14 octubre 2012

29ª MEDIA MARATHON INTERNACIONAL 'CIUDAD DE MOTRIL' (14/10/2012)



Una oleada naranja recorría las calles de Motril a partir del mediodía de este domingo. Una oleada que iba y venía a lo largo y ancho de la Avenida de Salobreña, que es donde se mostraba en su máxima expresión todo ese colorido de varios centenares de corredores y corredoras, una vez liquidada esta atractiva prueba que se ha dejado ver a partes desiguales por las calles de la ciudad y la enorme costa del núcleo más poblado de la provincia de Granada tras la capital, y que dejó hace tiempo de ser pueblo para convertirse en ciudad, como así lo atestiguan sus calles, sus edificios y su infraestructura en general, elementos que culminan tanto sus abiertas y amplias playas como su cada vez más floreciente puerto, a pesar de los políticos. Sin duda, Motril ha ganado mucho con la culminación decimonónica de la autovía que le une con Granada y con el resto de España, a pesar de que aún esté pendiente la del Mediterráneo, que recorre toda la costa mediterránea española a excepción -y eso les debería de dar vergüenza tanto a los políticos del PP y el PSOE, pero no la tienen- de la costa granadina. 
Una cita esperada para muchos, pero también temida, porque no es una prueba en la que los cronómetros se muestren livianos, causa que hay que justificar, tal vez, por sus dos últimos kilómetros, pero mucho más por el cansancio que aflora por la humedad de la costa. El primer justificante no es demasiado importante, pero acostumbrados a rodar durante toda la carrera por un escenario llano, duelen esos últimos metros de escasa pero perceptible subida hasta alcanzar la meta, la cual  se deja caer en los ultimísimos metros por una rara pendiente hasta alcanzar la meta en la amplia explanada en llano junto al pabellón cubierto. Sin embargo, sí es mucho más importante el segundo justificante: la humedad. Pero ésta no es siempre la misma. 
Particularmente, he rodado en Motril en bastantes ediciones y la humedad no siempre ha sido la misma. Lo he hecho a primeros de septiembre y en octubre, como en esta ocasión. En los primeros días de septiembre, cuando el calor aún tiene tintes agostales rodar en Motril durante 21 kilómetros puede ser terrible. De hecho, en más de una ocasión lo ha sido. Sin embargo, rodar en octubre no tanto. Por ejemplo, el día de hoy, en el que la climatología era agradable y el leve viento apenas molesto que, además, ha servido para ir secando ese excesivo sudor que provoca la humedad. 
Aún así, siempre es duro correr en Motril. Y lo es, básicamente, a partir del kilómetro 15. De ahí, que muchos corredores inexpertos en esta prueba o poco cautelosos lo pasen muy mal a partir de este kilómetro, cuando ya pareciera que se acaricia la llegada. De hecho, es muy habitual ver mucho sufrimiento -e incluso retiradas- en esos últimos kilómetros.
Igual me ocurrió a mí el año pasado: 15 kilómetros sin control y 6 últimos mortíferos. Sin embargo, tomé nota para este año. Aprendí la lección.
Por tanto, la idea era buscar la referencia del tiempo por kilómetro del año anterior e intentar no salirme de esa referencia a lo largo de los 21 kilómetros. Sabía que no estaba para más. Cumplí ese protocolo a la perfección, con el resultado de hacer el mismo tiempo, pero sufriendo infinitamente menos  a lo largo de todo el recorrido, pero sobre todo en los kilómetros finales, los cuales he podido superar este año, practicamente, al mismo ritmo que el resto. Incluso, a un ritmo mejor. Como prueba un dato: la diferencia de tiempo en el último kilómetro de un año a otro ha sido de 17 segundos a favor de este año y con mejores sensaciones. Por eso, antes de comenzar una prueba larga, es muy importante conocer nuestro estado de forma y en función del mismo, establecer una estrategia e intentar cumplirla, sin salirse del guión. 
No es una cuestión nada fácil porque suele ser habitual en los corredores que encontrándonos bien en el kilómetro 11, por ejemplo, no pensemos que aún quedan diez y, en consecuencia, aumentar nuestro ritmo. Pero eso se paga en media maratón si sabemos con antelación que no estamos para ritmos intermedios mayores. De ahí que, cuando mi buen amigo Rafa Bootello en ese kilómetro -en el 11- me rebasó e indicó que siguiera a su ritmo, decliné amablemente: 'quiero hacer varias medias antes de que acabe el año', le dije. 
Ésta ha sido la primera de esas varias medias programadas y tiempo habrá de aumentar ritmos si eso es posible (porque somos en mayor parte lo que entrenamos). Por lo pronto, ya ha habido una bajada muy sustancial desde Guadix -el pasado 16 de septiembre- a ésta. 
¿Se dará similar proporción en las siguientes? No tiene por qué. El pasado año, conseguí bajar de Motril a Granada, alrededor de 4 minutos en favor de Granada, pero este año podría ser al revés. Nunca se sabe. 
Nada más que decir. Tan sólo que la ciudad de Motril ha vuelto a estar a la altura en la organización de su Media Maratón, lo que contribuye a que se haya convertido ya en la doce mejor de Andalucía. Seguirá subiendo escaños porque no todas cuentan con esa excelente organización, buena bolsa de corredor y presencia de atletas africanos de élite, que siempre hacen otra  carrera distinta a la nuestra; incluso, a la de los mejores de nuestro circuito provincial.          

