21 julio 2020

MÚSICA: FRANCO BATTIATO (ITALIA, 1945)


Mientras repaso mi próxima publicación en Amazon, escucho a Franco Battiato con mis auriculares Grado SR80 y vuelvo a ratificarme en que hay músicos contemporáneos que ya son clásicos.
La gran virtud del grandioso músico italiano es mostrar una esencia intelectual en sus letras compatible con una música atractiva y agradable a todos los oídos, como si se tratara de un juglar moderno que todos los habitantes de la aldea quisieran escuchar siempre que pasa por ella. 
Franco Battiato pertenece a una escuela única y propia. Bebe de influencias musicales universales y no se enclaustra en la melódica canción italiana, de la que tampoco deserta. A lo largo de su carrera le ha interesado desde la musica oriental hasta la africana, pasando por la contemporánea y más europeizada y el rock. 
Este siciliano vegetariano no es un individuo demasiado dado a la vida social, algo bastante extraño en una persona nacida en el sur de Italia, sino más inclinado a la introspección, la cual ocupa con su faceta no solo de músico y cantautor sino también con la de escritor y cineasta.
Su carrera artística es muy dilatada, con una gran creatividad musical y artística. En 2019 anunció el que sería su último disco, no en el sentido de que sea el último que publica sino el último de su amplia carrera: Torneremo ancora.
Eligió nuestra lengua para grabar varios de sus muchos éxitos, pero a servidor le gusta escucharlo en italiano, muy entendible para nosotros, si bien agradezco escuchar algunas de sus letras en español para empaparme de su poesía y sabiduría. 
Sus seguidores que son legión, sobre todo en Europa, siempre han valorado que sepa mantenerlos en sus butacas (normalmente sus conciertos son en lugares cerrados o abiertos pequeños) con deliciosos temas introspectivos e íntimos como La cura, así como hacerlos levantarse con temas tan vitales como Cuccurucucu o Centro de gravedad permanente. 
Me costaría elegir un tema, pero siempre me he sentido muy bien escuchando Mal d'Africa, Prospettiva Newskij o Un'altra vita.
Al principio de esta entrada lo vemos interpretando su hermoso tema La cura acompañado por una orquesta sinfónica.

19 julio 2020

CINE: DÍAS SIN HUELLA (EEUU, 1945)


Me cuesta creerlo, pero hay que admitir mi error histórico: hasta hace poco no había visto Días sin huella. Será porque el cine clásico siempre está ahí, como la Alhambra: siempre podrás verla.
Y es que el cine de calidad hay que verlo, y lo antes posible, porque luego vendrán días en los que querrás volver a ver esa película e integrarla en tu vida para siempre y a más esperes menos oportunidades tendrás de volver a verla.
Y sí, Días sin huella es una de esas películas imprescindibles para comprender muchas cosas que nos ocurren a los seres humanos, por ejemplo, la enfermedad del alcohol, que no es física sino perteneciente al negociado del alma. 
Mientras la veía no dejaba de sorprenderme la desnudez inquietante de su argumento, la brillantez de lo expuesto y me decía que el cine moderno ha llegado a un punto de comercialización en el que ya es imposible que muestre estos productos. Lo muestran películas europeas, asiáticas y africanas; y alguna extraña y rara indie norteamericana, pero raramente o nunca el cine de Hollywood, y si bien esta extraordinaria película pertenece a una época ya lejana, no debemos olvidar que corría el año 1945 cuando se rodó y se trataban de otros tiempos, de otra forma de concebir el cine y la vida. De ahí que surgieran esas maravillosas películas en esa década, en la anterior y también, en parte, en la posterior. Tal vez a partir de ahí dejaron de tener cabida este tipo de películas.
Y por eso se trata de un clásico imperecedero. 
Actualmente vivimos en una época demasiado poco dada a lo politicamente incorrecto y aunque es cierto que Hollywood produce cada año películas de apariencia incorrecta las suele maquillar en comedias u otro género o subgénero que procure despistar y que se manifieste el verdadero mensaje. Sin embargo, si ves Días sin huella comprobarás que todo lo que se expone ahí es franco y dramático, opresivo si cabe. Pocas películas podrán narrar con mano firme como lo hace la película de Willy Wilder el drama del alcohol y cómo puede afectar a la vida no solo del alcohólico sino de quienes le quieren y rodean. Curiosamente, dirigida por un director muy entregado a la comedia, que ha sabido como pocos enervar el drama que conlleva esta película, que no solo aborda la adicción al alcohol, sino también el fracaso, la frustración y, sobre todo, esa falta de huella a la que cada persona debe de agarrarse cada día para seguir viviendo, ese especie de leitmotiv que permita responderse cada mañana para qué existir. La frustación en este caso atenaza a un escritor, pero nada impide que también la pueda sufrir cualquier ser viviente con un mínimo de lucidez –o ambición, nunca se sabe–, en esta experiencia errática que supone vivir cada día. 

