18 marzo 2010

DOS HISTORIAS DE PERROS


La relación del hombre con el perro ha sido intensa desde siempre, hasta el punto de calificársele como su mejor amigo. Pero hay algo que no funciona entre el corredor y el perro. Tal vez se trate de una simple cuestión mecánica o, quizá, cierta falta de entendimiento sobre el territorio que ocupa cada cuál. El caso es que nuestra actividad provoca en nuestros amigos del alma una extraña mutación.
La reacción de este animal cuando te observa corriendo es algo totalmente imprevisible y totalmente alejada del estereotipo de raza y confianza o desconfianza que nos inspire el "bicho", algo que comprendí un buen día y que comprenderéis cuando leáis las dos historias que me dispongo a contaros.
Sobre los avatares con perros todos los corredores podemos dar alguna versión, por lo que permitidme que teorice sobre dos de los encuentros más inverosímiles con un par de ellos.

La cruz la tengo con un perro en Caparacena, que ha provocado que evite pasar por una determinada zona del centro de la aldea cuando voy para Pinos Puente o vuelvo del Pantano del Cubillas. Observo un verdadero peligro en este perro, he de admitir.
Pero lejos de tener el aspecto de un can fiero, fuerte, sabueso, y con ínfulas de cabreado, se trata de todo lo contrario. Su aspecto nada haría pensar que estamos ante un animal terrible y totalmente decidido a saborear mi talón de Aquiles cuando la ocasión se tercie. Le tengo verdadero pánico a ese perro. Pero decía que para nada responde a esos atributos a los que hacía alusión líneas arriba. Todo lo contrario. La descripción sería más o menos ésta: no alza más de treinta centímetros de altura y probablemente su cuerpo no vaya más allá de los sesenta centímetros de largo. Además, su pelaje lanudo y su flequillo cubriéndole los ojos es bucólico y amable, uno de esos perros que uno ve por la calle junto a una señora mayor y que espontáneamente acaricia sin que le asalte la menor inquietud ante su ferocidad.

Éste de la foto, de aspecto amable y raza para mí desconocida, podría pasar por ser la fiera que quiere merendarse mi talón de Aquiles.

Pero es una fiera salvaje, creedme. Además, tengo la sospecha que, al contrario que la mayoría, éste viene tras de mí no con la intención de asustarme con su ladrido, nada de eso, viene con la intención de morder; de hecho me ha rozado con sus fauces el calcetín y sólo he podido salvarme a última hora gracias a plantarle cara jugándome el pellejo e intentando sorprenderle ante la desigualdad física.
Pero no queda ahí el asunto. Zaheridos por él, surge de todas partes una miríada de perros de todo tipo, que envalentonados por su iniciativa y liderazgo buscan también mi talón de Aquiles aunque, sinceramente, sospecho que todos éstos buscan más asustarme que morderme y sospecho, asimismo, que su envalentonamiento se debe al liderazgo del enano lanudo y no tanto a iniciativas propias.
Decía que nada es lo que parece en este mundo de canes y todo es imprevisible.
Un buen día, por un camino de la Vega se me plantó un perro de esos de color oscuro, con el hocico arrugado y negro y tórax prominente y musculado, dotado de fuertes piernas musculosas y cara de estar permanentemente cabreado; además creí vislumbrar que le colgaban dos prominentes colmillos y sus acuosos ojos se confundía con un hocico húmedo, completamente dispuesto a atacar y morder. Es decir, una verdadera máquina de matar si se lo propusiera.

Un bulldog francés, muy similar a mi amigo de la Vega.

