06 enero 2018

CORRER ES LA ESENCIA (O EL PRIVILEGIO DE CORRER BAJO LA NIEVE) -DE MI LIBRO "CORRIENDO ENTRE LÍNEAS" EDITORIAL, LEIBROS, 2017-


        
    El corredor hoy se ha congraciado con la naturaleza. Si alguna vez ha sido cruel con ella, arrojándole productos inorgánicos, destruyendo su flora por no poner el suficiente cuidado, vertiéndole aguas fecales o, sencillamente, no siendo sensible y exquisito en el trato, hoy se ha congraciado con ella.
            Se podría decir que ha firmado un hipotético armisticio, una carta de naturaleza -valga la redundancia- una tésera íbera de la  que cada parte se ha llevado su mitad para exigir un futuro cumplimiento de amistad eterna.
            Resulta que esta tarde, a eso de las catorce horas, a la hora anárquica acostumbrada de los domingos, el corredor salía a correr por una ruta de dieciséis kilómetros uniendo caminos entre Pinos Puente y Fuente Vaqueros. Pero presentía, más que vaticinaba, que marcando el termómetro del coche un grado Celsius sobre cero y estando el cielo completamente repleto de nubes la nieve podría hacer aparición de un momento a otro, a pesar de no ser muy habitual por estos lares.
            Mientras se enfundaba la braga en el cuello y ajustaba el gorro de lana Nike en la cabeza comenzaron a caer los primeros copos de nieve con una periodicidad discreta, casi inexistente. Sin embargo en los primeros cien metros de la ruta esos copos fueron aumentando su tamaño y vigor.
            De esa forma comenzaba el corredor su odisea en la nieve. Y créanle si les afirma que ha sido una gozada. Había corrido bajo la nieve, pero jamás había hecho una ruta de una hora y veinte minutos en la que no haya cesado ni un solo segundo de nevar. Todo lo contrario.
            En el momento en el que el corredor escribe esto -ahora ya tranquilo y descansado-  son casi las siete de la tarde del domingo diez de enero de dos mil nueve y la ciudad de Granada y gran parte de la provincia están cubiertas de nieve. La majestuosa Alhambra ha sido portada y cierre de varios noticiarios de televisión.  No es posible ver ni un sólo centímetro de acera y la terraza de su vivienda ha adquirido un color blanco precioso. Pero cuando daba los primeros pasos en su ruta de hoy aún no había ni un sólo centímetro de nieve en los amplios campos de la vega. Ese manto blanco se ha ido extendiendo a medida que sus piernas, corazón y pulmones iban acumulando kilómetros. Ha sido, por lo tanto, testigo de excepción de un fenómeno natural que se echa de menos por estas tierras, a pesar de que no lejos emerjan enormes, blancos y altivos los picos de Sierra Nevada.
            Pero comencemos por el principio.
            Tras los primeros copos a los que se refería, se detuvo en el primer kilómetro para ajustarse la malla y comprobó cómo la nieve cada vez era más copiosa. Sus ojos se fijaron en el horizonte, en la dirección que correría, y veían que una densa capa blanca iba cubriendo los cortijos y secaderos de la frondosa vega.
            Ése es un momento psicológico. El corredor perdido en mitad de la nada, sin presencia humana alguna y sabedor de tener por delante quince kilómetros por recorrer en medio de esa nevada, que iba incrementándose por minutos.
            En esos momentos la mente le dice que está a un kilómetro del coche y debería regresar, pero las piernas obedecen a otras razones y empujan hacia adelante, de manera que cuando aún no había acabado de tomar la decisión ya se encuentra corriendo en busca de esos quince kilómetros restantes.
            Comprobaba cómo la nieve, tras la primera capa de agua, ya tronchaba las ramas de los árboles y cada kilómetro recorrido coincidía con un mayor manto blanco, que cubría por completo las hazas de ambos lados de los caminos por los que avanzaba.
