22 septiembre 2025

¿POR QUÉ ME VOY DE FACEBOOK?

El uno de octubre de 2025 me despido de Facebook tras diez años y medio ininterrumpidos. No se trata del típico calentón que todos, antes o después, hemos tenido, sobre todo cuando vemos que esta red social, igual que todas, absorbe más tiempo del debido, y tiene la extraña cualidad de que creamos que la realidad sea lo que cada día escupe cualquier red social, en vez de ver la verdadera, la verdadera, tal y como la hemos visto siempre, al menos hasta 2009, que es cuando irrumpió en España la primera red social, Facebook, precisamente.
   Yo siempre fui reacio a las redes sociales. Venía del mundo del blogs, que también fue criticado y denostado por los puristas cuando apareció. Escribí cada día o casi cada día en una bitácora electrónica y dejar que las ideas, las reflexiones, las preferencias cinéfilas, musicales, deportivas o las que fueren, navegaran por el mundo cibernético pareció disparatado a mucha gente, a pesar de que lo que se escribía era, casi siempre, razonable y elaborado, currado como se suele decir, sencillamente porque los blogs estaban concebidos para la palabra y no para la imagen. Sin embargo, la aparición de Facebook y las demás redes sociales hicieron que el blog se quedara agazapado en un rincón y utilizado solo para asuntos muy concretos y especializados. La razón no era otra que las redes se habían convertido en predilectas para el público a cambio de que los mensajes fuesen más cortos, menos elaborados y, casi siempre, menos razonables. Eso fue así con Facebook, red que, al menos, te permitía escribir casi sin límite, aunque ningún experto aconsejaba escribir tochos porque nadie iba a leerlos. Para solucionarlo, aparecieron redes como Twitter, la actual X, e Instagram. En la primera, los caracteres que te permitían eran muy limitados (es decir, que podías insultar, pero con no demasiadas palabras), mientras que en la segunda, el texto se subordinaba a la imagen, que era lo importante. Hablo en pasado, porque era así cuando aparecieron, pero se puede también hablar en presente, porque es así como sigue viendo. 
Tras estas redes aparecieron otras, basadas ya descaradamente en la imagen y no en la palabra, luego, estaba claro que lo que querían sus creadores (y esto seguro que también los gobiernos  y las grandes corporaciones económicas) es que el usuario se viera atrapado por la siempre atractiva y adictiva imagen, y no por la palabra, que poco a poco ha ido perdiendo presencia en nuestra sociedad, en favor de la imagen. O sea, que si observamos un poco, la tendencia es cada vez más imagen (menos pensar y más consumir) y menos palabras (que exige, necesariamente, más reflexión a través de la comprensión lectora). 
He de reconocer que yo llegué a Facebook por mis libros, en concreto por la publicación de mi primer libro, Conversación en la taberna y 41 relatos, y en su momento esta red social tenía más conexión con la creatividad que ahora: he conseguido buenos lectores en esta red, he de admitir. Pero los tiempos cambian y quince años son muchos años para la vertiginosa velocidad del mundo digital. No existía la IA, o al menos no existía a nivel popular, y ya existe. Y al existir para el público, se abre otro nuevo ciclo. El primero, el fundacional fue Internet en general, el segundo, quizá, la proliferación de los blogs, el tercero, la irrupción de Facebook y las demás redes sociales que le continuaron, y yo veo un nuevo ciclo con la irrupción de la IA. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que es un buen momento para alejarse un poco de todo esto para ganar perspectiva, para intentar aún, si no recuperar, al menos mantener todo lo bueno  que había antes de la irrupción de todo esto, al menos las generaciones que hemos asistido al cambio. 
Por eso decía al principio que la decisión de alejarme de Facebook ha sido sosegada, reflexiva y totalmente elegible. El libre albedrío es lo que nos caracteriza a la raza humana, algo que ni la IA podrá arrebatarnos. 
    Sé positivamente que mis libros perderán aún más audiencia (aunque tampoco las redes sociales servían demasiado para que tuvieran más), pero todo tiene un precio, y uno que encuentra en la escritura una forma principal de interpretar el mundo, seguiré escribiendo y, supongo, que, en la medida de mis posibilidades, publicando, aunque llegue a pocos lectores.
No obstante, mi página de autor continuará su curso. Es la siguiente: 