Al verle plantado en mitad del camino y comprobar que no movía un músculo, atento y concentrado en mi llegada bajé el ritmo y miré a un lado y otro para buscar un atajo o esquivar su presencia. Pero se trataba de la Vega y a ambos lados tan sólo existían hazas y acequias y no había ruta alternativa. Así que ante mi desesperación el perro se fue aproximando lentamente hacia mí, con esa cara de estar permanentemente cabreado y esos músculos henchidos por el movimiento y cuando ya me disponía a defenderme con piernas y brazos el animal, sin cambiar un ápice su gesto cabreado (yo creo que estos animales son incapaces de mostrar un rostro relajado y amable dada la morfología de su rostro) comenzó a dar graciosos saltitos juguetones a mi alrededor y a restregarse amablemente entre mis piernas como esperando que le dejara caer un azucarillo. Tardé algunos segundos en salir de mi perplejidad y finalmente le acaricié su voluminosa cabeza. Y creedme si os cuento que el kilómetro largo que me acompañó fue uno de los más divertidos de mi etapa de corredor. Cuando decidió dar la vuelta -probablemente su casa estaría por los alrededores- sentí cierta tristeza y melancolía. Quien me lo iba a decir minutos antes.
Lo curioso es que antes de haber experimentado las sin par escenas no hubiera dudado ni un sólo segundo en adoptar al primero y rechazar al segundo.
Es decir, que como en la vida misma, las apariencias nos pueden llevar al mayor de los engaños.

15 marzo 2010

EL PROBLEMA DE LA CLASE POLÍTICA


Según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el ciudadano considera que la clase política se ha convertido en un problema. Sólo superan la inquietud del personal -lógicamente- la crisis y el desempleo.
Y es que ese sentimiento es algo lógico, obvio y hasta contrastable. Basta ver el volumen de corrupción, prebendismo, privilegios y otros enredos que se trae entre manos esta clase patricia, amigos del buen yantar y el mejor vivir como dijera aquel periodista. Haciéndolo, además, del esfuerzo de los ciudadanos que, paradójicamente, son los que les sostenemos en la poltrona.
Pero si eso se convierte en un problema general, mundial, que afecta tanto al primer mundo como al tercero (por cierto ¿cuál será el segundo mundo?) en países latinos, como es el caso de España e Italia, ya no se se trata tan sólo de un problema, sino de un "cáncer" que arrastramos desde siempre.
Ayer escuche decir a Pérez Reverte en Página 2 que España siempre ha sido un país enfermo y que nada ha cambiado a lo largo de la historia. Textualmente bautizó a Fernando VII -no lo olvidemos: antecesor de nuestros borbones- como un "hijo de puta" y a la clase política como una sarta de sinvergüenzas. Nada ha cambiado amigos, nada ha cambiado. Ni creo que nada vaya a cambiar. Al contrario.
Desde una monarquía inútil, que nada aporta ya a los intereses del Estado, pero sí a los suyos propios, pasando por una clase dirigente más pendientes de negocietes propios, de amigos, de parientes e hijos hasta una ciudadanía que comete a diario pequeñas corrupciones en cuanto se rodea del más mínimo poder, por muy vago y efímero que éste sea -algún día escribiré largo y tendido sobre eso- nuestra inmensa piel de toro está cubierta de una corrupción preocupante.
Preocupante porque no se trata tan sólo de que el dirigente sea de dicha condición personal (y hay que ser de una condición muy determinada para escalar en la selva política, creedme), sino que tal y como está diseñado el propio sistema todo lo que rodea al poder o al individuo mismo como ser dominante acaba imbuido por corruptelas y prebendas.
En mi opinión, no hay remedio y la abstención electoral cada vez será más importante.