12 octubre 2012

MOMENTOS QUE PERMANECEN EN EL RECUERDO


La tarde-noche, víspera de este fin de semana largo y festivo de octubre, se compuso de esos momentos que permanecen muy gratamente en el recuerdo, en una Granada aderezada ya con los primeros indicios del otoño que llega retozón este año, si bien desplegará todo su encanto sin fisuras ni aviso en breve, como suele ocurrir siempre en esta ciudad, tan acostumbrada a suprimir por el arte del birlibirloque estaciones meteorológicas.        
De esa guisa y con ese cuadro de fondo, asistí a la esperada presentación de la novela negra ambientada en la Granada de finales de los sesenta -ganadora del  VI  premio Internacional de Novela Negra de la Ciudad de Carmona-, que se celebró en el Teatro de CajaGranada -o lo que sea ya esta vieja institución financiera granadina-. Con el autor, mi buen amigo César Girón, varios conocidos, escritores y periodistas granadinos, y el editor, el siempre polifacético y activo exministro de Trabajo Manuel Pimentel.  
La presentación de un libro siempre tiene varias lecturas y en él hay lugares comunes. Lógicamente, mucho agradecimiento, muchos panegírico, pero también elementos de calidad y verdadero interés. Y de estos últimos hubo muchos en la presentación de 'Caso Cerrado', porque el autor, enorme conocedor de la historia de Granada, así como de cada uno de sus miles de rincones (doy fe que andar con César Girón por las calles de Granada y es mirar la ciudad con otros ojos), nos supo desgranar con maestría esa especie de 'Making of' de la novela, mitad realidad, mitad ficción, como suelen ser las cosas en esta curiosa y misteriosa ciudad, de la que Pimentel afirmó que es la menos provinciana de las ciudades provincianas. A lo mejor tiene razón.
Y de todo eso, y de todo lo divino y de todo lo humano, tuvimos mucho tiempo de hablar mi buen amigo y Alter, Jesús Lens y yo, sentados ambos frente a frente en torno al calor de un buen bar, acabando una tras otra Alhambras especiales fresquísimas, hasta casi llegada la medianoche. Pudimos estar la madrugada entera, porque ha habido demasiada dilatación en nuestros encuentros -cosa que hay que remediar-,  pero comprobamos que las persianas del bar ya comenzaban a bajarse y tocaba retirada. 
Mucha conversación sobre proyectos, sobre literatura, sobre correr, sobre la difícil época que estamos pasando en este país, sobre escribir....Son momentos éstos en los que te reencuentras con lo verdaderamente esencial en la vida, que no son otra cosa que dos atributos en principio simples pero a la vez complejos: la buena conversación y la amistad, aderezado todo con un excepcional tapiz de libros y cultura de fondo.   