09 septiembre 2025

CUANTO UN TEXTO YA SE VA PARECIENDO A UNA NARRACIÓN

 


Cuando acabas una novela no tienes ni idea de qué escribirás después. Mejor dicho: no quieres ni pensar en escribir nada. Necesitas regresar a los cuarteles de invierno y aguardar a que broten los primeros brotes verdes de la imaginación. Pero, curiosamente, no he tenido necesidad de encerrarme durante mucho tiempo desde que publiqué Mi lugar en estos mundos, y unos meses antes, La corrupción no era esto, novelas que han ido de la mano a nivel creativo durante bastantes meses. 

Ya llevaba algún tiempo dando vueltas en la cabeza sobre un argumento novelado que surgió de pronto, de manera inopinada. Y lo que hice es lo que suelo hacer siempre que se me ocurre algo: anotarlo en la libreta que siempre va conmigo. Algún tiempo antes había comenzado varias cosas, pero aquellas cosas no veían la luz con facilidad y decidí dejarlas hibernar en el disco duro. Sin embargo, el argumento novelado que surgió de pronto sí fue tomando cuerpo poco a poco, hasta el punto de escribir casi a diario y casi al dictado y convertirse poco a poco en una novela corta, yendo ya camino de novela de recorrido medio. Pero no quiero limitarme en cuanto a espacio y palabras: tendrá el espacio y las palabras que tenga que tener, ni más ni menos. 

Permitidme que no revele la temática del argumento, pero sí os diré que tiene mucho que ver con la literatura, escritores y mundo editorial. Lo más importante, que es lo que siempre mantengo por encima de todas las cosas, es que estoy disfrutando en la escritura de ese proyecto de novela, que de seguir ese ritmo (luego vendrá todo el trabajo sucio de añadir, suprimir, arreglar, corregir, pulir y un largo etcétera), podría estar acabada a final de año y publicada en los primeros meses de 2026, o bien, esperar a que se abra plazo para el premio literario de Amazon, que jamás pretendo presentarme para ganar, pero sí para  estar ahí.

Lo que sí podría ser destacable es el estilo que estoy adoptando para esta novela, sobre todo en cuanto a los diálogos, que estarán integrados en el texto (los diálogos integrados en el texto en una novela, la hacen más novela y menos obra de teatro), pero no sé cómo resultará. Eso habrá que verlo con los correctores, en su día.

Cuando escribo esta entrada, la novela está a punto de entrar en las cuarenta mil palabras, lo que ya rebasaría el margen de novela corta, y aún hay mucho que contar. Espero tener imaginación, fuerza, motivación y salud para que así sea. 

16 agosto 2025

LA GRANADA AUTÉNTICA

 