            A los treinta y tres minutos de recorrido ya se encontraba en las puertas de Fuente Vaqueros y tan sólo pudo contemplar en las calles por las que pasaba a una niña que se disponía a amontonar nieve en el jardín de su casa con la idea más que predecible de hacer un muñeco. Éste, de hacerse, pasaría a la historia de la localidad. Mientras tanto en los bares que circundan al paseo central del pueblo, presidido por una estatua del poeta[1], los parroquianos allí congregados apenas se asoman a las puertas de los mismos, en los que con toda probabilidad tomaban un carajillo o una copa de coñac para entrar en calor ante una amena charla entre amigos.
            En esos momentos no pasa por su mente ningún atisbo de heroicidad (posteriormente, ya en casa, recreando el entrenamiento en su mente, sí se siente algo más héroe), aunque los que le observen consideren -y él lo deduzca por sus miradas-, que están viendo correr a un tipo un tanto excéntrico. Pero lo que probablemente no sepan es que él es corredor habitual y que correr es la esencia y todo lo demás la anécdota.
            Pasado el pueblo de Fuente Vaqueros enfila la carretera que conducirá mucho más adelante a la Carretera de Córdoba y que en un par de kilómetros posibilitará desviarle por un camino casi inédito, recién descubierto. Ese camino le gusta por su silencio y quietud. Perdido como está en la mitad de la vega le transmite excelentes sensaciones. Pero hoy no importaban las buenas sensaciones; era algo más. Si las palabras fallan en su descripción, intente el lector imaginarse un extenso campo totalmente blanco y unos chopos nevados junto a los que discurre una decimonónica acequia de origen nazarí, que confunde su rumor con el silencio inenarrable de la nieve en su caída.
            Unos kilómetros más adelante, vuelve a penetrar por el Camino Real[2], que en su larga recta deja contemplar una vega ya completamente blanca y misteriosa.
            La nieve, lejos de remitir, es ahora más abundante y necesita retirar la braga de la boca y respirar abiertamente. Pero los copos ahora remansan suavemente hasta estrellarse en el camino como si allí la nieve fuera ya propia del paisaje para siempre. Todo es tan blanco que sobrecoge. Pareciera que ahora la naturaleza comenzara a congraciarse con aquel corredor que la había desafiado en su prueba más cruel. Si antes los copos se estrellaban en la cara, ahora con suavidad resbalaban por ella. Le pareció percibir un guiño de complicidad de la madre tierra.
            Su vista no dejaba de otear todo lo que podía abarcar pero sus sensaciones físicas, lamentablemente, no eran hoy las más adecuadas. Dice lamentablemente, porque unas buenas sensaciones unidas a ese espectáculo natural hubieran provocado un cataclismo emocional.
            Kilómetros más adelante un conductor conocido que pasaba con su coche le insiste para llevarle, ajeno a su disfrute. Gritó, creo que con emoción, que no le privará de ese privilegio. Sospecha que el conductor amigo no llega a comprender lo que le dice, pero sí entiende sus ostensibles gestos, por lo que continúa su camino.
            A la altura del cortijo de Alitaje[3] las dos casas que ocupan la orilla derecha del camino mostraban unos jardines tan inéditamente nevados que inspiraban ternura; y un gorrión posado en una rama baja de un árbol, con el plumaje henchido para soportar el frío, buscaba algo que echarse al pico. A esas alturas el frío era intenso y pareciera que el gorrión y el corredor fueran las únicas criaturas sobre la tierra.
            A falta de un par de kilómetros para llegar a Pinos Puente, el clima era aún más gélido y se sentía empapado. Llevaba más de una hora y cuarto luchando contra la nevada y la naturaleza ya había decidido que el armisticio pactado era sólido.
            Cuando llegó a esa meta hipotética que sólo él traspasó,  percibió el sentimiento puro de que aquello que  había vivido era un privilegio y que sin dudarlo lo volvería a repetir en cualquier momento. Siempre lo pensó: correr es la esencia y todo lo demás la anécdota.






