26 febrero 2017
16 febrero 2017
LIBRO: OPINIONES INTEMPESTIVAS (SELECCIÓN DE ARTÍCULOS DE OPINIÓN).
SINOPSIS DEL LIBRO
El lector encontrará en #OpinionesIntempestivas
libro una selección de artículos de opinión publicados a lo largo de más de dos
lustros por José Antonio Flores Vera, la mayoría de ellos insertos en el diario
Ideal de Granada (con ediciones en Jaén y Almería), pero también algunos
publicados en diversas revistas y otros publicados en las bitácoras personales
que ha ido administrando a lo largo de estos años.
Según
palabras del propio autor, la selección no ha sido nada fácil, porque si bien
es verdad que su interés siempre ha sido que el artículo sea intemporal, no
siempre lo ha conseguido, toda vez que, en ocasiones, los mismos mecanismos de
la actualidad obligan al articulista a escribir sobre lo que está ocurriendo.
No
obstante, los artículos aquí incluidos también tienen una conexión profunda con
el momento en que fueron escritos, pero pasado el tiempo la misma temática
aludida o el artículo en sí, se convierten en intemporales.
Por
tanto, el autor a través de los setenta y siete aquí incluidos ha intentado
plasmar a lo largo de todo ese tiempo la realidad tal como la advirtió. Pero
tendrá que ser el lector quien juzgue en última instancia.
El
libro está dividido en seis bloques, que intentan agrupar los artículos por
temáticas más o menos homogéneas. Sin embargo, esta división no es más que un
intento incompleto, ya que nos es tarea fácil agrupar tal número de artículos
en seis bloques determinados. Si eso no se ha conseguido, al menos servirá para
que el lector pueda acudir de manera más rápida a artículos que particularmente
le puedan parecer más interesantes.
Los
bloques o capítulos en los que está dividido este libro son los
siguientes:
1.Literatura:
lo que siempre perdura.
En
este bloque se han intentado incluir los artículos que de alguna manera u otra
tienen relación con los diversos aspectos de la literatura, ya sea por alusión
a algún autor concreto o a alguna obra.
2.
Políticamente incorrecto.
En
este bloque se incluye los artículos, que por su temática, más polemizan y
critican situaciones concretas, ya sean políticas, cultura, sociales u
otras.
3.
Pinos Puente y la Vega.
El
autor, como enamorado de la Vega granadina ha escrito varios artículos
dedicados a ésta, intentando crear debate para que esta comarca natural sea
respetada. Asimismo, ha dedicado algunos artículos a su pueblo natal, Pinos
Puente, por aquello que hay que ser agradecido y leal con el lugar que te ha
visto nacer.
4.
El mundo como lo vemos.
Este
bloque recoge una variedad de artículos que aluden a nuestro mundo. Imperfecto
y descerebrado, pero nuestro a fin de cuentas.
5.
Crisis económica y otros ajustes.
Como
todo el mundo sabe, España lleva inmersa en una crisis económica desde hace
mucho tiempo. Por tanto, no es extraño que el autor haya aludido a ésta en
varios artículos, un buen número de ellos, que hacen merecedor un capítulo
independiente.
6.
Función Pública y lo que queda de ella.
Quizá
porque el autor es empleado púbico y que, por su formación jurídica, se ha
preocupado de este campo, han sido varios los artículos que ha firmado sobre
este asunto, en unos años en los que la función pública ha sido un lugar común,
tanto en la agenda de los políticos, como en la opinión de la sociedad.
Esperamos
que esta selección de artículos ayuden al lector al interpretar, si no mejor,
sí con otros diferente puntos de vista el tiempo que nos ha tocado vivir y le
procure los suficientes elementos para juzgar y opinar libremente. Si así
fuera, se habrá conseguido la opinión en prensa haya cumplido, al menos un
poco, con el fin para el que nació.
Puedes adquirir el libro en:
15 febrero 2017
¿EDGAR ALLAN POE, AUTOR MALDITO? (IDEAL, 15/2/2017)
¿EDGAR ALLAN POE, AUTOR MALDITO?
