Que el escritor Lorenzo Silva haya ganado la 61ª edición del controvertido Premio Planeta de Novela, me parece una excelente noticia. Principalmente, porque un premio de esta envergadura ha de aliarse siempre con la calidad literaria y ésta rebosa de la pluma del escritor madrileño. No siempre ha sido así y todos recordamos ediciones en las que el ganador nada o poco tenía que ver con la calidad literaria, ni siquiera con la literatura, pero se trataba de una persona mediática que aseguraba el éxito comercial del libro, que es de lo que se trataba. Incluso, el rumor que afirmaba que estaba más que otorgado era insistente, una situación muy poco edificadora que provocó -también por otros motivos- la renuncia de su jurado más brillante, Juan Marsé. Pero parece que se están reconduciendo las cosas en los últimos años.
Lorenzo Silva fue abogado hasta no hace mucho, hasta el día en el que la literatura le ofreció una forma solvente de ganarse la vida. Hasta ese momento, compaginó ambas cosas, que en el fondo tienen mucho en común, aunque no lo parezca. Recuerdo que en cierta ocasión le pregunté a través de un correo electrónico de qué forma compaginaba el despacho y la escritura -ya había ganado el Nadal con 'El alquimista impaciente'- y me contestó que no era nada fácil y que su secreto era echarle muchas horas. Pero también es necesario contar con mucho talento para novelar historias negras, aunque también ha escrito mucho sobre literatura de viajes y otro tipo de narrativa; también escribe habitualmente artículos en los medios de Vocento y en otros muchos. De hecho, es el 'cartero' de las cartas que los lectores envían al XL Semanal, que se entrega los fines de semana con los periódicos de Vocento, labor que en mi opinión lleva a cabo de manera muy acertada. Imprescindibles son sus comentarios a las cartas recibidas en la semana.
Por tanto, estamos ante un buen tipo, que se moja y suele poner a parir a la clase política; y estamos ante un escritor prolífico, muy dedicado a su tarea, que ha encontrado en la saga de parejas de Guardías Civiles, Chamorro y Bevilacqua un filón para producir novela negra, de forma casi inilimitada. Y ha sido el séptimo caso de estos abnegados Guardias Civiles el que ha conseguido el Premio Planeta de 2012, con la obra denominada 'La marca del meridiano', que será de lectura obligatoria, entre otras cosas porque abarca esa turbulenta relación entre Madrid y Barcelona -no hablamos de fútbol-, tan en boga ahora con la fiebre independentista actual.
Como bien me venía a decir la otra noche, mi amigo y Álter, Jesús Lens, que es un verdadero especialista en la materia, la novela negra tiene el valor añadido de escrutar la sociedad en la que se desarrolla. Y desde este punto de vista, es totalmente apasionante. De hecho, los libros de Lorenzo Silva tienen la particularidad de radiografíar el contexto social en el que se desarrollan las investigaciones de los agentes, donde cabe desde la corrupción política hasta los turbios negocios de las altas esferas, pasando por los rincones y los sucesos más negros, criminales y oscuros de nuestra enferma sociedad. De hecho, me cautivó tanto el 'trabajo' de Victoria Chamorro y Bevilacqua, que regalé el libro a un amigo Guardia Civil que prestaba sus servicios en el, por entonces, encendido País Vasco. Y le gustó, según me dijo.
Efectivamente. Un escritor muy solvente, muy serio y muy profesional, en el mejor sentido de la expresión. Me alegro de haber coincidido en ideas... y en foto. Es que es muy expresiva!!!
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