24 diciembre 2008

CUENTO DE NAVIDAD: EL ATROPELLO



Amigos-as, la actualidad obliga. Hoy estaba previsto subir versos del poeta alicantino Miguel Hernández, pero tenemos una cita con la Navidad. Y con su literatura más señera: los cuentos y relatos de Navidad.
Como ha venido sucediendo en años anteriores, el especial de Ideal, que cada año dedica a cuentos y relatos de Navidad, ha publicado uno mío, en páginas muy cercanas al publicado por mi amigo Jesús Lens, que podéis leer en su blog. El escrito por un servidor lo reproduzco a continuación, aunque ambos ganan mucho leyéndolos directamente en las páginas del periódico. Si no lo habéis leído os dejo con él, no sin antes desearos paz y felicidad en estas fechas:

EL ATROPELLO



Había pasado tan sólo un año. Pero la percepción del paso del tiempo y de las cambiantes circunstancias no eran acordes con esos breves doce meses.
La suntuosidad que rodeaba su existencia hace un año, apenas le era ya familiar. En su momento, toda esa abundancia, ese tren de vida, ese derroche, iban cómodamente sentados en su turismo cuatro por cuatro, como algo totalmente natural. Siempre consideró que se lo merecía porque su ambición siempre había estado muy afilada y había trabajado duro. Pero debía admitir que su suerte había cambiado y quienes le rodeaban ahora ya no pululaban a su alrededor como insectos ante una cucharada de miel, por lo que habría que colegir que el goce y disfrute de su compañía como aseguraban todos no era tan turbadora como él suponía. Además, todo aquel cambio le había dejado fuera de lugar. Avanzaba diciembre y junto a él el inevitable frío propio de aquellas fechas, siempre atento a resurgir en su ciudad, de contrastes increíbles. Eso sí que era invariable, pero todo lo demás se había transformado. Sin embargo, tenía a su favor una cosa: cuando gozaba de poderío económico jamás consideró que aquella situación formara parte de un plan preestablecido por el destino, ni que gozara de la suerte innata de ser elegido por un dedo divino. Simplemente había tenido suerte. Había tocado varias teclas no siempre honestas y la suerte le había sonreído. Nada más. Por eso, encontrándose ahora en circunstancias diametralmente opuestas, lo lógico sería seguir manteniendo la misma línea de pensamiento. Decididamente su forma de ver la vida y su propia existencia había sido siempre muy prágmática, alejada de sentimentalismos ni alteraciones del ánimo, ni siquiera en estos días de derrota y pérdida con el trasfondo de las luces navideñas, tan melancólicas siempre. Ahora bien, había cometido un error en el pasado consistente en no advertir que las claves de su éxito social había sido el dinero y las muchas corruptelas orquestadas. Si la vida no era más que un carrusel de vanidades, tal y como siempre había sostenido, ¿cómo no fue capaz de advertirlo en su momento? Se encontraba en el mismo bar, en el que hace justo un año había sido homenajeado, mientras pensaba en todo esto. De hecho, todo lo relatado le vino a la mente por encontrarse precisamente allí. Recordó que por una puerta situada a su derecha apareció su esposa, enfundada en un ostentoso abrigo de piel de zorro. Un regalo que le costó un riñón, una cifra que ahora prefería ni recordar en las circunstancias en las que se encontraba. Por su parte, su mejor amigo lo arrastraba hacia la calle y le mostraba una flamante moto scooter de un negro brillante increíble, dotada de un potente motor. Tenía varias motos, pero se había encaprichado de esa y su amigo se la regaló. Un buen regalo, sin duda, pero calderilla en comparación con los ingresos que él le había posibilitado a su amigo de toda la vida, gracias a la presión que hizo en el ayuntamiento para que recalificaran aquellos terrenos imposibles. Así que con aquel fastuoso comienzo se inició una velada de increíble lujo, anegada por el champán y los caros delicatessen. Casi cien personas que lo idolatraban y lo agasajaban como a un héroe. Lógicamente, la borrachera de vanidad y etílica fue descomunal y, tal vez, por eso no fue consciente que tras acabar la fiesta montó en su potente vehículo y, transtornado por la volatilidad del alcohol, activó la marcha atrás en vez de activar la marcha adelante, sin advertir en absoluto que en aquel momento pasaba junto a la parte trasera del vehículo aquella pobre anciana. A pesar de su estado ebrio, le pareció advertir un golpe pero no era fácil afirmarlo, considerando las dimensiones y la solidez del vehículo, de manera que no se molestó en hacer comprobación alguna sobre el terreno. Naturalmente le causó extrañeza que aquellas sirenas de la policía se acercaran a él a toda velocidad, sin ser capaz de advertir apenas que le estaban dando el alto. En pocos días, todo se convirtió en papeleo, declaraciones, retirada del carné de conducir, dinero y más dinero para cubrir los gastos de sus abogados y una constante caída en picado de sus ingresos. Aquella mujer no había fallecido pero se encontraba muy grave y se demostró en el juicio que el atropello se produjo como consecuencia de la enorme cantidad de alcohol ingerida, y para colmo no existió el más mínimo acto del deber de socorro debido. Por tanto, el sistema jurídico no le iba a soltar hasta limpiarlo, sin duda. Curiosamente esa noche, que pasó en el calabozo municipal, no apareció nadie con un vestido de zorro y no lograba recordar qué había pasado con la scooter negra. De hecho, no había ni rastro de uno sólo de los casi cien invitados. Pareciera que a todos se los hubiera tragado la tierra. La única compañía de la que disfrutó aquella fría noche de diciembre fue la de aquel policía orondo con cara de bonachón que le miraba de hito en hito con cierto gesto de desprecio. Lógicamente, aquel largo proceso lo desplumó y todos sus negocios, legales e ilegales, cayeron en un pozo profundo. La propietaria del vestido de zorro se separó de él y su amigo probablemente desaparició con ella en aquella reluciente moto negra de potente motor. Desde entonces, tras salir de la cárcel a los seis meses, había adquirido el hábito de visitar a diario a aquella anciana, alojada en un hospital -cercano a aquel bar- desde hacía un año. De hecho, era la única visita que la octogenaria tenía.

