Acabo de ver una película ciertamente cautivadora. De hecho, muchas de las que dirige el realizador irlandés Neil Jordan lo son. Pensemos, por ejemplo, en aquella obra maestra 'En compañía de lobos' (1984) o 'Juego de lágrimas' (1992), por hablar tan sólo de dos que me hayan cautivado de este singular director.
En esta ocasión se trata de una de sus últimas películas 'Ondine: La leyenda del mar' (2009), excelentemente protagonizada por el singular actor irlandés Colin Farrel (y la más desconocida, pero también efectiva, Alicja Bachleda-Curus). Y es que no en vano, una película -y una historia- de tantas señas de identidad irlandesas no podría ser mejor interpretada y dirigida por naturales de tan mítico lugar.
La película posee alma irlandesa y ya desde la primera escena una extraña impronta mágica. El ritmo de la narración, la fotografía, la banda sonora, el halo y el lugar en el que se desarrolla la historia...,todo destila una impronta que deriva de un material muy similar al que se usa para fabricar los sueños, que alcanza su mejor versión en la textura de las ancestrales y antiguas leyendas irlandeses relacionadas con el mar y lo mítico de esta civilización ciertamente fascinante.
Pero como ocurre también en parte del cine de Jordan no hay ausencia de historias paralelas de carne y hueso e, incluso, de elevada sensibilidad social como ya demostrara con 'Michael Collins' (1996).
Historias mágicas -o al menos la insinuación de ellas- y cuentos de hadas para adultos mezcladas con duro realismo social con las agrestes y misteriosas costas irlandesas de fondo.
Una mezcla entre lo divino y lo humano harto difícil de fundir y que tan sólo el bisturí cinematográfico de una mano experta puede llevar a buen puerto. Uno podría considerar -y de hecho temí que me ocurriera- que la historia se fuera al traste desde los primeros fotogramas porque no hubiera mucho más que contar, pero de nuevo Neil Jordan emerge, como guionista en esta ocasión, y saca lo mejor de una mítica historia que probablemente en manos de otro director y guionista no diera más de sí y acabara siendo un bodrio. Esa es una de las facetas fascinantes de este maestro del cine.
Por todo ello y por más cosas que el espectador descubrirá aconsejo ver esta peculiar película que, en mi opinión, no defraudará.
Apunto, apunto. Y sí. Aun en los tiempos de las Redes Sociales, si nos gusta escribir, el blog es la mejor opción. ¡Seguimos!
ResponderEliminarPor supuesto Álter, que las redes sociales van a acabar con la escritura. Saludos.
ResponderEliminarMe congratula que en esta nueva aventura sigas recomendando tan buenas películas de cine. Agradable tarde la de ayer visionando la película en V.O acompañada de algún que otro gin tonic casero
ResponderEliminarY si me permites la licencia, qué panzá de follar tiene la Ondine. SaludoSS.
Estimado Alfredo, esa sección seguirá inalterable, como la de 'mi música'. Te permito la licencia.
ResponderEliminar