11 agosto 2012

UNA BANDA ANDALUZA, QUE YA ES MÍTICA

Hubo un tiempo en el que te topabas con unas fiestas y allí actuaban ellos, ya fueran unas fiestas de ciudad o pueblo; ya hubiera un escenario de grandes dimensiones o un escenario de verbena. Al cabo de poco tiempo, te topabas con otras fiestas y allí volvías a encontrarlos, incombustibles, abonados a ese mal llamado rock andaluz, tributario de los primeros míticos grupos, con Triana al frente.
En los años 90 cuando los grupos de este género desaparecieron, ellos se reconvirtieron y supieron sacar petróleo de donde no lo había. El panorama musical patrio ya tenía otra estética, con nuevos grupos modernos y posmodernos, pero sorprendentemente estos cordobeses de vocación siguieron componiendo y se especializaron en un campo en el no todos los grupos daban bien: el directo. Lo hicieron potente y le dieron algo especial, una especie de elixir que enganchaba a generaciones pasadas, presentes y futuras, así que consiguieron conectar con un nuevo público, un público más joven, un público que, en muchos casos, aún andaba a gatas o, sencillamente, no había nacido cuando ellos ya había grabado su primer LP, allá en 1979 y que triunfó bajo el nombre del single "Paseando por la mezquita". 
Siempre a la sombra de Triana, junto a Alameda, la desaparición de aquellos míticos sevillanos -por la lamentable muerte de Jesús de la Rosa en accidente de tráfico cuando volvían de un festival de S.Sebastián-, les otorgó el testigo de este género y vaya que si supieron aprovecharlo, porque fueron sacando un trabajo por año y exponiéndolos en sus cientos de giras (se llegó a afirmar que era el grupo español que más conciertos ofrecía en un año) por toda la piel de toro, pero también llegaron a cruzar el charco, donde tienen un pequeño ejército de seguidores. 
Y a día de hoy, ahí continúan, inasequibles al desaliento, después de haber llevado a cabo alguna 'perfomance' y cambiar varias veces a varios miembros del grupo. De sus inicios tan sólo queda su mentor, Manolo Martinez pero también uno de los más tempranos, Paco Ventura. Una gran voz, la de su líder Manolo Martinez y una primera guitarra, quizá una de las mejores del rock patrio, la de Paco Ventura, junto a un bajo, una batería y un teclado hacen de éstos andaluces, buenos músicos, y todo eso, que no es poco ni fácil, unido a una enorme dedicación y profesionalidad hacen que este grupo, a día de hoy aún continúe grabando en estudio y ejecutando su verdadera especialidad: los directos. Lógicamente, por la crisis y porque ya la mayoría de las ciudades y pueblos españoles han visto sus actuaciones, sus giras ya no se cuentan por cientos, pero no hay semana veraniega en la que no tengan un concierto como mínimo, ya sea un pueblo turolense de 500 habitantes o un macrofestival de estos que duran dos o tres días. Ahí los tienen, con su toque ochentero y algo hortero, explotando los decibelios en los escenarios, reconocidos y valorados por todos. Hablamos de: 







