22 septiembre 2013

RELATO: EL INDIVIDUO DEL CEMENTERIO

Soy corredor y una de mis inquietudes como tal es buscar rutas nuevas, alternativas, distintas. Así que de tanto buscar y calibrar, tengo toda una colección de trayectos de todo tipo: en llano, en cuesta, terrenos serpenteantes, rompepiernas..., pero nunca había hecho la ruta que decidí hacer la otra tarde; o al menos, no idéntica ruta.  
Las tardes cada vez son más cortas, así que decidí comenzar el entrenamiento en una zona cercana a casa. Haría nueve o diez kilómetros, la distancia justa para que la luz del día diera paso a la arrebatadora luz de la noche. El sitio elegido fue a la salida del pueblo de Albolote, cerca de Granada. Dejaría el coche justo en la puerta del cementerio de la localidad que, curiosamente, se encuentra al final de la calle principal de la población y desde allí iniciaría mi ruta. El cementerio es el último inmueble -por llamarle de alguna forma- de la calle y de la población y tiene vecindad directa con las últimas casas del pueblo. Inmediatamente me adentraría en la carretera que conduce al Torreón y en un momento concreto, cuando el GPS reflejara una distancia aproximada de cuatro kilómetros y medio, me daría la vuelta. Sí, haría nueve en total.
El calculo fue correcto y el final de la ruta, como preveía, me sorprende casi anocheciendo en el puente anterior al cementerio, desde cuya posición alta existe una diáfana vista al mismo. El claroscuro azulado que proyecta la luna nueva, que emerge bellísima tras las estribaciones más altas de Sierra Nevada, mancha las lápidas de blanco mármol y dibuja un espectáculo magnífico que disfruto con delectación toda vez que ya estoy llegando a mi destino y he tenido unas sensaciones magníficas. Se trata de uno de esos momentos de dicha que solemos tener los corredores cuando estamos acabando un entrenamiento agradable.
Cuando llego al coche, la calle, quizá por respeto al vecino cementerio, se encuentra en completo silencio interrumpido tan sólo por algún que otro vehículo que accede a la población. El negro manto de la noche me sorprende cambiándome las zapatillas técnicas por las de descanso y estirando, mientras saboreo una manzana. Percibo que ya es completamente de noche gracias a la presencia cada vez más notoria de la mortecina luz de las farolas adosadas junto a la tapia del cementerio. Miro al mismo y observo cómo los negruzcos cipreses recortan sus inquietantes formas en el cielo, que posee un extraño color azul cada vez más oscuro. La luna ya se ha apoderado de los astros de la noche y el sol ya se ha ido hacia otras latitudes. Estoy inmerso en esos pensamientos y no percibo que a pocos metros de donde estoy estirando se encuentra una persona que me mira fijamente. Se trata de un hombre de mediana edad, de estatura media y complexión delgada. Me sorprende la blancura de su tez y sus ojos cóncavos. Viste ropa ajada y sus movimientos son lentos. Me mira con fijeza y con cierta curiosidad, pero es algo a lo que estoy acostumbrado porque a mucha gente le resulta curioso ver a un tipo en paños menores cambiándose junto al maletero de su coche. Entonces, de pronto, el individuo comienza a hablar conmigo. En un primer momento no comprendo lo que me dice porque posee una pronunciación algo extraña, pero estoy muy acostumbrado a hablar con gente desconocida cuando corro e inmediatamente atiendo a lo que quiera que me esté diciendo. ¿Cuántos kilómetros has hecho? me pregunta, como si me conociera de toda la vida. No me sorprendo, porque esa pregunta también me la hacen con frecuencia. Pero ocurre que ya me he acostumbrado a contestar de una manera u otra si quien pregunta es corredor o no lo es. Creo que éste no lo es y le contesto que he hecho nueve, un buen trote, añado, para no mostrar prepotencia. 'No me parece mucho', dice ante mi sorpresa, y añade enseguida: 'yo fui corredor en otro tiempo, pero no pude seguir corriendo porque tuve un grave accidente'. Yo seguía cambiándome y estirando, pero me interesó lo que decía y alcé la vista para decirle que lamentaba que no pudiera seguir corriendo. Pero el individuo ya no estaba allí. Me extrañó mucho que desapareciera de golpe; es más, me pareció una falta de consideración, toda vez que fue él el que inició la conversación. Rodeé el coche y llegué hasta la misma puerta del cementerio, pero no lo vi por ninguna parte. Eso me pareció irreal, incomprensible, pero intenté no darle más importancia. 
Acabé de cambiarme y me dispuse a entrar en el coche para marcharme a casa. El negro manto de la noche ya había caído por completo, por lo que los faros del coche son la única luz que me permite ver la cerrada y ajada cancela negra de hierro que da acceso al cementerio. Al maniobrar para dar la vuelta al coche y enfilar en dirección contraria a donde estaba aparcado, el halo de luz del faro derecho penetró directamente en el interior del cementerio, pudiendo observar con nitidez las primeras cruces y tumbas; y fue entonces cuando vi de nuevo a aquel individuo que había hablado conmigo minutos antes junto a una de esas primeras tumbas. No comprendía cómo había entrado dentro sin que yo lo hubiera advertido. Se encontraba de pie, quieto como una estatua y con la tez aún más lívida e inexpresiva, mirándome fijamente como había hecho minutos antes. Incluso, a pesar del desagravio anterior, alcé la mano para despedirme pero no devolvió el saludo.
Y aunque en ningún momento le vi portar herramienta alguna, decidí considerar que debía tratarse de un operario municipal haciendo algún trabajo urgente que no podía esperar, a pesar de las horas tan intempestivas.            