A pesar de que a Granada la están convirtiendo los políticos cutres y sin miras en un parque temático, aún es posible saborear sus muchos rincones y lugares de tapeo. Es decir, que existe una Granada auténtica que hay que buscar. Muchos de estos rincones (y lugares de tapeo) permanecen todavía al margen del turismo de masas, pero otros no. Curiosamente, entre estos últimos, hay sitios en los que confluyen en armonía lugareños y turistas como es el caso de las bodegas Castañeda. 
Lo dije hace tiempo en un artículo publicado en Ideal: hay que ver Granada con los ojos de quien la ve por primera vez. La suerte es que esta ciudad, por muchas veces que la veas, incluso aunque vivas en ella, siempre tienes la sensación de verla por primera vez. Es tanto el dinamismo que existe en ella que se convierte en infinita. A fin de cuentas debería de pasar por ser una ciudad más de interior, pero no, hay algo en ella que la distingue y la magnifica, y así debieron verla todo el crisol de civilizaciones que las han habitado. Cuando el primer rey ziri decidió fundar su reino en ella tras trasladarse él y su pueblo desde las estribaciones de Sierra Elvira, algo debió de ver en ella. Tal vez su ubicación, su capacidad orográfica para resguardarse de otros pueblos enemigos, el agua, la arboleda..., no sé, algo debió de ver, como también debieron ver las siguientes tribus y razas, desde almorávides a nazaríes. Además, todos contribuyeron a hacer cada vez más grande y más hermosa esta ciudad, incluso, el poder cristiano que comenzó a asentarse a finales del siglo XV. Nadie decidió marcharse, todo lo contrario. Lamentablemente, vinieron después regidores y políticos lamentables que destruyeron más que conservaron, y los de hoy día también están contribuyendo lo suyo a destruir, porque en el poder actual es más importante el mantenerse y el partido que todo lo demás, y que no hay gente preparada en el poder (los que lo están son ignorados). Pero dejemos de hablar de la cutre política por muy importante que sea para nuestras vidas, en un país donde los mediocres (con sus excepciones, que siempre las hay), están en el poder y la gente formada se tiene que ir fuera para desarrollar sus talentos y habilidades. 
Decía que existen aún esos rincones y esos lugares de tapeo donde acudir y encontrarte con lo más puro, lo menos temático y de atrezo de esta ciudad. Y yo que suelo suelo ser fiel enamorado, como buen granadino, de lo más puro de esta ciudad, tengo mis rutas y lugares. Sin más, el otro día hacía una de ellas, haciendo descansos en lugares como las bodegas Castañeda, Los Diamantes original, Casa Julio o Los Manueles junto a la estatua del judío Yehuda Ibn Tibón y, de pronto, veo que el Patronato de la Alhambra y el Generalife había abierto una tienda en Reyes Católicos a un paso de Plaza Nueva. Pensé con lógica que sería para recuerdos de turistas y  tal, pero me asomo y veo una hilera de libros, así que entro; y efectivamente, toda la parte derecha del local está repleta de libros de la historia de Granada e historias de otros lugares y ciudades de España, conviviendo con objetos de regalos para turistas. Lo que iba a suponer un vistazo se convirtió en varias compras de libros sobre la granada musulmana y, entre ellos (¡vaya sorpresa!) las memorias Abd Allah, último monarca ziri, que escribió en su destierro en África (traducidas obviamente al castellano) unas memorias que andaba tiempo buscando...¡Pues allí estaban! Lógicamente, con mis memorias en mi mochila y la amena y excepcional Historia de Granada. Acontecimientos y  personajes, de Ricardo Villa-Real continué mi ruta monumental-callejera-libresca-tabernaria, y se convirtió en una de las más sabrosas que he hecho por esta ciudad. Y es que está ciudad tiene magia, y si sabes verla está a la vuelta de casi cualquier esquina. 

15 julio 2025

¿QUÉ HA DE OCURRIR PARA QUE SURJA UNA NOVELA DE TU CABEZA?

 


