La idea de hacer hoy estas fotografías se debe al comentario de Vicente: "Esas fotos, que si no me equivoco deben de estar hechas en verano...".
Y, efectivamente, caí en la cuenta que todo el volumen de fotos que tengo de los distintos circuitos y que he ido subiendo al blog están tomadas, principalmente, en meses del estío. Y, claro, todo es muy distinto. La luz es muy distinta y el asfalto o la tierra parecieran dormitar o aletargarse en época de frío, lluvia o nieve. Todo cambia. Y cambia también nuestra predisposición como corredores, nuestra puesta en escena.
Así que aprovechando que hay más tarde que hace unas semanas y que tenía que hacer el circuito de Caparacena- Pinos Puente- Caparacena, me ha parecido bien tomar estas fotos que muestro, justo unos minutos antes de iniciar mi ruta de 8,2 kms., a un ritmo bastante alto -a mi pesar- para las características no demasiado favorables del terreno, poco adecuado para alcanzar un ritmo alegre (4,37 el mil de media, siendo la media en los últimos cuatro de 4,15 el mil: me encontraba grácil y ligero como una gacela algo inaudito para un lechón de 186 cms. y 84 kilos de peso).
Espero, por tanto, que os gusten estas fotos (acompaño también algunas que muestran el paisaje del entorno del camino y de la bucólica aldea de Caparacena), que detectéis que la luz y el suelo denotan la dureza del invierno y que la tarde para correr ha sido de perros, los cuáles ni siquiera se atrevían a salir de sus casetas de aperos que inundan toda la ruta.