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07 septiembre 2014

LIBROS: 'LOS DETECTIVES SALVAJES' DE ROBERTO BOLAÑO

Este verano ha sido -está siendo- muy intenso en cuanto a lecturas. Y entre ellas, algunas asignaturas pendientes, esas que sabes que no has de demorar más para sumergirte en sus páginas. 
En ese sentido, mucho escuché y leí sobre la calidad de 'Los detectives salvajes' del desaparecido Roberto Bolaño, así que me dije que, a pesar de sus más de seiscientas páginas, era hora de comenzar por la primera. 
Cuando me enfrento a un libro o a una película, intento no leer demasiado sobre lo que les ha parecido a otros, por tanto, quienes consideren que leyendo esta entrada se verán influenciados por la futura lectura de esta obra, pueden optar por no continuar leyendo, aunque diré en mi descargo -como ya saben los más antiguos del lugar- que jamás destripo un libro o espoleo el argumento de una película, todo lo más comento y opino sin intentar entrar en argumento alguno -alguno no siempre lo consigo-. Pero eso sí, daré mi opinión. 
Y mi opinión sobre 'Los detectives salvajes' es ambigua, porque ambigua es la obra. En principio, hay que decir que escapa a la concepción argumental de lo que entendemos por novela moderna, algo que jamás se ha superado desde 'Madame Bovay'. No encontramos 'En los detectives salvajes' los mismos esquemas y tópicos de una novela moderna. Existe una estructura original, que yo no había leído hasta ahora. Y probablemente en esa estructura tan original radique la fama y aprecio que tiene esta novela tanto en el mundo hispano como en el anglosajón de Estados Unidos. 
Ahora bien, hay que decir que a quien guste de la novela bien estructurada, esa que conlleva un encabezado, un cuerpo y una culminación, 'Los detectives..' le sabrá a algo distinto, ya que no se trata de una historia propiamente dicha, sino de muchas historias que penetran en lo más hondo de lo existencial literario si es que se me permite acuñar ese término. Pero esas historias son siempre una. O mejor dicho, historias en una en torno a unos cuantos personajes del mundillo literario de México D.F.
He de decir que no estoy muy seguro de afirmar si me ha gustado o no esta obra de Bolaño. La he disfrutado en ocasiones y en otras no tanto, aunque a decir verdad, no me ha aburrido nunca. 
Gente que se mueve por el terreno literario poético de México D.F., y que describe una época y unos paisajes concretos. Vida de poetas y gente bohemia que se prodiga desde la capital mexicana a otras ciudades de distintos países, siguiendo un movimiento poético ficticio denominado 'real visceralismo', cuya creadora en la novela es Cesárea Tinajero, una búsqueda que adquiere elementos surealistas y también muy realistas en ocasiones, pero no estoy seguro de saber en qué dirección nos quiere llevar el escritor chileno. 
Supongo que nos quiere mostrar vivencias propias y de su generación, algo muy encorsetado en una época y en unos lugares concretos, pero que difícilmente puede extenderse hacia la universalidad, entre otras cosas, porque se tratan presumiblemente de sus vivencias personales. Por tanto, el sustrato que saqué de la lectura es literario en parte, pero no demasiado más. Eso no significa que no considere interesante la novela, pero me hubiera conformado con menos páginas que me dejaran más tiempo para leer otras cosas que me parecen más interesantes. Por ejemplo, las más de mil páginas de que se compone la trilogía de Torrente Ballester 'Los gozos y las sombras', magna obra a la que estoy ahora dedicando mi tiempo en alternancia con la 'Justicia desahuciada' del expedientado juez del caso Blesa y Banco de Miami, el granadino Elpidio José Silva, que no es que sea una lectura con la que uno disfrute, como se hace con una buena novela, pero que cuenta algo muy turbio de la última turbia realidad española.       