¿Qué elementos se tienen que dar para que una novela surja de tu cabeza? Supongo que cada cual tendrá su propio método, su propia fuente de inspiración, sus propias motivaciones. Se dice que existen dos tipos de escritores: los que trabajan con la técnica del mapa, es decir, aquellos que se documentan hasta el último detalle antes de escribir una línea; los que utilizan la técnica de la brújula, es decir, aquellos que comienzan a escribir en la hoja en blanco sin tener un plan demasiado preconcebido. Por supuesto que tienen una plan mínimo, una idea, un argumento en la cabeza y tan solo necesitan esa chispa de motivación e inspiración para ponerse cada día un rato a desarrollar esa historia que, de manera abstracta, no definida, tienen en la cabeza. Confieso que yo soy de los últimos. No concibo escribir de otra forma. Necesito estos elementos básicos: una idea (que puede surgir en cualquier momento del día o de la noche, incluso cuando estoy corriendo por un camino solitario), una motivación media (para muchos lo es que sus anteriores libros se lean, vayan bien, pero yo creo que la motivación debe ser más interior), una ilusión por ver cómo las palabras que van poblando la hoja en blanco van cogiendo forma. Pero hay un requisito, en mi caso, que es fundamental: divertirme con lo hago, pasarlo bien mientras escribo, como se suele decir, del tirón. Posteriormente llegarán los momentos de incertidumbre, cierta ansiedad y algo de tedio cuando haya que ponerse a reescribir, documentarse cuando haya que hacerlo, hacer fichas argumentales, elaborar perfiles de personajes, revisar, corregir, cortar, añadir... Esto ya formaría parte de la cuestión técnica que entronca con la cuestión de la edición, que es diferente a inventar, a enhebrar la historia. Por tanto mis credos para asumir la creación de una novela son para mí muy claros y son los que me han permitido publicar tres novelas y cientos de relatos.
Por ejemplo, en la actualidad estoy sumergido en varios proyectos de novela. No todos llegarán a puerto seguramente, de ahí que se trate de proyectos. Es fundamental que no me cueste nada ponerme a escribir cada día o casi cada día. Si me costara para mí sería una obligación y no un divertimento. En la actualidad, me dedico más a una novela cuya idea de la historia surgió sin buscarla y de esa idea mínima han surgido ya casi trece mil palabras. Pretendo que no sea una novela larga, pero casi nunca lo cumplo. Las dos anteriores nacieron con vocación de novelas cortas y una de ellas (La corrupción no era esto) alcanzó las 113 000 palabras y la otra, la última publicada (Mi lugar en estos mundos) llegó a las 85 000. Por ello, no quiero ser yo quien me limite a mí mismo. Prefiero que sea el ritmo de la historia quien ponga punto y final. 
   Para escribir una novela imagino mucho, pero también bebo de mi historia, de hechos que he vivido, de lugares en los que he estado (tengo memoria para eso), de cosas que me han ocurrido, de reflexiones que he madurado... Tampoco descarto introducir historias de otras personas que conozco, pero trastocando datos y hechos, por supuesto. Esa técnica, si es que se puede llamar técnica, me da muchos frutos. Por ejemplo, en la última novela el personaje principal viaja a un pueblo de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas, y me inspiro en mi propia estancia en ese pueblo, lo que me resultó agradable de esa visita y considero que dá para argumentar lo introduzco sin duda, mezclando ficción con no ficción. Hemos de considerar que para escribir con la brújula en la mano no hay que descartar nada. Por supuesto que en las novelas siempre creamos personajes con elementos nuestros, pero también de muchas más personas, cualidades que hemos querido tener y cualidades que jamás hemos deseado poseer, todo se puede mezclar en la creación de personajes. Lo importantes es que el lector imagine al personaje cuando penetre en la novela sin necesidad de que exista una detallada descripción física del mismo, técnica que jamás uso porque no me gusta ni la veo necesaria. He hablado con lectores y le he preguntado con mucho interés cómo imagina, incluso físicamente, a tal y cual personaje y cuando me lo han descrito casi siempre ha respondido a lo que he querido transmitir. Eso es muy satisfactorio. Imaginar, incluso físicamente, a un personaje depende mucho del perfil que le des, de su psicología, de sus hechos, de su forma de pensar, de proceder, de sus amistades, de sus sentimientos, etc., etc...
   Hay otro elemento que siempre se incluye en mis novelas o, tal vez, varios elementos: me gusta partir de situaciones corrientes, de personas corrientes, para que poco a poco la historia se vaya convirtiendo en algo más allá de lo ordinario. Podría ser una profunda transformación de la forma de pensar del personaje, algo que le suceda que ni en sus más delirantes sueños pudiera imaginar, algún misterio en el cual verse inmerso o algo imaginado que jamás llegar a ocurrir. En todo caso, el personaje ha de ser otro al final de la historia. Ahí conecto con la tradición más clásica del guión de película de Hollywood, ese viaje del Héroe (con mayúsculas), que tan bien describió Christopher Vogler en su imprescindible ensayo El viaje del escritor. Y, por supuesto, siempre intento trabajar el lenguaje para que surja lo más literario posible. Eso no significa utilizar palabras que haya que buscar constantemente en el diccionario para intentar impresionar al lector, nada de eso. Yo suelo trabajar con palabras vivas, usadas habitualmente, pero procuro que siempre sean lo más literarias posible, para lo cual siempre busco un sentido último de la historia, es decir, que la historia se pueda leer desde varias lecturas: una, la historia en sí, que, de alguna manera, no permita al lector dejarla a medias (no siempre se consigue eso); la otra, la historia escondida que hay en esa historia, que no siempre ven todos los lectores, aunque en conversaciones con algunos de ellos sí logran vislumbrarla la mayoría de los lectores. Otro elemento para mí fundamental son los diálogos, que deben de estar muy trabajados. Soy de la opinión que los diálogos deben de ser coherentes con la trama y que cada personaje adopte el discurso que le corresponde de acuerdo con su rol. Sé que eso no es nada fácil de conseguir, pero lo intento porque para mí es fundamental. Finalmente, me gusta, siempre que puedo y la historia me lo permite, cambiar de registro, es decir, que cada novela sea distinta, pero es irremediable que siempre aparezca el sello propio del escritor, su propio estilo, el cual advertiran quienes sean lectores habituales de mis obras. 