10 octubre 2012

LO QUE ENSEÑA EL WESTERN

Nadie en su sano juicio debería de dejar de ver 'Centauros del desierto'. Por muchos motivos. 

Porque en los tiempos precipitados y de cartón piedra que atravesamos, los valores de la esta película de John Ford son mayúsculos. Veamos. 
El contexto. Una sociedad en ciernes, una civilización que comienza -la del hombre blanco-; y otra que se va extinguiendo -la de los pieles rojas y todas la subrazas derivadas-. Y entre medias, muchos valores puestos en juego. Todo un carrusel de valores, hoy practicamente perdidos. Personas que luchan por una vida colectiva mejor, por un progreso: personas de bien, frente a personas que sólo buscan ganancias en ese progreso y tan sólo les interesa una vida mejor, pero no colectiva, sino particular: personas de mal. Héroes que lo son sin querer serlo y quienes juegan a ser héroes sin tener madera para ello. 
Ilusiones y sueños rotos en un trasfondo de miseria y condiciones de vida muy duras. Pero lo que más me llama la atención de esta película -que es común a otras grandes del género- es el compromiso sin fisuras de unos pocos, la vocación de favorecer a la comunidad, jugándose la vida. O la perseverancia por conseguir algo que es de difícil consecución, cueste lo que cueste y se tarde lo que se tarde. 
Una simple carta recibida a lo largo de un lustro puede ser detonante de un noviazgo roto o esa misa carta, con otro contenido, el detonante de un compromiso estable. En una época en la que todo es lento, en la que se puede ir una vida entera para optar a una información o a una respuesta crucial. Mucho deberíamos de aprender de todo eso en esta época amorfa y sobredimensionada de información -la mayoría de ella inútil-. 
Por eso me gustan los western y si están dirigidos con la maestría que siempre mostró John Ford e interpretados con la credulidad y entrega de John Wayne, estamos hablando ya no de la culminación de un género, sino de obras de arte. Y de ahí, que se convierta en algo imprescindible para la existencia. Tanto como admirar en alguna ocasión el 'David' de Miguel Ángel en Florencia, leer 'El Quijote' de Miguel de Cervantes o asistir a alguna buena interpretación de la Misa de Réquiem de Mozart, por poner tan sólo tres ejemplos vivenciales -cada cual tendrá los suyos, lógicamente-.         

08 octubre 2012

CASI UNA SESIÓN DOBLE

El pasado sábado, a eso de las 18,30 comencé una ruta que me llevó a lo largo de 17 kilómetros por distintos lugares de la Vega, a un ritmo cómodo de 4'50'' el mil, que no me dejaron maltrecho. 
Y el domingo, por la mañana -mucho antes de que transcurrieran las 24 horas de descanso- hice una ruta de 9 kilómetros a un ritmo mucho más pausado de 5'  el mil, pero por una ruta mucho más difícil. 
Se trataron de dos entrenamientos estratégicos: el primero para meter unos kilómetros prudentes y necesarios para encarar la próxima media maratón; y el segundo para exponer esos músculos aún no recuperados, dando ocasión, además, a sufrir el fuerte calor que hacía a esa hora, a pesar de estar ya en pleno otoño.
¿Son prudentes este tipo de entrenamientos? Se trata casi de una sesión doble, ya que la separación entre ambas era de unas 15 horas, que no es un tiempo lo suficientemente amplio para recuperar. 
Pensé lo siguiente para convencerme que no era imprudente esta doble sesión: si entrenamos para maratón y hacemos una tirada larga de unos 30 o 32 kilómetros, hacemos muchos más kilómetros que la suma de estas dos sesiones. Por tanto, si lo primero es factible, lo segundo no tiene por qué no serlo. 
Confieso que la segunda sesión me fue mucho más dura, pero eso lo justifico por el terreno y por el fuerte calor. La realidad es que hoy, al día siguiente, siento mis piernas descansadas y ligeras, a pesar de que he decidido no rodar. Por tanto, podría ser interesante este tipo de entrenamiento. E, incluso, beneficioso. El tiempo lo dirá.    