19 diciembre 2008

ESCRIBIR, CORRER Y BLOGS


Amigos-as, muchas ganas tenía de publicar este artículo. Una visión de lo que supone correr, escribir y comunicarnos a través de los blogs, casi tan revolucionarios como la rueda. Por fin, hoy se ha conseguido. Nuestro periódico Ideal en su edición de hoy viernes lo ha publicado. Y, sinceramente, me gustaría que lo leyeráis y opinaráis, porque no en vano se trata de nuestro mundo.
Os dejo con él

17 diciembre 2008

LAS PERSONAS DEL VERBO



Jaime Gil de Biedma. Un gran poeta catalán. Con mucha vocación de poeta maldito, que falleció joven, demasiado trajinado por la vida. Y por beberse esa vida como se bebió su poesía. Desde muy joven me cautivaron sus versos extraños, surrealistas, simbólicos. Adquirí hace muchos años uno de sus libros más representativos, "Las personas del verbo", un libro de poesía que leí y releí con fruición. Ahora me ha gustado sobremanera recuperarlo con motivo de este miércoles poético que compartimos varios blogs.
El poema que he seleccionado se llama "Del año malo", y es muy adecuado para el último mes del año. Juzgar vosotros:

Diciembre es esta imagen
de la lluvia cayendo con rumor de tren,
con un olor difuso a carbonilla y campo.
Diciembre es un jardín, es una plaza
hundida en la ciudad,
al final de una noche,
y la visión en fuga de unos soportales.

Y los ojos inmensos
-tizones agrandados-
en la cara morena de una cría
temblando igual que un gorrión mojado.
En la mano sostiene unos zapatos rojos,
elegantes, flamantes como un pájaro exótico.

El cielo es negro y gris
y rosa en sus extremos,
la luz de las farolas un resto amarillento.
Bajo un golpe de lluvia, llorando, yo atravieso,
innoble como un trapo, mojado hasta los cuernos.



