10 noviembre 2013

UN DILEMA SOCIAL

Hace unos días acudí a una farmacia de mi barrio y una observación me planteó un dilema social. Veamos. 
Una cliente, una chica que aún no llegaba a la mediana edad sacaba varias recetas e iba solicitando al farmacéutico distintos medicamentos. Se le veía segura y conocedora de lo que pedía porque iba recitándolos al mismo tiempo que el farmacéutico los leía. Cuando los tenía todos en el mostrador y conoció de primera mano el precio de cada uno de ellos, comenzó a objetar y a mostrar desacuerdo con dichos precios. De unos comentaba que habían subido un montón, de otros que el copago se había disparado y de otros más que, sencillamente, habían salido del sistema de receta. Con estos últimos mostró especial indignación. No obstante, no dejó ninguno sobre el mostrador y los pago todos. Pero se marchó con el gesto contrariado. Mi compra era muy modesta -¡ojalá siempre lo sea en las farmacias!- y la casualidad quiso que yo me montará en mi moto al mismo tiempo que ella se montaba en su coche. Se trataba de un vehículo enorme, de esos de gran cilindrada y luces led por todas partes y reluciente de blanco, cuya modelo se me escapa (siempre se me escapa). Creo que era un BMW. 
Y fue ahí cuando surgió el dilema, en el cual pensaba mientras conducía mi moto mecánicamente. Pensé: esta persona se ha quejado enormemente en la farmacia por la birria del sistema de salud que tenemos, cada vez más caro, pero conduce un coche que seguramente estará muy cerca de las seis cifras. Me dije posteriormente: me parece una actitud egoísta dado su evidente poder adquisitivo. Pero también pensé: es probable que tenga todo el derecho a quejarse porque, a lo mejor, paga muchos más impuestos que la mayoría, sencillamente, porque tiene talento, trabaja muchas horas y, por lo tanto, gana tanto dinero que por ello ha de pagar mucho a Hacienda y, además, puede permitirse comprar ese coche y, de camino, quejarse del sistema de salud porque contribuye poderosamente a que este se mantenga. Es una hipótesis válida. Luego, ¿es admisible que tenga más derecho a quejarse que quien paga menos impuestos a la Hacienda pública o, sencillamente, no paga impuestos? Puede que sí; o puede que no. Pero también es probable -pensé- que esa persona gane mucho dinero, de acuerdo con la muestra de poder económico de su coche, pero que todo sea en negro y que no aporte casi nada al erario público. Luego, en ese caso ¿qué derecho tiene a quejarse? ¿Hay, entonces, una actitud clara egoísta e insolidaria? Al menos, si ese fuera el caso, podría tener la decencia de no quejarse, me dije.
O pongámonos en el caso contrario: el emigrante sin papeles que llega a una farmacia y se le dispensa el medicamento de forma gratuita por ser una persona desahuciada. ¿Tiene éste más derecho o menos? Es decir, suponiendo que la del coche potente pagara sus impuestos de acuerdo a su enorme capacidad económica ¿tiene más derecho que el emigrante a obtenerlos gratuitos, toda vez que ella contribuye al erario público y el emigrante no?  ¿O tendrá menos derecho, toda vez que el emigrante no tiene nada? En fin, ya digo, un dilema que no quería dejar la ocasión de comentar aquí. Por si queréis dar vuestra opinión.   

08 noviembre 2013

MÚSICA: SIEMPRE HELLOWEEN (Alem, 1984-Actualidad)

Uno los escucha por enésima vez y siempre piensas: ¡qué buenísimos son! Y es que esta banda, en mi opinión, siempre está en estado de gracia. El próximo año cumplirán 30 años en los escenarios y no se arrugan. Es increíble.  Cultivan un power metal y un speed metal muy peculiar, que no son las ramas que más adoro, pero sí de la mano de estos teutones. 
Poca gente no los conoce, pero para quien no frecuente el amplio y dinámico mundo del Heavy Metal, diré que Helloween es una banda de Heavy Metal alemana -Hamburgo- que surgió en 1984 y que no ha parado desde entonces. Han creado escuela con sus originales riffs, surgidos del primer Michael Weikath, pero también seguidos por el posteriormente incorporado segundo guitarra, Sascha Gerstner. También hay una concepción muy original en la forma de tocar el bajo por parte de Markus Grosskopt, por no hablar del tono tenor de su vocalista Andi Deris. La batería fue un problema desde que falleció Ingo. Pero, al parecer, han encontrado al músico indicado,, el joven Dani Löble.
Una banda que despegó de forma decisiva al año siguiente de fundarse con el ya mítico album 'Walls of Jericho' y como todas las bandas ha tenido etapas turbulentas con salida y entrada de miembros. Actualmente, de los cinco miembros, hay dos miembros fundadores: el primer guitarrista Michael Weikath y el bajo -uno de los mejores de la orbe metálica- Markus Grosskopt-, y la llegada del actual vocalista Andi Deris marcó un cambio de estilo. Su apuesta supuso un heavy metal más duro. Posteriormente se incorporaron el segundo guitarra Sascha Gerstner y, por último, el baterista suizo Dani Löble. Esa es la configuración actual.  Estoy convencido que el baterista fundador, Ingo Schewichtengerbg aún estaría en la banda, ya que fue su mentor principal y la adoraba, pero lamentablemente se suicidó en 1995, cuando aún no había cumplido los 30 años de edad.  