06 octubre 2012

¿POR QUÉ EN OTOÑO COINCIDEN TANTOS MEDIOS MARATONES COMO HOJAS CAEN?






Caen las hojas. Caen los medios maratones. El otoño, que cubre casi la totalidad de los tres últimos meses del año es propicio para correr la atractiva distancia de 21 kilómetros y sus 97 metros. Por algo será. 



Podría ser porque no se suele sufrir ni calor ni frío y porque al recogimiento, que ya invitan las calles de las ciudades, les sienta bien el colorido dominical de cientos -y hasta miles- de corredores pateando sus calles en claro contraste con los paseantes alegres, relajados y confiados -con prensa en la mano- de las dulces mañanas de domingo. 
O porque es un periodo en el que los ayuntamientos espacian sus actividades lúdicas, culturales y deportivas y les viene muy bien la planificación de este evento, por el que pugnan ya casi todas las ciudades de nuestro país. 


Por supuesto que no todos los medios maratones son en otoño, pero sí lo son muchos. De hecho, en la zona de influencia desde la que escribo hay varios y muy destacados -seguramente olvido o desconozco bastantes, por lo que os ruego que los reflejéis si conocéis de su existencia-: está el siempre atractivo Medio Maratón de Motril, la semana próxima y que suele cambiar su fecha en función de varios elementos a tener en cuenta; o al menos así ha sido en los últimos años (campeonato de España, de Andalucía...); está el cada vez más emergente Medio Maratón de Jaén, que se correrá el próximo día 28 de octubre y que siempre es duro y se ha tenido que correr algún año que otro en unas condiciones atmosféricas adversas; está nuestra cita más importante en la capital de granadina: el Medio Maratón, que se correrá la mañana del 4 de noviembre, pudiendo perfectamente correr bajo la lluvia y hasta del frío; está el nuevo Medio Maratón -larga vida- de Antequera, el 11 del mismo mes y el joven Medio Maratón de Rincón de la Victoria, a celebrar el 18 del mismo mes; está el mítico Medio Maratón de Córdoba, a celebrar el día 25 de noviembre, que incluye actividades de gran evento deportivo: comida de la pasta y feria del corredor. De ahí que se convierta, probablemente, en el mejor de Andalucía. 
Cartel correspondiente a la edición de 2010

Pero hay muchos más no lejos de estos lugares. Por tanto, una agenda para no respirar, porque estos seis, que no coinciden, los puede hacer un mismo corredor aguerrido, a pesar de que apenas exista descanso para la recuperación. Todo dependerá del ritmo competitivo que se quiera imprimir en cada uno de ellos. Y de camino tenemos la oportunidad de conocer todas estas bellas ciudades andaluzas, tan distintas entre ellas y, tal vez por ello, especialmente interesantes. Por tanto, id preparando el bolso y cargando el depósito de combustible del coche, que están a tiro de piedra unos de otros.  
¿Os animáis? ¿Nos animamos?  