21 mayo 2014

LIBRO: KAROO, DE STEVE TESICH

Para la crítica y para muchos lectores, 'Karoo' es una novela de humor. De humor literario, que no es igual. Pero yo la encuadraría como dentro de una hipotética literatura irónica. Divertida muchas veces, pero otras muchas trágica. O al menos, tragicocómica. Pero fuere como fuere y la encuadremos donde la encuadremos, estamos ante una enorme novela.
Una novela que cuenta, me temo, con muchos estratos autobiográficos, por aquello de la ocupación que tuvo en la vida real su autor Steve Tesich. Estratos autobiográficos que lógicamente siempre conectan más con la ficción que la realidad. Se parte de una base real y ya todo lo demás se desarrolla en el proceloso e inabarcable mundo de la ficción. Es una suposición. 
De todas formas lo que el lector se va a encontrar es mucha fina ironía. Y está claro que donde ésta hinca el diente el humor inteligente sale por doquier, desbordando a cada página todas las previsiones que el lector pueda hacerse a priori. 
Desde mi punto de vista, esta novela consta de dos partes muy diferenciadas. Una parte muy amplia en la que vamos a disfrutar con el desbarajuste de vida de este cincuentón reescritorzuelo, como él mismo se define, de guiones de Hollywood. Exitoso y buscado por los productores menos escrupulosos del orbe hollywoodiense, no se le caen los anillos cuando de guiones de obras maestras, supuestamente minoritarias, elabora guiones comerciales, introduciendo esos elementos que tanto gustan al público norteamericano (y mundial). Esa primera parte, bien la podríamos encajar dentro de lo tragicocómico.
Y otra gran parte que conecta con la tragedia más pura, por mucha lucidez irónica que destile. Para acabar de una manera harto curiosa: el guión  y la película que siempre ha querido escribir sobre Ulises, de lo cual habla durante toda la novela.
Una novela que se disfruta y con la que se aprende. Hay un claro paralelismo con 'La Conjura de los Necios' y no seré yo quien lo niegue, pero también diferencias inabordables.       

09 abril 2014

LIBRO: EL HÉROE DISCRETO (ÚLTIMA NOVELA DE MARIO VARGAS LLOSA)

el heroe discreto-mario vargas llosa-9788420414898No estoy seguro de si el peruano Mario Vargas Llosa es el escritor total, pero sí de que es el narrador total. Podría significar lo mismo, pero no lo es. Un narrador es un escritor, pero no siempre un escritor es un narrador; o al menos, no un buen narrador. Y en ese terreno de la narrativa, el último premio Nobel de habla hispana es todo un maestro, un clásico vivo. 
No he leído todo lo que ha escrito Mario Vargas Llosa, entre otras cosas, porque ha escrito mucho, pero sí he leído bastantes de sus novelas y siempre llego a la conclusión que su maestría narrativa está muy por encima de la media de los autores consagrados en lengua hispana. Tal vez, esa su mejor divisa y la que, probablemente, le ha llevado a ganar el máximo galardón literario internacional. Y es que el autor peruano es por encima de todo un contador de historias. 
Acabo de terminar su última novela: 'El héroe discreto'. Con ella consigue llevarnos a las vidas de dos héroes anónimos, que tanto esfuerzo ha puesto en homenajear; además, también ha querido homenajear de manera muy espléndida el particular lenguaje peruano, al menos, el lenguaje de la calle, básicamente en Piura (doy fe que muchos de las palabras que aparecen en la novela no se encuentran registradas en el diccionario de la RAE).
Una novela que te adentra de manera muy directa y profunda en dos personas anónimas que, por circunstancias ajenas, convierten un determinado periodo de sus vidas en algo épico. Son los héroes anónimos que el escritor quiere remarcar. Una novela que se sitúa a caballo entre Piura -al parecer, la cuarta o quinta ciudad más grande Perú- y la capital del país, Lima, que sirve para analizar, en ocasiones de manera despiadada, el Perú de nuestros días, tanto a nivel económico, social o institucional. Nada escapa a esta aparente sencilla novela.
Porque las novelas de Vargas Llosa -ahí radica, en mi opinión, uno de los aspectos de su grandeza- aparentan una estructura sencilla, pero en realidad esconden siempre una estructura compleja. Una complejidad que se desarrolla de manera diáfana -en la novela a la que me refiero- a través de las muchas descripciones de personas, lugares y situaciones, pero sobre todo a través de los siempre presentes diálogos de los diversos personajes que van apareciendo en la novela.  
Una narración que cuenta con un desenlace imprevisto y que, de alguna manera, redondea perfectamente las dos tramas que se van tejiendo a lo largo de sus casi cuatrocientas páginas.        
    