21 septiembre 2013

DE NUEVO, AMORPHIS (Finl. 1990-act.)

He estado escuchando completo el concierto ofrecido por Amorphis en el último Wacken -hace un mes y medio aproximadamente- y cada vez estoy más convencido de que esta banda escandinava no tiene par. Sin lugar a dudas se trata de una banda, que si se tratara de un libro podríamos ponerla en los anaqueles de los incunables. 
He hablado ya en otras ocasiones de esta banda finlandesa, que tiene un nombre que se corresponde muy bien con su estilo: amorfo, sin forma. Están muchos más interesados en crear que en adscribirse a ningún rama metálica concreta, si bien partieron en su origen del  Death Melódico que ya no cultivan y se adentran con bastante frecuencia en el Doom, pero para mí que están muchos más interesados en estilos metálicos más vanguardistas. Fuere lo que fuere, la realidad es que suenan muy bien y al ser tan heterogéneos nunca aburren. Experimentan con sus instrumentos -básicamente, dos guitarras, bajo, batería y teclados- pero no excluyen otros. De hecho, su actuación en el Wacken la comienzan con un saxofón acompañado de sonidos de percusión y estudio, guitarras españolas y bombos, para acabar introduciendo poco a poco los teclados, la voz de su cantante Tomi Joutsen -que en esta ocasión se acompaña de una voz de coro femenina-, siempre estrafalario micrófono, y poco a poco el resto de los instrumentos propios de una banda que cultiva el metal. A lo largo del concierto son varios los estilos metálicos que ponen en escena, sin excluir, por supuesto, el sonido duro que tanto me gusta en ellos y la voz gutural. En realidad, un concierto de esta gente en directo debe ser una experiencia muy divertida que inunda los sentidos. Actúan en Madrid en noviembre y mucho me gustaría acudir, pero dependerá de la agenda.   
Os dejo el concierto anunciado: 

