Mostrando entradas con la etiqueta CUENTOS Y RELATOS. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta CUENTOS Y RELATOS. Mostrar todas las entradas

21 agosto 2012

RELATOS BREVES DE VERANO

 TANATOPLAXIA


Cada mañana, desde hace mucho, cuando me dirijo a mi puesto de trabajo, haga frío o calor, paso junto a una funeraria y no puedo evitar pensar en esa ave enorme -de aspecto desgarbado y negruzco, de nariz agujereada y aguileña, que hace una ingente labor de limpieza fétida en sierras y campos- cuando veo a los dos o tres operarios, impolutamente vestidos, apostados en la puerta de una funeraria esperando una llamada que, huelga decir, será fatídica, porque qué tipo de llamadas se pueden esperar en un establecimiento de este tipo. 
Lógicamente, nada tengo contra esos rectos operarios, que visten con discreción y de manera limpia y elegante, pero no puede evitar que se me amontene en la mente esa sucesión de imágenes que todos tenemos en la retina, principalmente, gracias a los documentales de la 2, que se emiten, precisamente, a la hora del almuerzo. Porque estos operarios de funerarias, doy fé, son personas exquisitas, atentas y sensibles, ya que la profesión así lo manda y son muchas las suceptibilidades, los gestos y los sentimientos que se vierten ante el cadáver de un ser querido. De ahí que toda sensibilidad, buenas formas, buena imagen, buena educación y buenas palabras nunca estén de más ante semejante duelo. Y eso lo sé por experiencia, ya que en una determinada etapa de mi vida laboral en la Administración Pública -si les contara a qué cosas se dedica a veces la Administración- tuve como función trabajar en expedientes administrativos con el fin de establecer una relación contractual con funerarias, porque algunas Administraciones Públicas tienen competencia en cuanto a qué hacer con cadáveres no reclamados inicialmente por nadie. De ahí que tratara con muchas personas de este sector, a quienes recuerdo como los más educados, generosos y comprensivos de todos los sectores con los que he tratado. Venían con sus carpetas repletas de fotografías de ataudes, perfectamente forrados de un terciopelo rojo oscuro, con sus cruces, con sus velas automáticas, con sus materiales, más parecidos a los que se utilizan en las misas negras que a otra cosa, y te mostraban orgullosos sus cursos de tanatoplaxia, que es el arte de maquillar a los cadáveres y en los que aprendían a adecentar a los finados, a sonrosarles sus mejillas, a darles una expresión jovial -sobre todo si eran personas jóvenes- con el fin -decían- de que sus familiares se llevaran un último recuerdo agradable ante la visita de la severa dama de la guaraña, principalmente, cuando se trataba de muertes traumáticas porque, me pregunto, ¿de qué otra forma lógica ha de morir una persona joven?
     

20 noviembre 2011

CUENTO CORAL URGENTE POSTELECTORAL


- ¡Hemos ganado las elecciones generales!
-¿Quiénes hemos ganado?
-Nosotros, ¿quién iba a ser?
-¿Nosotros? Hablarás por tí.
-Pero, ¿no era eso lo que queríamos los españoles?
-No, no te equivoques, los españoles queríamos que se fuera el PSOE.
-Es lo que yo digo..
-No, no es exactamente lo que tu dices...
-Pero, está claro que con la derecha España saldrá de la crisis.
-¿Saldrá de la crisis? ¿Ha salido Portugal?
-Bueno...no, pero es que es un país más pobre.
-¿Más pobre que España? Resulta difícil creerlo.
-De acuerdo, España es un país muy pobre, pero lo es porque estos sociatas lo han empobrecido.
-¿Y quién te dice a ti que el PP no lo empobrecerá aún más?
-No se me ocurre cómo...
-Muy fácil: recortando a diestro y siniestro. Además, ya tienen un poder omnímodo y nadie podrá impedirlo.
-Precisamente porque tendrán tanto poder, serán mucho más sensatos.
-Eso no me lo creo. El PSOE tuvo un poder similar al principio de la democracia y gobernó como le vino en gana.
-¿Como lo está haciendo en Andalucía?
-Sí, como lo está haciendo en Andalucía.
-Pero, allí perderán también.
-Sí, y entrará la derecha, que es lo quieren muchos andaluces, ya desesperados por la situación que atraviesan.
-Pero ¿realmente tú crees que la derecha será tan nefasta como esta gente de Zapatero y Rubalcaba.
-No lo sé, pero te puedo asegurar que esta derecha no está en contra de los mercados. Hará todo lo que dicte Alemanía, que es la que ya manda. Y lo hará usando el rodillo de la mayoría absoluta sobrada que han obtenido en las urnas.
-Sin embargo, Rajoy ha dicho en todo momento que no recortará los servicios sociales.
-¿Y qué entiende Rajoy por servicios sociales?
-No lo sé, la verdad es que no lo ha explicado mucho.
-Ajá.
-No obstante, me alegro de que esta gente del PSOE abandone el poder.
-¿Te alegras también de que ese poder lo adquiera la derecha, la de Aznar, Agag, la Botella, la Ana Mato, el Gürtel...
-No exactamente..
-¿Entonces...?
-No sé, la verdad; no sé que será de este país con estos dos partidos.
-Bueno, al menos los pequeños han aumentado algo..
-Sí, los radicales vascos...
-Y Izquierda Unida..
-Una versión un poco más izquierdosa del PSOE, nada más.
-Bueno, pues me voy a ver el Granada, que jugaba a las diez.
-No te molestes: han suspendido el partido: un salvaje le ha tirado un paraguas plegado al linier, precisamente cuando iba ganando su equipo.
-Dioooos¡¡¡