El vídeo que inserto es el de la actuación del Wacken de 2011, que es un directo que, particularmente, me gusta mucho. Es una de las bandas que más disfruta en directo ya que son muy comunicativos. 

05 noviembre 2013

LOS NEGOCIOS Y AMORÍOS DEL BORBON -UN VÍDEO DE CANAL 4, DE ISLAS BALEARES-

'No te lo pierdas. Sin desperdicio. Un saludo'. Con este escueto texto me enviaba Javi por e-mail este vídeo atrevido que está dedicado a los negocios y otras lindezas del Borbón principal, aún Jefe del Estado, por muy increíble que parezca. Estableciendo una analogía inicial acerca de la prutrefacción del sistema que, como ocurre con el pescado, comienza por la cabeza, este periodista de Canal 4, la cadena televisión privada más importante de las Islas Baleares (y allí deben saber bastante sobre los tejemanejes de los Borbones), hace una espectacular exposición acerca de las prácticas corruptas del  rey Juan Carlos que deja al telespectador boquiabierto, tanto por la gallardía y arrojo de las mismas como por la claridad argumentativa y de dicción del periodista, que, bien se aprecia, no es nuevo en el oficio. 
Cuando acabé de ver el vídeo me sorprendí. Incluso yo, que llevo años denunciando donde puedo o me dejan la clase de monarquía que tenemos. Y me sorprendí, además, por lo que consideré de relevante en boca de este periodista, el cual con total tranquilidad y claridad denuncia asuntos que podrían complicarle a nivel jurídico, por aquello de la superprotección con la que cuenta el monarca. Por tanto, deduje, que si esta cadena, este periodista y todo su equipo se lanzan al barro denunciando tan abominables circunstancias que rodean al Jefe del Estado, muy bien atado y probado han de tener todo lo que denuncian. 
Pero no diré más, tan sólo invitaros a que veáis este vídeo para que podáis juzgar con independencia de opinión. En la mía, no tiene desperdicio.  

04 noviembre 2013

CINE: LA CAZA (DINAMARCA, 2012)

Esta película danesa, que viene precedida de mucha reputación y premios, despierta en el espectador una inquietante duda casi desde el principio. Y esa duduiará la película y arrastrará al espectador hacia lugares psicológicamente violentos. 
Con un ritmo muy distinto al cine norteamericano, en ocasiones no es fácil para el espectador saber cuando el guión dará un giro dramático o cuando no será para tanto. El aire taciturno de los fríos del norte, la configuración de los paisajes, calles y casas; o, incluso, la propia estética decorativa de los hogares nórdicos nos hace ver que estamos ante una forma distinta de hacer cine. Y de contar historias.
En los últimos años, la literatura nórdica nos ha mostrado un lado salvaje de toda esta gente tan civilizada, como queriéndonos decir sus autores que no siempre es oro todo lo que reluce. Hay sombras y dudas incluso en los lugares, en teoría, más civilizados, igual que hay dudas, mentes estrechas y borreguiles y un marcado ánimo de linchamiento propio de las comunidades pequeñas de todo el mundo, más o  menos civilizado. Nada nuevo bajo el sol, ni tan siquiera en lugares tan idílicos. De todo eso veremos en esta extraordinaria película, que debe gran parte de su calidad, no sólo al guión o la dirección sino a las sobresalientes actuaciones, principalmente, la de Mads Mikkelsen, un talentoso danés de 48 años, que está traspasando las fronteras de su país y al que ya vimos actuar bien en 'Un asunto real', otra extraordinaria película danesa. 
En toda película de calidad hay escenas memorables, pero también altibajos. Y como no podía ser menos, en ésta también existen ambas cosas. No destriparé la escena memorable -al menos la que a mí me ha parecido-, pero tiene que ver con la Nochebuena. Pero también hay altibajos. En mi opinión el bajo del altibajo está en la terminación poco clara del guión. Sin duda, hubiera querido otro; o al menos, otro más explícito. Pero, en fin, es cuestión de gustos. 
Por tanto, un consejo: hay que verla. Y si fuera posible en un momento tranquilo de la noche, porque es una película que exige concentración y podría ser incompatible con el ruido marsupial de las palomitas. Incluso en la propia casa.        