29 julio 2013

LEER EN VERANO

Leer es una experiencia única, qué duda cabe y, por lo general, nos enriquecemos si ejercemos esa acción de manera habitual, pero está claro que no todas las épocas del año aconsejan el mismo tipo de lectura.
En ese aspecto no soy demasiado selectivo y si algo me parece interesante o está esperando desde hace tiempo en los anaqueles, lo leo sin más, con independencia de la época del año. Pero aún así, intento evitar lecturas demasiado densas para esta época estival y relajada.
Sin embargo, acabo de leer un ensayo que a pesar de ser un género denso, es de lectura muy amena e interesante ya que está escrito de una manera directa y sencilla. Se trata de 'Todo lo que era sólido', el último y aclamado libro del ubetense Antonio Muñoz Molina,  un escritor que lleva camino de récord en cuanto a consecución de premios y galardones. Pero al contrario de lo que ocurre con otra gente, Muñoz Molina -en mi opinión- es merecedor de todos ellos porque tiene un discurso muy coherente y honesto y es un excelente escritor. Probablemente mejor articulista y ensayista que novelista, no obstante, a mí sus novelas si me gustan porque su escritura es muy literaria y profunda. 
En 'Todo lo que era sólido', el escritor andaluz dice verdades como puños y razona de manera brillante sobre todo ese bacanal que ha barrido este país en los años densos del ladrillo y que ahora sangra por sus heridas. Son reflexiones que de alguna manera u otra todos hemos abordado, pero que en palabras de un buen escritor todo parece más claro. Y, lógicamente, cuando leemos los fundamentos y esas verdades nos sentimos un poco culpables todos por no haber alzado la voz o, en el peor de los casos, haber sido tan condescendientes o, incluso, partícipes. Una lectura muy amena para verano que recomiendo.
Posteriormente me enrolé con otro libro -una relectura en este caso-. Se trata de la novela corta del británico Sillitoe 'La soledad del corredor de fondo'. Tenía ganas de volver a leer esas excelentes reflexiones del corredor protagonista. No ha sido en vano porque nada más acabarlo -y se acaba pronto- surgió un artículo que publicó el diario Ideal el día 25 de julio como seguramente habéis podido ver en la entrada anterior a ésta. 
Nada más acabar esta novela corta, le hinqué el diente a un libro que estaba esperando de forma ansiosa. Se trata de la recreación de viaje a la Alcarria (Nuevo viaje a la Alcarria)  de Camilo José Cela,  39 años después de aquel primero de 1946. Un libro que aún no he acabado y que estoy disfrutando mucho, entre otras cosas porque siempre me ha gustado la forma de escribir de Cela y porque adoro la literatura de viajes. Un viaje estrafalario que hizo el excéntrico nobel ya fallecido en Rolls-Royce y con chóferesa- como a él le gusta llamarla- negra, una extravagancia muy propia de su cosecha. Se da la circunstancia que yo hice un viaje a la Alcarria hace un par de años, nada más leer el primer libro y de esa manera todo tiene más sentido porque muchos lugares que él describe tuve ocasión de visitar. 

No soy muy dado a alternar la lectura de libros -sobre todo si son de un mismo género- pero la voracidad lectora de estos meses me ha hecho perder la paciencia y estoy -peligrosamente- alternando tres o cuatro, lo cual es mucho. Unidos a este último, estoy leyendo un ameno libro muy de verano, también de Muñoz Molina, 'Los milagros de Madrid', un libro que recoge un folletín diario durante el mes de agosto de 1992 en el diario 'El País'; es muy ameno y aconsejable. Sobre todo si os gusta Madrid como a mí. 




Y, por supuesto, le hinco el diente cuando puedo a IQ84 de Murakami, y aunque me está gustando menos que otros suyos, se trata de una apuesta muy seria del autor; una literatura de muchos kilates. Esa gran obra que siempre tienen pendiente de escribir los escritores ya consagrados. Seguramente podré decir mucho más de él cuando acabe su lectura.  

