10 agosto 2012

RELATO DE VERANO

VIDA DE PALOMA

En la Plaza de la Trinidad de Granada –que frecuento a diario y no por devoción- pueden congregarse en una sola mañana unos cuantos cientos de paloma, de todos los colores y pelajes. Lógicamente, son incómodas para casi todo el mundo, principalmente no porque sea un ave molesta ni guste violentarse ante la presencia humana. Por lo general, es tranquila y suele ir a lo suyo, que no es otra cosa que echarse una miga al pico o algún otro alimento sólido. Sin embargo, son odiadas por lo corrosivo de sus defecaciones, que nada perdonan ya sean trajes recién entrenados, monumentos o estatuas.
            Son tribales, como se sabe, pero en ocasiones hay alguna un poco más independiente y es eso lo que observé el otro día: había una paloma solitaria que, además, estaba tranquilamente sentada en una caja de cartón que, horas antes había sido recipiente de algún tipo de fruta, de las muchas fruterías que pululan por la zona.
            El qué hacía allí la paloma, cómodamente sentada en la caja no llegue a advertidlo con rigor. Al principio pensé que se encontraba indispuesta y que había optado por alejarse de la manada, pero deseché rápidamente esa idea cuando observé que iba y venía de la caja con bastante frecuencia. Estuve un rato observándola y durante el mismo no hacía otra cosa que salir de la caja y con tranquilidad buscar algo que echarse al pico y volver a la caja. No es fácil adivinar el estado anímico de una paloma por la expresión de su cara –entre otras cosas porque no suelen tener expresión- pero para mí que esa paloma era distinta al resto. Por lo pronto, mucho más independiente, menos previsible y más ajena a todo ese guirigay que montaban sus congéneres alrededor de una miga de pan. Ella iba tan a lo suyo que pareció casi poético. Y es que como ocurre con las personas, también hay palomas singulares e independientes.
            Al día siguiente me asomé de nuevo a ese lugar en el que estaba la curiosa paloma en su caja y ya no estaba, ni ésta ni la caja, demostrándose, que un día es mucho tiempo para este tipo de ave, que vive al día, pero para mí tengo que esta singular paloma, con independencia de cuál haya sido su destino, optó por seguir su vida independiente, al margen de la manada.   

3 comentarios:

  1. Como usuario del Reca-me gustaba más las tapas del antiguo- y de la cafetería situada a su derecha alguna que otra vez, cuando la conversación de mi o mis acompañantes no es de mi interés, yo también me abstraigo y observo la fauna de todo tipo que pulula por la Plaza Trinidad incluyendo a las palomas, estudiantes, vagabundos, pies negros, ciudadanos, conocidos y granaínos en general , realizando el que suscribe sus elucubraciones sobre la vida que ha deparado o deparará a todos estos seres que nos rodean. Un ejercicio la mar de divertido cuando la compañía es aburrida.
    SaludoSS.
    P.D. Viste la final de 800 de anoche?
    Ayer pasé un entretenido rato viendo Grupo 7.

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  2. Exacto, la Plaza de la Trinidad es todo un mosaico de criaturas y cosas. Uno acostumbra su vista a no observar, por aquello de lo cotidiano, pero si como bien dices, acabas observando descubres cosas surrealistas, como lo de la paloma (que, claro, como todo lo literario es mitad realidad, mitad ficción).
    Sí, lo de Rudisha es de otro planeta.
    Una excelente película, que no deja indiferente.
    Saludos.

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  3. Aveces no hay nada mas sencillo que observar nuestro alrededor. Yo también suelo observar, a las palomas, las hormigas, los gatos o a las personas. Un abrazo

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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