03 noviembre 2013

CINE: GUERRA MUNDIAL Z (USA, 2013)


Parece que los guionistas de películas están afinándose últimamente. O puede que esté seleccionando mejor los filmes que veo, pero el caso es que últimamente estoy viendo películas magníficas. De hecho, ya había virado hacia las series, norteamericanas la mayoría, -españolas apenas veo-, harto de encontrarme bodrios. Pero últimamente no estás siendo así (aunque sigo entregado a las series). Serían muchas las que tendría que reseñar, pero no puedo/no quiero/no debo hablar de todas, aunque muchas las reseñe brevemente en el margen derecho. 

De entre lo último que he visto, destaco 'Guerra Mundial Z'. Sencillamente magnífica. No se trata de una película más de zombis. Hay que verla para comprender eso. 
Con una actuación más que sobresaliente de uno de sus productores, Bad Pitt, esta película, a pesar de las dificultades de financiación que tuvo -evidentemente, ha debido ser muy cara-, ha nacido en estado de gracia. Es más, en mi opinión podría convertirse con el tiempo en un clásico o, incluso, en una obra maestra del género. 
Comedida, bien contada, muy bien dirigida, jamás pierde el ritmo narrativo ni hace sufrir al espectador con 'batallitas'. Las cosas en ella son crudas y la esperanza que ofrece -por imposible que sea que los muertos revivan para matarnos a los vivos y convertirnos- es turbia. 
Dotada de imágenes y escenas realmente brillantes, no podemos descuidar ni un momento de su puesta en escena y no deberíamos tampoco olvidarnos de su banda sonora, una suerte de notas de vocación electrónica muy mesuradas y bien dispuestas. 
Lo demás lo dejo al criterio del espectador que lea esta reseña y que aún no la haya visto. A poca gente dejará la película indiferente. Será porque es una película diferente. Ya verán. Por tanto, buscar un buen rato de relax, desconectad el teléfono, acomodados -con las piernas en alto, si es posible- en vuestro rincón favorito, haceos vuestras palomitas o que tengáis costumbre tomar viendo cine y disfrutad de esta enorme película. Y luego me lo contáis.   

01 noviembre 2013

THE BARD'S SONG, DE BLIND GUARDIAN (Alem. 1984-Act.)

Blind Guardian -Guardián Ciego-   compuso en 2003 'The Bard's Song' y desde entonces no han parado de interpretarla en cada uno de sus multitudinarios conciertos por todo el mundo. Si no lo hacen de 'motu propio' se la pide su público, porque se trata de uno de esos temas 'talismán' y de los pocos que nacen en estado de gracia. Poseen varias versiones de ella y, por lo general, la suelen interpretar en acústico, dejando que el público la cante con ellos o, bien, canten solos parte de ella. Realmente es un tema de heavy metal realmente bello que yo no calificaría como balada, pero sí como algo similar.
Tiene un contenido poético y alude a los bardos que en la antigüedad eran como una especie de juglares o poetas de origen irlandés que se transmitían su arte de manera hereditaria. Contaban historias a la gente en las plazas de las ciudades y  pueblos y fueron apreciados y respetados por el pueblo y por las cortes de los reyes, llegando a tener su propia escuela en Irlanda y Escocia. Éstas permanecieron hasta los siglos XVII-XVIII. Tolkien aludió a ellos en algunas de sus obras y de ahí su vinculación con la obra del autor británico. 
Blind Guardian ha incluido mucha obra de Tolkien en sus letras y canciones y de ahí que 'La canción del Bardo' sea una de las preferidas por su público.
Os dejo con ella, interpretada en el Wacken de 2011: 


30 octubre 2013

UN CUENTO GÓTICO:LA APUESTA (II)