12 marzo 2010

CONSEJOS PARA DESPISTADOS



Despistados como yo. Despistado genéticamente, sin remedio. Y hoy he dado sobrada prueba de ello.
Como casi todos los jueves por la tarde, me disponía a hacer mi ruta por las inmediaciones del Pantano del Cubillas. Todo estaba previsto. Comenzaría a eso de las seis menos cuarto y esos once kilómetros que proveía y preveía hacer estarían más que terminados a las siete menos cuarto, por muy tranquilo que hiciera el recorrido.
Pero una idea me asaltó llegando al comienzo de la ruta. Una idea que fue creciendo hasta hacerse certera. Exacto: no llevaba las zapatillas. Y ya no había tiempo para volver a por ellas.
Todo lo demás sí lo llevaba puesto: malla técnica corta Mizuno, técnica primera capa Asics e incluso los calcetines ¿Qué faltaba entonces? Pues eso, las zapas.
La solución llegó a mi mente casi de forma inmediata.
Llevaba las zapatillas-zueco de Adidas que siempre calzo antes y después de correr. Una zapatilla que, lógicamente, no sirve para correr, pero dispone de una buena suela y algo se podría hacer.
Y, efectivamente, aprovechando la zona de bosque que rodea el Pantano, muy cerca de la que un día llamé "la cuesta del perro", opté por algo que no viene nada mal y que habría que hacer de vez en cuando: técnica de carrera. Elevación de piernas hasta el pecho, golpeo en glúteos, multisaltos, zancadas...E incluso opté por alguna serie de cincuenta metros en cuesta, algo que resultaba muy difícil ya que la zapatilla-zueco se salía y no era cuestión de provocar una lesión estúpida.
Finalmente me dediqué a estirar a conciencia.
Si os sirve como opción "b", perfecto.
En fin, me topé con un limón y decidí hacer una limonada.
La solución para futuros - y seguros - despistes consistirá en lo que llamaré la "zapatilla de guardia". Resulta que en el coche tengo casi una muda completa para correr. Ahora añadiré uno de los cinco pares que dispongo, para que permanezca en el maletero de forma permanente.
Por cierto, digo bien: cinco pares, ya que ha llegado el quinto par de "obamalandía". Unas cegadoras y luminosas Asics 2130, probablemente la serie de zapatilla que más me guste.
Aquí están:

11 marzo 2010

CONCHI: LOS ORÍGENES


Bueno, energúmenos, ¿brindamos?

Aquellas palabras de Conchi en la celebración de Nochebuena se le quedaron a X grabadas en su mente y ahora se agitaban entre sus neuronas como un torbellino, claras y dolorosas al mismo tiempo. Comprendió en aquel momento que ya nada sería igual.

Tenía la cerveza fría en su mano izquierda mientras que con la derecha se automasajeaba el gemelo derecho algo dolorido tras su entrenamiento, pero en realidad esa acción la hacía mecánicamente porque tenía la mente en pensamientos más graves.

En ocasiones el ser humano se aferra al presente e intenta borrar el pasado de un plumazo. Pero el ser humano es más estúpido de lo que se podría pensar: no es posible borrar el pasado por el mero hecho de decidirlo.

Éste siempre se revela. Siempre emerge. Y se sobrepone. Surge de las cenizas como el Ave Fénix y todo lo que hagamos en falso para eliminarlo tan sólo servirá para dotarlo de más energía y más actualidad. Así somos, así funcionamos.

Los años disipados. Los años de simulación que habían emprendido él y Conchi tras un pacto tácito de nada habían servido. Para colmo él había cometido el más grave de los errores: comenzar a correr.

Correr. Esa palabra y esa acción que tanto había significado en el pasado de ambos. Que tanto había significado en el pasado de Conchi. Esa palabra maldita.

Pero si el hombre es estúpido por propia naturaleza el más estúpido de los hombres era X.

Trás ese pacto tácito en su matrimonio, cuya cláusula principal era la evitación del término correr, X podría haberse dedicado a cualquier afición. A jugar a los dardos. A jugar al padel. A pedalear. A...cualquier actividad. Incluso a seguir acodado en la barra con su amigo Luis. Cuanta razón tenía Conchi por intentar que Luis y él siguieran acodados a esa barra, mientras ella interpretaba el papel de maruja de forma admirable ¿Pero es que X era tan verdaderamente idiota como para no recordar lo que había provocado la actividad de correr en el pasado de Conchi? ¿Era tan sumamente estúpido como para no reparar en el sufrimiento que le provocó a su mujer en el pasado ese deporte? ¿Cómo es que no había reparado en todo eso ?

En esos momentos X hubiera preferido no haber nacido. No es lícito haber nacido y ser tan sumamente idiota.

Conchi sufrió con y en el correr. Y yo y Luis éramos unos perfectos energúmenos, como acertadamente dijo ella, pensó X.

