30 septiembre 2012

HAY QUE VOLVER AL WESTERN


Hay que volver al western porque pocas cosas se han en el cine más auténticas y que aporten tanto como los western de todos los tiempos. Un género que ha ido decayendo en los últimos años, quizá, porque lo mejor ya estaba filmado en los decenios anteriores, con la excepción de -por ejemplo- 'Sin perdón' una 'rara avis' de los años noventa -que es un grandioso homenaje al gran género- y diversos buenos 'remakes'. 
Particularmente en este género he visto la esencia del cine, pero también de la sociedad. Retratan la lucha del bien contra el mal en un joven pero muy vitalista país emergente como es Estados Unidos. Eso siempre me ha fascinado. Pero también la lucha por el poder y el territorio, donde todo es virgen, nuevo y latente. Lucha de hombres y mujeres por construir ciudades  habitables en contraposición a esa lucha opuesta de gente malvada por adueñarse de todos los recursos al margen de la ley. En realidad, esa lucha nos sigue siendo familiar y pocas cosas han cambiando en esencia, si bien, en este momento histórico pareciera que, al contrario que en el género western, el hombre que ha de velar por la ley y el orden en este momento histórico asumiera el papel del malo de la película, si consideramos los innumerables casos de corrupción en nuestras sociedades modernas avanzadas por parte de representantes de nuestros poderes. 
Si en aquellas míticas películas, un hombre es capaz de arriesgarlo todo para enfrentarse 'Sólo ante el peligro' o jugarse la vida para ajustar antiguas cuentas y, de camino, erradicar la corrupción de una ciudad llamada 'Río Lobo', en la sociedad actual pocos que formen parte de cualquier poder del Estado parecieran tener otro interés que amasar riqueza y proteger sus intereses materiales. Por tanto, todo indica que estamos dando un paso atrás. Y lo que es más grave, utilizando para ello las leyes. Justo al contrario de lo que hacían aquellos aguerridos hombres y mujeres. 
Así, que amante como soy de este género, me estoy dedicando a visionar películas para mí inéditas o ya conocidas. Y qué mejor el visionado de la excelente 'Río Lobo' de Howard Hawks, protagonizada por el sinpar John Wayne, tras haber visto hace unos días las dos -la clásica y el remake- 'Valor de ley'.

28 septiembre 2012

MIRANDO A ALMUÑECAR


Aunque también lo está haciendo el mal tiempo. De hecho, ya hubo ocasión de suspender hace unos cuantos años esta prueba por mor de las feroces tormentas. Esperemos que este año sea otro cantar.
Un circuito rápido, con mucho recorrido junto a la costa y de trazado llano, a excepción de una pequeña tachuela a pocos metros de la meta. Una prueba rápida para valorar nuestras posibilidades de cara a las medias de otoño que ya se aproximan raudas. 
Lo ideal sería correr con una temperatura en torno a los 18 a 22 grados; más de esa temperatura podría sufrirse la humedad propia de los lugares de costa. En todo caso, tendremos por delante unos 14 kilómetros, en una de las pruebas mejor organizadas del Circuito y de mayor estética, dado el entorno por el que corremos. 
En cuanto a logística, decir que hasta hace dos años no hubo problemas de aparcamiento, ya que junto al estado Francisco Bonet, desde el que sale y al que se llega, está el recinto ferial y había aparcamiento para todos, pero ocurre que el año pasado estaba mayormente ocupado por un mercadillo dominical. Veremos qué ocurre este año. 
Os dejo mi crónica del año pasado, que siempre aporta algo. Pinchad aquí.

