08 octubre 2010

UN PREMIO NOBEL ACERTADO


Con la concesión del premio Nobel de Literatura a Mario Vargas Llosa, en mi opinión, se ha hecho justicia porque Vargas Llosa es un animal, en el mejor sentido de la palabra, de la literatura. Uno de esos literatos que convierte en palabra todo lo que toca.
No he leído demasiado del escritor peruano, tan sólo la "Ciudad y los perros" y "La fiesta del Chivo", una dura y lúcida diatriba contra uno de los dictadores más sanguinarios de América latina, el innombrable Trujillo, presidente de la República Dominicana a lo largo de 31 insufribles años de terror, tortura, violaciones y muerte. De aquella novela me fascinó el retrato hecho por Vargas Llosa del maquiavélico Joaquín Balager, que fue considerado mano derecha de Trujillo y posterior presidente también del país centroamericano tras el asesinato del dictador -y sobre el que escribí un artículo en su día que fue publicado en Granada Digital y creo recordar que en un periódico de la Costa granadina en el que colaboraba-.
Pero sobre todo he leído de Vargas Llosa sus famosos artículos que escribe habitualmente en El País algunos domingos bajo la denominación de "Piedra de toque". Porque la labor de articulista del narrador peruano es también muy destacable, opción literaria que ha utilizado para poner patas arriba todo el mecanismo dictatorial del continente americano. Artículos políticos, principalmente, ya que también estuvo en la arena política como candidato a la presidencia de su país, que finalmente consiguió el inefable Fujimori.
En fin, que hartos ya de descubrir cada año a premios Nobel de literatura muy desconocidos para casi todo el mundo y tras estar muchos años en las quinielas, por fin, la Academia Sueca ha mirado hacia uno de los grandes nombres de la literatura universal, que además tiene nacionalidad española.

06 octubre 2010

SÍ, CORRÍ.



¿ Corrió éste que suscribe la prueba de fondo de Almuñecar? ¿Sufrió? ¿Disfrutó con el recorrido? ¿Con el ambiente? Sí a todo ¿Hubo crónica? No, no la hubo. No la hubo por motivos estratégicos. Porque me interesaba que se siguiera leyendo la dura y verez denuncia que hago contra la reestructuración pública que quiere llevar a cabo la Junta. Porque me interesaba que la leyerais vosotros que, habitualmente, leéis este blog, y que la leyera la mayor gente posible e incluso en los altos palacios sevillanos de la Junta si fuera posible. Es lo que tiene la permanencia de las entradas: la suele leer más gente. Hasta desde Chile se ha leído por parte de un bloguero, que responde al nombre de Adán y que ya ha participado en alguna ocasión en este blog. Porque es gordo lo que se barrunta. Muy gordo. Algo que no sólo afectará a quienes un buen día tuvimos la ocurrencia de opositar para esta Administración sino a todo el espectro de ciudadanos andaluces y no andaluces que verán como la Administración autonómica de todos se va convirtiendo poco a poco en la Administración de unos pocos. Hay movida -quizá no tanto como debiera- y seguiré informando sobre todo esto.


Pero centrémonos en las preguntas del principio. Insisto: sí corrí en Almuñecar. Y no estuvo nada mal, pero no tuve buenas sensaciones a pesar de que la media por kilómetro no fue mala -aunque tampoco para tirar cohetes-. Noté falta de entrenamiento de calidad y más rodaje, que aunque he estado rodando parte del verano lo he estado haciendo sin pretensiones. He corrido, sin más.
Pero era necesario apretar los dientes porque no quería que me pasara lo que ocurrió en Guadix, lugar en el que se me olvidó competir la mayor parte de la prueba.

Días antes de correr en Almuñecar hice una ruta por la Vega de casi catorce kilómetros y busqué un ritmo similar al de competición, por lo que en la ciudad de la Costa Tropical debía de hacer lo mismo ¿Lo hice? En gran parte sí. Y eso que hice deberá de servir para manejar mejores ritmos en las dos medias que me esperan en este mismo mes de octubre, aunque todo dependerá de si no me duermo en los laureles entrenando. De hecho, en esta semana -llena de proyectos de todo tipo- ya me estoy durmiendo.
Mañana quisiera despertar, pero los problemas de agenda aconsejarán salir, probablemente, a una hora temprana, sin apenas almuerzo, algo que ya me fue mal hace un par de semanas. Veremos.