15 mayo 2013

LA NUTRICIÓN EN SERIO

Hay un asunto que a pesar de la mucha información que hoy día podemos obtener en Internet y en los libros (acceder a un libro cada vez es más fácil desde que existen los ebook), sigue siendo para muchas personas la gran asignatura pendiente. Me refiero a la nutrición. 
Se asocia la nutrición al mero hecho de comer, pero eso es tan sólo una simplificación. Particularmente asociaría comer a placer, a pesar de que es a través de la comida cómo podemos nutrirnos adecuadamente. Y seguramente es en este punto de inflexión en el que nos solemos perder en este vasto mundo de los nutrientes que necesita nuestro organismo. 
Quien esto escribe, como cualquier mortal no especializado en el tema, también me pierdo con frecuencia en cuanto a todo lo relacionado a nutrición y por ese mismo motivo, consideré que la mejor forma de encontrar alguna luz era leyendo sobre esta disciplina. Sin embargo, siempre tuve claro que leer sobre esta disciplina no era leer cualquier cosa que cayera en mis manos o se reflejara en la pantalla del ordenador. Siempre he procurado acudir a las fuentes más solventes posibles, a autores serios que me pudieran enseñar con su ciencia qué es eso de la nutrición. De todo eso he escrito aquí en varias ocasiones.
Inicialmente me fui al que probablemente haya sido uno de los mayores expertos mundiales en este campo, el español Grande Covían, eminente médico e investigador, totalmente volcado en la nutrición y la bioquímica. Aprendí mucho de su libro, 'Nutrición y Salud', el cual he leído en un par de ocasiones. Ahora, en la actualidad, mi autor de referencia es el Dr. Campillo Állvarez, Catedrático de Fisiología de la Facultad de Medicina de Cáceres, que está especializado, igualmente, en nutrición, además de en diabetes y ejercicio físico. De él leído, sus dos obras fundamentales divulgativas 'El mono obeso' -que considero de lectura obligatoria- y su más reciente 'Comer sano para vivir mejor', en el que hace uso del sabio refranero español como ilustración culinaria basada en la experiencia de muchos años. 
Lo primero que sacamos en conclusión al leer obras científicas divulgativas sobre la nutrición es que no tenemos mucha idea sobre lo que comemos. No es algo que nos hayan enseñado bien desde pequeños y el sistema educativo sigue sin preocuparse sobre este asunto, a pesar de que cada hay niños y jóvenes más obesos, en parte, porque se desconoce lo que se come y porque no existe una planificación seria sobre ejercicio físico; unido a eso, el sedentarismo está haciendo estragos. Y, para colmo, lo poco que hacíamos bien por estos lares no lo estamos cargando a pasos agigantados. Me refiero a la famosa dieta mediterránea. 
Lógicamente, en materia de nutrición dos y dos no siempre son cuatro y mucha gente entiende que con comer casi nada es posible adelgazar y, además,  sin necesidad de hacer ejercicio, olvidando u obviando que nuestro organismo necesita un mínimo de nutrientes para subsistir. Es más, todos los autores serios recomiendan comer de todo para procurar que nuestro organismo se asegure todos los nutrientes y oligoelementos que necesita. Por ejemplo, no debemos descartar grasas ni hidratos de carbono, dos de los nutrientes fundamentales para nuestra subsistencia, pero asistimos a diario a muchas historias sobre dietas que aconsejan eliminarlos por completo. Eso me parece una barbaridad. Pensemos, por ejemplo, en esa famosa dieta que tan sólo prescribe comer proteínas.
Lógicamente, no se trata de hacer aquí ningún tratado sobre nutrición -entre otras cosas porque no soy un experto- pero puedo asegurar que cualquier persona que no tenga patologías tratables puede conseguir el peso adecuado y el estado de salud idóneo con tan sólo asegurarse un mínimo conocimiento sobre nutrición, un plan normal de ejercicio físico y un cierto orden culinario en su día a día. Con tan sólo esos tres elementos se ahorraría mucho dinero en falsas dietas y mejoraría con creces su salud física y mental.
Seguiré escribiendo sobre este asunto en próximas entradas.

13 marzo 2013

NUMANCIA, CIUDAD DE LOS ARÉVACOS

Este fin de semana acabé de leer 'Numancia', la extensa novela histórica del zaragozano José Luis Corral; había leído bastante sobre esta ciudad celtíbera y su lugar en la historia de la antigua Hispania, e incluso visité el lugar, pero gracias a la documentada novela de este buen autor he conseguido entender el mito de Numancia y lugar en la historia como símbolo de resistencia en pos de la preservación del orgullo y la libertad. 
Nos situamos en el año 133 a.C, cuando la pequeña y brava ciudad de los arévacos, fortificada en lo alto de un cerro y rodeada por tajos y cauces de ríos -entre ellos el Duero-, sucumbe a la perfecta máquina militar de 65.000 hombres capitaneados por Publio Cornelio Escipión, el único general  capaz de llevar a cabo la misión encomendada por el Senado romano. Pero no fue nada fácil, porque la primera potencia política y militar del mundo conocido comenzó a hostigar a la orgullosa ciudad veinte años antes, en el año 153 a.C, sucumbiendo siempre ante los aguerridos guerreros celtíberos, que es el nombre que utilizaba Roma para denominar a gran parte de las tribus hispanas que habitaban en nuestra piel de toro; obviamente, hacían una enorme simplificación, toda vez que la antigua Iberia estaba habitada por distintas etnias, todas ellas distintas entre sí, pero a la vez con el denominador común de proceder de territorios indoeuropeos.
Arévacos, turdetanos, carpetanos, belos, titos, vacceos, vascones, astures, lusitanos y un largo etcétera vivían y morían como podían en la piel de toro, hasta que dejaron de perder su entidad cuando la maquinaria usurpadora e invasora romana decidió que había que civilizar a toda esas mesnadas bárbaras. Y así fue. 
Quienes primeramente sucumbieron -¡qué casualidad!- fueron los turdetanos, pueblo que habitaba en un territorio que coincide en buena parte con lo que es hoy el territorio andaluz; posteriormente sucumbieron con cierta facilidad los carpetanos, territorio coincidente en gran parte con lo que hoy  día es Castilla- La Mancha. Pero encontraron muchos obstáculos y beligerancia los romanos en territorio arévaco y vacceo. Por contra, no sucumbieron astures o vascones, que contaban con una orografía privilegiada y que se convertía en su mejor escudo. 
Lógicamente, todas estas secuencias históricas hubieron de dejar una impronta importante a la configuración de lo que pocos años más tarde fue la Hispania Romana. 

