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04 febrero 2013

XXV PRUEBA DE FONDO 'LA INDUSTRIAL DE ARMILLA' (3/02/2013)

La noche anterior no tenía claro si tenía ganas o no de correr en Armilla. Pocas veces corro la primera carrera, el frío es intenso en estos días, no me apetece madrugar para correr, un amigo que se llama Cecilio con el que habíamos celebrado su santo días antes y, para colmo, mis piernas llevan pocos kilómetros en enero, a pesar de que estoy 'trabajando' con buenos ritmos personales.  
Así que cuando a eso de las dos de madrugada, acababa de ver -como un ritual más que tengo cada año- 'Atrapado en el tiempo', con la historia de la marmota y tal, me fui a la cama con la duda más que razonable sobre si levantarme, 'viajar' con el coche cuatro o cinco kilómetros y sumergirme en ese río multicolor de corredores en que se esta´convirtiendo cada año el Circuito de Diputación. Acudieron alrededor de 1400. Qué locura. 
Si, tradicionalmente, la primera prueba está muy poblada de gente, no era de extrañar que esta prueba batiera todos récords, cientos de corredores y corredoras animados por la cercanía, los pocos kilómetros y la necesidad de hacer algún deporte que, no siendo especialmente gravoso en cuanto a la economía, te ofrezca múltiples satisfacciones, que falta hacer vista la situación del país y el irrealismo de su clase política. 
Pero resulta que para mi sorpresa a las nueve de la mañana estaba más que descansado -me valen seis horas de sueño- y ese domingo tenía que correr unos diez kilómetros, tras los quince que hice el sábado contra el viento a una media de 4`52`` el mil. 
Y a Armilla me fui. 
Un recorrido feo, feísimo; y una mañana destemplada. Curiosamente provista de un sol claro y diáfano, pero la nulidad de nubes en el cielo dejaban traspasar un finísimo y gélido frío del norte que cortaba como cuchillas, el mismo que ya me abofeteó en mi entrenamiento del sábado por la desierta y gélida Vega de Pinos Puente. 
Imaginaba que no habría diez kilómetros -nunca los hay-, pero no sospechaba que ni tan siquiera llegara el recorrido a nueve. 
Cuando al enfilar la estrecha calle, un poco picada, se apreciaba el globo de 'Cruzcampo', miré el GPS y apenas habíamos corrido ocho kilómetros y unos cuantos cientos de metros más. Imaginé con buen criterio que la organización nos derivaría por algunas calles para, de esa forma, cumplimentar los nueve kilómetros y setecientos u ochocientos metros que calculaba habría, pero muchos corredores que iban a mi paso y yo al de ellos, comenzaron a apretar, que es lo que hace mucha gente cuando ve la meta porque ésta da alas, como esa bebida energética; yo preferí mantenerme en mi rito de 4'15'', que marcaba el GPS en ese momento, para intentar guardar fuerzas en el último kilómetro, pero el último kilómetro era ese. 
Cuando menos lo esperé me di casi de bruces con la meta, mientras pensaba que la organización no ha tenido ni tan siquiera la decencia de completar no ya los diez kilómetros, sino los nueve. 
La organización por SMS entiende que mi ritmo ha sido de 4'09 el mil, pero me fió más de la realidad descrita por mi GPS: 4'19'', mucho más coherente con mi actuación en la primera prueba del Circuito. 
Lo importante: 1. Haber acertado por acudir a la cita; 2. Sentirme bastante cómodo corriendo a ese ritmo, un pelín más bajo que el fijado en la Media Maratón de Córdoba, en el pasado mes de noviembre.  


ARMILLA, EL PUEBLO QUE SE SIGUE DISPUTÁNDOSE UN ALCALDE 

22 enero 2013

CORRER EN ENERO CUESTA TANTO COMO LA CUESTA

Correr en enero cuesta; tanto como la cuesta de este mes, que para cada vez más gente es tarea casi imposible subir. Pero no son los motivos económicos los que impiden a un correr concienzudo correr en cualquier mes del año, sino los climatológicos. 
Como sabéis quienes seguir este blog con cierta frecuencia, no soy corredor que me amedrante ante la climatología adversa. He corrido con lluvia torrencial, bajo un inmenso manto de nieve, bajo un frío polar, en mitad de una temible tormenta y también con calor; y en pocas ocasiones he desistido de mi entrenamiento si ya me he enfundado la ropa de entrenamiento o he ido con el coche hasta el lugar de ese entrenamiento. En otras palabras, pocas veces he desistido. 
Sin embargo, tengo un gran enemigo -creo que lo tenemos todos los corredores-: el fuerte viento. No el normal viento que con sus feroces rachas en ocasiones te frena en seco, no, sino el viento huracanado que impide dar un paso, y si además éste viene acompañado de lluvia y frío el correr se hace imposible.
Y fue ese el motivo el que hizo que el pasado sábado, a eso de las dos de la tarde, ya vestido con la ropa técnica, con la malla larga, con las zapatillas atadas, con los guantes ajustados, el cortavientos más efectivo y el gorro de lana más cálido, es decir, provisto de todo lo necesario para hacer una ruta de al menos 15 kilómetros, hube de desistir; anduve unos minutos a lo largo de los primeros metros de la ruta, como suelen hacer los árbitros en el campo de fútbol para decidir si suspenden el partido y, a pesar de no querer reconocerlo y sentir cierta frustración por no llevar a cabo mi entrenamiento sabatino, hube de esconder el rabo entre las piernas y venirme cabizbajo hacia el coche, con una sensación muy extraña. No obstante, estuve unos minutos dentro del coche, como suelo hacer cuando la climatología aconseja no correr, pero como si se tratara de una maleficio el viento huracanado se multiplicó y ya sí, ya no tuve ninguna duda. Lógicamente, intenté compensar esa falta de entrenamiento con una tabla de gimnasia y abdominales un poco más exhaustiva de lo normal, pero ya bajo la comodidad del techo del hogar. No había otra opción.
No obstante, como la venganza se suele servirse en un plato frío, al día siguiente, el domingo, habiendo mejorado algo el tiempo, no lo dudé y me lancé a hacer esos 15 kilómetros que no pude hacer el sábado; eso sí, con bastante viento aún en algunos tramos, atravesando caminos embarrados y en la más absoluta soledad de la Vega, excepto la presencia de aquella avefría que  emitió graznidos a mi paso, los cuáles yo interpreté como una señal de satisfacción por ver un ser vivo en la amplia Vega, aunque éste fuera  sólamente humano.                