18 septiembre 2013

RELATO: NO DES LA ESPALDA A LAS SOMBRAS

L, paseaba a su perro como cada noche cerca del descampado sempiterno frente a su casa. Ya no hacía calor, pero tampoco frío. El otoño ya había entrado y eso era visible por las primeras hojas caídas de los árboles del parque, pero aún había regusto a verano. Pero ya era tarde y las calles ya habían perdido la alegría de unas semanas antes, todo el mundo había vuelto a sus obligaciones y por las ventanas se observaba el reflejo de los aparatos de televisión o algún flexo encendido por los estudiantes más previsores. 
L., pensaba en todo eso mientras que el perro iba olisqueando para hallar su lugar favorito en el que comenzaría su letanía diaria de decesos y orina, pero esta noche el animal, de natural pacífico, se encontraba algo más inquieto. Miraba constantemente a izquierda y derecha al mismo tiempo que estiraba las orejas como queriendo agudizar el oído. Pero todo estaba silencioso alrededor; tan sólo el animal podía escuchar lo que fuere que escuchara. 
Fue en ese momento cuando L., percibió una leve sombra y no le dio al hecho la menor importancia. Es cierto que por allí no pasaba nadie en ese momento y tampoco había ningún otro animal suelto, por lo que, con toda seguridad, se trataría de alguna nube o un pájaro que volara a rasante bajo. Pero el perro estaba cada vez más inquieto. Percibió otra sombra, más cercana en esta ocasión. Se podría decir que si la sombra hubiera sido corpórea le habría rozado. No obstante, siguió andando con su perro dándole la espalda a lo que fuera aquello. Intentó no darle importancia, aunque sintió un extraño escalofrío en la zona de la médula ósea. En ese momento no lo sabía -no lo podía saber-, pero al dar la espalda a la sombra estaba alimentándola y ésta no hacia más que aumentar. No quiso mirar atrás, a pesar de que el perro ya no dejaba de ladrar e intentar furiosamente desatarse de la correa que su dueño llevaba fuertemente asida a su mano izquierda. Pero a pesar de no volver la cabeza, pudo comprobar a ambos lados de su cuerpo cómo por mor de la luz mortecina de la farola de la calle se reflejaban en el suelo unas sombras de lo que parecían ser unas garras de felino muy desarrolladas. Instintivamente aceleró el paso cada vez con más miedo, pero eso tan sólo servía para que esa sombra fuera en aumento. Entonces fue cuando la sombra pronunció una palabra en forma de orden que le dejó helado: ¡Mírame! No se trataba de una voz humana en absoluto. Una voz que tan sólo había escuchado en algunas películas, amplificada y distorsionada por algún medio de reproducción acústica, pero en esta ocasión esa voz la tenía justo detrás de él y surgía de una sombra cada vez más gigantesca, amorfa e inabarcable. Obviamente, no se atrevió a mirar en ningún momento haciendo caso omiso a esa voz que tan sólo sonó en una ocasión. 
A día de hoy naufraga sin salida en una sombra inmensa que no deja de crecer. 

17 septiembre 2013

LINGUA MORTIS ORCHESTRA Y RAGE (LIVE, WACKEN 2013)

Sin lugar a dudas, como ya indiqué, en esta nueva etapa del blog voy a seguir introduciendo música. Lógicamente, la que a mi me gusta, que no es solamente la metálica; también me gusta y mucho -mi otra pasión- la clásica. Y por ese motivo, lo que voy a insertar en esta entrada es una mezcla de ambas cosas. Una de las actuaciones más esperadas del recién acabado Wacken 2013. Se trata de la irrupción en escena de un número de músicos colosal, que son los que forman la Lingua Mortis Orchestra y el veterano grupo teutón de Power Metal -pero un Power Metal duro, cargado, oscuro- Rage. 
El proyecto ha ido bien porque son ya cinco las colaboraciones entre ambas formaciones tan dispares y es que Rage junto a Therion y Rhapsody Of Fire, han sido las tres bandas que mejor han mezclado ambos géneros (también lo hizo hace algunos años Metallica con la Orquesta Sinfónica de S. Francisco). Descubrí hace años a Rage cuando grabaron el álbum llamado, precisamente 'Lingua Mortis' con la Orquesta Sinfónica de Praga y lo hicieron en el ambiente osuro más adecuado, en una Catedral, creo que la de Praga, pero no recuerdo bien. Porque la música cuando es de calidad tiende a unirse, a fusionarse y en el centro y en el norte de Europa la música clásica forma parte de la vida de la ciudadanía mucho más que en países como España y, por eso, no es extraño que muchos músicos que cultivan el metal tengan una buena formación clásica o que, incluso, comenzaran su carrera aprendiendo en algún conservatorio. Y he ahí los resultados. No obstante hay que decir para mérito de España que Rage también ha grabado un corte con una orquesta catalana, la Orquesta Barcelona Philarmonia.    
Este último disco de ambas formaciones se denomina -probablemente en honor de la orquesta que les acompaña 'Lingua Mortis Orchestra'.  
Añadir solamente que os concedáis la oportunidad de escuchar este prodigio musical de YouTube y comprobaréis cómo hay gente que hace cosas, que tiene una gran dosis de creatividad e ilusión, que es un antídoto muy recomendable contra la crisis: 

15 septiembre 2013

¿NOS MERECÍAMOS LOS JUEGOS DEL 2020?

