01 septiembre 2012

MEDIA MARATÓN 1 DE SEPTIEMBRE

Foto del blog de José Manuel   http://josemanuelfv.blogspot.com.es
Le podríamos dar cualquier nombre, pero éste es muy idóneo. Es más, debería de institucionalizarlo. Un medio maratón distinto, que igual transcurre por hermosos caminos de la Vega de Granada, que atraviesa una pueblo en fiestas -Fuente Vaqueros- o que transcurre por la ribera del Río Geníl, cuyo enorme cauce apenas rebosa agua; o incluso, por algún trozo de carril bici entre Valderrubio y Fuente Vaqueros. Un medio maratón nada tumultuoso ni con una medición oficial, ni dotado de infraestructura alguna, ni coche escoba, ni Cruz Roja, ni Protección Civil, ni Policía Local- bueno, sí, los que controlaban el tráfico en las fiestas-, y mucho menos, Guarda Civil. Un medio maratón en el que el primero y el último es el mismo. No hay rivalidades, ni falta que hace. 
Tampoco había al final camiseta alguna de regalo -algo que ya es común a muchas pruebas del Circuito- ni puesto de cerveza gratuita (pero sí hubo cerveza, como se dirá más adelante). En fin, ya digo, un medio maratón muy especial, que comenzó a eso de las 9,30 horas de la mañana del 1 de septiembre -de ahí su nombre- y acabó 1 hora y 45 minutos más tarde -estaba bien medido-. Un medio maratón en el que, sin agobios,  permitía parar en cualquier momento para hidratarte del isotónico que portaba la correa de hidratación, sin que luego tuvieras la necesidad de remontar puestos o, igualmente, te permitía parar a hacer una necesidad fisiológica líquida o refrescarte en la fuente de Fuente Vaqueros -valga la redundancia-. Un medio maratón que puedes hacer en cualquier momento, siempre que la forma física te lo permita, sin necesidad que se cumpla el plazo de inscripción. Además, es gratuito.

LA CASETA
Pero contó con un serio inconveniente: esas fresquísimos cantinas de feria clásicas, adornadas a la antigua usanza con cañas de río y farolillos de papel, que presagiaban que allí servía cerveza helada que el único participante de este medio maratón observó a su paso por Fuente Vaqueros, cuando aún le quedaban más de 9 kilómetros. Un duro azote a la voluntad. Pero hechos éstos, como si de un antojo se tratara, y una vez refrescado y elongado, este único participante volvió sobre sus pasos en su coche y comprobó que la cerveza estaba más que helada y que los 'pinchitos' de carne a la brasa eran excelentes. Lo que había supuesto un rato antes.            

31 agosto 2012

TIEMPO DE LEER

     
Tiempo de leer. Y nada mejor que comenzar otra novela histórica que, si está bien construida y apunta muestras de veracidad histórica, puede ser la mejor lectura para esta época, aún veraniega. 
Así que me he sumergido en la Mérida del Siglo IX, con esplendoroso pasado romano, pero que aún se mantiene viva en este siglo. Dependiente del enorme califato de Córdoba, gobernado por Abderrramán II y en la que conviven en aparente armonía cristianos, muladíes, judíos y musulmanes, éstos últimos polarizados en árabes y bereberes. Sin embargo, el reparto de poder no es demasiado equitativo ya que los cristianos, siendo mayoría en la ciudad, no están destinados al gobierno de la misma -aunque si cuenten como notables algunos de sus representantes-, la cual está dirigida, lógicamente, por los musulmanes, delegados del poder central califal. Sin embargo, los árabes, en mayor número que los bereberes, parecen no llevar muy bien que sean estos últimos los ostentadores del poder. Y como telón de fondo, un descontento genérico de toda la población por la alta presión fiscal a la que están sometidos y, seguramente, un descontento encubierto por el mal reparto de poder. 
En fin, un tapiz muy interesante para sumergirse en aquella Al-andalus del siglo IX de nuestra era, un territorio éste, que coincide en buena parte con lo que hoy es España, excepción hecha, lógicamente de los reinos castellanos del norte y la infranqueable cornisa cantábrica. 
Lógicamente, estoy refiriéndome a la última novela de Jesús Sánchez Adalid, 'Alcazaba', un autor extremeño que aborda el genero histórico novelado con maestría.  


 

Al tiempo, vuelvo a releer algunos capítulos del excelente libro de literatura de viajes dedicado a catedrales españolas 'Las rosas de piedra' del leonés Julio Llamazares, que hace un ejercicio literario muy original. Lo hago siempre que planeo un recorrido en el que se encuentran catedrales reseñadas por el autor. Lo hice el año pasado, visitando algunas de las por él reseñadas y sus descripciones tanto de las catedrales como su entorno urbano y apuntes sobre bares y restaurantes cercanos, resultaron decisivas en mis visitas al tiempo que convirtieron esas visitas en más literarias si cabe.
En ese sentido, fue particularmente emocionante poder charlar sobre este libro con el guía de la enigmática y preciosa catedral de Burgo de Osma que el mismo Julio Llamazares cita en su obra. Es el poder cautivador de los buenos libros.     

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...