Cuenta la tradición que el emperador romano, Julio César, fue advertido por el
interprete de astros para que se guardara de 'Los Idus de Marzo', tras un fatídico sueño de su esposa, pero el
emperador no pareció afectarle la amenaza que se ceñía sobre él, dado lo seguro
que estaba de su entorno y de lo poco que quedaba para que el fatídico marzo
expirara.
Pero
ocurrió la tragedia, tal y como había predicho el vidente. Julio César,
ignoraba que a su alrededor se estuviera conspirando contra su vida y mucho menos
podía imaginar que el brazo ejecutor fuera su delfín y protegido Brutus que fue el que finalmente acabó con su vida a las puertas del Senado. No va de
historia romana esta película, igualmente denominada “Los Idus de Marzo”, pero sí
va de traiciones y engaños. Nada novedoso cuando se trata de un trhiller
político hollywoodiense, pero sí si todo el entramado se atisba desde la
mirada, no del político, sino de uno de sus hombres de más confianza, forjador de su campaña y su particular 'Brutus'. Pero nos
queda una seria duda al acabar la película sobre el asunto de las traiciones:
¿quién traiciona a quién?
La mirada
sobre la realidad norteamericana está muy bien diseñada en esta película, una vez más, por un
actor y director comprometido con su tiempo, George Cloney, mucho más conocido
por su gancho físico, pero que sería injusto no atribuirle un fuerte compromiso
y un sentido crítico en muchas de sus películas, tal y como ya expresó en
‘Buenas noches, y buena suerte’ o ‘Syriana’. No en vano, el actor
goza de un buen espejo en estos menesteres de la crítica y la investigación de
asuntos públicos turbios y ese espejo
no es otro que su padre, periodista de investigación de prestigio que,
seguramente, ha marcado esa impronta
denunciante en el actor y director.
Por lo
demás, no creo que estemos asistiendo a
una película excesivamente brillante. Hay una buena historia, aunque, nada
original y una obra bien construida, alejada de la vulgaridad, pero lo que
realmente me parece brillante en esta película es su espectacular elenco de
interpretaciones que elevan la película a un lugar más alto del que le
corresponde por su temática. Desde la creíble interpretación de Geoorge Cloney,
en el papel de candidato demócrata a la Presidencia de EEUU hasta el breve
papel de Paul Giamatti, pasando por el camaleónico Philip Seymour Hoffman, y el protagonista, el ya consagrado joven actor, Ryan Gosling, que ya nos convención en 'Drive', todos los actores rallan a un
alto nivel y eso posibilita que la película se sostenga muy bien.
Por tanto,
si queremos comprender mejor cómo
funciona la alta política y comprobar que 'Los Idus de Marzo' siguen vigentes,
mejor ver esta peli, que algo nos aportará para comprender qué es lo que hay en la mente del político, de cualquier político (posiblemente nada más que poder y dinero, vaya usted a saber).
No hay peor enemigo que el que milita en tu propio partido politico...
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SaludoSS.
Alfredo, sobre todo te gustarán las interpretaciones, que salvan la peli. Saludos.
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