14 diciembre 2008

SUBIDA AL ALTO DEL CONJURO: UNA PRUEBA QUE HABÍA QUE HACER


Me dije que era necesario hacer esta prueba, subir al Alto del Conjuro. Porque necesitaba demostrarme que estaba vivo en esto del correr. Porque el año ha sido fatídico, malo de solemnidad en líneas generales.
Es una subida dantesca, lo sé; un día frío de invierno, lo sé; un sufrimiento que asoma a flor de piel en esas rampas, todo eso lo sé, pero quienes corremos somos así de inconsecuentes y contamos con ese grado de locura, imprescindible para llevar a cabo este tipo de gestas, a la que no acuden más de 250 corredores, provistos de una piel curtida y un corazón agrandado.
Consideré ilusionante cerrar bien un mal año y no lo dudé. Y a pocas horas tras la finalización de la prueba percibo que ha sido una sabia decisión, honestamente
De nuestro grupo Las Verdes, cinco fuimos los "valientes", pero había uno más en espíritu que hubiera estado atacando esas rectas con el coraje y facilidad que le caracteriza. Se trata de Antonio, que en gran parte fue el que nos arengó a todos a acudir. Su rodilla - que no sus aposentos - se lo han impedido, pero eso será efímero.
Hace unos meses, yo hubiera desistido de hacer esta prueba. Arrastrando casi todo el año, de forma intermitente unos gemelos afectados no era posible comprometerse en nada exigente. Pero por suerte, siguiendo las pautas indicadas de tratamiento, de estiramiento, de medias largas protectoras y de una actitud positiva, todo eso por ahora es historia. De ahí que la prueba de hoy haya puesto el cierre de oro a este "anno horribilis", algo que consideraba incierto.
Ahora, en breve, comenzará 2009 y con él un nuevo año de proyectos deportivos, y dedicado a esto de correr como estoy dedicado, habrá que ir puliendo los aspectos que exigen mayor atención, porque si una afición te arrastra más vale seguir sus criterio.
Finalmente dar la enhorabuena a mis acompañantes del grupo: Javi, Victor, Jesús y Onio, porque, amigos, habéis demostrado que cuando se quiere se puede. Esa es la grandeza del correr, la grandeza del individuo.

12 diciembre 2008

PREMIO TUCÁN CERVECERO


Amigos, ayer fuí premiado. Conecté el ordenador muy tarde y visité los blogs que acostumbro. Nada fuera de lo común: el rito que normalmente sigo. De manera que cuando me introduje en el blog hermano Pateando el mundo, me encontré con la agradable sorpresa que había sido premiado -junto al blog de Gregorio y al de otro bloguero que no conozco, pero que visitaré a partir de ahora-, con el Tucán Cervecero, ese que veis pegado como una lapa a una Guinnes, intentando absorver todo el líquido de lúpulo y malta que pueda.
Y me gustó sobremanera ese reconocimiento. Y lo acepté de buen grado. En primer lugar porque viene de un amigo, y ese motivo es más que suficiente; en segundo lugar porque está relacionado con la cerveza y eso es enormemente importante; algo ganado a pulso, que está enriqueciendo al supermercado Alcampo -que es donde suelo comprar la cerveza normalmente- y demás establecimientos, que se frotan las manos cuando ven aparecer por su local al grupo de Las Verdes (que como ya sabe casi todo el mundo, toman su nombre por el color del vidrio de determinadas marcas que nos encandilan: Heineken, 1925, etc., sin hacerle ascos a otras que no tienen el vidrio verde).
Decía Jesús, que el premio también lo otorgaba porque existían otras afinidades hedonistas, epicúreas y habladoras. Y es totalmente cierto: de todo eso padecemos, sin olvidar la más importante y, tal vez, la que haya posibilitado que la amistad vaya camino de cumplir 1 año en el grupo que antes citaba: el deporte. Correr para ser más preciso. La cerveza y correr es nuestra pasión (además de nuestras respectivas, que no creo que eso haya ni que decirlo, pero por si acaso).
Por todo eso, acepto y recogo ese premio. Es más, desde hoy ese Tucán estará a la derecha de este blog, pujando permanentemente por meterle un buen sorbo a esa deliciosa cerveza negra.
Gracias Alter.

10 diciembre 2008

SIMBOLOGÍA




Hace unos días entendía la poesía,

Pero antes tuve que compararla con la vida.