Por José Antonio Flores Vera
Hay escritores con fama de malditos. Y
ya nada hará que cambié la opinión pública hacia ellos. Han crecido en la
literatura con esa vitola, siendo su signo de identidad y su desgracia al mismo
tiempo. Ha bastado con que un primer biógrafo les haya etiquetado como tales
para que ya nadie desdiga ese atributo. Una etiqueta que les ha dado fama una vez
muertos, pero que les perjudicó en vida. Que les ha posibilitado que se conozca
universalmente su obra, a pesar de que jamás gozaron de las mieles del triunfo
mientras vivieron. Ocurre no solo con escritores, también con músicos,
pintores, escultores…Casi todas las ramas artísticas han contado con alguno o varios
en sus filas.
Entre éstos, circunscrito al plano
literario, quizá el caso más singular haya sido el de Edgar Allan Poe
(Bostón,1809-Baltimore,1849). Etiquetado, casi desde el principio con el
sobrenombre de maldito, gran parte de su obra ha sido leída, juzgada y
analizada bajo ese prisma, si bien podría tratarse más de un adjetivo histórico
impuesto en algún momento concreto que de una realidad, sobre todo si leemos
con atención la enorme, rigurosa y documentada biografía que fue escrita sobre él,
en 1995, por el escritor francés Geoges Walter (Budapest, 1921-2014), el cual evita
en todo momento – si no defiende- referirse a ese sobrenombre de maldito,
sabedor que ya poco podría hacer, principalmente desde que un autor celebre,
Baudelaire (etiquetado también como maldito) así lo calificara en su momento en
otra peculiar y clásica biografía sobre Poe y su obra escrita en 1856.
Ahora bien, para el autor de Las
flores del mar, Poe tan solo contaba con la maldición de las letras y toda su
vida fue una constante búsqueda porque se conociera y publicara su obra, casi
siempre sin éxito. Y si leemos con atención la biografía de Walter no será
posible encontrar en el autor de El cuervo a un creador herido por la
maldición, sino a un incansable trabajador de la literatura y de la prensa que
apenas lograba sobrevivir con su afanoso trabajo como redactor en varias
revistas y periódicos y casi toda su vida consistió en la búsqueda de ese
puesto fijo de inspector de aduanas, que jamás llegó. Quizá ésa sea la versión
del escritor de Baltimore que menos se conozca o, tal vez, menos interese
conocer porque el mundo editorial ha encontrado un buen filón gracias a su
etiqueta de maldito.
Hechos más o menos contrastados o
dudosos hicieron de Poe un maldito para sus contemporáneos y algunos biógrafos.
Esas visitas nocturnas al cementerio (delirios de juventud) para ver la tumba
de su platónica amada forma parte de ellos, pero también sus locuras etílicas,
algo más dudosas, en palabras de algunos admiradores de su obra, así como su
peculiar literatura alejada de la amabilidad y de las buenas formas, y su
acerada crítica a muchos de sus colegas contemporáneos, bastaron para la
construcción de la leyenda que hoy nos ha llegado sobre este autor. Lo que sí
queda, más o menos claro para todos, incluso para sus detractores más
furibundos, es su talento, sobre todo en la narrativa corta del cuento y el
relato, así como para la poesía, faceta del autor norteamericano que es menos
conocida, a pesar de que es casi más amplia que la narrativa.
Y si la maldición tiene alguna
aureola desde el nacimiento, sus detractores siempre dirán que murió (fue
encontrado muerto en extrañas circunstancias en una calle de Baltimore) como
vivió, envuelto en esa extraña maldición que queda muy bien para etiquetadores
literarios, así como para quienes gustan de buscar una literatura gótica cuyo
origen podría partir de su poema narrativo El
cuervo, o tal vez, de su cuento El
gato negro; o bien, auspiciadores de la literatura negra que bien podría tener
su origen en Los crímenes de la calle
Morgue. En todo caso -y es solo una opinión- nos encontramos ante un autor
muy prolífico y con gran talento literario -insisto-, cuya hipotética
maldición, de haber existido, lo hubiera postrado en la más absoluta inanidad
creativa, cuando su vitalidad literaria está demostrada dada su ingente obra
que incluye cuentos, relatos, poesía, novela e, incluso, ensayos tan peculiares
como Eureka.