15 enero 2013

VUELVO A LAS SUPERNOVA

Finalmente he optado por las Supernova -la versión Glide 3, de 2011-. Por varios motivos. El primero es que buscaba una zapatilla que fuera lo suficientemente amortiguada para mi peso -sistema Glide- pero al mismo tiempo ligera para entrenamientos más rápidos y competición. Además, que fuera neutra, que es mi tipo de pisada. 
El segundo motivo ha venido avalado por sus muchas características. Por ejemplo, el sistema 'Formotion' que asegura un desgaste más lento en el talón y dinamiza muy bien la adaptabilidad de la pisada a cualquier terreno, gracias también a la buena transición entre la parte posterior y anterior del pie que ofrece el sistema TORSION SYSTEM, que es uno de los mecanismos más veteranos de la marca alemana. Es un sistema que me convenció cuando tuve aquellas primeras Supernova, con las que preparé el MAPOMA DE 2007. También me parece interesante el novedoso sistema FULL-FOREFOOT, que ayuda a amortiguar mejor la zona de los huesos metatarsos, muy sensibles en el corredor -por ejemplo cuando pisamos algún piedra afilada-; y el sistema  adiPRENE+, que es un material viscoso que asegura la estabilidad y la propulsión en el antepié, además de proteger y amortiguar bien esa zona. Es una buena idea incorporar este material en el antepié, una vez conocida la eficacia de su amortiguación en la almohadilla que protege el calcáneo, en la parte posterior del pie (en mi opinión se trata del equivalente al Gel de Asics). 
Me ha convencido también la explicación técnica que se da del nuevo sistema denominado GEOFIT, que consiste en una técnica de protección de la zona del Aquiles, a la vez que ofrece mayor comodidad y ajuste en esa zona tan vulnerable para nosotros los corredores. Además se trata de una zapatilla muy durable y resistente, a la vez que ágil. Y es precisamente la agilidad lo que más me está moviendo últimamente a comprar modelos determinados. Es una experiencia que ya ha vivido con la Saucony Ride 3 -de características similares a ésta, si bien algo más ligeras- y que no quieres volver a perderte. 
Lo del color no era lo más importante, pero sí, he de reconocer que las quería de un color contundente. Este modelo que he comprado está provisto de material 3M refrectante, que no viene mal para correr de noche o en días muy nublados y lluviosos por esos caminos de Dios. Curiosamente la nueva Glide 5 se parece más a la 3 que a la versión 4.
Me ha sorprendido comprobar cómo la versión 3 y la 4 tienen una cotización muy similar, a pesar de que la primera es un año más antigua. En mi caso, he pagado un precio muy razonable, aunque he de decir que tampoco se ha tratado de una ganga, como me ocurrió con la Ride 3 por ejemplo, si bien la Saucony es algo más barata. 
No obstante, soy consciente que esta zapatilla para corredores de algo más de 80 kgr., como es mi caso, exigiría un descanso kilométrico -no creo que sea conveniente hacer con ella más de 60 kms., a la semana-. Sin embargo, es un asunto que no me preocupa porque cuento todavía con zapatillas en buen uso, preparadas para más volumen kilométrico. Básicamente, éstas cumplirán fines concretos, como son: entrenamientos de calidad, rodajes rápidos de hasta 20 kilómetros y competición -incluso maratón si se terciará-.       
Pues nada, a destrozarlas. 