Pero volviendo a Numancia y al libro de José Luis Corral. Decía, que su lectura me ha ayudado a conocer, gracias al manejo fiel de las fuentes del escritor, ese proceso histórico que transcurre entre los 153 a 133 a.C. Por lo general, la simplificación histórica nos ha acostumbrado a pensar que ese cerco de veinte años fue algo permanente y que las luchas fueron ininterrumpidas, pero nada más lejos de la verdad, ya que en ese largo periodo de tiempo, Roma atraviesa muchas vicisitudes dentro del régimen de la República. Se suceden cónsules -algunos de ellos de la plebe- y se suceden generales; surgen periodos de crisis políticas y económicas, que influyen mucho en la impronta invasora de esa maquinaria militar que era Roma. Lógicamente, antes como ahora, hacía falta un ejército bien entrenado y por tanto bien pagado, pero no siempre era posible mantenerlo. Por su parte, Numancia, no contaba con ejército profesional alguno y la unión entre pueblos de la celtibería era prácticamente inexistente; es más, muchos de ellos jamás habían tenido ningún tipo de contacto. Pero ocurre que en Numancia conocían el terreno como nadie y gracias a ello conseguían derrotar una y otra vez a la omnipotente Roma a través de las emboscadas y los ataques por sorpresa, porque sabían que ninguna posibilidad tenían en campo abierto ante un ejercito profesional, mucho más numeroso y mejor equipado. 


He de reconocer que desde siempre me ha parecido interesante el mito de Numancia, tanto o más que el mismo mito de la Hispania prerromana. Sin embargo, en Numancia se resume todo aquello que hay de desconocido y oscuro de ese momento histórico, del cual no hay excesivas fuentes (las pocas que hay son romanas: Estrabon y Tito Livio, principalmente)  y ha tenido que ser la arqueología la que poco a poco nos esté ofreciendo luces sobre la configuración de todos estos pueblos. 
Se de la particularidad, además, que gran parte de estas ciudades ibéricas desaparecieron y pocas de las actuales están construidas sobre el solar de aquellas. El ejemplo más claro está en la misma Numancia que pese a que se creyó durante un tiempo que sus ruinas se escondían en la actual Soria -e incluso Zamora-,  el arqueólogo e ingeniero español Eduardo Saavedra, consiguió situar su ubicación exacta, que se encuentra a nueve kilómetros de esta ciudad castellana, en Garray, siendo el conocido arqueólogo alemán Schulten quien supo situar con mucha precisión los distintos campamentos romanos que cercaron la ciudad, así como las empalizadas, fosos y demás construcciones militares que contribuyeron decisivamente a la victoria final de los romanos. 

Y hoy día, cuando han transcurrido más de dos milenios, uno intenta imaginarse el coraje, ardor y orgullo del pueblo numantino y no puede más que admirarse e, incluso, sentir tristeza ante ese verdadero elixir de libertad que mostraron, prefiriendo morir de hambre y frío o, sencillamente, acabar con sus propias vidas, antes de sucumbir ante quienes consideraban unos intrusos que nada le iban a aportar por muchas civilización, leyes y modernidad que pudieran aportarle. Esa es la grandeza de este pueblo y la que verdaderamente me subyuga. En sus meses finales, sabían que estaban sólos, que todos las ciudades próximas habían sucumbida a Roma, pero pese a todo, siguieron luchando hasta el final, conscientes de que la muerte era la mejor recompensa que les podía esperar. Lucharon como 'numantinos'.  
Y todo eso lo narra Corral de manera admirable.       