Aquella chica menuda que pasaba corriendo todos los días junto a la puerta del bar Campus, justo al lado de la universidad, nos llamaba la atención a Luis y a mí. Acodados en aquel bar -siempre acodados a alguna barra-. Luis y yo destacábamos su figura fibrosa y nos maravillábamos entre risas que esa chica siempre pasara por allí corriendo. Lloviera, nevara, hiciera calor, siempre pasaba, mientras nosotros dos con nuestro mono de trabajo bebíamos hasta atragantarnos mientras nos mezclábamos con aquel ambiente universitario que tanto nos atraía y del que tan lejos estábamos. Ese era nuestro ritual diario.

Y en medio de aquel ritual siempre pasaba por allí corriendo esa chica, que meses más tarde supimos respondía al nombre de "Con" (era el nombre que utilizaban sus amigas cuando hablaban con ella).

"Con" era de un mundo muy distinto al nuestro y yo en mi fuero interno la percibía más lejos aún, al tiempo que deseaba conocerla cada vez con más interés. Hasta que aquél sentimiento se fue convirtiendo casi en obsesión.

08 marzo 2010

LOJA


El "espadón de Loja"


El Palacio de Narváez, hoy Ayuntamiento. Lugar de paso en dos ocasiones


¡ Vaya tunda de agua que nos ha caído, Mario !

Mario, otros casi setecientos corredores y yo, salimos empapados de Loja. Incluso, una hipotética caída en el río Genil, en torno al kilómetro siete de carrera no hubiera añadido ni un ápice de más humedad a nuestra ropa técnica, unida al sudor que brota como esporas en la triple subida de esta población rota y quebrada como ella sola.
Dureza extrema la de esta prueba, si bien la verdadera dureza en cualquier prueba la protagoniza el propio corredor.
Sufrimiento en las subidas y sufrimiento en el ritmo.
Algo que no parece importar a los cada vez más corredores que acuden a cada prueba del Circuito de Diputación, que se convierte cada dos o tres domingos en una vistosa y colorida fiesta del atletismo.
Pero parece que a tenor de la expresión de los desfigurados rostros, al corredor medio le gusta correr con lluvia. Pareciera que ésta te envolviera y te inspirada momentos épicos, tal vez vistos en el cine o en el propio imaginario colectivo del corredor.
En Carros de fuego, los corredores corren a lo largo y ancho de una playa y -no recuerdo bien- parece que el clima es lluvioso o al menos nublado, coincidiendo con la atmósfera británica.

Cuando ayer en Loja intentaba eliminar la lluvia del rostro, retiraba igualmente el sudor. Se diluía el escozor agrio del sudor en los ojos, e inmediatamente notaba el frescor del agua virgen de la lluvia. Recuerdo que en esos momentos cruzaba el Genil que venia turbio y tumultuoso. No sé por qué, pero es la imagen que mejor conservo de la prueba de ayer junto a la falta de cuidado a la hora de pisar los cientos de charcos que se iban formando en la calzada, tras varios intentos para evitarlos que sólo conseguían desequilibrio y alteración del ritmo.

Sigo sin comprender esta trifulca en la meta provocada por el corredor de naranja. Una situación muy absurda. Algo totalmente alejado de mi estilo pero que -paradójicamente- me suele ocurrir con frecuencia, sin buscarlo, sin provocarlo.

Mario en meta. En soledad. Sin trifulca

Volver a Loja es volver a las cuestas. Volver a quedarse "colgado" en alguna de las subidas. Volver a sufrir en cada una de ellas.
Volver a intentar recuperarse en la corta pero durísima subida de la Estación para buscar nuevo aliento en las estrechas calles que acceden a la calle principal, para buscar el Palacio de Narváez, sede del actual Ayuntamiento.
Si esa subida última no viene avalada por la recuperación de la anterior, se podría dar al traste con el ritmo contenido de los diez kilómetros anteriores. Una subida que invita casi a andar, en la que he sufrido siempre y sufrí ayer, si bien mi carrera de ayer fue muy distinta la de los años anteriores.

04 marzo 2010

UN FIEL COMPAÑERO DE VIAJE



Una imagen del programa Sport Track, que es más completo que el de Garmin.