[1] Federico García Lorca, natural de Fuente Vaqueros.
[2] Uno de los caminos -hoy día  asfaltado- más amplios de esta zona de la comarca de la Vega que une los municipios de Pinos Puente y Fuente Vaqueros.
[3] Frondoso cortijo ubicado en plena vega a poca distancia del municipio de Pinos Puente. En su pasado fue una alquería de origen árabe y es famosa por ser sede de una de las mejores yeguadas dedicada a la raza de caballo árabe, creada en su día por Gonzalo Moreno Abril, ya fallecido. Forma parte de este municipio granadino.   

30 diciembre 2017

UN MAR DE PROYECTOS (UN POCO DE ORDEN, ¡POR FAVOR!)



Sí, es necesario ese orden porque, en definitiva, son solo proyectos, por muy avanzados o acabados que estén algunos de ellos. Sin embargo existen, pujando por salir al exterior, que es con diferencia lo más difícil ya que no es fácil encontrar editoriales que deseen publicarlos a la primera a no ser que sean coeditados o autoeditados. Pero el camino del guerrero es el que es y se desdibuja fácilmente si no se anda o se corre (mucho mejor en mi caso). Por tanto, expondré los proyectos que están esperando y los que cuentan con más posibilidades de ver la luz en 2018. Desde 2015, no han dejado de ver la luz, a razón de un proyecto por año -dos, algún año-, así que el año que acaba de llegar, necesariamente, vendrá con alguno bajo el brazo. De más posibilidades a menos de ver la luz:


ME IRÉ CON EL PRIMER VIENTO (POEMARIO)

     Proyecto acabado por completo, a la espera de contar con esas fotografías de Roberto Torices para acabar de darle forma. Será una edición personal PUBLICADO EN PAPEL Y EN FORMATO EBOOK. La poesía es el pariente pobre de la literatura. 








RELATOS Y ARTÍCULOS DE VIAJES

   Un proyecto que debía haber sido concluido en Navidad, pero que no lo ha hecho por diversas circunstancias, siendo una de ellas la inclusión de un capítulo dedicado a Portugal, que he debido redactar nuevamente desde las cenizas. SERÁ SOLO EBOOK PARA AMAZON (por lo pronto). 





TÚ PUEDES CORRER TU PRIMER MARATON 

     Es un libro guía al estilo del ya publicado Tú puedes correr, que saldría SOLO EN EBOOK PARA AMAZON y que ya está comenzado. Supongo que estará publicado en unos tres meses.









X QUERÍA CORRER


    Se trata de una novela corta que está muy avanzada y que, por ahora, ha dejado paso a otros proyectos. Es una obra que me ilusiona mucho y que concluiré con toda probabilidad en los primeros meses del año que llega. SERÁ SÓLO EBOOK PARA AMAZON, con bastantes posibilidades de que salga en papel.









DONDE LOS HOMBRES ÍNTEGROS

      Es mi gran novela. Es decir, la que está comenzada desde hace muchos años y que falta por darle un final adecuado y una reescritura a conciencia. Es un género que respeto mucho porque hoy se escribe demasiada pretendida novela y se abusa del género. Es probable que esté acabada a final de año, pero con casi toda posibilidad no será publicada hasta 2019 y SERÍA EN PAPEL Y EBOOK. 

UN MENSAJE DESCONOCIDO

      Se trata de una novela corta que se extendió a raíz del relato de igual título incluido en Conversación en la taberna y 41 relatos. Particularmente lo paso muy bien escribiéndola, pero quiero darle un contenido ambicioso y eso está retrasando su conclusión. Si se publica algún día no será antes de 2019 y SERIA EN PAPEL Y EBBOK.


MICRORRELATOS-FÁBULA

    Es un proyecto al que le tengo mucho cariño, pero necesito trabajar mucho en él. De hecho, algunos ya están publicados en mi blog. Para conseguir una colección de este género se necesitarían muchos, de ahí que es posible que se integre en una obra conjunta con otros micorrrelatos que tengo escritos (algunos incluidos en antologías importantes) y relatos cortos, también escritos y otros que iré escribiendo. No verá la luz antes de dos años. Y si lo hace antes, será SOLO EN FORMATO EBOOK. 