18 julio 2020

UNA RUTA POR CAMINOS PEDREGOSOS Y CON FUERTE CALOR

Hoy he comenzado mi ruta sabatina a las diez de la mañana, una hora ya peligrosa para hacer cualquier actividad en la calle, mucho más para correr, sobre todo teniendo en cuenta que el termómetro pronto superaría los 35º. Pero aún así, me sentí bien, aunque no fuerte como en otras ocasiones.
Scott ZAPATILLA KINABALU Zapatillas de running hombre Opté por una ruta pedregosa por caminos solitarios y calurosos de la Vega granadina, por lo que la mejor opción era elegir las zapatillas de trail Scott Kinabalu, que apenas han conocido las piedras, a excepción de dos entrenos, uno de ellos por la Sierra de Huétor. Al poco de adquirirlas llegó el obligatorio confinamiento y con posterioridad, a partir del día dos de mayo, cuando ya se podía correr en la calle, los circuitos eran urbanos. Y aunque es una zapatilla que no se desenvuelve mal en asfalto, no es el terreno para la que ha sido concebida.
Pero hoy sí ha disfrutado, y yo con ella.
A más de las once de la mañana cuando el sol estaba ya casi en todo lo alto, me adentraba por un camino de vega sin salida para cumplir con la distancia de once kilómetros que me había propuesto y volvieron a surgir las buenas sensaciones, toda esa mezcla de épica, calor y soledad que tanto me gusta experimentar cuando corro. Me detuve a orinar durante unos minutos bajo una frondosa moreda, junto a una acequia que lanzaba al viento su constante y relajante rumor de agua y oteé el paisaje a mi alrededor. Podía ver los picachos de Sierra Elvira, con su torreón nazarí, un lugar con historia, y me encontraba en el lugar en el que transcurrió la gran Batalla de la Higueruela que enfrentó a los reinos cristianos y al nazarí, cada vez más amenazado, y todo me parecía mágico. Tenía por delante cinco kilómetros y medio y el calor iba en aumento pero eso no me preocupaba lo más absoluto en ese momento.
Espero que las perneras, que llevaba tiempo sin utilizar, ayuden a que a que la pertinaz tendinitis del talón de Aquiles no me impida correr mañana. Por lo pronto, mientras escribo esta entrada, no está nada mal a falta de otra sesión de hielo antes de ir a la cama.  

15 julio 2020

UNA PUBLICACIÓN PENDIENTE SOBRE UNA ÉPOCA EXCEPCIONAL

Estoy trabajando en el diario que he escrito cada día que ha durado el Estado de Alarma y sus sucesivas prórrogas. No lo hago con una ilusión torrencial como sí ha ocurrido con otras publicaciones. Me mueve más el testimonio (es posible que para mí mismo, aún no lo sé) que la publicación de esas cincuenta mil palabras de las que consta.
Lo reviso con lentitud casi desesperante, intentando no cambiar nada que modifique la impresión de cada día. Tan solo reviso incoherencias gramaticales y alguna falla ortográfica. Incluso ya he diseñado la portada y el título es completamente nuevo, mucho más impactante que el provisional.
Pero me cuesta acabarlo y sé que aún me costará algo más a medida que me vaya alejando en el tiempo. Por eso quisiera que esté preparado pronto.
Lo que leo aún me es muy familiar, sobre todo lo último. Sin embargo, me parece extraño lo que escribí los primeros días de confinamiento, como si lo hubiera escrito alguien ajeno a mí, como si esos días transcurridos no hace tanto tiempo pertenezcan a otra época lejana o los hubiera escrito alguien que nadie ha conocido.
Y por eso tiene importancia para mí esta publicación.
La situación de los libros, ya sean físicos o digitales, cada vez es más patética y no puedo evitar pensar que llegará el día en el que comprar un libro y leerlo se convierta en algo casi utópico, algo similar a lo que ahora ocurre cuando alguien compra un cedé o un vinilo. Todo el mundo lo mirará como a un extraño preguntándose por qué hace tal cosa pudiendo piratear la música o, en el peor de los casos, escucharla en streaming.
E igual que ocurre con la música, lo que se leerá será mayoritariamente de un género o un par de géneros muy concretos. El resto de lo escrito, como ocurre con el resto de la música que pasa bastante desapercibida, desaparecerá por falta de lectores, como ya está desapareciendo cierta música por falta de oyentes.
Y eso es, quizá, lo que me desanima para seguir corrigiendo este diario porque sé que agonizará en su particular travesía por el desierto, a la espera de que alguien lo encuentre de improviso y lo lea y lo guarde como un testimonio directo de una época muy concreta.