12 enero 2013

VUELVO A LA CALIDAD

El pasado viernes por la tarde, a eso de las 7 y pico consideré como opción irrenunciable hacer series en pista. No podía postergarlo más, teniendo en cuenta que ya pasaron los tiempos de fastos y con ellos las escusas recurrentes. 
Una buena forma de asegurar mi presencia en la pista consistió en programar ese tramo horario vespertino, que es una muy buena solución para la mentalización necesaria que comporta este tipo de entrenamiento.
Porque se trata de un entrenamiento que yo denomino 'correr-deber', que es muy distinto al 'correr-placer' que, normalmente, no exige ninguna mentalización previa, aunque sí una necesaria programación, claro está.
Así que, cuando la mitad de mi cuerpo pedía el calor del hogar y la posibilidad de ver una buena película, leer o escribir; la otra mitad -ya mentalizada- exigía 'marcha' a pesar del frío. Se llevó el gato al agua esta mitad.
Por tanto, llevé a cabo tres series de distintas distancias, obteniendo unos resultados discretos pero que me ofrecieron una satisfacción enorme, ya que lo importante era comenzar y de camino vencer la pereza posnavideña y comprobar cómo podía correr en ritmos muy similares a los ofrecidos antes del periodo navideño a pesar de que la báscula marca dos kilos más. Este fue el resultado: 

l. 4x400: 1ª:1'35''; 2ª:1'31''; 3ª:1'28''; 4ª:1'26''; R:1' 

2. 3X800: 1ª:3'08''; 2ª:3'05''; 3ª:3'03''; R.1' aprox. 

3. 2x1000: 1ª:3'55''; 2ª: 3'54''; R: 2' aprox.  

Sumar a ello, 5 vueltas a pista de calentamiento y 3 de enfriamiento más un poco de técnica  de carrera, elongación y abdominales. 

Dos horas dedicadas a la calidad, que son muy necesarias, no sólo para poder ir a ritmos superiores y cómodos en competición sino para rodar en los entrenamientos con mayor eficiencia y comodidad. 
El fin de semana se completará con un rodaje corto y suave el sábado -no más de 10 kilómetros- y otro algo más largo y rápido el sábado -alrededor de los 15 kms., con algo de subida-. 
Mientras tanto sigo estudiando la opción de qué zapatillas adquirir, abriéndose dos opciones en función de mi peso, características y tipo de entrenamiento: inclinarme por unas mixtas, tipo Adidas Adizero Boston, ideales para rodajes rápidos y cortos y series, así como competición hasta media maratón; o bien la opción de otras algo más amortiguadas, tipo Supernova Glide, Response Cushion; o incluso aún más reforzadas, tipo Triumph, Cumulus, o 2170, Nimubs o, incluso, Hispalis, que pueda utilizar en rodajes largos y competición larga. De hecho, esta última opción podría ganar fuerza si finalmente confirmo la idea de preparar un maratón para este recién entrenado 2013. Probablemente, Madrid. 

06 enero 2013

DÍAS DE FASTOS

Cerveza, vino, pacharán, güisqui, sidra, cava, comidas copiosas....todo eso, en pequeñas dosis, circula o ha circulado por las venas y arterias de este pecador cuerpo, pero ya que la Navidad de 2012 y el Año Nuevo han pasado a la historia hay que hacer balance y comparar el estado de forma anterior y el actual. Lógicamente, no puede ser mucha la diferencia, pero en mi primera salida del año, a los seis días de comenzado éste, la oxidación en la musculatura y en los pulmones era evidente, a pesar de que entre medias hubo una ruta en MBT que algo ayudó a no prolongar esa oxidación. Porque tengo que admitir que este modesto corredor no ha sido tan pacato en cuanto a vida disoluta en estas fechas como en las de años anteriores. Mucho más flexible a salida, a invitaciones, a comidas, a bebidas....sí, algo más disoluto. Esto no supondría ningún contratiempo en una persona que habitualmente no haga deporte, pero sí en quienes nos dedicamos a correr o a algún deporte de forma constante. Sabemos muy bien que la vida disoluta y alegre poco encaja con la austera y ermitaña vida del deportista, por muy aficionado que sea. 
Así que esta tarde -a eso de las tres- cuando el sol se señoreaba en los campos de la Vega y las Avefrías blancas y negras gozaban de los restos de los escasos sembrados, mis piernas, corazón y pulmones intentaban componer una mínima sinfonía de este trío de instrumentos y me deslizaba con más voluntad que acierto por esos caminos solitarios y bellísimos de la Vega invernal, pero bajo un sol casi de primavera. 
Fueron doce kilómetros sufridos a 5'09'' el mil, en los que la oxidación muscular y la sensación de torpes pasos intentaban recordar que no muchas semanas atrás pude hacer mi mejor marca personal en media maratón, pero todo indicaba que en aquel reciente mes de noviembre era otro corredor; y éste que ahora torpemente casi se arrastraba por los caminos, otro muy distinto, acompañado en todo momento con una clara sensación de más peso y menor movilidad.
Sin embargo, cosa extraña sucedió en el kilómetros 10, faltando tan sólo dos para acabar la ruta. Percibí, que de pronto las piernas comenzaron a elevarse con más osadía y menor esfuerzo y que la sombra que me acompañaba por los caminos ya no parecía que se arrastrara. Fueron dos kilómetros deliciosos, que vaticinaron que todo parecía volver a su cauce, a pesar de las molestias en el abductor mayor de la pierna izquierda, dolencia que se produjo los últimos metros del último rodaje del año recién despedido, que espero que no sea muy importante y no trunque nada como sí ocurrió en estas fechas el año pasado. Prudencia, por tanto, y rodajes suaves en estos días posteriores a los fastos.

