


¿ De viaje oficial ?
Los reyes y príncipes, los presidentes de repúblicas, los ministros, cualquier advenedizo de la política, por poca importancia que tenga su cargo, todos ellos, sin excepción alguna, si quieren viajar gratis les basta utilizar la siguiente formula: añadir a la palabra viaje, la palabra oficial. Con eso basta.
Entonces, el placer de viajar, dormir en lugares de alto nivel, comer bien y distinguidamente, está al alcance de la mano. Con el dinero de todos. Con un par, como diría Pérez-Reverte. Si, total, el pueblo ya está entretenido con sus hipotecas, su fútbol, sus programas del corazón, aprovechemos todo eso, se dicen.
Pero resulta que si alguien de la oposición o de la opinión pública o publicada pregunta sobre el motivo, el qué y el cómo del viaje, encontraremos que nada o casi nada oficial podrá contar ese personaje, sencillamente porque nada oficial ha hecho, a excepción de alguna entrevista protocolaria. Y poco más.
Probablemente muchos creerán que tengo fobia a la casa real -así en minúscula-.Pues sí, le tengo fobia, no trago tanta cara dura, pero es que resulta que son los líderes en viajar de gorra a costa del erario público, es decir, del dinero de todos los españoles. Y dentro de esta amplia casa ocupan un lugar destacadisimo los príncipes de Asturias.
Resulta que el Titulo II de la Constitución española de 1978 dedicado a la Corona, ninguna atribución representativa atribuye al príncipe heredero, pero es habitual que este personaje y su mujer plebeya, estén permanentemente viajando por medio mundo aplicando la mera fórmula que indicaba anteriormente. Pero, claro, resulta mucho más económico viajar a costa de los presupuestos públicos que hacerlo a título particular. En fin, que cada uno saque sus propias conclusiones.
Pero para que no parezca que tengo fijación con la corona -como algunos amigos me dicen-, hace algún tiempo criticaba en un artículo en Ideal -que ahora no es necesario reproducir aquí- toda esa fiebre viajera de carguillos de medio pelo. Aquel artículo lo escribí con motivo de la victoria de la selección española de baloncesto en el mundial de Japón -y la cantidad de bribones que se dieron un paseo gratis por el país del sol naciente- pero es aplicable a todo tipo de eventos y cargos.
Precisamente, en nuestro entorno andaluz dos personajes han destacado por viajar a costa de todos los contribuyentes. Uno de ellos es el muy sagrado ex- Presidente de la cosa andaluza: D. Manuel Chaves, que no desaprovechaba evento alguno para situarse allí donde tocara, acompañado de sus hueste. Famosos son sus misteriosos viajes a Marruecos.
El otro caso conocido fue más local. Se trataba de un Concejal del Partido Andalucista llamado Valenzuela, necesario para que el PSOE e IU pudieran gobernar en el Ayuntamiento granadino. De hecho, él se percató enseguida de su imprescindibilidad y decidió visitar los cinco continentes a cuenta de no se qué rollo de tomar notar para los campeonatos del mundo de Esquí de Sierra Nevada. Lógicamente, tenía la cara armada de cemento.
Y no digo yo que no haya que destinar dinero a los viajes de representantes públicos electos. Claro que sí. Hay viajes verdaderamente oficiales que son muy necesarios porque suponen un aumento de prestigio del país o se buscan acuerdos de magna importancia. Pero esos son los menos.
En todo caso si se trata de cuestiones técnicas como son organización de eventos futuros, ferias de turismo y otras cuestiones por el estilo, lo lógico y razonable es que viajen los técnicos y funcionarios encargados de dicho evento y no el político, porque éste jamás va a necesitar esa hipotética información para trasladarla a un futuro evento del que se quiera tomar nota. Le basta con un informe.
Mucho tienen que cambiar las cosas, comenzando por los coches oficiales, asuntos del que hablaremos otro día.