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09 julio 2012

CINE: TOO BIG TO FAIL (USA, 2011)

Este fin de semana he visto varias películas, como siempre, pero una me ha llamado especialmente la atención dado que tiene un carácter pedagógico para entender con mejores argumentos qué ha pasado para que la economía de los países occidentales -los ricos del globo- esté como está; una muestra totalmente aplicable a la actual situación de España ya que en su origen la crisis económica de 2008 tuvo su origen en las hipotecas "subprime" que provocó la caída del gigante norteamericano -el cuarto banco de inversiones de EEUU- JP Morgan. El nombre de la película en su nombre original inglés es "Too big to fail", traducida al español como "Malas noticias". Una película que nació concebida como serie para televisión y que está basada en un best-seller del escritor norteamericano Andrew Ross Sorkin. Cuenta con diversos premios. 
Se da la circunstancia que además de su carácter pedagógico, cuenta con un excelente elenco de actores, con el siempre impecable William Hurt en el papel del 74º Secretario de Tesoro de Estados Unidos Henry Merritt Paulson y mi admirado Paul Giamatti en el papel de presidente de la Reserva Federal Estadounidense (admirables esos diálogos en los desayunos semanales de trabajo entre ambos). 
En Estados Unidos, como ya está ocurriendo en Europa, los gobiernos electos suelen "tirar" de grandes nombres de la banca de inversiones y este Henry Merritt, había sido hasta un año antes de ser elegido Secretario del Tesoro, Presidente Ejecutivo de Golman Sachs, uno de los bancos de inversión y valores más grande del mundo y que estuvo involucrado en la crisis griega, ya que ayudó a esconder el déficit de las cuentas de este país, siendo su vicepresidente para Europa -lo que son las cosas- el actual Presidente del Banco Central Europeo, el italiano Mario Draghi. Realmente, es terrible ni tan siquiera imaginarse cómo juegan estos pájaros con nuestro dinero y con nuestro futuro. Es terrible comprobar cómo acaban dirigiendo las instituciones económicas quienes contribuyeron a hundir la economía. Le encomiendan a los zorros guardar las gallinas. En España, para no ser menos, también tiramos de ejecutivos de la gran banca de inversión causante de la crisis. El actual Ministro de Economía y Competitividad español, Luis de Guindos, fue presidente ejecutivo para España y Portugal de Lehman Brothers, otro banco de inversión, que se dio el castañazo por la crisis de 2008 gracias a los créditos subprime. 
Pero, en fin, volvamos a la película. Decía que explica de manera bastante clara todo lo que ocurrió y toda esa ascendente tensión de Henrry Merritt Paulson con los diez grandes bancos de EEUU y su esfuerzo para que los contribuyentes no tuvieran que sufragar a la banca hundida (¿nos suena esto a algo relacionado con Bankia y otras cajas y bancos españoles?). Todo ese esfuerzo titánico por parte de uno de los directivos mejores remunerados de EEUU y, por tanto, del mundo, luego reconvertido en político es un elemento destacable en esta película, ya que todo el mundo consideraba que un banquero de la élite de Wall Street no iba a dejar tirada a JP Morgan. He de reconocer que a pesar de que se trate del centro neurálgico de la crisis, un mundo plagado de multibillonarios, ajenos totalmente al pueblo llano, el esfuerzo de este banquero reconvertido en político tiene algo de conmovedor y no estaría de más una figura similar en la política española en ese tira y afloja por ofrecer el dinero de los contribuyentes a algunas de las nefastas cajas españolas -y de camino aceptar un rescate de la Unión Europea por culpa de éstas- que se han hundido víctimas de su ambición y de sus nefastas inversiones, pero principalmente por estar dirigidas por políticos y sindicalistas aficionados y cínicos.