24 diciembre 2012

¡POR SUPUESTO QUE HA HABIDO MAÑANABUENA!

Viene a ser como un día más de entrenamiento, pero con un sabor especial. No sé si sabría explicarlo con palabras, porque es vivencial, pero en esta mañana -¡que ha sido soleada y calurosa!- cada palmo del camino que pisaba parecía teñido de algo distinto; los olivos que se alineaban a derecha e izquierda durante toda la ruta parecían respirar de otra manera; y el silencio de la dócil mañana era otro. 
Además, era muy apreciable que en los numerosos cortijos y casas de labranza que se arremolinan a lo largo de la ruta, entre Caparacena y Pinos Puente, el humo de las chimeneas tenía una actividad más febril que en días convencionales y existía otro tipo de prisa entre las personas que me he ido cruzando. 
Pero lo más singular de todo ha sido el fuerte calor. Sobraba la manga larga y sobraba la malla corta, echando muy en falta la equipación de verano que, como es lógico, duerme en el armario a la espera de la primavera y el estío. 
También he observado que los raros pájaros que se quedan en estos lares fríos -pasando del esfuerzo de tener que emigrar a África y otros lugares más cálidos-, no saben cantar. Lo intentan, pero nada. Se les ve aleteando de un árbol a otro sorprendidos por el buen clima, pero no saben cantar. 
Es eso lo que precisamente ha distinguido hoy a cualquier día de primavera, porque las hormigas, atribuladas y confundidas, iban en fila de hormiga en busca de sus viandas y que algunas madreselvas del camino intentaban enseñar sus recientes capullos. 
De ahí que en la 'Mañabuena' de 2012 me haya decantado por subir y bajar veredas de olivos, algo que no he podido hacer en los años anteriores por la lluvia en estas fechas. Porque subir y bajar veredas -ya lo he escrito en alguna ocasión- es algo muy estimulante  que te inspira confianza, te da fuerza y te sugiere brío. Ahora bien, no he sentido las mejores sensaciones y el cansancio ha aparecido en algunos momentos. Sin duda, en algo han debido influir las series del pasado miércoles y la sesión de MTB de ayer. 
Sin embargo, nada de eso importa. Lo importante es que estamos casi despidiendo el año y seguimos rodando a buen ritmo. 
Sin duda, correr hoy, una vez más, ha sido muy especial.

¡QUÉ TENGÁIS  UNA FELIZ Y PRÓSPERA NAVIDAD! 

19 diciembre 2012

HOMBRES EN LA NIEBLA


De esta guisa me encontré las pistas

¿Es posible correr con una niebla sólida como un muro? Sí, es posible. Incluso agradable, más que nada porque es una circunstancia distinta a las que habitualmente te encuentras por estos lares. Para un corredor londinense debe ser algo habitual, pero no para nosotros. 
Saber lo que te ibas a encontrar más adelante, era completamente imposible

Porque un buen bancal de niebla es lo que me he encontrado esta tarde-noche en las pistas del polideportivo de Atarfe, hasta le punto que era imposible vaticinar a quién te ibas a encontrar veinte metros más adelante, tal y como gráficamente muestran las fotos.
Pero ha sido agradable, principalmente, porque me preocupaba haber perdido ese 'puch' que había adquirido las semanas previas la Media Maratón de Córdoba y he comprobado que no ha sido así, si bien hay que decir en honor a la verdad que no me he encontrado tan fresco como en el mes de noviembre. Para colmo, el almuerzo de esta tarde no era más adecuado para hacer series. Un cálculo erróneo. 
Aún así, satisfecho. Finalmente han sido éstas las series llevada a cabo: 

2x2000 a 8'18'' y 8'08'' respectivamente; 2x1000 a 3'57'' y 3'55'' respectivamente y una de 400 de bonus con Antonio y Javi que se encontraban allí haciendo series de una vuelta a la pista. Ésta a 1'22''. Además, las vueltas de calentamiento y enfriamiento; los abdominales y las elongaciones. Acabando con un sudor quizá desmesurado para las bajas temperaturas: la humedad estaba a ras de suelo.
Una tarde-noche en la que lo lógico era estar en la mesa camilla de tu domicilio. Pero no. 
Y todo bajo esa densa capa de niebla que, incluso, al igual que ocurre en algunos países europeos, obligaba a los futbolistas que allí se encontraban entrenando a jugar con un balón rojo. 
  
Juró que en el campo de fútbol había gente entrenando
  
Como decía un grupo de chicas que entrenaban 'marcha': 'con niebla se entrena bien'. A pesar de la mucha humedad, pensé yo.    

11 diciembre 2012

CRÓNICA (GRÁFICA) DE UN POSTENTRENAMIENTO

El entrenamiento de esta mediodía de diciembre ha sido espectacular, pero no sólo por las buenas sensaciones y la fluidez que he sentido en mis piernas, sino por haber entrenado en una majestuosa y fría mediodía de otoño. 
Cuando comencé a correr, la Vega se encontraba brumosa, imperceptible casi en la lejanía, pero en la misma medida que mis piernas avanzaban, esa brumosidad se iba alzando dejando sin ruido, dejando paso a un débil sol de diciembre que aventuraba ya la entrada del invierno.
Correr en esas condiciones climatológicas y acompañando también las físicas es algo especial como sabe quien corre habitualmente, por lo que no pude resistir la tentación de arrancar unas cuantas fotografías para que podáis participar de lo que esta mediodía viví y presencie, aunque sea al terminar el entrenamiento. Qué mejor que unas imágenes para acompañar estas torpes palabras.

