Mostrando entradas con la etiqueta VUELVO A LOS CAMINOS. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta VUELVO A LOS CAMINOS. Mostrar todas las entradas

12 junio 2013

UN TRUCO BÁSICO PARA EVITAR LA RUTINA EN EL ENTRENAMIENTO

Los corredores, por mucho que nos apasione correr, también podemos ser presa de la rutina. No siempre hay las mismas ganas, ni siempre la misma predisposición física y motivación psicológica. Como solemos decir: 'hoy no estoy para muchos trotes' (dixit un corredor popular).
Como ya sabéis los más antiguos -que no viejos- del lugar, la mayoría de las entradas que introduzco en este blog sobre correr se basan en mi experiencia personal. Y lo que hoy expondré también. 
Resulta que ayer, martes 11 de junio, me planteé entrenar aprovechando que la tarde ahora se dilata de forma espectacular y que la luz ya le gana por goleada a las tinieblas. Digo que me planteé correr porque normalmente no lo hago en martes -voy a introducir en estos meses un días más de entreno, como contaré en su momento-, pero como somos animales de costumbres, no encontraba la predisposición física ni psicológica necesaria ya que, por lo general, comienzo mi actividad atlética los miércoles e, incluso, el jueves. Pero, eso sí, tenía ganas de correr, algo curioso. Así que busque argumentos para no caer en la rutina, porque lo que menos me apetecía era correr en los lugares que normalmente reservo para hacerlo. En pocas palabras: quería cambiar de ruta. 
Justo en este punto comencé mi ruta de nueve kilómetros.

Opté por hacer una cosa básica, que podéis hacer si necesitáis desplazaros en coche para correr. No valdría si salís a correr desde vuestro domicilio. Fue sencillo lo que hice. Como de todas maneras tenía que coger el coche para ir a Pinos Puente o a Caparacena o al Pantano, me pareció una buena idea ir con el coche a un lugar de la ruta intermedio y desde ahí hacer el  mismo circuito pero trastocando el punto de salida y de llegada. Me fui con el coche a un punto -Pedro Ruíz, anejo de Santa Fé-, que por lo general en una ruta corriente desde Pinos Puente es el kilómetro 4; y desde allí enfilar hasta Fuente Vaqueros para volver de nuevo a Pedro Ruíz pasando a tan sólo un kilómetro de Pinos Puente. Había cumplido el objetivo que no era otro que no forzarme a salir desde Pinos Puente y volver de nuevo a Pinos Puente. 
Las sensaciones que experimenté en esa ruta de 9 kilómetros fueron extrañas, pero al mismo tiempo muy motivadoras: comenzar a correr en el punto 4 de la ruta acostumbrada y saber que aún te quedan 4 kilómetros cuando estás a 1 de Pinos Puente, que es el punto de llegada es algo curioso, extraño, motivador y, sobre todo, distinto. Os puedo asegurar que pareciera que hubiera hecho una ruta totalmente distinta y novísima a pesar de que se tratan de los mismos caminos y senderos de siempre. 
Además, me resultó aún más curioso correr el último kilómetro -siempre hago el último kilómetro más fuerte-  a una velocidad no acostumbrada cuando hago la ruta desde Pinos Puente. 
Os aconsejaría ese pequeño cambio en la rutina. Veréis cómo percibís la ruta totalmente distinta y, de camino, engañáis a la rutina.      

06 junio 2013

UNA PAREJA DIABÓLICA


Esta pareja de aparatos de la fotografía es diabólica; genialmente diabólica. Juntos, y aplicados de manera correcta, son imprescindibles para el corredor que se precie.
Como decía no hace mucho, decidí comprarlos. Uno -el aparato ultrasonidos- es bastante caro; el otro -la lámpara de infrarrojos- bastante barato, pero ambos son muy precisos para cuando andamos renqueantes por mor de alguna lesión o indicio de lesión. Incluso como medida de prevención. 
Comprendí enseguida que mis puntos flacos anatómicos son los gemelos. Será por genética o por los deportes que he practicado con anterioridad, pero los tengo muy desarrollados y la musculatura de ambos gemelos -mas que ambos sóleos- se me contracturan con facilidad. Esa es mi vulnerabilidad, igual que para otros corredores lo son sus isquios o sus rodillas. 
Comprobé que de todos los tratamientos recibidos por profesionales, la electroterapia (tens de masaje), los ultrasonidos, el frío y el calor a través de luz de infrarrojos han sido muy efectivos y son los que me han permitido recuperarme y seguir corriendo con normalidad; eso y el conveniente reposo. Así que progresivamente, me fui haciendo de cada cosa que me beneficiaba. 
Porque a estas alturas ya conozco cuando una lesión comienza a ser incipiente y sé cuando he de parar.
Lo presentí el otro día en la prueba de Órgiva -recién salido de una lesión por microrrotura fibrilar en el gemelo interno derecho-. Debido básicamente a la experimentación en la técnica de carrera -en la que seguiré porfiando-, cargué demasiado los gemelos. Fueron días de entrenamiento en subida y, para colmo, la subida de la prueba de Órgiva. Sabía que ese dolor que experimentaba -sobre todo en el gemelo derecho- iba a acabar en lesión si no hacía algo, como siempre ha ocurrido.
Pero vinieron unos días minifestivos en Granada y opté por salir de la ciudad aprovechando que se celebraban las fiestas del Corpus. En esos días, lógicamente, no corrí, pero aún así, cuando andaba, percibía ese molesto dolor en el gemelo derecho. El izquierdo me dolió en Órgiva, pero desapareció por completo a los pocos días. De manera, que cuando regresé a Granada comencé -ayer- a correr. Y para mi sorpresa e inquietud, seguían las molestias, pero de una manera extraña. En los primeros metros, sentí un inquietante pinchazo y eso determinó todo el entrenamiento de nueve kilómetros y pico. Bajé el ritmo. Al finalizar la sesión, volví a sentir otro pequeño pinchazo. Esos pinchazos breves siempre han sido la antesala de microrrotura fibrilar. No obstante, eso no me impidió acabar la ruta, pero llegué al coche algo cariacontecido. Tienes que programar un par de sesiones de ultrasonidos y infrarrojos, me dije. Y es lo que hice nada más acabar el entrenamiento. El día anterior había preparado otra y esa mejoría fue la que determinó que no me detuviera.  Y lo que esperaba se ha cumplido: hoy he vuelto a hacer la misma ruta, los pinchazos han desaparecido por completo y sintiéndome tan seguro y cómodo he apretado y he logrado hacer ¡25'' menos por kilómetro! con respecto ayer en idéntico circuito ¿Qué ha pasado? Muy fácil: en esos pocos días que he estado sin correr no he perdido un ápice de forma y con la confianza de no experimentar dolor, la sesión de entrenamiento ha salido rápida y redonda. Una importante culpa de que todo haya ido sobre ruedas, se debe a esos efectos positivos que generan en la musculatura esta pareja diabólica, que aconsejo a cualquier corredor.    
   

29 mayo 2013

¿TE LLEVARÍAS EL CORRER A UNA ISLA DESIERTA?

Siguiendo las sabias recomendaciones de Alfredo -a quien por mucho que lo parezca, no lo conozco físicamente, o eso creo- y dejándome llevar por mi propio sentido común, no podré anunciar -como preveía- que correría la Media Maratón de Montaña La Calahorra-La Ragua. Lo lamento de verás, sobre todo cuando ya estaba preinscrito. 