10 agosto 2012

RELATO DE VERANO

VIDA DE PALOMA

En la Plaza de la Trinidad de Granada –que frecuento a diario y no por devoción- pueden congregarse en una sola mañana unos cuantos cientos de paloma, de todos los colores y pelajes. Lógicamente, son incómodas para casi todo el mundo, principalmente no porque sea un ave molesta ni guste violentarse ante la presencia humana. Por lo general, es tranquila y suele ir a lo suyo, que no es otra cosa que echarse una miga al pico o algún otro alimento sólido. Sin embargo, son odiadas por lo corrosivo de sus defecaciones, que nada perdonan ya sean trajes recién entrenados, monumentos o estatuas.
            Son tribales, como se sabe, pero en ocasiones hay alguna un poco más independiente y es eso lo que observé el otro día: había una paloma solitaria que, además, estaba tranquilamente sentada en una caja de cartón que, horas antes había sido recipiente de algún tipo de fruta, de las muchas fruterías que pululan por la zona.
            El qué hacía allí la paloma, cómodamente sentada en la caja no llegue a advertidlo con rigor. Al principio pensé que se encontraba indispuesta y que había optado por alejarse de la manada, pero deseché rápidamente esa idea cuando observé que iba y venía de la caja con bastante frecuencia. Estuve un rato observándola y durante el mismo no hacía otra cosa que salir de la caja y con tranquilidad buscar algo que echarse al pico y volver a la caja. No es fácil adivinar el estado anímico de una paloma por la expresión de su cara –entre otras cosas porque no suelen tener expresión- pero para mí que esa paloma era distinta al resto. Por lo pronto, mucho más independiente, menos previsible y más ajena a todo ese guirigay que montaban sus congéneres alrededor de una miga de pan. Ella iba tan a lo suyo que pareció casi poético. Y es que como ocurre con las personas, también hay palomas singulares e independientes.
            Al día siguiente me asomé de nuevo a ese lugar en el que estaba la curiosa paloma en su caja y ya no estaba, ni ésta ni la caja, demostrándose, que un día es mucho tiempo para este tipo de ave, que vive al día, pero para mí tengo que esta singular paloma, con independencia de cuál haya sido su destino, optó por seguir su vida independiente, al margen de la manada.   

09 agosto 2012

CINE: LOS IDUS DE MARZO (USA, 2011)


        Cuenta la tradición que el emperador romano, Julio César, fue advertido por el interprete de astros para que se guardara de 'Los Idus de Marzo', tras un fatídico sueño de su esposa, pero el emperador no pareció afectarle la amenaza que se ceñía sobre él, dado lo seguro que estaba de su entorno y de lo poco que quedaba para que el fatídico marzo expirara.
   Pero ocurrió la tragedia, tal y como había predicho el vidente. Julio César, ignoraba que a su alrededor se estuviera conspirando contra su vida y mucho menos podía imaginar que el brazo ejecutor fuera su delfín y protegido Brutus que fue el que finalmente acabó con su vida a las puertas del Senado. No va de historia romana esta película, igualmente denominada “Los Idus de Marzo”, pero sí va de traiciones y engaños. Nada novedoso cuando se trata de un trhiller político hollywoodiense, pero sí si todo el entramado se atisba desde la mirada, no del político, sino de uno de sus hombres de más confianza, forjador de su campaña y su particular 'Brutus'. Pero nos queda una seria duda al acabar la película sobre el asunto de las traiciones: ¿quién traiciona a quién?
     La mirada sobre la realidad norteamericana está muy bien diseñada en esta película, una vez más, por un actor y director comprometido con su tiempo, George Cloney, mucho más conocido por su gancho físico, pero que sería injusto no atribuirle un fuerte compromiso y un sentido crítico en muchas de sus películas, tal y como ya expresó en ‘Buenas noches,  y buena  suerte’ o ‘Syriana’. No en vano, el actor goza de un buen espejo en estos menesteres de la crítica y la investigación de asuntos públicos turbios y  ese espejo no es otro que su padre, periodista de investigación de prestigio que, seguramente, ha  marcado esa impronta denunciante en el actor y director.          
     Por lo demás, no creo que estemos  asistiendo a una película excesivamente brillante. Hay una buena historia, aunque, nada original y una obra bien construida, alejada de la vulgaridad, pero lo que realmente me parece brillante en esta película es su espectacular elenco de interpretaciones que elevan la película a un lugar más alto del que le corresponde por su temática. Desde la creíble interpretación de Geoorge Cloney, en el papel de candidato demócrata a la Presidencia de EEUU hasta el breve papel de Paul Giamatti, pasando por el camaleónico Philip Seymour Hoffman, y el protagonista, el ya consagrado joven actor, Ryan Gosling, que ya nos convención en 'Drive', todos los actores rallan a un alto nivel y eso posibilita que la película se sostenga muy bien.
Por tanto, si queremos  comprender mejor cómo funciona la alta política y comprobar que 'Los Idus de Marzo' siguen vigentes, mejor ver esta peli, que algo nos aportará para comprender qué es lo que hay en la mente del político, de cualquier político (posiblemente nada más que poder y dinero, vaya usted a saber).