27 septiembre 2012

BUSCANDO RECOVECOS DE LA EXISTENCIA

Sería difícil explicar -y mucho menos convencer-, a alguien que no es corredor, que esta disciplina deportiva va mucho más allá del mero ejercicio físico. 
En la entrada de ayer apuntaba sobre lo que supone correr en el comienzo del otoño. Las días son mucho más cortos y la luz, que se esfuma cada vez antes, es más turbia y plomiza. Es posible que haya días lluviosos y que las hojas de los árboles ya comiencen a caer para, de esa manera, volver a comenzar su ciclo, que alcanzará su plenitud muchos meses más tarde, en primavera. 
Comenzarán a aparecer los primeros humos de las chimeneas, pero es probable que ese humo no sea otro que el de las castañas asadas. Ya hay bandadas de pájaros que inician su errático viaje en grupo hacia lugares más cálidos y las calles se quedan más despobladas, en la misma medida que las terrazas -¡gracias a Dios!- ya comienzan a plegar sus sombrillas y almacenar sus mesas y sus sillas.
Pero muchos más vacíos quedarán los caminos, veredas y carreteras por los que corremos habitualmente; y para colmo, hay que organizar la tarde -si somos corredores vespertinos- para que el astro rey no nos asombre con su retirada. 
Es otra época; es otro correr. Y a esas nuevas circunstancias hay que adaptarse porque el entrenamiento no puede detenerse de la misma manera que no se detiene la competición. Hay que volver a remover el armario y comenzar a sacar, al menos, las primeras capas de nuestras equipaciones técnicas, sin que sea prudente precintar aún la ropa técnica de verano. 
Cambian los bioritmos, cambia la forma de hacer la digestión, cambian muchas cosas. Pero a todo eso hay que enfrentarse sin más remedio. 
Además, el otoño es más melancólico, más cercano al hogar que a la calle, pero eso tampoco puede convertirse en un problema, ya que la inclinación al hogar siempre conlleva menos resistencia que la inclinación a patear caminos. Y es en ese momento en el que tiene sentido la frase del título: 'Buscando recovecos de la existencia'. 
Enfocada esa frase en el corredor, podría considerarse que éste se sumerge - como todo el mundo- en una existencia cotidiana, en la que cobra un principal protagonismo el trabajo, el estudio, la familia, las obligaciones cotidianas, de manera que ante ese marasmo difícil es buscar recovecos. 
Toda persona debería ser creativa y afrontar cada día como una nueva oportunidad de hacer una lectura distinta de la cotidianidad. La mayoría no lo hace porque se deja llevar por la magnitud de las obligaciones diarias: no hay lugar para la creatividad. Pero hay otras personas que intentan buscar cada día -yo lo intento al menos- una nueva motivación, un nuevo recoveco que haga despertar el alma y los sentidos. Unos lo buscan en la lectura, otros en la reflexión, otros en el cine, otros en la música. Todos esos argumentos son válidos. Los corredores, además de buscar esos recovecos en todo eso, tenemos el privilegio de hacer una lectura del día completamente distinta, simplemente, acudiendo a nuestro entrenamiento más o menos diario. Es más, si conseguimos que ese entrenamiento no se convierta en rutina habremos rizado el rizo. 
Para muestra un ejemplo propio: en esta tarde plomiza y lluviosa de miércoles, cuando la cotidianidad parece ahogar a todo el mundo, cuando las noticias sobre la crisis y los recortes planean por las atribuladas cabezas, consideré como lo más creativo hacer una ruta poco usual, perderme por una carretera prácticamente solitaria rodeada de la belleza que confiere el otoño a la naturaleza y desafiar a la fresca tarde vistiendo aún la ropa técnica que he utilizado en verano. Quería sentir la fría brisa del otoño  Era una forma de rebeldía, una forma de buscar un recoveco que la rutina jamás ofrecerá. Para colmo me salió, sin buscarlo, un ritmo casi de competición -¿sería por la motivación?-. Ese es nuestro privilegio al margen de ritmos, marcas, competición y otras cuestiones menores. Pero, claro, esto no es fácil explicárselo a quien no suele correr, pero confío que vosotros amigos y amigas corredores sepáis de qué hablo cuando hablo de correr (dixit Murakami).  

26 septiembre 2012

EL CORRER Y SU MAGIA


Piensa la gente que los corredores siempre vamos con una sonrisa en la cara cuando  nos disponemos a correr. No es cierto; de hecho, en muchas ocasiones no se encuentran ni las fuerzas ni las ganas para ir a correr. De ahí que a los corredores no nos baste con la mera afición. Por el contrario, son necesarios muchos más aditivos para poder encarar con dedicación y voluntad esta disciplina. Porque de una disciplina como otra cualquiera se trata.
Viene a cuenta esto de lo reacio que me encontraba el lunes para hacer un rodaje que, inicialmente, pretendía ser suave, entre el Pantano del Cubillas y Caparacena -ida y vuelta-. Nueve kilómetros bien medidos no exentos de varias complicaciones orográficas. Ese lunes, no me hubiera bastado con la mera afición, porque resulta que cuando entra el otoño y la luz de la tarde se vuelve melancólica, cuesta patear caminos y veredas. Esos caminos y veredas que has recorrido con placer y deleite en los luminosos meses del verano. Pero ahora es distinto: va entrando el frío, el sol calienta menos y hay mucha más soledad en las rutas que no ha mucho se mostraban pobladas de gente. Ahora, por arte de birlibirloque desaparecen, mientras que tú sigues haciendo tus mismas rutas de siempre. Pero cuesta enfrentarse a esta nueva estación meteorológica y en esas nuevas condiciones. 
Sin embargo, cuando presumía y casi daba por sentado que serían unos kilómetros penosos, todo ocurrió justo al contrario. Me sentí ligero desde el primer metro y mis piernas querían más ritmo. Yo no era el que creía que era antes de comenzar a correr. Y así, de esta forma, transcurrieron estos nueve kilómetros, intentando moderarme en el ritmo porque no se trataba de competición alguna. 
Sin duda, son estas circunstancias inéditas e imprevisibles las que hacen que nuestro deporte despliegue la magia que despliega, porque sin ella todo sería mucho menos llevadero.          