Pero la leve dolencia del gemelo izquierdo exige cordura. Y para nada me gustaría reproducir esos malos momentos de incertidumbre que tuve en las primeras rampas de Órgiva. Principalmente, porque la prueba de La Ragua es otra historia muy distinta a la de Órgiva. Os lo puedo asegurar por partida doble (2008 y 2009) 
Ahora toca descansar y aplicarme todas esas mejoras técnicas que relataba el otro día (electroterapia, ultrasonidos, ultravioleta...) y aprovechar estos días festivos en Granada para alejarme del mundanal ruido unos días y olvidarse de correr. Nada vendrá mejor que un corto viaje pare regenerar y volver con más fuerza para asumir las pruebas que aún quedan antes de que llegue el tórrido verano (Valle de Lecrín, Río Dílar y Huéscar si es que decido ir, que creo que no). 
Un largo verano por delante para entrenar, para subir cuestas, para bajar laderas, para correr entre olivos, para atravesar cortijos y pueblos, para alzar la vista  y contemplar la recta que  nos queda por recorrer. Mucho que correr, mucho que contar. 
Porque la vida de un corredor popular se estructura en base a esa agenda, que te puede asfixiar y dar vida a partes iguales, pero que es la que nos gusta y la que hemos elegido.
Yo siempre lo digo a los amigos: es probable que en la vida pocas cosas tenga claras; en pocas haya puesto fe; o, sencillamente, en pocas crea. Pero siempre se salva el correr. Una de las pocas cosas que uno se llevaría a una isla desierta (tipo Lost) si se considerara un bien tangible. 
Permitidme por último para amenizar esta entrada que os reproduzca el anuncio sobre bares que mi amigo y Alter, Jesús Lens, ha reproducido en su blog y que tiene que ver mucho con lo que el piensa y escribe sobre los bares (y el cine, en su caso). Yo he escrito también varios artículos y relatos sobre los bares y éstos están muy presentes en algunas de mis entradas ¿de dónde creéis que surgió si no  aquel término que acabo en grupo: Las Verdes? 


26 mayo 2013

SOBRE EL 'CORRER MINIMALISTA' Y LA PRUEBA DE FONDO DE ÓRGIVA

En nuestro organismo existen fuerzas centrípetas que ejercen una presión de resistencia al cambio. Es algo natural. Ocurre en todo lo que tiene vida y movimiento. Y es alto el precio que hay pagar por ello. 
Desde el pasado miércoles se hizo evidente que mis gemelos y sóleos anunciaban un dolor que hasta el momento no tenía identificado. Un dolor que me acompañó a lo largo de toda la semana y que ya se comenzaba a barruntar desde la semana anterior.
En los 15 kilómetros de este pasado miércoles esa tendencia antitaloneo estuvo presente en todo momento y terminé con los gemelos muy cargados. En el entrenamiento en subida del pasado viernes esos dolores persistían, pero no tan agudos como se han evidenciado en la prueba de este domingo en Órgiva.
La cuestión -como expliqué- es que estoy intentando mejorar la técnica de carrera, básicamente, estoy intentando talonear lo menos posible. Y lo debo estar consiguiendo a tenor de esos dolores que explico.
Pero eso tiene sus riesgos y su precio. Si desde siempre hemos corrido de una manera concreta, cambiar a ciertas alturas se puede convertir en un problema. Sin embargo, voy a seguir persistiendo porque entiendo que es la mejor opción.
Hasta ahora el dolor había sido asumible. Antes del entrenamiento del viernes me aplique electroterapia en la zona dolorida y después de este entrenamiento me apliqué ultrasonidos y automasaje. Eso hizo que el dolor remitiera bastante, pero ha reaparecido en carrera con contundencia y sin avisar; ese dolor ha determinado toda mi participación en la larga y dura prueba de Órgiva. 

LOS SÍNTOMAS 

Había iniciado la prueba con la misma filosofía, intentando talonear lo menos posible y no había aún superado el kilómetro tercero, momento en el que las rampas comienzan a convertirse en severas, cuando una fuerte punzada parecía atravesar por dentro la zona del gemelo-sóleo de la pierna derecha. La izquierda no ha dado problemas para mi sorpresa.  Lógicamente, en este terreno la opción era propicia para impulsar la pisada desde la parte media del pie, pero me era totalmente imposible. No se trató de un dolor totalmente paralizante como ocurre con las microroturas fibrilares, pero casi. Lógicamente, lo primero que pasó por la cabeza es retirarme, algo que hubiera sido una opción siempre traumática pero no demasiado inoportuna en el kilómetro tres. Regresaría plácidamente a la salida y punto y final. Sin embargo, consideré que cambiando la forma de pisar el dolor podría remitir algo. Y así fue. Comencé ha descargar la tensión de la pisada en el talón de manera más directa y el dolor remitió de manera considerable y eso me permitió continuar. En ocasiones  volvía a aparecer y debía de revisar de nuevo la pisada. Eso se convierte en un sinvivir cuando sabes que quedan más de 15 kilómetros, muchos de ellos en subida. 
Si no taloneaba de forma contundente el dolor aparecía y si pisaba en terreno irregular -algo muy común en esta carretera de sierra en la que el trazado es irregular y no uniforme- también aparecía el dolor. En las rampas el dolor era más ostensible y la única forma que había de que éste decreciera un poco era bajando el ritmo. No podía subirlo ni tan siquiera en la bajada. Mucho mejor bajar el ritmo que no detenerme por completo, me dije. Sin duda, ha sido un suplicio correr en esta exigente prueba debiendo de estar pendiente en todo momento a cada pisada. Suerte que al menos hoy las sensaciones han sido muy buenas y el menor ritmo ha posibilitado llevar mejor amueblada la cabeza. No diré que no he sufrido, pero he sufrido poco. Obviamente, también ha ayudado que la climatología haya sido hoy la adecuada, principalmente en la bajada. No ha hecho el calor del año pasado ni por asomo, pero eso no ha impedido que haya habido varios desvanecimientos. Siempre ocurre en esta prueba. 

Esta prueba es bellísima y está muy bien organizada, pero es muy exigente 
Nada más acabar la competición -a una media de 4'47'' el mil- opté por dirigirme raudamente al coche para aplicarme líquido frío administrado en spray y, mientras escribo esto, pasadas unas horas, ambos gemelos -más el derecho- siguen fuertemente sobrecargados y el dolor persiste, pero celebro que no se trate de una enésima microrotura fibrilar. Con ésta no hubiera podido continuar en carrera. 
Lo que procede ahora, ya que se trata de sobrecarga, es enfriar la zona con crioterapia y descargar con electroterapia (si persiste el dolor mejor un programa 'tens') y ultrasonidos. Posteriormente, masajear la zona cuando el dolor remita y elongar lo máximo posible y en un último estadio, incluso, reforzarla, pero jamás cambiar la técnica de carrera que posibilite talonear lo menos posible. Progresivamente los gemelos y el sóleos irán asimilando el trabajo y desaparecerá el dolor.
He estado consultando algunos modelos -casi todas las marcas ya disponen de ellos- diseñados para el 'correr minimalista y natural', pero por lo pronto lo descarto. No considero que tenga el peso adecuado para experimentar con este tipo de zapas minimalistas, pero no hay impedimento técnico en adaptar ese correr mínimo con zapas más amortiguadas (las que normalmente utilizamos todos). Lo importantes está en la técnica y no tanto en la zapatilla, en mi opinión. 

24 mayo 2013

ÓRGIVA DE NUEVO Y OTROS ASUNTOS DE INTERÉS

¿Qué tendrá este camino de monte que tanto me motiva?
'Subida al Torreón de Albolote. 14 kilómetros, de los cuales algo menos de la mitad son de subida. Algunos tramos con rampas muy exigentes de esas que, una de dos: o te ponen como un toro o te dejan clavado. No hay medias tintas. Precioso paisaje y frondosa naturaleza. Ya está hecho el test para Órgiva. Que me pueda ir mal o bien, ya no importa: he hecho los deberes.'