29 enero 2017
CINE: THE PROGRAM (EL ÍDOLO) UK, 2015
La película 'The program" (El ídolo) dirigida por Stephen Frears, me ha parecido interesante. No cuenta con la calidad de otras que ha dirigido el buen director británico (The Queens, Philomena), pero es una película acertada. Principalmente porque cuenta una historia que conocimos a través de los medios de comunicación generalistas y deportivos, pero no de primera mano. Se trata del continuado dopaje de la estrella del ciclismo Lance Armstrong, ganador de siete Tours consecutivos, dos más que Indurain. Una investigación llevada a cabo por los periodistas Pierre Ballester y David Walsh y que plasmaron en un libro. Una hazaña deportiva que sorprendió al mundo entero, sobre todo porque el ciclista norteamericano venía de superar un cáncer de próstata con metástasis en el cerebro. Todo ello se convirtió en leyenda y le encumbró a lo más alto del ciclismo mundial, incluso en su país, Estados Unidos, muy alejado de los grandes circuitos ciclistas europeos y que comenzó a conocer esto del Tour, el Giro y la Vuelta cuando otro americano, Greg Lemond, ganó el Tour en tres ocasiones antes que Lance.
Pero un buen día Armstrong fue desposeído de sus siete Tours y su medalla olímpica y otras pruebas de importancia.
Eran los años en los que comenzó a destaparse el dopaje en ciclismo y que costó la muerte a varios ciclistas como es el lamentable caso de un genio del pedal como Pantani.
Todo se volvió oscuro y borroso en este deporte y todo el mundo estaba bajo sospecha. Unos delataron, otros callaron, pero ya nada fue igual. Incluso Contador fue salpicado y desposeído de un Tour y suspendido durante un tiempo. Un Contador que aparece en la película, destacándose la rivalidad con su compañero de equipo en el Astana, Lance Armstrong, al que venció en el Tour de 2011, si no recuerdo mal.
Lance quiso regresar después del dopaje, y una vez levantada la sanción, pero ya nada fue igual. Incluso tuvo un final triste y casi poético, cuando sufrió una caída en la desconocida población palentina de Antigüedad con ocasión de su participación en la Vuelta a Castilla y León en 2009, y donde se le erigió un monumento, tal y como vemos en la fotografía.
La película cuenta todo de una manera un poco agolpada y precipitada. Son de ese tipo de películas que hubieran necesitado al menos dos horas y media y no se hubiera hecho para nada larga. No obstante, cuenta con la virtud de contar por dentro los pormenores de todo este feo asunto del dopaje en el que estaban implicados corredores, directores y médicos, como es el caso del italiano Michele Ferrari, padre del dopaje moderno y sofisticado.
19 enero 2017
NO ES PAÍS PARA PERROS (IDEAL 19/1/2017)
NO ES
PAÍS PARA PERROS
Por José Antonio Flores Vera
Realmente, en España
ningún animal tiene motivos para sentirse a gusto. Pero hablemos del perro por
ser, quizá, -junto al gato- el animal más cercano al humano. Lo está desde hace
decenas de miles de años o quizá más, pero aún no hemos aprendido a respetarlo
como es debido. Y si no lo hacemos con el can, nuestro amigo, nuestro compañero
de viaje, poco o nada podemos decir del respeto a otros animales, en teoría, más
lejanos a nosotros, a los que tan solo le damos un determinado rol, ya sea
alimentarnos, trabajar para nosotros, usar su piel o maltratarlos en plazas o
festejos, sin que sean estos actos excluyentes de otros.
La expresión más clara
de esa falta de respeto al perro son el abandono y el comercio, circunstancias
que están más relacionadas de lo que se supone. Dos caras de una misma moneda,
de consecuencias indeseables.