25 septiembre 2012

YA NO VOLVEREMOS A SER RICOS (IDEAL 25/9/2012)

Seguramente, ya no volveremos a ser ricos. Principalmente porque debemos más de lo que ingresamos y así no hay forma. Y porque producimos poco. Para colmo, nuestra clase política es una calamidad y se han empeñado en que mantengamos un país y unas instituciones costosas e innecesasrias. 
Pues nada, os dejo con algunas reflexiones sobre la crisis, pero vistas desde otra óptica. Artículo publicado en la edición escrita de Ideal esta mañana y que os adjunto, por si no habéis tenido ocasión de leerlo en papel o, sencillamente, para quienes por motivos geográficos no tengáis acceso a este periódico.


YA NO VOLVEREMOS A SER RICOS

Mantener aquí que la crisis era necesaria, sería como una especie de suicidio por lapidación tal y como están los ánimos por mor de la economía y la cada vez más dramática secuela de víctimas que está dejando. Pero está claro que esta crisis -todas las crisis- conlleva también un elemento purificador que habría que aprovechar si no fuera porque los cada vez más árboles forrados de números rojos no nos dejan ver el bosque del desastre financiero al que estamos enfrentándonos. Por eso y porque hay excesiva gente inocente sufriéndola.
Ese elemento purificador tiene mucho que ver con las personas y con nuestra forma de vida, a pesar de que nos estén acostumbrando a considerar la crisis como una negación de la existencia y del futuro de la humanidad misma. Volver de nuevo a las cavernas -que no es el caso, supongo- tiene sus ventajas porque es probable que esa acción nos haga más libres y menos súbditos de los poderes que nos regulan y nos guían. De hecho, un excesivo desarrollo vacuo, que era al que se estaba llevando a cabo, no era más que una excusa para que el gran capital, ese que no tiene nombre ni cara, nos hiciera cada vez más dependientes de él por la vía del consumo o con insistentes mensajes creadores de más necesidades inútiles de servicios y artefactos materiales, que en la mayoría de las ocasiones no nos hacían falta y acababan al poco en el lugar más oscuro y recóndito de un triste trastero. Además, el permanente aumento de nuevos ricos ya nos estaba asfixiando y hasta costaba salir a la calle.
La economía de la abundancia, vivida en los años anteriores a esta crisis, era como una especie de canto de sirena ante el que no podíamos abstraernos por mucho que un figurado Odiseo nos implorara que nos tapáramos los oídos, acción esta poco útil porque ese delicioso elixir de sonido acababa penetrando por nuestro pabellón auditivo. Nadie, ni el rico ni el pobre, podía abstraerse de esa necesidad compulsiva de comprar, de consumir. Además, todo era favorecido por los grandes poderes políticos y financieros. 'Compre y page a plazos', 'hipotéquese', eran dos de los mensajes más efectivos, que si venían avalados por esos poderes, razón no había para cumplirlos como autómatas destinados a cumplir un fin programado. Lógicamente, en toda esa vorágine consumista habíamos desarrollado decadencia social y humana pero no nos dábamos cuenta y ahora estamos hechos unos zorros. Precisamente por existir una vinculación tan interdependiente entre lo material y lo humano.
Sin embargo, no es nada fácil habituarse a esa oportunidad de purificación de la que hablaba arriba, porque en nuestros países ricos no hemos sabido subsistir de otra manera que no fuera por medio del mecanismo económico. En España olvidamos demasiado pronto nuestros orígenes y nuestros escasos recursos económicos de siempre y abandonamos en seguida ese hábito de vivir con esos escasos recursos endémicos, a pesar de que siempre estuvimos bien conectados con la vida digna que confiere las arcas vacías.
A partir de ahora, probablemente, ya no volveremos a ser ricos y seremos cada vez menos dueños de nuestras cuentas, pero ya se sabe que cuando se ha saboreado la miel, ese dulce elixir cuesta olvidarlo.


24 septiembre 2012

EL DESASTRE DE NUESTRO PAÍS VISTO DESDE ALEMANIA


No tengo por costumbre reproducir texto alguno, pero hoy haré una excepción a cuenta de este interesante artículo traducido al español, escrito por una periodista, Stefanie Claudia Müller, que es  corresponsal en nuestro país de un diario alemán. 
Lo interesante del artículo es la coincidencia de su temática con lo que denunciamos muchos ciudadanos en cartas a periódicos, blogs, facebook y demás redes sociales, pero diametralmente opuesto al discurso de la prensa oficial de nuestra país, que es casi toda, porque la más importante pertenece a grupos económicos que silencian la situación del país por intereses ocultos o económicos, que viene a ser igual. Por tanto, para conocer la verdad de la descomunal vergüenza de nuestra clase política no hay más remedio que leer los medios de otros países.
En mi particular exilio -como ya escribí- de pasar por completo de lo que se diga o escriba en España, a excepción de honrosas excepciones, nada mejor que buscar la verdad desde otra óptica.  
Recomiendo encarecidamente la lectura de esta artículo, no sólo porque dice la verdad más absoluta, sino porque es así cómo nos ven en Alemania, que como sabemos, es el país que comanda la Europa económica y política. Y si es esa la óptica que tienen de nuestros gobernantes las consecuencias del rescate serán penosas para, nosotros, los ciudadanos.          