Eso es lo que he escrito en el lateral al hablar de mi último entrenamiento. 
Porque los entrenamientos, como decía ayer, son para cumplirlos. Pero a punto he estado de no hacerlo. 
Los viernes me suelo ir de cañas con los compas de la oficina, pero hoy no tenía intención de hacerlo. Pensaba escabullirme, aunque tuviera que mentir para ello, pero una puntual reunión en la oficina de última hora exigía unas cervezas que posibilitara comentarla. Así que han caído tres cervezas, porque me pregunto y pregunto: ¿quién puede hacer ascos a unas fresquísimas cañas y sus correspondientes tapas en la muy reputada Bodegas Espadafor de la Gran Vía granadina?
Claroscuro en mi conciencia: quería tomar esas cañas y hablar con los compas, pero quería hacer la exigente subida al Torreón que, además, iba a hacer esta tarde en soledad, que siempre exige algo más de voluntad. Así que tras una benefactora siesta, sin pensarlo demasiado -no convenía hacerlo- enfilé la A-44 e inicié mi ruta desde el Restaurante Romero, al principio con muchos problemas para coger el ritmo adecuado (todo me dolía, todo me molestaba), pero una vez iniciadas las rampas ya no había ojos, piernas, corazón y pulmones, nada más que para esas rampas exigentes. Pero sabía que finalmente la alegría de llegar arriba y contemplar en soledad la magna vista de la Vega de Granada, con la capital al fondo, merecería la pena.
La bajada ha sido muy satisfactoria también. Una bajada fuerte pero con la presencia siempre de dolor en las dos piernas, en la zona del sóleo, algo que ha debido provocar la nueva forma de pisar que estoy poco a poco adaptando o, probablemente, los efectos del desgaste de las Joma Hispalis, las cuales ya van a ir pasando al baúl de los recuerdos, me temo.
La semana que viene hablaré de la posible prueba a la que me he preinscrito y que se celebrará en junio. Una prueba muy exigente que no aconsejo a corredores novatos y que ya he hecho en un par de ocasiones. Ya contaré. Por lo pronto, centrarnos en la dura -pero bella- prueba de Órgiva del próximo domingo. Incorporo aquí la crónica del año pasado por si pudiera ser útil para alguien. 
Y como estamos en las puertas del fin de semana, intentemos aprovechar el tiempo. Leamos, corramos, veamos cine. Por si os animáis a ver cine, aconsejo dos películas. De una ya hice un comentario hace unos días. Se trata de la última de Tarantino 'Django desencadenado' y la otra está en el lateral 'Mi vecino, el asesino'. Con ambas pasaréis un buen rato. Y si os apetece leer nada mejor que la novela de Murakami '1Q84' y que yo estoy leyendo actualmente. Y otro consejo (pero claro os tiene que gustar este tipo de música): el temazo de Metal Church en el festival del Wacken de 2005 'Gods of Wrath'. Reconozco que estoy abducido con este tema.       
Nada más, nos vemos en Órgiva si los dioses nos son propicios.    

19 mayo 2013

CARRERA 'LAS DOS COLINAS' (19/5/2013). SEUDOCRÓNICA

Mientras escribo estas palabras -no se le puede denominar ni tan siquiera crónica- alterno las teclas con el WC. Casi lo mismo que ayer, jornada en la que pase la mayor parte del tiempo en ese lugar íntimo que nuestros antepasados denominaban 'sanitarios', porque debían pensar que eran artilugios para mejorar la salud. Razón no le faltaban ahora que lo pienso y ahora que lo experimento.
De la jornada de ayer, tan sólo recuerdo el paso del tiempo en ese lugar. A veces leyendo a Murakami; otras navegando en el Ipad; e incluso, creo recordar, que leyendo algo de historia sobre la conquista española en lo que se vino en llamar el nuevo mundo. Por suerte, al final ya de la tarde, pude hacer unos cuantos abdominales -siempre los hago antes de una carrera- comprobando que no me sentaron nada bien.
Por la noche, mientras veía la original película británica 'Tamara Drewe' el hambre no afloraba. Había planeado comer algo de hidratos -apenas había comido en todo el día- porque aún no siendo una carrera larga sí exigía esfuerzo añadido, pero eran las doce de la noche y el hambre no afloraba. Es más, lo poco que digerí -algo de jamón, que no son hidratos- convirtió de nuevo el estómago en un torbellino de pesadez. Así debió sentirse el lobo del cuento de 'Caperucita', pensé. Para solucionarlo organicé la enésima visita el WC, pero a esas alturas se había convertido más en un hábito que una necesidad real. 
Ha debido ser una colitis o como quiera que se llame esa bacteria, algo de lo que se ocupó de recordarme la breve tostada con aceite y el café que tomé -como siempre- una hora y media antes de la carrera. Pero aún así, me dirigí a las instalaciones militares del acuartelamiento Cervantes sin percibir a priori demasiada debilidad para correr la prueba de 'Las Dos Colinas'. Ésta la comencé a percibir a mitad de la subida de la Cuesta de Gomérez. No soy un especialista en cuestas por mi envergadura. Para eso habría que pesar menos de 70 Kgr. y tener diez centímetros menos. Mi peso es de los denominados medios, pero aún así en los últimos años y gracias a las pruebas en cuesta que he corrido, no se me da demasiado mal ese terreno. Me canso como todo el mundo, pero en mi interior sé diferenciar cansancio de debilidad. Hoy era debilidad. 
Una debilidad que fue en aumento por las callejuelas del Albayzín. De hecho, un poco antes, aún no había podido recuperar en la zona del Sacromonte, a pesar de que era un terreno propicio. Fue en ese momento cuando sabía que debía bajar el ritmo -ya de por sí no demasiado alegre- si quería llegar entero a las últimas rampas.
Justo en este lugar pensé en abandonar (Foto de Google Earth)
Pero no llegué entero. Es más, a la altura del mirador de S. Nicolás, pensé en retirarme. Calculé brevemente el recorrido que tendría que hacer en solitario y andando hasta la parada más próxima de autobús, para el que no llevaba un céntimo. Optaría por un taxi y le pagaría cuando llegara al lugar en el que estaba aparcada mi Kymco Super Dink. Cogería el taxi en el mismo Albayzín...Dediqué unos minutos a valorar todos esos aspectos y lo descarté. Descarté retirarme. Sabía que ya había pocas rampas porque el terreno que quedaba ya era casi todo en bajada o llano y en ambos terrenos  las fuerzas no me abandonaban tan estrepitosamente como lo hacían en las abundantes subidas. Comprobaba que cada vez era mayor el número de corredores que me rebasaban, pero eso no me preocupa en absoluto. Bastante tenía ya con preocuparme conmigo mismo. De hecho, miraba la media kilométrica en el Forer y éste marcaba ya 5'02'' el mil, nada que ver con los tiempos de 2011. Pero eso tampoco importaba.
Incluso me sentí débil en la bajada por Calderería Nueva, pero presentía que podía salvar algo el honor cuando en la llana calle Elvira mi ritmo iba en aumento y percibía para mi sorpresa que la debilidad ya no era tanta. Curiosamente, me sentí con fuerzas en esos dos últimos kilómetros  y pico totalmente llanos. Tal vez se tratara de la necesidad de llegar cuanto antes. Y gracias a esa necesidad y a esa menor debilidad el crono se detuvo en un discreto 4'55'' el mil, que para lo vivido y experimentado desde ayer sábado, doy por bueno. 
Opté por abandonar el cuartel nada más llegado a meta, pensando que hoy tocaba ingerir todo el líquido posible -incluidas cervezas- y todo lo sólido posible porque la balanza -como ya preveía- ha anunciado unos números descendientes preocupantes. Pero cómo explicar todo esto a un fornido soldado bien armado con un enorme 'cetme' o algo así, que se negaba a dejar pasar a nadie hasta que no acabara la prueba, a pesar de que a ésta le podía quedar aún más de media hora (es mucha la gente que hoy ha corrido). Intenté convencerle, pero ya sabemos todos lo que es la disciplina castrense, así que aproveché un corte en la prueba y de manera indisciplinada atravesé a trote en busca de la salida para vestir ropa de abrigo guardada en la moto. Por un momento me sentí un ciervo al descubierto en una dehesa de caza. 