(Continuación. Pincha aquí si aún no has leído la primera parte) Así, que siendo ya casi la medianoche y en la más absoluta oscuridad del pueblo, enfilaron una larga y embarrada calle, que al poco se convertía en un estrecho camino cuando se superaban las últimas casas del pueblo. Atravesaron varios campos y cruzaron varias acequias, que en ese momento mostraban un caudal inusual a causa de la lluvia de los últimos días, y al final de una de las últimas cuerdas de olivos, ya se podía vislumbrar recortada bajo la tenue luz de la luna la silueta de la negra puerta de hierro del cementerio, coronada en lo alto por una ajada cruz de hierro enmohecido. Tendrían que llegar hasta esa misma puerta y rodear la tapia más septentrional para poder acceder al recinto por una de las más bajas del mismo que se alzaba irregularmente en un vado.
               Entre bromas y algún que otro aullido jocoso, los cuatro amigos despidieron al quinto, mientras que éste con movimientos lentos e inseguros trepaba a la fácil tapia y de un salto que sonó seco y lejano, entró en el interior del cementerio. Todavía se le podía ver volviendo sus asustados ojos hacia sus amigos mientras se adentraba por las estrechos pasillos que dejaban las tumbas entre sí. En una mano llevaba un madero carbonizado para escribir la palabra convenida en los maderos del ataúd y en la otra un hierro puntiagudo, que con ayuda de una piedra clavaría junto a la tumba elegida, según el contenido propuesto de la apuesta. La oscuridad, el lugar, la noche cerrada y la capa volando al viento del infeliz, que se adentraba a pasos inseguros en aquel siniestro lugar, ofrecían a los amigos un espectáculo sin igual. Pero cuando el amigo ya no se percibía, tragado por la oscuridad del sagrado lugar, en dirección al rincón más escondido del mismo para encontrar la tumba propuesta, los amigos, divertidos y satisfechos, se dieron media vuelta y se dirigieron a sus respectivas casas.
               La apuesta concluía con la visita al cementerio a primera hora de la mañana para comprobar que todo se había hecho de acuerdo con lo convenido; que encontrarían la palabra escrita en los vetustos maderos del ataúd y el hierro clavado junto a la tumba.
               A la mañana siguiente, a la hora convenida, el grupo se había citado al rayar el día en la plaza del pueblo para, desde allí, dirigirse al cementerio. Pero el ejecutante de la apuesta no se presentó. Uno de los amigos aludió a que era probable que se hubiera quedado dormido; otro a que el miedo que habría pasado le impedía salir de su casa, de manera que divertidos los cuatro allí citados se dirigieron al cementerio. Saltaron por la misma tapia por la que la noche anterior había saltado su amigo; recorrieron los estrechos pasillos que dejaban entre si las tumbas y tras unos minutos llegaron a la zona de 'los ahorcados'. El lugar en sí, ya era siniestro a plena luz del día, por lo que no podían ni imaginar cómo sería en la noche cerrada. Se dirigieron, no sin temor, a la tumba del Conde de Cubillas y cuando aún no habían llegado, pudieron ver la imagen más horrible que jamás habían visto y que, probablemente, jamás verían.
               Asustados y perplejos a partes iguales encontraron a su amigo en posición fetal con el cuerpo aterido de frío y humedad. Sus desencajados ojos mostraban la misma imagen del terror y sus manos estaban semienterradas en la húmeda tierra, observando con horror que sus dedos habían perdidos sus uñas, las cuáles, ensangrentadas, se mostraban clavadas en la tierra. Su amigo estaba muerto y ahora una pregunta tediosa iba tomando forma en la mente de cada uno de ellos. Horrorizados y con la mirada ausente, miraron a la tumba abierta del Conde de Cubillas, en cuyo extremo afloraban dos maderos viejos y sucios. En uno de ellos estaba escrita con carbón negruzco la palabra 'maldito', que había sido la propuesta, y junto al cuerpo de su amigo pudieron ver el hierro clavado en la tierra.
               Pero volvamos a la película de los hechos, al momento de la noche anterior, en el que los cuatro amigos veían al desafortunado penetrar entre los estrechos pasillos del cementerio, perdiéndolo poco a poco de vista, porque ninguna explicación oficial u oficiosa podrá ser tan esclarecedora sobre lo que realmente ocurrió en aquella soledad tan ominosa y terrible que la propia narración de los hechos.

               Cuando el amigo volvió la cabeza ya no pudo contemplar a sus cuatro amigos. Por tanto, comprendió que ya no había vuelta atrás. Se sintió el ser más solitario del mundo. Así que sabedor que tenía una misión que cumplir y que quería cumplirla cuanto antes, se dirigió hacia la zona de las tumba de 'los ahorcados'. La imagen que penetró por sus asustados ojos era terrible: una miríada de viejas y decrépitas tumbas desperdigadas a lo largo y ancho de un terreno irregular, protegidas cada una de ellas por una irregular valla de puntiagudos y oxidados hierros, que actuaban a modo de penitencia de quienes habían dispuesto de su vida sin permiso del Altísimo. Cuando los ojos se acostumbraron a la oscuridad, pudo ver en un extremo  la tumba del Conde de Cubillas a la que se dirigió raudo y decidido. Era una tumba imponente, propia de alguien adinerado e importante, a pesar de que se encontraba en un estado desastroso, creando ese aspecto aún más desasosiego. Entró en ella por el amplio espacio que dejaban los hierros abiertos y rotos de la valla y, a través de un amplio espacio abierto en la propia lápida, penetró en el hoyo en cuyo interior se esparcían las decrépitas maderas del ataúd. Intentó no fijar la vista en aquella espeluznante  oscuridad, pero no pudo evitar contemplar las deshilachadas y amarillentas sábanas de la mortaja. Tal y como estaba previsto, escribió la palabra 'maldito' en uno de los maderos con el carbón que llevaba en la mano izquierda y, sin demora, salió al exterior para disponerse a clavar el hierro en la parte más blanda de la tierra que rodeaba la tumba. Cogió un trozo de lápida y comenzó a golpear el hierro, el cual no encontró apenas resistencia en la tierra. Los golpes del trozo de mármol de la lápida contra el hierro en aquel lugar silencioso y a esa hora de la noche sonaban a crimen secreto y eso le inquietó aún más, pero intentó quitarse de encima esos pensamientos y acabar cuanto antes. Así que cuando se aseguró que el hierro estaba totalmente clavado en la tierra, se incorporó para salir de allí lo más pronto posible con la sensación de haber cumplido su deber pero aún temblando de miedo, el cual no había desaparecido ni un segundo desde que entró en el recinto. Todo lo contrario.
               Entonces fue cuando ocurrió lo más inesperado. Comprobó como el impulsó que había tomado para incorporarse fue baldío porque algo o alguien le asía la capa y no le dejaba avanzar ni un centímetro. Su mente se le nubló y sus piernas se quedaron sin fuerzas. Gritó todo lo que pudo y suplicó que le soltaran, pero sus súplicas no obtuvieron respuesta favorable. Sin tener valor suficiente para volver la vista y comprobar qué estaba ocurriendo, intentó deshacerse de la capa, pero atribulado como estaba, tan sólo conseguía asegurar aún el más nudo adosado al cuello hasta el punto de casi ahogarle. Sabía que no tenía apenas otros recursos que seguir suplicando. Sollozó hasta quedarse apenas sin voz, mientras que notaba que sus mejillas se bañaban del suave tacto templado de sus propias lágrimas. Igual sensación sintió en la entrepierna; y humillado y derrotado se dio por vencido. Se arrojó al suelo vencido y en posición fetal percibió la humedad de la tierra en su vientre y cómo la ya de por sí cerrada oscuridad fue apagándose aún más, hasta perder el conocimiento por completo. Aún pudo sentir su corazón latir endiablado, pero los párpados cayeron ya de forma estrepitosa y la conciencia, tan turbada unos minutos antes, dio paso a la inconsciencia.
              