Llego de completar la ruta de más de 13 kilómetros y no puedo más que impresionarme ante el tapiz de hojas caídas que pisan mis zapas. Las formas de las hojas son perfectas y noto la suavidad de su textura bajo la suela, casi como si pisara un alfombrado. 

Pero alzo la mirada y me encuentro con un paisaje aún más sobrecogedor.  La pléyade de colores ocres y verdes del otoño y el día claro transforman el paisaje en una especie de cuadro al pastel. Miro el horizonte, el cual acabo de atravesar allende las alamedas y éste se pierde. La quietud es enorme.  

Es tan impresionante el paisaje que me rodea que no encuentro el momento de comenzar los estiramientos. Todo es bellísimo, pero estoy comenzando a enfriarme.

Hay que comenzar a estirar. Descubro que se puedo estirar y seguir contemplando el magno espectáculo de las hojas caídas y el paisaje otoñal de alrededor....,

....como por ejemplo esta verdadera alfombra en que se ha convertido la única calle del Cortijo de Alitaje. En ese momento todo es quietud y puedo escuchar nítidamente el lenguaje de los pájaros. Me concentró en sus sonidos y acabo comprendiendo que se están comunicando.

Esta vista, que ya he reproducido en varias ocasiones -pero que siempre es distinta-, siempre me impresiona. Así de diáfano y luminoso se encontraba esta mediodía el Piorno desde Alitaje. 


06 diciembre 2012

UNA HORA DE VEINTICUATRO



Esta tarde -a eso de las tres- he corrido por una Vega fría, solitaria y brumosa, ignorando por completo todo que tuviera que ver con esta Constitución mohosa y acartonada. 
Y huelga decirlo: correr ha sido una delicia. Han sido tan sólo trece kilómetros pero los he disfrutado metro a metro, sencillamente porque me he sentido liviano y ligero en todo momento. De manera que me he dedicado a ir bebiéndome el paisaje a un ritmo tranquilo de 4'46'' de media, que me permitiera beberlo a pequeños sorbos, como un buen brandy. 
Una hora de veinticuatro dedicada al deporte que nos hace mejores personas y nos mantiene sanos. Una hora que reverbera a lo largo y ancho de las otras veintitrés restantes. Es así como lo he sentido. 

Hacía frío como decía e iba abrigado. Con guantes y gorro y con malla larga. Porque quería sentirme cómodo y protegido ante tan magno espectáculo de las hojas en el suelo ya ennegrecidas, anunciando ya la pronta entrada del invierno; porque quería que el disfrute fuera lo más intenso posible. Y así ha sido. 
Si algo me alegra de estos días tan festivos y ociosos es poder dedicarme a correr. Ya no importa que las tardes sean cortas, ni que el despertador sea un artilugio de tortura, porque en esta actividad de correr, en mi caso, no existe obligación, todo lo contrario. De hecho, no hay pensamiento que más me plazca que pensar, cuando acabo de hacer una ruta, en la ruta que haré al día siguiente. 

21 noviembre 2012

PROGRAMA MÍNIMO DE CARA A CÓRDOBA

Tras la carga de kilómetros del pasado fin de semana -treinta entre el sábado y el domingo al ritmo propuesto-, comienzo la semana de desaceleración de cara a la Media Maratón de Córdoba del próximo domingo. Desaceleración pero sin prescindir de la calidad para intentar dar más punta de velocidad a esta prueba.  
No he olvidado los abdominales diarios -entre 100 y 150 repeticiones-ni la elongación, ni tampoco la sesión semanal de lastres para reforzar piernas y tronco superior. 
La tarde-noche del miércoles la dediqué a las series, ejecutando: 3x2000 +3% y R. 2''. Es decir una serie de tres repeticiones de 2000 a un ritmo de un tres por ciento -unos ocho segundos el mil- más rápido que mi mejor tiempo en promedio de mil metros en Media Maratón, recuperando entre repetición y repetición tan sólo dos minutos.  
Pista de Atletismo de Atarfe
La sesión ha sido cumplida de manera fenomenal, no sólo cumpliendo esos parámetros, sino superándolos con creces en la segunda y tercera serie; en la primera rayé muy cerca de lo fijado, corriendo por debajo en seis segundos, pero en la segunda la diferencia se fue a 17 segundos menos el mil; y la tercera se disparó a 20 segundos. Y lo mejor es que acabé con muy buenas sensaciones y capacidad para hacer una cuarta en tiempo similar. Pero la cercanía del evento del domingo me hizo desistir. Hubiera sido excesiva carta para tan breve plazo de recuperación. 
Para el jueves tarde-noche programaré un entreno de mantenimiento de entre 13 y 14 kilómetros, a un ritmo suave, en torno a los 5'' el mil, subiendo al Albayzin de nuevo; y para el viernes, una sesión corta de 8 ó 9 kilómetros a un ritmo más alegre, de entre 4'35'' y 4'40''. El sábado toca descansar porque ya estaré en Córdoba y todo ese día será dedicado al turismo por esa ciudad milenaria, que siempre merece una visita. No tocaré las zapas, excepto las que pueda ver y me puedan interesar en la feria del corredor que siempre se ha caracterizado por ser amplia y amena. Habrá que abrir los ojos a las teóricas ofertas.
Lógicamente, es muy distinto rodar en series de 2000 en torno a los 4'' el mil y poder rodar sin problemas a 4'16'' el mil en una prueba de 21 kilómetros. Sin embargo, sé que salvo desgracia o causa ajena a mí, aseguro los 94 minutos, dadas las características orográficas de la prueba; si fuera posible arañar dos más y detener el crono en 92 me sentiré más que satisfecho. Pero sé positivamente que será muy improbable quedarme en los 90 minutos porque apenas hago entreno de calidad y el poco que hago es irregular y corto en el tiempo. 
Como comentaba con Txomin en la pista de Atarfe, en esto no hay secretos -al margen de las características de cada uno-: a más entreno de calidad, mejores resultados. No es posible rodar a un ritmo determinado en una prueba de competición si antes no lo has hecho con solvencia en series, fartlek, cambios de ritmo o rodajes rápidos.         