30 agosto 2010

UNA SITUACIÓN ESTRESANTE

Escritos unos cuantos relatos breves dedicados al mundo jurídico, que da mucho juego, le dedicamos uno a nuestro mundo, al de correr, con tensión y resultado incierto... Veamos.

J.L, ha planificado la tarde para correr, porque no en vano es uno de esos días en los que ni el Diluvio Universal le haría desistir de su cometido atlético. Además, está en juego su libertad personal y la demostración a sí mismo acerca de su capacidad para buscar tiempo libre dentro de su apretada agenda profesional y familiar.

Por tanto, desea hacer suya la mítica frase del doctor Sheehan, cuando pronunció aquello de “dejad que me ausente”.

El principal escollo, la agenda familiar, parece que está solucionado y nada parece que vaya a trastocar su sesión de correr en ese aspecto, pero cabe la posibilidad que su jefe le llame, como hace muchas tardes, para que ajuste el informe sobre la posibilidad de vender al por mayor esa marca de dentífrico blanqueante que acaban de exportar de Canadá y necesitan introducir en el mercado español. J.L., sabe que su trabajo no tiene horarios preestablecidos, a pesar de que en el contrato una cláusula asegura que su horario será de 8 a 15 horas. La empresa, lógicamente, incumplió desde los primeros días y luego llegó la crisis, etc., etc.

No obstante, siendo ya las cinco de la tarde y habiendo hecho la digestión debidamente –porque no en vano salió de la oficina al bar de la esquina a tomar un bocata de jamón con una cerveza 0,0-, el teléfono corporativo de la empresa aún no ha sonado por lo que abriga una racional esperanza de que no suene ya en toda la tarde.

Decidido –no puede esperar más porque le caería la noche corriendo- enfunda su ropa deportiva en el bolso y se dispone a elegir las zapatillas más adecuadas para el terreno por el que piensa correr. Baja al garaje y arranca el coche, experimentando en ese momento una confortable sensación de libertad. Justo en el momento en que se está abriendo la puerta del garaje el corazón, pareciendo imitar ese movimiento mecánico, se le vuelca y acelera porque acaba de sonar el teléfono corporativo de la empresa. Se compadece de su mala suerte y la autoestima se le cae mucho más abajo que donde pisa la suela de la zapatilla e incluso mucho más abajo que donde radican los infiernos. En ese momento se siente mucho más insignificante que el mismo Gregorio Samsa cuando una mañana despierta convertido en insecto. Hundido presiona el botón de recepción de llamada y escucha nítidamente la voz de su jefe que con su tono habitual, entre jovial y solemne, le dice:

-J.L, dime exactamente a dónde vas, que quiero ir a correr contigo. Que si me va bien me gustaría que corriéramos todas las tardes.