Una imagen del programa de Garmin, algo más incompleto que el Sport Track, pero más completo en cuanto a gráficos. Yo utilizo ambos de forma simultánea.

Quienes no tengáis un GPS para correr, os lo aconsejo abiertamente. Porque todo cambia en la vida del corredor con este aparato, siempre que sea utilizado con la mesura y sensatez conveniente.
Veamos si soy capaz de explicarlo con la palabra escrita.
Yo como corredor he estado la mayor parte del tiempo -hasta hace mes y medio- corriendo sin este aparato y he experimentado las mejores sensaciones y nada he echado de menos.
Sin embargo, adolecía de cierto vacío informativo si en algún tramo me veía con fuerzas y apretaba y no podía saber a qué media corría; o por si el contrario me sorprendía cogiendo las florecillas del borde del camino. Asimismo, si entraba por caminos no explorados o que no hubiera podido medir con el coche, perdía la cuenta de los kilómetros recorridos y los por recorrer. Y, claro, esa falta de datos hacían algo incompleto mi entrenamiento, sin que ello significara que no acabara con la satisfacción placentera de haber corrido con buenas sensaciones.
Ahora que lo tengo, me resultaría casi imposible prescindir del Garmin Forerunner. De ahí que lo aconseje descaradamente.
Y lo aconsejo porque con este aparato programas mucho mejor los entrenamientos.
Si optas por un rodaje rápido, el aparato posibilitará controlar para no subir de los 4,30 el mil, por ejemplo. Pero si lo que queremos es todo lo contrario, es decir, no bajar en ningún momento de 5,00 el mil, gracias al aparato cumplirás el cometido.
Si lo que queremos es hacer fartlek, gracias al GPS podremos hacer intervalos dentro de la carrera al ritmo que nos propongamos (es decir, podamos). E, igualmente, ocurrirá con las series.
Pero de todo, lo más espectacular es poder analizar tu entrenamiento en la pantalla del ordenador recién duchado, mientras te tomas una verde bien fría y vas saboreando los tiempos medios, el kilómetro más rápido, el más lento, dónde te detuviste para abrocharte la zapa..todo eso es posible porque en la pantalla del ordenador -como veis en las fotos- se configura automáticamente el dibujo de la ruta hecha para poder controlar milimétricamente los puntos kilométricos, tiempos, ritmos cardiacos, altitud, latitud. Además se podrá comprobar la temperatura, el tipo de clima durante el entrenamiento, el ritmo medio, el ritmo más bajo, el ritmo cardiaco medio, los kilómetros acumulados por semanas, meses o años y un largo etcétera.Y como opciones configurables, se pueden introducir elementos tan importantes como la zapa utilizada -muy importante para calcular los kilómetros de la misma- el equipo empleado y notas libres para indicar lo que te venga en gana (sensaciones, anécdotas...). En fin, un mundo inagotable de datos.
Particularmente yo he optado por la función de parada automática en carrera. Es decir, si me detengo a abrocharme la zapa o a hacer pis, no tengo que preocuparme por detener el crono, ya que lo hace de forma automática. E igualmente, cuando emprendo la carrera el aparato vuelve a ponerse en marcha.
Muchas ventajas y casi ningún inconveniente, ya que es un aparato de funcionamiento muy intuitivo. Tan sólo hay que estar pendiente de tenerlo bien cargado -se carga en el propio ordenador o en la red eléctrica- para que no se desconecte en mitad de la carrera por mor de la baja carga de la batería -algo que ya he experimentado-. Lo aconsejable es dejarlo conectado al ordenador un buen rato tras descargar el entrenamiento del día. El mismo aparato indica que la carta ya está finalizada.
Yo, casi siempre, salgo a correr sólo, pero desde que cuento con este aparatejo pareciera que fuera acompañado. Un fiel amigo, que se adapta a tu horario y ritmo y no discute la ruta que propongas (por cierto, hoy le he propuesto hacer 16,5 kms y no le he visto ni una mínima mueca de contrariedad: tiene espíritu democrático).
Que s pedir.
¡Ah!, por cierto, no soy delegado comercial de Garmin, aunque en esta entrada lo pareciera.