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Traducción de un artículo publicado el jueves 6 en varios periódicos económicos alemanes, por Stefanie Claudia Müller, su corresponsal en España: 

Hoy, 6 de septiembre, se encuentran en Madrid los gobiernos de Alemania y España, acompañados de un nutrido grupo de empresarios, y donde seguro hablarán sobre las condiciones para poder otorgar más ayudas financieras a España o a su sistema bancario. En los dos lados se ha elevado el tono en los últimos meses y es con gran expectación que España espera ahora la decisión que va a tomar el Tribunal Constitucional alemán, que esa sí es crucial, el día 12, sobre la conformidad o no del rescate europeo y las obligaciones derivadas para los alemanes.

En Alemania crece la critica contra la supuesta "mentalidad de fiesta" de los españoles; en España los medios cada vez son más negativos con la supuesta dureza de la canciller Merkel. Pensamos que la situación es mucho más compleja de lo que presentan ambos gobiernos y la mayoría de los medios. España no es Grecia, pero España puede ser un paciente crónico si Alemania, junto con Europa, no contribuye a solucionar sus verdaderos problemas.

España no debería recibir más dinero sin que se cambie a fondo el sistema político y económico, hoy en manos de una oligarquía política aliada con la oligarquía económica y financiera, y sin que se aumente la participación ciudadana real en las decisiones políticas. Para no perpetuar la crisis y endeudar a los españoles durante generaciones, el Gobierno español debe reformar a fondo la administración de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, en su mayoría en bancarrota y completamente fuera de control, sometiendo a referéndum el modelo de Estado.

Este tema es la clave del futuro de España, porque las regiones, ayuntamientos y diputaciones son los responsables de los dos tercios del gasto público -234.000 millones frente a 118.000 el Estado en 2011-, excluyendo la Seguridad Social -23.000 millones-, y este gasto se realiza en condiciones de descontrol, despilfarro y corrupción totalmente inaceptables. Las razones verdaderas de la crisis del país, en consonancia con lo dicho, nada tienen que ver con salarios demasiado altos -un 60 % de la población ocupada gana menos de 1.000 euros/mes-, ni pensiones demasiado altas -la pensión media es de 785 euros, el 63% de la media de la UE-15- ni pocas horas de trabajo, como se ha trasmitido a veces desde Alemania. A España tampoco le falta talento, ni capacidad empresarial ni creatividad. Tiene grandes pensadores, creativos, ingenieros, médicos excelentes y gestores de primer nivel.

La razón de la enfermedad de España es un modelo de Estado inviable, fuente de todo nepotismo y de toda corrupción, impuesto por una oligarquía de partidos en connivencia con las oligarquías financiera y económica, y con el poder judicial y los organismos de control a su servicio. En España no existe separación de poderes, ni independencia del poder judicial, ni los diputados representan a los ciudadanos, solo a los partidos que los ponen en una lista. Todo esto lleva también a una economía sumergida que llega al 20% del PIB y que frena la competencia, la eficacia y el desarrollo del país. Además, detrae recursos con los que podrían financiarse educación y sanidad.

Las ayudas para España, igual que para otros posible candidatos de rescates, no deben ir a bancos ya casi en bancarrota y fuertemente politizados. En la CAM, el Gobierno ha comprometido 16.000 millones de dinero público en lugar de cerrarla; en Bankia, 23.000, y el Ejecutivo acaba de darle 5.000 millones urgentemente para cubrir pérdidas en vez de cerrarla, y además de forma tan extraña que despierta todo tipo de recelos. ¿Por qué se ha utilizado el dinero de los españoles (FROB) en vez de esperar los fondos de la UE? Es lícito suponer que la razón es la siguiente: los bancos no quieren que la UE investigue sus cuentas.

Control estricto y duras condiciones. Ya el caso de Grecia ha demostrado que las ayudas europeas tienen que estar vinculadas a un control estricto y condiciones duras. Esas condiciones no pueden solamente representar recortes sociales o subidas brutales de impuestos, como hace ahora el Gobierno de Mariano Rajoy con la excusa de Europa . Se tiene que cambiar más en España que cortar gasto social, que de todos modos es mucho más bajo que en Alemania, y hay otros gastos infinitamente más relevantes que se pueden eliminar. Además, los casos de corrupción resultan tan escandalosos, incluso en el propio Gobierno, que uno solamente puede llegar a una conclusión: el dinero de Europa no puede ser manejado por personas tan increíblemente corrompidas.

La pasada semana el ministro de Industria Soria -imputado también por corrupción urbanística en Canarias- acusó al ministro de Hacienda en el Consejo de Ministros de favorecer descaradamente a la empresa líder de renovables, Abengoa, de la que había sido asesor, en la nueva regulación de estas energías, que reciben más de 7.000 millones de euros de subvenciones anualmente. Y Rajoy, al que entregó una carta probatoria, ni dijo ni hizo absolutamente nada.
No puede permitirse por más tiempo este nivel de corrupción, y menos aún a 17 regiones funcionando como estados independientes, con todos los organismos multiplicados por 17, desde 17 servicios meteorológicos a 17 defensores del pueblo, con 200 embajadas, 50 canales de TV regionales en pérdida, 30.000 coches oficiales o 4.000 empresas públicas que emplean a 520.000 personas, creadas específicamente para ocultar deuda y colocar a familiares y amigos sin control ni fiscalización alguna. En conjunto, unos 120.000 millones, equivalentes al 11,4% del PIB, se despilfarran anualmente en un sistema de nepotismo, corrupción y falta de transparencia.