24 agosto 2010

RELATOS BREVES DE VERANO


Continuamos con los relatos breves de verano, una serie de diez basados en entorno del mundo. Vamos con éste denominado "Unos segundos de mala suerte":




Cuando la procuradora de los tribunales Marta Bermúdez salía de su domicilio a eso de las nueve de la mañana, impecablemente vestida con un traje azul marino y complementada con un bolso Tous, ni por asomo podía imaginar lo que le iba a deparar el día. Acostumbrada a la rutina diaria que consistía en andar los trescientos metros que separaban su despacho de la Audiencia Provincial, no reparó en aquel individuo que en pocos segundos tiró de su bolso Tous y cayó a la calzada tras romperse el asa del mismo –lo que dejó a las claras que era de imitación- con la mala fortuna de resultar atropellado por el autobús de la línea 9 que en ese momento pasaba atiborrado de usuarios.

Por motivos oscuros o desconocidos todos los transeúntes presentes, y algunos más que se sumaron sin estar presentes, convinieron unánimemente que aquella chica joven e impecablemente vestida, había esperado fríamente a que pasara el autobús para zafarse del bolso, acto meditado que provocó que el ladronzuelo –un ecuatoriano sin papeles- cayera de espaldas en la calzada con las consecuencias fatídicas de ser atropellado por ese autobús de la línea 9. Ya lleva veinticuatro horas en el calabozo de los juzgados y aún nadie del despacho de abogados con el que trabaja de manera asidua se ha molestado en visitarla, aunque se tratara de una visita más profesional que personal. Y lo que es más curioso, nadie de su propio despacho de procuradores de los tribunales parecía haberla echado en falta en el restaurante Dios Baco en el que habían quedado a almorzar con motivo de su veintisiete cumpleaños.

17 agosto 2010

RELATOS DE VERANO



EL JUEZ


Cuando el juez Gonzalbez contempló su pequeño pero coqueto chalet a la luz de aquella impresionante luna llena que decoraba el agua del estanque de su abigarrado jardín se enorgulleció de que esa bonita propiedad a las afueras de la ciudad fuera el fruto de aplicar justicia, si bien hubo de admitir que el espléndido y potente coche aparcado en la puerta, que adquiría una tonalidad muy sofisticada por mor de esa luna llena, era el fruto de dejar de aplicarla.

12 agosto 2010

EL LETRADO RATÓN

Seguimos con los relatos breves de verano, dentro del mundo de la abogacía que dá mucho juego:



EL LETRADO RATÓN

El ratón llegó a la sala de togas de la Audiencia Provincial y comprobó que dada su fisonomía no había toga que pudiera adaptarse a su roedor cuerpo. Así que cariacontecido -ya que esa era su mayor ilusión desde acabó la carrera en la prestigiosa Facultad de Derecho de Salamanca- hubo de conformarse con echarse encima de sus hipotéticos hombros la funda blanda de tela de color negro de las gafas Gant que acababa de comprarse en esa lujosa óptica del centro con los amplios emolumentos obtenidos con su primera caso ganado.

Cuando accedió a la sala de juicios nadie parecía reparar en su inexistente toga porque todo el mundo, incluido el magistrado y los funcionarios de la sala, estaban expectantes ante la sabiduría de aquel ratón, tan versado en leyes.

02 agosto 2010

RELATOS BREVES DE VERANO


Buenos amigos-as, que estamos en verano. Que hay tiempo de correr, pero también de escribir. De escribir ficción, que ahora con el estío viene muy bien para afrontar los rigores del calor.
Por tanto, comenzaré un ciclo de relatos breves de no más de doscientas palabras con los temas más variopintos ¿ Cómo lo veis ?
Comenzaremos con uno de picapleitos, que es un campo muy abonado para la imaginación. Su título: Abogado de oficio. Con él os dejo:


Recibí una carta en la que me designaban abogado de oficio para aquel caso tan mediático relacionado con la burbuja inmobiliaria, cuya instrucción tan bien conocía como funcionario del juzgado competente. Obviamente alguien debió hacer mal su trabajo: yo estaba colegiado pero como no ejerciente. Sin embargo, sabedor de la ilegalidad pero movido por la vanidad accedí.

Curiosamente, la parte contraria estaba representada por mi mujer, prestigiosa abogada de la ciudad que, inmediatamente, denunció sin éxito mi designación, si bien antes extraje de su mochila la memoria portátil que contenía las pruebas de la corrupción orquestada desde el ayuntamiento, incluido el documento escaneado del decreto de legalización de la construcción de ese mastodóntico centro comercial en zona verde con la firma original del alcalde.

