Ayer hube de acudir a una zona cercana al centro de la ciudad durante un par de horas y tuve sensaciones contradictorias. No visitaba esas calles desde bastante antes del comienzo de la epidemia que aún nos atrapa.
Por una parte agradecí volver porque afloraron buenos recuerdos vividos en diferentes épocas y por motivos diferentes, pero al mismo tiempo sufrí desazón al comprobar cómo había cambiado todo. No se trataba solo del panorama aún apocalíptico –al que no llego a acostumbrarme– que muestran las mascarillas de toda la gente con la que me crucé –bastante, a pesar de ser julio–, sino por el aluvión de persianas de locales echadas, no por mor de las vacaciones, sino acompañadas del siempre dantesco cartel de se alquila, se vende, se traspasa. Pensaba que eso solo ocurría en una zona mucho más comercial, en una zona del centro más neurálgico de la ciudad, pero no, parece habitual en toda la ciudad, de hecho, parece habitual en todas las ciudades de España, según nos informan.
No sabemos exactamente cuáles serán los resultados económicos de esta pandemia y su consecuente Estado de Alarma, pero a tenor de lo visto, el sector del pequeño comercio los hace evidentes. Es probable que este pequeño comercio ya acusara la crisis que arrastra este país desde que pinchó la burbuja del ladrillo, artificiosamente inflada, y que esto no haya sido más que la puntilla para que se fuera al traste, pero el caso es que, efectivamente, se ha ido al traste. Los locales que parecen haber aguantado más han sido los bares o, tal vez, eran los más numerosos, pero también vi muchos con ese fatídico cartel.
Es probable que la cosa no pinte tan mal como parece y que lo que haya pasado es que la mayoría del consumo haya derivado hacía el comercio on-line (excepto para el caso de los bares, porque aún no se ha inventado acudir a un bar on-line), al que fuimos obligados los consumidores en parte por mor del confinamiento y al que ya nos hemos acostumbrado y que por eso hemos dado la espalda al comercio físico. Es una posibilidad, pero no creo que pueda ser completamente la única ni mucho menos constatable. Sin embargo, fuere lo que fuere, el panorama que ofrece el pequeño comercio es altamente desolador.
No obstante, aún estamos en un periodo de letargo debido al verano y las consecuentes vacaciones de la mayoría. La realidad, sobre todo la económica, se conocerá en el próximo otoño, que es cuando se darán los datos reales de despidos reales, de ERTES transformados en ERES, de engrosamiento de las listas del paro de la población activa real, amenazando como lo está el recrudecimiento de los brotes de casos de COVID-19 en casi todos los rincones de España, y por lo tanto, la amenaza cierta y real de una nueva situación, quizá no de confinamiento similar al de los meses de marzo y abril sino a un proceso similar al mes de mayo y junio. Todo es posible mientras no exista un antídoto real contra el virus, que parece podría llegar a finales de año.
O eso o es que alguien anónimo y con mucho poder está girando la rueda del mundo a su antojo. Sí es así, ya no se tratará tan solo de un virus que no extraordinariamente mortal sino más bien que éste ha sido la excusa para seguir girándola. Daría igual que fuera este virus ahora u otro en el futuro porque casi siempre la causa no siempre tiene mucho que ver con los motivos. Como también podría darse un colapso informático provocado y los efectos podrían ser aún más devastadores. Virus hay millones y las posibilidades de boicotear el mecanismo informático hiperconectado es tan viable como provocar un colapso en una autovía en plena operación salida o regreso de vacaciones. Lo importante es saber si ese o esos que mueven la rueda del mundo a su antojo pueden ser controlados o detenidos por los poderes constituyentes o si son estos mismos cómplices o, incluso, responsables de estos giros.
No lo sabemos y mucho me temo que no lo vamos a saber jamás.
Tocayo, empiezo por el final de tu publicación, en mi opinión sí que podemos atisbar un poco de luz acerca del por qué está siendo tan significativo en nuestras vidas el COVID19. Es evidente que nunca sabremos si este virus ha sido fabricado a medida. En el hipotético caso de que así sea, tampoco creo que lleguemos a saber a ciencia cierta a a corto plazo, siguiendo con dicha hipótesis, si los poderes que marcan los "designios" de nuestro planeta, comparte unos mismos objetivos con nuestros gobernantes, y ambos trabajan juntos. Lo que si es cierto es que muchas personas, entre ellas yo, piensan que pudiera ser que este virus, que parece que ha aterrizado en La Tierra sin darnos tiempo ni tan siquiera a reaccionar, no es algo que haya podido salir de la "nada".
ResponderEliminarUn poco apocalíptica sí que es la forma de vida a la que ha dado lugar este virus. Es evidente que muchos negocios han ido a pique. Y seguro que en este asunto aún no se ha tocado fondo. Aunque yo creo, y espero, que ya quede poco para tocarlo. A mí me parecía una situación, la que estábamos "viviendo" en el estado de alarma en la que la realidad ganaba por goleada a los libros de ciencia ficción. Ahora la situación ha cambiado considerablemente. Pero, como dices, hay muchos negocios cerrados. Y aún está por ver cuántas personas se quedarán en paro. La catástrofe está siendo todo un éxito.
Lo que sí es cierto es que estamos viviendo una situación "unica", bastante desoladora, de la que parece que no conseguimos, no solamente salir, sino que no termina al menos de parar de crecer. No sé si esta situación pudiera ser el principio del comienzo de una nueva "era". Espero, que si es así, sea para que mejoremos como personas. Un abrazo tocayo.
Puede tratarse de una nueva era tocayo, que esté pasando ante nuestras propias narices y no sepamos las consecuencias hasta pasado un tiempo. Éstas podrían ser buenas o malas a partes iguales, está por ver. Lo que sí está claro es que el cambio, para bien o para mal, se está produciendo en vivo y en directo, por lo que seguimos igual de confusos o más que el primer día.
EliminarUn fuerte abrazo.
Estimado amigo. Por mi vida espiritual, se quien maneja las marionetas y todos los virus y enfermedades que ha habido, que hay y que vendrán. Ya en el mes de junio, vi algo que nunca jamás he visto, y es lo que tu comentas en tu entrada. Una Málaga desierta apesar de estar si estado de alarma, bares, locales comerciales, personas comprando lo básico, sin turismo, camareros en la puerta sin oficio pues las mesas estaban vacías....pero en la zona centro...y ayer mismo igual...un poco más animada...pero el daño que ya a hecho es irremediable. Después los descarados y descaradas sin mascarillas...a pesar de los 100 euros de sanción...no quiero imaginar octubre.....un abrazo
EliminarAmigo mío, y hablamos de la cosmopolita Málaga, tu ciudad, en la que la economía siempre ha estado muy viva. Imagina lo que está ocurriendo en Granada, con una economía mucho más local y provinciana. Aquí hay un aluvión de pequeño comercio cerrado, es algo impresionante, y los efectos verdaderos aún están por vivir ya que el verano con la influencia de la hostelería no se aprecia aún el desastre. Alguien ha querido provocar todo esto sin duda, y no me refiero solo a la irrupción del virus, que en absoluto creo que haya sido casual. Un fuerte abrazo.
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