12 julio 2020

UNA RUTINA DE ENTRENAMIENTO BAJO MÍNIMOS

Los corredores habituales hemos de enfrentarnos a un sinfín de lesiones de mayor o menor alcance que pocas veces nos imposibilitan poder correr de manera habitual, pero en otras ocasiones nos hacen detenernos por completo. Mi caso está a mitad de camino desde hace tiempo al sufrir una tendinitis aquilea, que no me ha impedido correr de manera habitual aunque ha habido épocas en las que he tenido que espaciar los entrenamientos. En este caso, toda prevención es poca.
No ayuda una sobrecarga de entrenamiento ni correr por terrenos duros (asfalto, aceras), por lo que intento hacerlo por caminos el mayor tiempo posible.
La tendinitis del talón de Aquiles se manifiesta de manera evidente en la fase de enfriamiento de la zona lesionada, manifestándose el dolor de manera muy significativa cuando saltas de la cama, desapareciendo el dolor a medida que va calentándose la zona, es decir cuando llega la sangre a esa zona, por lo general poco irrigada. También, cuando estás un tiempo sentado sin actividad física alguna. Hay lesiones que comienzan a aflorar (el dolor) al poco de correr; otras, cuando llevas ya varios kilómetros, pero el dolor de la tendinitis aquilea, desaparece, precisamente, cuando llevas un par de kilómetros corriendo y eso es porque es cuando la zona está más irrigada, más caliente. Otra cosa distinta es que el dolor aparecerá sin duda cuando se enfríe. Y podrá ir a peor si no se pone remedio.
Por tanto, los expertos aconsejan siempre estiramiento permanente en esa zona, frío para bajar la inflamación –que en mi caso es evidente, pero no de manera espectacular– y, por supuesto, detener la actividad cuando la lesión esté más agravada. Sin embargo, detenerse por completo tampoco es lo más recomendable porque la inactividad podría provocar que la zona dañada empeorara por la falta de irrigación; en todo caso, andar es una buena idea. 
  Y como jamás me planteo dejar de correr alterno estas dolencias con soluciones que me suelo aplicar con constancia absoluta en las épocas de mayor gravedad. Además, del estiramiento, suelo aplicarme ultrasonidos que obran una verdadera mejora, así como frío y calor infrarrojo. Es una zona complicada para el Compex, por lo que lo último que he adquirido es un kit de rodillo revestido de suave hule, que no debe de faltar en la casa de cualquier deportistas, aunque el Compex vendrá de maravilla para gemelos y soleo.
Dicho esto, ayudará mucho a que la tendinitis aquilea no se agrave o mejore la descarga de la musculatura adyacente e, incluso, más lejana com es el caso de los isquiotibiales y, por supuesto, siempre del gemelo y el soleo, los músculos vecinos, así como correr por terrenos blandos y con perneras de protección, que últimamente he olvidado algo. Y, por supuesto, siempre hay que correr con zapatillas con buen nivel de amortiguación y olvidarse de las ya desgastadas por mucho cariño que les tengamos.
Toda ayuda es poca. 

