuciosa, la elaborada cartografía que atesora.

Tumbado en aquel catre ajado que le habían asignado, intenta recrear en su mente las palabras que la misma Reina en persona le había dicho unas horas antes y, entre ellas, cree advertir un atisbo de esperanza a pesar de la rotunda negativa a capitular por parte de la soberana. No está seguro, pero diría que en la mirada de la soberana pudo observar un refulgente rayo de luz. Y a ese recuerdo queda asido.

Intenta, también, en ese momento aciago y de desánimo recordar con precisión las palabras que atribuladamente él mismo articula ante las desesperanzadas palabras de la Reina:

«Señora, me hallaré a dos leguas de aquí, en un lugar denominado Pinos. En la posada que hay junto al vetusto puente del río Cubillas pernoctaré durante dos noches a la espera de que su graciosa Majestad reconsidere su soberana decisión y sea conforme en capitular». Pero ni tan siquiera esos pensamientos le ofrecen sosiego al viajero. Un hombre solo, tumbado en un viejo catre de una modesta posada de una aldea perdida en algún lugar de la frondosa Vega del Reino de Granada. Un hombre atado a un sueño, que en ese momento se convierte en demasiada carga para su escaso ánimo. Un hombre que aún ignora que un emisario real le visitará al día siguiente, comunicándole que la Reina reclama su presencia al haber reconsiderado su inicial decisión, a pesar de los graves asuntos que la retienen junto a su esposo a las puertas de la ciudad —aún musulmana— de Granada, ya a punto de claudicar. En definitiva, un hombre que en ese momento no puede saber que su proyecto, su sueño de toda una vida, que pende de un espacio temporal breve, cambiará el destino de las Españas y del mundo.


Relato incluido en el libro Conversación en la taberna y 41 relatos disponible en Amazon


07 octubre 2021

EL MUNDO YA NO LEE (O LA IMPORTANCIA DE LA LECTURA)

 



De todo lo importante que tiene relación con los procesos mentales, la lectura es, quizá, la actividad que más alimenta las neuronas. Un lector (un lector habitual) debe de tener la habilidad de desarrollar varias destrezas en mínimos intervalos de tiempo. Sumergirse en un mar de letras, que son signos convencionales que nos hemos dados la humanidad en distintos idiomas; además, debe de comprender e imaginar. Y todo eso al mismo tiempo. La información que penetra por los ojos por medio de esos signos convencionales, penetra en las neuronas y estas han de ir buscándole relaciones que permitan al lector comprender lo que lee, casi siempre, transformando en imágenes esa información. Una vez creadas esas imágenes o bien buscadas en los ignotos recodos mentales, el lector debe de comprender e imaginar qué está escribiendo el autor de ese libro que tiene en sus manos. Se trata de un proceso muy complejo que ha necesitado una evolución de miles (sino millones) de años y que continúa en plena expansión.

Pues bien, todo eso lo estamos tirando por la alcantarilla.

Digámoslo muy claro: se está perdiendo el hábito de lectura. La humanidad está perdiendo uno de los hábitos más enriquecedores que nos ha sido dado. Y eso es algo muy dramático. Su lugar lo está ocupando la imagen, pero no una imagen que nos llega a los ojos (y después procesa la mente) de calidad (el buen cine, por ejemplo) sino distorsionada, mediocre y, casi siempre, nociva. Las redes sociales, amigos, tienen gran parte de culpa y ya hay quien dice que Facebook y sus hermanas son responsables de esta involución que está atrapando de manera despiadada a gran parte de la humanidad, sobre todo la población que menos necesita ser atrapada: la gente en formación.

Sí, ya estaba la televisión y su bazofia, pero esta ya había ocupado un lugar concreto. Casi siempre se trataba (o se trata) de espacios concretos de tiempo, excepto, en casos muy radicales de gente que se engancha al televisor todo el día. Sin embargo, las redes sociales las llevamos con nosotros a todas partes en esos aparatos cada vez más chulos y a precios muy ventajosos que llaman smartphones. Un aparato de estos en el bolsillo y una conexión permanente a internet es el mecanismo perfecto para Facebook y sus hermanas, que de esta manera consiguen la adicción que se proponen.