Debo dejar claro desde un primer momento una cosa como aficionado al deporte: que otorguen a un país la organización y celebración de unos juegos olímpicos siempre es una buena cosa. No voy a entrar en dicotomías sobre los puestos de trabajo y todos esos ganchos que esgrimen políticos sin escrúpulos para justificar algo que va a suponer mucho gasto público. Es más, ni tan siquiera me voy a referir al vergonzoso papel de la postiza alcaldesa de Madrid porque, sinceramente, creo que esta persona no merece ni tan siquiera un par de líneas. En lo que voy a entrar es la importancia que ha tenido la situación de este país y la lamentable imagen de la situación política tan salpicada de corrupción (¿O es que pensamos acaso que desde fuera no están asistiendo a nuestro espectáculo?). 
Y es que en realidad, la visión que han tenido los acomodados miembros del COI de nuestra situación global no es desacertada. Porque si España, y dentro de ella Madrid, es un país con infraestructuras suficientes para organizar un evento de estas características como ya demostró en Barcelona'92; infraestructuras que funcionan razonablemente bien como son los aeropuertos (¡será por aeropuertos!), los puertos, las vías ferroviarias, las autovías, las comunicaciones digitales, las plazas hoteleras, las instalaciones deportivas y un largo etcétera, por qué motivo los prebostes del COI nos han dejado tirados como a perros. 
Lo venía a decir al principio: porque nos han calado. Han detectado que nada que tenga que ver por aquí con el dinero público es fiable y que dejar cuantiosas sumas (también el COI aporta pasta) en manos de esta clase política corrupta (que se salve quien pueda o quien lo demuestre) es un acto deleznable. Es más, dejar el dinero en manos de una señora que tiene por señor a un señor de la guerra y que tienen en casa a un yerno de oscuros negocios (se retiró o le retiraron de la política para administradlos desde London) no se ha visto como la mejor solución. Para colmo, también era miembro del COE y seguro candidato a serlo del COI el vivales yerno del rey y ya sabemos lo que ha salido de todas estas amistades peligrosas. De ahí que ese miembro agudo del COI justificara que España necesitaba centrarse en su situación. Creo recordar que dijo 'situación', sin más, término que deja más que una más que velada acusación, a la vez que justificación, sobre los motivos de no otorgarnos los juegos. 
Cuando conocí la noticia -el lunes, 9 de septiembre-, quiso la casualidad que me encontrara en Madrid y puedo jurar que no vi a nadie por las calles quemándose a lo bonzo por la noticia, lo que demuestra que la desazón ha sido mayúscula entre la clase dirigente, política, deportiva y económica, preocupados tal vez por no haber podido arañar más poder político y económico, pero ha pasado desapercibida para el pueblo llano, que bastante tiene con pagar el recibo de la luz cada mes. Y observando en las caras de los madrileños que esa noticia no les había hecho rasgarse las vestiduras comprendí que el pueblo -que en muchas ocasiones es sabio- ha conectado con el espíritu y las razones del COI. Como escuché en un bar donde tomaba café en el centro de la capital del Estado: 'menos comisiones que se chupan estos pájaros que nos dirigen'.          

14 septiembre 2013

'LA ODISEA' DE HOMERO. VERSIÓN DE RAFAEL ÁLVAREZ 'EL BRUJO'

Escenario de la representación en el Teatro Alcázar de Madrid. Foto de José A. Flores Vera 


Si hay algo que intento no perderme son las memorables interpretaciones de Rafael Álvarez 'El brujo'. Ese brujo del teatro, la comedia y la interpretación. 
Una de sus últimas adaptaciones, La Odisea de Homero, es algo mágico, único. Una brizna de genialidad en este mundo, en ocasiones (más de las necesarias), tan zafio y vulgar. 
Aprovechamos la última visita a la capital del Estado para no perdérnosla en el Teatro Alcázar, porque se trata una actuación, como digo, memorable, sin igual; impresa con su sello personal, este actor andaluz es capaz de explicarnos a la luz de nuestra época un clásico de casi 3000 años como es esta obra atribuida a un tal Homero (no existe unanimidad sobre su existencia), que relata el fantástico viaje del héroe Ulises desde Troya -lugar en el que ha guerreado- hasta su tierra y reino, Ítaca. 
Capaz de explicarnos este clásico y establecer al mismo tiempo un paralelismo con nuestra época actual que hace las delicias del público. Fina ironía, humor inteligente y mucho ingenio, imaginación y talento artístico a raudales. 
Y es que en este mundo en el que abunda por doquier la vulgaridad hay que intentar fomentar y sostener este tipo de espectáculos inteligentes a la vez que divertidos.       