                 'Junto al cuerpo de su amigo pudieron ver el hierro clavado en la tierra'. En ese lugar habíamos dejado el horrible descubrimiento de sus amigos para pasar a narrar los hechos que verdaderamente ocurrieron. Así que esos perplejos amigos, tan atribulados como estaban, no podían imaginar que aún les quedaba por ver algo que les situó en el terreno de la incomprensión o, tal vez, de la culpa.
               Probablemente, a cada uno de ellos, a pesar de que jamás lo manifestaron durante el resto de sus vidas, les hubiera gustado haber explicado que lo que le ocurrió a su amigo fue un suceso paranormal, algo inexplicable, pero que pudiera estar relacionado con el castigo infringido por la violación indebida de aquel lugar, tal y como prohibían la iglesia y el ayuntamiento. Sin embargo, lo que les inundó de torrenciales sentimientos de culpabilidad durante todas sus vidas fue comprobar cómo su desgraciado amigo, actuando con la razón perdida por el miedo a aquel lugar y el de aparecer como un cobarde  a los ojos de sus amigos, no se percató de que el puntiagudo hierro que, con tanta facilidad había penetrado en la húmeda tierra, también estaba atrapando y enterrando de manera irreversible un trozo de su propia capa, cuya negra textura iba mezclándose con la del lodo de manera implacable.      

28 octubre 2013

UN CUENTO GÓTICO: LA APUESTA (I)




Lo prometido es siempre deuda. Había dos cuentos góticos programados. El primero fue publicado hace unos días; por tanto, ahora publico el segundo. Pero éste es mas largo. Por tanto, lo dividiremos en dos entradas consecutivas.


LA APUESTA (I)


