Los corredores habituales hemos de enfrentarnos a un sinfín de lesiones de mayor o menor alcance que pocas veces nos imposibilitan poder correr de manera habitual, pero en otras ocasiones nos hacen detenernos por completo. Mi caso está a mitad de camino desde hace tiempo al sufrir una tendinitis aquilea, que no me ha impedido correr de manera habitual aunque ha habido épocas en las que he tenido que espaciar los entrenamientos. En este caso, toda prevención es poca.
No ayuda una sobrecarga de entrenamiento ni correr por terrenos duros (asfalto, aceras), por lo que intento hacerlo por caminos el mayor tiempo posible.
La tendinitis del talón de Aquiles se manifiesta de manera evidente en la fase de enfriamiento de la zona lesionada, manifestándose el dolor de manera muy significativa cuando saltas de la cama, desapareciendo el dolor a medida que va calentándose la zona, es decir cuando llega la sangre a esa zona, por lo general poco irrigada. También, cuando estás un tiempo sentado sin actividad física alguna. Hay lesiones que comienzan a aflorar (el dolor) al poco de correr; otras, cuando llevas ya varios kilómetros, pero el dolor de la tendinitis aquilea, desaparece, precisamente, cuando llevas un par de kilómetros corriendo y eso es porque es cuando la zona está más irrigada, más caliente. Otra cosa distinta es que el dolor aparecerá sin duda cuando se enfríe. Y podrá ir a peor si no se pone remedio.
Por tanto, los expertos aconsejan siempre estiramiento permanente en esa zona, frío para bajar la inflamación –que en mi caso es evidente, pero no de manera espectacular– y, por supuesto, detener la actividad cuando la lesión esté más agravada. Sin embargo, detenerse por completo tampoco es lo más recomendable porque la inactividad podría provocar que la zona dañada empeorara por la falta de irrigación; en todo caso, andar es una buena idea.
Y como jamás me planteo dejar de correr alterno estas dolencias con soluciones que me suelo aplicar con constancia absoluta en las épocas de mayor gravedad. Además, del estiramiento, suelo aplicarme ultrasonidos que obran una verdadera mejora, así como frío y calor infrarrojo. Es una zona complicada para el Compex, por lo que lo último que he adquirido es un kit de rodillo revestido de suave hule, que no debe de faltar en la casa de cualquier deportistas, aunque el Compex vendrá de maravilla para gemelos y soleo.Dicho esto, ayudará mucho a que la tendinitis aquilea no se agrave o mejore la descarga de la musculatura adyacente e, incluso, más lejana com es el caso de los isquiotibiales y, por supuesto, siempre del gemelo y el soleo, los músculos vecinos, así como correr por terrenos blandos y con perneras de protección, que últimamente he olvidado algo. Y, por supuesto, siempre hay que correr con zapatillas con buen nivel de amortiguación y olvidarse de las ya desgastadas por mucho cariño que les tengamos.
Toda ayuda es poca.