Y con esto se tiene que acabar, entre otras cosas, porque ya no hay dinero. Los últimos datos de las cuentas públicas conocidos la pasada semana son escalofriantes. El déficit del Estado a julio ascendió al 4,62% del PIB, frente a un déficit del 3,5% comprometido con la UE para todo el año (del 6,3% incluyendo regiones y ayuntamientos). Pero lo realmente inaudito es que España está gastando el doble de lo que ingresa. 101.000 millones de gasto a julio frente a 52.000 millones de ingresos, y precisamente para poder financiar el despilfarro de regiones y ayuntamientos, que no están en absoluto comprometidos con la consolidación fiscal.

El tema del déficit público es algo que roza la ciencia ficción, y que ilustra perfectamente la credibilidad de los dos últimos gobiernos de España.

En noviembre de 2011, el anterior Gobierno dijo que el déficit público era del 6% del PIB; a finales de diciembre, el nuevo Gobierno dijo que le habían engañado y que el déficit era superior al 8%, y que se tomaba tres meses para calcularlo con toda precisión. A finales de marzo, se dijo que definitivamente era del 8,5%, y ésta fue la cifra que se envió a Bruselas. Dos semanas después, la Comunidad de Madrid dijo que sus cifras eran erróneas y el Ayuntamiento de la capital igual… el déficit era ya del 8,7%.

Sin embargo, la semana pasada el INE dijo que el PIB de 2011 estaba sobrevalorado y, con la nueva cifra, el déficit era del 9,1%; dos días después, Valencia dijo que su déficit era de 3.000 millones más; o sea, que estamos en el 9,4% y las otras 15 CCAA y 8.120 ayuntamientos aún no han corregido sus cifras de 2011. Lo único que sabemos es que están todas infravaloradas. El déficit real de 2011 puede estar por encima del 11%, por lo cual en 2012 se está gastando el doble de lo que se ingresa. Como dice el Gobierno de Rajoy, “estamos en la senda de convergencia”. Y es verdad… de convergencia hacia Grecia.

Claramente, la joven democracia española tiene todavía muchos déficits de representatividad y de democracia que deberían interesar a la canciller Merkel y también a Europa, si queremos evitar una Grecia multiplicada por cinco y salvar el euro. Esto es lo que ha hecho posible el despilfarro masivo de las ayudas europeas, con una asignación disparatada de las mismas, a pesar de que estas ayudas han supuesto una cifra mayor que la del Plan Marshall para toda Europa.

Es frustrante que a causa de este sistema oligárquico nepotista y corrupto se destroce talento y creatividad y que ahora muchos jóvenes se vean forzados a trabajar fuera, muchos en Alemania. Esa situación nos ha llevado a una distribución de riqueza que es de las más injustas de la OECD. La antaño fuerte clase media española está siendo literalmente aniquilada.

Resumiendo: no es una falta de voluntad de trabajo, como se piensa tal vez en algunos países del norte de Europa, lo que hace que España sufra la peor crisis económica de su Historia. Es un sistema corrupto e ineficiente. La crítica del Gobierno alemán y sus condiciones para un rescate de España se deberían concentrar en la solución de esos problemas. En caso contrario, solo conseguirán que una casta política incompetente y corrupta arruine a la nación para varias generaciones.

*Stefanie Claudia Müller es corresponsal alemana en Madrid y economista.

23 septiembre 2012

CINE: UN LUGAR DONDE QUEDARSE (IT, 2011)