01 julio 2025

NOVELA: MI LUGAR EN ESTOS MUNDOS, CAPÍTULO II ÍNTEGRO








«Qué extraño todo esto…», me decía constantemente. Curiosamente, unos días antes, en uno de mis maratones de películas de fin de semana, había visto una en la que la temática central era el tiempo: el futuro y el pasado. El protagonista saltaba al futuro y al pasado sin poder controlarlo y, claro, todo era un galimatías para él, porque no lo hacía de manera voluntaria. Lo experimentado por mí no es nada que se parezca a eso, por supuesto, pero eso no quita que ese mensaje fuera críptico y misterioso. 
A los pocos días, me llamó por teléfono Dionisio.
—Miguel Ángel —me dijo con su habitual desparpajo—, ya he hablado con el dueño de la funeraria de Ortaz.
—Espero que no haya sido una experiencia desagradable para ti. No me lo perdonaría.
—No, en absoluto. Resulta que es un tío joven, más o menos de mi edad, y muy simpático. Su hermano mayor y él han heredado el negocio tras la jubilación y posterior fallecimiento del padre, y está encantado de contactar con gente del gremio. 
—¿Pudiste averiguar algo?
—Sí y no. Te cuento. Al comprobar que había química entre ambos, opté por plantearle el tema directamente.
—Supongo que eso habrá sido arriesgado. Te expusiste a que te colgara pensando que le estabas tomando el pelo.
—Todo lo contrario. Celebró que le preguntara por este tipo de asuntos, ya que ese, digamos, servicio siempre ha sido prestado por la funeraria de su familia, según me dijo, pero que de eso hacía ya mucho tiempo, y él tan solo lo había oído referir a sus mayores.
—Curioso, muy curioso. Por tanto, no estamos tan descaminados en este asunto como pensábamos.
—No, en absoluto; es más, el joven propietario se mostró muy interesado por esta práctica, y me preguntó si era habitual por nuestra zona.
—¿Y qué le respondiste? 
—La verdad. Y la verdad es que no es habitual, pero que sí ha habido funerarias que lo han prestado y que es probable que aún existan algunas que lo hagan, pero con gran cautela y sin publicidad alguna. En todo caso, en los pueblos pequeños provistos de una sola funeraria, lo que cada vez es más difícil porque las franquicias y las multinacionales también han llegado a este sector.
—Por lo tanto, parece ser que es algo más habitual en esa zona de España.
—Sí. Me contó que la mayoría de las funerarias de los pueblos de aquella zona lo han prestado, aunque desconoce si aún lo prestan. Vino a decirme que se trata de una tradición bien arraigada, pero que esa tradición se pierde en cuanto en la misma localidad o en la zona se implanta otra funeraria, toda vez que al ser algo extraoficial y no escrito, no es posible que el luctuoso encargo del finado pueda ser cumplido, al no conocerse qué funeraria llevará a cabo los servicios fúnebres, tal y como tú mismo dijiste. Y que cree que en los pueblos pequeños con un solo establecimiento pudiera ser que aún lo lleven a cabo. No obstante, sí me dejó claro que su funeraria ya no.
—Dionisio, ¿consideras que si le mostramos a este nuevo amigo tuyo el mensaje lo podría identificar? No creo que se niegue a intentarlo, porque todo índica que el teléfono móvil desde el que se envío el mensaje es de su funeraria.