Os inserto un corte de la parte final de la actuación de Youtube: 

   

11 septiembre 2013

¿DÓNDE RADICA LA FRONTERA ENTRE LA EDUCACIÓN Y LA ZAFIEDAD?

¿Dónde radica la frontera entre la buena y la mala educación? ¿Y la que hay entre la mala educación y la zafiedad?
Son las preguntas que me he hecho varias veces este verano, momento del año en el que las calles están más pobladas de personas. Lógicamente, no entro en el resbaladizo tema de la educación en otros lugares: en los domicilios o en el trabajo o en el cine, no nada de eso, en esta ocasión me quiero referir a la educación a cielo abierto, que parece menos palpable. En las calles, en las plazas, en las terrazas de los bares. Y me circunscribo al verano porque, precisamente, en estos meses todos salimos a los espacios abiertos como animales heridos, como si hubiéramos estado presos durante el resto de los meses del año, como si la calle, el espacio abierto, fuera el jardín prometido en el que podemos hacer lo que nos plazca, gritar lo que nos plazca, ensuciar lo que nos plazca, vestir como nos plazca.  Como dijo aquella infame ministra refiriéndose al dinero público: los fondos públicos no son de nadie.  
En España -por poner el ejemplo que tenemos más cercano- y, principalmente, en determinadas zonas de España, siempre se ha considerado la calle como el lugar en el que nos está permitido hacer lo que no queremos o no podemos hacer en los espacios cerrados -a pesar de que hay mucha gente que no distingue una cosa de la otra-, porque esos espacios no son de nadie. Es algo que está en nuestra mentalidad y que va a más, ahora que la crisis nos arroja aún más a la calle por la sencilla razón que es lo poco gratis que aún queda. 
Llevo observando varios veranos -igual es que me estoy haciendo mayor- que cada vez se guardan menos las formas en los espacios abiertos. No hay terraza, plaza, calle o parque infantil en los que no esté todo el mundo gritando y hablando con la mayor energía pulmonar que le es permitida, con independencia de la hora del día. Es más -y eso es lo más preocupante- observas que es una acción que se lleva a cabo de manera espontánea y que iguala a grandes y pequeños e, incluso, a diferentes condiciones culturales y sociales. 
Es factible llamar la atención a un vecino si hace ruido e, incluso, en el cine es posible -cada vez menos- amonestar a alguien que está hablando alto o contando la película a su acompañante, pero ¿quién se atreve a asomarse por el balcón y requerir a unos padres para que sus hijos no den gritos en un parque infantil? ¿O acercarse educadamente a una terraza de un bar y sugerir a los clientes y al propietario que, por favor, hablen todos más bajo, que total, están a pocos centímetros unos de otros? ¿O recriminar a alguien por dar gritos en la calle? Es más, estas sugerencias podrían ser lógicas, sobre todo a ciertas horas y considerando que junto a parques infantiles o terrazas de verano, o en las mismas calles, hay edificios en los que vive gente. 
Al parecer en España ese asunto no preocupa en absoluto y mucho menos en el sur de la piel de toro. Me cuentan -y yo mismo he comprobado- que en otros países de nuestro entorno, mucho más mentalizados y educados en el respeto a las otras personas, estas cosas no son así. En ese sentido -por poner un sólo ejemplo- aún se me cristalizan los ojos cuando pienso en aquella enorme terraza de Berlín a la que fuimos mi pareja y yo a tomarnos una cerveza nocturna y descubrimos que a pesar del gentío que la poblaba no se escuchaba una mosca...hasta que llegó un grupo de estudiantes italianos o españoles, que da igual. Obviamente, en esos países no so mudos, pero existe toda una mentalidad labrada desde la tierna infancia que consiste en comprender y admitir que respetando lo público nos respetamos más todos. Sin embargo, es curioso observar cómo esta gente suele adoptar nuestras costumbres ruidosas cuando llevan un tiempo entre nosotros. Por aquí no parece que hayamos aprobado esa asignatura. Al menos, todavía.  Y no lo hacemos porque, además de lo expuesto en cuanto a la mentalidad ciudadana, a las autoridades no les parece un asunto que deba ocupar su agenda de forma prioritaria, es más, son ellas mismas las que en ocasiones fomentan este tipo de ruido público cuando autorizan u organizan actividades ruidosas hasta altas horas en lugares plagados de edificios y, por tanto, de personas que, en muchos casos, necesitan descansar para trabajar a la mañana siguiente y seguir pagando impuestos a las arcas públicas.  En ese sentido sería conveniente que nos preguntáramos si la actitud más respetuosa en otros países, además de la mentalidad, también pueda ser debida a la existencia de normas más tajantes contrarias al ruido.       
Y de ahí que sea tan difícil responder a esas dos preguntas que me hacía al principio.  

