Desde hace ya bastante tiempo, las películas dirigidas y producidas por Clint Eastwood son para mi una referencia importante. Porque me gusta el cine que suele llevar el sello de su autor. Los entrenos de las suyas y las de Allen siempre son para mí una gran noticia porque ambos cineastas imprimen un cine distinto a lo visto hoy día.
Clint Eastwood, antigua estrella del spaguetti western, siempre ha mostrado compromiso en su cine, ya se trate de sacar a luz pública alguna historia real desconocida para el gran público o ensalzar a personajes importantes en una determinada época, ya sean de la música, del deporte o de otras disciplinas, aunque en muchos casos sean bastantes desconocidos para la mayoría, bien por el transcurso del tiempo o por que estén circunscritos tan solo a Estados Unidos y hayan tenido poca proyección internacional. Particularmente, es muy dado a dirigir y producir películas relacionas con la música, entre otras cosas porque se trata de una persona muy conectada con este campo artístico. En este caso, se trata de una película que no es actual, pero que yo no conocía (no es de las más conocidas de este cineasta): Jersey boys, una película de 2014, que pasó bastante desapercibida, aunque me parece una excelente película. Se trata de una visión de la carrera exitosa de un grupo de pop y rock de los años sesenta y setenta: Four Seasons, liderado por un tipo con una gran y peculiar voz Frankie Valli, chico humilde de Jersey de origen italiano, como la mayoría de los componentes del grupo. La banda aún está activa, lógicamente muy renovada, pero se da la particularidad que su solista aún permanece en esta, a pesar de que cuenta ya con 86 años de edad, sin embargo, cuatro años aún más joven que el propio Eastwood.
La película está inspirada en el musical de Broadway dedicado a este grupo, para la que el afamado director californiano ha contado con la mayoría de los protagonistas del musical, de ahí los excelentes momentos musicales que podremos ver a lo largo de toda la película.
Se trata de una película que en absoluto me ha aburrido, a pesar de sus más de dos horas de duración, algo que me viene pasando con bastante frecuencia últimamente. Todo lo contrario, ha sabido mantener mi atención, arengado por este tipo de películas biopic que me suelen gustar sobremanera.
Pero no se piense que estamos ante una película musical, de esas en la que los actores se comunican por medio de canciones y baile, nada de eso. La gran virtud en la dirección estriba en que Clint Eastwood ha sabido contar la historia interior desde su formación hasta su declive, intercalando actuaciones musicales, porque estas también forman parte de la historia. No debemos olvidar que Four Seasons estuvo en primera línea en cuanto a actuaciones en directo, radio y televisión a lo largo de los años sesenta y setenta y, obviamente, ese hecho es fundamental para contar esta historia. Cantó el tema central "Grease" de la película de igual nombre, compuesta por Barry Gibb, uno de los hermanos del grupo Bee Gees.
Una historia que también son muchas historias dentro de la mayor. Las que viven cada uno de sus protagonistas, en ocasiones felices y en otras muchas dramáticas, porque el precio de la fama siempre es muy alto y suele llevarse por delante más de una estructura que solo resiste una vida normal y hogareña.
Aconsejo verla si os gusta este tipo de cine.