13 febrero 2013

LIBRO: 'ABSOLUCIÓN', DE LUIS LANDERO

Los libros de Landero siempre me dejan poso. Es una literatura que destripa con bisturí preciso muchos elementos de este arte. E igual que se dedica con profusión a analizar el alma humana, de pronto surge un elemento cotidiano de por medio (el grupo Pascual, por ejemplo) y te deja perplejo al mismo tiempo que admirado. Y es que pocos autores como Landero saben ir de lo etéreo a lo material en tan poco margen de espacio. 
'Absolución' no me parece lo mejor de Landero (me sigo quedando con 'Juegos de la edad tardía', difícil de superar), pero si de las mejores y, quizá, la más peculiar. Una obra no larga, pero con una intensidad extenuante. Esas trescientas dieciocho páginas son extremadamente intensas y cada palabra, cada frase, están escritas con manos de experto cirujano. No es una novela que se pueda o se deba leer en un par de tardes.
Quizá por eso me gusta la literatura de Luis Landero, un autor consagrado en nuestras letras hispanas que se toma su tiempo entre novela y novela; y hace bien, porque su proceso de creación debe ser extenuante y exigente. 
En Landero nos podemos identificar todo el que tenga algo que preguntarse, porque no existen en sus libros personajes épicos ni irreales, sino personas que desde su normalidad buscan siempre tres pies al gato. No buscan gloria ni dinero, sino una solución definitiva a sus complejas almas. 
En 'Absolución', Lino, su protagonista, inicia una huida que no sabe si es física o interior; que no sabe si es para atrás o para adelante, pero está claro que esa huida es necesaria porque como le decía el Sr. Levin, pertenece a ese género de personas que necesitan escapar, como sea y de donde sea, aunque la contraposición a esa reflexión la tenemos en Pascal que entendió que toda desdicha radica en no saber quedarse en un mismo lugar.
¿Interesantes teorías, no?   

07 enero 2013

LIBROS: CASO CERRADO, DE CÉSAR GIRÓN

En estos días navideños pasados, donde el tiempo se dilata, he acabado varias lecturas iniciadas en el mes anterior. Una de ellas ha sido "Caso Cerrado", la novela del granadino César Girón, último premio Internacional de Novela Negra 'Ciudad de Carmona', y a cuya presentación acudí a mediados de octubre. Avalada como estaba por Jesús Lens, miembro del jurado que otorgó el premio, le hinqué el diente casi en cuanto me hice de ella; y ciertamente, estamos ante una enorme novela de género negro, una 'Granada de Trhiller', como bien escribió César en mi ejemplar cuando le pedí la dedicatoria del libro. 
Una novela de estructura compleja y muy imaginativa. Partiendo de un suceso real acaecido en la Granada franquísta de 1969, un homicidio -es probable que asesinato- perpetrado en las proximidades de Río Darro -lugar en el que apareció el cadáver-, en las faldas de la Alhambra y muy cerca del Paseo de los Tristes, ha servido como argumento para que el escritor granadino desarrolle una novela de 400 páginas, muy copiosa en datos jurídicos -se observa bien la profesión del autor- y lugares imprescindibles de la geografía de la ciudad de Granada, campo en el que el autor es experto y autor de varios libros sobre calles, monumentos, lugares históricos y la propia historia de esta ciudad milenaria. 
El ejercicio llevado a cabo por César Girón conlleva un esfuerzo literario titánico, tanto por el buen número de personajes como por los minuciosos datos y estructura milimétrica que la novela soporta. Además, como buena novela negra, nada es lo que parece y cada página es una nueva oportunidad para sorprenderse de los vericuetos y la complejidad que esconde el alma humana. 
Seres dispares que pululan por la ciudad de la Alhambra henchidos de secretos y pasiones. Y de fondo una Granada imbuida en pleno franquísmo, en el que la justicia no aflora de forma automática y donde la ley, la moral y esa misma justicia casi nunca van van de la mano. 
Pero como también ocurre en toda buena novela negra, existen seres idealistas, personas inasequibles al desaliento que intentan no detenerse ante nada ni ante nadie si creen que de esa forma se consiguen algunos gramos de dignidad, sensatez y justicia. 
Y todo lo encontraremos bien repartido y estructurado en esta novela de copiosa documentación y enormes y bien trabajados diálogos, contada en primera persona la mayor parte de ella por su principal personaje, el abogado Celso Costa. 
Por tanto, si andáis buscando algo emocionante para leer y que además sea de género negro, no tenéis elección. Os la aconsejo.