Consideremos como hipótesis inicial, antes que nada, que a aquella pequeña población no había llegado aún el devenir de la modernidad. Por tanto, no existían las múltiples opciones ociosas con los que cuenta la civilización actual. Pero no pensemos tampoco que nos encontramos perdidos en un lugar de la historia demasiado remoto. Tan sólo que la industria del ocio, la televisión, Internet, los juegos electrónicos y las múltiples opciones que hacen que los individuos programen sus veladas, aún estaban por venir. Es más, tampoco existía el sistema tan consabido hoy día del transporte motorizado, por lo que las callejuelas de los pueblos como aquél eran estrechas y deshechas por las inclemencias del tiempo invernal. La frontera entre la calzada y las aceras era inexistente y las primeras luces eléctricas públicas tan sólo se veían muy de cuando en cuando en las capitales de provincia. Por tanto, si a lo ya descrito añadimos que las mínimas luces de las faroles públicas no eran más que una mínima llama de luz alimentada por gas que la niebla tragaba en los días de invierno,  ya tendremos el escenario adecuado para imaginar con más precisión la historia que narramos a continuación.
               Como se decía al principio, el escenario no es otro que una pequeña población de interior, alejada de la capital y rodeada básicamente de olivos. Ese esquema podría responder muy bien a alguno de los pueblos andaluces. Por tanto, podríamos admitir como factible que nos encontramos en un pueblo andaluz en una época ni lejana ni cercana.
               Si existiera la posibilidad y pudiéramos contemplar a aquella población a vista de pájaro en el momento exacto de la historia que pasamos a narrar, encontraríamos un pueblo oscuro en plena estación invernal; no llueve en ese momento, pero ha llovido, por lo que la lluvia recién caída y el frío hacen que la mayoría de la humilde gente que vive en esa población esté ahora en su modesta morada, arracimados en torno a una pequeña mesa camilla, en cuyo interior laten las brasas de un brasero de carbón de encina recién hecho. O, incluso, es posible que algunos vecinos ya se encuentre en la cama a la espera que les visite, traidor como siempre, Morfeo.
               No obstante, no todos los vecinos son de esa opinión. De hecho, en la parte central de esa población vista hipotéticamente a vista de pájaro se aprecian una ventana algo más iluminadas que las demás. Se trata de la taberna del pueblo. La única taberna del pueblo. Y en este momento, siendo ya noche cerrada, se encuentra en su interior  un nutrido grupo de  amigos. Como es fácil deducir, se trata de hombres jóvenes que aún no consideran como atractiva la opción de encerrarse en sus casas. Así que hablan y ríen en torno a una mesa iluminada por una consumida vela, mientras consumen entre todos una generosa jarra de vino. No parecen aburrirse, pero de todos es sabido que necesitan nuevos estímulos para que la noche siga siendo amena ya que dependen tan sólo de su propia inventiva, de la ocurrencia de las palabras, de los gestos, de los chistes bien contados, de las anécdotas interesantes.., no hay muchas más opciones de diversión. Por tanto, uno de ellos, el que parece que lleva la voz cantante en el grupo, propone una apuesta. Los demás, se preguntan ansiosos sobre qué tipo de apuesta se le habrá ocurrido en esta ocasión a quien siempre las propone.
               -Quiero apostarme con vosotros una visita al cementerio esta misma noche -dice ante el estupor de los demás-.
               Todos en su fuero interior desaprueban la apuesta, pero nadie se atreve a decirlo públicamente. Son jóvenes y osados y les gustan los retos, así que todos aceptan.
               -La apuesta consistirá en una especie de competición. Cada noche, uno de nosotros se dirigirá al cementerio y tendrá que llevar a cabo varias acciones -dice con indisimulado entusiasmo-. La perderá el que no la lleve a cabo de acuerdo con las reglas propuestas.
               Nadie articula ningún comentario ni hace aún pregunta alguna, así que el especialista en apuestas sigue hablando ante la concentrada atención de todos ellos, que muestran seriedad en sus rostros.
               -Habrá que dirigirse hacia la zona de los ahorcados que, como sabéis, está repleta de antiguas tumbas valladas, muchas de las cuales están abiertas debido a su antigüedad y la erosión producida por las fuertes lluvias y vientos, así como por la falta de mantenimiento -dice de corrido como si el plan ya estuviera en su mente desde hacía días-. Ya sabéis que a los ojos de todos los vecinos del pueblo son tumbas malditas.  
               -Pero ya sabes que la iglesia y el ayuntamiento prohíben que se visite esa zona, por tratarse de personas que han ofendido a Dios, disponiendo de su propia vida.
               -Sí, y eso es lo realmente emocionante. Además, propongo, que se visite la tumba del Conde de Cubillas...-dijo desafiante-
               Cuando pronunció ese nombre, los rostros de sus amigos, apenas iluminado por la tenue vela, se tornaron lívidos e inquietos. Se miraron entre ellos.
               -No podemos hacer eso. Ya sabes que esa tumba está...-dijo con ansiedad uno de ellos, sin que llegara a acabar la frase-.
               Hubo un silencio incómodo en el grupo y en ese momento una ráfaga de viento golpeó la ventana a la que mirando todos con ojos asustados.
               -No podemos negarnos a una apuesta -dijo otro de los amigos-. Eso sería como traicionarnos a nosotros mismos. Jamás hemos dejado de cumplir una apuesta.
               Esa aseveración contundente no obtuvo réplica alguna, por lo que de forma tácita todos ya estaban admitiendo internamente que la apuesta iba a culminarse.
               -De acuerdo -dijo el especialista en apuestas-. Tan sólo queda designar quién irá esta misma noche.
               Le pidieron al tabernero que cogiera cinco mondadientes -porque ese era el número de amigos que allí se congregaban- y que a continuación le recortará a cada uno un trozo, procurando que ninguno de ellos tuvieran la misma longitud, para a continuación igualarlos al mismo nivel por la parte visible, guardando la parte recortada de estos en el puño de su mano derecha, de manera que nadie pudiera adivinar cuál de ellos era el más largo o el más corto. La mala suerte haría que uno de ellos escogiera el mondadientes más corto. Ese sería el que tendría que ir la primera noche al cementerio, penetrar en la tumba abierta del Conde de Cubillas, cuyos restos llevaban allí enterrados treinta años, escribir una palabra convenida en las decrépitas tablas del ataúd y, finalmente, clavar un hierro junto a la tumba como pruebas fehacientes que el apostante había estado allí. Los demás, le acompañarían hasta las mismas tapias del cementerio para asegurar que el elegido entraba en el interior del mismo y una vez asegurados que así era, dejarían a éste sólo con su siniestra misión.
               Y así se hizo, tal y como estaba programado. El destino quiso que el mondadientes más corto lo sacara el más joven de los amigos del que todos sabían -aunque no decían- que era el más renqueante y menos osado del grupo, tal y como ya había mostrado en otras estrafalarias apuestas que el especialista proponía. Eso produjo más que una broma pesada por parte de los demás miembros del grupo, pero así eran las apuestas: osadas y sin vuelta atrás. (Continuará...Pinchad aquí para leer la segunda parte)
              