08 agosto 2012

Decía yo el otro día en el artículo de Ideal que había cierta coherencia entre el papel de la llamada "rojilla" (o "rojita") y la situación económica de España dentro de los países occidentales y eso mismo estoy detectando de alguna manera en otros deportes, principalmente, en los que España ha sido hasta ahora potencia, medalla olímpica o campeona mundial. Sí, existe cierta decadencia, cuando ya estábamos acostumbrándonos a los seguros éxitos de nuestros representantes.
Por ejemplo, ahí está el caso de los 1500 en atletismo, prueba que, aunque siempre acaben ganando los atletas africanos, siempre ha habido alguna representación española, pero en esta ocasión por primera vez en muchísimo tiempo no ha sido así. Esa misma sensación la podemos trasladar a los deportes colectivos como el balonmano, el waterpolo o el hockey sobre hierba, disciplinas en las que España ha escrito grandes páginas del olimpismo. Pero, lógicamente, estamos hablando del caso de los hombres, porque si alguien va a salvar el honor español, ese alguien serán las féminas, que están obteniendo unos resultados extraordinario, tanto en los deportes individuales como en los colectivos. De todo me quedo con las representantes de natación -normal y sincronizada, balonmano y waterpolo. Increíble el papel de éstas en estos dos últimos deportes, en los que, con independencia de lo que hagan a partir de ahora, han hecho morder el polvo a las grandes potencias femeninas de ambos deportes. Impresionante.
Por tanto, se ve claro un devenir futuro en el deporte español, en el que el género masculino parece entrar en decadencia, mientras que el femenino, bastante pacato hasta ahora, comienza a codearse con el máximo nivel de la élite mundial, algo que ya se ha demostrado en otros deportes como son el baloncesto, a pesar de que no estén representadas en Londres.
Otro gran fiasco ha sido el tenis masculino. Que no acudiera Nadal no es excusa para que nuestros destacados jugadores, siempre presentes en los primeros puestos de la ATP, no hayan obtenido medalla alguna.
Lo del fútbol mejor no comentarlo, porque ha sido de un ridículo sonrojante.
Lo que está ocurriendo en España con el deporte puede tener varias explicaciones. La primera sería pensar que la economía del país está lastrando el deporte no profesional (el profesional en nuestro país está, incomprensiblemente, hiperprotegido). Se han recortado las becas ADO y las competiciones internas son apenas inexistentes porque no interesan a casi a nadie. Un ejemplo es que de las 16 componentes del equipo español de balonmano, 11 van a emigrar a otros países europeos, que es un aspecto muy similar a lo que está ocurriendo con los jóvenes españoles con mejor preparación. Otra explicación de lo que pudiera estar ocurriendo es que España se ha estancado en la orbe mundial, mientras que otros países con peor índice deportivo, están avanzando a un paso más rápido. Eso parece muy evidente en el atletismo.
Por tanto, si la cosa no se remedio, en pocos años, seguiremos teniendo probablemente la mejor liga del mundo de fútbol, con jugadores de todos los sitios obscenamente pagados, la mejor selección de fútbol con talentosos jugadores españoles hiperprotegidos e hiperretribuidos conviviendo con una mediocridad cada vez más preocupante en el resto de los deportes.
¿Es exagerada mi reflexión? ¿Qué opináis?    