—Bueno, de eso no estamos seguros, Miguel Ángel. Recuerda que la última llamada tuya, al parecer, no correspondía a esta funeraria de Ortaz, según te dijo el abonado del número que marcaste.
—Es cierto, pero piensa que se trataba de un abonado de ese mismo pueblo y que la primera vez sí se identificaron como funeraria Salmoral.
—Bueno, es posible que te equivocaras en alguna de las dos ocasiones.
—Es posible, pero ¿no te parece demasiada casualidad que los dos números pertenecieran a abonados de ese pueblo...?
—…y que esta funeraria —dijo Dionisio continuando mi frase—, reconociera, es decir, que lo reconociera su actual propietario, que en el pasado habían prestado esa especie de servicio testamentario, por decirlo de alguna manera?
—Exacto.
—Bueno, Miguel Ángel, ¿y qué hacemos ahora? ¿Qué se te ocurre?
—¿Puedes coger un par de días libres?
—Sí, de hecho me deben algunos por unos cuantos servicios prestados en horario nocturno.
—Pues te animo a conocer Ortaz, ¿hace? Invita la casa.
—Hace. No suelo viajar apenas, por lo que me vendrá de perlas salir unos días de la ciudad —dijo tras reflexionar unos pocos segundos, no demasiados.
Realmente no sabía muy bien por qué propuse a Dionisio ir a Ortaz, ni para qué, pero ya estaba dicho. De todas maneras, me vendría bien un cambio de aires tras unos meses laborales agotadores y una situación personal incierta. Además, es lo menos que podía hacer por aquel aventajado alumno que tuve y que tanto esfuerzo hizo por superar el curso, algo que aún me lo sigue agradeciendo, como si hubiera sido yo el que aprobara el examen por él. Es lo que me dije para justificar aquella decisión tan irreflexiva, porque tan solo yo sabía que la idea no era ofrecer al aventajado exalumno unos días de asueto, sino valerme de su mejor posición ante el empresario funerario local. Me sentí mal por mi egoísmo, yo que no solía padecer de ese pernicioso defecto.
Me resultó curioso descubrir que, con anterioridad a mi llamada a ese número desconocido, no hubiera podido hallar Ortaz en el mapa, como tampoco podría afirmar que ese mensaje estuviera destinado a cambiar mi vida. Resulta intrigante comprobar cómo un pequeño detalle sí puede cambiar tu rutina, todo depende de la continuidad que queramos dar a lo que nos ocurre cada día, por muy insignificante que sea. Una llamada, un mensaje, un encuentro con alguien, algo que lees en el periódico..., cualquier cosa puede, si no dar un giro a tu vida, sí introducir importantes cambios. Debo decir, en puridad, que en este caso concreto existía mucha disposición propia a que algo cambiara o, al menos, a que algo se modificara en mi existencia, tan rutinaria e incierta. Podría haber dejado pasar ese mensaje, haberlo borrado sin darle la mayor importancia; y lo hubiera hecho si en mi vida existiera algún asunto que acaparara toda mi atención, algo que la llenara, pero por aquellos días no tenía nada en qué pensar y había demasiada incertidumbre en mi existencia. Una rutina tediosa y de tonalidad gris tirando a negra. Sin duda alguna algo en mi interior anhelaba algún cambio, aunque no supiera de qué tipo.
Así que cogí al vuelo esa oportunidad, que entró en forma de mensaje en la última Nochevieja. 