Me imaginé mal poeta y no entristecí,

Porque contemple otras cosas que alegres eran.

Y pasó una paloma buscando su trigo..

Antes decía que hace unos días entendí la poesía,

Pero no es cierto, ahora recuerdo,

Ya que tan solo ví una luz de aterdecer claro

Y eso me hizo desistir

Comprendí que la tarde es ilusa.

Y eso me despistó igualmente.

De hecho, todo lo vi bajo sospechoso silencio,

Y como en aquél anuncio, todo se paralizó.

Vi un perro,

No un perro bello,

Ni grande,

Ni fuerte.

Un perro.

Y no sé, es como si algo volará y no volviera,

Como una sensación traslúcida,

Cómo una piel transparente

O una mente abierta,

Sin cabeza.

No sé: algo parecido a la poesia.

08 diciembre 2008

FRANCO BATTIATO



En estos días -mientras escribo, mientras leo, mientras estudio-, estoy escuchando al doble cedé que tenéis a vuestra derecha: una colección Live de Franco Battiato. Y he de decir que me está resultando impresionante.
Descubrí a Battiato hace muchos años (algunas de sus canciones fueron muy populares en España) y enseguida me fascinó la poesía de sus letras y la misticidad de sus temas, todo ello tratado con una impresionante y cuidada orquestación musical.
Battiato es un italiano culto. Un músico que explora diversos estilos musicales e igua
l versiona canciones balcánicas que se centra en temas medievales de su Italia natal, y a todas esas versiones les ofrece un arreglo musical propio. Pero no se conforma con los arreglos musicales ya que trabaja mucho las letras, algunas de las cuales pudimos escuchar en un español bien pronunciado.


En Italia Battiato es muy apreciado entre el público culto, que llena hasta el último asiento de los teatros -principalmente- en los que programa algún concierto. Pero curiosamente también es muy admirado por el pueblo llano, gracias a los estribillos tan populares en toda Italia de algunos de sus temas.
Lo recordamos sobre el escenario con su aire intelectual y una gran napia, inmóvil en un lugar del escenario o bien sentado en un escalón o un sill
ón preparado al efecto.



Lo tenía muy olvidado, desde aquel primer disco que me regaló Mati, y estoy volviendo a disfrutar mucho de sus temas, no ya los conocidos como "Mesopotamia" o
"Prospectiva Nevski", sino con increibles canciones como "L'animale" o "Lettera al gobernatore della Libia".
Además me fascina porque es un superviviente, ajeno a modas y vulgarización de la música. Ha sido fiel a su estilo y en esa línea sigue, siempre investigando nuevos ritmos, componiendo nuevas letras. En definitiva, estamos ante un músico y un poeta. Excelente reencuentro.

HARUKI MURAKAMI



No, no he aprendido japonés, ni creo que jamás lo haga. El título de esta entrada corresponde al nombre de un escritor nipón, de enorme prestigio. Hasta ahora tan sólo había tenido vagas nociones sobre algunas de sus obras, sobre todo de "Crónica del pájaro que da cuerda el mundo" o "Kafka en la orilla", pero nada había leído de este escritor.
Pero resulta que hace unos días leí una entrevista que se le hizo en una revista literaria y quedé fascinado por su forma de entender el mundo y el sentido de la escritura. Además, mantiene que correr y nadar forma parte de su filosofía, hasta el punto que ya con 60 años se atreverá a hacer un triatlón. El deporte de alta exigencia es también su filosofía, como lo es escribir y contar las originales historias que suele contar en sus libros.
Su último libro es "After Dark" y no he dudado en adquirirlo hoy mismo en FNAC de Málaga. Podría haber comenzado por adquirir otros anteriores, entre ellos los arriba citados, que además están editados en bolsillo por la Editorial Tusquet, siempre tan exquisita y tan exigente, pero quería comenzar a leer algo del Murakami reciente.
Uno de los pocos autores japoneses que pasó de ser un escritor de culto a autor de prestigio a nivel mundial, que sostiene con total naturalidad que "corro y nado a diario porque debo estar en forma para hacer frente a tantas cosas poco saludables cuando escribo". ¿Podría ser Haruki Murakami el eslabón perdido entre el correr y la creación literaria, que tanto he buscado? Es posible.