09 julio 2020

HIERRO (SERIE DE TELEVISIÓN. ESPAÑA, 2019)

Hierro (Serie de TV)

Ver los ocho capítulos de la serie española Hierro ha sido una decisión muy acertada. Alguien me había comentado que merecía la pena, sobre todo por los impactantes y bellísimos paisajes reales de la isla perteneciente a la provincia de Tenerife, pero se equivocaba...Bueno, en realidad, no se equivocaba o se equivocaba a medias porque los paisajes son impactantes y bellísimos, dotados de una vitalidad selvática impresionante. Sin embargo, en mi opinión, lo realmente impactante es la calidad de la serie, su trama bien hirvanada, a la altura de cualquier serie norteamericana o británica de gran presupuesto. 
Y decir esto de una serie española es decir algo realmente importante, como bien corroboran los muchos críticos y espectadores exigentes que han opinado sobre la serie.
Ocurre que en más ocasiones de las necesarias nos dejamos llevar por la irregular hechura de las series de sello español y los prejuicios nos pueden negar el placer de ver joyas como esta serie. Por tanto, hay que eliminar esos prejuicios y quitar ese velo que nos impide ver más allá de lo producido por Netflix, HBO o la BBC.
Existe una enorme dignidad en todos y cada uno de los intervinientes en la serie Hierro, ya sea el elenco de excelentes actores y actrices principales (excelentes Candela Peña en su muy creíble papel de magistrada y de Darío Grandinetti en su difícil papel de mafiosillo local con un posible buen corazón), secundarios, técnicos de imagen y sonido, responsables de localización de exteriores...Pero habría mucho qué decir sobre el buen hacer de los hermanos Coira que han escrito y dirigido la serie con una brillantez extraña en nuestro país.
Una serie negra puede estar dotada de buenos ingredientes y elementos que la hagan adictiva y de calidad: uno o varios crímenes, una investigación, un no del todo sospechoso acusado por todos, todo un baile de conocidos y amigos de los asesinados, un paisaje peculiar y un héroe o heroína que contra todo pronóstico, como si se tratara de una gota malaya no duerme por dar con el verdadero asesino. Todo eso bien condimentado podría ser un éxito si se mezcla bien, pero Hierro, además de todo eso, tiene muchos más elementos y esos elementos, que han cautivado a tanta gente, van más allá de lo evidente, de lo visible. Existe una trama social muy densa y claustrofóbica y unos personajes principales y secundarios que o bien quieren escapar de la claustrofóbica isla y otros que están destinados a permanecer en ella pese a su voluntad. Hay historias personales muy hondas y entrelazadas y desesperadas relaciones personales que provocan en el espectador la suficiente empatía como para comprender a todos ellos. 
Así es la serie Hierro y por eso hay que verla.
Una nota altísima para esta serie española que traspasará nuestras fronteras si no lo ha hecho ya. 

07 julio 2020

¡ES LA ECONOMÍA, ESTÚPIDO!

El individuo asiste desde su terraza favorita a un reguero de mascarillas de todos colores y formas. También lo hace el individuo playero que sonríe ante el desfile de máscaras por el paseo marítimo.
Soy un privilegiado, se dice.
Pero todos lo pueden ser. Todos lo podemos ser.
Es fácil. 

Fase 1 de la desescalada: retomar el contacto social, terrazas ...

Son las dos de la tarde y el mercurio está más cerca de los cuarenta grados Celsius que de los treinta y el individuo apenas puede respirar porque las autoridades le indican que debe de andar con un trozo de tela con filtro adosado a su nariz y su boca, como aquel extraño organismo extraterrestre que se adosó a la cara de uno de los viajeros de la nava interestelar en Allien. Nada más fácil: siéntate en una terraza; despójate de tu ropa, ponte en bañador y túmbate en la arena de la plaza.
Se acabaron las limitaciones y las restricciones. Además estarás cumpliendo con la ley.
Porque así de tonta y de caprichosa, a veces, es la ley, así lo son quienes las hacen. 
Porque no se trata de que estar en una terraza al aire libre rodeado de gente o en una playa rodeado de más gente aún te haga inmune al contagio, nada de eso: es la economía estúpido, como dijo algún político a alguien cuando este cuestionaba algunas cosas.
Sí, es la economía. La que está por encima de la salud, por encima del bien y del mal y de todas las cosas celestiales o infernales.
En Groelandia serán los icebergs, pero aquí son la hostelería y la playita (porque si a playa le quitamos la a y le ponemos ita, queda mucho más ocioso y disfrutable, más cool). 
Así de absurdo a veces es la ley. Así lo somos casi siempre nosotros.
Y ocurre que siempre pasa más o menos igual: a quien cumple, a quien lleva la mascarilla y por descuido se la quita en la calle porque le pica la nariz o se la ha introducido una avispa, podría ser sorprendido por un feraz guardia, mientras el que no la tiene que llevar (por ley) puede aplastar a esa avispa de un plumazo. Y arrascarse la nariz sin violentar la ley a sus anchas. 