Según la última encuesta de un prestigioso diario, hoy día soy el abogado más famoso del país. Me acabo de divorciar.




02 junio 2010

ENSOÑACIÓN


ENSOÑACIÓN, Óleo de Miguel Menassa

Hay quien me ha visto correr en la prueba de fondo de Órgiva. Me han llamado al móvil y me han dicho: te ví subiendo bien las rampas de Lanjarón, José Antonio; también me dijo alguien que se alegraba de mi recuperación.
Posteriormente por la Gran Vía un corredor conocido me saludó y me dijo con familiaridad que por fin este año la camiseta había sido técnica por primera vez; e incluso hay quien afirma que me reconoció mientras tomaba unas cervezas tras la carrera con José del Oliver en el bar en el que siempre nos detenemos a la entrada de Lanjarón, en la misma ruta de la carrera.
Muchos sabían la equipación de Caja Rural que vestía: la Nike nueva, roja y blanca; y otros aseguraron que llegaron a meta un par de minutos antes o un par de minutos después que yo.
Es decir, que estuve en la última prueba de fondo de Diputación. Estuve en Órgiva.
Sin embargo, en mi fuero interno conservaba esa sensación tan extraña que produce levantarse de la cama cuando la gran mayoría de los corredores ya llegaron a meta; desayunar cuando muchos ya estaban con su primera cerveza poscarrera; comprobar que ese mismo domingo tuve el tiempo suficiente tras la prueba para almorzar con la familia en un lugar muy cercano a la costa y que, misteriosamente, los casi 19 duros kilómetros no pasaron factura a mi cuerpo cuando por la tarde veía Página 2 mientras acababa la novela de José Luis Serrano.
Es más, al lunes siguiente no observé la más mínima molestia en el gemelo izquierdo y hasta es posible que mis compañeros de trabajo imaginaran que ese domingo había corrido. Hasta es posible, incluso, que alguno de ellos me preguntara por esas rampas alpujarreñas y yo le comentara la dureza de la prueba.
Fue tan avanzado ese estado de ensoñación, que hube de esperar hasta el martes para comprobar en un periódico local en qué puesto y con qué tiempo termine la prueba.

22 diciembre 2009

MAÑANABUENA



-Este año hay que correr con un gorro verde – dijo alguien del grupo.

¿Un gorro de verde? ¿Qué era eso? ¿Significaba que íbamos a hacer una excursión al Tirol o algo parecido?

Nada de eso. Se trataba de la “Mañanabuena”, una original combinación de deporte, celebración navideña y disfrute lúdico de la naturaleza por una Vega granadina, que esa mañana, si los elementos se congraciaban, podría estar cubierta con un manto nebuloso y frío. Un frío que se presiente con tan sólo otearlo.

Hace lustros que comenzó ese rito. En principio algo extraño y, tal vez, planeado contra corriente, en una mañana que adquiere una configuración distinta al resto de las mañanas del año. Una mañana que es el preludio de una noche que se torna mágica y familiar. Fría y misteriosa. Entrañable y nostálgica.

Una mañana en el que el ajetreo de las calles y plazas de los pueblos y ciudades se convierte en un saludo cálido y fraternal entre personas conocidas y no conocidas.

Con esa imagen en la retina, ese grupo de corredores, se imaginaba la población que iban dejando a sus espaldas, mientras avanzaban sigilosamente enfundados en sus mallas técnicas y resguardando sus manos con guantes oscuros. Tan sólo esos gorros verdes de Papa Noel hacían presagiar que nos encontrábamos ante el grupo que cada “Mañanabuena” surca bajo aquel manto nebuloso y frío un vasto territorio verde y precioso.

Mientras corrían gozosos, sabían que el pueblo del que partieron se estaba preparando para la madre de las fiestas familiares. Cada zancada, que hacía crepitar con estruendo las frías y secas hojas caídas del otoño, se conciliaba con el entorno, sin que importara no poder estar en ese momento plácidamente charlando en una de las muchas acogedoras tabernas de la localidad, que ya estaban disponiendo sus chimeneas de estruendosa llama para poder saborear junto a ella un polvorón de Antequera y una copa de Anís de Rute.

Pero ellos sabían que a cada paso dado tenían más cerca ese momento mágico en la calle Sacristía donde una generosa Carmela –madre de nuestro Compae Paco- nos ofrecería lo mejor de su despensa navideña.