Los
refugios en este país no suelen ser públicos, sino montados por asociaciones de
particulares, que dedican su tiempo libre y su dinero para socorrer a perros y
gatos abandonados. Además, no suelen contar con financiación estable alguna y
rara vez obtienen subvenciones públicas. Por tanto, la única posibilidad de
poder seguir subsistiendo es a través de donaciones de particulares, rifas,
venta de almanaques, camisetas u otros objetos y poco más. Por su parte, las
instalaciones tuteladas o financiadas por las Administraciones Públicas
(básicamente diputaciones y ayuntamientos), suelen considerarse perreras,
lugares también hacinados, pero no tanto como los refugios, toda vez que cada
poco tiempo los perros y gatos allí residentes acaban siendo sacrificados si no
son adoptados. Y ahí entroncamos con otro problema generador del abandono: la
compra de perros de raza. Ese mercantilismo sin sentido es muy nocivo en varios
sentidos: 1) No favorece la adopción de perros abandonados, por lo general,
mestizos. 2) Se trata de una actividad que fomenta el maltrato animal al
obligar a las hembras a reproducir constantemente y a los perros a aparearse de
manera obligada, al margen de los signos de la naturaleza. Por tanto, contamos
con otra asignatura pendiente en España -una más-: la eliminación del
mercantilismo con perros de raza, gatos y otras especies animales, porque es
amplio el catálogo con los que se comercia. También la caza es un fuerte factor
generador de abandono de perros, cuando éstos, por su edad y desgaste, ya no
pueden cumplir la misión que de ellos espera el cazador.
El abandono se está
limitando o eliminando por completo en algunos países de nuestro entorno, más
avanzados en este aspecto. Medidas como la limitación o prohibición del
comercio, más otras como la esterilización de los animales, la persecución
eficaz en cuanto a la obligatoriedad legal del chip identificativo, así como
una política favorecedora de la adopción de perros abandonados por parte de los
poderes públicos está conllevando el sacrificio cero de perros y gatos y la
disminución o eliminación definitiva del abandono, tal como ya está ocurriendo
en Holanda y Alemania. De hecho, una buena parte de los perros abandonados en
nuestro país, acaban siendo adoptados por ciudadanos de Alemania,
principalmente. En España, ya se están dando algunos pasos gracias a una mayor
sensibilidad de las nuevas generaciones y la irrupción de opciones políticas
emergentes, que cuentan con catálogos de derechos animales, pero el camino por
recorrer está aún recién comenzado. De hecho, en el plano legal aún siguen
considerándose cosa, encuadrándose dentro de lo que reza el artículo 333 del
Código Civil al establecer que: “Todas las cosas que son o pueden ser
objeto de apropiación se consideran como bienes muebles o inmuebles”, a pesar
de que el Tratado de Funcionamiento de la
Unión Europa en su artículo 13 reconoce
a los animales como seres sintientes, es decir, seres vivos dotados de
sensibilidad, y algunos Códigos Civiles de nuestro entorno (Francia, Austria,
Alemania o Suiza, entre otros) ya han modificado el carácter de cosa dado a los
animales, otorgándoles el significado de seres vivos dotados de sensibilidad.
Porque estoy convencido que una sociedad que cuida a sus animales, evitando su
sufrimiento, una sociedad que protege a sus seres más vulnerables, siempre será
más avanzada y sostenible.
20 diciembre 2016
ESPÍRITU NAVIDEÑO (IDEAL, 20/12/2016)
ESPÍRITU NAVIDEÑO
Por José Antonio
Flores Vera
El espíritu de
la Navidad. Todo el mundo habla de él en estos días. Pareciera que solo trabaja
en estas fechas, algo similar a esa ocupación temporal de los desaliñados Santa
Claus, mitad vagabundos, mitad pendencieros, que vemos por doquier en las
películas americanas de este género. ¿Pero qué es en realidad eso del espíritu
navideño? Lógicamente, la respuesta será muy variada en función de a quién se
le haga la pregunta. Un niño podría decir que es ilusión. Eso sí, si no ha
entrado ya en la vorágine consumista de todo el año y confunda ilusión con
consumo. ¿Pero qué dirá un adulto? Y ahí ya pinchamos en hueso. Su respuesta
puede ser tan compleja y desigual como lo sea su vida. Porque la Navidad, a
pesar de que el término ya casi sea un sinónimo de consumo, encierra otras
cosas que están en la órbita de lo más íntimo del ser humano. Y no me estoy
refiriendo ni por asomo a cuestiones religiosas, sino a una época en la que mucha
gente parece hacer un repaso de su existencia. Y, claro, cuando el saldo de ese
repaso es deudor -como suele ser habitual, ¡ay! - a pocos les gusta ver falsas
sonrisas beatíficas en los rostros de sus semejantes, como si estuvieran
representando una farsa indigerible. De ahí que muchas personas odien estas
fechas. Algo así a advertir que los sentimientos -los buenos y los malos- están
a flor de piel y se tema por un estallido emocional sin precedentes. De ahí que
se suela decir esa frase casi hecha de “no me gusta la Navidad”, argumentando
que es todo hipocresía, consumo, reuniones familiares forzadas en la que sus
miembros apenas se ven en todo el año (no en todos los casos, ¡eh!), comidas de
empresa en la que puedes coincidir con gente a la que ni que conoces, no tragas
o con la que ni te has cruzado un saludo en tu vida (aquí, sí, en casi todos
los casos).