30 septiembre 2010

LO QUE BARRUNTA LA JUNTA DE ANDALUCIA



Lo que aquí contaré pasa por ser un asunto aparentemente sectorial, pero expone a las claras que en esta sociedad tan globalizada en la que ya sólo existe el patrón económico como referencia válida, todo aquel que dependa de un sueldo -la inmensa mayoría de los ciudadanos- lo va a tener crudo en los próximos años. Puede parecer que hablo de teorías conspiratorias como aquellas que parecía inventarse Mel Gibson en aquella película de los 90 denominada "Conspiración" (las que resultaron ser verdaderas finalmente). No, no se trata de nada de eso, ni tampoco se trata de atemorizar con teorías apocalípticas, pero la realidad es que el mundo está cambiando y que los países del primer mundo están tan dominados por el mercado financiero (principalmente compuesto por grandes corporaciones y ese capital ciego que va a velocidad de vértigo de ordenador en ordenador, incluido los paraísos fiscales) que paulatinamente se van despojando del estado de bienestar, que ya no es sostenible con los impuestos, entre otras cosas porque los estados llevan años dedicándose a otras cosas, es decir, que gastan el dinero en otras cosas, totalmente alejadas del interés del ciudadano. Además, la llamada a las puertas de los países ricos por parte de los habitantes de los países desfavorecidos es cada vez más un enorme clamor y, lógicamente, se acabarán derrumbando todas esas puertas. Así de perversa es la situación.

Pero bueno, no quiero alejarme del asunto que venía a explicar. Se trata de la nueva inventiva de la Junta de Andalucía, que no es otra que reestructurar su Administración Pública. Así contado puede parecer algo lógico e incluso hasta loable. Pero el caso es que a través de un Decreto-Ley -el 5/2010-, de reciente aprobación, liquidarán de facto la Administración Pública profesional, es decir, la conformada por profesionales que han entrado por la vía de los principios constitucionales de igualdad, mérito, capacidad y publicidad, previstos en el artículo 103 de la Constitución. Y lo harán de la siguiente manera: en los últimos años se ha creado en la sombra una Administración paralela formada básicamente por empresas públicas a las que han accedido mayoritariamente personas ajenas a la función pública pero cercanas e integrantes del partido en el gobierno andaluz. Desde antiguos cargos públicos hasta militantes, pasando por familiares, amigos y recomendados. Todo ese tipo de personas conforman esa administración paralela, la cual ya cuenta con 20.000 integrantes. Lógicamente, todos los cargos públicos de cierta importancia que lo han sido ocupan puestos de alta dirección con emolumentos adecuados al puesto.

Y como resulta que esa gente ni ha hecho oposiciones ni las va a hacer en futuro, las van a integrar (mejor dicho van a hacer una refundición de ambas administraciones) con la Administración Pública profesional, de manera que en poco tiempo ya no se sabrá quién está ahí porque ha accedido por medio de oposiciones y concursos-oposición y quién lo está porque ha accedido por la vía del clientelismo. Y será así porque se piensa en que el funcionario de carrera se integre en esa nueva Administración estructurada en Agencias. Esa integración, inicialmente, será voluntaria pero con la particularidad que no le dejarán otras vías que esa integración ya que su puesto de trabajo profesional poco a poco se quedará vacío de contenido, que es algo que ya se está notando de manera evidente. Por su parte, el personal laboral fijo no podrá elegir y se habrá de integrar de manera obligatoria.

Esto que anuncio está creando un enorme revuelo y, además de los sindicatos (que dicho de paso, muchos de ellos no están poniendo mucho empeño en desmontar esto), se están creando redes de opositores (que ven mermadas sus expectativas de entrar en la Administración) , funcionarios (que ven mermadas sus expectativas de ocupar mejores puestos por la vía legal de la carrera profesional) y aspirantes a la función pública (en su mayoría interinos que llevan años recopilando puntos para poder optar a un puesto estable), que de forma metódica están llevando el asunto a los tribunales.

Pero, ¿creéis que existe preocupación por parte del gobierno andaluz y el partido que lo apoya? No, en absoluto. Barruntan que podrían perder las próximas elecciones y están enormemente preocupados por dejar bien ubicados a sus compañeros. Lógicamente la Administración que quedará será mucho menos garantista y profesional y, por tanto, totalmente contraria a los intereses generales, que son los intereses del ciudadano que paga sus impuestos religiosamente (bueno no los paga, se les quita).