Pero volvamos a los prolegómenos de la ruta de 15 kilómetros por la Vega. A ese momento mágico en el que, previamente a lanzarse a la fría Vega, estos corredores frente a una taza de humeante café se mezclan con los parroquianos en ese cálido bar situado a la entrada de la localidad.

¡Verde que te quiero verde! –dijo el poeta en su momento.

Un color y un grupo en torno a esa tonalidad cromática. Verde por la cerveza, verde por el estado físico de muchos de sus integrantes, verde por los escasos tonos en las hojas de las alamedas de la Vega de Pinos Puente. ¡Verde, verde, verde…!

El frío invernal hace su aparición en la mañana del recién estrenado invierno. Poco a poco van llegando al punto anual de reunión para esta fría, pero al mismo tiempo, calurosa mañana.

- ¿Habéis desayunado?

- ¡Yo sí! ¡Ponme una copa de coñac que me quite el frío! ¿Me dejas el periódico? Seguro que han publicado, como el año pasado, dos cuentos de Navidad en el periódico Ideal, surgidos de dos grandísimos dueños de la letra y amos del arte de escribir.

Y sin abandonar los guantes que enfundan sus templadas manos, de un trago, el fuego apagado del alcohol penetra hasta el fondo de su estómago.

- ¿Cómo puedes? A mí me pones un café bien caliente y una tostada. Con mantequilla y mermelada. ¡Energía y un poco de grasa, que falta nos van a hacer! –replica otro de los agregados a esta verde cita que comienza a hacer historia.

Saludos y más saludos. El grupo va creciendo por minutos. Es momento de compartir charla y zancadas. Lejos quedan esos momentos de tensión en las competiciones; de sufrimiento en largas tiradas, series o entrenamientos; de alguna cerveza compartida…

Alguien rompe este armónico desorden y activa la alarma de la Mañanabuena:

- ¡Vamos, que nos vamos!

Una quincena de kilómetros les espera para soltar las preocupaciones acumuladas del año, para charlar de lo que pudo ser y no fue, del trabajo, de la familia, de los querubines que nos trajo el 2.009… Incluso de algún amor que se cruzó en el camino y tal como vino, se fue.

El vaho que exhalan sus bocas tras las primeras zancadas se pierde en décimas de segundo. Alguien se pone a la cabeza pero rápidamente le instan a que afloje el ritmo. No es momento de hostilidades sino de disfrutar de ésta, nuestra pasión y locura. El asfalto refleja el sonido de las pisadas y, a lo lejos, una difusa neblina permite vislumbrar algún solitario cortijo y ese mítico castaño que aún se mantiene en pie tras el transcurso incesante de décadas pasadas.

Unos lejanos ladridos simulan la escasa presencia vital de la fría estación.

Cuando entraron por las puertas, Carmela no prestó ni la más mínima atención al Compae. Y eso que el muy malandrín llevaba varios días sin pasar a verla. Y, por una vez, tampoco se volcó en José Antonio, buen amigo de su hijo desde tiempos inmemoriales. Aquella mañana, Carmela sólo tuvo ojos para Javi, que llegaba maltrecho, un poco escacharrado.

- Pero muchacho ¿qué te ha pasado?

-Un perro, señora, un perro, que comenzó ladrando muy de lejos y acabó dándonos una buena corrida...

- Y una pequeña mordida. Eso os pasa por bullas, fuguillas y acelerados –dijo Gregorio, bromeando ante la malla rota de Javi, percance más aparatoso que realmente peligroso.

Javi, sonriendo, le echóla culpa a un Antonio que, además de hincarse un coñac, venía con mono de Vega, pero éste no dejó pasar la oportunidad:

- Si es que Víctor es un provocador, señora Carmela.

- ¿Provocador? Con esa cara de angelito que tiene...

Y todos prorrumpieron en estentóreas carcajadas.

Las Verdes, un heterogéneo puñado de amigos que habían conseguido convertir una primigenia relación virtual en una verdadera amistad, real, material y perdurable, consolidándose como una peña a la que no mueve otro afán que el de disfrutar de una afición común: correr.

- Pero ¿y esto? ¡A esta criatura no le podemos dar un anís!

Onio acababa de entrar en la casa de Carmela, tirando de uno de esos carritos adaptados para quiénes gustan de conciliar la vida familiar con la deportiva.