03 octubre 2012

ESCENA DE FAMILIA CON CONVERSACIÓN DE FONDO

Cuando el ya ajado padre llega a casa, como suele ser habitual en cualquier familia de bien, saluda a la esposa y pregunta por los hijos, ya crecidos e independientes. Con las dos hijas sólo puede hablar por teléfono porque viven fuera, pero con el hijo puede hablar a diario porque a éste le han construido una casita en una terreno colindante, a dos minutos andando de la casa familiar: es el hijo predilecto.  
El padre llega cansado porque viene de un largo viaje y la esposa ya lleva tiempo en casa, a pesar de que ha tenido una mañana muy ajetreada de museo en museo y de inauguración en inauguración, porque es una mujer social y culturalmente muy activa.
El padre y esposo, intercambia unas palabras con su mujer, pero se aprecia cierto distanciamiento entre ambos; o, quizá, se trata del hastío que crece inevitablemente en un matrimonio de muchos años de recorrido: poco tienen que contarse y lo poco que tienen, no se lo pueden contar. Por eso el padre decide visitar al hijo, a ver si está en su casita. 
-Hijo, ¿estás en casa? -pregunta cariñoso a través de la ventana entreabierta junto a la puerta de entrada de la casa-.
Pero contesta la nuera, una chica que fue periodista y por la que perdió la cabeza el hijo a pesar de que en la familia querían otra esposa de más lustre: 'pase usted, acabamos de llegar y acabamos de acostar a las niñas', dice ella. 
Una vez sentado el padre junto a su hijo, que es una imagen muy común y muy familiar, comienzan una distendida y relajada conversación. Más que nada para interesarse ambos de cómo les ha ido el día. 
-¿Y tú, padre, dónde has estado hoy? 
-He ido a New York que, como sabes, es una ciudad que me gusta y que puedes patear sin que te incomode la gente. He ido a hablar con la gente esa del periódico que sale mucho en las películas, ¿Cómo se llama...?
-¿El New York Times?
-Sí, ése. He ido más que nada para que hablen bien de mí, ya que estos americanos al no conocer nuestra tradición, creen que no servimos para nada y que vivimos del cuento. 
-¿Y qué le has contado? 
-Bueno, les he hablado de cómo va el país y que somos un país fuerte y trabajador y bla,bla,....ya sabes el rollo ese que contamos cuando salimos por ahí. La idea es que mañana saquen un artículo apoyando al país y, por lo tanto, a nosotros. Ha sido una idea genial. De camino, me han llevado a comer a un sitio con gente muy refinada. Se comía bien, pero no como por aquí. ¿Y tú, vosotros, que habéis hecho? 
-Pues nada, el rollo de casi todos los días: hemos inaugurado un congreso de oftalmólogos en Barcelona, que ha sido un coñazo, pero ya sabes cómo está el asunto en Cataluña y había que ir.
-Si, algo he leído en el avión. No podemos permitir que éstos se independicen porque nos rompen el chiringuito. Luego querrán hacerlo los vascos y a lo mejor hasta los gallegos y eso acabaría con nuestro negociete, jeje.
-Ya me doy cuenta y por eso les digo a mi equipo que me lleven por esos sitios y no a tanto a Andalucía y lugares así que no son peligrosos y allí arrasamos. Pero ocurre...-el hijo, se queda pensativo unos segundos-.
-¿Que ocurre, hijo?
-Pues nada, que ya nada parece ser como antes. Siempre hay gente que vocifera y hasta nos insulta. Ya sé que todo esto lo hacemos por nuestra franquicia, como tu le llamas, pero cada vez es más incómodo. Además, sacan una bandera parecida a la nuestra pero con una franja de color lila o algo así.
-Bueno, eso pasa cuando hay crisis. La gente en cuanto tenga el estómago lleno vuelve a sus cosas y nos dejan en paz. Así se comporta siempre el vulgo, como decía tu bisabuelo.
-Ya, pero está lo de la niña y el marido. 
-Sí, eso es más complicado. De todas formas, no te preocupes porque ya he hablado con el que lleva estos asuntos, ¿cómo se llama ese que era Alcalde de Madrid, que nunca me acuerdo?
-Ruíz Gallardón. 
-A sí, que no me acordaba. Ya he hablado con él porque le han dado ahora los asuntos de la justicia y me ha dicho que me tranquilice que va todo bien. 
-Bueno, pues siendo así...¿has cenado ya? 
-Sí, lo he hecho en el avión de camino para España.
-Pues entonces te voy a poner un coñac que me han dado en una licorería de Barcelona y hablamos de nuestras cuentas un rato, ¿te parece?
-¿De las cuentas del rescate y todo eso que dicen por ahí?
-No, de las nuestras, que es lo que importa. 
-¡Ah!,vale ¿Tienes por ahí un puro ahora que no está tu madre?
-¡Pero, papá...!      

02 octubre 2012

LOS PERROS: NUESTROS AMIGOS, NUESTROS ENEMIGOS.