05 diciembre 2008

ALGO NO ES COMO NOS DICEN EN LA CRISIS



Opino que hay algo que no es como nos dicen en lo referente a la crisis económica
. En absoluto negaré que las cosas están adquiriendo un color oscuro y que la hecatombe económica es posible presenciarla ya en los hábitos de consumo (cada día más comercios cierran y cada día nos desayunamos con nuevas quiebras). Nada de eso negaré, al menos, desde la más ramplona visión empírica de la realidad, que no desde la visión conocedora, porque ni tan siquiera los expertos se ponen de acuerdo en lo básico.
Pero dicho esto, vuelvo a insistir que hay algo que no es como nos están contando. Algo que está tapado, opaco aún, como si de un genio encerrado en su lámpara maravillosa se tratara, pugnando por salir e inevitablemente saldrá algún día y no para hacer milagros precisamente.
En pocos meses los medios de comunicación han pasado de abrir con titulares deportivos o políticos a abrir éstos con noticias económicas desastrosas. Y es ahí donde creo que estriba mi incredulidad: en ese machaque diario y sistemático, amenazandonos, asustandonos, a nosotros, sencillos mortales, que sufrimos lo indecible desde el día 20 de cada mes. Se trata de un miedo cuasireligioso, como aquel que proyectaban en el simple, el siervo de la gleba, en el periodo medieval, por parte de sinvergüenzas civiles y religiosos. Ahora que en occidente la religión no asusta, nos asustan con las cifras, cada vez más desastrosas y amenazantes. Y es por eso por lo que decía que hay algo que no me cuadra. Veamos. Si tan mal está la economía, desde hace apenas un año , ¿cómo es posible que dos años atrás todas las vacas fueran gordas? Para responder a esta pregunta se pueden articular dos versiones: 1. Las vacas no estaban tan gordas hace dos o tres años. 2. Las vacas no están tan flacas hoy. Es decir, existiría una verdad a medias o una mentira a medias, que nunca supe si es distinta cosa.
Por eso, desde hace unos días, sospecho que existe todo un mecanismo ideológico, totalmente planeado para prepararnos a afrontar un cambio de ciclo de proporciones bíblicas. Incluso, con timidez se están rescatando algunas teorías marxistas, pero maquilladas por la visión keynesiana de la economía, que son visiones mucho más moderadas y socialdemócratas. Mucho me temo que estemos asistiendo al final de la era capitalista, tal y como la hemos conocido hasta ahora, al fin de un proceso productivo selvático, a un modelo devorador que no nos lleva a ningún sitio, y es posible que se estén articulando nuevas teorías económicas que nos traerán desde disgustos hasta posibles satisfacciones. Si eso no es así, los medios de comunicación no debería entonces delatarse tan descaradamente.

03 diciembre 2008

LOS LARGOS CAMINOS



¿ Qué podría decirse de los largos caminos ?
Camuflados entre las hojas,
sabiendo a hierba,
y a tierra mojada,
en los que el cielo,
y la tierra,
apenas tienen nombre,
porque ese nombre se difumina,
en la línea del horizonte.

¿ Qué podría decirse de los inexplicables caminos ?
¿ Esos que sólo comiezan?
Sabiendo a hierba,
y a tierra mojada.

Caminos sin nombre,
porque el nombre sólo es un suspiro
y no una palabra.

(Granada, 3 de diciembre, tras correr trece kilómetros por una Vega fría y lluviosa)




30 noviembre 2008

NUEVA ENTRADA PROYECTO FLORENS: LA PRIMERA CARRERA DE X.


Bueno amigos, ya tenía ganas de incluir en este nuevo blog una entrada del Proyecto Florens, que como sabéis los más antiguos del lugar es un proyecto a cuatro manos con mi buen amigo Jesús Lens y que compartimos a través de nuestras dos bitácoras.
También los más antiguos del lugar, os acordaréis de X. Aquel tipo que sin nada que ver con el mundo del correr, totalmente alejado de hábito deportivo alguno, aficionado a los bares y nada dado a llevar una vida sana, un buen día, influido por el frutero del barrio, decide correr. Claro, toda esa metamorfosis produce un cambio, además de en él, en su vida, como pudimos comprobar en su X quería correr que publiqué en el fenecido Diario de un Corredor, y que podéis consultar para refrescar la memoria, o sencillamente si jamás llegasteis a leerlo.