Y explicado esto, imagino que comprenderéis que hiciera una introducción un tanto apocalíptica, ya que lo que expongo no es fruto de la casualidad sino que es algo muy bien organizado y estudiado por parte de las élites políticas para desmoronar poco a poco lo único estable en este país: la función pública. Y si se desmorona la función pública os aseguro que el desmoronamiento del sector privado actual será una anécdota comparado con el que se espera en los próximos años.

Mientras tanto, la mayoría de los ciudadanos que pagan impuestos verán mermadas sus expectativas, es decir, su vida y sólo serán las élites políticas, sociales, económicas, empresariales deportivas y algunas otras las que tengan asegurado un futuro.

Por menos, se pusieron en marcha algunas revoluciones burguesas, pero aquí parecemos más interesados en la princesa del pueblo, en la real y en las estrellas millonarias del "madriz" y del "barza".

29 septiembre 2010

HUELGA: EL PAPEL DE LOS SINDICATOS



Trás la celebración de esta huelga general –bastante artificiosa y desnaturalizada, por cierto- debería de abrirse un largo debate sobre el papel de los sindicatos en esta economía tan globalizada.
En eso pensaba esta mañana y comentaba con compañeros cuando observaba que la gran mayoría de los trabajadores no mostraban ánimo por secundarla y el pequeño comercio buscaba el momento más oportuno para abrir sus locales temerosos de los piquetes que, en pequeños grupúsculos, “vigilaban” las calles más comerciales.
Y habría que debatir largo y tendido sobre el papel de los sindicatos porque el modelo actual puede ser que ya no sirva como no sirve determinada forma de producción de bienes o determinadas formas de prestación de trabajo.
Nos guste o no –y a mi no me gusta- las fuerzas socio-económicas de nuestro tiempo ya no la encabezan los estados ni los agentes sociales. Lo son el capital ciego que circula a velocidad de vértigo de una pantalla de ordenador a otra en cualquier parte del mundo (mucho de él refugiado en paraisos físcales) y las grandes corporaciones económicas.
Los estados desde hace tiempo han entrado en una economía de mercado debido a que deben de acudir a los mercados financieros y endeudarse y tener a alguien que compre esa deuda para luego recoger la cosecha en forma de cuantiosos intereses. Pero ese proceso se puede convertir en una gran bola de nieve –que son los cada vez más crecientes intereses y la cada vez mayor necesidad de endeudarse más- que acaba por destrozar a los cimientos del estado mismo. Y ante ese panorama, las huelgas por muy eficaces y seguidas que sean poco van a poder solucionar.
De hecho nuestro país está inmerso en una dramática situación, apuntalado por los mercados internacionales, que sólo compran deuda y letras del tesoro español si el estado lo devuelve a cambio de grandes sumas de intereses. Y, claro, a mayor presupuesto para pagar intereses y, consecuentemente, mayor emisión de deuda, más recorte de gasto que siempre afecta a bienestar social y a inversiones, es decir, a los ciudadanos del país que pagan impuestos.
Por tanto, los sindicatos han de ver las cosas de otra manera para seguir defendiendo los derechos de los trabajadores que es su fin y así está previsto en las constituciones occidentales.
Hasta ahora los sindicatos, están manifestándose o haciendo huelgas parciales o generales una vez que las medidas están tomadas y aprobadas. Y en mi opinión eso es un gran error porque eso supone aceptar ser parte de un sistema que te excluye. En cambio, deberían actuar con la anticipación precisa para que no se lleguen a plantear tales situaciones en el fluturo. Es decir, a formar parte de ese estado que ha de defenderse del gran capital.
Por ejemplo, el mercado de trabajo se viene desregularizando desde hace lustros debido a que el capital ciego dicta sus leyes, pues bien, los sindicatos eso deben de apreciarlo con la suficiente anticipación y trabajar para que no se lleguen a tomar medidas desregularizadores. Otro ejemplo: las Administraciones Públicas en España se están privatizando desde hace lustros, últimamente a pasos agigantados, alejándose del modelo de función pública francés que apuesta por una función pública fuerte, basada en los principios de igualdad, mérito, capacidad y publicidad, mientras se acercan al modelo del “spoil system” anglosajón, basado, entre otras cosas, en una función pública que apuesta por la contratación a conocidos y simpatizantes del partido en el poder y no tanto por oposiciones, que yo creo es el sistema realmente garantista y profesional que debe de imperar. Sin embargo, los sindicatos parecen no haber captado ese alejamiento de ese modelo y cuando ya se de, ya será tarde.
Por tanto, ¿en qué deberían ya de estar pensando para que el trabajador no pierda más derechos en vez de enviar piquetes y aterrorizar a los cuidadanos? ¿En qué deberían estar pensando para evitar que se desplome por completo la función pública, qué ya va camino de ello?
En mi opinión, sería mucho mejor despojarse del actual modelo sindical y adoptar un modelo similar al alemán, holandés o americano, en los que el sindicato pasa de ser un órgano subvencionado a un órgano activo que asume las políticas de empleo del país.
¿Qué pensáis?