16 noviembre 2012

CARGA DE FIN DE SEMANA Y OTRAS REFLEXIONES

Llega el fin de semana y con él la carga de kilómetros. Esa carga que no es posible hacerla durante la semana por las obligaciones laborales y la escasez de luz del día. 
Los días de semana sirven para otra cosa: rutas suaves, calidad, abdominales, gomas, elongación, flexibilidad, lastres....en fin, un amplio abanico de cosas que debemos hacer los corredores esforzados, aunque no todo se hace y no para todo hay tiempo y ganas, como venía a decir en la entrada anterior. 
Pero llega el finde y las cosas cambian. Ya no hay excusas. Hay que desembarazarse lo máximo posible de las tareas cotidianas y reivindicar a los tuyos -y tuyas- tu espacio. Ese 'dejad que me ausente' que era la frase favorita que gustaba citar a mi buen amigo Paco Montoro (por cierto, dónde se meterá nuestro amigo malagueño) del Dr. Sheehan. 
Una carga de kilómetros que en mi caso es necesaria y precisa si quiero cumplir con lo propuesto allá por septiembre: hacer entre cinco o seis medias maratones hasta final de año. Hasta ahora he cumplido con cuatro -Guadix, Motril, Jaén y Granada- y si nada se tuerce, la semana que viene cumpliré la quinta: Córdoba. No descarto correr otra en diciembre si la hubiera cerca de Granada -¡ideas, por favor! Además, no niego que en Córdoba quiero hacer MMP, porque es un terreno propicio para ello pero, como sabéis, se cruzan muchos imponderables en una MEMA par vaticinar nada. Por lo pronto, iré a disfrutar de la ciudad y a disfrutar su prueba atlética cumbre. Lo demás, vendrá por añadidura; y si no viene, tampoco pasará nada. Esa es mi filosofía. 
Pero eso no implica que deba dormirme en los laureles. Sí, estoy trabajando para ello. No se trata de un trabajo intenso, pero sí programado, ya que mezclo tiradas largas con calidad y rutas suaves con elongación y abdominales casi diarios. También trabajo algo lastres. Todo a un nivel moderado, eso sí. Que eso sirva para cumplir los 90 minutos o no, ya se verá, pero también me vendría contento de la ciudad de la Mezquita con 92 minutos, claro que sí. 
Por tanto, este fin de semana sumaré alrededor de 30 kilómetros. Para mañana he preparado una ruta de unos 17 o 18 kilómetros, a un ritmo aproximado de 4'45'' el mil y para el domingo una ruta de unos 12 a un ritmo algo superior. 
La semana previa a la MEMA de Córdoba hay que ir desacelerando, pero habrá un día de series, una ruta suave de unos 13 kilómetros y otra corta de no más de 10, pero rápida. 
Esta es la ruta propuesta para mañana: 

Saldré de Pinos Puente en dirección a Alitaje y giraré dirección Valderrubio, en el cruce con Fuente Vaqueros. Un kilómetro antes de llegar a Valderrubio giraré hacia Zujaira y Casanueva, para volver a Pinos Puente por Ánsola. En total unos 17 a 18 kilómetros. Lo precisará el GPS. 
            