17 octubre 2012

ACIERTA EL PREMIO PLANETA CON LORENZO SILVA


Que el escritor Lorenzo Silva haya ganado la 61ª edición del controvertido Premio Planeta de Novela, me parece una excelente noticia. Principalmente, porque un premio de esta envergadura ha de aliarse siempre con la calidad literaria y ésta rebosa de la pluma del escritor madrileño. No siempre ha sido así y todos recordamos ediciones en las que el ganador nada o poco tenía que ver con la calidad literaria, ni siquiera con la literatura, pero se trataba de una persona mediática que aseguraba el éxito comercial del libro, que es de lo que se trataba. Incluso, el rumor que afirmaba que estaba más que otorgado era insistente, una situación muy poco edificadora que provocó -también por otros motivos- la renuncia de su jurado más brillante, Juan Marsé. Pero parece que se están reconduciendo las cosas en los últimos años.  
Lorenzo Silva fue abogado hasta no hace mucho, hasta el día en el que la literatura le ofreció una forma solvente de ganarse la vida. Hasta ese momento, compaginó ambas cosas, que en el fondo tienen mucho en común, aunque no lo parezca. Recuerdo que en cierta ocasión le pregunté a través de un correo electrónico de qué forma compaginaba el despacho y la escritura -ya había ganado el Nadal con 'El alquimista impaciente'- y me contestó que no era nada fácil y que su secreto era echarle muchas horas. Pero también es necesario contar con mucho talento para novelar historias negras, aunque también ha escrito mucho sobre literatura de viajes y otro tipo de narrativa; también escribe habitualmente artículos en los medios de Vocento y en otros muchos. De hecho, es el 'cartero' de las cartas que los lectores envían al XL Semanal, que se entrega los fines de semana con los periódicos de Vocento, labor que en mi opinión lleva a cabo de manera muy acertada. Imprescindibles son sus comentarios a las cartas recibidas en la semana.
Por tanto, estamos ante un buen tipo, que se moja y suele poner a parir a la clase política; y estamos ante un escritor prolífico, muy dedicado a su tarea, que ha encontrado en la saga de parejas de Guardías Civiles, Chamorro y Bevilacqua un filón para producir novela negra, de forma casi inilimitada. Y ha sido el séptimo caso de estos abnegados Guardias Civiles el que ha conseguido el Premio Planeta de 2012, con la obra denominada 'La marca del meridiano', que será de lectura obligatoria, entre otras cosas porque abarca esa turbulenta relación entre Madrid y Barcelona -no hablamos de fútbol-, tan en boga ahora con la fiebre independentista actual. 
Como bien me venía a decir la otra noche, mi amigo y Álter, Jesús Lens, que es un verdadero especialista en la materia, la novela negra tiene el valor añadido de escrutar la sociedad en la que se desarrolla. Y desde este punto de vista, es totalmente apasionante. De hecho, los libros de Lorenzo Silva tienen la particularidad de radiografíar el contexto social en el que se desarrollan las investigaciones de los agentes, donde cabe desde la corrupción política hasta los turbios negocios de las altas esferas, pasando por los rincones y los sucesos más negros, criminales y oscuros de nuestra enferma sociedad. De hecho, me cautivó tanto el 'trabajo' de Victoria Chamorro y Bevilacqua, que regalé el libro a un amigo Guardia Civil que prestaba sus servicios en el, por entonces, encendido País Vasco. Y le gustó, según me dijo.        
     