27 septiembre 2010

MICHEL HOUELLEBECQ


Houellebecq. Tal vez sea el escritor maldito francés actual. El más contemporáneo, que recoge el testigo de innumerables escritores malditos franceses, tal vez la patria que más autores de este pelaje ha producido, desde que Baudelaire ya dejara su impronta con sus "Flores del mal" así como el agobio y sobrecogimiento que nos produjo en su momento leer "La nausea" de Jean-Paul Sartre.
Pero quizá Michel Houllebecq sea otra cosa. Podríamos pensar que estamos ante el Martin Amis francés, pero no es exactamente cierto. Particularmente, la literatura de Martin Amis no me atrae tanto como la de Houllebecq, ya que el británico busca purgar de manera exagerada sus frustraciones y su visión de la vida en su narrativa, mientras que Houllebecq, aún buscando algo similar, no se obsesiona en buscar a toda costa la complicidad del lector como sí ocurre con Martin Amis. Le interesa describir todo lo que rodea a sus malditos personajes, pero no los restriega en la cara del lector como, en mi opinión, hace el británico.
La literatura de Houllebecq no está hecha para complacer a nadie. No está hecha para mojigatos ya que apuesta por ideas y formas de ver la sociedad duras y tajantes, recordándonos muchos de sus personajes a seres autodestructivos -por brillantes, tal vez, en el caso del escritor francés- que ya hemos contemplado en el cine (caso de Taxi Driver) y en la literatura misma (me ha recordado en algunos casos a Rodión Románovich Raskólnikov, el personaje de Crimen y Castigo).
Pero a pesar de ello, insisto, Houllebecq, aunque que nos pondrá entre la espada y la pared en cuanto a sus descarnado análisis de la realidad hipócrita en la que vivimos, no nos involucrará en sus cuitas, algo que siempre me ha parecido pernicioso cuando lo he detectado en otros autores literarios o cinéfilos. Por eso dejé de ver las películas de Bigas Luna, tan obsesionado con que nos obsesionemos con sus obsesiones (que es sólo una: el sexo); o las primeras películas de Almodóvar (luego maduró), tan dado a que participásemos de su hortera forma de ver la modernidad.
Ahí está el mérito de la literatura de Houllebecq. Porque la brillantez no ha de necesitar apoyos para que lo sea. Es más, si busca apoyos ya no hay tal brillantez.

26 septiembre 2010

MEDIA MARATON DE GUADIX 2010 (26/09/2010)





Excelente temperatura para correr, me dije. Guadix está cerca de Granada. Mucho más si vas con Mario, con el que siempre conversas de múltiples temas. Sus comentarios son lacónicos y acertados. En el tercer o cuarto tema ya se atisban las altas torres barrocas de la Catedral de Guadix. Junto a sus muros se halla la Plaza de las Palomas, centro neurálgico de la ciudad, construida en los siglos XVI y XVII, que igual vale para albergar la sede del Ayuntamiento, que se transforma en escenario de grandes conciertos o bien -como es el caso de la Media Maratón de Guadix- se convierte en salida y meta de esta prueba dedicada al melocotón, fruto por excelencia de la comarca. El ayuntamiento publicita orgulloso sus símbolos. Hace bien.