26 junio 2012

LA SELECCIÓN ESPAÑOLA DE FÚTBOL Y LA DESESPERANZA


Huele a desesperanza. Una especie de tufillo que penetra por las puertas, que entra en las oficinas, en los bares, que se pasea por las calles. Una desesperanza por la incertidumbre del rescate a España y por la poca transparencia informativa en torno a la misma. Una desesperanza por no poder ya ser los ricos que hace poco éramos.   
No sabemos de prima de riesgo, de política fiscal, de estados de cuentas y balances, pero existe una incertidumbre, como una sombra alargada alrededor de nuestras cabezas que amenaza y conspira. Pensaba en ello mientras hacía una ruta urbana de nueve kilómetros y me venía a la mente el mensaje que están dando medios de comunicación de masas y políticos en cuanto a la esperanza que supone para los españoles el papel de la selección española de fútbol porque, al parecer, a nadie se le ocurre otra. 
Acostumbrados como estamos a vivir en el ámbito mediático ya nada se estima a no ser que esté relacionado con ese especie de estado de ánimo colectivo que emana de una sociedad global y mediática. Sin duda, ya se ha perdido la individualidad y nada que no tenga que ver con lo colectivo tiene importancia. 
Años atrás, estábamos de fiesta permanente en este país; a la mayoría, gracias al ladrillo, le iba muy bien, y en esa situación superficial y de hedonismo físico ¿quién necesitaba la individualidad y el recogimiento? ¿O el pensamiento? ¿O la lectura? ¿O, sencillamente, la soledad disfrutada? Nada de eso. La bacanal era diaria y permanente y quien no participaba en ella era un proscrito, un antisistema, un ser peligroso. 
Pero resulta que ahora todo aquello que se despreciaba se necesita más que nunca, pero acostumbrado el personal a la orgía colectiva del espectáculo, del dinero del ladrillo, de la estulticia colectiva, ¿quién hizo los deberes para enfrentarse a periodos individuales que algún día tendrían que llegar? Nadie o casi nadie. De ahí que ahora los medios de comunicación de masas y los gobiernos estén tan preocupados por dar algo al pueblo que les libere de su propia individualidad, porque saben que ésta puede ser su mayor enemiga. Lo que ocurre es que lo de la selección española, como mucho, durará hasta el propio domingo ¿Y después qué?   