27 octubre 2013

LA BELLEZA CONVULSIVA (IDEAL 27/10/2013)



Como ya había comentado en una entrada anterior, esta fotografía que hice de Plaza Nueva con la Torre de La Vela al fondo mi inspiró un artículo en el que comencé a trabajar en seguida y que quería denominar 'La belleza convulsiva'. 

Este artículo ha sido publicado por el diario Ideal este último domingo. Os dejo con él por si tuvisteis ocasión de leerlo en prensa o, sencillamente, no llega Ideal desde el lugar en el que me seguís: 


LA BELLEZA CONVULSIVA  





         Cuando el peatón llega al final de la calle Elvira y dirige su mirada hacia la izquierda, se enfrenta con la anchura cegadora de Plaza Nueva y comprueba con estrépito de los sentidos que parece estar presidiéndola a lo lejos y en lo alto,  esbelta y sólida, la Torre de la Vela. No es una imagen a la que te acostumbres por mucho que la hayas visto porque determinadas obras arquitectónicas, aunque estén entre nosotros, en el mundo real, parecen sacadas del mundo onírico. Desconozco si los antiguos constructores de la Alhambra llegaron a ser conscientes de la perturbación sensorial que iban a provocar en generaciones futuras, pero si lo fueron, habría que agradecerles eternamente su proverbial visión, porque no demasiadas obras arquitectónicas en el mundo provocan ese estupor emocional y esa convulsión volcánica de los sentidos.
            Y si el peatón que llega hasta Plaza Nueva lo hace por primera vez, poca o ninguna sensibilidad habrá de tener si lo que ve, cuando alza la vista, no le eleva el espíritu y lo transporta a lugares imaginados en los que sólo existe la belleza y los objetos nos tocan, más que ser tocados ellos por nosotros. Una suerte de vivencia de inusual significado emocional que ocurre pocas veces en la vida.
            Se dice que cuando Stendhal visitó Florencia se le disparó el ritmo cardiaco y esa alteración fisiológica -que más bien era sensorial- le indispuso hasta el punto de sentir vértigo, mareos, espasmos, temblores y palpitaciones; tal acumulación de obras arquitectónicas, escultóricas y pictóricas en tan poco espacio físico, en la capital de la Toscana, fueron demasiado para él, un alma sensible como demostró con su buena literatura. Su estupor fue tal que lo que penetraba por sus ojos y se transmitía al cerebro se iba convirtiendo en un elixir tan delicioso a la vez que venenoso que, nublándole los sentidos, se irradiaba hacia la vertiente fisiológica, hasta el punto de provocarle un problema de salud evidente. Porque alguien dotado de una sensibilidad desarrollada puede llegar a sentir que todo le da vueltas cuando se rodea de tanta belleza artística y así lo debió entender André Breton cuando escribió que 'la belleza será convulsiva o no será'.
            Algo muy similar produce esa visión de la Alhambra y su entorno en la mayoría de las personas. Recordemos en ese sentido las palabras del expresidente Bill Clinton cuando, zarandeado por la emoción del momento, expuso de manera espontánea la impresión que le produjo el monumento nazarí y su entorno desde el Mirador  de San Nicolás -probablemente la mejor imagen posible de la Alhambra-. La puesta de sol más bella del mundo, vino a decir ante luces y taquígrafos. Luego hubo de matizar sus palabras por la repercusión que tuvieron éstas en Estados Unidos e igualar ese bello atardecer, con el monumento nazarí en primer plano, al del Gran Cañón del Colorado, en Arizona, pero esa segunda opinión de vocación apaciguadora, quizá, ya perteneció al ámbito de lo políticamente correcto de cara a sus conciudadanos y su electorado. Realmente, no exageró el político norteamericano como no lo hacen los miles de visitantes foráneos que le emulan desde entonces.
            Porque hay determinadas obras arquitectónicas que nacen tocadas por una especie de magia y todo en ellas es especial: su ubicación, su construcción, su peculiar arquitectura, su diseño. Un estado de gracia inherente, al igual que ocurre con alguna que otra obra literaria, alguna que otra película, alguna que otra composición musical, alguna que otra escultura o alguna que otra pintura. Y la existencia de ese corto y exclusivo catálogo hace que la breve estancia en este hostil mundo se torne algo más agradable.         