29 junio 2025

CORRIENDO CON CALOR




 Siempre me gustó correr con calor. En caminos polvorientos de la Vega de Granada, vigilados en ambas orillas por acequías milenarias de origen musulmán y hazas también milenarias. Caminos en los que elevas la vista y solo ves horizonte en lontananza, en el que adivinas ciudades antiquísimas y batallas épicas; y si la bajas podrías ver un reptil cruzar cerca de tus zapatillas Brooks.
Pero correr con calor en el sur de España, tal y como están las temperaturas aupadas por olas es peligroso y hay que tener cautela y precaución. En mi caso, la precaución viene configurada por mi propio historicismo como corredor, bregado en muchas batallas de carreras programadas en julio y agosto, eso me hizo ser precavido y hacer las cosas bien. He corrido entre olivos a las una del mediodía en agosto, pero he sabido hacerlo. He sabido hidratarme y detenerme en sombra cuando era necesario. Y sobre todo, he sabido escuchar a mi cuerpo, que te habla, que te implora. Hay que saber escuchar al cuerpo, eso es fundamental. Cuesta hacerlo, y pasan los años y no aprendes, pero una vez has aprendido a escucharlo no habrá lesión a la que no te anticipes, ni golpe de calor que no puedas evitar. 

El cuerpo es una máquina, que no es perfecta. Casi lo es, pero no es perfecta. El coche más caro del mundo se detendrá si no tiene carburante, pero el cuerpo humano no. Seguirá adelante aun sin carburante (comida ingerida); buscará energía en la grasa, incluso en los músculos, en los huesos, en la piel si fuera necesario, pero eso es peligroso y hay que saber controlarlo. Siempre verás a un corredor que verdaderamente lo sea delgado porque cuando corre come de su cuerpo. A ese pocas veces le va a ocurrir nada, pero sí al que su cuerpo no le permite ser comida. Cuidado con esos casos. Es necesario muchos kilómetros para hacerse como corredor; y no dejarlo nunca.

Bueno, decía, que me gusta correr con calor. Nada más estimulante que pasar por un camino estrecho y solitario y correr en soledad con el sol encima de ti. Solo tus piernas, tu corazón y tus pulmones... y tu cabeza, que es la que rige, que es la que anima a los demás órganos a seguir funcionando.

Podría renunciar a muchas cosas, a casi todo, pero no a correr con calor o con frío o con lluvia o con nieve... Con aire lo llevo peor, mucho peor. 

Dediqué un libro a estas cosas, a reflexiones sobre correr, a historias sobre correr, en los entrenamientos en la competición, a correr como sentido vital más allá del mero ejercicio. Ese libro se llama Corriendo entre líneas y un amigo  me dijo una vez que todo corredor debería leerlo. Y lo han leído muchos, pero me gustaría que lo leyeran más, las nuevas generaciones, los que aún no han decidido correr pero están en el camino para comenzar, a esos me gustaría que les llegara el libro. No va a defraudar. No porque yo quiera convencer de que se trata de un libro de gran literatura, no. Literatura procuré que la hubiera, pero en un libro de este género no conviene que vaya tan cargado de literatura, pero la hay porque es mi forma de escribir, no sé hacerlo de otra forma. 

Puedes saber más en este reportaje que me hizo el buen periodista Antonio Arenas para Ideal con motivo de la presentación del libro. Puedes leerlo aquí. Una presentación, por cierto, que se llevó a cabo en un lugar hermanado con la historia: El Cuarto Real de Santo Domingo, construcción de época almohade, o sea, antiquísimo. Fue un éxito de público. Un libro que fue editado en papel por la Editorial Leibros y que está agotado. Actualmente puedes descargarte la versión eBook en Amazon, en este enlace.

No olvides correr siempre, hasta que ya no puedas no más que arrastrarte, pero inténtalo siempre. Es el mejor recuerdo que te puedes llevar cuando ya no puedas hacerlo. Palabra.

27 junio 2025

BREVE VÍDEO SOBRE LA NOVELA LA CORRUPCIÓN NO ERA ESTO

 Os muestro aquí un breve vídeo de mi canal de Youtube sobre mi penúltima novela publicada La corrupción no era esto. Espero que te sea útil para conocer un poco de qué va esta novela. 



¿POR QUÉ ME VOY DE FACEBOOK?

El uno de octubre de 2025 me despido de Facebook tras diez años y medio ininterrumpidos. No se trata del típico calentón que todos, antes o...