17 mayo 2013

CARRERA 'LAS DOS COLINAS'. PREVIA

La carrera llamada de 'Las dos colinas' o de las Fuerzas Armadas tiene cierta impronta épica y pintoresca. La impronta épica la pone el recorrido y la pintoresca el circuito en sí. 
Algunos corredores venidos de fuera consideran que subir a la Alhambra y al Albayzín es una misma cosa, pero no. Se trata de dos subidas distintas e independientes; de ahí que se denomine 'las dos colinas'. 
La Alhambra desde el barrio del Sacromonte (Foto de José A. Flores Vera)

La Alhambra y el Albayzín se miran a la cara -no hay más que asomarse al mirador de S.Nicolás para comprobarlo-, pero tienen datación histórica distinta. Cuando la Alhambra es construida en el Siglo XI, el Albayzín ya existía como barrio. Hay vestigios romanos y probablemente íberos. De hecho, los primeros moradores islámicos, la saga de los ziríes habitaron en el barrio, en la denominada Alcazaba Cadima; pero cuando la Alhambra fue construida trasladaron los altos palacios gubernamentales a lo que hoy es la Alhambra y el Albayzín quedó como el principal barrio musulmán. 
Y serán esos dos lugares los visitados por los cientos de corredores que el domingo se atreverán con esas rampas en la ciudad de Granada. Está claro que no se penetra en los monumentos nazaríes sino que se correr por el entorno hasta bajar por la Cuesta de Los Chinos; sin embargo, se habrá ocasión de sufrir en las rampas de las sinuosas calles del Albayzín, en mi opinión la parte más dura de la prueba. También hay que añadir el paso por el Sacromonte, otro barrio simbólico de la ciudad justo al lado del Albayzín y muy cerca de la Alhambra, pero no es un lugar en el que haya que preocuparse por las rampas, a excepción de alguna más que asumible cuesta sin la menor importancia. 
Es una prueba dura en general, siempre lo digo. Lo decía el año pasado cuando desde la organización me pidieron una reseña y lo vuelvo a decir de nuevo. Observo que mucha gente -sobre todo de fuera- considera que correr esta prueba es como hacer turismo, pero no, es necesaria una cierta preparación y será cada corredor el que adapte la velocidad a su forma física y al terreno. El turismo, mejor dejarlo para antes o para después, patear estos dos hermosos lugares y tomar una fresquísima cerveza en Plaza Larga, en la Plaza de S. Nicolás o en cualquiera de los restaurantes del recinto nazarí. Por lo demás, todo lo demás en esta prueba es positivo: el circuito -insisto- no demasiado largo,  la belleza monumental, la paisajística, la organización. Todo ello hace de esta prueba una de las más interesantes del panorama patrio. 
Para refrescar sensaciones a quien ya la ha corrido e introducir a quien aún no lo haya hecho os dejo mi crónica de 2011, que es la única edición en la que he participado. Y como colofón, qué mejor que escuchar la espléndida actuación de la interprete de música celta y New Age canadiense de origen escocés e irlandés Loreena McKennit, interpretando 'Night from the Alhambra' en el Palacio de Carlos V, lógicamente, de construcción muy posterior al recinto nazarí.

  

12 mayo 2013

REFLEXIONANDO -EN VOZ ALTA- SOBRE PRÓXIMOS ENTRENOS

El pasado sábado, en Huétor Tájar, me encontré bien, mucho mejor que el año anterior. Sufrí como siempre sufro en este particular circuito, pero rodé bien, yendo la mayoría de la carrera cómodo a 4'12'' el kilómetro más rápido y a 4'29'' -el primero, lógicamente-, el más lento; rodando, por tanto, a una media de 4,22'' el mil, que es la media que me está saliendo en las tres últimas pruebas de 10 kilómetros. Pero no me he sentido igual de cómodo en todas ellas. Si acaso, sería esta última en la que podría decir que hay un cierto -tímido, eso sí- repunte de mejora de la forma a tenor de las sensaciones experimentadas y considerando que es un terreno algo más duro; y todo, a pesar del momento de ligera debilidad que tuve allá por el kilómetro ocho de la carrera, probablemente por el efecto psicológico -más que físico- de los puentes del ferrocarril. Además, hacía calor y eso siempre me afecta. Más que el frío; más que la lluvia. 
Lo curioso es que uno cree que tras dos meses de parón y sin haber hecho series -pocas- desde enero, uno cree, decía, que perdería forma, pero no ha sido así para mi sorpresa. Pero ocurre que la propia prueba se convierte en un entrenamiento de calidad y si hay una cada fin de semana nos aseguramos esa mejora. Piénsese que si en esos últimos tres fines de semana en vez de competición hubiera habido entrenamiento, el rodaje hubiera sido mucho más lento. De ahí, que la competición se convierta en entrenamiento de calidad. 
En la prueba Calahorra-Puerto de la Ragua en 2009 con unos amigos -entre ellos Grego, Mario y Victor-. Nos esperaban 21 hermosos kilómetros de dura subida la mayoría de ellos ¿Los emularé este año?   
A partir de ahora lo que queda es duro como venía a decir en una entrada anterior. Si la idea es hacer las tres pruebas siguientes (Dos colinas, Órgiva y La Ragua), no cabe más remedio que trabajar en ese sentido. Desde mi óptica no es momento de series, aunque sí de algún rodaje rápido. Vuelvo a insistir: hay que trabajar las cuestas, al ritmo que sea, pero trabajarlas a fin de cuentas (o a fin de cuestas). Introducir al menos dos sesiones de ellas durante la semana, aunque no conviene olvidar que estas tres pruebas se celebrarán en menos de un mes ya y que cada una de ellas asegura, de nuevo, otro entrenamiento de calidad que, además, será en cuesta.            

08 mayo 2013

PROGRAMA DE CUESTAS

Las buenas sensaciones en la subida al Torreón de Albolote de la tarde del miércoles, ha sido motivo más que suficiente para pensar en un programa de cuestas para estos próximos meses. 
La actitud y aptitud ante las cuestas son distintas en cada corredor, pero son necesarias para mejorar o, simplemente, para transitar mejor en este terreno en competición y entrenos. Y, como decía en la entrada anterior, si se hacen correctamente se convierten en un entrenamiento excelente y que todo corredor acaba agradeciendo a nivel psicológico y físico.  
Hablábamos de ello Juan Carlos y yo esta tarde en la subida al Torreón. Le comentaba que al igual que en las series, las cuestas no han de convertirse en un sufrimiento personal. Está claro que debe de haber sufrimiento épico-deportivo, pero no tiene por qué ser personal. No corremos para odiar a este deporte; corremos para apreciarlo cada vez más y si hacemos de él un sufrimiento personal jamás llegaremos a apreciarlo.Todo lo contrario, lo acabaremos odiando. 
Por eso hay que subir cuestas de acuerdo con el criterio de cada uno. Ir todo lo lento que se quiera ir; detenerse cuando sea preciso o cuando las pulsaciones estén demasiado altas; cuando no se pueda respirar; cuando las piernas no respondan. La mejora llegará con el tiempo, no hay que preocuparse por ello. 
Yo no soy un experto en cuestas. No soy un corredor menudo (mido 187 centímetros y estoy entre los 81 y los 85 kgrs.) y, por tanto, no soy el mejor candidato para correr en cuestas. Sin embargo, por el motivo que sea, no se me dan nada mal y con el paso del tiempo y gracias a que me he aventurado a correr pruebas duras en alta montaña (Veleta, La Ragua), he ido aprendiendo algo sobre este terreno. 
Lo primero que aprendí es que el primer contacto con las cuestas debe ser en soledad. No significa que no podamos correr con otra gente, pero si lo hacemos podemos dejarnos llevarnos por su plan de entrenamiento propio y nunca tendremos el nuestro. Por tanto, lo que ha de hacer un corredor que encare por primera vez las cuestas es buscar un terreno adecuado que le guste y comenzar a subir, sin que la abrume responsabilidad ninguna. Es decir, detenerse cuando sea necesario o bien andar si lo considera necesario. Particularmente también me vino bien realizar ejercicios complementarios relacionados con las gomas o lastres para fortalecer los pies y los abdominales. Muy importante es también incluir alguna competición que se caracterice por tener un buen nivel de subida, con la idea de ir probando cómo está resultando nuestro entrenamiento. 
Por tanto, a partir de ahora, y con independencia de que no debamos apuntarnos a todos los retos, como viene a decir Rafa Bootello, integraré diversos entrenamientos en cuestas: El Llano de la Perdiz, como sugiere Javi, que es un lugar ciertamente paradisiaco, ubicado en la Dehesa de la Alhambra, la imponente y preciosa subida al Castillo de Moclín y cuando llegue el mejor tiempo, como cada año, entrenamiento en Sierra Nevada. El entrenamiento y el tiempo irá aconsejando a qué pruebas de fuerte desnivel me iré apuntando, aunque no descarto nada a priori porque me siento bien y con las fuerzas necesarias para afrontar nuevos o antiguos retos.        

