El individuo asiste desde su terraza favorita a un reguero de mascarillas de todos colores y formas. También lo hace el individuo playero que sonríe ante el desfile de máscaras por el paseo marítimo.
Soy un privilegiado, se dice.
Pero todos lo pueden ser. Todos lo podemos ser.
Es fácil.
Son las dos de la tarde y el mercurio está más cerca de los cuarenta grados Celsius que de los treinta y el individuo apenas puede respirar porque las autoridades le indican que debe de andar con un trozo de tela con filtro adosado a su nariz y su boca, como aquel extraño organismo extraterrestre que se adosó a la cara de uno de los viajeros de la nava interestelar en Allien. Nada más fácil: siéntate en una terraza; despójate de tu ropa, ponte en bañador y túmbate en la arena de la plaza.
Se acabaron las limitaciones y las restricciones. Además estarás cumpliendo con la ley.
Porque así de tonta y de caprichosa, a veces, es la ley, así lo son quienes las hacen.
Porque no se trata de que estar en una terraza al aire libre rodeado de gente o en una playa rodeado de más gente aún te haga inmune al contagio, nada de eso: es la economía estúpido, como dijo algún político a alguien cuando este cuestionaba algunas cosas.
Sí, es la economía. La que está por encima de la salud, por encima del bien y del mal y de todas las cosas celestiales o infernales.
En Groelandia serán los icebergs, pero aquí son la hostelería y la playita (porque si a playa le quitamos la a y le ponemos ita, queda mucho más ocioso y disfrutable, más cool).
Así de absurdo a veces es la ley. Así lo somos casi siempre nosotros.
Y ocurre que siempre pasa más o menos igual: a quien cumple, a quien lleva la mascarilla y por descuido se la quita en la calle porque le pica la nariz o se la ha introducido una avispa, podría ser sorprendido por un feraz guardia, mientras el que no la tiene que llevar (por ley) puede aplastar a esa avispa de un plumazo. Y arrascarse la nariz sin violentar la ley a sus anchas.
Así es tocayo, como bien dices es la economía la que está "Por encima de la salud, por encima del bien y del mal...". Pero ¿Que entendemos por bueno o por malo? Para esos poderes que nos manejan como a marionetas. Un personaje que "hace de bueno", en este "teatro", que a veces parece este mundo, es la "economía", porque está por encima de todo. Por encima de todo bien, y de todo mal. No sé si llamar economía, yo soy totalmente ignorante en la materia, a ese ganarse la vida teniendo un bar, un kiosco en la playita, que es verdad que queda más chip poniéndole el sufijo.
ResponderEliminarComo no podía ser menos, la Ley de Murphy, opera aquí también. Quién se quita un momento la mascarilla, seguro que es objeto de reprimenda. Yo, para cortar por lo sano, siempre que estoy en la calle, la llevo puesta. Salga el rato que salga. Pero en mi pueblo en esto de llevar las personas cuando circula por la calle mascarilla está bastante laxo desde hace unos días. De hecho ya muchas personas no ven, por desgracia, la mascarilla como parte de nuestro vestuario diario.
Ya se han acabado las restricciones. O al menos algunas restricciones. Es verdad que es por la economía, a la cual le tengo yo pavor. Pero se trata más que de la economía. Se trata de arrancar el motor de la sociedad que se paró o, mejor dicho lo paró, por el bien común, por supuesto, el gobierno.
Muy de acuerdo tocayo. Hay que elegir entre salud y economía porque no parecen ser demasiado compatibles en situaciones de pandemia. Seguramente la solución pueda pasar por nuestra actitud responsable. Un abrazo.
ResponderEliminarAmigo José Antonio, que decir? Nada que aportar. Decía una letra, salud antes que dinero...recuerdo que algunos, con unos cubatas de más la cantaban, muy malamente, pero la cantaban y se le saltaban las lágrimas de la emoción. Otros, vitoreaban olé tú! Y son esos mismos que tú describes, están en los ayuntamientos, en puestos importantes. Regentan pequeños hoteles rurales.
ResponderEliminarUn abrazo
La hipocresía,amigo Paco, la hipocresía. En tiempos como estos a más de uno de esos eso respetables de taberna más aún. Siento que hemos perdido una oportunidad. Un abrazo.
Eliminar