Un 'bulldog francés' idéntico al 'pesao' del camino y del que me hice también amigo en Albarracín...pero eso ya es otra historia...,

 Los corredores y los perros. Mucho me temo que no tenemos mucha química entre nosotros. Probablemente interpreten que somos una amenaza para ellos porque, seguramente, en su instinto consideren que correr siempre es sinónimo de huir de algún peligro. No sabemos el motivo y, mucho me temo, que jamás llegaremos a conocerlo, a no ser que nosotros nos volvamos caninos o bien que ellos se conviertan en humanos ¿Es más probable lo segundo que lo primero? A saber. 
El caso es que todos los que corremos de manera habitual, de una manera o de otra hemos tenido algún tipo de mala experiencia con la especie canina e, incluso, con su cejudo dueño, que en ocasiones es peor partido que el perro mismo. 
En ese sentido recuerdo algunas. Aquella vez que iba corriendo con Mario por una zona agreste del Llano de la Perdíz y un perro grande y amenazante nos cortó el camino. Iba con su dueño y se lo reprendimos, contestando éste que aquello era campo, ¡que aquello era campo! dijo el 'cromagnon'. Es decir, que por ser campo se derogaban todas las normas que obligaban a llevarlo con bozal. Lógicamente, ante magna respuesta sesuda, optamos por no entrar al trapo. 
O aquella otra en la que un can, en apariencia apacible, irrumpió en el camino por el que corríamos y  le rompió un calcetín de un mordisco a Paco. O cuando me creí perdido cuando un 'bulldog' francés me cortó el paso en un vereda estrecha sin apenas salida, con toda esa fiera apariencia y aspecto de estar permanentemente enfadado. Pero en esto, como casi todo en la vida, lo aparente casi nunca es lo esencial, y aquel perro de aspecto bravo, aquella máquina de matar, se hizo amigo mío sin que yo se lo pidiera y se puso hasta un poco pesado corriendo a mi lado durante un buen rato. Pero al poco, pasó justo al revés: un perro con aspecto apacible, de esos que imaginas en las rodillas de una viejecita junto a una deliciosa chimenea, se me abalanzó de mala manera y si no consiguió morderme fue debido más a mi pericia, o tal vez a mi miedo, que no a su motivación clara y diáfana. 
Pero de entre todas las anécdotas hay una que me ocurre con mucha asiduidad con un perro pequeño cuando paso por una ruta concreta y que tiene especial relevancia para mí, más que nada por la interpretación que yo hago de la situación y que yo relaciono con el rol que ese can cumple en la manada, pero la dejaré para otra ocasión para exponerla de manera más abierta y detallada.

30 septiembre 2012

HAY QUE VOLVER AL WESTERN


Hay que volver al western porque pocas cosas se han en el cine más auténticas y que aporten tanto como los western de todos los tiempos. Un género que ha ido decayendo en los últimos años, quizá, porque lo mejor ya estaba filmado en los decenios anteriores, con la excepción de -por ejemplo- 'Sin perdón' una 'rara avis' de los años noventa -que es un grandioso homenaje al gran género- y diversos buenos 'remakes'. 
Particularmente en este género he visto la esencia del cine, pero también de la sociedad. Retratan la lucha del bien contra el mal en un joven pero muy vitalista país emergente como es Estados Unidos. Eso siempre me ha fascinado. Pero también la lucha por el poder y el territorio, donde todo es virgen, nuevo y latente. Lucha de hombres y mujeres por construir ciudades  habitables en contraposición a esa lucha opuesta de gente malvada por adueñarse de todos los recursos al margen de la ley. En realidad, esa lucha nos sigue siendo familiar y pocas cosas han cambiando en esencia, si bien, en este momento histórico pareciera que, al contrario que en el género western, el hombre que ha de velar por la ley y el orden en este momento histórico asumiera el papel del malo de la película, si consideramos los innumerables casos de corrupción en nuestras sociedades modernas avanzadas por parte de representantes de nuestros poderes. 
Si en aquellas míticas películas, un hombre es capaz de arriesgarlo todo para enfrentarse 'Sólo ante el peligro' o jugarse la vida para ajustar antiguas cuentas y, de camino, erradicar la corrupción de una ciudad llamada 'Río Lobo', en la sociedad actual pocos que formen parte de cualquier poder del Estado parecieran tener otro interés que amasar riqueza y proteger sus intereses materiales. Por tanto, todo indica que estamos dando un paso atrás. Y lo que es más grave, utilizando para ello las leyes. Justo al contrario de lo que hacían aquellos aguerridos hombres y mujeres. 
Así, que amante como soy de este género, me estoy dedicando a visionar películas para mí inéditas o ya conocidas. Y qué mejor el visionado de la excelente 'Río Lobo' de Howard Hawks, protagonizada por el sinpar John Wayne, tras haber visto hace unos días las dos -la clásica y el remake- 'Valor de ley'.