Un servidor era de los que afirmaban que el problema no eran las redes sociales sociales en sí, sino la utilización que se hace de ellas. Ya no estoy tan convencido de esa información y me inclino a pensar que el problema son las redes sociales en sí. De hecho, son cada vez más los dedos acusadores de gente sensata (incluso de gente que ha estado en el interior del sistema de las redes sociales) los que acusa a los fundadores de estas, echándoles en cara que lo que pretenden no es otra cosa que destruir todo lo que funcionaba en este mundo en pos del vil metal y del nocivo negocio. 

Lamentablemente quien paga todo esto es el hábito más noble que la humanidad ha inventado y que no es otro que al que me refería en las primeras líneas: la lectura. 

Hace unos días daba una charla en la Biblioteca Provincial de Granada y lo decía en algún momento: ya no se lee; es más ya no se lee lo que realmente merece la pena leer: los clásicos literarios. Conté una anécdota ilustradora: la dificultad de encontrar un libro (un clásico) escrito a mediados del siglo XX (no tan antiguo) porque ya ninguna editorial quiere reeditarlo al constatar que no tiene ventas, que no tiene salida. Tan solo se editan esos llamados best-seller actuales, muy pobres en cuanto a valor literario.

Porque, que alguien alce la mano y me diga cuántas personas conocen que lean a Sthendal, a Balzac, a Proust, por referirme tan solo a tres clásicos literarios geniales.

Es lamentable, muy lamentable, porque estamos en un momento de la poshistoria en el que, además, cada vez son más los libros que copan la lista de más vendidos ¿escritos? por gente que no escribe y que no tiene nada qué contar, pero sí son muy conocidos por facetas televisivas, deportivas u de otro tipo, casi siempre insignificante o de poco nulo intelectual. Es eso, amigos, lo que está leyendo la gente.

Y así nos va. Y así nos va a ir en un futuro no muy lejano. 

03 octubre 2021

99 DÍAS QUE PODRÍAN CAMBIAR EL MUNDO (AMAZON, 2020)

 


Al mes y medio de salir del enclaustramiento al que estuvimos sometidos por mor de la epidemia del por todos denominado en vulgata Coronavirus, me aventuré a publicar en Amazon un diario de la pandemia, que escribir a lo largo de todo el confinamiento, esto es, 99 días. Su título 99 días que podrían cambiar el mundo. ¿Y por qué decidí darle ese título? Porque estaba -y aún lo estoy- convencido de que este hecho no pasaría desapercibido en nuestra historia personal y colectiva. Un ser microscópico que ha detenido gigantescas estructuras sociales, económicas, deportivas, personales, que ha detenido el mundo. Un ser monstruoso en esencia, pero invisible, lo que demuestra que nada en este mundo obedece a un patrón concreto, que lo grande puede ser inofensivo y lo pequeño muy pernicioso.

El Coronavirus ha cambiado todo en este mundo y no sabemos (me temo que no) si todo volverá a ser igual que antes. Es más, es posible que no sea conveniente que todo vuelva a ser como antes. Nuestro planeta no es ni tan siquiera una mota de polvo en el Universo (sin contar que pudieran existir universos paralelos como ya apuntó Einstein y dejó dicho Hawking antes de fallecer), por lo que descartar que podamos ser barridos como se barren las motas de polvo no es ninguna afirmación gratuita. Estamos acostumbrados a pensar y a vivir como si fuéramos los verdaderos reyes de la creación, pero los animales (no sabemos si también las plantas, es posible que sí) nos han dado lecciones inolvidables en ese periodo de tres meses en los que no sabíamos ya qué hacer en nuestras casas. Se han acercado a nuestras costas cuando jamás lo hacían, han penetrado en nuestras calles, cuando no lo hubieran hecho en condiciones normales, han sobrevolado nuestra ciudades, cuando apenas salían de su entorno, en definitiva, ha mostrado mucho más sensatez que la mayoría de los humanos, como queriéndonos decir que siguen ahí a nuestro lado, pero guardando las distancias hasta que cambiemos, porque ¿estamos dispuestos a cambiar? Mi veredicto a más de un año desde aquello es que no, no estamos dispuestos a cambiar. Es más, observo síntomas de que es posible que vayamos a peor, que al individuo en general (con las lógicas excepciones que hay muchas, de lo contrario esto sería terrible) le interesa sobre todo sus intereses primarios, sin pensar en mucho más allá. Es posible que mi visión sea pesimista.

Escribí mucho de todo eso. Escribí lo que reflexionaba y observaba cada día y eso dio lugar un libro que en papel podría estar en las trescientas páginas; pero no está en papel, al menos no lo está aún, sino en formato digital pinchando aquí.



UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...