Me
pregunto -siempre lo he hecho- si no será ese desaforado consumo una especie de
alivio, una especie de elemento que actúa como barrera protectora ante tanto
sentimiento encontrado. Obviamente, ese consumo no es nada nuevo y pareciera
que estas fechas lo conllevara. Lo sabemos por la literatura, por el cine, por
la música, por la pintura…Todas las artes que han aludido históricamente a la
Navidad se han representado casi siempre como momentos de mayor goce culinario,
entreno de prendas, más consumo en la calle y un sinfín de hábitos que poco a
poco han ido forjando las señas de identidad de esta celebración, a la que
pocas culturas y religiones ya son ajenas. Por tanto, podemos estar de acuerdo
en que poco o nada ha cambiado, por más que se diga que antaño se vivía la
Navidad con otro espíritu. Podría parecer que era así, pero no, quizá lo que
ocurría es que se vivía con muchos menos recursos, y cuando éstos son escasos
el pretendido espíritu navideño parece que se hace un mayor hueco entre la
chimenea y la mesa repleta de viandas. Luego, habría que sostener que poco o
nada ha cambiado el ser humano, si acaso, gozamos en la actualidad de mayores
recursos a los que solemos denominar, con cierto cinismo, espíritu navideño.
28 noviembre 2016
LA DEMOCRACIA TAMBIÉN ERA ESTO (IDEAL, 28/11/2016)
LA DEMOCRACIA TAMBIÉN ERA ESTO
Por José Antonio Flores
Vera
Para mucha gente, tres
duros golpes han sido infligidos a la democracia en un poco margen de tiempo:
la nueva victoria del PP en España, en su momento más álgido de causas
judiciales abiertas relacionadas con la corrupción, el Brexit británico, en uno
de los peores momentos de la Unión Europea, por mor de la lastrante crisis, la
inmigración y los problemas de cohesión, y la victoria del ultraliberal Trump
en Estados Unidos, en una época convulsa en el mundo en cuanto a relaciones
geopolíticas. Duros golpes avalados por muchos millones de votos, a los que
habría que sumar los obtenidos por los representantes más radicales de países
democráticos de medio mundo, pero principalmente europeos. Se supone que la
democracia también era esto.
Y
es por eso por lo que conviene hacerse las preguntas adecuadas. Sobre todo,
para intentar comprender cómo millones de votos de países con democracias
consolidadas avalan lo que parece denostado por otros tantos millones de
ciudadanos, incluidos los que habitan en estos países, y medios de comunicación
generalistas de medio mundo.
La
democracia es un salto al vacío, en ocasiones sin paracaídas. Porque de eso se
trata, de que no haya andamiajes ni estructuras que impidan esa libertad de
voto, para cumplir la máxima que siempre ha ido unida a este sistema político
de un hombre, un voto, por muy contrario que pudiera parecer a los intereses
generales esa decisión elegida libremente en las urnas. De lo contrario,
pudiera convertirse en un sistema amañado, en el cual solo es posible que el
voto válido sea el impuesto por una mayoría políticamente correcta, que en
ocasiones es más acartonada de lo que estamos dispuestos a creer, si no
manipulada o tergiversada.
En
democracia hay que admitir los resultados que provienen de las urnas, siempre y
cuando el sistema electoral se compruebe limpio y acorde con la ley. De lo
contrario, se violenta el principio más sagrado de este sistema político, que
parece ser es al que aspiramos la mayoría de los ciudadanos del mundo. Otra
cosa es despotricar sobre la deriva del mundo, la falta de valores, de cultura,
de compromiso…Son otras cuestiones distintas que necesitarían una valoración diferente.