04 junio 2012

ESOS ARROGANTES A LOMOS DE SUS COCHES OFICIALES





Leía hace un par de días en el diario El Mundo de Andalucía una amarga carta de una empleada pública de Córdoba, denunciando el espectáculo tan ridículo y al mismo tiempo despilfarrador de la visita del Presidente de la Junta de Andalucía a un acto de esos que ellos se montan para su mayor gloria. Y denunciaba esta funcionaria la indignación de la ciudadanía recortada ante ese batallón de coches negros de alta gama de políticos de tres al cuarto que llegaban allí tras las faldas del Presidente a rendirle pleitesía. Y que todo eso lo hacían sin importarles obstaculizar el tráfico del casco histórico de Córdoba. Les da absolutamente igual, porque así se lo dicta su soberbia y su arrogancia. Son superiores.
Sí, razón no le falta a esta ciudadana cordobesa, porque  lamentablemente, los ciudadanos en alguna ocasión nos hemos topado con calles cortadas y el tráfico endemoniado en horas punta o no, por mor, de todos esos politiquillos que bien retribuidos de sí mismos se pavonean ante los ciudadanos que les votan, como si se tratara de una república de esas llamada bananera o de un país africano a años luz de la democracia. Y ante ese espectáculo, nosotros, ciudadanos medios -en absoluto tan importantes que esos señores y señoras- hemos vomitado en secreto y hemos seguido nuestro camino perjurándonos que ya no votaremos más a estos hijos de puta que, total, para lo que hacen con nuestro dinero, mejor no darles ni la más mínima  ventaja. Pero, claro, llegan las elecciones, nos bombardean con consignas o programas que jamás se van a cumplir o, lo que es peor, todo el mundo conspira para echar al que está gobernando, sin que no detengamos a pensar que lo que estamos haciendo es apoyar a alguien aún peor. Es la democracia. O, al menos, es la democracia que quieren que creamos que existe. 
En España -y existe en otros países- hubo un momento histórico en qué existió lo conocido como Parque Móvil, es decir, un puñado de coches que se utilizaban racionalmente sin uso oficial exclusivo (había que solicitarlo con tiempo suficiente a una central), sin que existiera esa aberrante adscripción de un coche o varios a cada politiquillo. El concepto de Parque Móvil era un servicio público que racionalmente buscaba un mayor ahorro con relación al gasto que podría representar un alquiler permanente de coches u otros medios. No existía una patrimonialización del coche como ocurre ahora que, incluso, en muchos casos, es utilizado para uso personal el resto del día y los fines de semana (llevar niños al colegio, ir de compras la señora o el señor, comprar pasteles para una fiesta como hizo la infame Bibiana Aído, utilizar el coche y a su conductor para comprar cocaina e ir a puticlubs, en el caso del Director General de Empleo de la Junta que ahora está en chirona...u otros casos que ni tan siquiera conocemos)
Fui concejal de un pueblo -ni grande, ni pequeño- durante algunos años y recuerdo con nitidez que no había ni un sólo coche oficial en el Ayuntamiento, a pesar de que la situación económica era más boyante que la de ahora. Todo lo más, los coches de la Policía Local y Protección Civil, que eran usados exclusivamente para sus respectivos servicios. Así que cuando teníamos que hacer algunas gestión oficial en la capital, en otro pueblo del municipio o fuera de la provincia, cogíamos nuestro coche particular (yo tenía un Ford Orion, bastante desvencijado -eso lo saben mis conocidos de entonces-), el autobús, el tren y hacíamos la gestión sin cortapisas. Es más, recuerdo -y ahora casi me arrepiento- jamás pasé un ticket de gasolina en mis desplazamientos oficiales a pueblos del municipio. Pagaba la gasolina de mi bolsillo porque me daba no sé carga al Ayuntamiento lo que yo entendía era mi deber. Pero no escribo esto como mérito ni ejemplo de nada, porque también tuve defectos como cualquier hijo de vecino, lo escribo porque ahora caigo en la cuenta que en su momento jamás caí en esa cuenta de que fuera necesario ir en coche oficial. Que yo no estaba allí para eso. Pero sí vi desfilar mucha gente en coche oficial, desde los Reyes hasta delegaduchos ínfimos de la Junta y, curiosamente, guardo un recuerdo mucho más desagradable de la soberbia y el uso de los coches oficiales, precisamente, de los carguillos más insignificantes y  poco representativos, que se pavoneaban en su coche oficial de alta gama ante los ojos de muchos vecinos -y de nosotros mismos, alcalde y concejales- que pensábamos estaba llegando en ese momento alguien importante.
Por eso, lleva toda la razón esta ciudadana cordobesa en su carta al periódico. Pero sólo queda, ya digo, echar la pota y seguir caminando sin que merezca ni más mínimo a ver ese desagradable espectáculo de despilfarro y megalomanía, porque si te quedas unos minutos eres capaz de sacar la recortada. 