15 noviembre 2012

VUELVO A LA PISTA (POR AHORA)

Vuelvo a la pista, lugar del que no debí despedirme durante tanto tiempo. Como el otoño, siempre vuelvo a las pista en los meses de octubre o noviembre. Algo debe tener el tartán en esta época para que llamé tanto mi atención. 
Podría ser la, por lo general, noche brumosa no demasiado fría típica de otoño o ese olor especial a hojas caídas y castañas asadas que tienen los pueblos en esta época. Porque a un pueblo voy: a Atarfe. Una excelente pista en la que correr no es arriesgado; por contra, es agradable.
Caras conocidas por allí: Javi, Onio y TxomIn, que ya acababan; justo cuando yo comenzaba. Di una vuelta de reconocimiento a la pista con Javi -él para enfriar y yo para calentar- y allí permanecí una hora y media más. 
En total cinco miles suaves -entre 4' y 4,05''-, estratégicamente pensados para no aborrecer este necesario ejercicio de calidad, porque aunque soy constante como corredor en ruta, no lo soy como corredor de ejercicios de calidad. Pero son necesarios para mejorar, qué duda cabe. 
El corredor profesional o el amateur, los lleva a cabo porque es su obligación, su pan diario, pero el corredor aficionado no tiene por qué. Pero si se busca mejora, las series, los fartlek, la carrera progresiva, la técnica de carrera, el trabajo con gomas, lastres o pesas suaves  y la elongación concienzuda son elementos necesarios si queremos completar el círculo como corredor. De todo he hecho, he de decir, pero no con la debida constancia. Por decisión personal. Precisamente, para no caer en la telaraña del corredor que sólo tiene en mente mejorar marcas y ser cada día mejor corredor. Todo forma parte de una decisión personal y de estructuración del tiempo. 
El mío está estructurado de otra forma y el correr aficionado ya tiene su porción más que suficiente. 
Sin embargo, eso no es obstáculo para reconocer que hacer series te hace sentir ser mejor corredor. Como elongar bien; o comer adecuadamente; o trabajar más con las gomas. Pero también me interesa escribir mejor, leer más, ver más cine y disfrutar con los seres queridos. 
Ya digo, se trata de opciones. De libre albedrío. Sin embargo, ahora estoy pensando en la última serie hecha esta noche (esa última que a regañadientes haces), al filo de las 9 y pico ya, y me siento francamente orgulloso por haberla hecho. Deben ser las contradicciones, como dijo Mao.    
   

11 noviembre 2012

SE PERDERÁ COMO LÁGRIMAS EN LA LLUVIA

Carretera Búcor con el histórico Cerro de los
Infantes a la derecha.
  
   Soy humano y en ocasiones me pregunto sobre qué es lo que se activa en mi motivación cuando cualquier mañana de fin de semana o cualquier tarde -o incluso cualquier noche- esté lloviendo, haga frío o esté nevando, me visto con la ropa técnica adecuada y enfiló cualquier carretera local o cualquier camino asfaltado o no y me dispongo a batirme contra el terreno y a acumular kilómetros; subir cuestas; bajarlas; deslizar mi mirada a través del horizonte y sumergirme en una inacabable recta para doblar una curva y encontrarme otra recta de igual o superior longitud; introducirme en caminos inhóspitos o embarrados o sumergirme en carreteras sinuosas y solitarias, sabiendo que puede arreciar la lluvia o el frío y tan sólo contaré con mis pulmones, con mis piernas y con mi corazón ¿Cuál es la motivación? 

Desvío a Olivares con el pueblo al fondo.
Pero siempre que me lo pregunto se reafirma más la idea de que es lo que debo hacer; es lo que quiero hacer, por encima de otras cuestiones más o menos mundanas. Prefiero diseñar una ruta de 20 kilómetros -como la del sábado- a reservar una mesa en un restaurante de lujo; correr por esos caminos con lluvia y frío -como hice en la mediodía del domingo- a abrir una botella de champán para celebrar éxitos efímeros y terrenales; correr una noche cerrada por el Albayzín a arroparme en una mesa camilla. Porque sé que todo a lo que renuncio tiene su tiempo y su momento y siempre se podrá hacer, pero no siempre se podrá correr en plenitud física y mental, tener la fuerza necesaria para subir cuestas y veredas y contar con la motivación necesaria para correr en la noche cerrada por la ciudad, porque es algo efímero y se perderá como lágrimas en la lluvia. Y porque no deseo, como en el poema de Borges, tener que añorar lo que no hice cuando ya no sea posible hacerlo. 

(FOTOS DE GOOGLE EARTH DE DISTINTOS PASOS DE MI RUTA DE 20 KILÓMETROS DEL PASADO SÁBADO ENTRE PINOS PUENTE Y OLIVARES)

10 noviembre 2012

ÉSTA ES LA PROPUESTA PARA HOY

Ésta es la propuesta para hoy....


...y espero cumplirla. 20 correosos kilómetros entre ida y vuelta. Llegaré hasta aquí: 

  
Y entonces ya estarán hechos 10 kilómetros. Y aquí.... 

  
...beberé fresquísima agua, para regresar de nuevo. 

En total 20 kilómetros, en los que habrá alguna subida, alguna bajada, tramos de terreno dispar y roto y tramos de camino llano: y presidiéndolo todo un impresionante misterioso paisaje a mitad de camino entre la Vega y Los Montes Orientales. 
¡Vamos a ello!