Quizá,
lo más honesto y sensato sería preguntarse por qué medio mundo vota de manera
tan sorpresiva para el otro medio. Por qué una mayoría de españoles decide que
siga gobernando un partido inmerso en casos de corrupción tan graves, o un gran
número de británicos aboga por alejarse de la Unión Europea, o millones de
estadounidenses eligen dar la espalda a políticas de más calado socialdemócrata
y optan por políticas ultraliberales. Porque no siempre la respuesta está en el
análisis demoscópico de la intención de voto, sino que también hay que buscarla
en los motivos que han provocado dar la espalda a otras opciones políticas, en
teoría, más comúnmente aceptadas o, tal vez, no tan denostadas. Es importante
en este aspecto que las opciones perdedoras comiencen a hacerse planteamientos
serios sobre sus fracasos políticos y electorales, incluso antes de despotricar
sobre esos millones de votos alejados de sus intereses. Preguntarse por qué sus
opciones políticas son menos atractivas que las que ofrecen otros actores
políticos con aparentes intereses contrapuestos a la mayoría.
Porque,
insisto, la democracia también era esto.
15 noviembre 2016
¿JUSTICIA FISCAL O ÁNIMO RECAUDADOR? (IDEAL, 15/11/2016)
¿JUSTICIA FISCAL O ÁNIMO RECAUDADOR?
Por José Antonio Flores Vera
Cuando el ciudadano común -acostumbrado
a ser víctima de todo el poder junto o aislado- se indigna ante el desfalco que
sufre su bolsillo, de manera casi invariable piensa en el poder económico y
corporativo de los grandes bancos, los cuales cuentan con el privilegio de ser
protegidos (rescatados) por el poder político, que más veces de las que
debieran se dan la mano, si no es que no van de la mano casi siempre como
inseparables compañeros de viaje.
Sin embargo, ese ciudadano indignado
casi nunca piensa en la amenaza para su bolsillo que suponen las
Administraciones Públicas. Sí en los políticos de turno, que se supone son
quienes las dirigen, pero casi nunca en esos grandes leviatanes de múltiples
cabezas que son las Administraciones. Pero resulta que esos grandes monstruos
también nos desfalcan cuando lo precisan, que es casi siempre. Lo hacen por las
vías ya consolidadas y a fuerza de mucha y diversa propaganda institucional, casi
siempre respetada solemnemente por la ciudadanía, que ve en el tributo una
formula antigua, consolidada y justa. Eso es así en un plano teórico, además de
avalado por los estudios más sesudos en derecho tributario, pero nadie debe dar
por sentado que todo lo que jurídicamente es aprobado deba ser justo. Ni por
asomo jurídico es siempre igual a justo. Los justo o injusto, quizá, pertenece
más a la esfera del sentido común, mientras que lo jurídico o no es más propio
de un artificio, un consenso político, no lo olvidemos.
La teórica justicia fiscal, que
busca o dice buscar no otra cosa que una redistribución de la riqueza, en más
ocasiones de las debidas no es más que la improvisación de unos pocos, unas
meras cuentas hechas con el único fin de atender los gastos de un estado, una
autonomía o un ayuntamiento. Y si el gasto es desmesurado y pródigo, el tributo
se elevará en la misma proporción. No espere el ciudadano que las más de las
veces el tributo consista en una proporción justa que sirva para esa redistribución.
Nada de eso. Y si a eso unimos la facilidad con la que se implanta, se recauda
y se embarga (sin necesidad de intervención del Poder Judicial), tendremos las
claves perfectas para preguntarnos si existe en realidad una verdadera justicia
fiscal -y social en última instancia- o tan solo un ánimo recaudador.