26 octubre 2013

NO SOPORTO EL CARETO DEL PRÍNCIPE Y OTRAS REFLEXIONES SIMILARES

El viernes conecté la televisión -cosa que pocas veces hago a no ser que sea para ver cine o series en DVD o BD- a ver si podía escuchar el discurso de Antonio Muñoz Molina en los premios Príncipe de Asturias y me topé con que estaba hablando el príncipe ídem. Quite la voz a la tele pero, finalmente, acabé por desconectar la tele toda. 
Y es que como creo haber escrito ya en alguna ocasión, pero no me importa escribirlo una vez más, que para eso están también los blogs, para echar la pota: no soporto ver el careto del príncipe de Asturias. No ya por lo que representa -que también- sino al margen del dichoso cargo, como persona. Intento evitarlo en televisión y en las fotos de los periódicos pero, inevitablemente, quieras o no, acabas encontrando su careto por alguna parte. Entonces, con ansiedad busco el mando a distancia del televisor o paso rápidamente página en el periódico; pero lo peor es el mal humor que experimento de golpe. 
Es algo irracional, lo sé, pero no puedo evitarlo. Por ejemplo, no me gusta ver a una anaconda devorando un ciervo -¡vaya ejemplo!- pero no acabo odiando a la anaconda por ello. Se supone que cumple su función biológica, pero ¿Qué misión cumple este tío que ha vivido toda su vida a costa de nosotros y que además es presuntuoso y pagada de sí mismo? En fin.   
Seguramente, queridos e hipotéticos lectores, os habrá pasado en alguna ocasión: descubrir que alguien con quien no habéis cruzado palabra alguna os cae rematadamente mal. No os gusta su careto, su forma de andar, sus gestos, su sonrisa, su voz, sus modales, su chulería, su falsa modestia, su soberbia, su vanidad, o yo que sé, simplemente hay algo en esa persona que no os gusta y por eso os cae rematadamente mal. Pues eso es lo que a mí me ocurre con este tipo. Y, curiosamente, también me ocurre con su pretenciosa mujer. Ocurre con frecuencia con los personajes públicos, pero también con la gente de la calle.  
Sin embargo -por ejemplo-, y eso me parece preocupante -también por lo que representa- no me cae mal el príncipe Carlos de Inglaterra, a pesar de vivir también del cuento. Es algo que no eliges. 
Igual que con el príncipe británico, me ocurría con Zapatero. Me parecía un político nefasto, ineficaz, poco preparado, infantil, bipolar, o sea, un peligro en toda regla para dirigir un país e, incluso, una comunidad de propietarios. Pero me caía bien. Y volviendo al otro polo -al del principito español-, igual me pasa con otra reata de personajes públicos. Por ejemplo: no soporto el careto de Chaves -no sólo por su antiestético rostro-. Es más, no soporto nada de este tipo que, además, me parece un tipo mediocre, aprovechado, producto de una Andalucía -Andazulía- inculta, paniaguada y subdesarrollada y digno mandatario de un partido hecho a la medida de Andalucía o al revés. Y qué decir de la Maleni, esa tipa que dijo, como si estuviera en un estado de embriaguez, que el aeropuerto de Barajas era muy grande, delante de toda España -y que fue el hazmerreir de tirios y troyanos-,   para justificar su deficiente gestión como ministra de Fomento. También me cae rematadamente mal. La lista es larga, pero esto sería interminable.
Igual ocurre con futbolistas, cantantes, escritores, periodistas y con vecinos. Es algo irracional supongo, pero que está ahí. Por tanto, he de admitir que, por una mera estadística de probalidades,  ese mismo sentimiento lo han de tener otras personas hacia mí. O hacia vosotros estimados lectores; otra cosa muy distinta es que nos guste escucharlo.  No obstante, en ocasiones ocurre que si algún día acabamos hablando con esas personas. Se pueden producir, entonces, sorpresas en el sentido de que nos comienzan a caer bien o nos caen, aún, rematadamente peor. Porque en esto, como en todas las cosas, las apariencias, en más ocasiones de las necesarias, engañan.    

      

25 octubre 2013

Música Clásica: Meditación de Thaïs, de Jules Massenet

En este vídeo que inserto a continuación impresionan dos cosas: la obra en sí y el espléndido recinto al aire libre repleto de público.
Con la obra interpretada no podemos jamás equivocarnos, ya que se trata de la meditación de Thaïs, un momento sinfónico -el más conocido- de la ópera de igual nombre, del compositor operístico francés Jules Massenet, basada en una novela de Anatole France.
 En esta ocasión la interpretación es a cargo de  la primera violín Janine Jansen. Seguro que os gustará.



UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...