12 octubre 2012

MOMENTOS QUE PERMANECEN EN EL RECUERDO


La tarde-noche, víspera de este fin de semana largo y festivo de octubre, se compuso de esos momentos que permanecen muy gratamente en el recuerdo, en una Granada aderezada ya con los primeros indicios del otoño que llega retozón este año, si bien desplegará todo su encanto sin fisuras ni aviso en breve, como suele ocurrir siempre en esta ciudad, tan acostumbrada a suprimir por el arte del birlibirloque estaciones meteorológicas.        
De esa guisa y con ese cuadro de fondo, asistí a la esperada presentación de la novela negra ambientada en la Granada de finales de los sesenta -ganadora del  VI  premio Internacional de Novela Negra de la Ciudad de Carmona-, que se celebró en el Teatro de CajaGranada -o lo que sea ya esta vieja institución financiera granadina-. Con el autor, mi buen amigo César Girón, varios conocidos, escritores y periodistas granadinos, y el editor, el siempre polifacético y activo exministro de Trabajo Manuel Pimentel.  
La presentación de un libro siempre tiene varias lecturas y en él hay lugares comunes. Lógicamente, mucho agradecimiento, muchos panegírico, pero también elementos de calidad y verdadero interés. Y de estos últimos hubo muchos en la presentación de 'Caso Cerrado', porque el autor, enorme conocedor de la historia de Granada, así como de cada uno de sus miles de rincones (doy fe que andar con César Girón por las calles de Granada y es mirar la ciudad con otros ojos), nos supo desgranar con maestría esa especie de 'Making of' de la novela, mitad realidad, mitad ficción, como suelen ser las cosas en esta curiosa y misteriosa ciudad, de la que Pimentel afirmó que es la menos provinciana de las ciudades provincianas. A lo mejor tiene razón.
Y de todo eso, y de todo lo divino y de todo lo humano, tuvimos mucho tiempo de hablar mi buen amigo y Alter, Jesús Lens y yo, sentados ambos frente a frente en torno al calor de un buen bar, acabando una tras otra Alhambras especiales fresquísimas, hasta casi llegada la medianoche. Pudimos estar la madrugada entera, porque ha habido demasiada dilatación en nuestros encuentros -cosa que hay que remediar-,  pero comprobamos que las persianas del bar ya comenzaban a bajarse y tocaba retirada. 
Mucha conversación sobre proyectos, sobre literatura, sobre correr, sobre la difícil época que estamos pasando en este país, sobre escribir....Son momentos éstos en los que te reencuentras con lo verdaderamente esencial en la vida, que no son otra cosa que dos atributos en principio simples pero a la vez complejos: la buena conversación y la amistad, aderezado todo con un excepcional tapiz de libros y cultura de fondo.   

31 agosto 2012

TIEMPO DE LEER

     
Tiempo de leer. Y nada mejor que comenzar otra novela histórica que, si está bien construida y apunta muestras de veracidad histórica, puede ser la mejor lectura para esta época, aún veraniega. 
Así que me he sumergido en la Mérida del Siglo IX, con esplendoroso pasado romano, pero que aún se mantiene viva en este siglo. Dependiente del enorme califato de Córdoba, gobernado por Abderrramán II y en la que conviven en aparente armonía cristianos, muladíes, judíos y musulmanes, éstos últimos polarizados en árabes y bereberes. Sin embargo, el reparto de poder no es demasiado equitativo ya que los cristianos, siendo mayoría en la ciudad, no están destinados al gobierno de la misma -aunque si cuenten como notables algunos de sus representantes-, la cual está dirigida, lógicamente, por los musulmanes, delegados del poder central califal. Sin embargo, los árabes, en mayor número que los bereberes, parecen no llevar muy bien que sean estos últimos los ostentadores del poder. Y como telón de fondo, un descontento genérico de toda la población por la alta presión fiscal a la que están sometidos y, seguramente, un descontento encubierto por el mal reparto de poder. 
En fin, un tapiz muy interesante para sumergirse en aquella Al-andalus del siglo IX de nuestra era, un territorio éste, que coincide en buena parte con lo que hoy es España, excepción hecha, lógicamente de los reinos castellanos del norte y la infranqueable cornisa cantábrica. 
Lógicamente, estoy refiriéndome a la última novela de Jesús Sánchez Adalid, 'Alcazaba', un autor extremeño que aborda el genero histórico novelado con maestría.  


 

Al tiempo, vuelvo a releer algunos capítulos del excelente libro de literatura de viajes dedicado a catedrales españolas 'Las rosas de piedra' del leonés Julio Llamazares, que hace un ejercicio literario muy original. Lo hago siempre que planeo un recorrido en el que se encuentran catedrales reseñadas por el autor. Lo hice el año pasado, visitando algunas de las por él reseñadas y sus descripciones tanto de las catedrales como su entorno urbano y apuntes sobre bares y restaurantes cercanos, resultaron decisivas en mis visitas al tiempo que convirtieron esas visitas en más literarias si cabe.
En ese sentido, fue particularmente emocionante poder charlar sobre este libro con el guía de la enigmática y preciosa catedral de Burgo de Osma que el mismo Julio Llamazares cita en su obra. Es el poder cautivador de los buenos libros.     

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...