Ahora os dejo con esta nueva entrega del Proyecto Florens, que consisten en nuevas peripecias en el arriesgado camino de nuestro X hacia la búsqueda de la idoneidad atlética.


LA PRIMERA CARRERA DE X

(o X tiene un problema)

Cuando llegó a casa tras hacer por primera vez 15 kilómetros de manera ininterrumpida no podía afirmar si estaba pletórico de felicidad o si por el contrario su debilidad le producía alucinaciones. Sin capacidad para resolver esa duda, y por si la solución se hacia esperar, casi instintivamente abrió la nevera y seleccionó la cerveza más fría. Curiosamente la mejor opción al tacto consistió en una sugestiva Voll-Damm, doble malta, su preferida, que se encontraba junto a una estimulante 1925, que comenzaba ya a mostrar síntomas helados a tenor del envolvente vapor frío que suele adherirse a su vidrio verde y envejecido. Tomó un sorbo largo e inmediatamente sintió un sudor frío, acompañado de una ligera sensación de flaqueza en sus piernas. Intentó restar importancia a esos síntomas y se sentó ante el reciente ordenador que había comprado, principalmente para poder conectarse a Internet y visitar páginas relacionadas con el correr y blogs de corredores. Pero se sintió mal nada más sentarse. Conchi, que seguía sin asumir que X se dedicara a perder el tiempo de aquella manera, primero corriendo y posteriormente sentándose ante el ordenador horas y horas, que además había costado una pasta, sufría -según sus propias palabras- directamente todo aquel radical cambio de vida que había experimentado su esposo desde que comenzó a correr, hasta el punto de percibir que se estaba desorientando el aparentemente estable y tácito equilibrio que existía entre ellos antes de iniciar X su nueva vida. Estaba realmente desesperada y se sentía francamente desgraciada por ser víctima de bromas y sarcasmos de familia y amigos. Y todo por aquel incomprensible capricho de su X. No podía evitar pensar que lo había perdido. Para siempre. Mientras pensaba en ello, comprobó cómo pasó su esposo raudo por el pasillo en dirección al cuarto de baño. X, lógicamente, intentó no quejarse de nada que pudiera perturbar aún más las opacas entendederas de su esposa que, curiosamente, apenas se enfadaba cuando llegaba a casa pedo perdido, a altas horas, del bar de Camilo, en compañía de sus amigotes, es más, aquellas situaciones le hacían una gracia infinita y lo comentaba con sorna, asomándole cierto orgullo de satisfacción cuando se lo contaba a sus amigas a la mañana siguiente mientras tomaban café y fumaban un cigarro. Añoraba aquella época, cuando X aún era normal. Sin embargo, desde que corría le arrebataba siempre un monumental enfado. Hábito incomprensible de todo punto ya que su esposo además había dejado 10 kilos y todo el mundo –incluida su madre, mujer de amplias proporciones- sostenía que parecía mucho más joven, y eso no podía significar otra cosa que un asunto de faldas. Mientras, X sabía que su mujer se había convertido en su mayor enemiga. Mucho más que Luís, su mejor amigo, que reticente como un burro, probablemente pudiendo más la gratitud y la amistad, había llegado a admitir que X le acompañara al bar de Camilo, aunque no probara ni un solo combinado, y se conformara tan sólo con aquélla cerveza de cristal verde, que casi costaba como el cubata. Sólo cerveza. Luís, salía como siempre pedo perdido, aferrado a sus cuitas, aullando sus frustraciones, apoyándose en el ya delgado hombro de X, y todo el mundo tan contento. Lo de siempre. Es lo que siempre habían hecho, si bien en el pasado el apoyo tenía que ser mutuo para que se compensara la pérdida de la verticalidad de ambos. Esa había sido su adolescencia en el pueblo y de esos materiales se había configurado la amistad entre ambos, una amistad sincera, pensaba X, pero que ahora se ponía a prueba, de manera definitiva.