    Estos serían los proyectos más sólidos. El primero de ellos, el más sólido; el último, el menos. Hay otros que no verán la luz quizá nunca o tal vez en muchos años, como es el ilusionante comienzo de esa novela histórica que transcurrre en la zona de Pinos Puente- Caparacena- Atarfe y en la que adquiere protagonismo las II Guerras Púnicas, Ilurco, la construcción del Puente de Pinos e Iliberris. El comienzo que le he dado me convence y es una buena piedra de toque para continuar. 

Hay algunos más, pero apenas relevantes por lo que no serán mencionados por lo pronto. 

21 diciembre 2017

CONVERSACIÓN EN LA TABERNA Y 41 RELATOS EN PROMOCIÓN GRATUITA HASTA EL 25 DE DICIEMBRE.

Amigos fieles de esta bitácora. Quisiera comunicaros que desde hoy, 21 de diciembre, hasta el próximo 25, estará en promoción gratuita mi primer libro Conversación en la taberna y 41 relatos en Amazon y no me gustaría por nada del mundo que tuvierais la oportunidad de descargarlo, incluso, aunque lo tengáis en papel, ya que de esa manera lo podréis transportar a más lugares en vuestros dispositivos electrónicos. Lo recomiendo Ebrolis y yo os lo ofrezco. Podéis descargarlo en este enlace.


https://www.amazon.es/CONVERSACI%C3%93N-EN-TABERNA-41-RELATOS-ebook/dp/B0782Z5W96/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1513895447&sr=8-1&keywords=CONVERSACION+EN+LA+TABERNA+Y+41+RELATOS

Espero os parezca interesante si aún no lo habéis leído. 

16 diciembre 2017

NOCHES TOLEDANAS

     Cuenta una leyenda toledana que hubo un hecho ocurrido en el año 797 de nuestra era, siendo emir de Córdoba Al-Hakam I, a la postre nieto del mítico Abd al-Rahman I, que se trasladó al lenguaje popular como noche toledana. Un hecho cruento de crímenes y venganzas. Optativamente, también se suele utilizar el término para definir una noche en blanco, bien por motivos desagradables o bien por motivos festivos y lúdicos. Sin embargo, las noches toledanas a las que me referiré nada tienen que ver con estos hechos, sino con la experiencia de un viaje a Toledo, en el cual —tal vez para escapar a los muchos relatos que habrá sobre la experiencia diurna en la ciudad-—, me centraré en su aspecto nocturno. Porque hay ciudades que por la noche pasan desapercibidas, ciudades que la noche no le ofrece nada especial, a no ser que decidas convertirla en una noche toledana especial de hedonismo. Sin embargo, la noche y Toledo si casan bien. Establecen una conexión indeleble auténtica y misteriosa, convirtiendo un paseo por la ciudad histórica en todo un acontecimiento, una experiencia que va más allá de lo viajero o lo turístico. La evocación de las estrechas calles de su judería, el misterio del perfil recortado en la luna de sus edificios antiguos e históricos, todo ese silencio que destila la ciudad como atrapada en el tiempo...De ahí que la experiencia viajera a Toledo no es completa si no se absorbe la noche paseando por sus calles y plazas, contemplando la quietud misteriosa de sus edificios, atributo que como decía es dable tan solo a pocas ciudades, pudiendo ser Toledo la que más realce el espíritu del viajero que procura dejar su imaginación a que vuele al mismo ritmo que transita por todo ese torbellino callejero, sin que apenas encuentre el momento de detenerse, a pesar de la soledad que fácilmente logrará apreciar.
           Este viajero lo ha hecho en una época idónea, porque considera que el frío otoñal —ya en puertas del invierno y por tanto de la Navidad— es, quizá, la mejor época para conocer ese entramado urbano. Pero no porque considere que el resto del año no lo sea, sino porque esa quietud de las calles, el frío y hasta es posible que el tenue y siempre melancólico alumbrado navideño, son elementos añadidos que pueden hacer la experiencia más enriquecedora. Pero es tan solo una apreciación personal. Para otros será la suave brisa nocturna de la primavera la que deba acompañar al viajero por su paseo nocturno. Es solo cuestión de gustos.