EL EXTRAORDINARIO CASO DE FÉLIX SÁNCHEZ



Estoy siguiendo con atención las pruebas de atletismo en las Olimpiadas de Londres 2012 y ya casi superada la frustración ante el pésimo papel de la gran mayoría de nuestros atletas olímpicos (pareciera que en España ya no haya ánimo, vocación o talento para dedicarse a la élite atlética, algo a lo que ha contribuido mucho los recortes), me centro en las enormes actuaciones de los mejores atletas del mundo. Pero de entre todos, uno de ellos, me ha llamado la atención de forma poderosa. Se trata del excelente vallista dominicano Félix Sánchez. Y lo ha hecho por la épica, por su capacidad de reinventarse y de resurgir de sus cenizas como un Ave Fénix glorioso. Que haya revalidado el oro tras su triunfo en Atenas 2004 en la difícil y competida prueba de los 400 metros vallas me ha parecido algo extraordinario, a punto como está de cumplir los 35 años (los cumple este mismo mes de agosto). De hecho, su espectacular llanto en la ceremonia de entrega de medallas lo dice todo ¡Cuántas cosas no habrán pasado por la cabeza de este excelente y elegante atleta en esos pocos minutos que dura el himno!
            Lloró por su abuela –que en realidad fue su verdadera madre-, la cual falleció horas antes de competir en Pekín 2008 y, seguramente, lloró por toda esa travesía del desierto que ha debido pasar desde las anteriores olimpiadas hasta ahora, manteniéndose fiel a su país, a pesar de que como muchos de sus compatriotas nació en Nueva York y podría haber optado por representar a USA, algo que intentó en sus inicios, si bien la competencia era mayor. De todas formas, ha estado venciendo durante muchos años a aquellos pudieron ser sus compatriotas rivales
            Lo que me parece más extraordinario de todo, y lo que más me cautiva, es esa capacidad de reinventarse  a la me refería antes. Uno recuerda al Félix Sánchez de principios del año 2000. Un aguerrido y orgulloso joven que se “comía” a los excelentes atletas contemporáneos que poblaban la vuelta a la pista envallada. Ese toque exótico, por representar a un país sin tradición atlética alguna le confiere una especial relevancia, como ocurría con el recordmán de altura, el cubano Sotomayor (2 metros y 45 centímetros es su récord, aún imbatido).  Todos los rivales de Félix Sánchez de entonces han ido desapareciendo de la élite mundial y ahora hay una nueva generación, tales como el norteamericano Michael Tinsley, el puertorriqueño, Javier Culson o el británico David Greene, por citar tan sólo a los que entraron por detrás de él, todos ellos bastante más jóvenes. Pero Félix Sánchez pareciera que no entendiera de etapas ni de pasado y vuelve a imponerse en unas olimpiadas, ocho años después. Es algo mágico. Y Fascinante. Ese es el verdadero espíritu olímpico y es por eso por lo que hay que amar los juegos.            

07 agosto 2012

CORRER Y SU MEMORIA

El pasado domingo madrugué para correr. Como lo hice el sábado. Reconozco que me encanta correr por la mañana en agosto, cuando te encuentras los campos y los caminos desperezándose y compruebas que cuando estás en la mitad de tu recorrido, el sol despierta de golpe a todos los seres vivos que pueblan la ruta, ya sean pájaros, plantas o personas. Esa transformación súbita me motiva de manera particular. 
Comienzas a correr a eso de las nueve o nueve y algo y vas descubriendo los claroscuros de la mañana -que a veces deposita rocío en las hojas-, pero a medida que pasan los kilómetros esos claroscuros se convierten en un amarillo de sol de agosto y ya pocos seres vivos se atreven a asomarse. El perro del 'Camino Real', permanece en su caseta y los pájaros veraniegos dejan de cantar, mientras que el rocío desaparece de las hojas, pero yo sigo mi ruta kilométrica, acumulando metros y metros, sin darle tregua al recién "estrenado" forer. 
Casa de Remedios -en invierno con el parral mutilado por el frío-, desde donde inicio mi ruta (FOTO DE GOOGLE EARTH).
El sábado fue un día glorioso. Hice la ruta acostumbrada de los sábados de agosto. Salí de Pinos Puente, en un punto a la salida del pueblo, en un lugar en el que ya sólo existen las dos últimas casas de la población por esa latitud, en el camino de Fitena a espaldas del Restaurante La Cruz de Granada, de grato sabor en mis recuerdos; en ese lugar, a esa hora, suelo encontrarme al panadero que deja atada una bolsa de pan en la reja del bonito patio -cubierto por una  frondosa parra veraniega- de Remedios, una anciana delgada y activa, que allí vive y que de alguna manera comparte ruta conmigo. Remedios me recuerda a mi abuela Carmen, que también era delgada y sabia y tenía un parral en su patio, que nos cobijaba en los tórridos veranos. Allí estudiaba y ella me arengaba  para que me esforzara cada día. Remedios apenas anda cada día trescientos metros; yo quince kilómetros. Pero ambos nos comentamos nuestras proezas. Porque es proeza para ella andar con su bastón esos trescientos metros cada día, a pesar de sus más de ochenta años. La veo andar en verano y la veo andar en invierno bajo un tiempo cruento. Yo salgo del coche, que aparco junto a la puerta de su casa y me abrigo hasta los ojos. Y ella, ya se dirige con su bastón a andar esos trescientos metros, que a veces triplica, ya llueva o nieve. Comenta que le duelen las piernas, pero yo le digo que la mejor medicina es andar y que visite menos el ambulatorio. Creo que me hace caso porque la experiencia le dicta que quien da consejos debe predicar con el ejemplo. Si me ausento una semana, Remedios me pregunta por mi ausencia y entonces le digo que he estado lesionado, de viaje o muy ocupado. Conoce a mi madre; de hecho se casaron el mismo año.  Y enfrente de donde parto, la enorme casa de José Antonio "El Lobo", hermano de mi buen amigo, el sabio cronista de la ciudad al que un buen día le dediqué un artículo en Ideal, que emocionó a él y a su familia. Manolo "El Lobo" es persona alegre y noctámbulo. 'Ya no te veo, sólo leo tus artículos. Los leo porque escribes muy bien', me dice el otro día cuando el andaba, intentando rebajar su peso y su glucosa. Sin embargo, a mi pregunta de sí sigue siendo noctámbulo me asegura que sí y que monta buenas fiestas flamencas en su casa como buen bohemio. Me autoinvito a una de ellas, porque sé que me admitirá.
 Su hermano, José Antonio, que es de otro costal, más rudo e iletrado, ya comienza su tarea infatigable en sus hazas, con su tractor ya ajado y su peón casi sordomudo que siempre me saluda, porque es viejo conocido. Justo enfrente de su enorme casa dejo mi coche.