08 septiembre 2013

CINE: MOVIE 43 (USA, 2013)

¿Verías una película en la que el bueno de Hugh Jackman (Lobezno), literalmente, aparece con los testículos de corbata? ¿O en la que Richard Gere es director de 'ibabe' una corporación que fabrica MP3 que cercenan el pene a adolescentes porque, en realidad, son muñecas a imagen y semejanza de mujeres desnudas? ¿Verías algo así? 
Pues he de reconocer que yo sí me he atrevido. Mi amigo Juan Carlos en una de unas charlas de cine friki me preguntó  un buen día: ¿José Antonio quieres ver la mayor frikada que hayas visto jamás? Lógicamente, la pregunta tenía trampa porque él ya sabía de antemano que diría que sí porque a ambos nos van esas cosas. Y he ahí que vi Movie 43. 
Creedme si os digo que me he pensado mucho hacer esta crítica que habitualmente hago para las películas que me han gustado y aconsejo. Pero en esta ocasión no me hagáis demasiado caso, por la sencilla razón de que creo honestamente que no estoy en mi derecho de recomendar a nadie las frikadas americanas (algún día explicaré por qué lo hago) que yo llego ver en mis sesiones golfas sabatinas (incluso he llegado a ver hasta Zoo loco). Por tanto, digamos, que de lo que se trata es de reflejar aquí una película que bien podría llevarse el galardón de la frikada mayor vista, algo inaudito e inédito, una película salvajemente machada por la crítica especializada y con razón. Uno pensaba que tras vez 'Aterriza como puedas' y toda esa zaga que vino después y a las que soy muy aficionado ya lo había visto todo, pero no, aún quedaban por ver otras cosas, frikadas irreverentes como ésta, compuesta de sketches a cual más disparatado, pero, eso sí, no exentas de imaginación; una imaginación febril, claro ésta, pero imaginación al fin y al cabo. 
Para muestra de que la imaginación es febril, el dato de que cada sketches haya contado con guionistas y directores distintos (sería muy preocupante para la humanidad que un sólo director y guionista se le ocurriera a él solo todas esas frikadas. Sin duda habría que detenerlo y encerrarlo). No obstante, lo curioso es el elenco de estrellas que van apareciendo que, además, de las dos citadas, el osado espectador podrá ir comprobando. Estrellas que hacen bien el trabajo encomendado; y gracias a que a alguien se le ocurrió llamarlas y ellas aceptar porque no quiero ni tan siquiera pensar que podría haber ocurrido si los actores y actrices fueran mediocres.
Mi consejo sincero: no veáis esta película si queréis seguir teniéndome aún en estima aunque sea un poco. Pero si no lo hacéis podéis perderos algo irrepetible. Advertidos quedáis.       