21 mayo 2012

CRISIS GRIEGA, CRISIS ESPAÑOLA








Hace algo más de un año leí con interés un reportaje sobre los efectos de la crisis en la población griega. En ese reportaje la información se centraba, básicamente, en los ciudadanos, sus grandes víctimas. El periodista entrevistaba a personas normales para que de primera mano fueran explicando cómo les estaba afectando la crisis y los recortes. En aquel momento Grecia no había sido intervenida por segunda vez aún, pero estaba a punto de recibir una segunda suma millonaria de la Unión Europea a cambio, claro está, de un fuerte interés que redundaría en más sacrificios y más recortes y, por lo tanto, mayor emprobrecimiento.
Entre los ciudadanos entrevistados había de todo: obreros no especializados, maestros, estudiantes, funcionarios, catedráticos de universidad, médicos, comerciantes...en fin, gente del pueblo y uno leía con mucha inquietud cómo todos, de manera unánime, advertían de la difícil situación por la atravesaban y cómo les costaba acostumbrarse al cada vez más bajo nivel de vida que les imponían sus dirigentes (en realidad, los dirigentes alemanes, dijo alguno). De entre todas las entrevistas, una me impactó. Se trataba de una veterana maestra de escuela y al saber que el periodista era español le vino a decir más o menos: "ustedes no saben a qué están expuestos. Comienzan con pequeños recortes y un buen día comprueban que tienen que pagar una fuerte cantidad por aquel medicamento por el que apenas pagaban; que la cesta de la compra cada vez es más escasa y que a tu alrededor no ves más que despidos y caras de desesperación. Cuando te quieras dar cuenta, tu sueldo apenas llegará para atender más que las necesidades básicas si es que lo conservas...no sabe lo que les espera". Esa entrevista lleva tiempo danzando por mi cabeza y no deja de rebotar cada vez con más fuerza porque todo lo que dijo aquella maestra parecía un claro vaticinio de lo que estamos viviendo ahora en España: la bajada de sueldos, el copago de medicinas, el cierre de comercios, la pérdida de trabajo de amigos y familiares que creíamos sólidamente implantados en sus puestos de trabajo, el despido de empleados públicos. Todo un calco. 
Nuestros inútiles políticos nos tranquilizan, pero sabemos que se trata de una mentira más de las muchas que se inventan a diario para sobrevivir a sus altos privilegios, para escapar de la quema. Pero para colmo en España, las cosas pueden ser aún peores que en Grecia porque contamos con actores y elementos que se convierten en un problema añadido: contamos con unas autonomías que se comportan como mini Estados y gastan sin control, contamos con un sistema bancario con un valor real ficticio por mor de la fiebre del ladrillo y que de caer el desastre financiero sería casi apocalíptico ya que de este sistema penden muchas familias que tienen en él sus ahorros o inversiones, muchas empresas que se sostienen aún por sus créditos e, incluso, lo que es peor, la alta deuda que arrastran con él todas las administraciones públicas y partidos políticos (y de ahí la alta inyección de dinero público, a pesar de la falta de liquidez); contamos, además, con una de las deudas públicas más alta de la zona euro (en las estadística aparecen países con más deuda global que la nuestra, pero su deuda verdaderamente pública es menor o bien pagan intereses menores por ella) y lo que es peor, contamos con una clase dirigente que está dando claras muestras de no querer renunciar a sus privilegios y prebendas, hasta el punto que vamos camino de la degradación política acaecida en Italia y Grecia. En ese sentido, el periódico El Mundo publica hoy que los Alcaldes prefieren arreglar sus cuentas municipales subiendo impuestos y tasas antes que recortar en altos cargos y asesores ¿No es esa una clara muestra de no querer renunciar a sus privilegios? Otro escandaloso ejemplo es el del Congreso de los Diputados que lejos de eliminar prebendas de sus señorías acaba de pagar una factura de más de medio millón de euros para limpiar las alfombras de su palacio demostrando estar muy lejos de la realidad de este país, a pesar de que son nuestros legisladores (da miedo pensarlo); o el caso de la Junta de Andalucía, que acaba de anunciar la rebaja del sueldo de casi 250.000 empleados públicos (se calcula que una media de 3.000 € anuales) sin que toquen ni un céntimo de los emolumentos de sus diputados autonómicos. Es más, Izquierda Unida suspira por elevar el número de diputados autonómicos sin que exista una rebaja proporcional de sueldos y dietas ¿Más aborregados diputados autonómicos? ¿Para qué? 
El objeto de este despilfarro de todos los gobiernos de nuestro país no es otro que mantenerse a flote y salvar sus privilegios a sabiendas que el resto de la sociedad se hunde. En realidad, se sienten superiores y en su arrogancia están convencidos que son unos elegidos.
En ese sentido, los síntomas son evidentes y no es nada nuevo. Cuando un país penetra en una crisis estructural, siempre quedan a flote dos sectores: el sector dirigente y el gran capital. Los primeros, acentúan su protección con normas protectoras; los segundos, por razones obvias no perciben la crisis porque gozan de unos privilegios derivados de su propio capital y están al margen del sistema productivo y fiscal del país gracias a los paraísos fiscales y la proyección internacional de sus fortunas. Por tanto, siempre es la clase media la que acaba pagando la crisis porque se trata de la más numerosa y la más controlada fiscalmente a través de su sueldo y sus escasos beneficios empresariales o comerciales. Es lo que está ocurriendo ahora en España; o mejor dicho, lo que está comenzando a ocurrir, algo que ya se está empezando a hacer evidente con la brutal bajada de sueldo de empleados públicos y algunos despidos (en el asunto de los despidos, dedicaré otra entrada a analizar el cómo y el por qué se intenta confundir empleados contratados por las administraciones públicas con empleados públicos que acceden a su puesto de trabajo de acuerdo con las garantías constitucionales). Los síntomas son cada vez más parecidos a los que ya sufren los ciudadanos griegos y los ciudadanos portugueses. Esta escalada no ha hecho más que empezar y de ahí que las palabras de la maestra griega cada vez golpeen con más intensidad en mi cabeza porque el verdadero problema de España es que no encuentra ya liquidez en los mercados y la que encuentra la ha de pagar con unos intereses descomunales. Una bola de nieve que acabará aplastándonos. Y como no hay de donde sacar más liquidez, la única vía son los recortes que ahoga el crecimiento y posibilitan más y más drásticos recortes. Ese es el drama que ya tenemos encima de nuestra cabeza por muchas milongas y mentiras que nos cuenten a diario nuestros políticos y sus paniaguados medios de comunicación de masas.    