28 septiembre 2012

MIRANDO A ALMUÑECAR


Aunque también lo está haciendo el mal tiempo. De hecho, ya hubo ocasión de suspender hace unos cuantos años esta prueba por mor de las feroces tormentas. Esperemos que este año sea otro cantar.
Un circuito rápido, con mucho recorrido junto a la costa y de trazado llano, a excepción de una pequeña tachuela a pocos metros de la meta. Una prueba rápida para valorar nuestras posibilidades de cara a las medias de otoño que ya se aproximan raudas. 
Lo ideal sería correr con una temperatura en torno a los 18 a 22 grados; más de esa temperatura podría sufrirse la humedad propia de los lugares de costa. En todo caso, tendremos por delante unos 14 kilómetros, en una de las pruebas mejor organizadas del Circuito y de mayor estética, dado el entorno por el que corremos. 
En cuanto a logística, decir que hasta hace dos años no hubo problemas de aparcamiento, ya que junto al estado Francisco Bonet, desde el que sale y al que se llega, está el recinto ferial y había aparcamiento para todos, pero ocurre que el año pasado estaba mayormente ocupado por un mercadillo dominical. Veremos qué ocurre este año. 
Os dejo mi crónica del año pasado, que siempre aporta algo. Pinchad aquí.

27 septiembre 2012

BUSCANDO RECOVECOS DE LA EXISTENCIA

Sería difícil explicar -y mucho menos convencer-, a alguien que no es corredor, que esta disciplina deportiva va mucho más allá del mero ejercicio físico. 
En la entrada de ayer apuntaba sobre lo que supone correr en el comienzo del otoño. Las días son mucho más cortos y la luz, que se esfuma cada vez antes, es más turbia y plomiza. Es posible que haya días lluviosos y que las hojas de los árboles ya comiencen a caer para, de esa manera, volver a comenzar su ciclo, que alcanzará su plenitud muchos meses más tarde, en primavera. 
Comenzarán a aparecer los primeros humos de las chimeneas, pero es probable que ese humo no sea otro que el de las castañas asadas. Ya hay bandadas de pájaros que inician su errático viaje en grupo hacia lugares más cálidos y las calles se quedan más despobladas, en la misma medida que las terrazas -¡gracias a Dios!- ya comienzan a plegar sus sombrillas y almacenar sus mesas y sus sillas.
Pero muchos más vacíos quedarán los caminos, veredas y carreteras por los que corremos habitualmente; y para colmo, hay que organizar la tarde -si somos corredores vespertinos- para que el astro rey no nos asombre con su retirada. 
Es otra época; es otro correr. Y a esas nuevas circunstancias hay que adaptarse porque el entrenamiento no puede detenerse de la misma manera que no se detiene la competición. Hay que volver a remover el armario y comenzar a sacar, al menos, las primeras capas de nuestras equipaciones técnicas, sin que sea prudente precintar aún la ropa técnica de verano. 
Cambian los bioritmos, cambia la forma de hacer la digestión, cambian muchas cosas. Pero a todo eso hay que enfrentarse sin más remedio. 
Además, el otoño es más melancólico, más cercano al hogar que a la calle, pero eso tampoco puede convertirse en un problema, ya que la inclinación al hogar siempre conlleva menos resistencia que la inclinación a patear caminos. Y es en ese momento en el que tiene sentido la frase del título: 'Buscando recovecos de la existencia'. 
Enfocada esa frase en el corredor, podría considerarse que éste se sumerge - como todo el mundo- en una existencia cotidiana, en la que cobra un principal protagonismo el trabajo, el estudio, la familia, las obligaciones cotidianas, de manera que ante ese marasmo difícil es buscar recovecos. 
Toda persona debería ser creativa y afrontar cada día como una nueva oportunidad de hacer una lectura distinta de la cotidianidad. La mayoría no lo hace porque se deja llevar por la magnitud de las obligaciones diarias: no hay lugar para la creatividad. Pero hay otras personas que intentan buscar cada día -yo lo intento al menos- una nueva motivación, un nuevo recoveco que haga despertar el alma y los sentidos. Unos lo buscan en la lectura, otros en la reflexión, otros en el cine, otros en la música. Todos esos argumentos son válidos. Los corredores, además de buscar esos recovecos en todo eso, tenemos el privilegio de hacer una lectura del día completamente distinta, simplemente, acudiendo a nuestro entrenamiento más o menos diario. Es más, si conseguimos que ese entrenamiento no se convierta en rutina habremos rizado el rizo. 
Para muestra un ejemplo propio: en esta tarde plomiza y lluviosa de miércoles, cuando la cotidianidad parece ahogar a todo el mundo, cuando las noticias sobre la crisis y los recortes planean por las atribuladas cabezas, consideré como lo más creativo hacer una ruta poco usual, perderme por una carretera prácticamente solitaria rodeada de la belleza que confiere el otoño a la naturaleza y desafiar a la fresca tarde vistiendo aún la ropa técnica que he utilizado en verano. Quería sentir la fría brisa del otoño  Era una forma de rebeldía, una forma de buscar un recoveco que la rutina jamás ofrecerá. Para colmo me salió, sin buscarlo, un ritmo casi de competición -¿sería por la motivación?-. Ese es nuestro privilegio al margen de ritmos, marcas, competición y otras cuestiones menores. Pero, claro, esto no es fácil explicárselo a quien no suele correr, pero confío que vosotros amigos y amigas corredores sepáis de qué hablo cuando hablo de correr (dixit Murakami).  