05 septiembre 2013

UN PERIÓDICO YA NO DA NI PARA LO QUE SE TARDA EN TOMAR UN CAFÉ

El otro día mientras tomaba un café a media mañana y leía la prensa en una cafetería del centro (algo que siempre ha formado parte de mi vida) observé algo que me inquietó: ya había acabado de leer el periódico y aún me quedaba medio café. Eso, hasta hace poco, solía ser al revés y me fastidiaba comprobar que ya sin café aún me quedaba medio periódico por leer. 
Pero esta situación era completamente nueva. Nueva y desconcertante, a la vez que decepcionante. Pero, ¿a qué se debe que eso sea así? Las causas pueden ser varias. Es probable que la realidad que retrata la prensa cada vez sea menos interesante o que los periódicos en su afán de no perder lectores cada vez dediquen más secciones a temas irrelevantes (porque entienden que es lo que el lector medio demanda), muchos de ellos relacionados con la prensa rosa y la idílica vida de los ricos y famosos. Además, unido a ello, las páginas de actualidad política -que son demasiadas- cada vez interesan menos al ciudadano, harto ya de tanta corrupción y de tan pocas consecuencias jurídicas para los protagonistas de ese inmenso mar de baboso en que se ha convertido en España. Un marear la perdiz que ya no interesa a nadie. 
Como casi todo el mundo, yo siempre he leído los titulares de los periódicos como antesala de la noticia. Si estos titulares son interesantes, suelo adentrarme en el segundo nivel del titular y si ese segundo nivel sigue pareciéndome de interés, suelo leer las columnas completas, pero observo que ya no me detengo ni tan siquiera en los titulares de dos secciones cada vez más mayoritarias: la actualidad política nacional -y cada vez menos, la internacional-  y la prensa rosa. A eso hay que unir que jamás me he detenido en la sección dedicada a la fiesta nacional ni a la del horóscopo, anuncios y cosas así, luego ¿qué va quedando por leer? En realidad muy poco, cada vez menos. 
Dedico algún tiempo a las columnas de opinión (no a todas) y cartas al director y siempre leo todos los titulares de deportes (excepto carreras de motos, que no me interesan en absoluto), pero observo que en esta última sección cada vez paso más rápidamente las páginas dedicadas a las noticias seudodeportivas que tienen relación con los divos de nuestro fútbol porque, sencillamente, eso no me interesa y no me parece que sea deporte. Por tanto, si lo consideramos globalmente está justificado que la lectura de la prensa le aguante cada vez menos el tipo a una taza de café. 
Pero no creáis que me alegro de ello, de hecho no puedo alegrarme en absoluto porque yo mismo colaboro en un periódico. Además, considero que una sociedad sin prensa es una sociedad incompleta, pero esto que describo es un bocado de realidad que de no revertirse acabará por ir a peor. Es más, el ciudadano medio cada vez se muestra cada vez más contrariado con que los periódicos sigan insistiendo en las cuitas políticas a sabiendas de que ese asunto va camino de convertirse en algo residual si no nocivo. Y también sabe que los grandes grupos periodísticos cada vez barren más para casa y muestran sesgadas las noticias que les interesan y las que no.  Sin embargo, como el otro día le decía un amigo, lo realmente grave es que toda esta gentuza que nos gobierna decide cada día sobre nuestras vidas y nunca se sabe si es mejor darles la espalda definitivamente o ejercer sobre ellos un férreo marcaje. 
A menudo me pregunto si es esta la democracia a la que se referían los padres de la patria al poco de fallecer el dictador.    