El abuelo, al fondo, Pinos Puente, bajo la atenta mirada de "El Piorno" (FOTOGRAFIA DE PANORAMIO).  
Uno cuando corre, no lo hace sólo por el placer de hacerlo sino porque está ya unido a un terruño y cada metro que avanza lo conoce como la palma de su mano. Sabe donde se acelera el agua de la acequia y sabe en qué sitio de sombra podrá detenerse a beber agua de la botella que lleva agarrada a su cintura. Ese sitio de sombra, el sábado, fue "El Abuelo", ese centenario árbol, perdido en algún lugar entre Fuente Vaqueros, Valderrubio y Pinos Puente, que mi amigo Paco, con su gracejo habitual le llama el olmo negro, sin que sepa o sepamos de qué tipo de árbol se trata, un árbol casi sagrado que incluso podemos ver desde Google Earth. Allí se refugian los agricultores de los pueblos colindantes cuando recogen sus cosechas bajo el sol de julio y agosto como han hecho a lo largo de generaciones y allí me refugié yo el pasado sábado para beber de la cantimplora adherida a la cintura. Eran casi las 11 y el sol cromaba de amarillo ese largo y polvoriento camino que me conduciría a Ánzola. Faltaban más de siete kilómetros para acabar mi ruta de quince.
No se trataba de otra cosa que de un sábado de agosto sagrado, dedicado al correr, dedicado a mis raíces, prolongado con visita al pueblo para tomar un café, para comprar productos exclusivos en el mercado de "Pepico", para hablar con viejos conocidos. Un ajuste de cuentas con la memoria. 
Pero hoy domingo, como decía, madrugué para irme a hacer la ruta de "los olivos" -entre el Pantano del Cubilla y Caparacena- que estaban silenciosos -sino ausentes- a esta hora. Subía sus breves y durísimas rampas de hasta un 20% de inclinación, según el Forer- y desde allí, en ocasiones veía el Veleta. Sabía que ese domingo, cinco de agosto, era la prueba y sentía a partes iguales nostalgia y temor. Allí estaba yo el año pasado, subiendo esas rampas. Cuando llegué a casa, desde la terraza de mi ático, desde donde veo muy bien el Veleta, busqué los prismáticos para comprobar cómo refulgían los metales de los coches en la alta carretera de montaña. No podía ver corredores a esa distancia, naturalmente, pero mentalmente me veía en esas rampas,  pensando que allí podría estar de nuevo y admitiendo que, aunque me lo planteé, no he tenido la suficiente fuerza mental este año como sí la tuve el año anterior. Luego, me dije, es hora de que te plantees hacer un maratón, lechón. Sin embargo, concluía, que sí haré alguna mañana de agosto un entrenamiento en la zona del Veleta para, así, pulgar mi arrepentimiento por no haber estado allí este año.