04 julio 2020

ME GUSTA EL CALOR PARA CORRER Y UN LAGARTO EN EL CAMINO

El calor ha entrado con fuerza. Lo hizo incluso antes de que el verano hiciera su irrupción oficial. Siempre pasa así en el sur de España: no te avisa. 
Por tanto, has de estar prevenido ante la falta de notificación.
Llevo corriendo con bastante regularidad desde que nos dejaron hacerlo tras el confinamiento. Lo que hacía antes no era en realidad correr aunque los quince metros de terraza, a veces, me ofrecían la sensación de estar haciéndolo. Solemos sacar partido a lo más pequeño. Recuerdo una tarde lluviosa, ya casi apareciendo el manto de la noche, en la que corría por mi terraza. Solía vestirme con mi ropa técnica para que pareciera lo más real posible. Esa tarde también me puse el chubasquero técnico y cuando tenía enfrente la luna y a lo lejos la Vega de Granada la sensación era casi la misma que si estuviera corriendo por ella bajo una fina y reconfortante lluvia.
Pero a partir del dos de mayo ya comencé a correr en la calle y fue bastante catastrófico. Tenía todos los músculos entumecidos y apenas conseguía alcanzar los seis minutos de media por minuto. No ayudaba que tuviera que correr por la ciudad y en ocasiones encontrándome con mucha gente. Eran los días en los que todo el mundo se lanzó a la calle tras casi dos meses sin apenas pisarla.
Pero de todo eso ya parece haber transcurrido un año. El tiempo es muy relativo.
Y ahora estoy corriendo regularmente, como decía, y con calor. Intento no salir más tarde le las diez de la mañana, pero a esa hora el sol penetra en tu piel y aprecias su intensidad. Sin embargo, algún día he salido a correr a más de la once de la mañana. Esos días me gustan, aunque son realmente duros. Atravesar un camino de Vega que parece en llamas, polvoriento y solitario siempre me ha parecido épico; y si en el trayecto hay alguna cuesta, por efímera que sea, también me he sentido bien dentro de la dureza y el sufrimiento que conlleva subirla.
Jewelled Lizard (Timon lepidus) male found under a stone by Jean NICOLAS (14166347788).jpgCuando hoy a más de las doce de la mañana un lagarto sorprendentemente verde de unos cuarenta centímetros de largo pasaba casi por debajo de mis pies, asustándose a mi paso, comprendí que estoy corriendo con las condiciones y en los escenarios que me gustan. 

01 julio 2020

CINE: THE VAST OF NIGHT (EEUU, 2019)

The Vast of Night  

De vez en cuando el cine moderno que se hace en Estados Unidos nos sorprende con películas que aportan algo novedoso, aunque para ello haya que volver la vista a los tumultuosos años cincuenta. Me cuesta mucho atreverme a ver algo nuevo, sobre todo si se trata de ciencia-ficción (mientras siga formando parte de la ciencia-ficción la aureola en torno al fenómeno OVNI), pero no sé por qué me atreví con The Vast of Night, una película que ha producido Amazon y que está disponible en su plataforma. Reconozco que antes había leído alguna crítica fiable, pero aún así renqueaba para acomodarme, dar al mando a distancia y decir: que comience el espectáculo.
Fue una buena decisión, un poco tomada a ciegas, es cierto, pero buena decisión a fin de cuentas. Sí, se trata de una película distinta a lo que ahora podemos ver bajo la etiqueta de ciencia-ficción, en la que no existe acción sino diálogo, no existe violencia sino formas educadas, no existen apenas efectos especiales, solo los necesarios y argumentados. Verla fue, como se dice, una bocanada de aire fresco. Pero la satisfacción principal no fue la emoción impostada de ver decenas de OVNIS invadiendo una remota población, sino la grandeza de sus diálogos y una fotografía que conecta directamente con el espectador, sin la necesidad de estar demasiado pendiente sobre qué pasara en el cielo en las próximas horas de esa noche oscura de un remoto pueblo de Nuevo México, que no tiene mayor diversión que emocionarse con el comienzo del campeonato de su equipo de baloncesto del instituto de la localidad. 
Una película que cuenta con los elementos necesarios para que no se echen de menos otros: una emisora de radio, una extraña señal, luces en la noche, testimonios sorprendentes, unos jóvenes curiosos y el resto del pueblo en el partido de baloncesto.
Una pequeña joya que hay que ver.