07 mayo 2013

HAY QUE EMPLEARSE EN LAS CUESTAS

Las dos últimas pruebas en llano realizadas en las dos últimas semanas -Padre Marcelino y Salobreña-, me han convencido que no estoy tan mal como creía tras la lesión y el retiro de dos meses de los caminos y las carreteras. De hecho, estoy corriendo a ritmos similares a antes de la lesión. Por tanto, ningún momento más idóneo para comenzar a subir cuestas, toda vez que las pruebas que vienen a partir de ahora están repletas de ellas.  


Las cuestas nos gustan a unos corredores más que otros, pero son completamente necesarias y hay que programarlas en algún momento de la temporada. Particularmente, con el paso del tiempo he aprendido a tolerarlas. La grandeza de entrenar en ellas estriba en poder ir más sobrado y fresco en pruebas de competición que integren cuestas. No obstante, yo no aconsejo las cuestas todo el año porque a pesar de que ofrecen muchos beneficios, también pueden ser nocivas si se abusa de ellas. Pensemos que los grupos musculares que se activan en las piernas son distintos a los que se activan cuando se corre sobre llano. Por ejemplo, el isquiotibial y el gemelo trabajan mucho más, sin olvidar que la rodilla en la inevitable bajada también sufre lo suyo. 
Ahora bien, es un ejercicio de calidad y mejora del nivel aeróbico excelente si se hacen bien y con mesura. Yo, como todos los corredores, con el paso de los años he aprendido bastante a subir cuestas y sé que lo importante es ir lo más cómodo posible, dentro del esfuerzo que suponen. Y también he aprendido que es el terreno que necesita más adaptación y ejercicios complementarios, ya que tanto los abdominales como la zona de glúteos y espalda son fundamentales para subir con garantías; por tanto, son zonas que se deben de reforzar y tonificar. Tampoco viene nada mal el fortalecimiento de todos los grupos musculares del tren inferior, ya que éste va a tener que trabajar mucho. Dentro de la musculatura del tren inferior, es muy importante reforzar la zona de los abductores, algo que descuide en mi participación en la Subida al Veleta en 2011 y lo acabé pagando. 
Por tanto, tomemos nota de lo que viene ahora en la provincia de Granada para convencernos de que hay que subir cuestas. Seguramente, no participemos en todas las pruebas, pero con que hagamos algunas ya está más justificado trabajar este terreno. Veamos:
1. Prueba de Las Dos Colinas (Carrera de las Fuerzas Armadas).
2. Prueba de Fondo de Órgiva, que como sabéis tiene bastante subida y bastante bajada.
3. Prueba de Fondo de Dílar, que siempre transcurre por terreno difícil. 
4. Media Maratón de Montaña de La Calahorra-La Ragua. 

Cito estas cuatros para circunscribirme a un periodo temporal corto. Pensad que las más duras (Las Dos Colinas, Órgiva y La Ragua) se van a hacer en un mes aproximado a contar desde hoy. Por tanto, ya no es posible dilatar más el entrenamiento en este terreno. 
Por lo pronto, ya tengo preparado un entrenamiento para mañana al Torreón de Albolote y, con toda probabilidad, programaré subidas a Tiena, al Llano de la Perdiz y si hay fuerzas, es posible que hasta Moclín. 
Que la fuerza y las ganas nos acompañen.         

03 mayo 2013

COMIENZAN LAS PRUEBAS EN LA COSTA GRANADINA

Con la prueba de fondo de Salobreña, comienza la primera de las tres pruebas que hay cada año en la costa de Granada. Una prueba totalmente llana y de recorrido atractivo al coincidir parte del mismo por la línea de costa. Se puede ir disfrutando del mar si el ritmo y las circunstancias no lo impiden. Una prueba de las llamadas rápidas que nunca llega a los 10 kilómetros exactos -se suele quedar en unos 200 o 300 metros menos, algo que sigo sin comprender-. 
El año pasado no la pude hacer al ritmo deseado, toda vez que estaba recién salido de una lesión de dos meses de duración, pero aún así significó el comienzo de las buenas sensaciones y de la recuperación. 
Os dejo el enlace para que podáis consultarla si queréis alguna referencia de la misma (a mí siempre me viene bien releer lo que escribí sobre una prueba a un año vista). Podéis pinchad aquí: 

Y por si ha sabido a poco la entrada, inserto una actuación en directo -en el Wacken- de Van Canto, que es una banda alemana de Heavy Metal 'A Cappella'. Curioso, ¿verdad? Escuchádlos y veréis como os sorprenden. Sólo utilizan la batería, porque debe ser un instrumento difícil de recrear con las cuerdas o vocales, o bien, para dar algo más de profundidad metalera a sus actuaciones: 

 

02 mayo 2013

DISFRUTANDO DEL CORRER-PLACER Y DEL CORRER-DEBER

En la entrada de ayer escribía sobre dos concepciones distintas, pero no antagónicas, a las que bauticé como correr-placer y correr-deber. Pues bien, en el entrenamiento de esta tarde de 9 kilómetros y 200 metros he optado por llevar a cabo ambas opciones, que es una fórmula muy aconsejable, según mi propia experiencia. 
Comenzaba a eso de las 7 y 10 de la tarde a un ritmo tranquilo. La tarde era muy serena, aunque en el cielo de Caparacena se dibujaban irregulares grupos de nubes de color negruzco. Todo parecía que en algún momento alguna de ella descargaría, pero no fue así. 
Ese ritmo tranquilo lo conservé durante toda la ida -es un circuito de ida y vuelta-, en torno a un ritmo de 5'30''-5'20'' el mil. Teniendo en cuenta que en el kilómetro 3 se presenta una pendiente de casi medio kilómetro, el ritmo se atenúa algo, pero luego hay algo de bajada y se recupera. El caso es que siempre me detengo en el kilómetro 5 a hacer una necesidad fisiológica menor -pareciera que ya estoy programado para ello-, en un camino irregular entre olivos a la salida de Pinos Puente, buscando de nuevo la vuelta a Caparacena.  Llegué a ese punto con una media kilométrica de 5'15''. Me gusta detenerme allí, porque dentro del correr-placer el detenerse en algún momento es fundamental. Allí suelo estirar algo o, sencillamente, después de hacer la necesidad fisiológica, fijar mis ojos en el enjambre de olivos y perder la vista hasta los paisajes más remotos de la Vega como trasfondo. 
Pero, hoy, curiosamente, me apeteció hacer algo de técnica de carrera. Consideré que aún había mucha luz -y, por tanto, tiempo suficiente para volver- y aprovechando la blandura del terreno arenoso entre los olivos llevé a cabo varios ejercicios de técnica de carrera. Elevé las rodillas, ejecuté algunos saltos cortos con los pies juntos, intenté patearme el culo con mis talones...en fin, los típicos ejercicios que se suelen hacer. Posteriormente me dispuse a seguir la ruta y, para mi sorpresa, comencé a sentirme cada vez mejor. Percibía que las piernas seguían la inercia de los ejercicios de técnica y se alzaban con mucha facilidad. 
Aún quedaba un buen trecho de camino entre olivos antes de salir a la carretera local que conduce a Caparacena y cada vez me sentía más liviano y feliz corriendo, así que esos últimos kilómetros, hasta llegar hasta la bonita aldea, los ejecuté a un ritmo cada vez más superior. Se trataba de un correr-deber -igual que los ejercicios antes hechos- pero disfrutaba de esos últimos kilómetros mucho más que de los iniciales, que pertenecían a la opción correr-placer. La media de los dos últimos kilómetros, a pesar de que el terreno no es exactamente llano, los llevé a cabo a un ritmo muy similar al de competición. Se trata de una de las diversas y sorprendentes paradojas con que nos obsequia este agradecido deporte.             