Aparcamos bien y rápido. Calentamos bien y rápido. No salimos tan puntuales ni tan rápido dado que las características de la salida no lo permiten. Pronto despido a Mario porque yo me quedo. Y me dedico a correr turísticamente. Pasamos y contemplo excelentes palacios barrocos, renacentistas y neoclásicos y me place lo que veo. Pasamos cerca de la Alcazaba árabe construida en el Siglo XI, la cual contemplo y me place. Pasamos por el barrio de las cuevas, que contemplo y me place. Voy cómodo. Voy a gusto. El gemelo, muy bromista en su alarma en los días anteriores, decide colaborar. Escucho su bromista risa. No me duele en absoluto. Tercer kilómetro. Muy cómodo. Cuarto kilómetro. Muy cómodo. Se baja un poco la pantorrillera izquierda Medilast. Me extraña porque nunca me ha pasado. Me detengo trece segundos y la ajusto. Kilómetro cinco. Muy cómodo. Demasiado cómodo. Observo que la se aflojan el cordón izquierdo de la ya ajada Asics Kayano. Me detengo seis segundos y lo vuelvo a atar. Kilómetro seis. Muy cómodo (¿cuándo comenzarás a correr, lechón?). No lo sé, voy cómodo. He venido a acabarla. A entrenar. Ya hace que salimos de Guadix. Vamos hacia Purullena. Pero antes estará esa terrible cuesta a decir de muchos. En el kilómetro ocho. No tiene más de setecientos metros. No me parece tan terrible. Vas fresco y no la notas apenas. Llegas a Purullena. Un pequeño grupo de "trogloditas" te aplaude. Un cartel anuncia el "Museo Troglodita". Y piensas: que mal "suena" el término troglodita en español, pero que bien "suena" en alemán: Höhlhen. Qué gran nombre para un grupo metálico. Si pienso en todo eso es porque no voy nada mal. Tampoco estoy haciendo méritos para merecerlo. Atraviesas unas calles de Purullena y otra vez campo. Pasas por encima de la A-92 y pasan grandes motocicletas haciendo un gran ruido. Van a lo suyo. Nosotros vamos a lo nuestro. A todo esto, ya hemos pasado el kilómetro diez. Y vas bien, muy bien. Pero reconócelo pichón vas pisando huevos desde que te ha dado por hacer turismo corriendo, qué te importará a ti cómo se escribe troglodita en alemán, por qué no te centras en la carrera. Casi me ruborizo cuando mi interior me arroja a la cara todo eso. Pero ya estás en Bejarín y ya has atravesado el ecuador de la carrera; de hecho, ya estamos en el kilómetro doce largo. Hay una pequeña cuesta que atraviesa esta pequeña localidad, que supongo pertenecerá a Guadix. O tal vez a Purullena. Sales de la población y divisas la inconfundible figura animosa de Roberto. Va con unos compañeros del activo club de Armilla. Con ellos también va Eduardo, de la Zubia. Me uno a ellos bromeando que no sé si quedarme en ese grupo dado el ritmo que lleva. Roberto dice que no hay dolor y anima a sus compañeros a llegar al catorce en una hora diez. Un compañero va trazando el ritmo y lo relevo, pero voy bien y ya he decidido comenzar a correr más fuerte. Así que me he ido de Roberto, de Eduardo, de ese pequeño grupo. Me uno a dos corredores de Los Trotanoches. Uno de ellos es Paco, según reza detrás de su camiseta, con el que he hablado un poco antes de salir de Guadix. Me dice que hay unas vistas increibles subiendo a un cerro que me señala con su dedo: desde allí se aprecia los tres Guadix: el troglodita, el antiguo y el moderno. Está orgulloso de su pueblo. Como debe ser. Tengo que subir allí algún día le digo, que los Trotanoches además de correr son unos excelentes guías de su pueblo. Pero en fin, decía, que me había ido de Roberto, de Eduardo, de ese pequeño grupo y ahora ya voy camino del catorce, al que llego en una hora y nueve, un minuto menos del que planeaba Roberto (en ese punto kilométrico está la localidad de Benalúa, pero no pasamos por su centro). Así que me animo y abro algo más el ritmo. A pesar de los rompe piernas en que se convierte la carretera hasta llegar a meta. Voy pasando bastantes corredores porque la gente ya va algo tocada. Pero yo, aunque más cansado que antes, siento buenas sensaciones. No olvidemos que he estado vegetando más de la mitad de la prueba. Sin embargo, algunos corredores -pocos- me pasan. Pero también se les ve tocados. Desde Benalúa hasta Guadix hay un gran trecho de campo y carretera. Pero lo que vemos es bonito. Es una zona de la pequeña Vega de Guadix. Y pienso que en esa latitud deben de recogerse bastantes buenos melocotones. Es probable que hasta los que integran la bolsa del corredor, como cada año.


Llegada. Gentileza de Paqui y Roberto.