04 septiembre 2013

FIDELIDAD A LAS RAÍCES

Quienes por diferentes motivos hemos dejado de vivir en la localidad que nos vio nacer y criarnos, por lo general, deseamos seguir manteniendo algún tipo de nexo de conexión con ella, pero cada vez éstos son más débiles por mucho que queramos evitarlo. Se supone que es ley de vida. 
Mi caso particular no es ninguna excepción. Los nexos con el pueblo en el que nací y crecí siguen existiendo pero percibo que cada vez son menos sólidos y cuesta un mundo seguir alimentándolos. Sin embargo, he de admitir que  ese cariño a la tierra -no tanto ya al ámbito social- sigue siendo inalterable y es bueno que así sea. Aún sigo disfrutando de sus rincones y espacios naturales. Es más mis entrenamientos suelo hacerlos por ellos. Se produce una dualidad curiosa. 
Hace muy poco se celebró en Pinos Puente, mi pueblo, la anual romería que suele ser el plato fuerte de las fiestas (lo sé muy bien porque fui concejal responsable en el periodo 1995-1999). Se trata de una romería más de las muchas que se celebran en todo el territorio nacional, aunque a decir verdad ésta tiene la particularidad de ser completamente laica, no hay santo ni virgen de por medio. Sea lo que fuere, desde siempre, ese acto festivo ha sido el lugar común donde todo el pueblo ha confraternizado y los amigos hemos coincidido. En los años de juventud se trataba de una bacanal de farra y alegría, pero con el paso de los años se ha ido convirtiendo en uno de los pocos nexos de unión con el pueblo. Y aunque aún sigo asistiendo con un cada vez menos numeroso de amigos del pueblo (este año se ha reducido a Emilio y a mí, de entre los más íntimos), cada vez lo hago con menos convicción, si bien algo en mi interior me pide que lo siga haciendo porque es de los pocos argumentos válidos que me siguen uniendo al pueblo y una de las pocas ocasiones para ver a los amigos de siempre. Siento que cuando deje de hacerlo ya se habrá roto lo poco que queda, aunque se supone que no tiene por qué ser así.
Y es que con el paso de los años nos cuesta cada vez más ser fiel a las raíces. La familia va desapareciendo, a los pocos amigos que quedan en el pueblo, absorbidos por su propia vida, cada vez los vez menos y muchos de ellos también se fueron de la localidad. Luego, ésta se va transformando y cada vez cuesta más reconocerla. 
No es aún mi caso, pero me temo que pueda serlo dentro de poco. Por lo pronto, deseo que sigan vivos esos pequeños nexos de unión porque siempre he considerado que hay que ser fiel al terruño y a las raíces. De hecho la foto que actualmente preside este blog es un homenaje a la tierra.

02 septiembre 2013

CINE: ONDINE: LA LEYENDA DEL MAR (LA MUJER QUE VINO DEL MAR) -IRLANDA, 2009-


Acabo de ver una película ciertamente cautivadora. De hecho, muchas de las que dirige el realizador irlandés Neil Jordan lo son. Pensemos, por ejemplo, en aquella obra maestra 'En compañía de lobos' (1984) o 'Juego de lágrimas' (1992), por hablar tan sólo de dos que me hayan cautivado de este singular director. 
En esta ocasión se trata de una de sus últimas películas 'Ondine: La leyenda del mar' (2009), excelentemente protagonizada por el singular actor irlandés Colin Farrel (y la más desconocida, pero también efectiva, Alicja Bachleda-Curus). Y es que no en vano, una película -y una historia- de tantas señas de identidad irlandesas no podría ser mejor interpretada y dirigida por naturales de tan mítico lugar. 
La película posee alma irlandesa y ya desde la primera escena una extraña impronta mágica. El ritmo de la narración, la fotografía, la banda sonora, el halo y el lugar en el que se desarrolla la historia...,todo destila una impronta que deriva de un material muy similar al que se usa para fabricar los sueños, que alcanza su mejor versión en la textura de las ancestrales y antiguas leyendas irlandeses relacionadas con el mar y lo mítico de esta civilización ciertamente fascinante. 
Pero como ocurre también en parte del cine de Jordan no hay ausencia de historias paralelas de carne y hueso e, incluso, de elevada sensibilidad social como ya demostrara con 'Michael Collins' (1996). 
Historias mágicas -o al menos la insinuación de ellas- y cuentos de hadas para adultos mezcladas con duro realismo social con las agrestes y misteriosas costas irlandesas de fondo. 
Una mezcla entre lo divino y lo humano harto difícil de fundir y que tan sólo el bisturí cinematográfico de una mano experta puede llevar a buen puerto. Uno podría considerar -y de hecho temí que me ocurriera- que la historia se fuera al traste desde los primeros fotogramas porque no hubiera mucho más que contar, pero de nuevo Neil Jordan emerge, como guionista en esta ocasión, y saca lo mejor de una mítica historia que probablemente en manos de otro director y guionista no diera más de sí y acabara siendo un bodrio. Esa es una de las facetas fascinantes de este maestro del cine. 
Por todo ello y por más cosas que el espectador descubrirá aconsejo ver esta peculiar película que, en mi opinión, no defraudará.       

NUEVOS PROYECTOS LITERARIOS YA CONSOLIDADOS

  Me refiero a nuevos proyectos literarios ya consolidados, porque por su propia naturaleza un proyecto no es otra cosa que una intención qu...