01 mayo 2013

CORRER-PLACER VERSUS CORRER-DEBER

Desde mi punto de vista, hay dos conceptos en el correr que aunque parezcan antagónicos, no lo son en absoluto: el correr-placer y el correr-deber. Se trata de dos concepciones por mí acuñadas, pero que se pueden denominar de múltiples formas.
Ambos deben de estar presentes en la vida de todo corredor, pero no tienen por qué estarlo. 
En mi opinión, en un corredor popular lo primigenio y principal debe ser el correr placer; y lo secundario y yuxtapuesto debe ser el correr deber, que no es más que una opción.
Pero, expliquemos en que consisten ambos conceptos, desde mi óptica. 

EL CORRER-PLACER 

El correr-placer es un concepto sobre el correr -como decía- primigenio que coincide normalmente con la concepción que tiene de correr alguien que comience en esta disciplina deportiva, si bien también es un concepto que llevan a cabo corredores experimentados. Se trata de correr sin exigencias, sin cronómetro y sin un objetivo concreto. De correr al ritmo que fijan las sensaciones y evitar el mayor sufrimiento posible. Aquí no importa ni el ritmo ni el tiempo, sólo el disfrute. Existe una interrelación muy estrecha entre el acto de correr y los lugares por los que se corre, toda vez que se va disfrutando del paisaje y del entorno. Se compone de casi un cien por cien de disfrute y un porcentaje muy bajo, o casi inexistente, de exigencia. 
Coincidiría mucho con lo que hacen la mayoría de los corredores populares y es la opción preferida del corredor popular que no suele competir. Además, tiene mucho de componente social porque es común correr en grupo, aunque existe también un elevado disfrute si se corre en solitario mezclándose con la naturaleza, caminos, carreteras o lugares varios con los que se tenga una relación cercana. 
En mi opinión, es una opción que deberían de llevar a cabo todos los corredores, con independencia de su nivel, al menos un par de veces a la semana. Una opción que también es aconsejada por los expertos porque ofrece muchos beneficios a nuestro organismo y si se prolonga en el tiempo -más de hora y cuarto- actúa como un buen 'quemagrasas' (ritmo suave durante un buen periodo de tiempo). 
Particularmente es una opción que cada vez me interesa más y que es muy interesante llevarla a cabo con corredores que participen de esa misma filosofía. Lógicamente, el resto del entrenamiento se puede ajustar al correr-deber -como ahora explicaré-, pero al menos una sesión de correr-placer en  solitario o en compañía de otros corredores con los que se pueda correr relajado y hablando amenamente es fundamental. Lógicamente, hay que dejar claro en el grupo de corredores qué tipo de entrenamiento se va a hacer, porque basta que alguno comience a imprimir un ritmo excesivo para que se rompa la armonía, lo cual quiere decir que, con independencia, del nivel de cada corredor, es imprescindible que todos se ajusten a un ritmo cómo para todos; de ahí, que el ritmo deba ser bajo durante todo el recorrido.  
Esa ha sido la opción que hemos llevado hoy Juan Carlos Álvarez, Juan Carlos Fernández y servidor durante casi 17 kilómetros por una espléndida y luminosa Vega, entre los términos de Pinos Puente y Fuente Vaqueros. No hay duda que ese disfrute se nos reflejaba en los rostros cuando posteriormente tomábamos unas cervezas, mientras comentábamos el recorrido y otros asuntos. 

EL CORRER-DEBER 

Como decía con anterioridad el correr-deber es una opción que no siempre forma parte del universo de todos los corredores, sino de algunos.
Yo suelo practicarlo también con cierta frecuencia, pero no es una opción que aporte tanto disfrute como el correr-placer. Estaría refiriéndome al concepto del entrenamiento de calidad y todas sus derivaciones.    
En esta opción existe una obligatoriedad, un objetivo, un compromiso contigo mismo. El móvil principal de esta opción es mejorar el crono en competición, si bien la mejora también se aprecia en el entrenamiento diario. 
Dentro de esta opción se encuentran los rodajes rápidos, el fartlek, las series, la técnica de carrera y todo lo relacionado con la mejora en el entrenamiento.
Desde mi punto de vista, el correr-deber ha de estar presente en todo corredor que compita, si bien cada cual adaptará la intensidad a sus objetivos. Hay una cosa totalmente clara: sin planificar el correr-deber en nuestros entrenamientos no hay apenas mejora. De ahí que quien compita de forma regular suela integrar el correr-deber en su rutina, al menos, una vez a la semana. 
El entrenamiento por intervalos -que conocemos como series-, tal vez, sea el correr-deber estrella y no hay que negar que para muchos corredores supone un suplicio. No voy a entrar aquí en la metodología de las series, pero como en muchas ocasiones he escrito, muchos corredores ven las series como algo indeseable porque no se ejecutan correctamente. Hacer series no tiene por qué ser sinónimo de comprar la entrada para la UVI, sino de hacer intervalos cortos (200, 400, 1000, 2000...metros) a ritmos similares o algo más bajos al de competición, de manera que la regularidad en la ejecución y cumpliendo con esos cánones, tanto la mente como el ritmo aeróbico se vayan adaptando progresivamente a un ritmo más rápido en la competición y en las tiradas de los entrenamientos. El nivel de exigencia dependerá de cada corredor.
La opción consistente en fartlek  y rodajes rápidos se ejecutan en carrera continua. En el primer caso, se van alternando ritmos similares a los que hacemos en series con ritmos normales, pudiéndose ser la alternancia de 1 minuto rápido, otro suave; dos minutos rápidos, cuatro suaves...Existe un amplio abanico y cada corredor lo adaptará a sus intereses, pero lo importante es esa alternancia. También es importante que se lleven a cabo en terrenos con subidas y bajadas para que sea más efectivo.
Por su parte, los rodajes rápidos no consisten necesariamente en rodar a ritmo de competición. Para mí un rodaje rápido puede consistir en correr diez kilómetros a un ritmo aproximado de unos 15 a 20 segundos el mil, por debajo del ritmo de competición. Existe mucha flexibilidad a la hora ejecutar esta opción.
En cuanto a técnica de carrera y ejercicios complementarios, lo ideal es poder llevarlos a cabo una vez a la semana y hacerlos coincidir el día del entrenamiento de calidad. Lógicamente, al finalizar este entrenamiento para asegurar que nuestra musculatura y fibras estén lo suficientemente adaptadas. La regularidad en su práctica hace que seamos más eficaces en la carrera.  Hay múltiples ejercicios de carrera que se pueden consultar en manuales y en Internet.    



26 abril 2013

Voy flojo para la prueba del 'Padre Marcelino' del próximo domingo. Pero no pensaba fuera a ir más fuerte. En absoluto. 
Cuando sales de una lesión, suele ocurrir. Luego, llega el día a día y algunos problemas para encontrar espacio temporal o ganas para entrenar. El resultado es poquísimo entrenamiento y alguna lucha contra la báscula, que son conceptos que van mu unidos para los corredores. Aún así, la prueba en sí es un excelente ejercicio de calidad porque te dejas llevar por las circunstancias, por la marea humana y por las calles de la ciudad. Vas fuerte. Mucho más que en un entrenamiento rutinario. 
No obstante, rodaré el sábado por la mañana, no más de nueve o diez kilómetros para adecuar un poco el tono muscular e intentaré disfrutar de la prueba, que es de lo que se trata. 
No corrí la edición del año pasado -no recuerdo por qué- pero sí la del 2011, por lo que dejo aquí el enlace de la crónica de aquel año, que siempre podrá venir bien a alguien.  Aconsejo leerla; porque a mí mismo me ha venido bien hacerlo. Suerte a todos y nos vemos en las calles de Granada.