Llega el kilómetro quince y siento que los kilómetros se van sucediendo con rapidez. Y me siento algo más cansado por dos motivos: la acumulación de kilómetros y el mayor ritmo impuesto. Pero no demasiado. Esa es la verdad. Veo el dieciséis. Veo el diecisiete. Y me siento bien, bastante bien. Pero hay que reconocer que el terreno no es fácil para coger ritmo. La carretera igual sube que baja e, igualmente, de pronto, irrumpe el terreno llano. Es la fiel fotografía de la orografía de esta original y extraña tierra del norte de Granada, antiquísima, milenaria. En el kilómetro dieciocho -el que no veo porque probablemente hay algún coche aparcado delante de la señal- ya se observan aún lejanos algunos edificios de Guadix. Pero, lógicamente, aún no se aprecia la Catedral ¿Cómo voy ya a estas alturas? Bien. A un ritmo casi siempre inferior a cinco el mil e incluso muy cercano a los cuatro treinta. En el diecinueve ya podríamos decir que estamos en Guadix. Al menos ya se aprecian a tiro de piedra las primeras viviendas en el margen derecho. Y al poco las naves industriales, grandes tiendas y supermercados que suelen anunciar la llegada a una población mediana o grande. Esa larga avenida que desembocará en el kilómetro veinte la conozco bien. Porque siempre se ha entrado por ahí; incluso cuando la prueba de Guadix no era Media Maratón. Se llama Avenida de Medina Olmos. Miro el Forer y voy a cuatro treinta. Pero no es mi propósito. Probablemente el estar ya en la ciudad, verse animado por el público y la ilusión de la llegada hace que las piernas vuelen. Nos pasa a todos siempre y cuando se vaya razonablemente bien. Y sí, yo llevo la mente lúcida y puedo observar la entrada a la ciudad, a la gente -muchos de ellos animando a sus propios familiares que hoy corren-, y por supuesto las torres barrocas de la Catedral, que preside toda esa zona alta de Guadix. Si ya veo los matices barrocos de la Catedral es porque ya estamos muy cerca y porque mi vista no está nublada. En línea recta no habría más de trescientos metros, pero no, hay que dar otra pequeña vuelta. Bajar como si fuéramos a las instalaciones deportivas, para rodear por su lado oeste el entorno de la catedral y -ya sí- entrar de nuevo en la animosa Plaza de las Palomas ¿El tiempo? ya lo dije al principio: ¡excelente para correr!



24 septiembre 2010

CIERTO MOTIVO DE ALARMA



El pasado miércoles, a las 17 horas, y con un mal cálculo sobre la climatología (hizo más calor del que sospechaba), corría doce kilómetros por los aledaños del Pantano del Cubillas, en uno de esos días que sabes casi desde el principio que no te acompañan las fuerzas y, consecuentemente, las sensaciones son horribles.
A pocos días de la Media Maratón del Melocotón -que pretendo correr- ese estado debe causar alarma, pero intenté no obsesionarme con el asunto e intentaba correr a un ritmo mucho más lento que el habitual.
Buscando alguna explicación a ese mal estado de forma de ese miércoles -algo no experimentado en los días anteriores-, pensé que un efímero almuerzo de fruta para facilitar la digestión pudo ser la causa (casi pájara), aunque también pensé en síntomas de cansancio, ya que las últimas salidas no bajaban de los quince kilómetros de media, y eso se acaba pagando.
Esa misma noche, sufrí un pequeño calambre en la cama, en la zona del gemelo y ese síntoma -pensé- poco tenía ya que ver con la mala alimentación y, probablemente, sí con una falta de descanso.
¿Me preocupa esta situación de cara a esta dura prueba de Guadix? En realidad, no. No, porque soy consciente -como decía a Mario esta misma tarde- que voy a ir a acabarla sin consultar el cronómetro, ya que para mí, en estos primeros días de otoño, estación cargada de pruebas, lo importante es ir acabando las competiciones, principalmente las primeras. En noviembre, ya se verá.
Por tanto, no hay que ser demasiado deductivo para saber que en Guadix voy a sufrir. Pero acabaré la prueba sin lugar a dudas, porque lo que ocurrió el miércoles debe considerarse como algo muy puntual, como espero que se pueda demostrar mañana en el rodaje suave que haré de entre diez y doce kilómetros.

UN VIAJE A PARÍS (I)

Existen ciudades que pueden ser contadas y otras que tiene que ser visitadas para poder contarse. Entre estas últimas está París.      No es...