Tenía verdaderas ganas de visionar esta extraña película protagonizada por el camaleónico Sean Penn, en la que interpreta a una antigua estrella del pop (según dice el propio personaje en la película) -si bien en todas las sinopsis aparece como estrella del rock-. De todas formas, la música siniestra puede encajar en varios géneros, todo dependerá del enfoque instrumental. Pero no es una película de género musical. En absoluto. Tan sólo un breve 'cameo' del propio músico británico David Byrne, coautor de la banda sonora, además. 
Cheyenne, el músico gótico, alcanza casi los 60 años, si no los tiene ya, y vive casi jubilado en una mansión dublinesa con la independencia económica que le ofrece sus derechos de autor, sus años de estrella internacional. Además sigue fiel a su estética gótica, la misma que ha llevado desde la adolescencia y por la que es conocido por su público en calle, aspecto que causa reverencia en éste -generalmente adolescentes más perdidos que una pava en un garaje- y asombra e, incluso, hilaridad en el resto de los ciudadanos normales, esos que escuchan a Mariah Carey o Jennifer López, no sé, por poner tan sólo dos ejemplos de música antagónica a la que hacía el afamado músico gótico en sus años.   
Pareciera que su vida es rutinaria: hace el amor con su mujer -protagonizada por la extraordinaria Frances DcDormand, la entrañable policía de provincias de Fargo-, va a comprar con su peculiar carrito de compras con su particular forma de andar, acude al centro comercial con su particular amiga adolescente, se expresa con esa exclusiva cadencia de voz gótica, pero parece aburrido o deprimido. Quizá ya nada le interesa en lo material, en cuanto a seguir triunfando en el mundo de la música, si bien un hecho luctuoso -la muerte de su padre- le hace ponerse en acción, que es un decir, para ser tan pusilánime y tan vuelta de todo. 
¿Esperaba más de esta película? Sí y no. Lógicamente, dada la caracterización del personaje que protagoniza Sean Penn, no podía ser una película normal, si bien el guión nos lleva por derroteros que, en un principio, pueden parecer ilógicos: la búsqueda de la identidad, de la infancia, del niño que jamás ha crecido. 
Al margen de la película, me atrevería a decir que existe 'otra película', que es la protagonizada en particular por Sean Penn. Seguramente el aun joven director italiano Paolo Sorrentino, con sus cinco largos en su haber, no calibró muy bien que llamar a Sean Penn es llamar a un actor que puede tragarse el guión, la dirección y al resto de actores de un sólo trago y sin despeinarse. Es todo un portento de la interpretación, una naturaleza salvaje del cine. Suerte que ha existido el contrapeso de Frances DcDormand. Un papel de músico gótico ochentero excesivo para esta película, en el que el director norteamericano ha puesto toda el alma, que es lo que suele hacer en cada una de las películas que interpreta. Seguramente, un director más experimentado hubiera hecho un contrapeso más razonable, pero probablemente que no le hubiera salido tan bien la estética gótica dirigida por el director italiano. No sé, un mar de dudas que te plantea esta curiosa película que, aunque sólo sea por lo que disfrutaremos de la interpretación de Sean Penn en su peculiar personaje  y por sus comentarios lacónicos y surrealistas ya merecerá la pena ver esta proyección a la que le doy mucho crédito por la interpretación de Sean Penn, por la rara temática y porque no es una película más. Sin duda, es distinta a lo que se suele ver hoy en día. Haréis bien en verla. 

20 septiembre 2012

¡QUÉ LES ZURZAN CON SUS CUITAS Y ENREDOS!


Yo, como toda persona que guste estar informada, he seguido con interés, desde siempre, la actualidad política. Hubo un tiempo en el que la política, a pesar de estar siempre en el filo de la corruptela, por su propia naturaleza, era una rama más del conocimiento humano y podías leer la actualidad política del país en cualquier periódico sin necesidad de echar la pota, pero ese tiempo ya ha pasado. 
Y ha pasado, desde que la política cada vez está más contaminada por los intereses materiales -por los intereses siempre lo ha estado- más ridículos y nauseabundos. Inclusos sus actores ahora son otros. Hubo políticos de raza, con los que podías estar de acuerdo o no estarlo (dos recientemente fallecidos, Fraga y Carrillo, por poner dos casos extremos, eran ejemplo de políticos de raza -aunque personalmente jamás he comulgado con la ideología de ninguno-), pero sus argumentos, por lo general, estaban totalmente alejados de intereses materiales. Eran políticos profesionales, es cierto, pero jamás se les ha descubierto una corrupción económica que les empañara su larga carrera política. Han vivido siempre en el mismo sitio y no se les ha conocido grandes fortunas, al margen de lo que hayan podido atesorar con su buen sueldo de ministros o diputados, según el caso. Pero ese tipo de políticos ya están falleciendo o bien se han retirado de la vida pública. 
No hace mucho vi un programa de Jordi Évole, 'el follonero', dedicado a conocer las opciones de gente -muchos de ellos políticos- que han hecho de su función un ejemplo de transparencia. De entre los entrevistados me llamó la atención un señor mayor, fundador del PP y con aspecto muy pepero -si es que ese aspecto está catalogado de alguna manera-, que por voluntad propia se había retirado cuando comenzó a comprender a qué se dedicaban sus antiguos compañeros de partido, que acababan de alcanzar la mayoría absoluta del gobierno de España, en el año 2000. Precisamente se apartó de la política cuando comprendió que ese poder no iba a ser bien digerido. Y no se equivocó. Es más, este antiguo político del PP considera que hoy que hoy día estar en un partido es igual a podredumbre y corrupción. Era diputado en ese momento y demostró coherencia y  coraje. Un caso único, sin duda.
Por tanto, visto lo visto, yo he decidido voluntariamente no leer intencionadamente ninguna noticia política ni perder el tiempo en esta pantomima en que se ha convertido la vida pública. Sencillamente, renuncio. No me interesa. Lo mismo que ya he decidido no votar más a opciones políticas de este tipo. 
Y sería sano que así lo hiciéramos muchos porque el sistema político actual y sus medios de comunicación palmeros se alimentan de esas audiencias. Sin ellas, no serían nada. Que les zurzan. 
Por el contrario, es completamente insano perder el tiempo con toda esta gentuza. Un tiempo precioso que  podemos dedicar a cosas que precisamente ellos no quieren que hagamos. Por ejemplo: ser más cultos, leer buena literatura e historia, ver buen cine, escuchar música culta, reflexionar, escribir. En fin, miles de cosas de ámbito intelectual que al sistema no le interesa que hagamos, porque ellos, como grandes ególatras que son, lo que les interesa es que estemos ensimismados con sus cuitas y enredos y nos olvidemos de crecer como seres pensantes y sintientes. Quieren masa, no personas. Que no cuenten conmigo.Lógicamente, seguiré leyendo la prensa y escribiendo en ella, mientras pueda y me dejen, pero hay muchas formas de acercarse a los medios de comunicación, muchas formas de leer y de escribir y yo tengo claro qué me interesa. Me ha ocurrido tarde, pero al final he visto la luz.  
Lo que ocurre es que cada vez tardo menos en leer la prensa y los telediarios no los aguanto ni dos minutos. Por tanto, al parecer, lo estoy consiguiendo.
  