PRUEBA PADRE MARCELINO 2011 

21 abril 2013

BUSCANDO LA FORMA

Son ya más de 70 kilómetros los recorridos desde que comencé a correr tras la lesión, pero aún no está olvidada. Mal haríamos si ninguneáramos las lesiones, si las olvidáramos para siempre. Tampoco se trata de vivir obsesionados con la última lesión, pero es inevitable que cualquier escaramuza en la zona lesionada, cualquier tenue dolor, cualquier leve pinchazo provoca alarma. 
Ando buscando la forma a paso firme. Por lo pronto, la prudencia conlleva la progresividad en los entrenos, tanto en kilómetros como en ritmos. Nada de calidad -por supuesto-, ni rodajes rápidos, procurando mezclar terrenos asfaltados con otros terrenosos. Además, procuro calzarme las zapas menos gastadas por los kilómetros, para asegurar la mayor amortiguación posible (por supuesto, no creo en el run free o como se llame esa nueva tendencia, pero sí es muy beneficiosos andar descalzo por la playa o por el césped). 

Esta semana pasada ha sido escasa en rodajes. No más de 35 kilómetros repartidos en tres salidas, pero éstas han sido buenas en sensaciones y en progresividad. 
Comencé el pasado miércoles con un rodaje urbano de 10 kilómetros a un ritmo medio de 5'07'' el mil. Las sensaciones no fueron las mejores, porque aún encontraba las piernas algo cansadas por las rampas de Alhama, pero el objetivo era rodar y no otro.
El jueves con fuerte calor, Juan Carlos Álvarez -asiduo del Circuito provincial también- y yo llevamos a cabo un bonito rodaje, sumergiéndonos por la Vega más auténtica, pasando por terrenos de los municipios de Pinos Puente, Santa Fé y Fuente Vaqueros. Fue un rodaje tranquilo de 13,5 kilómetros y medio a un ritmo de 5'33'' el mil; y el sábado salí a rodar sólo 10,5 kilómetros a un ritmo algo más exigente -5' el mil- encontrando en este último rodaje mejores sensaciones que los dos rodajes anteriores. Por tanto, esa planificación progresiva va funcionando perfectamente. 
El próximo domingo habrá una prueba rápida: la del Padre Marcelino. Se trata de un circuito totalmente urbano de 10 kilómetros homologados y su perfil es llano. Por tanto, si consigo entrenar bien durante la semana y continuo con esa progresividad podría atreverme a rodar a 4'30'' el mil, aunque será la carrera la que me ponga -nos ponga- en nuestro sitio. Para tal fin tendría que rodar en alguno de los entrenos a 4'50'' el mil durante 12 kilómetros. Si lo consigo, no creo que tenga problemas para rodar el domingo al ritmo indicado.       
Y pensar que ese domingo tendrá que estar en el Maratón de Madrid, de acuerdo con mis planes de principios de año.

14 abril 2013

XXIV PREMIO DE FONDO 'COMARCA DE ALHAMA' (14/4/2013)

Alhama de Granada, es un pueblo alto. Está a 895 metros sobre el nivel del mar; es decir, que es 157 metros más elevada que Granada. Y alta es su iglesia mayor, de estilo renacentista con decoración barroca, del siglo XVI. Pero aún así, la serpiente multicolor -que es un argot prestado del ciclismo- en que se han convertido las carreras populares, puede ver el tejado de esa iglesia. No me estoy refiriendo en estas primeras líneas a latitudes ni alturas, ni tampoco a monumentos, estoy intentando situar al lector -sobre todo al ajeno- sobre las fuertes subidas a las que se enfrenta el corredor en este histórico y vistoso pueblo del Temple granadino. 
Además, Alhama está lejos; a nadie le coge cerca. Es un pueblo estratégicamente situado por las distintas civilizaciones que lo han ido poblando y, aún hoy, en pleno siglo XXI, los accesos son malos. No me estoy refiriendo a su situación histórica y geográfica sino al importante esfuerzo que ha de hacer cada corredor para acudir allí, con independencia del rincón de Granada de donde proceda (o de la provincia de Málaga, porque a muchos de por allí he visto, ya que es tierra fronteriza con esta provincia; de otras provincias ya ni hablamos). 
Esfuerzo para acudir y esfuerzo para subir. Es el precio por enfriar esta pasión desenfrenada por correr y participar en pruebas de competición. 
Recuerdo que hubo años en los que acudíamos a Alhama unos muy pocos cientos, ahora son muchos los cientos. En esos años, se contemplaba un delgadísima línea que subía a paso continuo por esas rampas; ahora es una serpiente multicolor, como antes decía. Es la victoria del cuerpo sobre la materia; el ejercicio versus colesterol; el triunfo de las masas sobre la minoría. No obstante, jamás he visto tanta gente andando por esas rampas. Es lo que tiene: el deporte popular llega a todos -debe llegar a todos-, pero también se paga.

Y yo también he vuelto. Siempre vuelvo en esta carrera.
La cosa viene funcionando más o menos así: corro la primera de Armilla, me lesiono y ya no vuelvo hasta Alhama. Es un estricto código que últimamente está llevando a cabo mi organismo, que ya no suele volver a llamar la atención hasta comienzos del siguiente año. Si así lo quiere él, así lo admito yo. 
Pero reconozco que correr con prevención tiene sus ventajas. Te pones en el furgón de cola y no te preocupas de nada más que de seguir la estela de la serpiente. Si tus piernas te lo piden, las estiras y las alzas más; si no te lo piden te dejas llevar. Así de fácil.
Ese correr con prevención te impide sufrir menos también, porque en dos meses de parón se gana en prevención pero no se pierde mucha forma anaeróbica. Y no niego que así da gusto correr. Sufres lo justo; y lo justo es sufrir poco cuando estás recién recuperado. 
Además, es la mejor forma de reconciliarte con la carretera y con las pruebas populares. La mejor forma de saborear el suave elixir del deporte popular. Poder decir cuando has acabado tu prueba: he estado ahí y he disfrutado. La mejor forma de encontrar las sensaciones y las ganas para la próxima. 
Por cierto, feliz ocurrencia de ofrecer una camiseta técnica (excelente, por cierto). Si no me equivoco es la primera ocasión en que se desechan aquellas ásperas camisetas de algodón. Lo siento por el polvo de los muebles.

ACTUALIZACIÓN

http://paper.li/donzurreon/1355067670#!sports

11 abril 2013

REGRESO A LOS CAMINOS (OTRA VEZ)


Regresar a los caminos y retirarse. Dos caras de una misma moneda. El Yin y el Yang. Una parte importante de la 'Biblia' del corredor. 
Casi dos meses refugiado, esperando a que cierre la microrotura fibrilar en el gemelo interno izquierdo. Dos meses de paciencia hagiográfica, alternando las largas caminatas, con la MTB, las sesiones de elongamiento, las sesiones de abdominales, las sesiones de fisio. O sea, nada ocioso. Porque de lo que se trata es de hacer todo lo posible para comenzar a correr de nuevo. Y sí, ya estoy corriendo de nuevo. Cuatro sesiones suaves ya cumplidas, con un total de 36 kilómetros -el último con mi compañero de trabajo Juan Carlos Alvarez, por la zona del Pantano del Cubillas-. Y todo bien. Bastante bien. 
Y de cada sesión saco consecuencias positivas y nuevas experiencias; de cada lesión aprendo. Principalmente, intento aprender a no lesionarme de la misma manera; a afinar una vez más el oído para escuchar al cuerpo, a no forzar cuando se enciende alguna luz roja, a aprender a entrenar descansando, a admitir que el cuerpo -como las máquinas- se desgasta por el mero paso del tiempo y la actividad. Y un largo etcétera. Hay que cuidarse al máximo, hay que prevenir.
De esta nueva etapa, además, me he interesado por las nuevas tecnologías que la industria de la fisioterapia pone a nuestra disposición. Información que adquieres cuando acudes a las sesiones de fisioterapia, aparatos que ves, por los que preguntas y sobre los que descubres que también el mercado dispone de ellos para el ámbito doméstico.