            Así que, con esas premisas, este viajero se adentró durante un par de noches por el Toledo nocturno. Antes, como mandan los cánones, había conocido la ciudad de día; había disfrutado de sus rincones, de sus museos, de sus edificios civiles y religiosos de distintas épocas históricas que se encuentran solapadas en la capital de Castilla-La Mancha. Un contacto diurno imprescindible para poder ubicarse en la noche y delimitar la ciudad diurna de la ciudad nocturna que, en esencia, no es la misma o, al menos, es eso lo que interpretó este viajero. 

(Párrafos de un texto más largo que formará parte del eBook "Relatos y artículos de viajes" de próxima aparición).

10 diciembre 2017

UN LIBRO NACE Y CASI NUNCA MUERE

Un libro posee una intrahistoria propia, incluso, ajena a su creador; incluso, a su lector. Cuando escribes algo, ya sean relatos, novela, poesía o ensayo, es posible que no sepas que estás escribiendo un libro. Éste se exterioriza, adquiere forma mucho más tarde, si es que llega a adquirirla. Un relato o un poema no hacen un libro, pero sí pueden hacerlo un conjunto de ellos. Luego, el destino, el tesón del autor, el interés de un editor y la siempre necesaria apuesta de los lectores, harán que se convierta en un libro. De ahí que no crea demasiado en quienes dicen que están escribiendo un libro.
     Un poco de todo eso es lo que pasó con mi primer libro, éste del que hablo ahora. Llegó el día en el que, por casualidad, consideré que podía ser un buen momento para que ese puñado de relatos escritos a lo largo de meses y años se convirtiera en libro, pero llegué a esa conclusión por casualidad. Es una historia muy larga, por tanto nos os voy a aburrir con los detalles, tan solo decir que un relato fue plagiado y si bien no entré en pánico, sí consideré que la mejor manera de proteger ese relato u otros hipotéticos que pudieran tener el mismo destino, era incluyéndolo en un libro junto a otros que tenía escritos, algunos inéditos y otros publicados en prensa o en antologías de premios literarios. Consideré que ese sería el mejor camino. Un libro en el que el lector identificara sin fisuras quién era el autor de los relatos. Pero no porque yo creyera que se trataban de relatos maravillosos y únicos, no, nada de eso. Sencillamente, por respeto a mi propio trabajo. Esto que digo lo saben bien quienes estén inmersos en la aventura de escribir. Saben que el proceso creativo es duro, costoso y casi siempre incierto.
     De esa forma nació Conversación en la taberna y 41 relatos. Y ¿por qué os meto todo ese rollo? Tan solo para plasmar un poco los pasos que ha dado el libro desde que nació en 2015. 
     Fue editado, en un primer término, por Editorial LUHU de Alcoy (Alicante), con una tirada pequeña, que iba creciendo a medida que se compraban ejemplares, gracias sobre todo a las dos presentaciones que hubo del libro y su puesta en escena en las redes sociales (ya sabéis quienes escribís que sin éstas cuesta mucho más llegar al lector). Al cabo de dos años, se rescindió el contrato con esta editorial, una vez que se agotaron los ejemplares en papel (no penséis que muchos) y firmé un contrato con Editorial Estratega de Granada, para que ésta se encargara de su publicación, con nuevo diseño y portada. Todo un riesgo, porque reeditar puede ser sinónimo de no vender ningún ejemplar más, sobre todo si tenemos en cuenta que la distribución de esta editorial era corta. Aún así, se vendieron ejemplares, aprovechando que estaba de por medio la Feria del Libro de Granada y nuevos lectores que lo fueron conociendo, sobre todo, a través de las redes sociales.
     Paralelamente, por mi cuenta, edité la versión eBook en Amazon y otras plataformas. El éxito fue casi nulo (bueno, quitaría incluso el casi), sobre todo porque para moverse en este mundo hay que tener experiencia en marketing editorial, aunque sea básico, por lo que si el libro no lo sacas de la selva que hay ahí muere. Lo promocioné poniéndolo gratis durante unos días y, sí, fue muy descargado, pero claro, lo gratis no cuesta "venderlo".  Es un mundo muy complicado, casi tanto o más que el sector del libro físico. Además, el libro estaba deficientemente maquetado y no cumplía los requisitos mínimos de calidad. Eso no ayudaba. Así que lo retiré. Y tras retirarlo sabía que tenía una asignatura pendiente. La misma que he aprobado en este puente de primeros de diciembre. Una asignatura, como todas las que apruebas, que ha exigido dedicación y estudio. Por tanto, ya está de nuevo en Amazon la versión corregida y totalmente renovada de Conversación en la taberna y 41 relatos, muy bien maquetado y con una atractiva portada, también diseñada por mí, su autor. Porque no sé si lo he dicho ya por ahí o por aquí, hoy en día ser autor de libros no consiste solo en escribirlos. Los tiempos que corren exigen conocer diversas herramientas digitales y nociones básicas de marketíng. Y aún así, sigue siendo difícil. 
    Por tanto, con todos vosotros, la nueva versión en eBook: 