CORRER ES UNA RELIGIÓN


Los primeros metros del comienzo de la ruta de hoy

Si fuera religioso, seguramente aclamaría a mi Dios por favorecer la acción de poder correr. Pero no lo soy e igualmente debo estar agradecido a la genética o la mínima condición física que me permite perderme por caminos y carreteras.
Como ha sido el caso de hoy. En realidad correr es una religión.
Había calculado con minuciosidad la poca ingesta de comida en el almuerzo que me posibilitara poder salir a hacer 16 kms, a pesar de la amenaza de lluvia (amenaza, que en Andalucía ya dejó de serlo desde hace meses). No me encontraba particularmente cansado y sentía las piernas frescas para tal fin, pero esos 16 kilómetros no incluían cuesta alguna, ya que se trataban de kilómetros de Vega. Y necesitaba algo de cuestas, ya que las habrá en Loja el próximo domingo. Así que cambié el patrón y opté por 11 kilómetros alegres por la zona del Pantano del Cubillas -rebozante de agua- y Caparacena a un ritmo bastante vivo. No me libré del agua, como preveía, pero la temperatura era magnífica.
Cincuenta minutos de lucha constante con el terreno y la lluvia en un trazado difícil, con excelentes sensaciones y el hallazgo de poder dominar ritmos altos en tramos llanos sin demasiado esfuerzo.
Me gustaría ejecutar un plan para el viernes que consistiera en poder hacer esos 16 kilómetros a ritmo alegre también y que ese plan fuera complementado con 8 o 10 kilómetros suaves, mañana jueves.
Esos kilómetros serían un buen comienzo para un mes de marzo que quiero sea ambicioso en cuanto a entrenamiento.

02 marzo 2010

Pictured Within, DEEP PURPLE LIVE WITH THE LONDON SYMPHONIC ORCHESTRA

Lo decía en el margen derecho: nunca me gustó Deep Purple, pero me hice de este disco por casualidad y es algo extraordinario.
A estas alturas ya conocéis mi debilidad por el Heavy Metal y la fusión con grandes sinfónicas, si bien los Deep aunque iniciadores del Heavy Metal - e iniciadores de compartir escenario con sinfónicas- no sintonizan con mis gustos más "trash" y "gothic", de ahí que yo mismo me haya sorprendido ante la excelencia de este trabajo grabado en el Royal Albert Hall de London, con un excelente John Lord, mítico miembro de la banda, en el piano.
Lamento no conocer la voz del cantante, cuyo timbre y modulación es impresionante.
Os dejo con este tema extraído de YouTube:

01 marzo 2010

LAS HISTORIAS DE X

EN OCASIONES ALGUIEN ME HA PREGUNTADO, DÓNDE Y CÓMO COMENZÓ X. HACE TIEMPO QUE LO HIZO EN DIARIO DE UN CORREDOR, DENTRO DE AQUEL ILUSIONANTE PROYECTO FLORENS, CON MI AMIGO Y ÁLTER JESUS LENS. POSTERIORMENTE LA IRRUPCIÓN DE ESTE BLOG COGIÓ EL TESTIGO COMO HISTORIAS DE X, POR ENTREGAS. POR TANTO, ESTAS ENTREGAS Y LA HISTORIA DE X ESTÁ UN POCO DISPERSA. BUENO, EN REALIDAD SÓLO ESTÁ DISPERSA LA ENTREGA INICIAL.
DE AHÍ QUE DECIDA PONER ORDEN, PRINCIPALMENTE PARA AQUELLOS QUE NO CONOCEN LOS PRIMEROS CAPÍTULOS:

LA PRIMERA ENTREGA LA PODÉIS LEER PINCHANDO AQUÍ: X, QUERÍA CORRER
LAS SIGUIENTES ENTREGAS (7 EN TOTAL HASTA AHORA), LAS PODÉIS LEER PINCHANDO EN LA ETIQUETA X, PARA LO QUE DEBÉIS TENER EN CUENTA QUE LAS MÁS ANTIGUAS ESTÁN LAS ÚLTIMAS.