José Antonio Flores Vera

08 diciembre 2011

¿HACIA DÓNDE NOS LLEVA RAJOY?



Al parecer Rajoy está contando en la Cumbre de Bruselas ante sus socios comunitarios lo que aún no ha contado en España para acabar con el déficit y seguir la estela poderosa de Alemania y Francia.
Está contando en Europa lo que aún no está contando aquí, que es donde debe, ya que ha salido elegido por los votos de casi once millones de españoles. Por tanto, estamos asistiendo a una nueva forma de manifestación democrática -digámoslo con todo el sarcasmo que las palabras escritas no saben recoger-, que consiste en dirigir un país con el beneplácito de otras potencias europeas.
O sea, que eso era la Unión Europea, algo que nos ha costado veinticinco años entender, desde la entrada de España en 1986.
Ante el silencio de Rajoy acerca de hacía donde van a ir sus recortes podríamos barruntar dos opciones: Una: que estos serán muy drásticos y no conviene ir anunciándolo así tan de golpe; Dos: que no se tenga ni idea de cómo están las cuentas públicas y, por tanto, no se tenga ni idea hacía donde habrá que recortar, hasta que no nos marque la senda la señora Merkel, guardiana de sus poderosos bancos teutones.
Seguramente que el engaño de la moneda única, prolongado desde el año 2000, ya sea un clamor y nadie sepa cómo salir de este feo asunto, a no se que hagamos lo que ya hizo Argentina al FMI -obviar parte de su deuda-, una formula que le hizo salir de la crisis y que le está haciendo crecer actualmente.
He de admitir que me daba miedo Zapatero y mucho más su inútil equipo de paniaguados y aficionados; pero también debo de admitir que también me da mucho miedo Rajoy y su equipo de tecnócratas sabelotodo. Ambas opciones son para temblar.
Y lo son porque ambas opciones tienen ciega fe en el euro y consideran que es la única opción que existe, sin llegar a valorar otras, como podría ser volver a la moneda nacional (de hecho, países de la UE que optaron seguir con su moneda como son los casos de Dinamarca e Inglaterra no no tienen tan crudo). Pero la realidad de los mercados está demostrando cada día que el euro es un presa fácil, un gran chollo para los especuladores -muchos de los cuales operan desde paraísos fiscales-. Mucho más chollo que el dólar americano, la libra esterlina inglesa y el yens japonés.
Por tanto, tener fe ciega en el euro puede ser la ruina de países como España que, además, no tiene el potencial industrial de Alemania o Francia; ni tan siquiera, de Italia. Y para colmo nuestra destrucción de empleo es aún superior a Grecia y Portugal.
De ahí que lo vea todo negro y comience a sospechar que como con los impuestos no se llegará ni tan siquiera a pagar la deuda, éstos seguirán subiendo, habrá recortes a empleados públicos -otro día hablaré de este asunto- y el estado de bienestar se quedará hecho unos zorros. Sin embargo, no quiero hablar de recortes en un sentido general porque seguramente muchos de éstos habrá que llevarlos a cabo, -sobre todo los gastos abusivos que acarreamos, comenzando por la clase política y es monarquía que se cae a trozos-; seguramente habrá que comprender que se prepara un sinpar cambio de ciclo. Un cambio de ciclo que nos costará asimilar pero que está al llegar. Ya nada será igual. Se acabaron las vacas gordas e incluso cada vez será más difícil ni tan siquiera ver vacas o que éstas se vuelvan sagradas, como en la India. Así de dramático resulta todo esto porque no olvidemos que España es una máquina de gastar gracias a sus 17 Autonomías y a sus muchos Ayuntamientos estrella.
Yo lo veo así y opino desde la ignorancia y desde falta de preparación económica: el euro ha sido un fiasco. Hecho a la imagen y semejanza de la Europa de los mercaderes como ya vaticinó el bueno de Anguita. Unos mercaderes que ya nos atisban desde todos los rincones del mundo. La carroña nos amenaza.