X intuía que su existencia le cambiaría enormemente cuando se dedicara a correr de manera regular. Sabía que sus hábitos de toda la vida eran totalmente incompatibles con su nueva actividad. Que su entorno familiar, sus amistades, se resentirían de manera extraordinaria y que en ese camino arduo y espinoso, muchas de las cuestiones que se habían convertido en sólidas murallas de convicción, se derrumbarían como naipes en cuanto se calzara las zapas. Intentaría hasta que fuera posible simultanear algunos de los hábitos antiguos, pero pronto descubriría que serían muy pocos los compatibles. Tarde o temprano habría que asumirlo. Pero era esa su decisión. Probablemente la primera que por sí mismo había tomado en su vida.

De hecho, su primera carrera, sería el siguiente domingo. Una carrera de 13 kilómetros, ante la que se mantenía nervioso e ilusionado como un chiquillo. Una carrera que le había anunciado su mentor en materia atlética, su amigo el frutero, aquel tipo saludable y enjuto que le servía la fruta y siempre mantenía una sonrisa en su rostro. Pero X sabía que aquella carrera sería decisiva en muchos aspectos. Podía ser el comienzo de una nueva vida, al tiempo que, probablemente, el final de otra. Resulta que el día anterior, sábado, se celebraba la boda de Dieguito, el sobrino adorado de su mujer.

Desde hacía varias semanas toda la familia y los amigos, estaban calentando el ambiente: la cena que se iban a dar, las copas que se iban a tomar. Pero, claro, no había que culparles: es lo que habían hecho juntos toda la vida, con él a la cabeza. En todo caso, el culpable único era X. Él era el que realmente había elegido un camino distinto. Los demás, dentro de su error, eran totalmente coherentes con su vida, con su pasado, con su presente y con su futuro. Nada había que objetar en su comportamiento. En todo caso el que había cambiado la trayectoria no era otro que X. Él era el intruso.

Había logrado escabullirse de la grandilocuente despedida de soltero la semana anterior, excusando su asistencia por un fingido catarro, excusa que pudo arruinar amistad y familia, toda vez que cuando salía a entrenar el domingo a las 8 de la mañana, casi se cruza con los invitados de la despedida, que venían canturreando soeces coplillas incomprensibles. Pero aquella boda podía ser para X todo un drama, y lo que es peor: no sabía como evitarlo. Llegado el ágape, intentó guardar las formas, buscando la manera de irse justificadamente a la cama a una hora prudencial, que coincidía plenamente con la hora en la que los amigotes y la familia comenzaban a descorchar champán como aperitivo previo a las copas en la barra de la discoteca al aire libre del restaurante.

Conchi estuvo durante todo el tiempo escoltando literalmente a X, advirtiéndole mientras le pellizcaba en la cintura que no se le ocurriera irse, que era la boda de su sobrino predilecto, no vayas a lucirte como vienes haciendo últimamente.

X miró a su alrededor y no atisbó al frutero, muy amigo de la familia. Aquel individuo había sido, en opinión de Conchi, el que había creado todo el conflicto, una especie de alcahuete que había logrado que el correr sedujera a su X. Y para colmo su amigo frutero había tenido toda la sangre fría necesaria para no acudir a la boda, excusando cualquier cosa. Sabía que a estas horas ya se encontraba durmiendo, descansando para intentar mañana en la carrera de 13 kilómetros correr por debajo de los 4 minutos y 10 segundos el mil. Qué envidia. Tan evidente era la imagen de sus pensamientos en su rostro que Conchi soltó un fuerte suspiro y se levantó enfadada de la mesa, justo en el momento en el que Luís lo arrastraba literalmente a la barra, mientras comenzaba a tronar una abominable pachanga de canciones populares. La suerte ya estaba echada. Ahora ya daría igual que se quedara o que optara por marcharse. Así que, decididamente se marchó asumiendo todas las consecuencias. ¿Tan fuerte era su determinación?

¿QUÉ HA DE OCURRIR PARA QUE SURJA UNA NOVELA DE TU CABEZA?

  ¿Qué elementos se tienen que dar para que una novela surja de tu cabeza? Supongo que cada cual tendrá su propio método, su propia fuente d...