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Roberto en la llegada, celebrando su merecida marca |
Dicho esto intentaré enlazar algunas cuántas palabras sobre esa prueba de trazado llano que ayer nos llevó a la costa granadina, porque Salobreña, por si alguien no lo sabe es uno de los pueblos costeros con más proyección turística de Granada, pero que sabe obtener frutos de sus dos ambientes totalmente diferenciados: el costero y el cultural-arqueológico de ese racimo blanquísimo de casas andaluzas en torno a un castillo árabe bien conservado que tiene su origen en el Siglo X, anterior, incluso, a la Alhambra de Granada. Castillo que pudimos casi tocar gracias a la perfecta ubicación de la extraordinaria casa de Colin, artista belga afincado casi toda su vida en Salobreña, a la que acudí acompañando a mi amigo y Alter, Jesús Lens, una vez ambos hicimos los deberes correteando por las calles de Salobreña.
Podría hablar durante un buen rato sobre mi prueba, pero no creo que merezca el empeño, ya que ésta se puede resumir en muy poco: una actuación discretísima, más de trámite que de esfuerzo, mirando aún de reojo esa reciente recuperación de esa lesión que me ha postrado durante más de dos meses.
Cabría un mayor esfuerzo e, incluso, una mayor ambición, pero nada de eso estaba en mi mente y he de decir que sentí satisfacción personal cuando cruce a linea de llegada.
Satisfacción por poder haber completado mi segunda prueba del circuito este año y satisfacción porque observo margen de mejora ahora que la lesión -y su efecto psicológico- va alejándose en el tiempo. Lugar habrá de apretar los dientes y acabar las carreras con la sensación de haberlo entregado todo. Mientras tanto baste con seguir atrayendo las buenas sensaciones y sentirse partícipe de esa gran fiesta del atletismo en que se están convirtiendo las pruebas del circuito.
Pero ocurre que uno se relaja corriendo y eso también puede ser negativo. Uno acaba saliendo dos metros antes que el coche escoba y eso también puede ser negativo, principalmente cuando en pruebas como ésta de Salobreña, lo angosto de las calles puede hacer que perdamos un tiempo basura y, lo que es peor, no encontrar el ritmo adecuado hasta que no se han corrido más de dos kilómetros. Es lo que tiene de negativo la alta participación en salidas diseñadas para no más de quinientos corredores. Lo decía mucha gente: salir muy atrás hace que ir adelantando sea oneroso e incluso cansino, algo que podría evitarse con los llamados cajones o globos de marca, eso sí, siempre que eso se respete.
Recuerdo que en las pocas pruebas que he corrido con referencias, el recorrido ha sido plácido y no accidentado. En esas pocas ocasiones todo el mundo respetó su tiempo y el único enemigo para tu marca eras tú mismo. Será muy difícil que esa mejora se imponga en las pruebas del Circuito de Diputación, pero sería perfecto que así fuera.
En el plano personal, en la prueba de ayer, como decía, tuve buenas sensaciones, incluso en los tramos de más viento. Es lo positivo que tiene el ir sin forzar demasiado: que llegan las buenas sensaciones. Pero para ello hay que tener muy claro qué tipo de carrera quieres hacer y más vale tenerlo claro desde el principio.
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"Es lo positivo que tiene el ir sin forzar demasiado: que llegan las buenas sensaciones" |
Sabemos que estamos en crisis. Sabemos que lo están los Ayuntamientos, pero quizá éstos deberían de pensar en la ilusión de los corredores noveles. Lo digo por lo de las camisetas o a decir con más precisión, la falta de ellas. Es cierto que a todos nos gustan, principalmente las técnicas. En mi caso, me suele ilusionar entrenar cada día con una de ellas para recordarme que corrí en Baza, en Motril ,en Guadix, en Córdoba, en Málaga, en Sevilla, en Madrid... en varios puntos geográficos (y me pregunto: ¿no debería ser también motivo de orgullo para esas ciudades?). Sales a entrenar y rebuscas en tu infinito armario y el color de una camiseta concreta te atrapa; la coges, lees su inscripción, recuerdas por unos minutos esa carrera y sales a entrenar con ella. Eso es bonito. Lo es para quienes ya somos veteranos en esto del correr, pero para quien está comenzando a hacerlo más que bonito le es fundamental tener una camiseta que le recuerde sus primeras carreras. Es en ellos en quienes deberían de pensar los Ayuntamientos que de manera desafortunada les restan ese privilegio a quienes comienzan a correr con ilusión. No todo está justificado en esta pertinaz crisis. No todas las líneas rojas son traspasables.