02 noviembre 2011

EL ÓRDAGO GRIEGO




El golpe de efecto que ha producido el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, anunciando un referéndum –supongo que vinculante- al pueblo griego sobre la aplicación de un nuevo y bestial plan de rescate, puede ser más desestabilizante que cualquier acuerdo de rescate para el país heleno o cualquier otro de la moneda única europea, España, incluida. Eso no calmará a los mercados, pero era necesario. Es más, el ejecutivo griego lo tendría que haber llevado a cabo no ya en el tercer rescate sino en el primero, porque en este tipo de consultas se estructura una democracia, algo de lo que tendría que haber tomado nota el gobierno de Zapatero antes de reformar la Constitución fijando el techo de gasto.
Ese anuncio, como no podía ser de otra forma, ha enloquecido a las altas instituciones financieras, los mercados de deuda, los mercados de bolsa y demás mercados financieros porque el inversor quiere beneficios y los bancos no se los pueden asegurar si un país hace lo contrario de lo que dicen que hay que hacer los jerifaltes de la banca y la política.
Se sabe que Argentina salió de la crisis cuando se rebeló ante el Fondo Monetario Internacional, que la tenía ahogada a base de prestarles a cambio de unos intereses enormes que, claro, ahogaban aún más su maltrecha economía. Y, seguramente, que es en eso en lo que han pensado los griegos.
Esta locura que se ha desatado en los mercados financieros no prueban otra cosa que lo que ya sabíamos y se hacía cada vez más evidente: que no interesan las personas ni sus necesidades sino las inversiones jugosas de los grandes inversores, que nadie conoce o al menos no tienen una cara conocida pero que seguramente están hinchando sus cuentas corrientes en paraísos fiscales a cambio de arruinar a medio mundo con la clara connivencia de la clase política que no nos llega a aclarar cuales son sus prebendas con los banqueros para que éstos obtengan de aquella tanta protección y comprensión.
Paraísos fiscales que, dicho sea de paso, posibilitan gobiernos corruptos de occidente porque seguramente por motivos inconfesables les interese que sigan existiendo.

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...