08 noviembre 2012

UNA RUTA URBANA PINTORESCA

Correr por Granada siempre es apetecible, a pesar de que quien lo escribe no se inclina demasiado por las rutas urbanas y, por lo general, sólo las frecuenta en la época del año en que las tardes son cortas y el velo de la noche cae como una losa. Pero ayuda sobremanera correr por lugares con tanto encanto como es el Albaizyn, presenciando la Alhambra y las distintas construcciones nazaríes, muralla incluida para, posteriormente, bajar por la Carrera del Darro y casi darte de bruces con el bullicio de la ciudad que ya se barrunta en Plaza Nueva y que se confirma en la Gran Vía Granadina. Lógicamente, no todas las calles por las que se transcurre esta ruta ofrecen al corredor una belleza sin par, pero casi todas. 
Una ruta que hice el pasado miércoles con la particularidad añadida de haberla hecho en noche cerrada, en una tarde otoñal encantadora, sin excesivo frío y sin lluvia, pero con las calles y los parques mojados aún por la reciente lluvia caída. Una ruta de 11,5 kms. que me planteé hacer a ritmo sosegado y que me transmitió un sosiego y una libertad inusual. Poder atravesar el barrio árabe y presenciar la Alhambra iluminada desde el Mirador de S.Nicolás y saber que todo eso lo puedes hacer con la sola tracción de tus piernas es algo inexplicable y sobrecogedor. 
Pero qué mejor que mostrar las fotos de Google Earth, a pesar de que éstas sean diurnas. 

Comienzo de la ruta en la novísima Avenida García Lorca, en el extrarradio de la ciudad.

Quienes hayan corrido la Media Maratón de Granada, les será familiar la Avenida Luis Miranda Dávalos.

Un lugar también conocido. Subimos poco a poco para llegar a la altura del Monasterio de la Cartuja.

Esta es la última cuesta de la Media Maratón de Granada, antes de buscar un terreno mucho más benigno. A la izquierda la nueva Sede de la Junta de Andalucía.

El Monasterio de la Cartuja, de dilatada historia granadina, nos recibe igual de bello tanto de noche como de día. Es un lugar único.

Ya estamos al principio de la antigua Carretera de Murcia. Esas rampas nos vaticinan ya que vamos a subir al Albayzin, uno de los barrios más altos de Granada; y sin lugar a dudas, el más bello.

Aunque pudiera pensarse otra cosa, no se trata de rampas complicadas. Se suben muy bien.  

A partir de este momento comenzamos a contemplar Granada.... 

....y además, ya comenzamos a ver Sierra Nevada, que aún carece del blancor característico. En breve  eso se solucionará. En Granada el invierno no avisa. 

En este tramo, el viajero no puede evitar dejar su coche y asomarse al mirador, justo en la entrada del Albayzín. Las vistas de la ciudad, la Sierra y la Vega son sobrecogedoras.  

El populoso restaurante 'Casa Torcuato' nos indica que ya estamos en la calle más radial del Albayzín, la denominada Pagés del Corro. 

Ya podemos contemplar la Iglesia por excelencia del barrio, la de S.Nicolás, que nos llevará al Mirador del mismo nombre.

Siempre que hago esta ruta, el Mirador de S.Nicolás no me coge de paso, pero no puedo evitar correr unos metros y detenerme allí unos minutos para no perderme esta impresionante vista. Si es nocturna, la impresión se convierte en magia. Clinton, al menos en eso, llevaba toda la razón al catalogarla como uno de los atardeceres más bellos del mundo. Nadie que visite Granada debería perderse ese espectáculo. 

Bajar por la Cuesta del Chapiz por la noche es una gozada. Se presenta silenciosa y misteriosa. Pareciera que se hubiera detenido el tiempo.

El Paseo de los Tristes, desde mi punto de vista, es una de las referencias visuales más impresionantes del monumento nazarí. Por la noche lo encontré solitario y oscuro y ese hecho lo hacía aún más bello. Algo mágico. 

La Casa de Castril, que alberga el Museo Arqueológico de Granada tiene para quien esto escribe un sabor especial. Enfrente la Iglesia de S. Pedro, junto al río Dauro, una de las primeras construidas por el nuevo poder cristiano de los Reyes Católicos.

Como decía al principio, el jolgorio ya se barrunta en la Plaza Nueva, a pesar de que es una zona con rincones muy íntimos y tranquilos. Ese jolgorio es mayúsculo cualquier mañana gracias al movimiento judicial que ofrecen el edificio de la Real Chancillería y el edificio de los Juzgados. 

Pasada Plaza Nueva, la calle Reyes Católicos nos sumerge en una ciudad moderna y ruidosa, pero con un encanto singular también. 

Comenzamos a correr a lo largo de la Gran Vía, cuyas recientes aceras anchas nos vienen muy bien. En este tramo, el final de la Media Maratón, está apenas a cinco kilómetros. El cimborrio de la Cápilla Real de la Catedral y la entrada a la Alcaicería a la derecha.

Ya dejada atrás la Gran Vía, la otra gran avenida que nos espera es la de la Constitución, cuyo paseo central nos viene de perlas para correr sin apenas obstáculos de viandantes, dada su anchura.

La Plaza de la Caleta, ya nos acerca a nuestro destino, apenas ya a dos kilómetros.

Esta zona de Los Mondragones -nuevas oficinas municipales-  no es demasiado cómoda para correr, pero por suerte no es una calle larga.

Estas avenidas anchas y nuevas del barrio de Parque Almunía son otra cosa. Correr por aquí es agradable y poco obstaculizador. 
            

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...