28 febrero 2022

LA INVASIÓN DE UCRANIA POR RUSIA: UNA VISIÓN DESDE LA IGNORANCIA (I)

 Es harto difícil para un simple mortal no versado en el gran carrusel de la política internacional y sus secretos comprender y mucho menos opinar con tino y garantías sobre el conflicto bélico generado casi en el corazón de Europa. No obstante, el uso del sentido común, tan necesario en estas cosas, como cierto conocimiento del mundo en el que vivimos podrían dar con alguna clave aunque fuese remota. Y a sabiendas de que la ignorancia es siempre muy atrevida (de ahí la ignorancia) me confiaré a mi impresión e instinto, si bien es posible que no mi opinión porque esta puede estar formada y matizada por toda esa opinión pública y mediática sin medida, no siempre precisa ni seria, de hecho, no olvidemos que los grandes maestros de las noticias falsas (fakes, creo que le llaman los expertos) siempre han derivado de Rusia. 


ANTIGUA URSS

   Tal vez debamos remontarnos a esta época histórica para intentar comprender qué es todo esto partiendo de todo aquello. Y todo aquello no era más que una unión de repúblicas socialistas soviéticas. Es decir, diversas nacionalidades, provistas de sus respectivas instituciones, usos, cultura y sociedad, además de economía, unidas bajo un poder único abanderado por los soviets, herederos de aquella revolución socialista (o comunista) que posibilitó echar del poder a los antiguos zares o megarreyes de la zona en favor de otro poder omnipotente y omnipresente derivado de una de las grandes revoluciones (burguesa para unos, para otros no) de la humanidad. Todos sabemos que todo aquello se fue a pique con la caída del Muro de Berlín, gran símbolo de la caída soviética, a finales de los ochenta; sin embargo, no todo cayó o, al menos, no cayeron todos los cimientos internos, a pesar de que cada una de toda esa miríada de repúblicas unidas bajo la sigla URSS (un total de quince) adquirieran sobre una base teórica su nombre, frontera y soberanía. La realidad es que Rusia siguió siendo la madre de todos de una manera  u otra; y una madre, una mala madre, no deja escapar a sus hijos tan fácilmente si considera que no le va a beneficiar lo suficiente. Y uno de esos hijos fuertes y poderosos de la antigua URSS, con capacidad suficiente para ser independiente por tamaño, economía, soberanía, territorio y cultura es Ucrania (la república más poblada de la antigua URSS tras la propia Rusia y Azerbaiyán), cuya gran capital, Kiev, fue una de las más importantes de la antigua URSS, quizá la más importante tras Moscú y Leningrado (hoy San Petersburgo).

    Como sabemos, la antigua URSS era la gran potencia mundial junto a EE.UU. y mucho me temo una vez saboreada esa sensación, que se encuentra en la cúspide de la vanidad y la soberbia de los hombres y de los pueblos, es difícil de olvidar y de ahí que se procure reeditar. Sin embargo, esos años de guerra fría y de dos potencias hegemónicas ya pasó, como siempre ha ocurrido a lo largo de historia (hasta España llegó a ser una gran potencia mundial durante muchos años), para dar paso a otras hegemonías potenciales adaptadas a los nuevos tiempos. Y los nuevos tiempos ya no son tan solo de potencias armadas hasta los dientes y con cabezas nucleares sino que se han introducido nuevos elementos de control y dominio: la economía, el control comercial y el nuevo universo ciber. Es quizá ahí donde radique lo que pueda ocurrir en esta apariencia de III Guerra Mundial.

(continuará)


1 comentario:

  1. Lo cierto tocayo es que, por desgracia, ha estallado una guerra. Rusia ha invadido Ucrania. Y su maquinaria militar pisotea sin compasión todo lo que encuentra a su paso. Y esa matanza de personas, no sólo militares, sino también civiles, la veo absurda, inhumana y sin sentido. Que las raíces de esta contienda puedan ser motivos económicos es muy probable. Pero ahora pienso en cosas seguro mucho menos trascendentales. Por ejemplo creo que peco de ver constantemente esas retransmisiones de televisión de la guerra en Ucrania en directo, como si un partido de fútbol se tratase. Me parecen repugnantes las guerras. Me repugna que tengan, en este caso los ucranianos, pero si fueran de otra nacionalidad pensaría igual, que ver cómo les cae este conflicto bélico encima "sin comerlo ni beberlo". Ellos "no pinchan ni cortan" en este conflicto. Pero sí sufren las consecuencias. Tocayo, este puede ser un buen ejemplo de que la vida es muy injusta. Me pregunto qué han hecho los ucranianos para merecer tan injusto castigo.

    Sé que me he ido por, como mínimo, los "cerros de Úbeda", tocayo. Pero me he ido por el camino de lo que sé. O más bien que lo que sé, lo que "siento". Y me creo en la obligación, al menos en parte, de irme por aquellos lares.

    Un abrazo tocayo.

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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