Podría considerarse que el ciudadano
medio ve saciada su inquietante sospecha cuando verifica que la Administración
en la que deposita su dinero por la vía impositiva, hace un verdadero esfuerzo
para administrar esos fondos tributarios; cuando observa que existe un
verdadero interés redistributivo, proponiéndose esa Administración como ejemplo
de austeridad y gestión eficaz. Aunque también podrá suceder, al contrario: ese
ciudadano podrá aumentar su inquietante sospecha cuando no ve otra cosa que
despilfarro, deficiente gestión, parasitismo, ejércitos de asesores y políticos
retribuidos por encima de su capacidad. Es entonces cuando comenzará a dejar de
creer en la naturaleza jurídica del tributo, en el argumento de la
redistribución y en todos esos tecnicismos que parecen hechos para ocultar la
verdadera razón del tributo, que probablemente haya perdido ya a estas alturas
su verdadero fin y no sea otra cosa que el instrumento depredador que utilizan
las Administraciones para sostener ese gasto infinito, casi siempre absurdo y
las más de las veces injusto. De hecho, es fácil constatar que una mayor carga
fiscal casi nunca lleva aparejada una mejora de los servicios públicos, los cuales
necesitan de otro tipo de financiación para que sigan funcionando, llámesele
copago, multas, tributos parafiscales u otro tipo de ajustes, casi siempre a
cargo del ciudadano que los demanda.
25 octubre 2016
ATRAPADOS EN LAS REDES (IDEAL, 25/10/2016)
ATRAPADOS EN LAS REDES
Por José Antonio
Flores Vera
Vivimos en un mundo cambiante. Y el
cambio ya no es cíclico. Es mucho más inmediato y cada vez más urgente. Un
mundo cambiante, cuya explicación teórica siempre llega tarde. Y cuando llega,
ya es el momento de volver a explicarlo porque han cambiado las reglas y los
hábitos. Arduo trabajo para los sociólogos, que supongo no darán abasto.
En todo ese cambio está jugando un
papel decisivo la irrupción de las redes sociales, las cuales cada vez ocupan
más espacio en nuestras vidas hasta el punto de parecer estar atrapados por
ellas. No solo a niveles básicos de
entretenimiento, sino también a niveles trascendentales. Quítenle a las nuevas
generaciones (y a las no tan nuevas) las redes sociales y les estarás quitando
parte de su existencia. La comunicación, la información, los hábitos de
consumo, las relaciones personales…Casi todo se sustenta en ellas. El mundo se
comprende mejor a través de ellas. Para muchos, sin su impronta, el mundo es
mucho más incomprensible, porque basan su éxito en hacernos creer que están
diseñadas a nuestra medida.
Pero, ojo, que hay trampa. Al margen
de teorías conspirativas, que se circunscriben en el ámbito del control que se
quiere ejercer sobre la humanidad a través de las redes sociales, lo que sí
parece claro es que la visualización del mundo real a través de éstas jamás
podrá ser una solución. El mundo físico, ya sabemos todos que es complejo, cambiante,
inabarcable, inexplicable casi siempre y no será el mundo cibernético de
Internet y sus múltiples efectos el que logre explicarlo. Por lo pronto, un
individuo normal como nosotros, a lo largo del día, tendrá ocasión de ver miles
de imágenes a través de los diversos dispositivos con conexión a Internet.
Imágenes que pretenden transmitir algo, ya sea ideológico, lúdico o
testimonial. Una información que nuestra mente no podrá procesar en absoluto y
que nos apartará de tareas que exigen concentración -aunque a priori no lo
percibamos- como es la lectura, el estudio o una charla íntima con los amigos o
la familia. Tal vez ése sea el efecto más pernicioso y perjudicial de todo ese
mundo digital que nos atosiga, en el que todo el mundo tiene ocasión de plasmar
sus ideas y sus gustos a través de palabras o imágenes. Toda esa vorágine
diaria, probablemente, nos aparta de lo que, quizá, no debería jamás
desprenderse el ser humano y que tantos siglos ha tardado en conquistar. Me
refiero a la lectura. En mi opinión, una de las acciones humanas más
trascendente. O, incluso, la contemplación de una obra de arte o la
visualización de una magnífica película clásica, por poner algunos ejemplos.
Sí, sin lugar a dudas, toda esta vorágine digital -que lejos de detenerse va en
aumento- nos va apartando de esos actos esenciales para la formación del
individuo como tal. De hecho, la propia literatura, el arte y el cine, por hablar
de tres elementos fundamentales en nuestras vidas, cada vez se adaptan más a
esa era digital, convirtiéndolas en otra cosa distinta a lo que eran. Una
literatura de consumo efímero y digitalizado o una contemplación artística a
través de los píxeles de la pantalla, son cosas distintas, habría que
denominarlas de otra forma, pero no de manera similar a como se denomina la
sensación que produce el tacto de un libro o la contemplación de una obra de
arte original en una pinacoteca.