26 septiembre 2012

EL CORRER Y SU MAGIA


Piensa la gente que los corredores siempre vamos con una sonrisa en la cara cuando  nos disponemos a correr. No es cierto; de hecho, en muchas ocasiones no se encuentran ni las fuerzas ni las ganas para ir a correr. De ahí que a los corredores no nos baste con la mera afición. Por el contrario, son necesarios muchos más aditivos para poder encarar con dedicación y voluntad esta disciplina. Porque de una disciplina como otra cualquiera se trata.
Viene a cuenta esto de lo reacio que me encontraba el lunes para hacer un rodaje que, inicialmente, pretendía ser suave, entre el Pantano del Cubillas y Caparacena -ida y vuelta-. Nueve kilómetros bien medidos no exentos de varias complicaciones orográficas. Ese lunes, no me hubiera bastado con la mera afición, porque resulta que cuando entra el otoño y la luz de la tarde se vuelve melancólica, cuesta patear caminos y veredas. Esos caminos y veredas que has recorrido con placer y deleite en los luminosos meses del verano. Pero ahora es distinto: va entrando el frío, el sol calienta menos y hay mucha más soledad en las rutas que no ha mucho se mostraban pobladas de gente. Ahora, por arte de birlibirloque desaparecen, mientras que tú sigues haciendo tus mismas rutas de siempre. Pero cuesta enfrentarse a esta nueva estación meteorológica y en esas nuevas condiciones. 
Sin embargo, cuando presumía y casi daba por sentado que serían unos kilómetros penosos, todo ocurrió justo al contrario. Me sentí ligero desde el primer metro y mis piernas querían más ritmo. Yo no era el que creía que era antes de comenzar a correr. Y así, de esta forma, transcurrieron estos nueve kilómetros, intentando moderarme en el ritmo porque no se trataba de competición alguna. 
Sin duda, son estas circunstancias inéditas e imprevisibles las que hacen que nuestro deporte despliegue la magia que despliega, porque sin ella todo sería mucho menos llevadero.          

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...