TAN SÓLO ESA ACLARACIÓN. AHORA PODÉIS SEGUIR LEYENDO, SI OS PLACE, LAS HISTORIAS DE X, QUE ME GUSTARÍA FUERA UN CLÁSICO ENTRE NOSOTROS LOS CORREDORES.
SALUDOS AMIGOS-AS.

27 febrero 2010

CONVERSACIONES Y BRINDIS

Habían transcurrido casi dos meses desde aquella inolvidable cena de Nochebuena, en la que X, Conchi y Luis confraternaron como antaño y brindaron por las diferencias y el futuro.
X, acababa de llegar de correr sus dieciocho kilómetros sabatinos. Se duchó y se sentó tranquilamente a leer mientras degustaba una Voll-Damm muy fría. Miró a su alrededor y no pudo evitar recordar la última Nochebuena en compañía de Conchi y Luis.

Sigamos, por tanto, el recuerdo de X y veamos cómo transcurrió aquella cena de Nochebuena que dejamos anunciada en la historia anterior:

Contagiado por ese ambiente navideño y fraternal, envalentonado y deseoso de que las rencillas con su mujer por mor del correr fueran cosa del pasado, X dijo: Luis, Conchi, ¿nos vamos los tres a correr mañana, día de Navidad? Silencio sepulcral. Miradas exentas de complicidad. Casi tensión.

Vamos X, nos estarás hablando en serio, espetó Luis. Conchi guardó un grave silencio.

Comprendió X en pocos segundos que todo seguía atascado. Que nada había cambiado. Intentó cambiar de tema. Pero mucho nos tememos que ya era tarde.

Pero ¿qué había pasado? Minutos antes todo eran buenas palabras, abrazos, brindis, y en pocos segundos el ambiente se había vuelto turbio, ya digo, casi tenso.

Luis y X miraron a Conchi, que, cabizbaja, parecía estar pensando. Ambos amigos expectantes: X, confiado en un nuevo ataque de furia de su corajuda mujer; Luis, deseoso de que no hubiera más rupturas que, además, siempre le pillaban en medio.

Conchi, con ademán teatral y consciente de la expectación que había creado en los dos alzó la cabeza lentamente y con mirada dura y fría, comenzó a hacer amago de dirigirse a ambos. Luis, intentó levantarse para salir del salón, en la que sólo existía el monologo de la televisión. Luis, permanece sentado en tu sitio, dijo Conchi. Yo, yo...iba al servicio, mintió Luis. X, se estaba comenzando a arrepentir de su repentina propuesta.

Me gustaría hablaros a los dos, dijo Conchi con gravedad.

¿Hablarnos a los dos?, pensó Luis.

Pero ¿Por qué a los dos?. dijo Luis al fín.

Porque a los dos os afecta lo que os voy a decir.

Conchi.., dijo X. Calla X, dijo Conchi.

Escuchad. No penséis que soy estúpida. Que soy tan sumamente infantil como para que la desfachatez de un gordo que comienza a correr tras una vida ociosa y glotona y su palmero amigo, de igual condición, puedan provocar en mí una hecatombe personal de magnitudes inimaginables. Me conocéis. Es cierto, que desde hace algún tiempo, vale, desde hace bastante años, parezco y actúo como una maruja.

Conchi, por favor.

Calla X. Sé lo que pensáis de mí. Pero también sé que olvidáis fácilmente. Sobre todo tú X, que eres la persona con la que he compartido mis últimos diez años. Olvidas dónde y cómo me conociste. Y tú Luis, olvidas lo orgulloso que estabas de que tu querido amigo conociera a alguien con tantos valores.

Por supuesto que no lo olvido Conchi.

Bien. Pues, sinceramente, esperaba mucho más de vosotros. Esperaba que mi negativa a que X corriera pudierais comprenderla. Pero veo que no. Veo que os habéis dejado arrastrar por mis últimos años de mísera existencia en esta mierda de pueblo. Veo que no os habéis enterado de nada. Que no recordáis nada. Que...

Conchi, nosotros...