CINE: TAMBIÉN LA LLUVIA (ESP, 2010)


No encontraba el momento para sentarme a ver esta excelente película de título tan lírico, porque siempre me decantaba por alguna otra. Pero me dije que tres premios Goya no pueden estar equivocados y así ha sido. 'También la lluvia' es una excelente película española que apremio a que la veáis si no lo habéis hecho ya. 
Es una película sin apenas fisuras, con una coherencia brutal. Un drama social contado con una frescura emocionante. Todo un hallazgo. 
El cine de Icíar Bollaín siempre está cargado de una casi obsesiva crítica social. Y todo lo que se refleja en el cine de manera obsesiva no me ha interesado demasiado, pero esta película está muy bien dirigida y  parte de un guión del británico Paul Laverty, escrito a partir de los acontecimiento bautizados como 'la guerra del agua' acaecidos en Bolivia en el año 2000. 
Hay cosas en esta película extraordinarias, siendo una de ellas el hecho del rodaje en la propia zona de aquel conflicto en la ciudad boliviana de Cochabamba. Asimismo, según cuenta la propia directora, en esta película se entremezclan actores profesionales con otros que no lo son y que han sido verdaderos descubrimientos, como es el caso del boliviano Juan Carlos Aduviri, un indígena que casa muy bien con la cámara. Su doble proyección en la película tiene un atractivo muy interesante que deleitará al espectador. De hecho, uno acaba pensando al acabar de verla que este actor se come gran parte de los primeros planos, convirtiéndose casi en actor principal. Sí, es fuerte su potencial y eso ha sorprendido a todo el equipo. 
Otro trabajo que me parece estelar -y por eso se le reconoció con el Goya al mejor actor de reparto- es el del vasco Karra Elejalde en el doble papel de Antxón y Colón. Muy importante su presencia. Y muy solventes el resto de actores, principalmente, Luis Tosar, en el papel de Costa.
A mí me ha servido esta película para comprender mejor -y avergonzarme mejor- del saqueo a que ha estado sometida toda esta franja centroamericana por parte del gran capital, dinámica que parece no ha cambiado demaasiado desde la invasión de los primeros españoles con Colón a la cabeza. Es más, con todo el populismo que conlleva, me parece lógica la llegada de líderes indígenas al gobierno de estos países -en el caso de Bolivia, Evo Morales- porque han sido muchos siglos de explotación y esa dinámica algún día tendrá que cambiar por el bien de todos.  

18 septiembre 2012

SOBRE CARRERA, LECHAZOS Y OTRAS VELEIDADES

A muchos les habrá parecido exagerado, pero no exagero -al margen de licencias literarias- cuando digo que el lechazo iba aún en mis tripas en la Media Maratón del Melocotón. El lechazo de Aranda de Duero (¿qué comerá Juan Carlos Higuero, siendo de aquel pueblo?), el medallón de solomillo de ternera de  Hondarribia en el restaurante de la propia sede del PNV o la excelente carrillada de ternera del Asador Arriaga, en el casco viejo de Bilbao, por poner tan sólo tres ejemplos. Y es que, como bien comentaba Javi, todo eso es mal combustible para el corredor. Pero es que uno es corredor por afición y no por profesión, y como he escrito en muchas ocasiones eso tiene un montón de ventajas.  
Lo que ocurre es que este tipo de veleidades gastronómicas han de tener su tiempo y como ocurre con el agua y el aceite, mezclarlas con la actividad de correr tienen sus inconvenientes. Y sus riesgos. Que menos que después del pecado gastronómico, le demos al cuerpo días de "desintoxicación" y unas cuantas sesiones de reencuentro. Pero no lo hice.  
Y no lo hice porque no hubo tiempo. Llegar de saborear todos esos platos del norte y calzar las zapas para patear por las calles de Guadix ¿Nula planificación? Sí, sin duda, pero no se le puede pedir más a un simple aficionado al running. 
Como creo que hacemos la mayoría, en la vida ordinaria suelo contenerme mucho en materia gastronómica. Es más, casi soy un ser vegetariano -aunque en absoluto lo soy- cuando ando en la vida diaria. Resulta que la dinámica del día y la necesidad de salir a entrenar día sí, día no, hace que todos nos contengamos con las comidas y las bebidas espirituosas. No por nada, sino porque con ese abigarrado combustible no hay manera de poder hacer una sesión de entrenamiento digna al día siguiente. 
Zarajos de Cuenca.
Al menos, en mi caso. Por tanto, ¿que es lo que hago para sucumbir a estos banquetes gastronómicas? Aprovechar los viajes, porque soy de la opinión que no hay que dejar de probar nada que sea típico de la zona que visitas, ya sean esas tripas asadas que en Cuenca llaman 'zarajos' o el susodicho lechazo de Aranda, pasando por todas las especialidades espirituosas o reposteras. Unas cosas te gustarán más y otras menos, pero hay que probar y dar fe de la cultura gastronómica. Si no se hace así, da la sensación que uno no ha visitado esos lugares.
Otra cosa muy distinta y es tomarle excesiva afición a esa práctica gastronómica en el día a día, porque esa práctica conllevaría con toda seguridad la lapidación como sufrido corredor. 