30 junio 2020

ABANDONAR LAS REDES

Resulta paradójico que siempre huyamos de sogas, de cuerdas, de cadenas... de redes, pero que sigamos tan enganchados a la versión social de todas esas ataduras enunciadas. Una red puede ser algo físico, pero también puede ser una metáfora de ese elemento tangible. Unirle social a todo eso puede ser una verdadera perversión si lo pensamos detenidamente.
Y yo lo he pensado detenidamente.
Comencé a disponer de Facebook muy tarde, en 2015. Desde mi blog, desde este blog, veía esta red social con desdén, como mirándola por encima del hombro, incluso con desconfianza. Yo seguía con mis textos casi diarios sobre literatura, sobre mi pasión por correr, sobre cine, sobre política, sobre música...Y no entendía que debiera también estar en Facebook. Es más, vivía al margen de todo eso. He de reconocer que desconfía mucho de esta red: la veía como una amenaza para ese mundo de los blog creado pieza a pieza y con tantas dificultades, años atrás.
Un día, una conocida me dijo que había subido a Facebook algo que yo había escrito en este blog y que estaba teniendo mucho éxito. ¿Mucho éxito? Me pregunté. ¿Un texto que he escrito casi para mí, estaba teniendo mucho éxito? Descubrí que sí, que era cierto. No tenía acceso a  Facebook pero comencé a ver ese texto mío –en realidad, un relato corto sobre la corrupción, tan de moda– por todas partes; y si estaba por todas partes, estaba por toda la red, básicamente por Facebook que era la red más importante y casi única que existía por entonces (es posible que alguna más, no lo sé). Aún así, no di el paso y no me abrí una cuenta, un muro, como se decía a nivel de calle.
Pero lo di a principios de 2015 y casi sin querer. Yo había publicado mi primer libro Conversación en la taberna y 41 relatos –donde se encontraba ese relato exitoso y que daba título al libro– y alguien conocido lo puso en un grupo público de mi pueblo. Aquello se disparó. Y como soy agradecido decidí abrirme una cuenta para dar las gracias a todas esas felicitaciones de toda esa gente que me conocía directa o indirectamente. Así comenzó todo.
Han sido más de cinco años con altos y bajos y ha sido en Facebook y después algo en Instagram donde he volcado toda información sobre mis libros y donde comenzaron a surgir los primeros lectores. Por lo tanto, no me voy a ir dando un portazo. Aquello fue útil al principio. Hasta que observé que todo el mundo quería vender libros a través de las redes sociales, sobre todo escritores no conocidos y autopublicados. Yo me estaba convirtiendo en uno más, y aunque no escribía en Facebook solo con ese fin, reconozco que también me movía esa idea. Pero no, Facebook ni ninguna red social es útil para vender directamente libros, sobre todo cuando no te conocen. Es similar a entrar en un bar donde tampoco nadie te conoce vociferando que compren tu libro. Y aunque te conozcan, no será nunca el método adecuado. No, no funciona así. En todo caso, podrá servir para dar a conocer tu estilo y, eventualmente, en qué estás trabajando o acabas de publicar. Pero nada más. 
Pero no es esa la razón fundamental por las que abandono las redes sociales, ni tampoco por la que he estado en ellas cuatro largos años. Lo hago porque ya no me aportan nada, es más me roban tiempo, energía mental y, en ocasiones, ofrecen disgustos e incomprensiones. He comprendido que todo lo que necesites buscar está en Internet, sin necesidad de pasar por las redes sociales, que, en todo caso, lo que estas hacen es comprimir en píldoras informativas, casi siempre mal diseñadas y engañosas, la información que con más amplitud y rigor puedes encontrar en la red o, mucho mejor, en los libros físicos o digitales, que para el caso es igual.
Irme también es una forma de intentar regresar a una época en la que me sentía más a gusto y en mayor conexión con lo que escribo y leo. Volver a una etapa más analógica alternándola con otra digital representada en los blogs, que visto lo visto hoy día son casi herramientas analógicas si las comparamos con la digitalización mal concebida de las redes sociales, las cuales tienen un porcentaje demasiado alto de postureo y egocentrismo y muy poco de verdadero aporte cultural e informativo, con las excepciones que siempre las hay, las cuales naufragan en el inmenso océano de inanidad en que se han convertido (las redes sociales). 
Soy consciente que es ir contra contracorriente, aunque eso nunca se sabe, porque el futuro está cambiando a un ritmo imposible de seguir. Quizá mucho más tras la etapa que hemos vivido o estamos viviendo desde mediados de marzo. Pero ir contracorriente no significa que sea negativo, todo lo contrario. Dejé de hacer turismo de masas porque era imposible disfrutar de encantadores e icónicos lugares y me acostumbre a disfrutar de los espacios, en principio, inanes pero vacíos, por lo que supongo que igual ocurrirá ahora abandonando las redes. Será una soledad placentera y cálida a la que te acostumbras pronto. 
En todo caso, el cambio es connatural a nuestra existencia, una opción de crecimiento que no se ve al instante, pero que es efectiva.
Saludos blogueros. 