  

04 diciembre 2017

NUESTROS AMIGOS LOS ANIMALES.

Resultado de imagen de GRABADOS ANIMALESEs posible que, a nivel particular, haya llegado a cierto estado de percepción del que antes carecía (o, tal vez, no carecía sino que no priorizaba al ser uno hijo de su tiempo y circunstancias concretas). Ese estado me hace ser cada vez más sensible con el maltrato a todos los animales. Tras documentarme bastante llego a la conclusión de que esa sensibilidad es evolución. Los animales son especies distintas a la humana que conviven con nosotros, no son ni mejores ni peores, solo distintas. A nosotros, los humanos, la evolución nos otorgó una mente para pensar y razonar, así como establecer códigos éticos y reglas morales. A ellos los dotó de más olfato, más oído, más vista o más agilidad. Pero otorgar no confiere ningún privilegio sino utilizamos esas virtudes para mejorarnos a nosotros mismos y a los seres vivos que nos rodean. El hombre no utiliza bien esas virtudes, sin embargo, los animales, al basar su conducta en la intuición y el instinto de supervivencia, suelen exprimir sus virtudes al máximo. Los humanos hemos errado bastante.  Nos autodesignamos la especie dominante, la que tiene derecho a destruir a las demás, pero eso no es más que otro error cultural histórico. Un error que se nos inculca al nacer: come carne, bebe leche, come pescado, dale una patada al perro si ladra, el toro nace para morir en una plaza, del cerdo hasta los andares, pisa a los insectos, mata de una pedrada a la serpiente, cazar es un deporte, los caracoles y cigalas como hay que cocinarlos es vivos en agua hirviendo...En fin, las frases hechas, los refranes y las aseveraciones relacionadas con el maltrato animal sin lugar a réplica son infinitas. Todo eso nos convierte en seres muy violentos, desde niños.
     Intento reconstruir y reinterpretar todos los mensajes que llegan de la sociedad y de los hábitos de consumo y no logro conseguir nada. Por ejemplo, en estas fechas navideñas que llegan, las celebraciones no suelen ser apenas nada si no hay de por medio un animal sacrificado, ya sea de la especie terrestre, avícola o marina. Es casi imposible concebir una celebración que no disponga de un plato de un animal previamente maltratado y finalmente exterminado, que bien aderezado hace las delicias de nuestros paladales, a pesar de que no es ético ni conviene casi nunca a nuestra salud. No importa ese dolor, esos ojos que suplican camino al matadero, todo ese miedo y chillidos espeluznantes antes de ser sacrificados. Solo importa nuestra ambición y bienestar.
     Leonardo Da Vinci dijo hace más de quinientos años que llegaría el día en el que se considere un crimen matar animales con el objeto de alimentarnos, pero es tan infinita nuestra obstinación que no han bastado quinientos años para que se cumpla lo que el genio italiano solía aventurar como algo que en el futuro se iba a realizar. Un genio que no falló en casi nada de lo que aventuró, falló en esto. Harán falta otros quinientos años o tal vez más.
     Pero nuestra violencia no solo está en el tenedor como venía a decir Ghandi, también lo está en nuestro comportamiento diario para con los animales. Es así porque los consideramos inferiores y si es eso lo que sentimos y pensamos, nada nos impedirá maltratarlos o matarlos. Sin embargo, existe -existimos- personas que un buen día nos replanteamos todo y reparamos en la mirada de nuestros animales, nos hemos compadecido de ellos, con indiferencia de su especie y forma, hemos conectado a nivel de empatía y cósmico con ellos; y sí eso ya ha ocurrido no hay vuelta atrás. Ojalá esa empatía se extienda como un reguero de pólvora por toda la raza humana. Es posible que ya haya comenzado el proceso de transformación. No lo sabremos, quizá, hasta que pasen otros quinientos años.    