06 agosto 2012

CRISIS ECONÓMICA Y FÚTBOL (IDEAL 6/8/2012)


La actualidad manda. Y la actualidad es la publicación en Ideal de este artículo con temática muy actual y que reflexiona sobre las relaciones entre el fútbol de élite y la crisis económica, con alguna que otra propuesta. Lo dejo para vuestra consideración si no habéis tenido la oportunidad de leerlo en papel. 

CRISIS ECONÓMICA Y FÚTBOL  

La estrepitosa eliminación de la denominada “rojilla” en los actuales Juegos Olímpico de Londres tiene cierta lógica interna, mucho más coherente con el papel económico que está jugando nuestro país en la liga de los ricos países occidentales. Una especie de vaticinio de lo que podría ser el fútbol español del futuro como paradigma de lo que será –si no lo es ya-  nuestro país en el plano económico.   
            En una situación financiera como la que atraviesa España, el fútbol de élite también está en entredicho, principalmente, porque se trata de una actividad que no es concebible sin grandes sumas y pareciera que este sector se rige por una velocidad económica distinta a la del resto de los grandes sectores económicos del país. Seguramente no tenga mucho que ver esa protección económica y fiscal de la que gozan los grandes clubes en España con los éxitos internacionales del fútbol español, pero voces hay que consideran que sin esa blandura fiscal las cosas podrían ser muy distintas, sin que eso suponga menoscabar el talento de un irrepetible grupo de jugadores.
            El fútbol no debe considerarse de dominio público y cada vez tendrá menos sentido que las instituciones públicas –y en este momento económico aún menos- favorezcan parte del entramado económico de los grandes clubes, principalmente, porque no es sostenible apoyar económicamente con dinero público a clubes que no son más que acaudaladas empresas que abonan cifras millonarias a sus trabajadores –los jugadores-. No es el caso de todos los clubes, pero a día de hoy todavía existe un excesivo número de clubes profesionales que reciben subvenciones millonarias de las instituciones públicas, o bien, estos clubes utilizan costosas instalaciones deportivas municipales que, en buena lógica, deberían concebirse para que puedan ser utilizadas por los ciudadanos contribuyentes que, en última instancia, son los sostenedores económicos de las mismas. Otra cosa muy distinta es la potenciación del fútbol base que, al contrario que del de élite, necesita  de la intervención pública para poder subsistir.
            El fútbol de masas como un espectáculo más debe ser costeado por  sus seguidores, como ocurre con cualquier otro espectáculo. Este axioma podría no entenderse bien en los años en los que fuimos ricos, pero conviene que vayamos comprendiéndolo si queremos interpretar bien los tiempos venideros. Es así como se entiende en buena parte de los ricos países de nuestro entorno, donde algunos clubes –como es el caso del Manchester United en el Reino Unido- cotizan en bolsa como cualquier otra empresa que quiera rentabilidad. Válidos también son los ejemplos  de las  grandes franquicias deportivas norteamericanas que basan su viabilidad en criterios económicos más que en deportivos.       
            Lógicamente, siempre habrá quien entienda que el fútbol de masas, más allá de ser una actividad privada y un espectáculo que hay que pagar para disfrutarlo, se trata a su vez de una forma rápida y eficaz de fomentar el buen nombre y la economía de una ciudad, pero ese argumento -que es razonable- por sí sólo no parece que sea suficiente como para justificar subvenciones públicas millonarias ni para mantener un laxo control fiscal de los clubes, principalmente porque el mecanismo interno de éstos, en los tiempos que corren, nada tiene que ver con una pretendida labor de fomento social sino con las grandes cifras que, además, en más ocasiones de las necesarias no tienen una ejemplar transparencia. 

UN VIAJE A PARÍS (I)

Existen ciudades que pueden ser contadas y otras que tiene que ser visitadas para poder contarse. Entre estas últimas está París.      No es...