EL CORRER Y SU GRANDEZA

No sé si somos de otra pasta, como decía Rafa Bootello en un comentario a la anterior entrada. Pero, sí, es cierto que no somos demasiado normales. Una persona normal -que también lo somos en esencia-, por lo general, no suele madrugar un domingo, haga calor o frío, y coger el coche para desplazarse a otra ciudad o pueblo para correr a lo ancho y largo de 42, 21, 15 o 10 kilómetros. De hecho, tampoco es muy común hacer esos kilómetros sin que exista la necesidad de desplazarse. 
Cuando compraba pan y unas tortas en Guadix tras recuperarme de la Media Maratón del Melocotón, la dependienta reconoció en mí que venía de correr y me preguntó por la carrera. '¿Cuántos kilómetros son?', fue la pregunta que me hizo desde la tranquilidad de su comercio. 'Veintiuno' le contesté. 'Desde El Bejarín a Benalúa, debe ser duro', comentó la dependienta. 'Sí, en esta prueba y en estas fechas todo es duro, pero nos dedicamos a esto', ratifiqué finalmente. No es más que una breve conversación entre una persona que no se dedica a esto y otra que sí, aunque sea por mera afición. 
Paseé un rato por la bella ciudad de la Alcazaba nazarí, de la Catedral barroca, del buen pan y de los buenos churros, y pensé en aquella breve conversación: una ciudad que apenas acaba de levantarse, una panadera que vende su pan aún caliente y unos cientos de corredores que acaban de culminar veintiún duros kilómetros. Todo muy surrealista. Surrealista, porque mientras me dirigía al coche a dejar la bolsa de pan y tortas caseras, se daba el hecho casual que junto a donde estaba aparcado mi vehículo estaba el kilómetro 20 y que por él aún pasaban con cuentagotas algunos corredores. Eran los que iban a acabar en torno a las 2' 15'' y 2' 30''. Lógicamente, se les veía cansados, muy cansados, pero ilusionados por llegar, ajenos a cronos y a otras cuestiones menores. Animé a cada uno de ellos, y cada uno de ellos me devolvió las gracias. En particular, recuerdo a una chica, bastante gruesa. La observé dando sus agónicos pasos, sin apenas levantar las piernas del suelo y le dije que ni tan siquiera le faltaba un kilómetro -ocultándole que era el más duro-. Esa chica, bastante metida en carnes me inspiró heroicidad y convicción. A esa hora -casi las doce y media de la mañana- la mayoría de la gente estaba recién levantada, probablemente acicalándose para desayunar tardíamente, o bien, tomarse unas cañas. Coger relajadamente la prensa del día y sentarse en una vistosa terraza de un bar y ver pasar el domingo. Sin embargo, ella, llevaba levantadas varias horas y allí estaba luchando contra la onerosidad de su cuerpo y su último kilómetro. Me pareció algo lírico. Al poco, reconocía a un corredor que vestía la equipación de mi club. Se trataba de un conocido, con una edad aproximada a los 70 años, que con paso firme y estiloso se dirigía a culminar su enésima media maratón. El crono no importaba. Le saludé y me devolvió el saludo alegremente. A lo lejos les vi a ambos. La chica ya subía en dirección a la Catedral y el compañero de mi club curvaba hacía la derecha para enfilar los últimos ochocientos metros. Dos héroes silenciosos, que en una calurosa mañana de domingo y por un terreno agreste estaban a punto de culminar una gesta.  
Mientras tanto, en algún lugar, alguien sin mérito alguno -un político, el príncipe, el mismo rey o algún otro parásito del sistema- probablemente a esta ahora,  ante una cámara de televisión,  se bañaba en multitudes a cambio de contar mentiras y hundir aún más el país. Y pensé, con tristeza, lo injusta que es, en ocasiones, la vida.

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...