09 septiembre 2025

CUANTO UN TEXTO YA SE VA PARECIENDO A UNA NARRACIÓN

 


Cuando acabas una novela no tienes ni idea de qué escribirás después. Mejor dicho: no quieres ni pensar en escribir nada. Necesitas regresar a los cuarteles de invierno y aguardar a que broten los primeros brotes verdes de la imaginación. Pero, curiosamente, no he tenido necesidad de encerrarme durante mucho tiempo desde que publiqué Mi lugar en estos mundos, y unos meses antes, La corrupción no era esto, novelas que han ido de la mano a nivel creativo durante bastantes meses. 

Ya llevaba algún tiempo dando vueltas en la cabeza sobre un argumento novelado que surgió de pronto, de manera inopinada. Y lo que hice es lo que suelo hacer siempre que se me ocurre algo: anotarlo en la libreta que siempre va conmigo. Algún tiempo antes había comenzado varias cosas, pero aquellas cosas no veían la luz con facilidad y decidí dejarlas hibernar en el disco duro. Sin embargo, el argumento novelado que surgió de pronto sí fue tomando cuerpo poco a poco, hasta el punto de escribir casi a diario y casi al dictado y convertirse poco a poco en una novela corta, yendo ya camino de novela de recorrido medio. Pero no quiero limitarme en cuanto a espacio y palabras: tendrá el espacio y las palabras que tenga que tener, ni más ni menos. 

Permitidme que no revele la temática del argumento, pero sí os diré que tiene mucho que ver con la literatura, escritores y mundo editorial. Lo más importante, que es lo que siempre mantengo por encima de todas las cosas, es que estoy disfrutando en la escritura de ese proyecto de novela, que de seguir ese ritmo (luego vendrá todo el trabajo sucio de añadir, suprimir, arreglar, corregir, pulir y un largo etcétera), podría estar acabada a final de año y publicada en los primeros meses de 2026, o bien, esperar a que se abra plazo para el premio literario de Amazon, que jamás pretendo presentarme para ganar, pero sí para  estar ahí.

Lo que sí podría ser destacable es el estilo que estoy adoptando para esta novela, sobre todo en cuanto a los diálogos, que estarán integrados en el texto (los diálogos integrados en el texto en una novela, la hacen más novela y menos obra de teatro), pero no sé cómo resultará. Eso habrá que verlo con los correctores, en su día.

Cuando escribo esta entrada, la novela está a punto de entrar en las cuarenta mil palabras, lo que ya rebasaría el margen de novela corta, y aún hay mucho que contar. Espero tener imaginación, fuerza, motivación y salud para que así sea. 

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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