- Al niño no, pero a mí... ¡id poniéndome una copita!

Y, tras él, asomaron la cabeza Mario, Javi, José Manuel, Jesús, Txomin, Cristian... aquello amenazaba con convertirse en el caótico camarote de los Hermanos Marx.

Entonces llegó una tronante voz desde la calle:

- ¡A ver! ¿Qué escándalo es éste? ¡Fuera y alto a la Guardia Civil todo el mundo!

Y allí estaban, Abel y Daniel, disfrazados del Duende Verde de los tebeos de Spiderman, invitando a todos los miembros de Las Verdes que habían participado en la Mañanabuena a ponerse el gorro preceptivo y a brindar por el año que se terminaba, repleto de grandes momentos atléticos para todos y, sobre todo, a levantar los vasos por el año entrante, cambio de década, umbral para una nueva época de entrenamientos, largas tiradas, series, exigentes carreras y desafíos al límite que, sin embargo, al calor del hogar de la casa de Carmela, no parecían tan terribles, ni mucho menos...


Autores:

José Antonio Flores (Opiniones Intempestivas)

Jesus Lens (Pateando el mundo)

Gregorio Toribio (Estoy que no puedo)

Podéis leer este relato, indistintamente, en cualquiera de los tres blogs

PD: Probablemente sobre el kilómetro cinco de la Media Maratón de Granada -no recuerdo bien- Gregorio me soltó de golpe, muy fiel a su estilo: voy a escribir el día 22 sobre la Mañanabuena. Y yo, que intento ver un proyecto literario en multitud de sitios no me lo pensé y con el sosiego que daba ir corriendo a 5 minutos el kilómetro le arrojé este dardo: ¿Por qué no escribir un relato a cuatro manos?.

Inmediatamente se le comenté a Jesús Lens, cuya respuesta ya sabía antes de recibirla, dado que también olfatea un proyecto literario allí donde se intuya. De manera que tras unos primeros compases en el blog de Las Verdes y para no aburrir al personal, los tres comenzamos a cartearnos ciberneticamente como si fuerámos tres tortolitos.

No llego a alcanzar si nos lo pasamos mejor en esa correspondencia, alisando las aristas y retroalimentando el proyecto o ahora que ya está en marcha en los tres blogs.

Huelga decir que estamos ilusionados.

Con el misterio 408X3 os dejamos y ofreciendoos el relato navideño de Mañanabuena os deseamos a todos una Navidad dichosa en compañía de los vuestros.

24 diciembre 2008

CUENTO DE NAVIDAD: EL ATROPELLO



Amigos-as, la actualidad obliga. Hoy estaba previsto subir versos del poeta alicantino Miguel Hernández, pero tenemos una cita con la Navidad. Y con su literatura más señera: los cuentos y relatos de Navidad.
Como ha venido sucediendo en años anteriores, el especial de Ideal, que cada año dedica a cuentos y relatos de Navidad, ha publicado uno mío, en páginas muy cercanas al publicado por mi amigo Jesús Lens, que podéis leer en su blog. El escrito por un servidor lo reproduzco a continuación, aunque ambos ganan mucho leyéndolos directamente en las páginas del periódico. Si no lo habéis leído os dejo con él, no sin antes desearos paz y felicidad en estas fechas:

EL ATROPELLO



Había pasado tan sólo un año. Pero la percepción del paso del tiempo y de las cambiantes circunstancias no eran acordes con esos breves doce meses.
La suntuosidad que rodeaba su existencia hace un año, apenas le era ya familiar. En su momento, toda esa abundancia, ese tren de vida, ese derroche, iban cómodamente sentados en su turismo cuatro por cuatro, como algo totalmente natural. Siempre consideró que se lo merecía porque su ambición siempre había estado muy afilada y había trabajado duro. Pero debía admitir que su suerte había cambiado y quienes le rodeaban ahora ya no pululaban a su alrededor como insectos ante una cucharada de miel, por lo que habría que colegir que el goce y disfrute de su compañía como aseguraban todos no era tan turbadora como él suponía. Además, todo aquel cambio le había dejado fuera de lugar. Avanzaba diciembre y junto a él el inevitable frío propio de aquellas fechas, siempre atento a resurgir en su ciudad, de contrastes increíbles. Eso sí que era invariable, pero todo lo demás se había transformado. Sin embargo, tenía a su favor una cosa: cuando gozaba de poderío económico jamás consideró que aquella situación formara parte de un plan preestablecido por el destino, ni que gozara de la suerte innata de ser elegido por un dedo divino. Simplemente había tenido suerte. Había tocado varias teclas no siempre honestas y la suerte le había sonreído. Nada más. Por eso, encontrándose ahora en circunstancias diametralmente opuestas, lo lógico sería seguir manteniendo la misma línea de pensamiento. Decididamente su forma de ver la vida y su propia existencia había sido siempre muy prágmática, alejada de sentimentalismos ni alteraciones del ánimo, ni siquiera en estos días de derrota y pérdida con el trasfondo de las luces navideñas, tan melancólicas siempre. Ahora bien, había cometido un error en el pasado consistente en no advertir que las claves de su éxito social había sido el dinero y las muchas corruptelas orquestadas. Si la vida no era más que un carrusel de vanidades, tal y como siempre había sostenido, ¿cómo no fue capaz de advertirlo en su momento? Se encontraba en el mismo bar, en el que hace justo un año había sido homenajeado, mientras pensaba en todo esto. De hecho, todo lo relatado le vino a la mente por encontrarse precisamente allí. Recordó que por una puerta situada a su derecha apareció su esposa, enfundada en un ostentoso abrigo de piel de zorro. Un regalo que le costó un riñón, una cifra que ahora prefería ni recordar en las circunstancias en las que se encontraba. Por su parte, su mejor amigo lo arrastraba hacia la calle y le mostraba una flamante moto scooter de un negro brillante increíble, dotada de un potente motor. Tenía varias motos, pero se había encaprichado de esa y su amigo se la regaló. Un buen regalo, sin duda, pero calderilla en comparación con los ingresos que él le había posibilitado a su amigo de toda la vida, gracias a la presión que hizo en el ayuntamiento para que recalificaran aquellos terrenos imposibles. Así que con aquel fastuoso comienzo se inició una velada de increíble lujo, anegada por el champán y los caros delicatessen. Casi cien personas que lo idolatraban y lo agasajaban como a un héroe. Lógicamente, la borrachera de vanidad y etílica fue descomunal y, tal vez, por eso no fue consciente que tras acabar la fiesta montó en su potente vehículo y, transtornado por la volatilidad del alcohol, activó la marcha atrás en vez de activar la marcha adelante, sin advertir en absoluto que en aquel momento pasaba junto a la parte trasera del vehículo aquella pobre anciana. A pesar de su estado ebrio, le pareció advertir un golpe pero no era fácil afirmarlo, considerando las dimensiones y la solidez del vehículo, de manera que no se molestó en hacer comprobación alguna sobre el terreno. Naturalmente le causó extrañeza que aquellas sirenas de la policía se acercaran a él a toda velocidad, sin ser capaz de advertir apenas que le estaban dando el alto. En pocos días, todo se convirtió en papeleo, declaraciones, retirada del carné de conducir, dinero y más dinero para cubrir los gastos de sus abogados y una constante caída en picado de sus ingresos. Aquella mujer no había fallecido pero se encontraba muy grave y se demostró en el juicio que el atropello se produjo como consecuencia de la enorme cantidad de alcohol ingerida, y para colmo no existió el más mínimo acto del deber de socorro debido. Por tanto, el sistema jurídico no le iba a soltar hasta limpiarlo, sin duda. Curiosamente esa noche, que pasó en el calabozo municipal, no apareció nadie con un vestido de zorro y no lograba recordar qué había pasado con la scooter negra. De hecho, no había ni rastro de uno sólo de los casi cien invitados. Pareciera que a todos se los hubiera tragado la tierra. La única compañía de la que disfrutó aquella fría noche de diciembre fue la de aquel policía orondo con cara de bonachón que le miraba de hito en hito con cierto gesto de desprecio. Lógicamente, aquel largo proceso lo desplumó y todos sus negocios, legales e ilegales, cayeron en un pozo profundo. La propietaria del vestido de zorro se separó de él y su amigo probablemente desaparició con ella en aquella reluciente moto negra de potente motor. Desde entonces, tras salir de la cárcel a los seis meses, había adquirido el hábito de visitar a diario a aquella anciana, alojada en un hospital -cercano a aquel bar- desde hacía un año. De hecho, era la única visita que la octogenaria tenía.

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...