A lo ya adquirido hace tiempo -electroestimulador Compex- como ya anuncié aquí, se une una lámpara infrarrojos, que debería de estar en la casa de todo corredor. La luz de infrarrojos ayuda a la recuperación; una vez aplicada la crioterapia inicial, el efecto calor de este tipo de foco, ayuda a acelerar la recuperación, toda vez que la alta temperatura provoca una penetración a través del tejido de la piel produciendo, entre otros muchos, un efecto anticontracturante y ayudando a bajar la inflamación si la hay; además produce un mayor y mejor crecimiento celular. 
Lógicamente, hay que tomar medidas en la aplicación local, pero todas las lámparas -que además son económicas- vienen con las instrucciones precisas para su uso, que es fácil y cómodo. 

También he adquirido algo más sofisticado y que está comenzando a penetrar en el ámbito doméstico. Se trata de un aparato de ultrasonidos portátil. Lo suelen usar mucho los fisios en las lesiones y es muy efectivo para una enorme cantidad de dolencias y lesiones, que van desde la ciática hasta las contracturas, pasando por la tendinitis, epicondolitis, lumbalgia, artrosis y un largo etcétera. También tiene programas relacionados con la estética y el cuidado de la piel, pertenecientes al moderno campo de la cavitación. Es un producto, aún, algo caro. Lógicamente bajará de precio cuando forme parte de la electrónica de consumo, pero eso no es probable que ocurra en mucho tiempo, como no está ocurriendo con los electroestimuladores de calidad.        
Lógicamente, no pretendo montar en mi domicilio una consultar de fisioterapia, entre otras cosas porque no poseo esa titulación y tengo otra profesión muy distinta; ni tan siquiera una de quiromasaje. Además, hay excelentes fisios que hacen su trabajo muy bien (¡qué haríamos sin ellos!). 
Tampoco sustituir las seguras sesiones de fisio que tendré que asumir en el futuro, nada de eso, pero sí procurar una prevención y una más pronta recuperación si vuelvo a lesionarme, que seguramente ocurrirá tarde o temprano. 
La tecnología doméstica al servicio del corredor aficionado. Y eso suena bien.    

24 febrero 2013

TRES SEMANAS MÁS DE INVIERNO

Este sábado pasado volví de nuevo a la ruta tras dos semanas de parón por mor del resfriado, enfriamiento o lo que diantres haya sido; el caso es que he regresado en un día para olvidar, de esos en los que ni tan siquiera se escucha el trinar de los pájaros invernales.
Pero el destino ha querido hacerme ver que no era tampoco mi día, porque no había superado aún el kilómetro cuatro de una ruta programada de 14 cuando las sempiterna zona del gemelo-soleo -el izquierdo en esta ocasión- comenzó a lanzar proclamas y reclamos de dolor. Un dolor soportable pero agudo por momentos; así que subí la cuesta de quinientos metros de longitud que estaba subiendo, estiré un poco y decidí volverme para no caer en la estupidez de lesionarme definitivamente en el kilómetro siete, sabiendo que tendría que hacer otros siete para volver al punto de partido, lugar en el que estaba el coche. 
Esos siguientes cuatro kilómetros y pico de vuelta los hice -lógicamente- más suaves y me detuve en un par de ocasiones a estirar la zona. El dolor seguía presente, pero nada me impedía correr como sí suele ocurrir cuando te tienes que detener de golpe cuando sufres un desgarro fibrílar sobrevenida -la temida piedra-. 
Lógicamente, cuando llegué al coche decidí no estirar la zona porque nada hay más insensato que estirar una zona que pudiera estar desagarrada. Así que hice lo que siempre hago: estirar el resto de zonas, tomarme el isotónico y devorar dos o o tres piezas de fruta. Por tanto, algunas semanas más de invierno. 
He tenido diversas lesiones y casi todas en la zona del gemelo-oseo, pero ésta me ha dejado perplejo. Principalmente porque no es de recibo que se produzca una rotura fibrilar cuando he estado dos semanas de inactividad. Por tanto, la causa puede ser un tirón sufrido hace unos días, al que no le dí la mayor importancia, pero no el estrés muscular. 
Estaba jugando un intenso partido de tenis de mesa contra un chino a través del 'Kinect' de la XBOX 360 y noté como una especie de chasquido indoloro en esa zona; luego ya por la noche, en la cama sufrí un leve tirón, que lo atribuí a falta de potasio o a la inactividad (tener tirones cuando se pasa de actividad intensa a inactividad, es común). Luego, estoy casi convencido que ese puede ser el motivo; y ojalá lo fuera porque si es así no se puede hablar técnicamente de una lesión importante, nada que no se cure con las obligatorias sesiones de crioterapia y estiramientos suaves. No obstante, mañana pediré cita al centro de medicina deportiva al que acudía cuando la lesión del año pasado por estas fechas. Me vendrá muy bien unas cuantas sesiones de electroterapia por medio de infrarrojos (calor) y ultrasonidos porque no descarto algo de desgarro fibrilar ya que la tarde del sábado era muy fría y no recuerdo haber calentado lo suficiente.   

17 febrero 2013

UN RESFRIADO (O EL FIN DEL MUNDO)

Lejanos parecen esos caminos de invierno
Si nos ponemos melodramáticos, un vulgar resfriado puede suponer el fin del mundo para un corredor habitual. Tanto o más como la llegada de una fecha fatídica para una secta o una tribu perdida en algún rincón del mundo. 
Sin embargo, lo más inquietante no es ni de lejos esa semana o diez días que se pierden sin correr o sin poder disfrutar de la emoción de una prueba deportiva; lo más inquietante es cómo la memoria se centra más en los últimos siete días de inactividad que en -por ejemplo- el mes anterior cubierto de kilómetros por esos caminos de Dios. Luego, te acabas preguntando ¿por qué será la mente la sutilmente selectiva?
Pasados unos días, todo volverá a la normalidad (porque al final todo vuelve a la normalidad) y la memoria, con la misma facilidad con la que olvidó todos esos rodajes repletos de kilómetros, volverá a centrarse en ellos y acabará ninguneando los días de obligado reposo. Probablemente este trabajo oculto de la memoria es lo que hace que todo sea más llevadero y cotidiano.  

10 febrero 2013

CUANDO EL VIENTO TE PLANTA CARA

Van Gogh 
La tirada del sábado consistió en 20 kilómetros. Realmente es difícil salir en estas fechas, no por el frío, al que nunca he respetado demasiado, sino por el viento. Como ya he dicho en varias ocasiones, considero al viento como el mayor enemigo del corredor; al menos de este corredor. Y si el viento es frío, del norte, además de detenerte, romperte el ritmo, te deja helado y todo el calor corporal y muscular que has ido 'fabricando' a través de los kilómetros se evapora en minutos; incluso, si llega a penetrar en los pulmones no te deja respirar de forma regular. Sí, todo en él es odioso.
Pero a pesar de eso, ataviado con ropa técnica de frío (malla larga Asics, térmica, segunda capa Nike, guantes y gorro Ronhil y braga para el cuello) conseguí hacer la ruta que quería hacer a un ritmo de 4'48'', que me resultó muy cómodo. De hecho, me encontré aún más cómodo en los primeros trece, con un promedio más rápido (en torno a los 4'35''), gracias a que por esa zona de la Vega, más escorada al sur, el viento apenas era perceptible. Pero al enfilar en dirección norte, en los alrededores de Valderrubio ya el viento lo tuve de cara casi todo el tiempo y el terreno se picó de forma perceptible. Fueron siete kilómetros muy duros, en los que el ritmo decreció de forma ostensible.    

La idea inicial es programar un tirada semanal de un mínimo de 20 kilómetros con el fin de preparar un hipotética maratón, que no sé con seguridad si haré ni en qué ciudad lo haría. Pero siempre que he decidido correr esta prueba, he considerado acertado no proponerme inicialmente cuál haré, pero sí ir programando tiradas largas para pasar progresivamente de los 20 a los 25 y de los 25 a los 30 o 32, que es el mínimo exigible para afrontar un maratón con garantías de acabarlo sin necesidad de arrastrarse por los suelos. Tampoco descuidaré el trabajo del tren inferior, algo que he descuidado en las tres grandes citas a las que he acudido (MAPOMA, MARASEVILLA Y VELETA). 
No negaré que deseo que este tiempo climatológico hostil vaya pasando para ir programando mejor los entrenos.

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...