05 abril 2020

UN DIARIO SINGULAR PARA UNOS DÍAS SINGULARES

El diario que cada día escribo desde que se decretó el Estado de Alarma que obliga al confinamiento, con motivo de la irrupción del virus COVID-19, es un diario singular. El diario como ejercicio memorístico es un instrumento que ha existido desde siempre, desde aquellos que se escribían con pluma (quién sabe si muchos siglos atrás con cincel sobre piedra) hasta los más modernos, escritos digitalmente en ordenadores, tablet o incluso móviles de pantallas gigantes. 
     Yo inicié este diario singular (e inesperado) el primer día del Estado de Alarma y lo fui publicando en mi cuenta de Facebook cada día y así fue hasta el día undécimo, pero me detuve. Es decir, detuve la publicación en la red social pero no detuve la escritura diaria del diario, el cual tengo intención de publicar en un eBook autopublicado en Amazon junto a mis otros nueve libros (en puridad, siete libros y dos relatos cortos o cuentos). Escribir cada día un diario no es fácil en estas circunstancias, sobre todo porque todos los días son prácticamente iguales, incluso las noticias casi lo son, pero desde el primer día me he esforzado en darle un cariz distinto a cada día, vertiendo impresiones personales junto a alguna noticia relevante y que no se haya repetido como una comida indigesta. 
     La idea, como se supone debe ser la de todos los diarios, es plasmar las impresiones personales que se poseen en un momento concreto, pero debe ir más allá: aderezar esas opiniones con una noticia objetiva que surja. Por decisión personal, he decidido alejarme lo máximo posible de la intoxicación informativa que abunda por doquier, de ahí que visite poco las redes sociales, tal vez las más intoxicadas, pero tampoco me parecen demasiado fiables las noticias de los medios de comunicación. No obstante, hay formas de informarse sobre lo más básico sin necesidad de empacharse de información vana.
  Cuando comencé este diario consideré, como muchos consideramos, que no habría que escribir más de quince días, pero el diario se podría convertir en tres veces más extenso de lo inicialmente previsto, tal vez más. Por lo pronto, está cantado que hasta el día veintiséis de abril, pero es posible que vaya más allá, y esa será la principal dificultad a la hora de escribirlo, sobre todo para no caer en la repetición. Algo se repetirá, por supuesto, pero, en mi caso, intentaré que sea lo menos posible, porque es viable ver los días diferentes dentro de la repetitividad a la que asistimos.
       Otro elemento que me parece ilusionante es su publicación, que será autopublicación en Amazon. La idea no es que se venda mucho ni mucho menos, sino dejar constancia de una mera impresión personal que con el paso del tiempo se pueda cotejar con otras impresiones. Eso sería bonito. Bonito e interesante. Además, quienes escribimos, casi nos vemos impelidos a plasmar por escrito la realidad que vivimos cada día, mucho más cuando se trata de una época tan singular. 




NUEVOS PROYECTOS LITERARIOS YA CONSOLIDADOS

  Me refiero a nuevos proyectos literarios ya consolidados, porque por su propia naturaleza un proyecto no es otra cosa que una intención qu...