12 octubre 2016
¡SEAN MUNÍCIPES, NO PARTIDISTAS! (IDEAL, 11/10/2016)
¡SEAN MUNÍCIPES, NO
PARTIDISTAS!
Por José
Antonio Flores Vera
Y viene a cuento esta reflexión por lo que uno observa a
diario en esta ciudad. Digamos, que hay tres o cuatro proyectos importantes que
tienen que ver la mayoría de ellos con las infraestructuras y equipamientos
públicos. No apuntaré con detalle cuáles son porque están a diario en las
páginas de los medios de comunicación como éste y sería una tautología
enumerarlos. Algunos de esos proyectos se deben a iniciativas estatales y otros
a autonómicas; y sabemos que en pocas ocasiones ha habido coincidencia de
partidos en ambos poderes territoriales. Por tanto, siendo eso así, la guerra
está servida. Si el signo político del consistorio está en la línea del
estatal, se defenderán los estatales y se criticarán los autonómicos; pero
también puede ocurrir lo contrario. En Granada, en poco tiempo, ha sido muy
visible ese partidismo al haberse sucedido un extraño cambio político en el
ayuntamiento, inédito hasta ahora. Si hace unos cuantos meses, los proyectos
que estaban en la agenda del consistorio granadino como prioritarios era el
soterramiento y la estación del AVE, dirigiéndose las críticas hacia el PTS o
el Metropolitano, ahora ocurre todo lo contrario. Todos estos proyectos están
resultando desastrosos o inacabados, pero eso no parece importar a los
munícipes granadinos. Lo importante no es otra cosa que la defensa de los
proyectos que emanan de organismos dirigidos por su respectivo partido.
Desde luego, todo esto no lo interpreta el ciudadano
medio como algo serio. Es más, lo interpreta como un nuevo descrédito hacia la
política. Sobre todo, porque se trata de algo que debería de estar por encima
de opciones partidistas; se trata de la ciudad en la que vivimos, la que hemos
construido entre todos. Los proyectos pueden ser buenos o malos, necesarios o
no, pero jamás deberían ser partidistas. Un alcalde, un concejal, cuando opta a
un cargo debería vestirse con la chaqueta institucional y no con la del
partido, a pesar de que eso sea un riesgo para su permanencia y futuro en el
mismo. La gravedad del cargo, la responsabilidad del mismo, debería ser más que
suficiente para indicarle al partido que lo importante es mi ciudad. Ha habido
casos así en España, casos destacados e históricos en los que el munícipe ha
brindado con los ciudadanos los éxitos y los fracasos y no con el partido. He
conocido y me he documentado sobre algunos casos concretos y he constatado que
ese alcalde, unido al pueblo y no a su partido, ha obtenido más victorias y más
amplias y mayores parabienes que el que ha optado por seguir los dictámenes de
su partido. Porque, en realidad, quien pone y quita alcaldes no es el partido
en sí, es el pueblo soberano, que deposita cada cuatro años su papeleta en la
urna y que, a pesar de que no exista un sistema de listas abiertas en el ámbito
municipal -ni en ningún otro-, el candidato a la alcaldía es siempre el visible
e importante. La no observancia ciega de los dictámenes del partido siempre se
premia en democracia.
Lamentablemente, eso no está ocurriendo en Granada y
podría ser una de las causas de lo complicado que es poner en marcha un proyecto
serio en esta ciudad.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
NUEVOS PROYECTOS LITERARIOS YA CONSOLIDADOS
Me refiero a nuevos proyectos literarios ya consolidados, porque por su propia naturaleza un proyecto no es otra cosa que una intención qu...
-
Picadura `de lo que sea' en el gemelo izquierdo. Estas imágenes que veis en pantalla, desagradables a la vista, se deben a mis a...
-
Esto que ahora relataré podrá parece increíble y ciertamente lo es: yo en una ocasión vi a dos perros hablando. Estaba lejos de ellos, com...