Vosotros sois...un par de energúmenos con menos cerebro que un mosquito. Parece mentira. Parece mentira que no recordéis mi antigua relación con el correr. Sí, esa actividad de la que os reíais acodados en la barra de aquel cutre bar cuando yo me lo tomaba tan en serio y corría todos los días. Correr era mi vida, la esencia de mi existencia...hasta que pasó aquello.

X y Luis no pudieron decir nada. Ambos se quedaron mirando al suelo, como lamentándose de lo que habían olvidado del pasado de Conchi.

Eran las cuatro de la madrugada. La televisión no paraba de escupir estupideces y ¡Qué bello es vivir! ya había terminado.

Los tres se quedaron en silencio, el cual rompió Conchi -cómo no-: Bueno, energúmenos, ¿brindamos?

26 febrero 2010

DIVERTIMENTO LITERARIO


Existe una tela invisible entre la ficción y la realidad. Y esa invisibilidad se ha venido en llamar literatura, creación, que no son otra cosa que la base de lo onírico y lo real, que magistralmente creado da lugar al nacimiento de un antiguo arte conocido como escritura.
Y no otra cosa es la gran apuesta que nos ha ofrecido nuestro amigo Jesús Lens en su bitácora. Un nuevo giro de la imaginación, esa que habita a mitad de camino entre la razón y la realidad.

Jesús nos sorprendió esta mañana con el anuncio de la inventiva de su marcha a la meca del cine e inmediatamente, tras leer su anuncio me dije: ¿Y por qué no? ¿No son los sueños un trasunto de la realidad? ¿No dicen por ahí que los sueños se pueden cumplir? ¿No dijo Calderón de la Barca que los sueños, sueños son?
Un ejercicio completamente legítimo de creatividad que sitúa a estas herramientas -los blogs- en un nivel muy superior. En un nivel muy parecido a las mejores novelas.


Un día escribí en Ideal sobre el divertimento literario, en alusión a la división de la personalidad del escritor Juan Eslava Galán, que durante muchos años y muchos libros fue el Álter Ego de un hispanista inglés algo bohemio llamado Nicholas Wilcox. Su inventiva le hizo escribir y publicar una trilogía magnífica dedicada a la ficción templaria, que fue totalmente creída por propios y extraños. Y asimismo su inventiva contribuyó a reabrir una linea literaria utilizada siempre por los más precursores.


De hecho, cuando a Gustave Flaubert se le preguntó quién era en realidad Madame Bovary, respondió flemático: "Madame Bovary c'est moi".
Por eso nuestro amigo Jesús y Álter de quien esto suscribe ha explorado con precisión en este divertimento. Y, en mi opinión, lo ha hecho con brillantez.
Porque no se trata tan sólo de lanzar el bulo sino de configurar alrededor una atmósfera propicia repleta de señales que indiquen con nitidez que esa acción -viajar a Los Ángeles para trabajar en el cine- es totalmente coherente con la trayectoria de la persona. Y eso, no es nada fácil amigos.
Por ejemplo, si yo dijera que me voy a entrenar al Milan, esa información lo único que podría provocar es hilaridad de mis lectores, y en todo caso felicitaciones por el buen humor demostrado.
Pero en el caso que estamos tratando -a pesar de que se trata de un gran salto cualitativo-, existe un causalidad, como se diría en el argot jurídico, es decir un nexo indeleble.
Con esa inventiva mi compañero de fatigas ha contribuido a que me sienta satisfecho con el panegírico que le he dedicado justo arriba de esta entrada escrito con el corazón a un amigo que se "iba" durante años a miles de kilómetros, algo que -por otra parte- hace tiempo quería hacer. Así que me dije, he aquí la ocasión.
Lo importante de escribir es que siempre se puede estar explorando nuevos terrenos desde el teclado o desde la pluma. Poder transitar por mundos oníricos o reales. Poder utilizar el ingenio que den de sí las palabras.
Crear, innovar, imaginar, alterar la cotidianidad, emocionar, introducir ideas, imágenes, mundos oníricos, ese es el verdadero papel de la literatura.

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...