30 noviembre 2017

ARTÍCULO: GRANADA, UNA CIUDAD QUE LLORA

Granada es una ciudad que llora. A veces llora de manera justificada y otras no tanto. Hay lágrimas de cocodrilo y lágrimas reales. Éstas apenas son visibles. Se conducen con discreción, como no queriendo ser descubiertas por las esquinas, por las calles, por las plazas; sin embargo, las primeras son histriónicas, desean llamar la atención. Que nadie piense que un cocodrilo llora de veras. 
En Granada hay aciertos y fracasos y cuenta con políticos con poca visión de ciudad, algo muy común en casi todas partes. Lo primero es algo normal, a veces transitorio, pero normal; lo segundo, no es más que el Principio de Peter aplicado a la política. Y si los partidos no quieren buenos políticos, gente que sepa interpretar la ciudad y le quepa en la cabeza, nada se puede hacer. Si los partidos están más pendientes del poder y de las lealtades soeces, nada que hacer. No votarles, sí, pero gracias al sistema electoral tan perverso que regula nuestra participación como ciudadanos, siempre habrá representación en nombre de la democracia por pocos votos que se emitan (cuántas barbaridades se hacen en nombre de la democracia). 
Pero yo no quería hablar de los políticos, sino de la ciudad y sus cosas. Y decía que llora con dos tipos de lágrimas. Las hay farsas y las hay reales, decía. Sin embargo, lo que siempre echo de menos en esta ciudad es la falta de loa de las pocas cosas que funcionan y están bien planificadas. De acuerdo, son pocas, pero las hay. Por ejemplo, la última innovación en materia de transporte público: el metropolitano. Gran invento, sí señor. Gran ocurrencia ésta, que no es novedosa y es posible que hasta renacida de las cenizas de aquel antiguo tranvía que surcaba la capital y una buena parte de pueblos adyacentes, lo que ahora viene a denominarse área metropolitana. Pero tampoco es único en España, ni mucho menos en Europa, lo que ocurre es que estaba por ver si Granada subía de categoría cuando ese atractivo artilugio eléctrico con forma de supositorio iba a suponer un antes y un después en cuanto a los caóticos desplazamientos a distintas partes de la ciudad y a los pueblos adyacentes más cercanos y poblados. Comprobar si con ese transporte rápido, ligero, sostenible, no contaminante y no demasiado ruidoso se podría solucionar el caótico tráfico de la ciudad y la circunvalación. Esto último, lo del tráfico, aún está por ver, ya digo, pero si está ya confirmado y demostrado que la ciudad y los pueblos a los que llega -solo a tres aún- han subido de categoría y la posibilidad de desplazarse sensatamente y sin agobios a distintos lugares de la ciudad ha mejorado exponencialmente. Lo pensaba el otro día mientras hacia un trayecto largo y mis asombrados ojos creían estar viendo pasar las calles, plazas y edificios que suelo ver cuando he viajado por Europa. Eso fue emocionante. Pero lo fue mucho más comprobar que llegaba fácil y rápidamente a lugares a los que ni siquiera me planteaba ir en autobús y mucho menos con coche particular.

Y todo esto lo digo aquí, porque como somos una ciudad que llora, no he localizado apenas loas a esta magnífica idea, que no ha hecho más que comenzar y que con sus desaciertos y errores va a ir mejorando la calidad en los desplazamientos de miles de ciudadanos y es posible que hasta transformar la forma de viajar tan torticera que tenemos en esta ciudad. Dicho queda.

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...